CAMPANADAS A
MEDIANOCHE.
El Gran Orson Welles nos
regaló hace medio siglo su última Obra Maestra, para muchos la mejor, uno de
los más grandes homenajes que se haya hecho al Bardo de Avon, el genio OW hace
una memorable miscelánea entre cinco obras de Shakespeare, principalmente de Henry IV, parte 1 y Henry IV, Parte 2, Ricardo II, Enrique V, asimismo utiliza
diálogos de Las alegres comadres de Windsor, no ateniéndose entre ellas a orden cronológico
alguno. Esta fue una obra largo tiempo ansiada de llevar al cine por OW, la
ambición de su vida, gran admirador de la obra shakesperiana, con su compañía
de teatro Mercury representó muchas obras del bardo, y una vez hecho director
dirigió “Macbeth” y “Othello”, esta que me ocupa fue su último acercamiento al
dramaturgo inglés. El relato tiene su
raíz en una obra escrita por OW, “Cinco Reyes”, que mezclaba las obras
referidas, que fue representada en algunas ciudades USA (OW encarnando a
Falstaff), siendo un fracaso, en 1960 retomó la obra con representaciones en
Belfast y Dublín, ahora con el título “Chimes at midnight” (donde trabajó con
su hijo no legítimo Michael Lindsay-Hogg), volviendo OW a hacer de Falstaff, Keith Baxter hizo
del príncipe Hal (único junto a OW en estar en el film de la obra teatral), en
esta nueva versión se centraba más en la relación entre el príncipe y Falstaff,
oficialmente la obra era dirigida por Hilton Edwards, en la práctica era OW,
este pretendía tras finalizar la gira con la obra adaptarla a un film. OW tuvo
muchos problemas para encontrar financiación, la halló en España de la mano de
Emiliano Piedra, aunque para ello lo engañó, el productor creía que una obra de
Shakespeare no era comercial, así que OW le dijo haría dos films a la vez con
los mismos actores y mismos decorados, por un lado “Campanadas a medianoche” y
por la que se suponía daría dinero, una adaptación de “La isla del tesoro” (OW
haría de Long John Silver, curiosamente un rol que interpretaría en la
adaptación fílmica de la obra de 1972)), incluso llegó a recrear en alicante
una supuesta salida de los barcos referentes a la obra de Stevenson, al final
solo hizo la shakesperiana. OW dijo que este fue su mejor película, definiendo
a Falstaff como la mejor creación de Shakespeare, diciendo <De los más
interesantes personajes que creó, quizás el único carácter puramente bueno que
escribió>, Falstaff aparece en las 5 obras
referidas. OW entrelaza las historias de modo fluido para hacer una Obra
Maestra del Séptimo Arte. Un enfoque perverso y mordaz de la obra del genial
bardo, OW definió el relato como <La traición de la amistad>.
Estamos en
la convulsa Inglaterra del SX.., Enrique IV (John Gielgud) ha derrocado a
Ricardo II, matándolo y ocupando su lugar, el verdadero heredero es Edmund
Mortmer, ahora prisionero en Gales, y los primos Mortimer Northumberland,
Worcester y el hijo de Northumberland Hotspur exigen su liberación, Enrique IV
se niega, comenzando un tenso entente que inevitablemente derivará en una
guerra. Por otro lado está el hijo de Enrique, Hal (Keith Baxter), un tarambana
alejado de la vida palaciega, tiene como mentor al mujeriego, borrachín y
pícaro mentiroso compulsivo ir John Falstaff (Orson Welles), y se pasan la
mayor parte del tiempo en la taberna “Cabeza de Jabalí”, entre borracheras,
risas, y orgías con prostitutas, entregado a la vida hedonista.
La historia
pone su foco en la relación triangular entre un príncipe díscolo y sus dos
mentores, dos caras de la misma moneda que representan dos modos de vida, por
un lado el disfrute de la vida, el hedonismo, la fiesta, el sexo lujurioso, la
bebida, los vicios, esto representa el orondo y libertino Sir John Falstaff, y
por otro lado está el padre, el Rey, que representa los convencionalismos de
las élites, la solemnidad, el sentido del deber, el patriotismo acérrimo, la
rectitud ante la vida, y el príncipe debe elegir. La cinta reflexiona sobre
temas muy de OW, como el influjo perverso del poder, sobre los “muertos” que
dejas para acceder a él, sobre lo que debes renegar para llegar a él, sobre la
traición, sobre la amistad, sobre la ambición, la avaricia, el paso del tiempo,
sobre la decadencia humana, sobre el honor, sobre las conspiraciones, las
relaciones paterno-filiales, o el tránsito a la madurez. Desarrollada con epicúreos
diálogos en verso, sobresaliendo el impresionante Falstaff en su prosa
oratoria, engarzando grácilmente los textos shakesperianos, un encantador
mentiroso compulsivo, amante del xerez, componiendo situaciones que se mueven
con agilidad y magno sentido estético, como la atronadora batalla, bebiendo del
expresionismo alemán, con una deliciosa mezcla de drama, humor y épica bélica.
