MEMORIAS DE ÁFRICA.
Notable film de Sydney Pollack que combina con
equilibrio el melodrama romántico intimista con el aroma a evocador a cine de
aventuras, gracias a una puesta en escena prodigiosa donde se combinan unos
bellísimos escenarios africanos, atomizados por una extraordinaria fotografía
de David Watkin, envuelta en la sublime música de John Barry, aderezado por un hábil guión de Kurt Luedtke
(“Caprichos del destino”), y esto con una pareja con una química profunda. Una
historia que se basa libremente se basa libremente en el libro autobiográfico “Memorias de
África” escrito
por Isak
Dinesen (seudónimo Karen Blixen ), publicado en 1937, con material
adicional del libro de Dinesen “Sombras
en la hierba”, de “Isak Dinesen: The Life of a Story Teller” , de una biografía
de Denys Finch Hatton escrita por Errol Tzebinski, y de la biografía de Judith
Thurman “Isak Dinesen”, con añadidos del propio guionista al estilo de
escritura lírica de Karen Blixen, cuenta una serie de seis episodios enlazados
de la vida de Karen, intercalados con su narración, ello durante su estancia en
Kenia de 1914 a 1931, mientras el territorio era una colonia d ela corona de
Inglaterra. Este era un proyecto
que circuló por Hollywood durante décadas, Greta Garbo estuvo cerca de
filmarlo, y realizadores como Orson Welles, David Lean o Nicholas Roeg estuvieron
tras él, hasta que en 1985 Pollack se hizo con la historia y la hizo coincidir
con el centenario del nacimiento de la escritora, junto a la ayuda de un gran presupuesto para
la época, 28 millones $, de la Universal, ello para hacer uno de los icono de
los 80, ello con gran éxito de público y crítica, ganando siete Oscars, película
(Sydney Pollack), guión adaptado, (Kurt Luedtke), dirección (Sydney Pollack),
dirección artística (Stephen B Grimes y Josie MacAvin), fotografía (David
Watkin), sonido (Chris Jenkins, Gary Alexander, Larry Stevensvold, Peter
Handford), música (John Barry), y otras cuatro nominaciones sin premio, actriz
(Meryl Streep), secundario (Klaus Maria Brandauer), vestuario (Milena Canonero),
montaje (Fredric Steinkamp, William Steinkamp, Pembroke J Herring, Sheldon
Kahn). Sydney Pollack dijo sobre de lo que iba la cinta "El tema de la
película es el de la libertad contra la posesión".
Estamos en 1913, la
protagonista es Karen Dinesen (Meryl Streep), una joven danesa perteneciente a
una acaudalada familia, estamos en 1913 y tras un desengaño amoroso se casa con
su primo, el Barón Bror von
Blixen-Finecke (Klaus Maria Brandauer), matrimonio de conveniencia y sin amor,
ella se beneficiaria de su noble abolengo, y él de su dinero, tras el casorio
viajan a Kenia, entonces colonia británica, allí el Barón tiene una granja de
vacas, una vez allí Bror decide dar un giro al negocio y decide invertir en una
plantación de café. Bror pasa gran tiempo fuera cazando, mientras Karen se
encuentra sola, hasta que en su vida irrumpe un aventurero cazador, Denys Finch
Hatton (Robert Redford).

Pollack nos regala una
historia de un romanticismo épico, revestido con un indudable aroma a clásico
imperecedero, ello con un ritmo sereno y en momentos contemplativo, quizás
influenciado por la visión de Karen en su autobiografía <... a los nativos no les gusta la velocidad, ya que no nos gusta el ruido
...". Un recorrido por el edén de la África colonial, por parajes
formidables que destilan aventura, siendo visualmente y musicalmente
portentosa, esto no resulta artificioso pues sirve para como Karen nos vayamos
enamorando de estos bellos lares, y todo esto engarzado a una historia de amor
en que al espectador se le trata de adulto, sin sensiblerías, ni maniqueísmos
torticeros, con una historia de amor que te emociona, de cala, contada con una
elegancia prodigiosa, se tratan con hondura temas como la soledad, la necesidad
de dejar de estarlo, el amor verdadero, el espíritu aventurero, los matrimonios
de conveniencia, el vivir sin ataduras, la muerte, las ansias de libertad,
contrapuesto esto a la ansias del amor en tener la posesión del otro, el amor
como sentimiento paradójico, lo das todo en señal de sumisión, pero a la vez
esperas todo de el otro, en señal egoísta. Llama la atención el retrato
adelantado a su tiempo de una mujer, un gran alegato vitalista a favor de la
mujer libre, de sus ansias de vivir, de ser autosuficiente, de no ser un mero
florero, como le dice Karen a Bror después de su odisea para llevarles víveres
al ejército <Ha sido divertido>, como es la que echa al marido de casa,
la que domina las situaciones, maravillosa. Asimismo es un fresco un tanto
idealizado del colonialismo en África, apenas se incide en los problemas de los
colonizados, si acaso vemos como Karen intenta occidentalizarlos enseñándoles
su cultura con una escuela.

