CARTA DE UNA
DESCONOCIDA.
Una notable
muestra del cine romántico más exacerbado, un clásico del realizador alemán Max
Ophuls en su segundo trabajo en Hollywood, llevando aniveles extremos la
obsesión y el amor platónico, donde se idealiza a las personas. El guionista
Howard Koch (“El sargento York”, “La carta” o “Casablanca”) adapta un relato
corto (1922) homónimo del vienés Stefan Zweig (“Maria Antonieta” o “El Gran
Hotel Budapest”), creando una historia rebosante de ternura, con una
ambientación deliciosa, con una gran construcción de protagonistas, en un
increscendo dramático sofocante. El argumento ha sido llevada varias veces al
cine, ejemplos "Feliz año, amor mío" (Méjico, 1955) y "Carta de
una mujer desconocida" (China, 2004).
Arranca en Viena, un apuesto
caballero de mediana edad, Stefan (buen Louis Jourdan), regresa a su piso una
noche, nos enteramos que tiene un duelo al amanecer, y pide a su mayordomo mudo,
John (Art Smith), le prepare el equipaje
para huir, este le da una carta que acaba de llegar, la abre y esta inicia con
la inquietante frase <Para cuando leas esta carta, yo puedo estar muerto>,
con lo que la atención está ya ganada. Entonces la acción se sumerge en lo que
es el flash-back que es l mayor parte del metraje y donde el relato es narrado
voz en off por la protagonista. A principios del SXX, Lisa (buena Joan Fontaine), una adolescente que vive
en un complejo de apartamentos, está fascinada por un nuevo inquilino, el
prometedor pianista Stefan Brand, Lisa está obsesionada con el pianista, es su
gran amor platónico al que oye tocar el piano obnubilada, mientras lo ve
alternar como un playboy con múltiples mujeres. La madre de Lisa (Mady
Christians) anuncia su matrimonio con un caballero rico y respetable, que
vive en Linz , le dice a Lisa que se van a
mudarse allí. Los años pasan pero para
Lisa sigue presente este amor enfermizo, aunque él ni la conoce, ella llega
rechazar noviazgos por Stefan, con los años Lisa vuelve sola a Viena, trabaja
como modelo de vestidos, todas las noches ella espera frente a la ventana de la
vivienda de Stefan, una de estas noches él se cruza con ella y se fija en Lisa,
se siente extrañamente atraído por la chica, teniendo una largo y romántico encuentro
nocturno, acaban haciendo el amor, a la mañana siguiente Stefan tiene que marchar
en tren a Milán a dar un concierto prometiéndole él que en dos semanas volverán
a estar juntos.

La historia se
basa en el choque entre dos estilos de vida, la de Lisa, la obsesiva,
idealista, el amor puro, frente a ello la de Stefan, vida disoluta, el
narcisismo, el egoísmo, el mujeriego, la falta de sentimientos profundos. Lisa
es la perseverancia, la ternura, la fijación enfermiza, rozando la
autodestrucción, Stefan es la indolencia, la frivolidad, playboy empedernido,
de constantes amores efímeros. Todo enmarcado en un todo melodramático intenso,
de un aura romántica trágica desde su magnético inicio, de momentos
conmovedores, un amor de tintes fatalistas, todo narrado por la voz en off de
la protagonista, recurso nada artificioso, pues sirve para potenciar el
dramatismo del relato al ser la voz de una persona que desde el comienzo nos
dice que está muerta, con una estructura de elipsis temporales muy bien
manejadas, en lo que son los cuatro flash-backs en que se divide la cinta. Ophuls
envuelve la historia en un halo de delicioso lirismo romántico, rodada con una
elegancia y buen gusto sibarita, en un increscendo dramático punzante, desde el espíritu vivaraz y jovial del principio la narración se va enrareciendo
mientras reflexiona sobre el amor no correspondido, sobre los amores
platónicos, los amores idealizados, hasta desembocar en un final de
reminiscencias moralistas (spoiler). Ophuls hace que el relato que contado
puede parecer pesado no lo sea, sabe hacer que el espectador no pierda
atención, con un uso del tempo narrativo formidable, lo acelera y detiene de
modo brillante para saborear las emociones, ejemplo el baile entre Lisa y
Stefan en que el mundo se para a su alrededor.

