EL CREPÚSCULO DE LOS DIOSES.
Una de las cumbres del Séptimo
Arte es esta Obra maestra del genial Billy Wilder, una mordaz mirada al ombligo
de Hollywood, a sus juguetes rotos, a la trastienda donde se apilan estrellas
del pasado que quedaron enfermas de halagos y lisonjas, el patio trasero de la
fábrica de sueños, lo que se esconde tras el glamur, una punzante desconstrucción
de los mitos. Wilder realiza una miscelánea de géneros entrelazados de modo
memorable, el drama, la comedia, el noir, y hasta del terror, gracias a un
fascinante guión del propio director, Charles Bracket (también productor del
film), en su última colaboración con Wilder, trabajaron juntos en multitud de
libretos (“Ninotchka”, “Bola de fuego” o “Días sin huella”), en colaboración D.
M. Marsgman jr, lo ficharon tras quedar impresionados los dos con una crítica
en la revista Life del film de Wilder “El vals del Emperador” (1948). La cinta
te atrapa desde su original y fresco inicio en que se rompe todo lo
establecido, la historia la va a contar en flash-back un muerto, el que será el
protagonista y a partir de aquí un devenir de situaciones y diálogos acerados,
puntiagudos y corrosivos, con un goteo de mala leche extraordinario, con una
construcción de personajes sublime, con complejidad de sublecturas fenomenales.
Todo esto apoyado en una gran ambientación y unos actores en estado de gracia,
sobre todo una excelsa Gloria Swanson. Todo en un film que es un a la vez un
homenaje ya ácida crítica al cine, con un torrente de guiños cinéfilos, con un
torrente de referencias, donde realidad y ficción se rozan de modo nostálgico.
El film fue nominado a 11 Oscars, ganando 3, guión, música (Franz Waxman) y
dirección artística en b/n. La calle a que hace referencia el título original,
“Sunset Boulevard”, discurre a través de Los Ángeles y Beverly Hills, California.
Estamos en Hollywood a final
de la década de los 40, en Sunset Boulevard hay una mansión decadente con una
piscina y en ella un cadáver que nos va a contar como fue a parar allí,
retrocedemos en el tiempo seis meses atrás, es Joe Gillis (William Holden), es
un guionista en horas muy bajas, con numerosas deudas que no consigue vender
sus guiones, huyendo de unos acreedores se esconde por casualidad en una gran
casa en la calle Sunset Boulevard, la gran vivienda parece abandonada, pero oye
que lo llaman del interior, el mayordomo, Max (Erich Von Stroheim), de la
residencia lo toma por otra persona y el guionista entonces conoce a la dueña
de la finca, Norma Desmond (Gloria Swanson), una antigua estrella del Hollywood
del cine mudo caída en desgracia tras llegar el sonoro, tras charlar Gillis
encuentra una salida a su maltrecha economía en la reescritura de un guión que
escribe Norma, “Salomé”, que espera ella protagonizar siendo su triunfal
reentrada en el cine, pero lo que en principio parece un trabajo que le dará un
dinero fácil se convierte en una odisea de tintes patológicos. En la historia
tendrá gran importancia la lectora de guiones para la Paramount Betty Schaefer
(Nancy Olson).
La obra es un aguijón en el
corazón de la industria hollywoodiense, de ferocidad soterrada, una sórdida
radiografía de este mundo, en la que Wilder consigue oprimirnos, asfixiarnos,
hacernos sentir como Gillis. Arremete contra productores, maravilloso cuando
una de la Paramount le dice con sorna que él rechazó el guión de “Lo que el
viento se llevó” porque pensó que a nadie le interesaría una película sobre la
Guerra Civil, arremete contra los representantes, maravilloso cuando Gillis va
a pedirle ayuda al suyo y este, que está en un campo de golf jugando le espeta
que los mejores guiones se escriben con la tripa vacía, arremete contra los
guionistas en la figura de su patético protagonista Gillis, arremete contra las
estrellas que no saben dejar de serlo, un desmenuzamiento desarrollado con una
habilidad portentosa. El relato avanza de modo sugestivo, con sarcasmo e
ironía, mezclando elementos de humor negro con otros melodramáticos de los que
te dejan una mueca incómoda, salpicada la trama de desolación, amargura, frustración,
y mucha melancolía. Una emotiva y a la vez turbadora carta de amor al mundo del
cine, en donde no faltan los habituales toques Wilder de jugar con elementos
inertes, el coche de época Isotta-Fraschini, el estuche
del tabaco, la cadena del reloj, y por supuesto la piscina.
