

YOYO.
El injustamente olvidado Pierre Étaix
demuestra en esta enternecedora cinta que era un cineasta imaginativo,
fascinante, conmovedor, como he leído era un payaso con alma de poeta, un
director guionista y protagonista preocupado en que la gente valorará la
alegría de vivir, independientemente de lo poco o mucho que tuvieran, un
humanista. Étaix es un prodigioso creador de humor gestual, componiendo coreografías
extraordinarias donde todas las piezas encajan como en un tetris para producir
no una carcajada, pero si para mantener un gesto de felicidad durante todo el
metraje, esto deriva en insuflarnos un chute de pasión por estar vivos.
Arranca en
1925, el protagonista es un millonario (gran Pierre Étaix) que vive solo en un
gran palacio, es asistido por un ejército de mayordomos que tratan de hacer
menos aburrida su rutinaria existencia, al millonario lo vemos mirar la foto
(buena Luce Klein) de quien parece ser un amor perdido, nada parece
satisfacerlo. Un día contrata un circo para que de un espectáculo en exclusiva
para él en su enorme jardín, allí descubre a su antiguo amor que da una
actuación como amazona, ella tiene un hijo, Yoyo (buen Philippe Dionnet), actúa
de payaso y que él sospecha es suyo. El circo se va dejándolo de nuevo solo en
su inmensa riqueza. Pero llega 1929 y el crack de la bolsa le lleva al
millonario a la bancarrota, teniendo embargado su palacio. Hasta ahora había
sido un film mudo, aunque con sonidos onomatopéyicos a partir de aquí está el
guiño a la llegada en este año del cine sonoro y comenzamos a oír hablar a los
personajes, aunque poco, el millonario recoge sus pocas pertenencias y con su
coche se une al circo con su amada e hijo Yoyo, los 3 forman una compañía
itinerante por el país, siendo muy felices, tras la Segunda Guerra Mundial
llega el éxito de Yoyo (Pierre Étaix de mayor), siendo un productor de talentos
de espectáculos de variedades que maximiza sus éxitos con el advenimiento de la
televisión, con el dinero conseguido Yoyo idea volver al palacio familiar, este
se encuentra abandonado y maltrecho, Yoyo lo restaurará para que vuelva a su antiguo
esplendor, Yoyo al igual que su padre parece volver a repetir los mismos
errores, incluso ha dejado por el camino a un amor que se dedica al
espectáculo, Isolina (Claudine Auger) es trapecista.
Guionizado
por Étaix y Jean-Claude carriere (“Cyrano de Bergerac”), el realizador dijo del
film <Puse todo lo que amo en él>, se refiere al tributo a su padre
fallecido hacia poco en accidente de tráfico y a su amado mundo del circo.
Étaix dijo inspirarse en Fellini 8 y medio. El film desde su potente inicio,
primero se ve el bello palacio, la cámara recorre un ampuloso pasillo adornadas
sus paredes de cuadros de aristócratas antepasados, delante de cada uno de
ellos vemos lo que hizo amasar su fortuna, uno de ellos con una torre de
extracción de petróleo, otro con un gran barco, otro con una fábrica, de pronto
la imagen se detiene en uno de ellos y la pintura cobra vida, el personaje coge
su yoyo y empieza a jugar con él, en realidad era un espejo, vemos al
protagonista que no sabe hacer moverse el yoyo, se cabrea y pega una patada a
una silla, saliendo dolorido, y nos adentramos en un mundo donde se encadenan
gag sobre gag con una exquisita elegancia propia del mejor Buster Keaton,
Chaplin o Harold Lloyd, remaneciendo una delicada nostalgia donde priman los
momentos de humor gestual y físico. Además Éatix realiza un evocador fresco de
parte del SXX, la época dorada de la bolsa que se supone es la cresta de la ola
en la que vive el protagonista, la llegada del sonido al cine, el Crack del 29,
como la irrupción del cine arrinconó el circo, la WWII, la Guerra Fría, el boom
de la televisión, componiendo un collage de este recorrido vital de modo
turbador por lo maravillosamente que queda retratado, con una dulzura epicúrea,
un sentido del buen gusto sibarita, excelente sensibilidad, con un lirismo
visual trémulo. Durante la primera parte el homenaje al cine humorístico es
manifiesto, pues no hay diálogos, priman los sonidos ambientales.