Todo esto con gran sentido de la profundidad, con gran sentido
poético-sensorial, cubriendo el metraje con un epicúreo halo de melancolía nostálgica
que nos hace padecer el sino trágico de los personajes, sumado a un poder
alegórico circular estremecedor, ejemplo es la farsa coronación en la taberna
de Falstaff tratada como jocosa parodia en la que el príncipe Hal es partícipe,
esto entronca con la coronación real solemne del propio Hal, en donde el humor
se torna en dramatismo con la interpelación de Falstaff al Rey entrante.
OW se sirve
del McGuffin del telón de fondo de las intrigas del poder medievales ara hacer
un tremebundo lienzo sobre la compleja Condición Humana, centrándose por vez
primer a Welles en un personaje genuinamente buena, Falstaff, y alrededor de él
se mueven las taras inherentes al carácter ambiguo humano, la codicia, la
arrogancia, la deslealtad, el odio, la ira, la crueldad, la traición o el
sometimiento a un destino precocinado.
Orson Welles encarna con magna
presencia A Falstaff, lo dota de humanidad, de personalidad, de empatía, de
jovialidad, de frescura, de naturalidad, de una gran vis cómica, es el eje
sobre el que se vertebra el film, lo embiste de entrañable patetismo, de
vibrante verbalidad, de ingenio, de picardía, de dignidad, con un despliegue
gestual y de expresividad apoteósico. Keith Baxter resulta notable en su
príncipe, lo interpreta con energía, sabiendo alternar los diferentes tonos
de su rol, lo cómico con lo trascendente, aunque pierde por lo majestuoso de
sus dos oponentes en este fabuloso tour de forcé, ante Orson Welles y ante
John Gielgud, opacado por estas Titánicas personalidades. John Gielgud
derrocha carisma, alma, carácter, nobleza, elegancia, soberbia su actuación
dejando constancia de lo gran actor que es. Margaret Rutherford inunda la
pantalla con su versatilidad, con su simpatía, con viperina labia, excelsa en
el epílogo del film. Jeanne Moreau está un poco desdibujada en su rol de
prostituta de buen corazón. Norman Rodway lo hace muy bien como el ultrajado
Percy. Alan Webb lo hace estupendamente como fiel compañero de Falstaff, con
una gran química con OW. Tony
Beckley como el fiel amigo de Hal Poins cumple sin más.
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La puesta en escena es un prodigio, toda una lección
para aquellos que con escaso presupuesto (800.000 $) deseen aparentar mucho más
de lo que es, con un portentoso diseño de producción de Mariano Erdoiza (“Las
verdes praderas”), con decorados de José Antonio de la Guerra (“El verdugo”),
OW dijo que “La Taberna de la Cabeza de Jabalí” fue el único conjunto completo
construido para la película, los otros conjuntos fueron vestidos o decorados,
OW dijo que él diseñó los decorados y los trajes del film (aprovechados del
film “El Cid”). Se rodó íntegramente en
España, en multitud de lugares, en Colmenar Viejo las escenas de John Gielgud,
las escenas de la corte Real filmadas en la Basílica de Cardona y el Castillo
de Montjuic, las escenas del robo a los abades fueron en la casa de Campo de
Madrid, donde también se filmó la batalla, en esta provincia también se recreó
el decorado de la taberna, escenas en las calles de la bella Pedraza (Segovia),
en Soria y País Vasco las escenas nevadas del comienzo, en Lecumberri y Lesaca
(Navarra), en la Catedral de San Pedro (Soria), en Guipuzcua, en Móstoles, y en
Puerto san Vicente de Toledo. Estos
lares realzados por el grandioso trabajo de fotografía de Edmond Richard jugando
con las luces, los contraluces, las sombras, los claroscuros, contrastando con
gran sentido alegórico los infinitos y diáfanos techos abovedados palaciegos y
la luz que entra cuasi-celestial por sus enormes ventanales con los techos de
la taberna, con un entramado laberíntico de maderos, donde apenas entra la luz,
a esto se suma una extraordinaria labor de cámara, marca OW, con encuadres
opresivos, muy expresivos, hace contrapicados para agrandar al Rey Henry y con
gran profundidad de campo para acentuar su soledad, al lado de las
interminables columnas y con celestiales rayos de luz solar acompañándolo,
remarcando su carisma elegiaco-crepuscular, reflejando en otros momentos el
feísmo mugriento, turbador el modo en que se enfoca a OW, maximizando de modo
grotesco su panza. Destacable es la música compuesta por el italiano Angelo
Francesco Lavagnino (“Othello”) de melodías que evocan a la Edad Media, con
sonidos sacros, rítmicos, adecuados de modo estupendo a los diferentes tonos
del film.