Un estudio de personaje con
torpedos de profundidad, una ex estrella que vive recluida en una mansión (co-protagonista)
decadente, vetusta, barroca, vintage para su tiempo, en clara alegoría con la
personalidad de la protagonista, las dos, la mansión y Desmond han vivido hace
décadas sus mejores momentos, ahora solo son una sombra de lo que fueron, la
mansión se ha convertido en una especie de castillo de vampiresa, al que llega
un “inocente” que es vampirizado por esta, lo va consumiendo por dentro,
primero ve en él en ella la salida a sus problemas económicos y luego siente
una lástima por su suicida comportamiento que le hace no poder dejarla. Ella es
la imagen de una estrella creada en el cine mudo, una figura que al llegar el
sonoro fue apartada por el público y dejada en la parte de atrás criando polvo,
enmoheciéndose en su propia creencia de que se es alguien por siempre, sus años
de gloria ya pasaron y nunca volverán, lo malo es que ella no quiere saberlo,
siente la necesidad extrema de ser adulada como un mito. Un film que habla con
calado de temas como la soledad, la prostitución en todas sus vertientes, del
instinto de supervivencia, de la demencia, de la mentira, del miedo al fracaso,
de la egolatría y mitomanía, y sobre todo del trastero de Hollywood donde se
acumulan estrellas apagadas, lo tóxico es que ellas no lo saben.
Gloria Swanson es un Titán, un
Coloso que se mimetiza con su personaje, lo posee, su histrionismo exagerado le
queda magistral a Norma Desmond, personaje que vive en una actuación infinita
de sus films mudos, espléndida su gestualidad, mirada honda, como deja
traslucir sus emociones de modo diáfano, refleja con fuerza sutil la languidez
de alguien que fue alguien hoy solo es un recuerdo nebuloso, deja traslucir su
soledad, su tristeza, su sordidez, es una diva fatua, egocéntrica, patética,
madura, frágil, a las puertas de la demencia, Magna, y para la Historia del
Cine su primer plano en que acaba el film, será por siempre la imagen del Ocaso
de una Estrella. William Holden
está muy bien en su rol de guionista cínico y mezquino que cree estar
aprovechándose de una millonaria y que cuando viene a darse cuenta a sido
vampirizado por ella, deja emerger un arco de desarrollo brillante, manteniendo
duelos con la Swanson exuberantes, de los que brotan chispas sensacionales, lo
encarna con gran energía y viscerabilidad. Erich Von Stroheim
derrocha un arrollador carisma, una presencia poderosa, regia, con sobriedad y
mesura emite mucho mundo interior y cariño desmedido por Norma. Nancy Olson
demuestra un gran encanto química con Holden.


La puesta en escena es de una
gran brillantez, empezando por una gran dirección artística de Hans Dreir
(“Perdición”, “Días sin huella” o “Un lugar en el sol”), y John meehan (“20.000
leguas de viaje submarino” o “Alfred Hitchcock presenta”), se rueda en
exteriores de Los Ángeles y en los Paramount Studios, siendo la estrella la
decadente mansión de Norma, que como bien dice Gillis recuerda a la
mansión de Miss Havesham de “Cadenas rotas”, siendo el
exterior filmada en una gran casona en Wilshire Blvd, construida durante década de 1920 por el millonario William O. Jenkins, este y su familia
vivieron en ella un año, luego la dejaron abandonada durante más de una década,
lo que le valió el apodo de “El Fantasma”, en 1949 era propiedad de la ex
esposa del potentado del petróleo J. Paul Getty, casa ofrecida
más adelante a Nicholas Ray para “Rebelde sin causa”, fue demolida por
el Getty a principios de 1960 para la construcción de un edificio de oficinas.