La puesta en
escena potencia de forma sibarita la delicada sensibilidad del film, con una
fascinante dirección artística de Alexander Golitzen (“Touch of evil”, “Spartacus” o “Aeropuerto”), recreando Viena en los estudios de la Universal, ayudándose de maquetas, proyectando
una ciudad bucólica, con el edificio de pisos donde vive Lisa y Stefan, con el
marcado acento en las escaleras como elemento divisor de diferentes universos,
él vive arriba, y ella mira a lo alto como algo inalcanzable, habiendo visiones
muy expresivas desde arriba y desde abajo que marcan emociones fundamentales,
con picados y contrapicados, los parques con la Noria del Prater al fondo, la
feria con el vagón de tren de viajes fantasma, las cafeterías, esto realzado por la fenomenal fotografía de Franz
Planer (“Vacaciones en Roma”, “El motín del Caine” o “Desayuno con diamantes”),
jugando con los claroscuros, las sombras, la niebla, la luz difuminada, con
suaves y descriptivos movimientos de cámara llamados por el director
“deslizamiento de cámara”, con prodigiosos travellings, con cuidados encuadres
con multitud de matices de elementos, con luces tras cada ventana (ejemplo la
presentación de Stefan con su rostro de perfil encuadrado por la ventanilla de
un carruaje), calles iluminadas por la tenue luz de farolas, enfoques que con
un mimo resaltan la belleza del rostro de Joan Fontaine. Y todo esto acompañado
por la melancólica y bella música de Daniele Amfitheatrof (“Rommel, el Zorro del desierto”, “La última caza” o
“Mayor Dundee”), haciendo sobrevolar por el metraje un velo de cuasi-ensueño, oyéndose alguna a través de paredes, hay temas
hermosos de Listz, Mozart ("La
flauta mágica") y Wagner ("Tanhauser"), realzando el
romanticismo. También es reseñable la edición de Ted Kent (“El Hombre
Invisible”, “La novia de
Frankenstein” o “Criss Cross”), con transiciones elípticas suaves, asimismo
destacable es el magnífico vestuario de Travis Banton (“Angel”, “La marca del
Zorro” o “El caso Paradine”).
Joan
Fontaine además de una enternecedora belleza, despliega encanto natural, mundo
interior, vulnerabilidad, nostalgia, ilusión, ello con una mirada que derrite,
con una dulce voz que desarma, toda una gama de sentimientos que crean empatía
con el espectador, además haciendo creíble las diferentes edades por las que la
vemos. Louis Jourdan, en su mejor momento físico desborda sex-apple,
autoconfianza, elegancia, y entre los dos se establece una tremenda química,
dos personas antagonistas en sentimientos, pero que encontraron en una noche de
pasión el sentido a sus vidas, aunque él tardó en darse cuenta. Echo en falta
secundarios de peso, apenas hay personajes de soporte, todo el foco está en
ellos dos.
Spoiler:
Momentos recordables: La
presentación de la personalidad nihilista de Stefan, a la mañana tiene un
duelo, este les espeta a los amigos fríamente < El honor es un lujo que sólo
los caballeros pueden tener>, remarcando su cobardía; Tras esto Stefan llega
a su piso y su criado le entrega una misteriosa carta, la abre arranca <Cuando
leas esta carta, puede que haya muerto...si esta carta llega a tus manos, verás
cómo fui tuya sin que tú siquiera supieras que existía>, y no puede parar de
leer; La primera (única) noche que pasan juntos Liza y Stefan, ella siempre
observándolo embelesada, magnífico el tramo en que toca él el piano, el onírico
viaje en un vagón de tren de feria, donde lo que se mueven son los escenarios
por mor de un tipo que los despliega con pedaladas de una bici, donde se
sugiere tiernamente el primer beso entre los dos, o ese baile en que los dos se
quedan solos, maravilloso tramo del amor idealizado; Escenas capicúas y
cubiertas de un halo de dramatismo, en la estación de tren Stefan se marcha en
tren mientras le dice a Liza que volverá en dos semanas, ella sabe que no es
verdad, esto entronca con tiempo más tarde cuando otro Stefan (el hijo del primero),
el hijo de Liza se marcha en tren de veraneo, y cuando se va le dice a su madre
que en dos semanas se verán, el espectador queda inquieto, y sus temores se
confirman más tarde, tampoco Liza lo verá; Liza antes de partir con su madre a
Linz, de adolescente, se escapa para ver por última vez a Stefan, le espera en
la puerta de su piso mientras él está fuera, en el rellano de la escalera,
cuando lo ve llegar, sube la escalera con una mujer en una toma subjetiva de
picado, ya en la noche que los dos pasan juntos, cuando llegan al edificio de
Stefan la cámara adopta este mismo punto de vista de picado, emparejando las situaciones;
Muy sutil alegoría del dolor cuando en la estación de tren, cuando tras la
noche de pasión, Liza se despide de Stefan, y la cámara toma a Liza enmarcada
por una barandilla con puntas de lanza, genial; Y por supuesto su final,
termina conmovido de leer la carta Stefan y este le pregunta a su criado si él
recordaba a Liza y le responde que sí, Stefan se nota siente un gran vacío
interior, y cambia de planes, antes iba a huir de un duelo al amanecer, ahora
decide acudir a su destino, decide afrontar lo que le depara el futuro con
honor, el que ha esquivado durante años.
