lunes, 13 de octubre de 2014




EL TREN.

143/18(25/09/14) Gran muestra de cine de acción, filmada por un John Frankenheimer inspirado, con un gran Burt Lancaster y un tridimensional villano Paul Scofield. La historia se inspira libremente en hechos reales, el tren real era el 40044, capturado el 1 de agosto de 1944por Alexandre Rosenberg, teniente de las Fuerzas Francesas Libres a las afueras de París. Sobre los hechos escribió un libro de no-ficción, “Le front de l'arte” (1961), Rose Valland, historiador de arte en la Galerie Nationale du Jeu de Paume, lugar donde se almacenaron las obras de arte robadas a particulares y museos por el país galo y que los nazis tenían pensado trasladar a Alemania, pero los hechos reales fueron adornados por el film, ya que el tren apenas salió unos kilómetros de parís pues la Resistencia bombardeó con una interminable burocracia el traslado haciendo imposible que apenas rodara el tren. 

La acción arranca en París en 1944, en vísperas de que los aliados retomen la ciudad y  los nazis tengan que retirarse. El Coronel alemán de la Wehrmacht Franz Von Waldheim (buen Paul Scofield) decide expoliar todas las obras pictóricas más importantes de los museos franceses para trasladarlas en tren a Alemania antes de que los franceses las recuperen, es un tipo obsesionado con las obras de arte y no cejará en su empeño de llevárselas. La Resistencia con Labiche (gran Burt Lancaster) a la cabeza (jefe de estación en París) aunque reacia a poner en peligro vidas por algo material tratará de impedírselo tras la ejecución de Papa Boule (gran Michel Simon), mentor de  Labiche.



JOHN FRANKENHEIMER
Arthur Penn fue el que comenzó el rodaje del film, pero el protagonista y productor Burt Lancaster junto a su socio Jules Bricken los despidieron por dar un enfoque más íntimo y meditabundo a la historia, restando importancia a la acción, cuando Lancaster tras el traspiés taquillero de “El Gatopardo” quería un pelotazo de público, Lancaster contrató a un viejo conocido suyo, John Frankenheimer con el que ya había trabajado en 3 films “Jóvenes Salvajes”, “El Hombre De Alcatraz” y “7 Días De mayo”, que hizo doblar el presupuesto del proyecto, además de tener que reescribir el guión, además el director exigió que su nombre formara parte del título (“John Frankheimer’s The Train”), exigió su visto bueno para el montaje final y un Ferrari. Como curiosidad la leyes francesas exigían un co-director francés, a este nunca se le permitió pisar el set de rodaje. El tren de las obras de arte es el con el viajaba el equipo de filmación para trasladar el material de una lugar a otro.






El guión pasó por muchas manos en postreras revisiones, los principales fueron Franklin Coen (“Alvarez Kelly”) y Frank Davis (“Lazos Humanos”), que también idearon la historia, reescribieron los no acreditados Walter Bernstein (“Fail-Safe” o “La Tapadera”), Howard Dimsdale (las series “El Fugitivo”, “Bonanza” o “El Planeta De Los Simios”) y Nedrick Young (“La Herencia Del Viento”). Milagrosamente queda un relato cohesionado y sin fisuras, saben conjugar la reflexión sobre el valor infinito de las Obras de Arte contraponiéndolo al valor de la vida, ahondando en que es por lo que realmente vale la pena morir, que es el patriotismo (en esto recuerda a “Salvar Al Soldado Ryan”, el grupo que busca a Ryan se cuestiona si vale la pena arriesgar la vida por alguien insignificante), mezclándolo con unas escenas de acción que rebosan autenticidad, trepidantes, vibrantes, con explosiones, bombardeos, tiroteos, gimkanas por los terrados, descarrilamientos espectaculares de tren, etc. También me ha gustado el uso de objetos que salpican la acción para acentuar la tensión, la pipa del nazi, los 4 francos de Papa Boule, la linterna del jefe estación con el nombre verdadero de estación, la teja que cae del terrao o el cubo de pintura.