La barroca cama en forma de cisne del dormitorio de Norma Desmond, fue
propiedad de la bailarina francesa Gaby Deslys, que murió en
1920, fue comprada por el departamento de la Universal en una subasta tas de la
muerte de Deslys, cama que apareció en “El fantasma de la ópera” (1925),
protagonizada por Lon Chaney. Wilder filma en un
bloque de apartamentos donde vive Gillis, es realmente Alto Nido, en el centro
de Hollywood, donde residen guionistas en dificultades. Todo esto atomizado por
la fascinante cinematografía John F. Seitz (“Los viajes de Sullivan”, “Perdición” o “Días sin huella”) en glorioso
b/n, llegando este a rociar con polvo delante de la cámara algunas escenas para
dar sensación de “olor a moho”, truco ya utilizado en “Perdición” (1944), para
la complicada toma del cadáver de Gillis en la piscina, alcanzo el turbador
efecto colocando un espejo en la parte
inferior de la piscina y la filmando la reflexión de Holden desde arriba con la
imagen distorsionada de los policías que se colocan alrededor de la piscina y
forman telón de fondo, asimismo dota de carácter dramático la acción con tomas
que juega con las metáforas visuales, con angulaciones opresivas, grúas, con
sugestivos travellings, o con extraordinarios y ultraexpresivos primeros planos
(ejemplo el plano final). Tiene importancia el vestuario diseñado por la gran Edith Head (“Vértigo”, “Hatari!” o “El golpe”), sobre todo en el atuendo de
Norma Desmond, llegando a decir la diseñadora que fue el trabajo más complicado
de su prolífica carrera, diciendo <Debido a que
Norma Desmond era una actriz que se había perdido en su propia imaginación,
traté de hacer su mirada como siempre si se hacía pasar por alguien",
Wilder en pro de la autenticidad Wilder instruyó a Von Stroheim y Nancy Olson
para llevar su propia ropa. La música del germano Franz Waxman (“Traidor en el infierno”, “Escala en Hawai” o “Historia de una
monja”) dota de altos niveles melancólicos a la acción, inspirándose en
puntuaciones de tango como leit-motive para Norma (dice haber bailado en su
gran salón un tango con Rodolfo Valentino), inspirado
en la "Danza de los 7 velos", de R. Strauss, para Joe Gillis son melodías bepop, también recurre a arreglos distorsionadas sombríos de estilos de música popular de films
años 1920 y 1930 para sugerir el estado mental de Norma Desmond.


Momentos
recordables: Después de los créditos
apertura, la cámara sigue unas motocicletas y coches de policía, giran hacia
una mansión de Beverly Hills, la voz en off del protagonista Joe Gillis <Son las cinco de la mañana. La casa se empieza a
llenar de policías, periodistas, vecinos, curiosos. Incluso las cámaras
acudieron como un trueno... Pobre imbécil, siempre quiso
una piscina. Al final consiguió su piscina, pero a un precio demasiado alto>, allí un cuerpo flota boca
abajo en una piscina, es Joe
Gillis, un enjambre de periodistas hace fotos a su flotante cadáver, y
retrocedemos seis meses atrás, para conocer el motivo de su muerte <Antes de que escuche todo distorsionado y exagerado, antes de que
esos columnistas de Hollywood pongan sus manos sobre él, tal vez te gustaría
escuchar los hechos, la totalidad de la verdad>. Para rodar la escena de la piscina se colocó un espejo en el fondo.
