CENTAUROS DEL DESIERTO. (THE SEARCHERS 1956)
Uno de los
más famosos films del Oeste es este realizado por el gran John Ford, un ambiguo
y complejo film con multitud de de subtextos. Fracaso comercial en su momento
el tiempo la ha elevado, considerada las más
influyentes películas jamás hecho, nombrada el más grande film USA del Oeste por el American Film Institute en 2008, 12º en la lista del 2007 misma organización 100 mejores películas USA de todos los tiempos, Entertainment Weekly
la nombró mejor Wsetern, el Instituto Británico de Cine 's Sight & Sound la clasificó séptima mejor
película de todos los tiempos en base a una encuesta internacional del 2012 de
críticos de cine y en 2008, la
revista francesa Cahiers du cinéma la puso número 10 en lista
de las 100 mejores películas jamás hechas. Pues con todo esto, la cinta que despierta en mi sentimientos encontrados, por un lado es una
realización magistral, con tramos de una belleza superlativa, con una historia
muy bien desarrollada, con un memorable estudio de personalidades, una cinta
con subtextos varios, con un final simplemente Apoteósico, Icono por derecho
propio del Séptimo Arte, pero le
encuentro defectos, lagunas, taras que me impiden alzarla al Olimpo de otros
trabajos del maestro John Ford como “La diligencia”, “El hombre tranquilo” o
“El hombre que mató a Liberty Balance”, por ejemplo algo que se le presupone al
realizador que sabe manejar bien, como es la acción, es expuesta en este film
de modo torpón, los tiroteos quedan bastante forzados y chirriantes. Aparte de
su más que cuestionable estudio equidistante del racismo.
Arranca en 1868, Ethan
Edwards (John Wayne) llega a vivir en casa de su hermano Aarón (Walter Coy) y su familia, su esposa Martha (Dorothy Jordan), sus hijos, Ben (Robert Lyden), Lucy (Pippade Scott), y la hija menor de 8 años Debbie (de
niña Lana Wood y de adolescente Natalie Wood), y el hijo adoptivo Martin Pawley (Jeffrey Hunter), en el desierto de Texas tras ocho de ausencia, ha estado en la Guerra
Civil luchando en el bando confederado, tras cavar estuvo combatiendo en la
revolución de México. Al poco de llegar Rangers de Texas Reverendo
capitán Samuel Clayton (Ward Bond) organiza
entre los lugareños una partida de hombres para ir en busca del ganado robado
del vecino Lars Jorgensen (John Qualen), entre ellos Ethan y el hijo adoptado de su hermano, Martin Pawley (Jeffrey Hunter). Tras
seguir a los ladrones advierten son comanches y que todo es un plan para alejar
a los hombres de sus casa y poder atacarlas. Tienen importancia en la historia
personajes como Brad Jorgensen (Harry Carey Jr.), novio de Lucy, la hija los Jorgensen, Laurie (Vera Miles), novia de Martin, el jefe comanche de los Nawyecka, Scar (Henry
Brandon), un medio loco amigo de Ethan, Mose Harper (Hank Worden), una mujer
comanche (Beulah
Archuletta), el dueño de una taberna,
Futterman (Peter Mamakos), un pretendiente de Laurie Charlie McCorry (Ken Curtis), y un teniente
del ejército de caballería USA, Greenhill (Patrick Wayne, hijo
de John Wayne).