Se dice que OW se sentía fuertemente identificado con
Falstaff, los dos siempre andaban cortos de dinero (OW dejo muchos proyectos
inacabados por falta de financiación), para conseguir plata mentían, y eran
amantes de la buena vida. Otros han visto grandes semejanzas entre Falstaff y
el padre de OW, Richard Head Welles, los dos son unos borrachos, embaucadores,
fanfarrones, mujeriegos y asimismo encantadoras personas, ambas rechazadas por
alguien querido, Welles vivió los desmanes de su padre, y quizás se ve como el
príncipe Hal, este estaba entre dos mentores, Falstaff y su padre el Rey, sobre
OW tenía gran influencia el Dr. Maurice Bernstein y el director del Todd School
Roger Hill, ambos en contra de la ascendencia negativa de su padre, tanto que
siguiendo el consejo de Hill, OW a los 15 años dijo a su padre que no volvería
a verlo hasta no dejara su licencioso estilo de vida, Richard murió poco
después en soledad, OW se culpó de la muerte de su padre, diciendo <Yo
siempre pensé que lo maté>. Otros paralelismos con el relato tienen que ver
con el hijo fuera del matrimonio de OW, Michael Lindsay-Hogg, el que tuvo con la actriz Geraldine Fitzgerald, Michael conoció a Welles cuando tenía
15 años, y trabajó con él en la década de 1960 en la obra de teatro “Chimes at Midnight”, único tiempo largo que los
dos pasaron juntos y después, Lindsay-Hogg sólo vio a Welles de modo
esporádico, asimismo Michael tuvo dos padres no biológicos. Otro caso con
semejanzas es el de la hija de OW, Christopher Welles Feder (mujer, aunque no
parezca por el nombre), que en 1950 por presión de su madre Virginia Nicolson
cortó toda relación con su padre, años más tarde volvieron a recuperarla, pero
sin restañar del todo las heridas.

Momentos recordables: El
arranque con Maese Shallow y Falstaff caminando por la nieve hasta llegar a la
taberna en la que charlan del pasado con nostalgia, Falstaff a Shallow; <...cuando
sonaban las campanas a medianoche...>, y Shallow responde <...ya lo creo
que sonaban, John, ya lo creo...>; La suntuosa audiencia del Rey a Mortimer,
Worcester y Percy, planificada de modo epicúreo, con tomas cuasi-mísitcas, con
el sol entrando por los ventanales y alumbrando al monarca, con picado a la
espalda del Rey empequeñeciendo a los visitantes; El robo que Falstaff con su
caterva de rufianes, Bardolph y Peto realizan
disfrazados de monjes a unos peregrinos en el bosque, teniendo su zenit cuando
Hal junto a Poiuns deciden reírse de Falstaff robándole lo robado también
disfrazado, con una delirante huida del orondo Falstaff; Cuando ya en la taberna
Falstaff relata de modo jocoso y muy mentiroso como le han sustraído lo
atracado, como va aumentando conforme avanza la gente que le atacó; La
alegórica parodia de la coronación que montan en la taberna Falstaff y Hal, con
una olla de corona, muy mordaz, tornándose con el humor en algo áspero, pues le
hace reflexionar a Hal sobre su vida; El hilarante casting de reclutamiento que
hace Falstaff, con posterior soborno; El estremecedor soliloquio del rey Henry
frente a una ventana del castillo, un crepuscular monólogo rebosante de dolor y
amargura en el futuro; la muerte del rey Henry en su trono, a lo que sigue una
muy bella toma, un sibarita lienzo de la sala del monarca, con el fallecido
llegando por un ventanal los rayos del sol, mientras su hijo tras un enervado
discurso recoge la corona del regazo del padre (claramente un doble de Gielgud)
y la eleva en señal de haber toma su relevo; En el tramop de la coronación, el
trémulo momento en que Falstaff va a rendirle feliz pleitesía al nuevo monarca
y este le espeta un amargo discurso de repudio, que termina con su condena a
destierro, sentimos el dolor de Falstaff; El conmovedor soliloquio de la Sra.
Quickly en el patio de la taberna, frente al ataúd de Falstaff; La deprimente
imagen final del féretro de Falstaff en un carro empujado por el barro frente a
las muralla de la ciudad.

