CHINATOWN.
Justamente aclamado thriller neo noir dirigido magistralmente
por el polaco Roman Polanski (se reserva un pequeño papel como sádico sicario),
que adapta uno de los mejores libretos de la historia del cine, el de Robert
Towne, entonces en la cresta de la ola en Hollywood, experto en mejorar guiones
(en la Meca del Cine esto se llamaba ‘Doctor de guiones’), lo hizo con “Bonny
& Cluyde”, en 1972, fue responsable (sin acreditar) de una de las escenas
claves de una de las mejores películas de la historia, “El Padrino”, cuando
Coppola le pidió ayuda para hacer una escena entre Michael y Vito Corleone,
donde el padre rebela sus aspiraciones rotas con su hijo (Coppola al recoger el
Oscar al Mejor Guión le agradeció en el discurso la aportación de Towne). Se
inspira libremente en las guerras del agua de California, una serie de disputas
por el agua del sur de California a principios del siglo XX, enfrentaron a los
trabajadores del sector agrario residentes en el valle de Owens con la ciudad
por los derechos del agua, y cuyo personaje principal fue el ingeniero jefe del
departamento de agua y energía el inmigrante irlandés William Mulholland aquí
su alter ego es Hollis Mulwray, por las cuales los intereses de Los Ángeles
aseguraron los derechos de agua en el valle de Owens.
Tiene en su fenomenal elenco interpretativo una de sus
mejores bazas, con un formidable protagonista en uno de sus mejores papeles,
Jack Nicholson (gran amigo del director, Polanski fue en la casa de este donde
tuvo su infame capítulo que lo llevó a tener que huir de USA, y que le hizo
este fuera su última obra en este país), espléndido como el detective socarrón
e inteligente Jake Gittes, un ex poli con un pasado que le atormenta con
epicentro en (de ahí el título) Chinatown (nunca se dice el que le pasó, el
comenta: "Estaba tratando de evitar que alguien resultara herido. Terminé
asegurándome de que ella no resultara herida", se le reserva la última
palabra a este barrio angelino)), mezclando el estilo testosterenil Bogart con
la modernidad de su estilo de humor y debilidades, tipo ingenioso, caustico, con
mordacidad en las réplicas, de fuerte carácter, un duro con corazón, que ve
venir la verdad antes que nadie pero no encuentra modo de detener al Mundo Real
mezquino en que vive. Towne escribió el guion con el actor en la cabeza, siendo
muy valiente poner al protagonista durante la mayor parte del metraje con el
rostro herido con un vendaje; con una sensacional y conmovedora Faye Dunaway, a
la que se le da un toque cuasi-místico con según palabras de ella una marca de
nacimiento, "un defecto en el iris". Una moderna femme fatale,
hermosa, enigmática, con secretos, encantadora, a la que la actriz dota de alma
y profundidad de calado emocional; teniendo de villano a un arrollador John
Huston (precisamente uno de los grandes del cine negro clásico con obras como
“El Halcón Maltés” o “La Jungla de Asfalto”) como Noah Cross, haciendo de un
carismático poderoso angelino ejemplo de toda la corrupción moral posible,
donde se funde lo íntimo y lo macro el salvaje capitalismo embestido en un tipo
tan omnipotente como para creer que todo lo puede. Tan cínico como para soltar
esta frase: “Políticos, edificios feos y prostitutas, todos se convierten en
respetables si viven lo suficiente”. Los Ángeles, ciudad nacida en un
desierto, lugar inhóspito, hay que hacerlo habitable con el agua, y para eso el
progreso recurre a males necesarios como este Noah Cross: "O llevas el agua a Los Ángeles o llevas
a Los Ángeles al agua".
Pero es que además Polanski es capaz de dar alma a
personajes en que solo aparecen unos segundos, como ese forense orondo siempre
tosiendo; el (perdón, por el palabro) cornudo del principio llorando ante las
fotografías (interpretado por el Burt Young, luego se haría mundialmente famoso
como cuñado de Rocky Balboa, siendo protagonista de una genial frase: ‘Trabajas
menos que el cuñado de Rocky’); los granjeros pendencieros; el niño que va en
un caballo blanco por el curso del rio seco; el rígido empleado de la oficina
de registros; el pequeño navajero encarnado por Polanski al que Jake recibe
preguntando a Mulvihill (Roy Jenson): "De dónde sacaste al enano?",
su respuesta es bastante cortante; también
Hollis Mulwray personalidad en apenas unas pocas escenas (interpretado
por Darrell Zwerling); excelente Diane Ladd en su rol trampantojo de ricachona
epicúrea de una sola secuencia; También los polis Escobar (Perry Lopez) y Loach
(Richard Bakalyan), dan mucho juego en sus escenas de tiras y afloja con Jake;
Le achaco (en mi búsqueda permanente de la perfección), que encuentro a los dos
socios detectives de Jake totalmente prescindibles, nada aportan, no tiene
personalidad alguna, es como si la mesa de edición los hubiera barrido.