Al recoger el reflejo con la cámara fuera, se conseguía el efecto de que el
plano pareciera tomado desde el agua; El primer encuentro entre
Joe y Norma, él la reconoce y le dice <Usted
es Norma Desmond. Era una gran estrella>, y Norma responde mordazmente
<Todavía lo soy. Son las películas las que se han hecho pequeñas>; El
lúgubre nocturno entierro al mono de Norma en el jardín de la tétrica mansión,
escena sacada de un film de terror; Cuando Norma va con Joe a comprarle ropa
buena a una tienda, y como un empleado se acerca al oído de él a susurrarle que
escoja la ropa más cara, que de todas formas paga ella y no él, momento en que
ya se siente Joe un “gigoló”; La partida de cartas denominada por Joe “mueso de
cera”; Cuando tras una discusión en la fiesta de Nochevieja él decide marcharse
de la mansión y dejarla a ella, entonces, al salir por la puerta a Joe se le
queda la cadena del reloj (regalado por ella) enganchada en el pomo de la
puerta de la casa, metáfora de cómo está enganchado al decadente lugar y a su
dueña; <Los mejores
guiones se han escrito con la tripa vacía>; <...y llegó el negocio, se
compran unas palomitas y a oír hablar>; La visita que Norma hace a los
estudios Paramount, está sentada en el set de rodaje, un operario de foco la
reconoce y la enfoca con un enorme foco, entonces los trabajadores se acercan a
ella agasajándola, haciéndola sentir otra vez una diva; Cuando ella amenaza de suicidio, él le dice, "Te matarías en una
sala vacía. El público se fue hace 20 años>
<No
es un retorno, es una reaparición ante los millones de espectadores que no me
perdonaron mi retirada>; <Tenía miedo del mundo exterior, miedo de ver
que el tiempo había pasado sin ella>; <En la cena había actores estrellas
del cine mudo... me parecían estatuas de cera<; <El sentirse acosado
continuamente por los admiradores, puede causar un daño irreparable al
espíritu>; <Nadie abandona a una estrella, por eso es una estrella>; <Yo soy grande, es el cine el que se hizo pequeño>; <No hay
nada trágico en tener 50 años; a no ser que intente tener 25>; <Sr. De
Mille, cuando quiera estoy lista>.
El
estremecedor final del film, el cadáver de Gillis es recogido de las aguas de la piscina. En el
interior de la vieja mansión, rebosante de polis, periodistas y cámaras, Norma
se maquilla en estado de shock mientras los agentes la interrogan
inútilmente, un poli entra y dice que
han llegado las cámaras, entonces Norma reacciona y dice <Cámaras! Que pasa
Max?>, Max responde <Si. Ya están aquí>, ella <De veras? Dile al
Sr. De Mille que ahora voy>, los agentes se miran y deciden que fingiendo es
la mejor manera que salga de la mansión, ella <Tendran que disculparme, pero
debo prepararme para la escena> todo está preparado para que interprete su
última gran escena a las órdenes del gran Max Von Mayerling <Lista,
Norma?>, Norma <Qué escena es ésta? Dónde estoy?>, Max <En los
escalones de palacio>; Norma <Ah, sí, sí. Abajo están esperando a la
princesa. Estoy Lista>, Max <Muy bien. Cámaras. Acción!>, y se ve a
Norma descender las ampulosas escaleras de modo histriónico, , ella mira a
cámara de modo demente, ida, ha sido poseída por la locura, pronuncia abajo un
pomposo discurso de vuelta al cine, tras lo que hay un escalofriante primer
plano de Norma acercándose a cámara, perdiéndose entre una nebulosa etérea, uno
de los momentos más Antológicos del Séptimo Arte.