La puesta en escena es un personaje más, con un impresionante realismo y magnificencia en sus escenas de acción, con un formidable diseño de producción de Willy Holt (“Adiós Muchachos”), filmada en localizaciones reales de Francia, contando con la ayuda de las autoridades ferroviarias galas, el bombardeo aliado a una estación de tren se produjo con dinamita real, los franceses iban a ampliar el ancho de vía, los descarrilamientos de trenes que vemos son reales, sin maquetas, a esto se suma un brillante trabajo de fotografía de Water Wottitz (“El Día Más largo”) y Jean Tournier (“Chacal”) en glorioso b/n, esto para infundir tono de docu-drama, con feistas primeros planos para remarcar la suciedad de la grasa y carbón en los maquinistas, se utilizaron una serie de cámaras grabando al mismo tiempo para grabar las escenas de acción, esto para tener el punto de vista de varios ángulos, sin tener que repetir, las costosas secuencias, sumando travellings exultantes con lentes de gran angular, zooms vertiginosos,  para enfocar la acción en diferentes planos sin tener que cortar, Colosal, a esto se añade un extraordinario uso del sonido que hace que la locomotora se comunique a través de sus rugidos, por momentos se convierten en jadeos, como en la escena que huyen de un avión y se refugian en un túnel.


Grandes momentos: El sublime plano-secuencia en que Labiche intenta parar el tren de Papa Boule con una bandera, este lo obvia y Labiche baja por las escaleras verticales deslizándose, corre hacia la locomotora y sube en ella en marcha, sin trampa ni cartón, apoteósico Lancaster sin doble; El infernal bombardeo a la Estación de Vaires mientras Papa Boule saca su tren del lugar; La tensa de la moneda con asfixiantes contrapicados y es <Cuatro francos son cuatro francos>; Un meritorio plano-secuencia minuto y 20 s. en que vemos a Lancaster realizar un trabajo fundiendo piezas, limando, ensamblando; El plan nocturno de trileros de la resistencia cambiando nombres a las estaciones para engañar a los nazis; El tramo donde se encadenan choques y descarrilamientos de locomotoras; Casi un minuto de travelling en que la cámara sigue a Waldheim que va en sidecar a todo gas con alboroto a su alrededor por el caos de trenes descarrilados, se para se baja y la filmadora se acerca con un opresivo primer plano; La intensidad romántica de un gesto y una mirada cuando Christine y Labiche se agachan para esconderse de los nazis, ella toca un instante su cabeza contra su pecho, se miran y él se va, lección de escena de amor fugaz; La vertiginosa escena de Labiche cojo intentando adelantarse a los soldados que escoltan el tren, Labiche por la montaña, mientras en segundo plano vemos a los nazis, en un momento dado vemos a Lancaster rodar en un fenomenal plano-secuencia ladera abajo  para llegar a una caseta, soberbio; Y su ambiguo final que despierta en mi sensaciones encontradas (spoiler).

Burt Lancaster realiza una interpretación bestial, racial, intensa, sentida, de un poderío físico portentoso a sus 50 años, sin dobles, apecho descubierto, en planos-secuencias que soporta con brío y naturalidad, un Titán que apabulla por su fuerte carisma, refleja muy bien la complejidad del argumento. Paul Scofield demuestra lo enorme actor que es, con sobriedad, contención, radiante carácter, es un villano matizado, tridimensional, expone que su único amor es el arte, colosal el tour de forcé con Lancaster. Michel Simon en su corto metraje en pantalla resulta muy humano, con una presencia en pantalla que aporta una brillante personalidad, no te crees no sea maquinista. Jean Moreau dota a su rol de una coraza pragmática que con su escasa relación con Labiche deja entrever grietas de anhelo de cariño, estupenda. Wolfgang Preiss impregna de cruda carácter a su Major, siendo un gran apoyo para Scofield. En contra de los actores cabe achacar lo difícil que es oír roles franceses y alemanes hablando en inglés, desnaturaliza la atmósfera.