La
cinta es la adaptación de la novela “The Searchers” (1954) de Alan Le May, con
guión de Frank S. Nugent (guionista de cámara de John Ford, 11, escribió para
él). Es una historia que nos habla de la gente que construyó, de los pioneros
que colonizaron las vastas tierras de Norteamérica, y con ello llegó el
genocidio indígena, se contraponen de modo humanista los dos mundos, el de los
sedentarios blancos y el de los nómadas indios. Posee un primer tramo de 45
minutos gloriosos, de un ritmo trepidante, sin descanso, hasta que se produce
una elipsis temporal en la búsqueda de Debbie. El hilo conductor es un complejo
protagonista, Ethan Edwards, la encarnación del héroe americano, individualista,
valiente, solitario, nómada, violento, atormentado, frustrado, íntegro, obsesivo,
melancólico, vengativo, cínico, apátrida, desarraigado, con fantasmas del
pasado que le hacen amargado, y sobre todo un racista militante. En
contraposición está un personaje mucho menos delineado pero que es su némesis,
Scar, solo conocemos algo de su personalidad en una escena, en la que deja
constancia también de su amargura, los dos son crueles y vengativos, que han
perdido a seres queridos a manos de la otra raza,

Discurre
a ritmo fluido, alternando con equilibrio diferentes tonos, con ingeniosas
notas de humor, con diálogos inteligentes, con situaciones de gran fuerza
dramática, ello enmarcado con deliciosas dosis líricas, se nos habla con
brillantez de temas como la intolerancia, el desarraigo, la familia, el odio,
los prejuicios, el racismo, la obsesión, la violencia, la venganza, sobre el
paso del tiempo, los remordimientos. Ello desarrollado con un poderoso
arranque, con la poética llegada de Ethan a casa de su hermano, y la posterior
persecución a los comanches, luego el relato discurre a ritmo de bellas elipsis
temporales, con el fascinante recurso de la carta que a través de ella se nos
cuenta parte de la odisea de Ethan y Martin. El film está salpicado de momentos
de una sutileza y matices extraordinarios, como esa llega inicial de Ethan
vestido de confederado, tras tres años acabada la Guerra, sugieren es un
perdedor, pero con el orgullo de haber servido a sus ideales, como esas monedas
de oro que lleva y que sugieren un pasado de bandido, o la profunda subhistoria
que remanece a través de gestos y miradas entre Ethan y su cuñada Martha, con
el efusivo saludo de ella a él, con su emotiva mirada, ese momento de noche en
que Ethan queda fuera de la casa acariciando al perro, mientras tras de él su
hermano cierra la puerta del dormitorio (alegoría de que su hermano va a
acostarse con la mujer que él ama), o cuando el ranger reverendo lo recluta y
Martha acaricia el abrigo de Ethan con devoción, entonces se produce la mirada
del reverendo, sugiriendo hay hubo una historia de amor, además la despedida
entre Martha-Ethan, con otro beso de él a ella en la frente, con la mirada
fuera de campo de ella a él desde la puerta. También resaltan los sugestivos
fuera de campo que se deslizan por el metraje, como cuando Ethan llega a casa
de su hermano ya destrozada por los comanches, mira en una habitación y no lo
vemos, sale horrorizado e intentando que Martin no vea lo que él, sutil, o como
cuando Ethan se despega de Martin y Brad para seguir unas huellas, vuelve a
ellos, se para baja del caballo y descompuesto su rostro comienza a clavar su
cuchillo en la tierra, le preguntan por su abrigo y él responde que se le habrá
caído, y no quiere decir más, muy sutil, se sobrentiende lo que ha visto, todo
esto y más resulta de gran elegancia visual, sugestivo y suman gran atractivo
al film.
Con
respecto a la historia de amor que subyace entre Martha y Ethan circula una
teoría que da una enfoque nuevo al relato, a este romance que se sugiere se le
añade el modo especial en que Ethan trata a Debbie (su sobrina?), le regala su
medalla de la guerra, y es que Ethan hace ocho años que se fue, justo los años
que tiene más o menos Debbie, si a esto se suma la obsesión por encontrar a la
niña, igual es que Debbie no es su sobrina, si no algo más cercano, su hija,
por ello puede ser que con el racismo de Ethan prefiere ver a “su hija” muerta
antes que abducida por los comanches, además de acrecentar su odio racial
porque los comanches han matado a su amor, por ello también puede ser la
amargura de Ethan, traicionó a su hermano acostándose con su mujer.


