miércoles, 21 de septiembre de 2022

 



MARS ATTACKS!

Irregular, aunque en sus picos muy divertido film de ciencia ficción apocalíptica dirigido y producido por el singular Tim Burton. Mientras estaba ocupado preparando Ed Wood (1994), creía que “Mars Attacks!” sería una oportunidad perfecta para rendir homenaje a las películas de Edward D. Wood Jr., especialmente “Plan 9 from Outer Space” (1959), y otras películas de ciencia ficción B de la década de 1950, como “Invaders from Mars” (1953), “It Came from Outer Space” (1953), “The War of the Worlds” (1953), “Target Earth” (1954), “La invasión de los ladrones de cuerpos” (1956) y “Earth vs. the Flying Saucers” (1956). En 1.996 se estrenaron dos películas donde los extraterrestres nos invadían con inmensa flota de platillos volantes: una era "Independence Day", la otra esta "Mars Attacks!". Mientras la primera se agarraba a los convencionalismos, efectos visuales, al espectáculo enfocado de modo solemne, la segunda es una parodia mordaz de este subgénero catastrofista-apocalíptico, con influencias ya mencionadas, también se atisban a la kubrickiana "Dr. Strangelove…", a “Los Gremlins” (la historia en sí es un calco a nivel global de esta, con unos traviesos malos malísimos), e incluso a la novela (llevada tantas vences a la pantalla) de H.G. Wells “La Guerra de los mundos”. Ello con un guión del dramaturgo londinense Jonathan Gems (“1984), que se basó en la serie de cromos de Topps del mismo nombre, creada en 1.962 en plena Guerra Fría por los artistas Norman Saunders y Wally Wood, la serie de cromos "Mars Attacks!" de la compañía Topps tuvo una corta pero intensa existencia. Mostrando con notables dosis de cinismo, violencia y sexo una invasión marciana que dejaba el Mundo patas arriba, colección de cariz políticamente incorrecto fue retirada rápidamente por la polvareda de polémica que levantaron al estar dirigidos a los niños, por esto son un raro y codiciado objeto de coleccionista. A lo largo de los años, la bizarra invasión y destrucción de La Tierra presentada en "Mars Attacks!" intentó llevarse al cine.

 

Los dardos del guion y el cineasta de los cabellos revueltos se dirigen contra toda la sociedad americana, desde sus buenistas políticos, el militarismo, la cultura de las armas, contra los medios de comunicación, la vulgaridad de paraísos artificiales (Las Vegas). Ello tenido en la fachada un megalómano y (desaprovechado) elenco actoral, propio de los films de catástrofes que popularizó el productor Irwin Allen, con Jack Nicholson (en un papel dual, de POTUs y de empresario histriónico en Las Vegas, en ambos parece incómodo, resulta acartonado y sin ganas; Tim volvía a trabajar con él después de “Batman”), Glenn Close (en una parodia sin gracia de Nancy Reagan), Annette Bening (como una hippy insustancial), Pierce Brosnan (entre el interpretativo erial deja algo como el idealista consejero presidencial), Danny DeVito (como un abogado carroñero deja una buena escena cuando se ofrece a los alienígenas, y solo eso; estuvo con Burton en “Batman vuelve”), Martin Short (en un papel que se cree más gracioso que el insulso material que tiene), Sarah Jessica Parker (haciendo de sí m isma, y con ello siendo tan kitsch como inane), Michael J. Fox (como un presentador de noticias pomposo y sin chispa alguna), Rod Steiger (otro que aporta, con carisma aporta raza y visceralidad de Halcón militar), Tom Jones (haciendo de Tom Jones, y sin capacidad de reírse de sí mismo, se agradece que cante su popular tema "It's Not Unusual", pero cuando se repite ya cansa), Lukas Haas (actor dotado para más que este insípido rol), Pam Grier ( en un papel de pasaba por allí), Natalie Portman (parece extrañamente ausente), Jim Brown (en un personaje tosco, solo destacable pro la pelea que mantiene a puñetazos con los marcianos), Jack Black (escasito, tiene su escena cuando ataca a los marcianos y tras ello coge la bandera de las barras y estrellas para ofrecer su verdadero carácter), Lisa Marie (pareja de entonces de Tim Burton, hace una parición sin decir palabra como bombón sexy en realidad un caballo de Troya marciano, sin personalidad), Joe Don Baker (como un redneck que vive en un barrio de caravanas, aporta nervio y carácter, algo que es cuasi desértico en el film)  y Sylvia Sidney (gran actriz del cine de la edad de Oro, siempre es un placer verla; ya estuvo con Burton en “Bitelchus”) en su último papel cinematográfico; Tengo la impresión de que a la mayoría de intérpretes Tim Burton no les dijo que estaban en una comedia.

 

El desequilibrio del film viene que, tras su esperanzador inicio, cuando vemos por un camino del medio oeste USA a una manada de vacas correr despavoridas con el lo ardiendo en llamaradas, mientras unos granjeros lo observan impactados. Tras ello los muy imaginativos créditos iniciales en los que vemos saliendo de Marte cientos de platillos volantes, cual clásica imagen caricaturesca de los mismos (la icónica de dos platillos de música), ello adornado por una turbadora música de theremín. Pero cuando se inicia la película, el suflé se desinfla en medio de situaciones sin humor, aunque sepamos es una parodia, este de por sí no tiene chispa si no la goteas de situaciones sarcásticas ingeniosas, y de eso adolece la película. Nos pasamos media hora plana de presentación de personajes por los USA (Washington DC para retratar la fatuidad d ellos políticos; Kansas para retratar a los rednecks; y Las Vegas para retratar la superficialidad de los humanos), seres sin nada que decir, meros clichés más planos que un folio, figuras sin alma, que importa entre zero y nada lo que ves.

