LOS ENCANTOS DE LA
GRAN CIUDAD.
Infravalorada comedia
realizada por Arthur Hiller, una endiablada comedia, que me recuerda en gran
medida a la obra maestra de Billy Wilder “Un, dos, tres”, por su trepidante
ritmo en el que no paran de suceder cosas encadenadas brillantemente unas a
otras para componer un todo fascinante de humor permanente, en un increscendo
humorístico maravilloso, donde la empatía con el sufrimiento de los personajes
es determinante para mimetizarse con esta odisea urbana, en lo que es una dura
crítica solapada al egoísmo y el egocentrismo de las grandes ciudades, y a la
vez y aunque contradictoriamente es un homenaje a Nueva York, a su locura
permanente, a su caos, a su día . Una excelente comedia escrita por el gran y prolífico Neil Simon (“Descalzos por el parque”,
“La extraña pareja” o “California Suite”), su segundo guión original (primero
en solitario), originalmente el dramaturgo Simon planeó su historia para formar parte de un cuarteto de subtramas en su obra para Broadway “Plaza Suite”, (inspirándose en un viaje del músico David Merrick llevó
a Boston en 1967), pero se dio cuenta, las posibilidades cómicas eran lo suficientemente
numerosos como para justificar un tratamiento de larga duración, y la acción
era más apropiado para la gran pantalla que para el teatro. Protagonizada por dos actores
en estado de gracia, Jack Lemmon y Sandy Dennis, apareciendo en pequeños
papeles otros reconocidos cómicos estadounidenses, todos embarcados en una
aventura que despliega un torrente infinitos de catastrofiucas desdichas una
sobre otra. Esta cinta la he visto con motivo de la reciente muerte del
realizador Arthur Hiller (17 de agosto de 2016 a los 93
años), vi primero un film inédito para mí, precisamente el más famoso y exitoso
(comercialmente) film del director, “Love story”, y fue una decepción tan
enorme que tuve que intentar lavar su memoria con una obra que tenía alejada en
el tiempo de la última visión, pero que la recordaba con buen regusto, esta “Los
encantos de la gran ciudad”, y al verla me he reconciliado con Hiller, he
disfrutado tanto, me he reído tanto, que el comprobar que “Love story” y esta
son del mismo año, y el pastiche romántico fue un tsunami de éxito taquillero y
esta comedia un fracaso, me ha dejado desencantado con una masa de espectadores
que... bueno, me autocensuro, pero en los puntos suspensivos iba un exabrupto. Un
film que en su revisión se nota fresca, no solo no ha perdido con el tiempo, ha
ganado.
Narra la
historia de Georg Kellerman (Jack Lemmon) y Gwen (Sandy Dennis), casados hace
14 años y padres de dos hijas. Viajan desde su
ciudad natal de Twin Oaks, Ohio, lugar de nacimiento y residencia, a NY, porque Georg
se ha de entrevistar con un alto ejecutivo de la empresa en la que trabaja, del
que depende su prácticamente seguro nombramiento como vicepresidente de la
división de ventas en NY. Es el candidato mejor situado y sus probabilidades de
promoción son muy elevadas. Desde el momento
en que salen los contratiempo se acumulan una tras otro, cual juego del destino
que trata de impedir llegue George a tiepo a su crucial cita.