La cinta posee una muy
elegante puesta en escena con una hermosísima primera parte en el neoclásico Palacio
Porges Château de Rochefort-en-Yvelines, palacio
inspirado en el Palacio de la Legión de Honor en París doblando proporciones, lugar ideado por el checo Jules Porges (magnate
del diamante) como regalo para su esposa, Rose Anna Wodianer, comenzado en 1899
y terminado en 1904, el palacio durante la Gran Guerra fue un hospital militar,
durante la WWII fue ocupado por los nazis, tras ellos los americanos se
establecieron allí hasta 1945. Tras pasar por varias manos desde 2008 se dedica
a la celebración de seminarios de negocios. Pues los diseñadores de producción Raymond
Gabutti (“Los Niños Del Paraíso”) & Raymond Tournon (“El Pretendiente”),
saben jugar de modo prodigioso con el lugar, exprimiéndolo
para extraer lo fatuo de su grandiosidad, a esto se añade la fenomenal
fotografía de Jean Boffety (“Los Unos Y Los Otros”), que se mueve con
primorosa elegancia para captar las expresiones y movimientos medidos de los
personajes y poder influir en proporcionarnos este humor tan punzante.
Momentos entrañables para el recuerdo son muchos: Su ya
mencionado arranque; El mayordomo desaliñado y fumador que tras pasar por una
puerta se transforma en muy arreglado; El espectáculo de cabaret en exclusiva
para el millonario; La “erótica” mano de una mujer quitando el calzado al
millonario con sensuales movimientos; Cuando el Millonario se pone unas gafas
supuestamente para leer, un criado le trae unos libros él escoge, se tumba en
la cama y el criado le lee la novela; Cuando el millonario saca a pasear a su
perrito mediante una pomposa liturgia previa, se sube a su Roll Royce con
chófer, un mayordomo lleva al chucho en un cojín lo pone en el suelo, le da la
correa a través de la ventanilla del auto y el can por fuera y el rico en coche dan una vuelta por el jardín, solo
vemos el guanto del tipo que asoma por la ventanilla mientras el perrito
intenta seguir el ritmo, delirante; El Yoyo niño vestido de payasito curiosea
por el palacio extasiado con lo que ve, hasta que lo descubren y un elefante lo
rescata por una ventana; Cuando el millonario arruinado coloca una soga en el
techo y cuando se dispone a subir a un sillón para colgarse unos embargadores
se lo lleva, humor mordaz negro; El gag del Crack del 29 donde un tipo que pasea
por una calle debe sortear los suicidas que se tiran por las ventanas de las
oficinas; El magnífico encadenado de gags que suceden cuando el Roll Royce tira
de la caravana; La fascinante elipsis de cómo se hace mayor Yoyo de niño, `vestido
de payaso infantil pasa por una cortina tirando de una silla y por el otro lado
aparece de payaso adulto; La alegoría de la guerra con los caballos de circo;
La parodia de Hitler que se convierte en homenaje a Chaplin por su “El Gran
Dictador” La manifestación en una plaza, donde aparecen pancartas con la foto
de Lenin, Kral Marx y… Groucho Marx; Cuando Yoyo se dispone a entrar a una
Iglesia y se quita el sombrero, antes da una limosna a un pedigüeño sentado en el
tranco, en ese momento sale una mujer del Templo y al ver el sombrero de Yoyo
le da otra limosna; El tierno homenaje a los artistas circenses con el tramo de
estos en hotel teniendo que sortear con gran ingenio las trabas del gerente de
la residencia para poder tener electricidad, planchar, comer, tender ropa, y
más; El tramoen que ya productor de artistas recibe varios proyectos; Su tramo
final en la fiesta-recepción en Palacio donde se suceden gags visuales uno tras
otro, y con el telón de fondo de Yoyo sintiéndose extraño entre la multitud; Y
por supuesto su cuasi-onírico final (spoiler).