Hay algunos elementos que me chirrían
en el desarrollo del film, tras la noche
de amor de Stefan y Liza ella se queda en cinta, y sin medios económicos que
nos hayan contado ella tiene un retoño estando soltera, me pregunto cómo se
mantiene, no se ve que tenga siquiera amistades, tras dar a luz hay una elipsis
de años que me cruje, resulta que una madre soltera en pleno comienzo de SXX,
lo que es una lacra imborrable la vemos se ha casado con un aparente tipo de
mucha plata, me resulta forzado y simplón, no me lo creo si no me dan un mínimo
argumento, luego resulta que ella decide arriesgar no ya su futuro, si no el
del hijo por otra noche con Stefan, muy egoísta no pensar en su vástago, más
sabiendo que el marido le había advertido, tras lo que el esposo se entera y la
deja, me vuelvo a preguntar cómo se mantienen, como tienen dinero para poder
mandar al niño de veraneo. Por cierto siendo malévolos, el playboy de Stefan debía
tener una prole interminable de críos desperdigados por el mundo, los medios
anticonceptivos eran primitivos por entonces y este tío era un pichabrava, y su
media de mujeres con las que se acostaba dejaba en pañales a Julio Iglesias.
Diferencias con
el relato de Zweig: El protagonista masculino en
el libro es llamado (una vez) como 'R', al parecer el nombre de Stefan es un homenaje
al escritor, tampoco lo tiene en el relato literario el niño; es un novelista y
no un músico; La "mujer desconocida" no recibe ningún nombre en el libro,
en el film se llama Lisa Brendle (marca de Ophüls que sus personajes femeninos
nombres que comienzan con una L); Fernand, un pariente de la madre y eventual
pretendiente de Lisa, se convierte en el film en el Sr. Kastner; La familia se
muda a Linz en lugar de Innsbruck;
John, el
siervo, en la película pasa a ser mudo; En el libro, la "mujer
desconocida" pasa tres noches con el escritor (en lugar de una) antes de
su partida, ella sólo se encuentra con él una vez más, años después, en la
ópera, ella pierde rápidamente a su amante actual en favor de gastar una cuarta noche con el escritor, al término de esto, ella es humillada cuando él la
confunde con una prostituta, y se va corriendo, nunca volverá a verlo. La adaptación de la película se divide éstos en dos encuentros
separados (él se reúne por segunda vez con ella en la ópera, y luego sale
corriendo humillada de su casa), y pasa por alto otro encuentro sexual; Omiten
en el film que Lisa enviaba rosas blancas a Stefan todos los cumpleaños; Al
comienzo de la novela, Stefan acaba de cumplir los 41, ha olvidado de su cumpleaños. Esto es clave porque la ausencia de rosas blancas confirma la muerte de
Lisa en el momento de la lectura; no hay duelo en la historia original; La "mujer desconocida" en el libro nunca se casa, pero vive
de una serie de amantes que permanecen sin nombre, es una cortesana (omitido
supongo por mor de la censura) por esto las acciones de la protagonista no
ofenden a alguien, en la película, Stefan es desafiado a un duelo, inicialmente
tiene previsto huir, el final revela que el concursante es Johann, que exige satisfacción por la aventura con Lisa. Después de leer la carta, Stefan acepta el duelo y se acerca a su incierto
destino. Esta acción redentora y moralista no tiene equivalente literario. De hecho, el literario Stefan puede sólo débilmente recordar Lisa
después de leer la carta.
Recomendable film a los que
gusten de cine romántico de profundidad. Fuerza y honor!!!
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