EL GRAN DICTADOR.
Icónico séptimo largometraje del
genial Chales Chaplin, cinta combativa, en la que “Charlot” utiliza sus mejores
armas, el humor para atacar las mayores lacras de nuestra sociedad, el
fascismo, el racismo, la intolerancia, la tiranía, las injusticias o la guerra,
una enérgica sátira política con toques dramáticos brutales. Escrita, dirigida,
producida, y protagonizada doblemente por él mismo, Chaplin se sirve su
inventiva para arremeter contra la escalada de violencia y de represión hacia
los judíos en Alemania con la llegada nazi al poder. Film valiente porque aún
la Guerra no había comenzado cuando se inicio el proyecto, no se quería
molestar a Hitler, pero Chaplin creyó era su deber era criticar a este
“fantoche”, una vez puso en marcha el proyecto los problemas políticos se
acentuaron, Reino Unido (Chaplin era inglés) le avisó de que no criticara a un
aliado (en 1938 lo eran), y el Código Hays de que su trabajo podría tener
muchos dificultades con la censura, pero con el comienzo del rodaje la
situación geopolítica mundial cambió, Alemania hacia poco había invadido
Polonia. En su estreno (octubre de 1940) el panorama mundial había variado, ya
hacía un año Gran Bretaña y Francia estaban en guerra con Alemania, pero USA
continuaba con su neutralidad, y Hollywood era aséptico con el conflicto aún
europeo, sólo la Warner había estrenado
“Confessions of a Nazi spy” (Anatole Litvak, 1939), haciendo de los nazis los
malos, esto provocó un aluvión de críticas a la productora. “El Gran Dictador”
se convirtió en el film más taquillero de Chaplin con un total de $ 11 millones
recaudados en todo el mundo, además de ser nominado a cinco Oscars, película,
guión, actor (única nominación a actor en su vida), secundario (Jack Oakie), y
música (Meredith Willson). Fue censurada en España hasta 1976. Puede ser
este el más famoso film del genial Charles Chaplin, y paradójicamente no hace
de su clásico e icónico vagabundo, de hecho el primer film en que no lo
encarnaba, a la vez que el primero sonoro, donde oiríamos hablar a Chaplin. Chaplin
se aprovecha de su parecido físico, sobre todo de su bigotito, cuando alguna le
vez le preguntaron por esto, él dijo <El mío (bigotito) fue primero>. Fue
ayudante de dirección su medio hermano Wheeler
Dryden. Una oda a la libertad individual, a la tolerancia, al valor
y a la democracia como valores Universales.
La acción arranca en 1918 en la gran guerra, el protagonista es un barbero judío (Charles Chaplin) alistado en el ejército de Tomania (alias de Alemania), en los últimos días del conflicto salva la vida de un piloto, Schultz (Reginald Gardiner), pero pierde la memoria por una conmoción cerebral, siendo ingresado en un sanatorio, hay una elipsis de 20 años , Tomania es ahora una dictadura comandada por Adenoid Hynkel (Charles Chaplin), un antisemita cruento que gobierna el país bajo el terror de los Grupo de Asalto, tiene como asesor al mesurado Schultz. El barbero escapa del sanatorio aún pensando está 20 años atrás, vuelve a su barrio a abrir su barbería, encontrándose a sus vecinos judíos acosados vilmente por los Grupo de asalto, allí conoce a la bella y combativa Hannah (Paulette Godard). En la historia tendrá mucha importancia Napaloni (Jack Oakie), alter ego claro de Benzini Mussolini, dictador de Bacteria, Garbitsch (Henry Daniell), consejero de Hynkel, o Herring (Billy Gilbert) consejero militar del dictador.

Una dramedia, mezclando
comedia y drama, sátira sobre las dictaduras y sobre todo contra Hitler, al que
parodia de modo delirante, riéndose de sus discursos, de su egocentrismo, de su
endiosamiento, de su megalomanía, lo hace mediante el uso sobre todo del
slapstick físico, del proveniente del cine mudo, los diálogos carecen de
fuerza, sobre todo está el poder de la imagen, las mejores escenas provienen de
gags que bien podrían ser mudos (a excepción por supuesto del discurso final),
un humor corrosivo, ácido, punzante, muy político, donde lo que prima es la
expresión gestual y corporal, proviniendo el humor de los equívocos, de caídas,
de golpes, de bailes surrealistas, e incluso de algo tan del cine silente como
una pelea de pasteles. Arremete con saña contra la industria armamentística,
riéndose de sus supuestos avances, haciendo chanzas de la ideología nazi, habla
con cinismo de los intereses volubles racistas, expone la persecución a los
judíos, e incluso aparecen campos de concentración. Desarrolla la historia
contraponiendo la personalidad bonachona de un barbero frente a la megalomanía
patológica de un auto-elegido-mesías. Chaplin hace una deconstrucción de la
política totalitaria nazi, se ríe con cinismo del sometimiento a este
“Adanista”, se ríe de su iconografía marcial con la que inundan su universo
superficial (el símbolo de estos nazis es una doble cruz, dando lugar a un
juego de palabras en inglés que viene a decir estafadoras), de su arcaica
liturgia de saludos brazo en alto, de sus enardecidos discursos de retórica
vacía, de los manipuladores en la sombra con el
consejero de Hynkel, Garbitsch (pronunciación similar en inglés a
Garbage, basura en el idioma de Shakespeare). Llama la atención que en este
relato Chaplin se aleja de la sutilidad y sugerencias de sus obras anteriores
para lanzar sus dardos de ironía contra los nazis, pretende un mensaje directo,
sin dobles intenciones, que llegue directo y nítido.