Pierre Étaix es el alma absoluta de la cinta
componiendo un doble rol, de padre e hijo, lo hace aportando flema, desolación,
aburrimiento, ilusión, alegría, vitalidad, y mucha empatía, toda una gama de
emociones que consigue llenarnos. Étaix comenzó en el cine de la mano de otro
genio del humor físico, Jacques Tati, en “Mi Tío” fue diseñador de los
story-boards, pero desgraciadamente la irrupción exitosa en su momento de Étaix
creó cierta envidia en Tati iniciando una campaña de descrédito hacia su
antiguo discípulo, la relación nunca se volvió a reconducir.
El gran
elefante que protagoniza varias escenas fue elegido personalmente por Pierre
Étaix, era un macho de 7 toneladas llamado Siam, nació en la India en 1945,
capturado en el estado de Bihar (India), fue entrenado para ser animal de
batalla. En 1956 fue comprado por Rolf Knie para ser la estrella del Circo
Suiza, fue así hasta que lesionó gravemente a una persona, considerándolo los
dueños violento y peligroso, decidieron deshacerse de él, mientras negociaban
su venta a un zoológico Étaix lo tuvo 3 semanas para rodar el film, Siam estuvo
los últimos 33 años de su vida en el zoológico de Paris, siendo sacrificado por
problemas de salud el 23 de septiembre de 1997, sus restos naturalizados están
desde 2001 expuestos en el Museo de Historia Natural de París, en la Gran
Galería de la evolución.
Los expertos
jinetes de circo Georges y William Pinder abandonaron Gran Bretaña con su Circo
Pinder para establecerse en Francia en 1904, ganando renombre con el paso de
los años, en 1924 muere Arthur Pinder (hijo de William), heredero del Circo,
derivando en la venta del Circo a Charles
Spiessert, en los 60
se asoció con la ORTF,
radio-televisión francesa, que trajo a las estrellas radiofónicas y de variedades
a las tres pistas del Pinder, este es el circo con sus artistas los que
aparecen el film.
Lo más flojo
de la cinta es la historia de amor entre Isela y Yoyo, tenuemente manejada, no termina
de tocarnos la fibra sensible, quedando algo desdibujada. Pero esta nimiedad
queda perdida en el océano de aciertos que tiene el film, un tsunami de
Vitalidad que intenta hacernos ver que hay que saber disfrutar de la vida sin
centrarnos tanto en lo material, la felicidad puede ser más simple. Recomendable
a todos los que tengan alma de niños y a los que no, también. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
El poético tramo final: Isolina aparece en la fiesta de
palacio, llega con los padres de Yoyo en la caravana, Yoyo intenta convencerlos
(sugestivo fuera de plano, con el primer plano subjetivo de Yoyo suplicando a
sus padres, ellos reniegan de la vacuidad que representa el palacio y se
marchan con Isolina al Circo, tras lo que vemos a Yoyo sentado en una
habitación en solitario, triste frente a un espejo, rodeado de objetos
circenses, por otro lado vemos al elefante irrumpir en la fiesta de Palacio,
los invitados huyen despavoridos, Yoyo oye el alboroto tras lo cual lo vemos
subido a lomos del paquidermo alejándose alegremente del lugar, símbolo de que
va en busca de lo que más le llena, su familia, su amada y el Circo.
He leído que Jerry Lewis dijo de Pierre Étaix <Dos veces en mi vida he comprendido lo que era el genio: La primera mirando
la definición en el diccionario, la segunda, al conocer a Pierre Étaix>.
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