viernes, 10 de octubre de 2014




YOYO.

El injustamente olvidado Pierre Étaix demuestra en esta enternecedora cinta que era un cineasta imaginativo, fascinante, conmovedor, como he leído era un payaso con alma de poeta, un director guionista y protagonista preocupado en que la gente valorará la alegría de vivir, independientemente de lo poco o mucho que tuvieran, un humanista. Étaix es un prodigioso creador de humor gestual, componiendo coreografías extraordinarias donde todas las piezas encajan como en un tetris para producir no una carcajada, pero si para mantener un gesto de felicidad durante todo el metraje, esto deriva en insuflarnos un chute de pasión por estar vivos.

Arranca en 1925, el protagonista es un millonario (gran Pierre Étaix) que vive solo en un gran palacio, es asistido por un ejército de mayordomos que tratan de hacer menos aburrida su rutinaria existencia, al millonario lo vemos mirar la foto (buena Luce Klein) de quien parece ser un amor perdido, nada parece satisfacerlo. Un día contrata un circo para que de un espectáculo en exclusiva para él en su enorme jardín, allí descubre a su antiguo amor que da una actuación como amazona, ella tiene un hijo, Yoyo (buen Philippe Dionnet), actúa de payaso y que él sospecha es suyo. El circo se va dejándolo de nuevo solo en su inmensa riqueza. Pero llega 1929 y el crack de la bolsa le lleva al millonario a la bancarrota, teniendo embargado su palacio. Hasta ahora había sido un film mudo, aunque con sonidos onomatopéyicos a partir de aquí está el guiño a la llegada en este año del cine sonoro y comenzamos a oír hablar a los personajes, aunque poco, el millonario recoge sus pocas pertenencias y con su coche se une al circo con su amada e hijo Yoyo, los 3 forman una compañía itinerante por el país, siendo muy felices, tras la Segunda Guerra Mundial llega el éxito de Yoyo (Pierre Étaix de mayor), siendo un productor de talentos de espectáculos de variedades que maximiza sus éxitos con el advenimiento de la televisión, con el dinero conseguido Yoyo idea volver al palacio familiar, este se encuentra abandonado y maltrecho, Yoyo lo restaurará para que vuelva a su antiguo esplendor, Yoyo al igual que su padre parece volver a repetir los mismos errores, incluso ha dejado por el camino a un amor que se dedica al espectáculo, Isolina (Claudine Auger) es trapecista.

Guionizado por Étaix y Jean-Claude carriere (“Cyrano de Bergerac”), el realizador dijo del film <Puse todo lo que amo en él>, se refiere al tributo a su padre fallecido hacia poco en accidente de tráfico y a su amado mundo del circo. Étaix dijo inspirarse en Fellini 8 y medio. El film desde su potente inicio, primero se ve el bello palacio, la cámara recorre un ampuloso pasillo adornadas sus paredes de cuadros de aristócratas antepasados, delante de cada uno de ellos vemos lo que hizo amasar su fortuna, uno de ellos con una torre de extracción de petróleo, otro con un gran barco, otro con una fábrica, de pronto la imagen se detiene en uno de ellos y la pintura cobra vida, el personaje coge su yoyo y empieza a jugar con él, en realidad era un espejo, vemos al protagonista que no sabe hacer moverse el yoyo, se cabrea y pega una patada a una silla, saliendo dolorido, y nos adentramos en un mundo donde se encadenan gag sobre gag con una exquisita elegancia propia del mejor Buster Keaton, Chaplin o Harold Lloyd, remaneciendo una delicada nostalgia donde priman los momentos de humor gestual y físico. Además Éatix realiza un evocador fresco de parte del SXX, la época dorada de la bolsa que se supone es la cresta de la ola en la que vive el protagonista, la llegada del sonido al cine, el Crack del 29, como la irrupción del cine arrinconó el circo, la WWII, la Guerra Fría, el boom de la televisión, componiendo un collage de este recorrido vital de modo turbador por lo maravillosamente que queda retratado, con una dulzura epicúrea, un sentido del buen gusto sibarita, excelente sensibilidad, con un lirismo visual trémulo. Durante la primera parte el homenaje al cine humorístico es manifiesto, pues no hay diálogos, priman los sonidos ambientales. 













La cinta posee una muy elegante puesta en escena con una hermosísima primera parte en el neoclásico Palacio Porges Château de Rochefort-en-Yvelines, palacio inspirado en el  Palacio de la Legión de Honor en París doblando proporciones, lugar ideado por el checo Jules Porges (magnate del diamante) como regalo para su esposa, Rose Anna Wodianer, comenzado en 1899 y terminado en 1904, el palacio durante la Gran Guerra fue un hospital militar, durante la WWII fue ocupado por los nazis, tras ellos los americanos se establecieron allí hasta 1945. Tras pasar por varias manos desde 2008 se dedica a la celebración de seminarios de negocios. Pues los diseñadores de producción Raymond Gabutti (“Los Niños Del Paraíso”) & Raymond Tournon (“El Pretendiente”), saben jugar de modo prodigioso con el lugar, exprimiéndolo para extraer lo fatuo de su grandiosidad, a esto se añade la fenomenal fotografía de Jean Boffety (“Los Unos Y Los Otros”), que se mueve con primorosa elegancia para captar las expresiones y movimientos medidos de los personajes y poder influir en proporcionarnos este humor tan punzante.