Se hace un retrato despiadado
del dictador de Tomania, Hynkel, tipo infantil, narcisista, inseguro, desleal,
racista, se le enfrenta a otro dictador, Benzini Napoloni (alter ego de
Mussolini), dicharachero, jovial, extrovertido, manteniendo entre los dos un
duelo por ver quién es “más” delirante. Tambien se hacen chanzas de Joseph
Goebbels (Ministro de Educación y Propaganda en la etapa nazi) con su alter ego Garbitsch, figura siniestra,
especie de Lady Macbeth que empuja a sus decisiones al dictador, asimismo
también se ríe del Mariscal Hermann Göring (Comandante Supremo de la Luftwaffe),
ello en la figura de su alter ego fílmico Mariscal Herring, exponiéndolo como
un petimetre pelota sin mucha personalidad.

Pero no todo es redondo en
este film, el tiempo le ha pesado un poco, la ha arrugado un tanto, cada vez
que la veo denoto más descompensación entre el tramo del barbero y el del
Dictador, Hynkel opaca la otra subtrama, la parodia de este mequetrefe dictador
es delirante, mientras que la otra resulta algo más lineal, los niveles
corrosivos de la trama del Dictador quedan desequilibrados en la parte del
barbero. Asimismo le echo en falta en falta que Hynkel exponga razones por las
que odia a los judíos esto daría más fondo al dramatismo y al sinsentido de
este antisemitismo. Hay lagunas narrativas orgánicamente forzadas, como que
Hynkel deba pedirle dinero a un banquero judío, Hitler simplemente lo
expropiaba y ya está, queda chirriante esto, como la huida de Schultz y el
barbero, simplemente han escapado andando, tampoco entiendo que no se haga
algún chiste durante el metraje sobre el parecido de Hynkel con el barbero,
difícil de creer nadie se haya dado cuenta hasta el final, también es bastante
metido con calzador el modo en que toman a Hynkel con el barbero, es que no
tenía Hymkel una guardia personal que le protegiera de estos incompetentes? El
discurso final como set-piece queda glorioso, pero narrativamente muy forzado
creerse dejaran los nazis al barbero hacer un discurso de seis minutos en
contra de su ideario, tampoco orgánicamente funciona, pues el barbero en ningún
momento ha dejado constancia de ser un filósofo idealista de gran oratoria, en realidad aquí deja de
ser el Barbero y se convierte en Chaplin hablando directamente a la cámara,
pues pienso que todo el film es una excusa para poder concluir con este alegato
a favor de las libertades que le queda algo sensiblero y buenista, visto lo que
aconteció después mejor hubiera hecho en que este tramo era un sueño del
barbero en el campo de concentración poco antes de morir. Tampoco le hubieran
venido mal algún recorte en su larga duración, sintiéndose algunos recursos
como relleno que hace redundante y estirado el film.
Hay varias versiones sobre el
origen del film. Una es que Chaplin en 1931 visitó Berlín
y fue agasajado por los fans, esto irritó al partido nazi, y publicaron un
libro, “Los judíos te miran” (1934), en el que describen a Chaplin como <Un
acróbata judío asqueroso>, esto aunque el multifacético artista no era
judío, Ivor Montagu, amigo cercano de Chaplin,
envió al comediante una copia del libro y creyó que Chaplin decidió tomar
represalias con la caricaturización fílmica del dictador. Otra versión es que Chaplin
vio junto al cineasta francés René Clairy Luis Buñuel , en una proyección en el Museo de arte Moderno de New York Museo el documental
de Lennie Riefenstahl “El triunfo de la voluntad”, Buñuel dijo que Clair quedó
horrorizado por el poder del film, gritando que esto nunca se debe mostrar o el
mundo estaba perdido, Chaplin por el contrario se rió del film, utilizando esta cinta para
verla y copiar los histriónicos movimientos de Hitler. Otra es que el director
Alexander Korda en 1937 le comentó a Chaplin el parecido físico de Charlot con
Adolf Hitler y le propuso el reto de interpretar a los dos en una misma película,
un año después, Chaplin decidió poner el proyecto en marcha. Quizás es una
conjunción de las tres versiones.