A
través de Ethan se nos muestra la complicada relación entre los colonos
estadounidenses y los indios, como estos son vistos por los primeros como unos
salvajes a exterminar, y esto lo expresa Ford de un modo bastante discutible,
nos presenta la situación de modo que parece justificar el Holocausto nativo,
los comanches son vistos como sanguinarios, asesinos, vende-mujeres, secuestradores,
violadores, corta-cabelleras, y por el contrario los blancos se ven como
personas familiares, cálidas, amigables, con sus romances, este maniqueísmo
solo es contrarrestado por una escena en que uno de los jefes indios justifica
sus atrocidades por que le han matado los blancos a dos hijos, no es suficiente
ante tanta artillería racista. Ford pretende ser neutral y objetivo en el tema
del confrontamiento de los blancos e indios, pero esto le queda descompensado,
igual en su momento no daba esa sensación, con la mentalidad de hoy día le
queda muy retrógrada, el modo en que Ethan trata a Martin por que este tenga
sangre india, en que dispara contra los indios en retirada de modo psicópata,
como mata bisontes para que no los tengan las tribus nativas, como prefiere
matar a “su sobrina” antes de dejarla con los comanches, denotan una
personalidad fuertemente racista (siendo sudista miedo da pensar como trataba a
los negros), por ello, por mucho que digan que Ford no juzga si no que muestra
un personaje, en realidad está haciendo un canto a este personaje, lo muestra
como a un héroe, se suman a esta visión retrógrada reaccionaria, algunas
situaciones que dan grima, como el tratamiento que Martin tiene con la mujer
india que compra sin querer, lo vemos darle una patada brutal y se supone que
esto es humor, y da vergüenza ajena esta misoginia-xenófoba, como el tramo en
que Ethan y Martin visitan un fuerte militar buscando entre una tribu de
comanches (hay niñas blancas secuestradas por estos) a Debbie, van a ver las
chicas y lo que se ven es a muchachas con evidentes tartas mentales, esto
quiere decir que los comanches están todos dementes, pueden haber sido
abducidos por la cultura comanche, pero esto no quiere decir perder la cordura,
otro toque racista. A estas evidentes taras le sumo lo mal que están las
escenas de acción, mal planificada la persecución de los comanches a los
rangers que huyen por el río, fallos de racord, como que en un momento estén a
pocos metros los indios de ellos y de pronto a la siguiente toma les saquen
cientos de metros, los rangers cruzan un ancho río de aguas casi-claras, y los
indios cruzan un charco marrón, la emboscada de Ethan a Futterman, muy mal
expuesta, ridículo que ante tanta belleza paisajística natural, hay escenas que
cantan más que Casillas es en un plató, o la escena en que Ethan y Martin son
perseguidos por decenas de comanches, consiguen refugiarse en una cueva,
disparan a unos cuantos indios y ya no vuelven, el colmo es la carga final
(spoiler), y puestos a buscarle defectos, como es posible que nos tengamos que
tragar que en Texas está el Monument Valley? Está en Arizona!!! Puestos sacar maravillas de la naturaleza que
hubieran sacado las cataratas Niágara o las Iguazú, que también visten mucho.
Tampoco entendí que el mejor modo de salvar a Debbie, una niñita, sea en medio
de un ataque de indios echarla fuera de la protección de los padres, recurso
bastante idiota. Hay algunos elementos más que me chirrían (spoiler). La
subtrama de amor que se da entre Laurie y Martin queda como recurso
humorístico, pero aporta poco al conjunto.
John Wayne realiza una actuación impresionante, carismático, transmite mundo interior, introspección, dureza, regio, tormento, de un lenguaje gestual adusto, seco, áspero, siempre a la defensiva, tremendo, tanto que Wayne lo consideró su mejor actuación, homenajeando su rol cuando le puso el nombre de Ethan a uno de sus hijos. Jeffrey Hunter hace un buen trabajo, demuestra nervio y energía, aunque eclipsado por el Titán Wayne. War Bond como el reverendo ranger hace una labor fabulosa, aporta humor, raza, y un duelo actoral fenomenal con John Wayne. John Qualen muy dicharachero y divertido en su papel de Brad Jorgensen. Vera Miles muy natural y espontánea en su rol de Laurie. Henry Brandon como Scarm en su única escena demuestra orgullo y dignidad. Dorothy Jordan como la cuñada de Ethan exhibe en su corto papel un frascinante lenguaje corporal y gestual que da mucha de las claves por las que se mueve Ethan. Hank Worden es un recurso cómico como el demente explorador.