La avaricia, la megalomanía, la decadencia moral, el
abuso del poder, la corrupción política, los sórdidos secretos familiares, ello
mediante un desarrollo sólido, excelso en como gotea información, todo desde el
punto de vista del protagonista, con diálogos prodigiosos, con situaciones que
rezuman realismo, dotando de una honda intensidad gran parte del metraje, con
ese pesimismo inherente al cine negro con respecto a la Condición Humana. Ello
con efluvios nítidos a los grandes escritores del género USA como Raymond
Chandler, Mickey Spillane, Dashiell Hammett y James M. Cain.
Sumándose una fascinante miscelánea entre los
mencionados dirección, guion, junto a la producción del ‘Niño Maravilla de
Hollywood” Robert Evans (había producido “Romeo & Julieta”, “Rosemary’s
Baby” o “El Padrino”), la exuberante ambientación obra del diseño de producción
de Richard Sylbert (“El mensajero del Miedo”, “Rosemary’s Baby” o “El
Graduado”), trasladándonos a los años treinta con una veracidad tangible,
apoyándose en la fenomenal cinematografía de John A. Alonzo (“Punto Límite
Cero”, “Mama sangrienta” o “Scarface”), no recurriendo al b/n clásico,
haciéndolo en un color sepia-ocre que parece trasladarnos a las postales de
este tiempo y lugar, creando sensación de aridez y sequedad en el espectador en
sus tomas exteriores siempre luminosas por un sol penetrante, jugando en la
nocturnidad con las sombras, con juegos visuales como cuando se refleja en el
objetivo de una cámara una escena que se va a fotografiar, filmando de modo
cuasi en primera persona de Jake, incluso cuando Jake queda inconsciente hay un
fundido a negro hasta que el prota recupera la consciencia, hay tomas desde su
nuca, y cuasi-siempre a la altura de sus ojos; Y todo esto adornado por la
hipnótica música creada por el maestro Jerry Goldsmith (“La Dimensión
Desconocida”, “Patton” o “La Profecía”), con sus nostálgicos solos de trompeta
(obra de Uan Rasey, participó en numerosas bandas sonoras como: An American in
Paris, Ben-Hur, Cleopatra, Gigi, My Fair Lady, Singin' in the Rain, Spartacus, West Side Story o Taxi Driver), de
resonancias melancólicas epidérmicas, ya desde sus (elegantes) créditos
iniciales en que emiten tristeza atmosférica, de reminiscencias fatalistas.
Obra que con el sello europeo de Polanski (lo que
pretendía Evans al ficharlo) es transgresoramente atrevida en sus temas y como
los trata, desde el modo de tratar el adulterio en sus fotos, el tajo en primer
plano de la nariz del prota, los guantazos a una mujer (hoy seguramente que el
protagonista y brújula moral hiciera esto sería imposible), como se muestra en
genial elipsis como ha saldado un matrimonio una infidelidad (vemos a la esposa
con un moratón en el ojo) o como se habla del incesto como una depravación de
los poderosos, la perversa ambigüedad moral en todo su esplendor. Entrelazando
el argumento de modo sibarita los entresijos familiares turbios con temas
sociales como la especulación inmobiliaria, los retorcidos gastos públicos
(para una presa cacareada para algo que no es). Todo ello en un crescendo
dramático brillante, donde el alienamiento y la toxicidad climática te cala,
para desembocar en un final que me resulta uno de sus defectillos, muy
melodramático y con lagunas en su exposición.
La línea clave del diálogo en la película es cuando
Cross le dice a Gittes: “Puedes pensar que sabes a lo que te enfrentas. Pero
créame, no lo hace”, a lo que Gittes responde riéndose y diciendo: “Eso es lo
que solía decirme el fiscal de distrito en Chinatown”.
Spoiler:
El final me resulta, para lo que es el film, algo
artificioso (igual producto de las desavenencia que hubo en la conclusión
entre director y guionista). Y es que se encuentran en la calle en Chinatown
Jake con el teniente de policía Escobar (tras haber el detective privado
escapado de este en una hábil maniobra), horas antes Gittes lo llevaba a
detener a Evelyn, hasta aquí todo correcto. Esposan al detective mientras este
echa la culpa del asesinato de Hollis a Noah que está junto a él. Pero entonces
aparece Evelyn junto a su hija (hermana) y con equipaje se monta en el coche,
mientras Noah pide a Evelyn la deje con su ‘nieta’ (engendrada por incesto con
su hija), ella forcejea y consigue montarla en el auto, mientras Noah discute
Evelyn saca un arma y le dispara en el brazo. Entonces uno de los polis saca su
pistola y la intenta detener mientras esta sale de allí sin hacer caso en su
coche con la hija. El poli dispara varias veces, y vemos a lo lejos que el
coche se detiene y a continuación oímos los gritos de la hija, se acercan y todos
allí y vemos a Evelyn desvanecida letalmente por los impactos de balas. Entoncedss
se porduce una grimante imagen con le enfermizo Noah llevándose entre sollozos
a su nieta/hija, escalofriante ver al mal con la inocencia pura de la joven. Y
tras todo, ante las quejas de Jake, el socio de este, Walsh (Joe Mantell) le
dice una de esas frases míticas de la historia del cine que remarcan el sino
trágico: “Olvídalo, Jake… es Chinatown”. El Mal vence, los ricachones y
poderosos, como tristemente sucede durante la mayor parte de la vida.