En la cinta muy hábilmente se
produce un muy sugestivo juego de espejos, donde realidad y ficción se
confunden, con un tsunami de guiños cinéfilos, se citan nombres reales de
actores populares que dan veracidad al relato (Darryl Zanuck, Tyrone Power,
Alan Ladd, Rodolfo Valentino , Douglas Fairbanks , John Gilbert , Adolphe Menjou, Marie Prevost , Betty Hutton , Wallace Reid, Barbara Stanwyck, Greta Garbo, etc...), se
nombra el icónico film “Lo que el viento se llevó”, Norma parodia a Chaplin y
su vagabundo, hasta se hace mención de un crimen famoso en Hollywood denominado
“El caso de la Dalia Negra”. En la partida de bridge Joe describe a los
jugadores como “el museo de cera”, los tres jugadores que acompañan a Norma son
tres mitos del cine mudo, Buster Keaton , Anna Q. Nilsson (bella actriz sueca del mudo que en 1926 fue nombrada la actriz más
popular de Hollywood) y HB Warner (JC en el “Rey de Reyes” de 1927 de B. de Mille). Norma Desdmond va a
la Paramount, la compañía que producía realmente “Sunset Boulevard”, y visita
el set donde rueda Cecil B. de Mille, vemos a este que se interpreta a sí
mismo, que en ese momento rueda el film real “Sansón y Dalila”, Norma al verlo
lo llama cariñosamente “hombrecito”, con el sobrenombre que ella lo llamaba en
realidad en sus rodajes, y es que además de Mille es el considerado director
que lanzó a la fama a Gloria Swanson. Cuando Max el mayordomo le dice a Joe,
"había tres jóvenes directores prometedores en aquellos días, DW Griffith,
Cecil B. de Mille y Max von Mayerling", en realidad Max era el mismo que
hablaba, y se refería en este juego de reflejos a su persona, Erich Von Stroheim,
uno de los grandes realizadores de la década de los 20. En un tramo del film en
una sesión nocturna privada en la mansión de Norma se proyecta un film con
Norma Desmond, en realidad Gloria Swanson en la cinta (por la megalomanía del
director) inacabada “La Reina Kelly”, realizado por Von Stroheim, producida por el amante de Swanson, J.P. Kennedy, y que derivó en la
expulsión definitiva de la industria de Von stroheim. En el final del film aparece interpretándose a sí misma una de las más
afamadas periodistas-cronistas del Hollywood de la época, Hedda Hopper (también
fue actriz en el mudo).
Spoiler:
Se realizó una vista previa
en Evanston (Illinois) a finales de
1949, en el montaje original se iniciaba con una escena dentro de un depósito de cadáveres, con los cadáveres reunidos discutiendo
cómo llegaron a estar allí, el cadáver de Joe Gillis relata su asesinato a los
otros. El público
reaccionó con risas, con lo que podríaesto desconcertar al público si el film
era drama o comedia. Después de reacción similar en su segunda proyección en Poughkeepsie (Nueva York) y una tercera
en Great Neck, la apertura en la morgue fue sustituida por la escena
del cadáver en la piscina contando en off como llegó hasta allí, este nueva secuencia
filmada el 5 de enero de 1950. En Hollywood la Paramount organizó unna proyección privada para los
distintos jefes de estudio e invitados vip. Después de ver la película, Barbara
Stanwyck se arrodilló para besar el
borde de la falda de Gloria Swanson. Louis B. Mayer reprendió a Wilder ante la
multitud de celebridades, diciendo: "Usted ha traido la desgracia a la
industria que lo alimenta! Usted debe ser cubierto de alquitrán y plumas y e
irse de Hollywood!", Wilder se dirigió hasta el magnate y le dijo "Soy el señor Wilder, vayase
a la mierda!", Otra fuente afirma que él también dijo "Tiene mierda dentro de su
sombrero!". La severidad de la respuesta de Wilder era supuestamente porque Mayer,
era judío, sugirió que Wilder, también judío, estaría mucho mejor de ser
enviado de vuelta a Alemania. Tal declaración tan pronto después de la guerra y el Holocausto, en que
pereció la familia de Wilder, marcó la extraordinaria profundidad de la
diatriba de Mayer.