La puesta en escena es
Sublime, con una hermosa dirección de arte de James Basevi (“Recuerda”,
“Naufragos” o “Al este del Edén”) y Frank Hotaling (“El hombre tranquilo”, “El
tren de las 3:10” o “Horizontes de grandeza”), se supone que la mayoría de la
acción transcurre en el desierto de Llano Estacado (noroeste de Texas), en realidad
Ford lo filmó en el magno Monument Valley (Arizona/Utah), escenas adicionales
se rodaron en Mexican
Hat, (Utah), en Bronson
Canyon en Griffith Park (Los Angeles), y en Alberta
(Canadá, para las escena de nevada), vamos que menos en Texas en muchos lugares. Estros formidables
paisajes enaltecidos por la esplendorosa fotografía en Technicolor Vistavisión
(para llenar la pantalla) de Winton Hoch
(“Juana de Arco”, “La Legión Invencible” o “El hombre tranquilo”),en tonos
soleados, con un marcado patinado rojo y ocre-tierra, fundiéndose con el color
de las montañas y el desierto, contrastando esto con las preciosas escenas de
invierno y sus blancas nevadas, con planos generales de una Icónica hermosura,
captando como nadie la grandiosidad del Monument Valley, haciendo del hombre
algo insignificante ante la vasta naturaleza, creando lienzos de una arrolladora
fuerza visual, como Apoteósicos son los contraluces crepusculares de la escena
inicial, la de Ethan cuando ve estremecido (fuera de campo) el cuerpo de
Debbie, o la de llegada de Martin y Ethan a casa de los Jorgensen, y final, a
esto sumar el grandioso uso que hace de la profundidad de campo en las escenas
en interiores, soberbio, no hay olvidar que el primero en mostrar los techos en
un film no fue Orson Welles en “Ciudadano Kane”, fue Ford en “La diligencia”, para
dar perspectiva de hondura. Y para dar más lustre está la melancólica música de
Max Steiner (“Sombrero de copa”, “Lo que el viento se llevó” o “Casablanca”),
de melodías evocadoras, destacando la trémula balada “The searchers” de Stan
Jones, también sobresale por lo que sugiere, es el tema “Lorena” que suena con
la subhistoria Martha-Ethan.
Spoiler:

Momentos recordables: Su comienzo, uno de los más poéticos y hermosos que el cine haya parido, tras una bonita canción tras los créditos iníciales (“The searchers”, sobre el hombre errante), un fondo negro y se abre la puerta de una cabaña, vemos la silueta de una mujer a contraluz al fondo el desierto y sus montañas en un soleado día, la cámara avanza al exterior tras la mujer, el aire mueve su vestido, ella mira al horizonte, un jinete se acerca, la cámara coge a la mujer de frente que observa la llegada del hombre, el marido de la mujer se le acerca y se miran los dos extrañados, una niña y una chica salen al porche de la cabaña mirando al jinete, el perro de la familia ladra, un chico aparece en el porche con leña y la chica le dice que es el tío Ethan, el jinete llega frente a la casa, va vestido de confederado, baja del equino llevando una espada en la mano, los dos hombres se dan la mano, el visitante se acerca a la mujer y se quita el sombrero, ella le da la bienvenida, Ethan le responde con un beso en la frente, ella lo mira feliz, tanto que cuando entran en la cabaña anda hacia atrás para seguir viéndolo, este principio entronca con sumo lirismo visual con su final, haciendo de la historia algo circular, llega a casa de los Jorgensen Ethan con Debbie en brazos en su caballo, los Jorgensen (Mose Harper está allí sentado en una mecedora, la felicidad para él) observan desde el porche de la casa emocionados, Ethan baja del caballo con la chica, y comienzan a sonar los bellos acordes del tema inicial, la cámara vuelve a grabar desde el interior de la casa, a contraluz, vemos a Ethan acercarse a los Jorgensen con Debbie en brazos, la baja al porche y la cámara va hacia atrás mientras Debbie con los Jorgensen entra en la cabaña, Ethan se queda en el porche, la cámara queda enmarcada en el interior, Martin y Laurie entran felices, Ethan se queda fuera en lo que es una de las tomas más famosas de la Historia del Cine, con la mano izquierda se coge el codo derecho (en claro homenaje a su amigo Harry Carey), se da la vuelta y se aleja despacio por el desierto hacia el horizonte del que vino, enmarcado por la sombra de la puerta, esta se cierra en fundido a negro, alegoría del alma errante que es Ethan, turbador, sibarita, epicúreo; La escalada de tensión en la cabaña de Aaron y su familia, está anocheciendo en rojizo ocaso, Aaron se da cuenta algo se mueve en el exterior, y se lo sugiere a Martha, esta no quiere alertar a sus hijos, pero cuando Lucy enciende un candil se altera pidiendo lo apague, entonces hay un estremecedor zoom sobre el aterrorizado rostro de Lucy que grita horrorizada; En el final cuando Ethan corre tras Debbie por un inclinación angosta (canta a la legua es un doble de Debbie), ella cae exhausta huyendo de él, llega Ethan y la coge en brazos y dice <Vámonos a casa>, entonces ella le abraza, delicioso.