El guión construye a
personajes de gran solidez, delineados de modo muy humano, con sus defectos,
imperfecciones y matices, enlaza de modo virtuoso los diferentes momentos, lo
hace goteando el relato de grandes secuencias, con diálogos brillantes, y
sabiéndolo conjugar con expresividad gestual de miradas, roces, lavados de
cabello, sonrisas, silencios intensos, excelentes recursos. Todo mezclando los
toques intimistas con la aventura, lo épico con lo introspectivo.
Meryl Streep le da un
carácter fuerte, racial, vigoroso, vitalista, valiente, aventurero, sabe emitir
erotismo, romanticismo, y toda una gama de emociones torrencial, se mimetiza de
modo grandioso con el personaje lo hace suyo, curiosamente Pollack no tenía
claro que diera con los matices sensuales del personaje, pero las dudas
quedaron despejadas al aparecer ante el director con blusa escotada y sostén push-up. Robert Redford otorga a su Denys un halo de
aventura, de espíritu libre, de simpatía, de arrojo, de romanticismo, de
empatía, con esa pose de héroe salvador, de maduro apuesto, de sonrisa
encantadora, si yo que soy muy hetero..., y entre el actor y Streep una
compenetración con el tiempo se ha hecho mítica, Redford trabajó en siete films
con el director, siendo su actor fetiche, en “Propiedad
condenada” (1966), “Las aventuras
de Jeremiah Johnson” (1972), “Tal
como éramos” (1973), “Los tres
días del cóndor” (1975), “El
jinete eléctrico” (1979) y “Habana” (1990). Klaus Maria Brandauer ganó el Oscar por su gran encarnación del Baarón Bror, le aporta
carisma, temple, flema, y mucha entereza, era la única opción para el rol de Pollack.

La puesta en escena resulta
antológica, rodándose en África en los escenarios naturales que sucedieron los
hechos narrados, en el shaba National Game Reserve en Kenia, con un sobresaliente diseño de producción de Stephen B. Grimes (“La hija de Ryan”,
“Yakuza” o “Dublineses”), en las colinas Ngong, con figurantes de descendientes
de los Kikuyu, la casa de Karen en que se rueda no es la real, esta es ahora el
“Museo Karen Blixen”, es la casa Mbagathi, cerca del museo, una lechería
actualmente, y en casa Scott, reformada para el rodaje, la casa del Gobierno
Colonial británico fue la Escuela de Nairobi, el tramo inicial en Dinamarca es
en realidad en Surrey (Inglaterra). Esto enaltecido por la sibarita fotografía
de David Watkin (“Robin y Marian”, “Carros de fuego” o “Hamlet”), componiendo
cuadros de una belleza descomunal, lienzos formidables, de un cromatismo
fulgurante resaltando los paisajes africanos, jugando con épico con los
claroscuros, el crepúsculo de los amaneceres, con expresivos primeros planos,
siendo Magno el tramo del paseo en avioneta, y se le suma la Colosal música de
John Barry (la mítica melodía de James Bond, “Fuego en el cuerpo” o “Bailando
con lobos”), una estremecedora melodía que se te hunde melancólicamente en el
subconsciente para siempre, una de las partituras que entra por derecho propio
en el Olimpo de las mejores de la historia del Cine.
