

LARGO DOMINGO DE
NOVIAZGO.
Tres años después del tremendo éxito
de ”Amelie” su realizador Jean-Pierre Jeunet vuelve a repetir con la mayor
parte del equipo para una historia más oscura pero similares constantes en la
singularidad de su puesta en escena, rozando
a veces lo onírico-mágico, en su
construcción de personajes ricos en matices, cuando menos extraños y en su
peculiar sentido del humor, en muchos casos cercano al slapstick del cine mudo,
rezumando en las dos un enternecedor (no sensiblero sentido romántico. En esta
el director junto al guionista de la anterior, Guillaume Laurant (“La ciudad de
los niños perdidos” o “Micmacs”) adaptan la novela homónima de Sebastian Japrisot (1991), en un relato en el que se atacan los horrores
que derivan las guerras y como se contrapone a la fuerza indestructible del
amor, a la esperanza.

Durante la Gran Guerra en la
batalla del Somme 5 soldados galos son condenados a morir por haberse
automutilado para les licenciaran, serán
abandonados tras las líneas de trincheras francesas y frente a las
alemanas, es en el lugar llamado “Bingo Crepúsculo”. Parece que todos ellos
murieron. La protagonista es Matilda (gran Adrey Tatou), joven romántica que
sufre de polio, cojeando bastante al andar, es huérfana y vive con sus tíos, Sylvain
(gran Dominique Pinon) y Bénédicte (buena Chantal
Neuwirth), es novia de uno de los
cinco, Manech (buen Gaspard Ulliel), era hijo de un farero y que estaba muy
enamorado de Matilda, le llega una carta con la noticia de su muerte. Pero ella
está convencida de que sigue vivo, dice que si estuviera muerto lo sabría. Tras
la guerra comienza una ardua investigación, poniendo anuncios en los periódicos
para llamar la atención de alguien que tenga información, y contratando a un
detective, Germain pire (buen Ticky Holgado) a través de sus pesquisas
conoceremos con formidables flash-backs a los que acompañaron a Manech, en un
mosaico maravilloso de la que fue y es el sinsentido de cualquier guerra.

El guión
sigue una estructura salvando distancia similar a “Rashomon” de Kurosawa,
también homenajea a otro gran film, “Senderos de gloria” de Kubrick, en la
secuencia travelling hacia atrás en que los soldados calan bayonetas antes del
ataque, asimismo hay otro estupendo tributo a la figura del gran cómico francés
Jacques Tati en el rol del cartero, personaje con igual aspecto y en bici que aparecía
en el film “Fiesta” de Tati (debut en largometraje). Es una historia que se
mueve con hábil equilibrio entre el drama y la comedia, con destellos de un
romanticismo desgarrador, en medio de una narración con tintes de thriller
policiaco, en que vanagloria la fe, la esperanza, el amor, la perseverancia,
ello con espléndida profundidad en el Infernal escenario de arremeter contra sobre
todo esta sin sentido guerra, de cómo en la retaguardia los allegados sufren en
silencio, y en estas extremas condiciones es donde sale a flote lo mejor y lo
peor de la Condición Humana, de cómo corrompe a algunos y como destroza
mentalmente a otros. Como bien he leído el argumento contrapone situaciones y
personajes, los horrores de la guerra, las hediondas trincheras, con las imágenes idílicas de la Bretaña
francesa, estampas bucólicas como la casa de Matilda, el evocador faro, los
campos de batalla cubiertos por la hierba, como queriendo esconder el terror
que se halla bajo su historia, para ello Jeunet remarca dos tonalidades
diferentes, en la guerra cielos grises, penumbra, tonos sepia apagados, esto
enfrentado a la Bretaña verde, iluminada radiantemente, o las dos mujeres,
Matilda y Tina (buena Marion Cotillard) y sus dos formas de afrontar la falta
de su amor, la primera con amor, fe y esperanza, Tina con odio, violencia y
venganza. Jeunet narra la épica lucha de una mujer lisiada que tiene un espíritu
de Ilusión por la vida Indestructible, se mezcla con acierto el intimismo, el
romanticismo, el humor o el lirismo visual. Un guión que crea personajes con
alma, personalidades marcadas, en una historia que a medida que avanza se
bifurca en varias subtramas en la que a través de las historias de los
condenados junto a Manech asistiremos a un estremecedor collage de los horrores
de la guerra, del despotismo del poder. Me ha gustado mucho la importancia que
Jeunet da a elementos para llenar la historia, las cartas las fotografías, la
tuba, un reloj-musical, unas botas germanas, el ave albatros que admira la
pareja desde el faro se convierte en avión de guerra, el guante rojo de lana,
las MMM, etc.