Mas incoherencias hay, como el
comportamiento errático de Debbie, primero va a decirles a Ethan y Martin que
no se va a ir con ellos, que su vida está con los comanches, se puede entender,
pero es que luego Martin se interna en el campamento de los comanches, llega a
Debbie y está ya si se quiere ir con él, muy confuso esto, como es que Ethan cuando
la ve la primera vez quiere matar a Debbie, y la segunda sin saberse porque, ya
no. Asimismo en el apartado defectos, añado a lo mal que están las escenas de
acción, la de la carga final contra el campamento indio no se ve un comanche
mientras pasan de lado a lado los rangers disparando a diestro y siniestro, una
salvajada de ataque contra no solo hombres, si no contra mujeres y niños, pero
con la carga han desaparecido, barrida tras barrida destrozando el humilde
poblado y no se ve haya defensa alguna de este, en una pose bastante
acomodaticia de John Ford, penoso.
De la popularidad del film
hablan algunos comentarios de directores; Paul Schrader “Me aseguro de verla al
menos una vez al año”; Scorsese: “La veo una o dos veces al año, me influenció
mucho cuando hice Taxi driver”; John Millius “La he visto sesenta veces”,
Millius en homenjae al protagonista del film puso Ethan a uno de sus hijos.
Alan Le May investigó 64 casos
de secuestros de niños en el SXIX de los comanches en Texas, al parecer
encontró la inspiración en el rapto de una niña de 9 años, Cynthia Ann Parker, llevada de la
casa familiar en Fort Parker (Texas), tras arrasarla los comanches en 1836,
ella estuvo 24 años con los comanches (Nokoni o Nocona), casándose con un jefe
guerrero, con el que tuvo tres hijos (uno fue un
famoso Comanche Jefe, Quanah Parker), rescatada contra su voluntad por los Rangers de Texas. James W. Parker, tío de
Cynthia Ann, gastó gran parte su vida y fortuna en la búsqueda obsesiva de su sobrina,
como Ethan Edwards, el rescate de Cynthia Ann, se llevó a cabo en medio de un ataque de Texas
Ranger conocido Batalla del río de Pease, similar al rescate de Debbie Edwards cuando los Rangers de Texas atacan el
poblado de Scar, asimismo se dice el ataque a este poblado comanche es parecido la conocida batalla del río Washita, acaecida el 27 de noviembre 1868 , el séptimo de caballería USA al mando del
teniente coronel George Armstrong Custer atacó campamento de Cheyenne de Negro
Caldera en el río Washita (cerca de la actual Cheyenne en Oklahoma), también
semejante a otra Batalla, la del Tenedor del Norte del
río Rojo de 1872, el cuarto de caballería capturó 124 mujeres y niños
comanches y los encarceló en Fort Concho. Le May parece también se
inspiró para los buscadores de la niña en Brit Johnson, hombre negro que
consiguió rescatar a su mujer e hijos capturados por los comanches en 1865, después, Johnson hizo al menos 3 viajes a territorio indio y Kansas sin
descanso en busca de otra chica secuestrada, Millie Durgan (o Durkin), hasta que indios Kiowa lo mataron en 1871.
En conjunto, sumado lo bueno y
malo, me queda una notable cinta, con un lastre que me impide colocarla como
obra maestra. Fuerza y honor!!!
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