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Billy wilder |
Billy Wilder
considera a muchos actores para los papeles principales, Brackett dijo que él y
Wilder nunca se consideraron a nadie excepto a Gloria Swanson para Norma
Desmond. Wilder tenía
un recuerdo diferente, él quería a Mae West,
pero nunca le pasó el guión. Wilder contactó con Pola Negri por teléfono, pero tenía dificultades para entender su
acento polaco. Se lo ofreció a
Norma Shearer el rol de Norma Desmond, lo rechazó debido a su retiro y el
agrio personaje, se acercaron a Greta Garbo, no le atrajo. Wilder y Brackett visitaron a
la mítica estrella del mudo Mary Pickford, pero antes de discutir la trama con ella, Wilder
pensó que ella consideraría un insulto un papel que implica una relación con un
hombre de la mitad de su edad y se fueron. Hasta que Wilder pidió a George Cukor consejo, y sugirió Swanson, de las actrices estrella
del mudo, conocida por su belleza, talento y estilo de vida extravagante, en el
pico de su carrera en 1925, ella decía que había recibido 10.000 cartas de
admiradores en una sola semana, y desde 1920 hasta la década de 1930 vivió en
Sunset Boulevard, en un palacio estilo italiano, en muchos aspectos se parecía
al personaje de Norma Desmond y, como ella, había sido incapaz de hacer
transición sin tropiezos en cine sonoro,
pero las similitudes
terminaban ahí. Swanson aceptó el final de su carrera en el cine y en
la década de 1930 se trasladó a Nueva York, donde trabajó en la radio y, desde mediados de la década de 1940, en televisión y en los escenarios de Nueva York. Swanson no buscaba su reaparición, estaba intrigada
cuando Wilder discutió el papel con ella. Swanson estaba disgustada ante la idea de someterse a
una prueba de
pantalla , dijo "hice veinte películas para la Paramount.
Por qué me quieren hacer una prueba?", reacción repetida en el film cuando
Norma declara: "Sin mí no habría ninguna Paramount." En sus memorias, Swanson dice que Cukor le comentó que
hiciera la prueba, ya que este papel sería por el que pasaría a la historia.
Este entusiasmo convenció a Swanson, y firmó un contrato por 50.000 $. Para Joe Gillis se
pesó primero en Marlon Brando y Fred MacMurray, hasta que se fichó a Montgomery Clift por 5.000 $ por
semana, garantizadas doce, justo antes del inicio de la filmación que se retiró
del proyecto, afirmó su papel de un joven involucrado con una mujer mayor
estaba demasiado cerca del que había hecho en “La heredera”, y sintió había sido poco convincente. Obligados a considerar Wilder y Brackett estrellas
Paramount disponibles, se fijaron en William Holden, había hecho impresionante
debut en “Golden Boy “en 1939, tras su aparición en “Our
Town” (1940), sirvió en el ejército USA durante la WWII, y su vuelta a la pantalla había tenido éxito
moderado, el actor estaba entusiasmado con el guión y aceptó con un salario de
39.000 $ inferior a lo ofrecida a Clift. Erich von Stroheim, director de cine de prestigio en la década de 1920 había dirigido a la
famosa Swanson, firmo para Max, fiel servidor de Norma, el protector y ex
marido. Para Betty
Schaefer, Wilder quería una recién llegada a Hollywood que proyectara una imagen
sana y ordinaria para contrastar con la Desmond extravagante y obsesiva de
Swanson, fue Nancy Olson, que había sido considerada para el papel de Dalila en la producción de Cecil B.
DeMille “Sansón y Dalila”.
El personaje de Norma Desmond
no está basado en ninguno real en concreto, es una mezcla de varias actrices,
de varias que vivieron en la cresta de la ola durante el cine mudo y que al
llegar el sonoro su estrella se fue desvaneciendo en el olvido, Norma tiene
rasgos de Mary Pickford, Mae Murray y Clara Bow, Norma Talmadge o la actriz Mabel Normand (envuelta en un
escándalo de asesinato).
La calle Sunset
Boulevard se ha asociado con la producción de películas de Hollywood desde 1911,
cuando el primer estudio de cine de la ciudad abrió allí. Los trabajadores del cine
vivían modestamente en el creciente barrio, pero durante la década de 1920 los
beneficios y los salarios aumentaron a niveles sin precedentes. Con el advenimiento del sistema de estrellas , fueron construidas en la
zona casas de lujo destacando por su grandiosidad. Muchas ex estrellas de la
era silenciosa aún vivían en estas mansiones, aunque la mayoría ya no estaban
involucrados en la industria del cine. El guionista y director Billy Wilder se
preguntó cómo pasaban su tiempo ahora que su estrella se había apagado y
comenzó a imaginar la historia de una estrella que había perdido su celebridad
y de taquilla apelación.
Una Obra Maestra de obligada
visión para todo cinéfilo que aprecie el cine con mayúsculas. Fuerza y honor!!!
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