 

Pero todo este germinal tedio se interrumpe con el aterrizaje en Nevada de los marcianos, es su aparición la que nos saca del sopor. Y es que estos seres de otro planeta resultan muy divertidos, ya desde su apariencia guiñolesca, sus cabezones con la masa cerebral a la vista, sus ojos saltones, sus escafandras, sus armas que se asemejan a escopetas de agua de colorines, su modo de hablar cual patos, y sobre todo su gran vis cómica, ya desde su entrada con esa traducción de sus palabras ‘Venimos en son de Paz’, todos los allí presentes aplauden entusiastamente, sueltan una paloma blanca, la ve el embajador marciano, desenfunda su pistola y la achicharra, en algo que será recurrente en sus muertes, es ver que el cuerpo se le ilumina, tras lo que vemos sus esqueleto en verde (creo) y luego se carboniza (eso sí, para que no nos caigan demasiado mal, nunca contra mujeres o niños). Tras lo que comienzan un akelarre los marcianos contra todo el público. Marcando el tono de humor negro de la cinta, haciendo risas de las propias muertes, de la paloma de la paz, del buenismo. Y aún los humanos creen puede ser un malentendido cultural, lo que deriva en una escena transgresora Destroyer que puede ser el sueño húmedo de muchos, como es la aniquilación/pulverización del congreso USA y todos sus representantes. Tras ello entramos en la Guerra de los Mundos, estamos en un vaivén continuo, donde los sub tramas humanas son valles sin capacidad de generarme interés alguno (se salva el punzante gag en que el presidente de Francia telefonea al de USA para decirle que tiene buenas noticias, ha llegado a un acuerdo con los marcianos, en claro torpedo a los gabachos y como terminaron pactando con los nazis en la WWII con el gobierno de Petain), y solo espero saltemos a estos marcianillos perversos. Con gags desternillantes con el Obelisco de Washington (es alguna referencia fálica?), el Taj Majal (la peculiar sesión de fotos), el Big Ben, o la Isla de Pascua (improvisados bolos de moais), o el Monte Rushmore (el rediseño láser). También jocosos sus experimentos con humanos, como es ese intercambio de cuerpos con cabezas de perros. Delirante como persiguen a los humanos por las calles, con un  traductor que grita: ‘No corráis, somos vuestros amigos’. O como introducen a uno de los suyos en la White House. Seres creados por CGI de la Industrial Light and Magic, aunque Burton quería fueran en stop motion que rindiera homenaje a Ray Harryhausen, pero su alto coste hizo lo dejara. Los supervisores de stop motion Ian Mackinnon y Peter Saunders, quienes más tarde colaborarían con Burton en “Corpse Bride”, recibieron crédito por el diseño de personajes.

 

Posee un *rush final claramente influenciado por La Guerra de los Mundos. Donde aparecen los reventamientos de cerebros marcianos, en modo toon en su color pegajoso verde comic.

 

Spoiler:

En la Guerra de los mundos es un virus el que acaba con los invasores, aquí el virus es un tema musical cuando la abuela pone en un tocadiscos la canción de Slim Whitman, "Indian Love Call", y descubre que hace que las cabezas de los marcianos exploten. Entonces por todo el planeta la gente pone la canción, por altavoces en tanques, por radiocasetes, aviones y los marcianos comienzan a caer como moscas.


Las escenas en las que marcianos atacan China, Filipinas, Japón, Europa, África, India y Rusia se eliminaron del guión, dejando solo París y el Taj Mahal. Comentó Gems. "Tuvimos cosas como que Manhattan fue destruida edificio por edificio, la Casa Blanca y también el Empire State Building. Warner Bros pensó que todo esto sería demasiado costoso, por lo que eliminamos la mayor parte para reducir el costo". Discutiendo más a fondo las diferencias entre Mars Attacks! E “Independence Day”, Gems afirmó, "Independence Day es más como una película llamada Fail-Safe y Mars Attacks es como Dr. Strangelove", en que ambas películas tenían una historia similar, pero con diferentes tonos.

 

Howard Stern afirmó que el clímax de la película, donde un ataque de los marcianos fue frustrado al tocarles canciones de Slim Whitman, fue creado originalmente por él cuando trabajaba en WNBC en 1982, en un boceto llamado "Slim Whitman vs. The Midget". extraterrestres de Marte".

 

Al diseñar al marciano (interpretado por la novia de Burton, Lisa Marie Smith) que seduce y mata a Jerry Ross (Martin Short), la diseñadora de vestuario Colleen Atwood se inspiró en fotos de Marilyn Monroe, y el trabajo de Alberto Vargas y Jane Fonda en “Barbarella” (1968); La banda sonora de la película fue compuesta por el compositor habitual de Burton, Danny Elfman, con quien Burton se reconcilió después de una pelea que ocurrió durante “Pesadilla antes de Navidad” (1993). Se adapta bien al tono del film, pero no trasciende como muchas otras del músico; El diseñador de producción Wynn Thomas (“Inside Man” o “Figuras ocultas”) tenía la intención de que la sala de guerra rindiera homenaje al Dr. Strangelove (1964); La destrucción del hotel de Art Land fue una grabación de la demolición nocturna real del Landmark Hotel and Casino, un edificio que Burton deseaba inmortalizar.

 

Desigual film, que me hubiera gustado ver desde la óptica de los marcianos, que so n más ricos en carácter que estos humanos ñoños y cursis. Gloria Ucrania!!!

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