Momentos entrañables para el recuerdo son muchos: Su ya mencionado arranque; El mayordomo desaliñado y fumador que tras pasar por una puerta se transforma en muy arreglado; El espectáculo de cabaret en exclusiva para el millonario; La “erótica” mano de una mujer quitando el calzado al millonario con sensuales movimientos; Cuando el Millonario se pone unas gafas supuestamente para leer, un criado le trae unos libros él escoge, se tumba en la cama y el criado le lee la novela; Cuando el millonario saca a pasear a su perrito mediante una pomposa liturgia previa, se sube a su Roll Royce con chófer, un mayordomo lleva al chucho en un cojín lo pone en el suelo, le da la correa a través de la ventanilla del auto y el can por fuera y el  rico en coche dan una vuelta por el jardín, solo vemos el guanto del tipo que asoma por la ventanilla mientras el perrito intenta seguir el ritmo, delirante; El Yoyo niño vestido de payasito curiosea por el palacio extasiado con lo que ve, hasta que lo descubren y un elefante lo rescata por una ventana; Cuando el millonario arruinado coloca una soga en el techo y cuando se dispone a subir a un sillón para colgarse unos embargadores se lo lleva, humor mordaz negro; El gag del Crack del 29 donde un tipo que pasea por una calle debe sortear los suicidas que se tiran por las ventanas de las oficinas; El magnífico encadenado de gags que suceden cuando el Roll Royce tira de la caravana; La fascinante elipsis de cómo se hace mayor Yoyo de niño, `vestido de payaso infantil pasa por una cortina tirando de una silla y por el otro lado aparece de payaso adulto; La alegoría de la guerra con los caballos de circo; La parodia de Hitler que se convierte en homenaje a Chaplin por su “El Gran Dictador” La manifestación en una plaza, donde aparecen pancartas con la foto de Lenin, Kral Marx y… Groucho Marx; Cuando Yoyo se dispone a entrar a una Iglesia y se quita el sombrero, antes da una limosna a un pedigüeño sentado en el tranco, en ese momento sale una mujer del Templo y al ver el sombrero de Yoyo le da otra limosna; El tierno homenaje a los artistas circenses con el tramo de estos en hotel teniendo que sortear con gran ingenio las trabas del gerente de la residencia para poder tener electricidad, planchar, comer, tender ropa, y más; El tramoen que ya productor de artistas recibe varios proyectos; Su tramo final en la fiesta-recepción en Palacio donde se suceden gags visuales uno tras otro, y con el telón de fondo de Yoyo sintiéndose extraño entre la multitud; Y por supuesto su cuasi-onírico final (spoiler).

Pierre Étaix es el alma absoluta de la cinta componiendo un doble rol, de padre e hijo, lo hace aportando flema, desolación, aburrimiento, ilusión, alegría, vitalidad, y mucha empatía, toda una gama de emociones que consigue llenarnos. Étaix comenzó en el cine de la mano de otro genio del humor físico, Jacques Tati, en “Mi Tío” fue diseñador de los story-boards, pero desgraciadamente la irrupción exitosa en su momento de Étaix creó cierta envidia en Tati iniciando una campaña de descrédito hacia su antiguo discípulo, la relación nunca se volvió a reconducir.

El gran elefante que protagoniza varias escenas fue elegido personalmente por Pierre Étaix, era un macho de 7 toneladas llamado Siam, nació en la India en 1945, capturado en el estado de Bihar (India), fue entrenado para ser animal de batalla. En 1956 fue comprado por Rolf Knie para ser la estrella del Circo Suiza, fue así hasta que lesionó gravemente a una persona, considerándolo los dueños violento y peligroso, decidieron deshacerse de él, mientras negociaban su venta a un zoológico Étaix lo tuvo 3 semanas para rodar el film, Siam estuvo los últimos 33 años de su vida en el zoológico de Paris, siendo sacrificado por problemas de salud el 23 de septiembre de 1997, sus restos naturalizados están desde 2001 expuestos en el Museo de Historia Natural de París, en la Gran Galería de la evolución.



Los expertos jinetes de circo Georges y William Pinder abandonaron Gran Bretaña con su Circo Pinder para establecerse en Francia en 1904, ganando renombre con el paso de los años, en 1924 muere Arthur Pinder (hijo de William), heredero del Circo, derivando en la venta del Circo a Charles Spiessert, en los 60 se asoció con la ORTF, radio-televisión francesa, que trajo a las estrellas radiofónicas y de variedades a las tres pistas del Pinder, este es el circo con sus artistas los que aparecen el film.

Lo más flojo de la cinta es la historia de amor entre Isela y Yoyo, tenuemente manejada, no termina de tocarnos la fibra sensible, quedando algo desdibujada. Pero esta nimiedad queda perdida en el océano de aciertos que tiene el film, un tsunami de Vitalidad que intenta hacernos ver que hay que saber disfrutar de la vida sin centrarnos tanto en lo material, la felicidad puede ser más simple. Recomendable a todos los que tengan alma de niños y a los que no, también. Fuerza y honor!!!


Spoiler:

El poético tramo final: Isolina aparece en la fiesta de palacio, llega con los padres de Yoyo en la caravana, Yoyo intenta convencerlos (sugestivo fuera de plano, con el primer plano subjetivo de Yoyo suplicando a sus padres, ellos reniegan de la vacuidad que representa el palacio y se marchan con Isolina al Circo, tras lo que vemos a Yoyo sentado en una habitación en solitario, triste frente a un espejo, rodeado de objetos circenses, por otro lado vemos al elefante irrumpir en la fiesta de Palacio, los invitados huyen despavoridos, Yoyo oye el alboroto tras lo cual lo vemos subido a lomos del paquidermo alejándose alegremente del lugar, símbolo de que va en busca de lo que más le llena, su familia, su amada y el Circo.


He leído que Jerry Lewis dijo de Pierre Étaix <Dos veces en mi vida he comprendido lo que era el genio: La primera mirando la definición en el diccionario, la segunda, al conocer a Pierre Étaix>.

No hay comentarios:

Publicar un comentario