Capítulo aparte merece una de
las mejores batallas jamás rodadas, la de Shrewsbury, 10 minutos Antológicos, comenzando
con el preludio de Worcester como mensajero mentiroso de Harry Hostspur, vemos
algo nunca visto, como subían los soldados medievales con armadura a sus
caballos (con el momento cómico de Falstaff izado como un hipopótamo y cayendo
al suelo con el equino en huida), pasando por la espectacular carga de las dos
caballerías, llegando el choque, el enfrentamiento bélico, se refleja con brillantez
el caos, la violencia, el salvajismo, la brutalidad, las peleas, los gritos de
dolor, el acero chocando, el golpeo de mazas, los arqueros, la sangre, la
muerte, el barro, la suciedad, la inhumanidad, las caballos moribundos, la
neblina que da un aspecto avernal, esto adornado por una bella música sacra, contrapuesto
a imágenes salteadas de un cobarde soldados con armadura escondiéndose tras
árboles, esto representado de modo enérgico, dinámico, trepidante, realista,
gracias extraordinario trabajo de montaje, que subsanó la precariedad con
respecto a los extras, solo podía contar con 180, pero por el ingenio en la
edición de OW parecen miles. Filmó la escena en tomas largas, para después
fragmentarlas y crear la sensación anárquica, rodando con cámara en mano, con lentes de gran
angular, insertando cámara lenta y aumento de velocidad, sumado a rápido
movimiento de los personajes crear un ambiente y caótico, fueron 10 días de rodaje y seis semanas de montaje, batalla que ha
influenciado a muchos realizadores posteriores, como Mel Gibson para su
“Braveheart” o Spielberg para “Salvar al soldado Ryan”; La batalla
tiene su clímax en el duelo entre el príncipe Hal y Percy, tremenda
coreografía; Tras este duelo se produce un momento de humor negro, primero
Falstaff haciéndose el muerto (por cobarde), Hal que lo ve se da cuenta del
engaño por el vapor que sale de su boca, le sigue el juego, tras esto Falstaff
se levanta, ve muerto a Percy y decide apropiarse de haberlo matado él,
arrastrando el cuerpo hasta el Rey y diciendo que él lo mató, esto en presencia
de Hal, verdadero autor de su muerte, esto es un jarro de agua fría para Hal,
pues su padre estaba a punto de felicitarle, pero al ver su relación de
compadreo con Falstaff se calla.
Se rodó en España entre septiembre de 1964 y abril de 1965, con
descanso de finales de diciembre hasta final de febrero por falta de dinero. La
falta de financiación hizo que Jeanne Moreau y John Gielgud solo estuvieran disponibles
cinco y diez días, respectivamente, Margaret Rutherford disponible cuatro semanas. Welles bromeó sobre esta carencia,
dijo que durante una escena que incluía siete personajes principales, ninguno
de los actores estaban disponibles y fueron utilizados suplentes para filmar
los hombros de los siete personajes. A finales de diciembre Welles se quedó sin
dinero y la película fue parada en espera de encontrar financiación adicional. Welles dijo más tarde que había
rechazado ofertas de financiación que estaban condicionadas a filmar en color. OW encontró la plata para acabar en el
productor Harry Saltzman y la producción se reanudó a finales de febrero con la
mayoría de los discursos largos de Keith Baxter y la escena de la coronación en
Madrid. Entre marzo y abril,
Welles terminó la película con disparos de relleno, primeros planos, la escena
final de rechazo y la mayor parte de los discursos de Falstaff. Según Keith Baxter, Welles tenía miedo
escénico y retrasó sus escenas al final de la filmación, a excepción de las
escenas que incluían otros actores. Welles
era tímido sobre el rodaje de su escena de amor con Moreau, y utiliza un doble
siempre que fue posible.
Meses después de terminar el rodaje, debido a sus
acentos los actores Fernando Rey y Marina Vlady fueron doblados por diferentes actores
en post-producción. El discurso de la señora Quickly tras la muerte de
Falstaff, fue interrumpido por el zumbido audible de un generador de energía, a
OW le gustó tanto esta actuación de Margaret Rutherford que a pesar del ruido
mantuvo la escena. Había una escena que abriría el film que fue eliminada, en
ella se recreaba el asesinato del rey Ricardo II.
El título de “Campanadas a medianoche”
proviene de la obra shakesperiana “Enrique IV. Parte II”, donde cuando conversa
con maese Shallow sobre los felices días pasados, Falstaff dice
<Hemos escuchado las campanadas a medianoche, maese Shallow", esto es
remarcado porque en varios momentos se oyen campanadas, esto se asocia a la
melancolía y al sentido de la mortalidad tras una vida plena.
Clásico imperecedero que gana
a cada visionado, una de las cumbres del cine de este Descomunal director, que
realiza una majestuosa oda a William Shakespeare. Fuerza y honor!!!
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