Posee una buena puesta en
escena, aunque con el deje aún del Chaplin del cine sielnte, con cámara algo
estática, sin demasiados alardes visuales, muchos interiores, con una dirección
artística de J.
Russell Spencer (“Carta a tres esposas”) con excelente recreación del interior del palacio
dictatorial, filmada en gran parte en los Estudios Chaplin y en lugares
alrededor de Los Ángeles, las esmeradas escenas de la Gran Guerra filmadas en Laurel Canyon (Los Ángeles). La fotografía es de Karl Struss
(“Amanecer”, “Candilejas” o “La mosca”) y Rolland Totheroh (“La Quimera del
Oro”, “Luces de Ciudad” o “Tiempos Modernos”), haciendo relucir la pomposidad
de la arquitectura nazi o sus rimbombantes concentraciones militares. La música
del propio Chaplin y de Meredith
Willson tiene gran importancia
en momentos claves, la "Obertura de Lohengrin" de Richard Wagner, con
la que se juega de modo circular, primero se escucha en la mítica escena de
Hynkel jugando con el globo terráqueo, se para en seco cuando el globo explota,
en el final, cuando Hannah oye por radio el discurso del barbero se vuelve a
retomar el tema como halo de esperanza, curioso es que Hitler y Chaplin eran
entusiastas de Wagner, también están presentes las melodías ajenas “Danza
húngara Nº 5” de Johannes Brahms y “String Quintet in E” de Luigi Boccherini.
Charles Chaplin en su doble
papel me queda desequilibrado, el rol del barbero le queda algo plano, se lo
come su transfiguración en Hynkel/Hitler, apoteósico en su caricatura, haciendo
chanzas de todos sus aspavientos, gestos, discursos, endiosamiento, genial con
el globo, con su tour de forcé con Napoloni. Jack Oakie magnífico en su guiñol
de Napoloni/Mussolini, le aporta carisma, vida, alma, mucho humor
y sobre todo una espectacular química con Chaplin, al que consigue
mantener el pulso. Paulette Goddard cumple bien en su rol de valiente judía que
se rebela ante las injusticias, una idealista chica que topa con la realidad de
un mundo cruento, en su debe es la poca compenetración que transpira su romance
con el barbero, paradójico, pues por entonces Chaplin y ella eran matrimonio. Billy
Gilbert está jocoso en su rolo de Herring/Göring. Henry Daniell y Reginald Gardiner cumple sin más.
Spoiler:


Momentos recordables: El divertido arranque, donde la inventiva de Chaplin para el slapstick mudo se atomiza, la parodia del mítico cañón Gran Bertha, la granada que se le cuela por la manga, la delirante secuencia en la avioneta boca abajo; La pelea en el gueto entre judíos y tropas de asalto con Hannah dando sartenazos, otra clara reminiscencia del cine mudo; El afeitado trepidante al ritmo de Hungarian Dance No. 5 de Johannes Brahms, ello con una coreografía descacharrante, ; La chanza que hace Chaplin de los inventos militares, como el traje antibalas o el paracaídas-gorro; Le dicen a Hynkel <Protestan por la calidad del serrín en el pan>, el dictador contesta <Pero, de qué se quejan? Es de la mejor madera que muelen nuestros molinos>; El mítico baile de Hynkel con el globo terráqueo, al son delicioso del Prelude to 'Lohengrin', de Richard Wagner, Colosal alegoría de cómo tomaba el mundo Hitler, como su juguete, soñaba con dominarlo a su antojo, sus delirios de grandeza, su infinita megalomanía; Los discursos y ataques de ira de Hynkel en los que despliega un pseudo-lenguaje gutural parecer hecho a base de alemán, yiddish y Katzenjammer, en uno de sus discursos en los con su cólera oratoria los micrófonos se doblan de miedo; El hilarante tramo del encuentro de Napoloni con Hynkel, su llegada en tren, el lio de saludos entre darse la mano y alzarla, el juego psicológico con la minisilla, su competición de altura en el sillón de barbero; Otro gag propio del cine mudo es en el que cinco hombres deben decidir cuál de ellos hará un atentado contra Hynkel, lo escogerán mediante cinco pasteles que se repartirán, en el interior de uno de ellos hay una moneda, ninguno de ellos desea “el premio”, produciéndose un jocoso juego de gestos y engaños;

El
tremebundo discurso humanista del barbero al final, vestido de Hynkel, el que
da sentido a todo el film, sobre todo enmarcado en el contexto del momento, dura casi cinco minutos, se supone habla a su ejército y al pueblo
alemán, en realidad nos habla a nosotros mirándonos, poniendo en valor la
libertad, la democracia y el entendimiento entre diferentes, mensaje atemporal <Lo siento, pero no quiero ser emperador. No
es lo mío. No quiero gobernar o conquistar a nadie. Me gustaría ayudar a todo
el mundo, si fuera posible, a judíos, gentiles, negros, blancos, todos nosotros
debemos ayudarnos mutuamente. Los seres humanos son así. Queremos vivir para la
felicidad y no la miseria ajena. No queremos odiarnos y despreciarnos
mutuamente. En este mundo hay sitio para todos. Y la buena tierra es rica y
puede proveer a todos. El camino de la vida puede ser libre y bello pero lo
hemos perdido. La codicia ha envenenado las almas, ha levantado barreras de
odio, nos ha llevado a la miseria y a la matanza, hemos progresado con
velocidad y nos hemos encerrado dentro. Las máquinas nos han dejado en la
necesidad. La ciencia nos ha hecho cínicos la inteligencia duros. Pensamos
demasiado sentimos muy poco. Más que máquinas necesitamos humanidad. Más que
inteligencia necesitamos dulzura y bondad. Sin estas cualidades, la vida será
violenta, todo se perderá. El avión y la radio nos han acercado. Estos inventos
claman por la bondad humana, claman por la fraternidad universal la unidad.
