EL CHICO. (1921)
El primer largometraje de
Charles Chaplin supuso un tremendo éxito, hoy día hay que darle la licencia de
la inocencia de un cuento de hadas para disfrutarla en todo su entrañable
esplendor, un canto a las relaciones paterno-filiales por encima de la
consanguinidad, y es que cualquiera puede hacer un niño, pero darle cariño es
otra cosa. Escrita, producida (para
Chaplin Productions y First Internacional),
dirigida y protagonizada por Charlie Chaplin, segundo film más taquillero de 1921, tras “Los cuatro jinetes
del Apocalipsis”, considerada una de las
mejores películas del cine silente. El genial Charlot combina con brillantez el
humor y el drama, que como bien dice su enunciado de presentación <Un film
con una sonrisa, y tal vez, una lágrima>, además creando a la primera estrella
infantil del cine, Jackie Coogan con seis años.
Una mujer
(Edna Purviance) abandona sola un hospital de caridad con un bebé en brazos y
con cara de tristeza, señal de que es una madre soltera. Atormentada por el
peso de la situación la mujer decide dejar el bebé en el asiento trasero de un
auto de lujo con una nota pidiendo lo cuiden esperando que el rico dueño le dé
una buena vida. Lo malo es que el coche es robado por unos malhechores, que al
darse cuenta del bebé lo abandonan en un barrio pobre, un vagabundo (Charles
Chaplin) lo encuentra, al principio es reticente a cuidarlo pero al final
decide ser su tutor. Tras cinco años el bebé es un vivaraz chico (Jackie
Coogan) que ayuda al vagabundo en sus desventuras por la ciudad para intentar
sobrevivir con dignidad.
Es una
historia con claras reminiscencias dickensianas, sobre todo en esa
representación de las penurias de la infancia. El guión basa su gran pilar en
la conmovedora relación entre Charlot y el niño, sabiendo trazar un tremendo
cariño entre ellos, un amor fraternal que traspasa la pantalla, lo hacen con
enorme naturalidad y frescura, calando en el espectador, por lo que cuando se
separan el dolor nos empapa, lo hace salpicando la trama de un humor en el que
juega deliciosamente con el slapstick más ingenioso, con peleas, persecuciones,
gadgets. Es una obra que tras su fachada de esconde una punzante crítica a
nuestra sociedad hipócrita, ataca a nuestra conciencia, arremete contra nuestro
falso puritanismo, contra la división de clases, lo hace con equilibrio,
alternando risas y drama del que emociona, tocando temas como el abandono
infantil, la frustración, el sentimiento de culpa, el amor fraternal, la
ambigüedad de la paternidad, la visión optimista en la peor de las
circunstancias, ello con un tono trémulo humanista, con una gran capacidad
visual-estética para construir escenas de lirismo. En una narración trepidante,
fluida, directa, ingeniándoselas siempre Chaplin para sacar una risa del la
peor de las situaciones, un relato enternecedor, que por momentos inunda la
pantalla de estremecedora intensidad, donde el poderío de la expresión gestual
resulta prodigioso. Chaplin enmarca el relato en una ambientación maravillosa,
donde se roza la miseria, la pobreza, la escasez, pero no se deleita en ella,
nos dice que en la vida hay que aprovechar lo que nos da, aunque sea poco.
Su
realización merece otro film aparte ya que de él se pueden extraer elementos
autobiográficos de Chaplin, considerándose su obra más personal, en la que
vuelca más de sí mismo, expone experiencias de su infancia, expresadas en el
mundo de pobreza en que vive “El Chico” y su infancia sin madre, Chaplin de
niño fue forzado a separarse de su madre durante 2 años y recluido en un centro
para niños en Londres. A esto se une la melancolía por el fallecimiento de su
bebe de tres días, Norman Spencer, por malformaciones genéticas el 10 de julio
de 1919, solo tres semanas después inicia el rodaje del film, y en su afán
homenajear a su hijo quiere el perfeccionismo, llegando a repetir escenas hasta
el hartazgo, se dice que una media de 53 veces se repitió cada toma, lo que le
llevó a que durara la filmación nueve meses. Una vez terminado comenzó otra
batalla, y es que estaba envuelto en un duro divorcio de su primera esposa,
Mildred Harris, ella quería bloquear el film para obtener beneficios de su
taquilla, Chaplin huyó con los negativos metidos en latas de café a Salt Lake City (Utah), y en un hotel de allí montó el film.
En 1971 el propio Chaplin realizó reeditó el
film, le añadió una banda sonora propia original, suprimió varias escenas para
restar protagonismo a la madre, según él para evitar dispersiones y para dar
más dignidad a la madre. Se elimina el encuentro de la madre con una pareja de
reciencasados, el encuentro casual con el antiguo amante y padre de “El Chico”,
recortó la duración original de 68 minutos a 53.