Momentos
recordables: El evocador inicio con la narración en off de Karen recordando a Denys
en África, con imágenes que lo dibujan cual silueta sobre el horizonte de la
sabana, cual espíritu libre; "Yo
tenía una granja en África, a los pies de las colinas de Ngog", mítica
frase con la que se llega a África en este hermoso film, oída mientras vemos un
precioso plano de las llanuras africanas surcadas por un tren a vapor, cual
bestia de la “civilización” entrando en terreno virgen, dejando un surco de
evocación a tiempos mejores... al menos recordados mejor; Cuando una noche
Karen tiene de visita en su hacienda a Berkeley y Denys, tras cenar ella les
inventa una historia a la que da pie Denys en un poético juego con "Había un chino llamado Cheng Huan y una chica
llamada Shirley…", oímos el comienzo sobre un plano de una vela, y tras
una delicada elipsis la vela está consumida y acaba el cuento entre
degustaciones de copas de coñac, tumbados los hombres absortos con el relato
sobre una alfombra al calor de una chimenea, muy lírico; El tramo de aventura
que define el espíritu indomable de Karen, cuando lleva en persona los víveres
al ejército inglés, cientos de millas por la salvaje sabana, con el divertido
encuentro con Berkeley y Denys, el primero alienta a Denys convenza a Karen
vuelva a su casa, Denys únicamente le da una brújula y le dice irónicamente que
no se preocupe por ellos, que estarán bien, el ataque de los leones al ganado
con Karen intentando espantar a un león a latigazos, terminando en el homérico
momento de la llegada de Karen al campamento inglés, ante las incrédulas
miradas de todos, Broro la saluda flemáticamente y la vemos a ella despeinada y
mugrienta;
Un sensual momento por la
carga erótica que consigue imponer Pollack a un simple lavado cabello, cuando
Denys se lo lava a Karen a orillas de un río, mientras él le recita ‘La canción
del viejo marinero’ de Samuel Coleridge, de reminiscencias claramente sexuales,
él le enjuaga el cabello y el rostro de ella es cuasi de orgasmo, mientras
vemos un reguero del agua correr en yo entiendo señal eyaculativa.
El tramo más famoso del film,
el paseo en avioneta de Denys y Karen, él aparece por el cielo y aterriza en la
granja de Karen, y la invita a subir al aparato, ella le pregunta que cuando
aprendió a pilotar y el responde que ayer (!!!), entonces se produce uno de los
momentos más mágicos que hayan sucedido sobre una gran pantalla, un evocador
vuelo deleitándonos con los espectaculares paisajes de la sabana africana, ríos
sinuosos, selva, impresionantes cataratas, cráteres frondosos de vegetación, manadas
de animales corriendo sobre la verde estepa, el descenso épico sobre el lago
con miles de flamencos ahuyentados por el biplaza, ello nos hace sentir el
tercer pasajero, sintiendo como Karen y su expresión de felicidad, donde la
colosal fotografía se funde de modo cuasi-onírico con la apoteósica música, con
el romántico momento en que Karen pone su mano hacia a tras para Denys se la
coja, ello mientras surcan las nubes, provocando el éxtasis idílico en el
espectador, Epicúreo.
El entierro de Denys, sobre una verde colina,
mientras un sacerdote recita unos versículos de la Biblia un guerrero africano
con su lanza y escudo observa en el horizonte, Karen recita un poema de A. E.
Housman como panegírico, cuando termina sollozante el guerrero ya no está; Como
en el club de hombres invitan a Karen a tomar una copa, ello en tributo a su
indómita personalidad, todos los hombres se levantan en su honor; Como en el
epílogo cuenta Karen que a la tumba de Finch va un león y una leona con
frecuencia, a dormir sobre sus enterrados restos.
“Cuando los Dioses quieren
castigarnos atienden a nuestras plegarias” (Karen).
“En esta vida estamos de
paso”, “No te querré más por un trozo de papel” (Denys)
-Podías haber pedido permiso.
(marido de Karen a Denys al enterarse que este vivía con ella)
-Ya lo hice; y ella me lo
dio. (Dennis al marido)
Spoiler:
Los dos últimos bloques del film son, primero una reflexión sobre las
experiencias de Karen en Kenia y en el epílogo una lírica descripción de la
tumba de Finch Hatton, tomadas de su libro “Memorias de África”.
Diferencias entre los hechos
reales y los reflejados en el film: En el film Karen y Denys se conocen en las
llanuras africanas, en realidad en un club de caza; Denys estuvo lejos de Kenia
durante dos años en misiones militares en Egipto, a esto no se hace mención alguna durante el metraje; Denys comenzó a
volar y a organizar safaris tras estar viviendo con Karen, en el film esto se
expone que fue antes; Karen estuvo al menos una vez embarazada de un hijo de Denys, sufriendo un aborto involuntario, esto se obvia en el film; Denys era
inglés, de hecho Redford preparó su rol con acento británico, pero Pollack
decide no hacer mención de esto, ni de su procedencia, hacerlo neutral, el
director pensó esto podría desviar la atención del espectador.
Como defecto habría que decir
que orgánicamente el desarrollo se siente un tanto contemplativo en algunos
tramos, de los que el espectador medio puede llegar a desconectar, también se
puede llegar a a sentir que la ambientación está por encima de la historia. Aún
con esto una muy notable cinta, de las que se te quedaran por siempre en la memoria por su poder sugestivo,
tiene mucho de los motivos por los que se haa hecho grande el cine. Fuerza y
honor!!!
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