Bien, pues la laguna está en que cuando aparece Evelyn
para marcharse en el auto la policía allí presente (menudos socios tiene Jake,
le han traicionado y por eso le han pillado), estos no la detienen, pero si
estaban allí apra arrestarla! Esperan a que dispare a Noah, en el brazo, para
después matar moscas a cañonazos disparando indiscriminadamente a un coche con
una inocente adolescente subida, esto me chirría entre la perfección de todo el
metraje.
En 1991, la película fue seleccionada por la
Biblioteca del Congreso para su conservación en el Registro Nacional de Cine de
los Estados Unidos por ser "cultural, histórica o estéticamente
significativa".
Film nominado a 11 premios Oscar (desgraciadamente en
el año de “El padrino II”): Mejor Película, Director, Actor (Jack Nicholson),
Actriz (Faye Dunaway), Fotografía, Diseño de Vestuario, Dirección de Arte,
Montaje, Banda Sonora Dramática Original, Sonido, ganando el único Towne al
Mejor Guión Original . Los Globos de Oro la premiaron como Mejor Drama, Mejor
Director, Mejor Actor y Mejor Guión.
Chinatown está ambientado en 1937 y retrata la
manipulación de un recurso municipal crítico, el agua, por parte de un grupo de
oscuros oligarcas. Era la primera parte de la trilogía planeada por Towne sobre
el personaje JJ Gittes, las debilidades de la estructura de poder de Los
Ángeles y la subyugación del bien público por la codicia privada. La segunda
parte, “The Two Jakes” en 1990 y dirigida por Nicholson, tiene a Gittes atrapado
en otro acaparamiento de un recurso natural, el petróleo, en la década de 1940.
Pero el fracaso comercial y crítico de la segunda película echó por tierra los
planes para hacer “Gittes vs. Gittes”, sobre el tercer recurso finito, la
tierra, en Los Ángeles, alrededor de 1968.
El personaje de Hollis Mulwray se inspiró y se basó libremente
en el inmigrante irlandés William Mulholland (1855-1935), según la nieta de
Mulholland. Mulholland fue superintendente e ingeniero jefe del Departamento de
Agua y Energía de Los Ángeles, supervisó la construcción del acueducto de 370
km (230 millas) que transporta agua desde el valle de Owens hasta Los Ángeles.
Ángeles.
En la película, Mulwray se opone a la represa deseada
por Noah Cross y la ciudad de Los Ángeles, por razones de ingeniería y
seguridad, argumentando que no repetiría su error anterior, cuando su represa
se rompió y provocó cientos de muertes. Esto alude al desastre de la presa St.
Francis del 12 de marzo de 1928, cuando la presa había sido inspeccionada por
Mulholland el día de su falla catastrófica. La falla de la presa inundó el
valle del río Santa Clara, incluida la ciudad de Santa Paula, con agua de
inundación, causando la muerte de al menos 431 personas. El evento terminó
efectivamente con la carrera de Mulholland.
Según Robert Towne, Carey McWilliams 's Southern
California Country: An Island on the Land (1946) y un artículo de la revista
West titulado " Raymond Chandler 's LA". inspiró su guión original.
Tomó el título (y el intercambio "Qué hiciste en
Chinatown?" / "Lo menos posible") de un policía antivicio
húngaro que había trabajado en Chinatown y le explicó al escritor que la
complicada variedad de dialectos y Las pandillas del barrio chino de Los
Ángeles hicieron imposible que la policía supiera si sus intervenciones
ayudaban a las víctimas o fomentaban su explotación.
Towne quería que Cross muriera y Evelyn Mulwray
sobreviviera. El guionista y el director discutieron al respecto, y Polanski
insistió en un final trágico: "Sabía que, si Chinatown iba a ser especial,
no solo otro thriller donde los buenos triunfan en el rollo final, Evelyn tenía
que morir". Se separaron por esta disputa y Polanski escribió la escena
final unos días antes de que se rodara. El guión original tenía más de 180
páginas e incluía una narración de Gittes; Polanski cortó y reordenó la historia
para que el público y Gittes desentrañaran los misterios al mismo tiempo.
JJ Gittes recibió su nombre del amigo de Nicholson, el
productor Harry Gittes; Polanski aparece en un cameo como el gángster que le
corta la nariz a Gittes. El efecto se logró con un cuchillo especial que podría
haber cortado la nariz de Nicholson si Polanski no lo hubiera sostenido
correctamente.
Curiosidad: Cuando se rodó la película, Jack Nicholson
salía con la hija de John Huston, con lo que la escena en que el segundo
pregunta al primero si se está follando a su hijita, resulta con claro doble
sentido ácido.
Me queda un clásico imperecedero. Gloria Ucrania!
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