Charles
Chaplin está magnífico en su rol clásico de vagabundo de gran corazón, aquí
maximizado por la relación paternal con el Chico, derrochando carisma, ternura,
optimismo, esperanza, ilusión, simpatía, picardía, amor, y en el último tramo
dolor, su expresividad resulta apoteósica, su desparpajo físico es memorable,
en las excelentes coreografías pugilísticas o en la espectacular escena por los
tejados en busca de el chico, sublime. Jackie Coogan es tan deslumbrante que
mantiene el tipo frente al titán Chaplin, con empatía, dulzura, pillería,
chispa, mucha fisicidad cómica como en la pelea con otro chiquillo mayor, considerado por Chaplin el mejor actor con el que trabajó, ello por lo
bien que entendía lo que se pedía de él y como lo transmitía.
Momentos
recordables: Su turbador arranque, con esa imagen que dice más que mil
palabras, ella saliendo sola de un hospital con un bebe en brazos; Lo gadgets
que inventa Charlot para cuidar al bebe, como esa cafetera a modo de biberón;
El tramo en que vemos a el chico trabajar en equipo con Charlot, el chico va
delante rompiendo cristales, y Charlot detrás asistiendo de cristalero a la
gente que ha sufrido el percance, en una de esas coquetea con la ama de casa
cuando por detrás aparece el esposo, un policía; La pelea que tienen el Chico
con otro niño mayor, delirante, aparece Charlot y lo alza por los pantalones,
pero el chico sigue brazeando uy pateando intentando llegar a su rival, en
estas aparece el hermano mayor del rival, un caricaturesco tipo salido de un
comic, Charles Reisner, vestido con un jersey a todas
luces relleno de gomaespuma para aparentar ser musculoso, y con bombín, empieza
una pelea con Charlot, en la que este tiene su mejor baza en esquivar sus
golpes, en un de ellos, en otra imagen comiquera dobla una farola, de hecho
antes de que le dé ya está venciéndose, hilarante; El escalofriante tramo en
que asuntos sociales se lleva a el chico, cómo Charlot huye por una ventana, un
poli le persigue mientras él corre por as azorteas de las casas intentando
llegar al camión en el que va el Chico, hasta que la desesperada persecución
tiene su premio, llega al chico, salta al camión y se funden en uno de los más
Cariñosos abrazos que haya dado el Cine, trémulo; El onírico tramo de la
ensoñación, un alarde de imaginación, aunque chirriante en el desarrollo del
film.
Como defecto le pondría el
susodicho tramo onírico, por lo mal que encaja. Me sobra también el ver el
supuesto padre biológico de la criatura, nada aporta, desvía la atención para
hacernos creer que en algún momento posterior aparecerá, no hacía falta.
Asimismo el final tan acomodaticio me resulta facilón, demasiado dulzón, poco
valiente. A parte que como he dicho arriba, al film hay que darle patente de
corso para creértela y verla como un cuento, pues lo normal es que si Charlot
se encuentra un bebé es que lo lleve a la policía, aunque solo sea por
humanidad, ya que él no tiene medios con que cuidarlo, y no que decida
quedárselo sin más.
Vista hoy día resulta curioso
ver la relación tan políticamente incorrecta que tienen Charlot y el Chico, se
besan en la boca y comparten cama, esto hoy día tiene un nombre de delito.
La puesta en escena resulta
bastante buena para los cánones del momento, rodada en escenarios reales de
L.A. (Olvera Street) y Pasadena (Colorado Street Bridge) y en los platós
Chaplin Studios (Hollywood, L.A.), con una labor de decorados de Charles d.
Hall (“Sin novedad en el frente”, “Frankenstein o “Drácula”) estupendo del
barrio donde se mueve Charlot, con una sobria fotografía de Roland H. Totheroh
(”La Quimera del Oro”, “Luces de ciudad” o “Tiempos modernos”), filmando con
cámara fija y guardando distancia con la acción, típica de entonces, al servisio
de la historia.
Chaplin
inteligentemente incrusta numerosas referencias cristianas, atacando con
mordacidad a los que la profesan de modo artero y torticero. Cuando al
principio vemos a la Madre angustiada por que ha tenido al niño, Chaplin lo
cruza con una secuencia de Jesús en el Via Crucis portando la Cruz, alegoría
del sufrimiento de la Madre, a el Chico
lo vemos rezar antes de comer su exiguo almuerzo, también reza antes de
irse a dormir en el albergue, a esto se suma el tramo del sueño, se supone es
el barrio de Chaplin convertido en el Cielo, con Ángeles, y con la aparición de
Ángeles negros (demonios), que traen el Mal, a estas referencias se suma que el
número del portal del edificio donde vive Charlot es el 69, en nítida
sugerencia al Pecado, a la Carnalidad, a lo Lujurioso.