Es una cinta
con un discurrir frenético, embarcándonos con este veterano matrimonio en una
odisea en formato de comedia, donde la miga del humor reside en el choque entre
este par de cándidos enfrentados a un mundo hostil, donde la ciudad de Nueva
York se convierte en el “villano” de la historia, un malvado desalmado que
maltrata una y otra vez a este binomio de ingenuos, y a la par también saltan
chispas de comedia de las fricciones entre los esposos, de diferentes y
marcadas personalidades, él, George, un enfermo de la puntualidad (trabaja para empresa fabrica instrumentos de precisión), de la precisión , de planificar, maniático defensor de
sus derechos (fabuloso running-gag que tras un enésimo traspiés saque una hoja
y un boli para apuntar el nombre del ínclito chivo expiatorio de sus penas), y
ella, Gwen, tímida, apocada, sumisa, cariñosa, aguantando resignada los errores
y ataques de ira de su marido. El humor reside en gran medida en cómo afronta
el dúo las inesperadas desgracias que surgen una tras otra, en cómo nos
identificamos con ellos, por lo bien delineados que están, en lo creíbles que
son los contratiempos, y de cómo se van hilando, en sus sabrosos y mordaces
diálogos, en su brillante combinación de humor físico, oral orgánico, en sus
divertidos momentos de acción, inundando la pantalla de vitalidad, alegría,
ironía, cinismo, un chute vitalista espléndido. De esas películas que deseas
que no acabe, para ver la siguiente desventura que les puede acontecer, cosa
que te preguntas constantemente.
Es un argumento sencillo, pero
paradójicamente su guión es rico en matices, en hondura, en reflexión, ello
haciéndonos pensar en el egoísmo, en el altruismo, en el estrés de la vida en
la gran ciudad, en la soledad entre la multitud, en la defesa de tus derechos,
en el valor de una vida tranquila por encima de una llena de lujos. Para ello
la cinta arranca en el cielo azul de Ohio, con sus carreteras tranquilas, y una
vez que la dejan atrás comienzan los infortunios, desvíos aéreos, overbooking
ferrovial, la lluvia, huelgas, ladrones, secuestradores, y más y más tropelías
durante 24 horas arrolladoras, una pesadilla urbana donde se produce la
tormenta perfecta de factores en contra, los elementos “malignos” se ponen de
acuerdo para hacer un “Infierno” para los Kellerman, y ellos lo afrontan todo
con enorme dignidad, lo cual provoca aún más risas.

La puesta en escena resulta
prodigiosa, contribuyendo a dotar de ritmo fluido al relato, gracias entre
otros elementos a los cambios continuos de escenarios, esto impulsado por la
vibrante dirección artística de Charles Billey (“El exorcista”, “Serpico” o
“Tarde de perros”), filmándose en localizaciones de Long
Island, el Central Park, la estación Grand Central,
el Hotel Waldorf Astoria y el Aeropuerto MacArthur, de NY, este último
haciendo las veces del terminal del aeropuerto de Ohio, y en el Aeropuerto Logan y la South Station,
de Boston. Todo esto ensalzado rítmicamente por la fotografía
Andrew Laszlo (“Los amos de la noche”, “Acorralado” o “El chip prodigioso”),
que se erige en el tercer miembro de la pareja (valga la incoherencia), con
ágil cámara en mano, derivando en sensación de realismo verité
cuasi-documental, parodiando algunos spots y secuencias de moda en aquel
tiempo, como la escena en que Gwen en Central Park aparece con galletas y corre
hacia George, que también corre, lo vemos en slow, ello mientras un gran perro
desea el alimento, en lo que es una sátira de una anuncio romántico de
entonces, se suman lindas panorámicas que enaltecen la beldad urbana de la Gran
Manzana,sabiendo provocar emociones con tomas opresivas, como el tren
abarrotado, con colorido arenoso, con primeros planos que extraen los mejor de
las interpretaciones, extrayendo el humor de la gesticulación, del lenguaje
corporal. Se añade un dinámico y setentero score de Quincy Jones (“En el calor de la noche”, “El prestamista” o “El color
púrpura”), con rítmicas melodías de percusión y viento, adornando la acción
justo cuando debe, no estorbando, sin ser intrusiva, pero estando en momentos
claves para adornar y potenciar el humor y el sinsentido cuasi-kafkiano de
estos infelices.