En conjunto queda una más que notable propuesta de acción, con elementos de reflexión sobre la importancia de arriesgar la vida, rodada por Frankenheimer con magistralidad y con un Lancaster curtido. Fuerza y honor!!!

Spoiler:

En una escena Labiche es herido de un disparo nazi en la rodilla, es un recurso que se creó sobre la marcha pues Burt Lancaster se Lesionóen un agujero  jugando al golf, sufriendo esguince de rodilla, produciéndole una notoria cojera. El actor que hace de Papa Boule, Michel Simon, al alargarse la filmación se le solapó con otro trabajó con lo que se vio obligado a dejar el film, solución de guión, matarlo, otro personaje, Jacques Marin que hace de Jacques fue eliminado del mismo modo por idénticas circunstancias.
Un maquinista de la resistencia a Labiche: <No he visto nunca ninguno de los cuadros que hay en ese tren. Quizá, cuando todo esto acabe, tengamos que echarle un vistazo a esas pinturas>.

Organizaciones alemanas y veteranos de las SS se quejaron de las muchas ejecuciones sumarísimas que hacen los soldados alemanes de la Wehrmacht, especialmente del acribillamiento final de rehenes franceses cuando los nazis abandonan el tren.

El tramo final queda como un cuasi-duelo de wéstern, primero Von Waldheim intenta parar un convoy de soldados alemanes que se retiran para hacerles bajar y subir en los camiones las obras de arte del tren descarrilado, en su demencia ante la resistencia del mando del convoy está a punto de pegarle un tiro, el Major Herren consigue disuadirle, los nazis del tren se suben al convoy en repliegue, Waldheim se queda en solitario diciendo que ya pasará otro convoy que lo recoja, las cajas de las obras de arte con los nombres de sus creadores están esparcidas caóticamente por los alrededores del tren, Labiche con su metralleta al hombro y cojeando aparece, se sube a la locomotora aún arrancado el motor y lo para, de pronto ve los cuerpos inertes de los ametrallados rehenes, se baja y acerca a os muertos, de pronto a sus espaldas oye a Waldheim que le nombra, se da la vuelta y le apunta:

Walheim: - Labiche! Aquí tiene su recompensa, Labiche. Algunos de los mejores cuadros del mundo. Le agrada, Labiche? (Labiche se hacer apuntándole con el arma) Siente una gran emoción sólo con estar cerca de ellos? Un cuadro significa tanto para usted como un collar de perlas a un simio. Ha ganado por pura suerte. Me ha detenido sin saber lo que hacía ni por qué. Tú eres nada, Labiche. Un pedazo de carne. Los cuadros son míos. Siempre lo serán. La belleza pertenece al hombre capaz de apreciarla. Siempre me pertenecerán a mí o a un hombre como yo. Ahora en este preciso instante no sabría decirme por qué lo ha hecho.

Labiche se gira y mira a los rehenes acribillados. Se da la vuelta mira con desprecio a Von Waldheim y le dispara una ráfaga mortal, se acerca al muerto y arroja junto a él la ametralladora.  Entonces se produce un montaje donde se entremezclan las cajas de obras de arte con sus autores, Renoir, Oben, Picasso, Degas, Cezanne, Dufy, Lautrec, etc, salpicado con imágenes de los cadáveres asesinados por los nazis, turbador, a continuación un plano general donde se ve el tren , los acribillados, las cajas con el arte, y a Labiche alejándose cojeando,  dejando atrás los muertos y los mayores tesoros artísticos de Francia. Me resulta un tanto forzado que Waldheim se enfrenta a Labiche sin armas, que le increpe frente a los rehenes fusilados, es un acto suicida que me chirría. Aunque sus palabras son muy definitorias de su personalidad, y la reacción de Labiche confirma que Waldheim tiene razón, aunque duela.


El rol de Von Waldheim en el guión participaría en na balacera final con Labiche, pero cuando Paul Scofield se hizo con el papel Lancaster aconsejó a Frankenheimer que quedaría mejor que Waldheim utilizará su mejor arma, su oratoria arrogante elitista.

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