En el
tramo del sueño, aparece una chica-ángel a la que Chaplin besa, es Lita Grey,
de la que Chaplin se enamoró, tenía solo 12 años, a los 16 quedó embarazada,
casándose los dos en México, , siendo el segundo matrimonio de Chaplin, le dio
dos hijos Charles y Sydney, y divorciándose en 1927, tras tres años de
matrimonio.


John Leslie " Jackie " Coogan (1914-1984) fue un actor estadounidense que comenzó su
carrera en el cine como actor infantil en películas mudas. Charlie Chaplin le regaló la fama eterna con este papel en “The
kid” con solo seis años, la primera estrella infantil de la historia del cine. Coogan nació el 26 de octubre de 1914 en Los Ángeles , California, hijo de
John Henry Coogan, Jr. (actor), y Lillian Rita (Dolliver) Coogan, como John
Leslie Coogan.
Aparece en un film sin acreditar en 1917 con solo tres añitos. Chaplin lo descubrió en el Teatro Orpheum de Los Ángeles, Jackie
Coogan era un gran mimo y deleitó a Chaplin con sus habilidades. Chaplin posteriormente lo eligió para un pequeño papel
en “El placer de un día” (1919), fue con “El chico” (1921) la que explotó su
popularidad, posteriormente aparece en rol principal en “Oliver Twist” (1922), junto a Lon Chaney, dirigida
por Frank Lloyd. Coogan fue una de las primeras estrellas que se
comercializó su imagen con anuncios de mantequilla de maní, papelería,
silbatos, muñecos, registros y figurillas de Coogan. Como estrella infantil, Coogan se estima ganó de $ 3 a $ 4 millones ($
50 millones a $ 70 millones en 2015 dólares), el dinero gastado por su madre y
padrastro, Arthur Bernstein, en abrigos de pieles, diamantes y coches caros. Los padres se ampararon
en que la ley les amparaba a no tener que darle nada a su hijo mientras no
fuera mayor de 21 años, remarcando cínicamente que Jackie Coogan era un mal
chico. Jackie los demandó en 1938, siéndole reembolsado de sus tutores 126.000
$ (2,110,000 en 2015), él
esperaba el doble, este caso dio origen a la promulgación
en 1939 de la Ley del Actor Infantil de California, la Ley Coogan, por la que el empleador de un niño actor debe poner el 15%
de los ingresos en un fideicomiso (a menudo llamado Cuenta Coogan), y
salvaguardar cuestiones tales como la educación, las horas de trabajo y tiempo
libre. Jackie
Coogan estuvo involucrado en obras benéficas de gran importancia, siendo
baluarte de la causa de los armenios y griegos (Genocidio Armenio), realizó una
gira por USA y Europa en 1924, “Cruzada de Niños” para recaudar fondos,
recogiendo más de 1 millón $ (más de 13 ajustada la inflación a 2.012) en
material de primeras necesidades, llegando por esta causa a reunirse con el
papa Pio XI. Jackie se alistó en el ejército USA en marzo de 1941, y tras el
ataque japonés a Pearl Harbor, solicitó el
traslado a las Fuerzas Aéreas USA como planeador piloto debido a su experiencia en vuelo civil. Después de
graduarse de la escuela planeador, le hicieron oficial de
vuelo y se ofreció voluntario
para el servicio peligroso con el First Air Commando Group, en diciembre de
1943, la unidad fue enviada a la India, voló con los británicos, los Chindits.
Tras la guerra
Coogan volvió a actuar, pareciendo bastante en series de televisión, hasta que
en 1964 hizo su más popular rol en tv, el tío Fenster en la serie de la ABC “La
familia Adams” (1964-1966), tras lo que siguió con apariciones otras series,
como “Perry Mason”, “la tribu de los Brady”, “The Wild Wild West” o “Hawaii
Five-0”, hasta su retiro en 1970. Coogan murió el
1 de marzo de 1984 a los 69 años en Santa Monica, California . Su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood Walk se encuentra en
el bloque 1700 de Vine Street. Siempre mantuvo una gran amistad con Chaplin, su último encuentro fue en
1972 cuando Chaplin viajó a USA para recoger su Oscar Honorífico.
Clásico
imperecedero del Séptimo Arte, que pasándolo adecuadamente por el filtro del
momento en que se rodó encuentras un adorable film, de los que te remueve los
sentimientos. Fuerza y honor!!!
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