La puesta en escena es
Antológica, propia del genio Jeunet, con un exuberante diseño de producción de
Aline Bonetto (“Amelie” o “Micmacs”), recreando los campos de batalla
formidablemente, las trincheras, la humedad, la suciedad, el feísmo, las
alambradas, con unos preciosso paisajes bretones, el faro, los prados idílicos,
la imponente estampa parisina, con la plaza de la Ópera, con un excelente
vestuario de Madeline Fontaine (“Amelie” o “Asterix en los Juegos Olímpicos”),
una coreografía en la batalla estupenda, bebiendo como reconoce el director del
Spielberg de “Salvar al soldado…”, haciendo que el enfrentamiento bélico
resulte salvaje, cuasi-atávico, a lo que ayuda su fenomenal montaje de Hervé Schneid
(“Delicatessen” o “Alíen resurrección”), aportando dinamismo, agilidad,
fluidez, todo esto embellecido por la Magna fotografía de Bruno Debonnell (“Amelie” o
“Apropósito de Lewyn Davis”), contrastando con ingenio los tiempos, los de la
guerra donde hasta se respira el polvo, y los del presente, dotando de poesía
estética cada fotograma, jugando con los colores, remarcando postales de una
beldad extrema, con el sepia de nostalgia de fotos añejas, el gris, desaturando
cromatismos, con los ocres, los marrones apagados, emitiendo al espectador una
sensación de mágico realismo, además de experimentar con la cámara con
travellings prodigiosos, contrapicados, tomas aéreas, cenitales, sobreimpresión
de escenas dentro de una secuencia, Magistral. Además se suma una deliciosa música de Angelo Badalamenti
(“Twin Peaks”, “Carretera Perdida” o “Una Historia Verdadera”), resaltando el
hondo romanticismo del relato, transmitiendo una enternecedora melancolía,
resaltando el lindo tema “Matilda”, canalizando trémulamente emociones, además
se oye música de Edvard Grieg, de Camille Saint-Saëns y de Verdi, todo junto
nos da un trémulo viaje a este lugar y este tiempo.

Audrey Tautou es el alma de la historia, su candor
mueve las bellas alas de este film, dota a su personaje de una tremenda
dulzura, una mezcla entre fragilidad y fuerza vital, con sus agraciados ojos nos
llena su cariño, su bondad, su picardía, es un encanto verla moverse, verla
sonreír, verla ilusionarse, luchar contra el destino, una delicia de mujer, muy
alegórica su afición a tocar la tuba <Suena como una llamada de socorro>,
su carrera por llegar antes a la curva que el coche que lleva a Manech a la
guerra conmueve. Gaspard Ulliel da muy bien el
rol de febril y encendido enamorado, y de demente cuando debe, sin más, Tautou
lo apabulla. El resto del elenco cumple con creces dejando destellos
de personajes marcados, resaltando a una fabulosa Jodie Foster.
El defecto que le encuentro a la historia es el querer
abarcar demasiado, termina por desdibujar algunas subtramas, algunos personajes
son flashes, demasiados nombres, un aluvión de información que a veces nos
llega en torrente, con demasiados nombres a recopilar, quizás deberían haber
sintetizado un poco más para ganar en solidez, pero esto queda mitigado por el
buen hacer en el ritmo y en el espectacular poderío visual de la película.
Spoiler:


Escenas para el recuerdo: La primera desgarradora imagen del film, la
figura de un Cristo mutilado colgando de la cruz por la feroz contienda, en
medio de las alambradas, la cámara baja y vemos las trincheras inundadas por la
lluvia y por ella moverse los desventurados soldados, comienza la tierna voz de
mujer que nos marrará esta historia; Cuando Manech sube a Matilda al campanario
y oímos desde abajo el sonido de las campanas, la cámara vuelve arriba y vemos
lo que ocurre, Manech está tallando con un martillo y un cincel en la campana
tres emes (MMM), Manech Más Matilda, juego de palabra pues en galo se pronuncia
aime (ama), su contraste viene cuando lo vemos tallarlas otra vez pero en la
Tierra de nadie donde está condenado, lo hace sobre un árbol a medio caer por
la guerra, conmovedor; Los bellísimos planos aéreos del faro con la hermosa y
furiosa costa; El cándido primer beso que se dan de niños M. & M. a través
de un cristal; El emocional striptease
de Matilda ante Manech a la dulce luz de un par de fósforos; El apocalíptico
plano cerca de una trinchera de un caballo muerto colgando de un árbol; La
atroz visión del Camposanto poblado de cruces blancas alineadas, bajo ellas la
munición de las guerras; Los trémulos momentos en que Matilda fantasea con su
suerte, poniendo su destino en el azar, <Si pelo la manzana sin
que se rompa la piel Manech está vivo>, o <Si llego a la curva antes que
el coche Manech volverá con vida>. Quién no ha jugado a esto alguna vez?;
La llamada de teléfono en que a Matilda
le comunican haber encontrado las 5 tumbas, vemos en primer plano el teléfono
colgando, Matilda se para frente a él temiendo lo pero, lo coge la vemos a
contraluz, como una sombra; el juego de luces para ocultar su expresión
facial es sublime; El tramo en el hospital de campaña situado en hangar con un
dirigible dentro, espectacular y con una tensión zozobrante; El fascinante
sub-tramo del triángulo amoroso Elodie Gordes (exclente Jodie Foster), Benjamin
Gordes (buen Jean Pierre Darrousin) y Bastoche (buen Jerome Kircher), de una
melancolía excelsa; O su turbador final resulta vibrante, Matilda lee la carta donde dice que Manech vive, la carta cae al suelo, y sonríe entre lágrimas, es llevada por sus tíos a donde vive, en la casa de de Jean DeRochelles, en plano cenital avanza Mathilde de espaldas, pasa por la entrada, en el jardín delantero le espera un sacerdote que le dice que le espera en el jardín, ella camina lentamente, sube las escaleras, entra en la casa y la vemos a contraluz, como una sombra hacia la luz del jardín, se para en la puerta, la cámara hace un sutil travelling y se acerca a ella, está observando a Manech sentado de espadas, la seguimos viendo de espaldas, sale fuera y por fin vemos su emocionado rostro, el llanto empieza a brotar de sus ojos mientras se acerca a él cojeando, Manech la mira y le dice lo mismo que le dijo la primera vez que hablé con ella de niños <Te duele cuando caminas?>, y Mathilde llorando niega, y acaba con la voz narradora <Y Mathilde, apoyada en el respaldo de la silla cruza las manos sobre las rodillas y lo mira. Envuelta en un halo de dulzura, envuelta en la luz del jardín, Mathilde miró, lo miró, lo miró…>, mientras la cámara se aleja dejándolos en la intimidad, muy lindo..

En el libro de Japrisot los protagonistas son de Cap-Breton, en el Landes,
situado en sudoeste de Francia. En el libro
Matilda no sufre cojera por la polio, es inválida y no puede incorporarse como
hace la Matilda del film. En el film Matilda es huérfana, cosa que no es en el
libro.
En Córcega hubo gran polémica con un
personaje, uno de los cinco condenados en “Bingo Crepúsculo”, Ángel Bassignano,
tras ser abandonado en tierra de nadie grita a los alemanes para que lo acojan
<Yo no soy francés, soy de Córcega>, esta actitud cobarde de un paisano
suyo puso en cólera a los corsos que llegaron algunos al boicot. Resulta que el
personaje en el libro era de Marserlla, Jeunet dijo que lo cambió sin malicia
algunam su pretensión era rodar en la bella Córcega con esta excusa.
En conjunto me queda un espléndido film, sobre las
miserias de la guerra, sobre el infinito poder de la esperanza, y ello
enmarcado fascinantemente. Fuerza y honor!!!