Ahora mismo mi voz llega a millones de seres, millones de hombres, mujeres y
niños desesperados, víctimas de un sistema que hace torturar y encarcelar a
gentes inocentes. A los que me oigan, les digo: no desesperéis, la desgracia
que vivimos es la pasajera codicia, la amargura de hombres que temen el camino
del progreso. El odio pasará, los dictadores morirán, y el poder que quitaron
al pueblo, volverá al pueblo. Y mientras mueran los hombres, la libertad nunca
perecerá. ¡Soldados! No os entreguéis a las bestias, que os desprecian, os
esclavizan, rigen vuestras vidas, os dicen qué hacer, pensar y sentir, os
mandan, hambrean, tratan como ganado y carne de cañón. No os entreguéis a
hombres inhumanos (Chaplin habla y gesticula como Hitler), hombres máquina con
mentes y corazones de máquina. ¡No sois máquinas, no sois ganado! ¡Sois
hombres! ¡Lleváis amor en vuestros corazones! ….. El poder está en el pueblo.
En nombre de la democracia usemos ese poder. No creáis a los dictadores con sus
mentiras…. Hannah, ¿me oyes?, donde quiera que estes, salimos de la oscuridad
para alcanzar la luz, entramos en un mundo nuevo…>; El poético último plano de Hannah mirando al horizonte con esperanza en
un mañana mejor.
Curiosidades: Nombre completo
del dictador que interpreta Charlie Chaplin es Adenoid Hinkel.
"Adenoids" significa en inglés "vegetaciones de la
garganta"; Chaplin no era judío, aunque su madre al parecer sí lo era.
tras el estreno de "El Gran Dictador" un periodista le preguntó
directamente si era judío, él respondió secamente: "No tengo ese honor”; Hitler y Chaplin nacieron con solo una semana de diferencia en abril de
1889, y ambos lucían pequeños bigotes cuadradas; El arquitecto de Hitler y amigo Albert Speer negó el dictador la hubiera
visto, pero otra fuente (¿?) dijo la vio dos veces; Algunos de los signos en los
escaparates del gueto en el film están escritas en esperanto, lengua que Hitler había condenado como un
complot judío para internacionalizar y destruir la cultura alemana, tal vez
porque su fundador fue un Judío polaco, el Dr. Zamenhof.
El medio hermano de
Chaplin, Sydney dirigió y protagonizó una película
en 1.921, “Rey, Reina, Joker”
en que, como
Chaplin, hizo el doble papel de barbero y gobernante de un país está a punto de
ser derrocado. Más de veinte años después, en 1947, Charles Chaplin fue demandado
por plagio por “El gran dictador. El caso, Bercovici vs. Chaplin, Chaplin pagó
en un acuerdo a Konrad
Bercovici 95.000 $. Bercovici
afirmó había creado ideas como la de Chaplin de dictador bailando con un globo,
y que Chaplin había discutido cinco páginas del esbozo de guión con él durante
varias horas. Chaplin insistió en su autobiografía que él había sido el único
escritor del guión. Chaplin dijo que llegó al acuerdo, debido a su
"falta de popularidad en los Estados Unidos en ese momento y estar bajo mucha
presión judicial, [él] estaba aterrorizado, sin saber qué esperar."
En 1964, en su autobiografía,
Chaplin declaró no la habría hecho si hubiera sabido el alcance horrores de los
campos concentración nazis de la época.
En conjunto me
queda un film notable, donde todo lo bueno es muchísimo mejor que sus taras.
Fuerza y honor!!!
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