Jack lemmon está radiante en
su rol de George Kellerman, con un arco de desarrollo excelso, vemos como
evoluciona a medida que las dificultades comienzan la interminable traca,
pasando gradualmente por varios estado de ánimo, fabuloso, la ira, la rabia, los
nervios, el abatimiento, una actuación vibrante de energía, su naturalidad para
la comedia es extraordinaria, su eléctrica verbalidad, su ultraexpresivo
lenguaje gestual y corporal, un Titán. Sandy Dennis está tremenda en su rol de
abnegada, sufrida y dócil esposa, un apoyo a Lemmon espectacular,
compenetrándose con él de modo sublime, con una gestualidad fascinante, una
empatía estupenda, sabiendo sobresalir frente a su partenaire, siendo el
contrapunto amable a los ataques de irritación de su esposo, teniendo para sí
uno de los running-gags(divertidísimo), de cómo a cada adversidad ella responde
con un "Oh Dios mío!" cada
vez que nuevo desastre sobreviene la pareja pobre. Ambos juntos desprenden una gran
química en pos de una vis cómica soberbia, saltan chispas de humor, la frescura
con que se compenetran es magna. El resto de secundarios son solo pequeños
papeles sin peso alguno, eso sí, la mayoría encarnados por cómicos locales
deimportancia en su momento.
Spoiler:

Poner los momentos
recordables es una sucesión cuasi-interminable, y es que el film es un gag
sobre otro, relatare sus vicisitudes y a cada una solaz divertimento: Por
motivos del tráfico aéreo y problemas meteorológicos su vuelo no aterriza en
Nueva York a la hora prevista, es desviado a Boston; no aparecen las maletas
cuando les quedan 20 minutos para coger el último tren a Nueva York; Cuando
llegas al tren se equivocan y lo pierden; Lo cogen en taxi en la siguiente
estación y este está en overbooking y por tanto se les ha acabado la comida; En
Nueva York hay huelga de transporte y deben ir al hotel caminado por 8
manzanas, para colmo les llueve a mares; El hotel les ha cancelado la reserva
por no llamar que llegaban tarde; Un tipo les engaña y roba por la calle, y
encima sigue lloviendo a mares; Que en un coche policial sean secuestrados por
unos ladrones; Los abandonan en Central Park en plena noche; Agotados se echan
adormir bajo un árbol y la mujer le da un tipo sospechoso el reloj de él; Gwen
consigue comida y se la quita un perro grande; Intentando ayudar a un niño
perdido en Central Park, George es tomado por la policía montada por un
pederasta y deben huir por el parque; Que por la calle le explote cerca a George
una tapa de alcantarilla; Se ven envueltos en una manifestación anticastrista y
son tomados por pro-comunistas cubanos; Ya en el hotel no pueden abrir las
maletas que les han llegado por que la llave la tenían en la cartera robada; En
el epílogo, de vuelta a casa, cuando ya han decidido no aceptar el trabajo y
regresdar a su cómoda vida en Ohio, el avión es secuestrado, algo muy en boga
por entonces.., ah, se me olvidaba ha Gwen se le rompe un tacón del zapato y a
George se le rompe un diente, con lo que en las s silba, delirante.
Muchos de los incidentes
descritos en la película son reflejando acontecimientos de la vida real que
había en el tiempo, especialmente en Nueva York. Algunos de los incidentes descritos incluyen: La huelga de transporte
que padecen los Kellerman, hubo en la vida real en la ciudad de
Nueva York una huelga de transporte de 1966, que comenzó el
día de Año Nuevo de 1966; La huelga de saneamiento representada en la película
refleja la de 1968 que también afectó a la ciudad; El estado ruinoso y el mal
servicio del tren abarrotado que los Kellerman toma de Boston a Nueva York
refleja la disminución del servicio ferroviario de pasajeros que ocurre en todo
el país a finales de 1960; Los atracos y robos sufridos por los Kellerman reflejan
el aumento de la criminalidad en muchas ciudades americanas importantes en el
momento, especialmente en la de Nueva York. Además, la ciudad Central Park
de Nueva York es retratado como un refugio para el crimen, el cual refleja la realidad
del momento.
En conjunto una notable
comedia, un exuberante catálogo de catástrofes y desdichas enfocado de modo humorístico
supremo, a la que por ponerle un pero le falla un poco el final, podría haber
sido más mordaz y no políticamente correcto con la oda a las pequeñas
comunidades. Fuerza y honor!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario