sábado, 3 de mayo de 2025

 

ASESINO IMPLACABLE.


Brutal thriller de acción, neo noir seco, adusto, cortante, que ha ganado con el tiempo, 54 años después de su estreno transpira modernidad y autenticidad. Film británico escrito y dirigido por Mike Hodges en su debut como director, dio eso que se da de vez en cuando, que es que un realizador novel de su mejor trabajo en su primera película (salvando las distancias Orson Welles lo hizo en “Ciudadano Kane”). Adapta la novela de Ted Lewis de 1970 “Jack's Return Home”, sigue al homónimo Jack Carter, gánster londinense que regresa a su ciudad natal en el noreste de Inglaterra después de la muerte de su hermano, sospechando un juego sucio y con venganza en su mente, investiga e interroga, recuperando una sensación por la ciudad y su elemento criminal endurecido, siendo protagonizado por un estelar Michael Caine (ejerce como productor no acreditado). Hodges, Klinger (productor impulsor del film) y Caine pretendían crear una representación más realista de la violencia y el comportamiento criminal que la que se había visto previamente en las películas británicas, Hodges realizó una investigación sobre el submundo criminal de Newcastle, en particular el asesinato de la máquina tragamonedas.

 

El gánster nacido en Newcastle, Jack Carter, lleva años viviendo en Londres al servicio de los jefes del crimen organizado Gerald y Sid Fletcher. Jack mantiene una aventura con Anna, la novia de Gerald, y planea escapar con ella a Sudamérica, pero primero debe regresar a Newcastle y Gateshead para asistir al funeral de su hermano Frank, fallecido en un supuesto accidente por conducir bajo los efectos del alcohol. Sus jefes le advierten que no provoque problemas, ya que son amigos de la mafia de Newcastle. Insatisfecho con la explicación oficial, Jack investiga por su cuenta. En el funeral, conoce a su sobrina adolescente, Doreen, y a Margaret, la evasiva amante de Frank. Jack va al hipódromo de Newcastle en busca de su viejo conocido, Albert Swift, para obtener información sobre la muerte de su hermano, pero Swift lo evade. Jack se encuentra con otro viejo socio, Eric Paice, quien se niega a revelarle a Jack quién lo contrata como chófer. Seguir a Eric lo lleva a la casa de campo del jefe mafioso Cyril Kinnear. Jack confronta a Kinnear, pero aprende poco de él; también conoce a una glamurosa mujer borracha, Glenda. Al marcharse, Eric le advierte que no dañe las relaciones entre Kinnear y los Fletcher. De vuelta en el pueblo, Jack es amenazado por secuaces que quieren que se vaya, pero él los rechaza, capturando e interrogando a uno para averiguar quién quiere que se vaya. Le dicen que se llama "Brumby".

 

El director de fotografía Wolfgang Suschitzky trabajó con Hodges para dar a las escenas sensación naturalista, basándose en gran medida en sus antecedentes en películas documentales. Uso de objetivos de larga distancia focal (como los que había usado previamente en Hodges en Rumour) en muchas escenas para crear una sensación de documental naturalista, especialmente en las escenas con multitudes. La película se rodó en Metrocolor, nombre comercial de MGM para las películas procesadas en su laboratorio Eastmancolor.

 

Una radiografía de la maldad intrínseca humana devastadora, un escenario donde todos demuestran ser entre malos y malísimos. En el cosmos reinante deprimente, enmarcado en lugares desabridos de vida, una urbe gris, hija de la revolución industrial, lares hormigonados, donde no hay sol, aparcamientos, pensiones de mala muerte, hipódromos, canteras, pubs mugrientos cargados de humo, mujeres más pintadas que puertas, ferris asquerosos, playas donde cae carbón de vagonetas. Ello en medio de un desarrollo con muchos personajes, cada uno con sus aristas del lumpen, dándose lo mejor de la corrupción, como la mafia, máquinas tragaperras, prostitución, pornografía, sicarios, y más ralea.

 

El protagonista es un tipo violento, machista, misógino, nihilista, psicópata, narcisista, tipo que tortura, mata, de todas las formas posibles (envenena, acuchilla, tirotea, provoca saltos base sin paracaídas, etc). Crea un icono de imagen de gentleman british, rubio con cabello rizado con patillas largas, moviéndose por Newcastle con su gabardina negra (y hasta desnudo empuñando su chachaguata con flema inglesa), en su escaparate hombre simpático, culto, frio, apenas se altera por nada. Un crudo anti-héroe, busca su particular justicia (venganza), sabedor de su propia villanía se autodefine como una mala persona, pero en él su carácter no es binario, se reconoce salvaje, pero también y por ello quiere que su hermano, que dice si era buena persona tenga justicia. Se sitúa en lo gris, tiene sus matices, en el cariño que profesa a su sobrina, o cuando lo vemos derrumbarse al ver un escabroso video y llora antes de rehacerse. No tiene compasión de nadie, despiadado, cínico, sin ataduras morales, todo esto lo encarna con estoicismo maravilloso dejando entrever sutilmente sus emociones un Caine amenazantemente brillante.

 

Hodges imprime un ritmo endiablado a su crudo thriller, una narración alambicada (quizás demasiado), propia de Dashiell Hammett o Raymond Chandler (de hecho, hay un guiño a este escritor de novela negra: Al principio, durante los títulos de crédito, Carter toma el tren a Newcastle y lee una edición de bolsillo de "Adiós, mi amor" de Chandler), ejerciendo de singular detective este Jack Carter, en unas indagaciones que no tiene compasión, pero si teniendo momentos de relax sexuales. A lo que el director añade geniales dosis de humor, un reguero de situaciones mordaces. Con una casera metomentodo, un Carter escopeta en mano y desnudo saliendo a la calle sin complejos ante las miradas d ellos vecinos, ese caricaturesco ‘gafillas’ enviado por uno de los malos. Pero sobre todo la tremebunda secuencia en que Jack telefonea a su ‘novia’, la espectacular sueca Britt Ekland, la casera está sentada en una mecedora en la habitación mientras Jack habla, la vemos en primer plano con Carter al fondo hablando, Jack perversamente pide a su ‘novia’ (está en sexy ripa interior tumbada en la cama) que se acaricie y se masturbe, la casera lo escucha turbada sin decir nada, a Jack se le nota disfrutando por un lado en un y teléfono erótico y por otro escandalizando a la casera, y en estas aparece la pareja oficial de la ‘novia’ en el dormitorio, desternillante.

 

Todo fluyendo de modo afilado hacia un final nada acomodaticio, valiente, coronando para dejarte impactado del modo áspero y penetrante en que acaba.

 

Destaca la puesta en escena también por como Hodges disfruta con los fuera de campo, ello mostrando el horror de las miradas ante la muerte sobre ellos, como ese acuchillamiento en que no vemos el puñal y si el terror en la víctima. O la genialidad de ese mercenario del que solo vemos su anillo con la inicial ‘R’; Pero sobre todo queda la neurálgica música jazzística del pianista de Roy Budd, con esos cortante primeros acordes que suenan a espagueti western, y luego viran a ritmo de club cargado de humo, hipnótico sonido que te atrapa. Además de su banda sonora, Budd también compuso tres canciones: "Looking For Someone", "Love Is A Four Letter Word" (con letra de Jack Fishman) y "Hallucinations". El tema (conocido como "Carter Takes a Train"), la pieza más conocida de la película, interpretado por Budd y los otros miembros de su trío de jazz, Jeff Clyne (contrabajo) y Chris Karan (percusión).

 

Entre los secundarios el dramaturgo John Osborne, interpreta al jefe del sindicato de la pornografía; Ian Hendry es el villano que trabaja para Osborne, en un rol punzante; Geraldine Moffatt está notable como la atractiva actriz porno, sensual, radiante, seductora; Así como maravillosa Rosamarie Dunham como la zafia casera (caricaturescamente maquillada), se nota reprimida sexualmente, delirante sus ojos y cara durante la llamada de teléfono de Jack a su ‘novia’;

 

Spoiler:

 

 

Britt Ekland como Anna. Ekland fue elegida como la protagonista femenina de la película, ya que era un prominente símbolo sexual de la época y ya habría sido familiar para el público estadounidense por su trabajo en " La noche en que asaltaron Minsky's" y "Stiletto" . Por consiguiente, su papel secundario en la película fue sobrevalorado en la publicidad. Se mostró reacia a aceptar el papel, ya que no quería desnudarse; sin embargo, tenía problemas financieros en ese momento debido a las malas decisiones de inversión de su contable. Más tarde se alegró de haber participado en el proyecto.

 

Rosemarie Dunham como Edna Garfoot, la casera de Carter. Aunque ya había aparecido en Los Vengadores y Una Familia en Guerra en televisión, este fue su debut cinematográfico, nacido en Escocia.

 

El personaje del asesino interpretado por Carl Howard, "J", solo se identifica por la inicial de su anillo en su único papel cinematográfico, y un misterio apropiado rodea su verdadera identidad. Su nombre no aparece en los créditos de algunas copias. Mike Hodges explicó que Howard fue un extra en su telefilme Rumour, y el director le dio una línea para decirlo, pero otro extra fue acreditado erróneamente. Hodges prometió compensarlo y lo incluyó en Carter, pero su nombre omitió en algunas copias originales. Si se observa con atención, el asesino también aparece brevemente en el mismo compartimento del tren mientras Jack se acerca a Newcastle. Cuando se publicaron los créditos de la película en Radio Times y TV Times, Howard también fue recortado.


Rush final: Jack localiza a Albert, confiesa haberle dicho a Brumby que Doreen era hija de Frank. Brumby le mostró la película a Frank para incitarlo a llamar a la policía de Kinnear, así que Eric y dos de sus hombres organizaron la muerte de Frank. Tras obtener esta información, Jack apuñala mortalmente a Albert. Jack es atacado por los gánsteres londinenses y Eric, quien le había informado a Fletcher del romance entre Jack y Anna. En el tiroteo subsiguiente, Jack mata a Peter. Mientras Eric y Con escapan, empujan el deportivo al río, sin saber que Glenda está en el maletero. Al regresar al aparcamiento, Jack encuentra a Brumby y lo golpea antes de lanzarlo a la muerte. Luego envía la película a la brigada antivicio de Scotland Yard. Jack secuestra a Margaret. Llama por teléfono a Kinnear (quien está en medio de una fiesta desenfrenada en su casa), diciéndole que tiene la película, y le ofrece a Kinnear que le entregue a Eric a cambio de su silencio. Kinnear acepta y envía a Eric a un lugar acordado; sin embargo, posteriormente llama a un socio. Jack lleva a Margaret a los terrenos de la finca de Kinnear, la mata con una inyección letal y abandona allí su cuerpo. Luego llama a la policía para que registre la fiesta de Kinnear. Jack persigue a Eric por la playa. Lo obliga a beber una botella de whisky, como le había hecho a Frank, y luego lo mata a golpes con su escopeta. Tras vengar a Frank y a Doreen, Jack camina por la orilla, donde el cómplice de Kinnear lo mata a tiros a distancia.

 

La importancia de la escopeta de dos cañones como arma elegida por Carter (que en la novela simboliza los lazos familiares y los recuerdos de Carter de tiempos más inocentes cazando con su hermano) se perdió en la adaptación cinematográfica; Por una extraña coincidencia, el doble de Caine en la película fue un hombre llamado Jack Carter.

 

La decisión de Hodges de matar a Carter fue inicialmente protestada por los ejecutivos de MGM, ya que querían que el personaje sobreviviera en caso de que la película resultara lo suficientemente exitosa como para justificar una secuela.

 

Una de las primeras localizaciones que atrajo la atención de Hodges en Newcastle fue el aparcamiento de varias plantas de Trinity Square, que dominaba el centro de Gateshead. Para Hodges, el aparcamiento y los puentes de hierro fundido sobre el Tyne parecían capturar la naturaleza del propio Jack Carter. El aparcamiento encarna uno de los temas más sutiles de la película: la destrucción de un antiguo paisaje urbano y su reconstrucción en consonancia con el brutalismo moderno.

 

La ubicación de la escena final de la película, Blackhall Beach, cerca de Hartlepool. Base de los estanques de carbón de North Side, North Blyth, Northumberland. Cerca del final de la película, Carter persigue a Paice por estos. La parte superior de los estanques, tal como aparecen en la película, ha sido demolida; solo se conserva la base de la estructura.

 

En 1999, Get Carter ocupó el puesto 16 en el BFI Top 100 British films of the 20 century; cinco años más tarde, una encuesta de críticos de cine británicos en la revista Total Film la eligió como la mejor película británica de todos los tiempos; Hay un remake homónimo estrenado en 2000, con Sylvester Stallone interpretando a Jack Carter y Caine en un papel secundario.

 

Notable muestra de cine neo noir potente directo a la mandíbula. Gloria Ucrania!!!

miércoles, 23 de abril de 2025

 


MÁXIMO RIESGO.

 

Muy entretenido thriller de acción y suspense, todo un solaz placer culpable. A principios de los 90 Sylvester Stallone dejo temporalmente el cine de acción que tanta fama y dinero le había dado en la década de los 80, para protagonizar dos comedias que pasaron sin pena ni gloria, “Oscar” y “Alto! O Mi Madre Dispara”. Sendos fracasos le llevaron a volver de nuevo al cine de acción con “Máximo Riesgo”, retorno por la puerta grande como demuestran los 255 millones de dólares recaudados en todo el mundo, siendo la séptima película más taquillera de 1993, y mejor aún, superando ese mismo año la propuesta de su competidor directo por la taquilla, un Arnold Schwarzenegger que hizo aguas con “El Último Gran Héroe”. Escrita por Michael France (“Goldeneye”), con reescritura acreditada del propio Stallone, sobre una idea original del escalador John Long, sigue a Gabe (Stallone), un alpinista que se ve involucrado en el robo de un avión del Tesoro de Estados Unidos que sobrevolaba las Montañas Rocosas. Dirige el finés Renny Harlin en pleno zenit de su carrera tras estrenar “Die Hard 2”, secuela de “La Jungla de Cristal” (luego no consolidó su carrera, cayendo en productos series b sin fuste alguno), en realidad esta “Cliffhanger” se puede sintetizar en decir que es una especie de revisión de “Die Hard”, allí fue el rascacielos Nakatomi y aquí son unas escarpadas montañas (se suponen son las Rocosas y en realidad son los Dolomitas italianos). Aquí no se pretende que el espectador piense, o tenga dilemas morales, es simple y llanamente algo binario, la lucha del Bien vs Mal y punto.

 

Gabe Walker (Sylvester Stallone) es miembro de un equipo de rescate de montañismo. Cuando una de sus operaciones sale mal y la novia de su mejor amigo, Hal Tucker (Michael Rooker), muere, Gabe se culpa a sí mismo y se marcha. Ocho meses después, tras establecerse en Denver, regresa a las montañas para convencer a su amante, Jessie (Janine Turner), de que lo acompañe. Mientras está allí, recibe una llamada de auxilio y Gabe decide participar en un último intento de rescate. Sin embargo, sin que él lo sepa, la llamada de rescate es falsa, emitida por un grupo de secuestradores varados en las montañas tras el accidente de su avión. Liderados por el psicótico Qualen (John Lithgow), buscan tres maletas con dinero (100 millones de dólares) perdidas en algún lugar de las cimas y valles de las Montañas Rocosas de Colorado.

 

Film que gana en sus espectaculares escenas de acción, cargadas de tensión a miles de metros de altura, con sensación de vértigo provocada por los impresionantes efectos visuales combinados con el maravilloso trabajo de los especialistas, con escaladas sin cuerda, peleas, tiros, sangre, explosiones, acantilados, peleas, leñazos, maletines con millones, amistad, amor, odio, sacrificios, muertes a doquier, todo un ejercicio de aventuras bien rodadas, sin más aspiración que eso. Producto que cumple con creces con lo que uno puede esperar, por supuesto que la mayoría de situaciones riesgosas desafían a la lógica, e incluso a las leyes de la física, pero a quien le importa cuando lo que deseas es un metraje escapista durante un rato. Todo ello adornado de diálogos del baratillo, pero con desternillantes latiguillos para acabar unos con otros, muy propios de los 80 (de los que proviene la fama de Stallone).

 

Stallone luce palmito (para ello nada mejor que hacerlo ir casi todo el tiempo en camiseta corta), mostrando su apolínea musculatura en todo su esplendor, tensándose para hacer verosímiles como asciende y se agarra con la yema de sus dedos a los riscos. Además, dota de un poco (tampoco demasiada) vulnerabilidad a su personaje en las peleas (no es un guerrero, es un simple alpinista). Incluso se le impregna de un trauma a lo “Vértigo” que se expone en el sensacional inicio. No esperes una gran actuación, es Stallone haciendo de Rambo y Rocky, él está para la acción física (aquí no utiliza armas), y en esto es muy bueno: Ah, y luego queda ese toque de macho alfa ochentero capaz de decir frases tan políticamente incorrectas hoy día como: ‘Pegas como un maricón!’; Tiene a un muy caricaturesco villano en la figura de John Lithgow que se nota disfrutando con su malo malísimo dotado de un lenguaje culto delirante. Un egoísta narcisista, turbador cuando le cuenta a su ‘novia’ cual es el verdadero amor (¿?). Por supuesto tendrá su cuelo final climático con Stallone, cumpliendo bien; Se agradece tener de secundario a Michael Rooker, en un papel sin mucho fuste, pero que da vigor a su rol; No se puede decir lo mismo de la muy blandita Janine Turner, venía de protagonizar la maravillosa serie de culto “Northern Exposure”, pero la actriz no daba para más, para prueba de ello su posterior carrera intrascendente, aunque no le ayuda un personaje irritante en su inanidad y torpeza.

 

También es muy destacable la fenomenal labor en cinematografía de Alex Thomson (“Excalibur” o “Hamlet”), proyectando la belleza salvaje indómita de la cordillera delos Dolomitas (aunque nos digan son las Rocosas), con épicas tomas generales de los escaladores colgados del filo quicios rocosos en la inmensidad de las paredes infinitas, filmando con gran vigor las escenas de acción; Esto punteado por la fenomenal música de Trevor Jones “(“El último mohicano” o “Notting Hill”), que imprime dosis de epopeya a la trama en su melodía neurálgica.

 

Tiene un arranque brillante con una secuencia de rescate sobre las altísimas cumbres de las montañas. Los guardabosques Gabe Walker, su novia Jessie Deighan y Frank intentan rescatar a su compañero, Hal Tucker, y a su novia (Michelle Joyner), Sarah, varados en las Montañas Rocosas de Colorado. Con el helicóptero de rescate posado, colocan una tirolina para trasladar a los a rescatar, pero el arnés de Sarah se suelta y Gabe intenta ir en su rescate, Hal le grita que no lo haga, pues el peso puede hacer que caigan, Gabe consigue atrapar la mano y… (no quiero espoilear de más). Todo ello grabado con una sensación de realismo formidable; Le sigue otra escena aún más apoteósica con el ‘asalto’ al tren del dinero, perdón al avión del dinero, son tres maletas con 100 millones de dólares en con billetes sin circular. Toda la secuencia es un grandiosa en como se desarrolla y como se filma, con otro avión d ellos malos, al que se le coloca una tirolina hacia el otro avión de la palta para trasladar los maletines, fenomenal secuencia de tensión, todo un desafío por cómo pudieron rodarla sin CGI. Que más da que el plan sea tan enrevesado que uno podría llegar a pensar si no era mejor aterrizar el avión sobre una ladera nevada y coger los maletines y huir con ellos, pero que más da, aquí lo que prima es la espectacularidad y esto lo tierne a raudales. Cliffhanger figura en el Libro Guinness de los Récords Mundiales como la acrobacia aérea más costosa jamás realizada. El especialista Simon Crane recibió un millón de dólares por realizar la escena del traslado aéreo, donde cruzó entre dos aviones a una altitud de 4600 m (15 000 pies).

 

Tras las dos piezas de acción mencionadas, ya no se llega a estos niveles de brillantez, pero si te engancha por el trepidante ritmo cuasi a contrarreloj. Tras ello es el juego del gato y el ratón de los delincuentes con los buenos, y en medio los maletines. Con persecuciones por laderas colgadas de abismos sin fin, luchas, caídas por grietas, más peleas, avalanchas, saltos al vacío, cuchillazos, patadas, rapel imposibles, buceos en aguas heladas, ensartamientos en estalactitas; Hay palizas sádicas que se adorna como si de un partido de futbol se tratase; Hay otra golpiza estruendosa a Gabe que acaba de modo muy verosímil con las dotes de este fuerte escalador, no sabe pelear pero sin levantar peso; Hay una escena que me saca del realismo, pues se nota está filmada en un set, la que se da en un desfiladero con una pasarela sobre un rio congelado, está bien, pero se nota me han sacado de las montañas. Adenmás se llega hay de un modo torpe, pues Gabe ha llegado al dinero, lo ha cambiado a su petate, y ha puesto el gps en un conejo. No entiendo por estaba aún por allí, y el malo de turno da con él corriendo campo a través, chirría; Y está el fenomenal clímax con un helicóptero colgado del revés sobre una pared de una colosal montaña con Gabe peleando con Qualen. Que más da que el plan de Gabe contra Qualen no tenga el menor sentido. Pero tiene un final satisfactorio, a la altura del palomitero film de pasar un tiempo ameno y se olvida.

 

Ah, que pintan en la película los dos jóvenes que gustan de hacer salto base desde acantilados? Aparecen y desaparecen en modo falsh (¿?). A uno de ellos lo rescata el piloto de helicóptero, y nada sabremos de él si vive o ha muerto, como, además, le podría haber dicho al piloto lo que se cocía en las montañas, pero hay una elipsis sobre esto grimante.

 

Spoiler:

 

Rush final; Jessie hace una señal al helicóptero de rescate, creyendo que es Frank, y Qualen la toma como rehén y exige que Gabe y Hal entreguen el dinero. Al encontrarse en lo alto del acantilado, Qualen libera a Jessie, pero Gabe lanza la bolsa de dinero contra las palas del rotor del helicóptero, destrozándolo, y ata el cable del cabrestante a una escalera en la ladera. Hal ayuda a derribar el helicóptero, que cuelga sobre el acantilado con Gabe y Qualen sobre los restos. Gabe lucha contra Qualen y logra ponerse a salvo mientras los restos caen por el acantilado, matando a Qualen. Las autoridades llegan mientras Gabe se reúne con Jessie y Hal. Hal le dice una frase tipical 80 a las autoridades: ‘Si buscan a Qualen? Está abajo del acantilado, lleva nuestro helicóptero puesto’.

 

La gran mayoría de las escenas de la película se rodaron en los Dolomitas de Cortina d'Ampezzo, Italia. Por ejemplo, la escena del puente se rodó en Monte Cristallo, en la vía ferrata VF Ivano Dibona, que se reconstruyó inmediatamente después de la película. La escalada se realizó principalmente en los acantilados de Tofane, y en algunas escenas hacia el final de la película, el público ve claramente los tres Tofane, la Croda da Lago y el pueblo de Cortina; esto se ubica en la cima del Monte Faloria, a la llegada del funicular Faloria. En otras escenas se ve el sendero ferrato Astaldi, sobre el Rifugio Dibona. La pequeña casa se construyó sobre la arena del río Boite, en Fiames, cerca del helipuerto. Parte del rodaje tuvo lugar en Durango, Colorado. Los créditos de la película también agradecen a la tribu Ute por filmar en la reserva de la montaña Ute.

 

Los principales dobles de escalada fueron Ron Kauk y Wolfgang Güllich. Kauk actuó como doble de escalada de Stallone tras la muerte de Güllich en un accidente automovilístico en 1992. Los dobles sustituyeron a Stallone en la mayoría de las escenas de escalada debido al miedo a las alturas del actor; una lesión en la mano de Stallone, supuestamente ocurrida en uno de los acantilados, en realidad ocurrió en un estudio de sonido.

 

Entretenidísimo placer culpable. Gloria Ucrania!!!

 

PD. Fue la última película en usar el logotipo de TriStar Pictures (1984-1993).

domingo, 20 de abril de 2025

 


SIMÓN DEL DESIERTO.

 

Sugestivo drama religioso con mucho de cinismo y bastante de surrealismo, imbuido de la mordacidad iconoclasta del director Luis Buñuel Portolés, obra de una modernidad y atemporalidad vigorosa. Lo he visto con motivo de la Semana Santa, y tirando de que en agosto cumple 60 años desde su estreno (27/08/1965). Bañada del sentido crítico con la religiosidad del realizador de Calanda que se definía a si mismo como ‘Ateo, por la gracia de Dios’. Los críticos a menudo confundieron el anticlericismo de Buñuel con falta de espiritualidad, pero esta obra prueba su sentido espiritual y como es la sociedad la que se aleja en su fariseísmo de la figura de Dios. Tras “Viridiana” (1961) y “El ángel exterminador”, “Simón del desierto” fue el tercero y último proyecto de Buñuel protagonizada por Pinal y producido por Gustavo Alatriste, en ese entonces esposo de la actriz, también último trabajo del período mexicano de Buñuel antes de regresar a Europa. El de Calanda busca provocar y no dejar indiferente en su visión de como tratamos la fe religiosa. “Simón del desierto” iba a integrar un film compuesto por tres historias filmadas por tres directores distintos, para ello se contactó Federico Fellini, Jules Dassin y hasta Orson Welles, pero problemas con el casting, querían a sus respectivas parejas de protagonista, pero el proyecto era que en los tres segmentos sería Silvia Pinal protagonista como figura satánica, provocó que entre ella y su marido Gustavo Alatriste, productor y director, hubiera desencuentros que atentaron contra el proyecto, y solo se rodó este bloque como mediometraje de apenas tres cuartos de hora muy aprovechados. Dirige Luis Buñuel, a partir de un guion que coescribió con Julio Alejandro (“Viridiana”), se basa libremente en la historia del santo asceta sirio del siglo V Simeón el Estilita, que vivió durante 39 años en lo alto de una columna haciendo penitencia arriba de distintas columnas aisladas del vulgo, según él una fuente interminable de tentaciones que lo alejaban del designio sagrado de la vida contemplativa y fervorosa. Siendo protagonizada por Claudio Brook en el papel de Simón y Silvia Pinal en el rol de sexy Satanás. Cinta de calado en como desde el humor irreverente ataca (los mantras buñuelianos) los falsos adoradores, ataca la caridad cristiana, ataca la presuntuosidad de los que se creen santos perse, ataca al fundamentalismo cristiano, ataca la superficialidad de la fe cristiana. Todo para desembocar en un final desconcertante, pero incisivo en como muerde con sorna. Todo ello Buñuel lo desarrolla con gran ritmo, en una estructura episódica que fluye con vigor.

 

Detalla lo concreto del hábitat de Simón: Un hombre barbudo (esto señal de falta de vanidad), con una riada túnica, sucio y polvoriento, en medio del pelado desierto, una alta columna, sobre la que acercarse al cielo y practicar ascetismo extremo, castigando la carne pecadora y soberbia, absorto en los rezos. Dispone de una barandilla de cuerda por la que asomarse a soltar sermones y sentencias al público que aparece de vez en cuando. Dispone de una escalera de palos por la que algún discípulo trepa para hablarle de cerca y recibir su bendición. Y de una soga para subir el zurrón donde le colocan las hojas de lechuga y una calabaza con agua. Si le añaden un mendrugo lo considera tentación y se mesa su barba de moisés escuálido. Desde allí lucha contra las tentaciones  

 

Buñuel busca paralelismos entre el padecimiento de Simón con el de Jesucristo; la columna ejerce de Cruz; allí sufre llagas cual estigmas; allí Simón es tentado por el Diablo, tres veces, como en Jesús; y bajo él tiene a una abnegada madre sufriente.

 

El relato comienza cuando luego de seis años, seis semanas y seis días (hilarante referencia al número 666, la “Marca de la Bestia”), Simón baja de un pedestal y se sube a otro aún más alto que fue construido por un hombre rico al que este santo popular ha ayudado (signo de la connivencia entre la iglesia y los sectores acaudalados de la sociedad). Acompañado únicamente por su madre (Hortensia Santoveña), la cual se muda a una choza cercana y a quien él no le presta demasiada atención, y un enano pastor malhumorado (Jesús Fernández), cuyas cabras también viven en las inmediaciones de la columna, el protagonista será tentado por el Diablo tres veces, la primera en forma de una nena bien sexy que le muestra su cuerpo, lo insulta en latín y le pincha la espalda, la segunda disfrazado del mismo Dios y con un borrego en sus brazos, al cual después le pega una patada, y la tercera a través de un ataúd que llega desde el desierto para llevárselo en un avión comercial, ya con el objetivo de hacerlo abandonar el pedestal y regresarlo al mundo real, pero el del futuro/ aquel presente.

 

El absurdo del radicalismo religioso se muestra con potencia emocional en su ridículo inicio que marca el tono cínico del mediometraje, cuando tras seis años, seis semanas y seis días (el triple 6, 666, el número de la Bestia) a Simón lo cambian de su columna vieja a una más bonita, más alta, más nueva, haciéndolo con todo el jolgorio de estar ofreciendo algo maravilloso, cuando es una idiotez que no hay por donde cogerla, pues es que un anacoreta se debe preocupar por tener algo mejor? Es que si Simón ha elegido sufrir debe hacerlo en una más estilizada columna? No es esto vanidad?

 

Es un film que no busca lanzar torpedos contra la religión, si no lanzarlos sobre los que creen en la religión por conveniencia, su fe es que tiene la religión que dar y ellos no ofrecer. Ejemplo notorio es la escena del milagro, en que Simón intercede con Dios, para que a un ladrón al que le han cortado las manos, ahora tiene unos muñones, le proporcione unas nuevas manos, esto milagrosamente sucede, y como el tipo afortunado lo toma con displicencia y sin agradecer nada, se marcha como si nada del lugar con su familia a la que trata con violencia, incluso a la hija que le pregunta si son nuevas las manos o son las de antes, el ínclito le da un guantazo. Viñeta muy acorde con la visión buñueliana de la caridad cristiana que tan bien expuso en “Viridiana”.

 

Buñuel reflexiona con acidez sobre la inutilidad de que alguien pretenda ofrecer su pureza a Dios desde una columna aislado del mundo, alguien que se cree tan de superioridad moral por hacer la nada más absoluta que no quiere ser ungido sacerdote. Que sentido tiene el ayuno (solo se alimenta de lechuga y agua)? Un pastor a este respecto le suelta una frase con sorna: ‘Atracones de puro aire se da usted!’.

 

Hay set pieces de una ironía y humor descacharrante, a la vez que ingeniosas en cómo son destroyer contra lo enrevesado y críptico bíblico. Me refiero al diálogo entre dos sacerdotes, observan la posesión demoniaca de uno de sus hermanos, este suelta improperios sacrílegos contra la hipóstasis (palabra que hace referencia a la Santísima Trinidad) y la anástasis (o la ascensión de Cristo tras su visita a los infiernos) y ellos no comprenden el significado de su tercer grito en pro de la apocatástasis (creencia de Orígenes sobre la salvación final de todas las almas sin discriminar a ninguna), exhibiendo con sorna el sinsentido del rebuscado vocabulario católico.

 

Buñuel se burla de las idioteces con que se buscan ofensas a Dios, que si mirar un hombre a una mujer, cual si la mujer sea la encarnación del pecado en la Tierra, el culto estúpido a figuras que se empoderan como puras, esto reflejado en como le arrancan a Simón un trozo de su túnica cual si fuera un lignum crucis. Ataca a un joven monje porque no tiene barba. En el colmo de la idiotez, Simón busca acercarse más a Dios potenciando su martirologio, esto lo hará manteniéndose sobre una sola pierna (menuda gilipoyez!).

 

Se burla de la misantropía cuando el guion pone en boca de Simón: ‘La más despreciable de tus criaturas es el hombre, señor, su sola presencia me aleja de ti”. Alguien que no hace más que estar sobre una columna se cree un guerrero contra el mal: ‘Si no me libro del maligno hoy, señor, me libraré mañana, si no en cinco años, en diez: continencia, oración, caridad y humildad serán mis armas”, estigmatizándose él mismo en plan masoquista en busca del artificioso martirologio. Cuando en realidad Simón es un tipo defectuoso, pues se olvida en su travesía hacia la pureza del alma de lo que realmente nos hace humanos, como es el amor, y no hay amor más genuino e íntegro que el que se debe profesar a una madre, y esto se expresa en que Simón (tras disfrutar jugando con la madre corriendo con ella por el desierto) es interpelado por su madre (Hortensia Santoveña) en tierra sobre si no es mejor estar con ella y ser feliz, y no buscar el martirologio en las alturas, reniega de ella, incluso de  bajar a abrazar a su madre antes de que muera, ‘Nada debe interponerse entre el amor de Dios y su siervo, Simón’, mostrando un egoísmo vomitivo, cuando le dice: Nuestro próximo encuentro será en el Cielo".

 

Hay tramos de un humor bizarro impropio de su tiempo, como es el tratamiento que se da a un pastor enano (Jesús Fernández, aparecía en la cinta buñueliana “Nazarín”) patizambo (uno de los fetiches de Buñuel son los seres con deficiencias, entre ellos los enanos). El monje Matías (Enrique Álvarez Félix), le hace ver lo malsano de su relación con el rebaño, y más concretamente con la cabra a la que llama cariñosamente Domitila, claramente le hace ver que el cariño del enano traspasa lo platónico para hundirse en lo físico zoofílico (¿?). La respuesta del enano (más adelante) al monje es llamarle la atención por su relación (Malsana homosexual?) con los monjes mayores. Este mismo enano tilda a Simón de loco; Otro de los mantras de Buñuel es la aparición de animales como señal telúrica, habiendo cabras, corderos, un sapo, o moscas; Hay un burlesco tramo en que Buñuel se ríe del capitalismo y del comunismo ácidamente. El monje que miró a la mujer visita a Simón para pedirle perdón y bendición y para decirle que el anticristo se acerca a Roma con un ejército. Comenta que la humanidad siempre estará en conflicto debido a sus ideas sobre lo mío y lo tuyo, y Simón no entiende que es eso de tener propiedades, esto hace ver al monje que Simón vive en una burbuja alejado de la realidad del mundo.

 

Aunque los tramos que más se quedan son los tres en los que aparece la tentación hecha Mujer en la figura de Silvia Pinal, que a sus 34 años despliega un sex appel seductor. En el primero llega a dejar sus pechos al desnudo (algo muy vanguardista en 1965), le muestra sus hermosas piernas con medias y liguero bajo traje cándido de colegiala, se sube con Simón en la columna y saca su libidinosa lengua arqueada y lame al santurrón; La segunda vez ‘disfrazada’ de andrógino Dios sabio que intenta, manipularlo; y la tercera llega montado en un ataúd que surca el desierto (que cutre el efecto visual cuando se ve la cuerda con la que es tirado); Simón lucha contra el poder de la carne que supone este ángel caído, que incluso poseerá a un monje (Trifón al que da vida Luis Aceves Castañeda) que intenta poner en contra a los demás monjes culpando de hipócrita con la comida a Simón

 

En la puesta en escena destaca por la fenomenal cinematografía del maestro en la materia Gabriel Figueroa (el DP fetiche de Buñuel en México: “Los Olvidados”, “Él”, “Nazarín” o “El Ángel Exterminador”), en glorioso b/n, con gran contraste de grises, con tomas generales que dan con la soledad del entorno y de Simón, con crudos primeros planos, con contrapicados de Simón contra el nublado cielo, con preciosas tomas sonsacando la sensualidad de Silvia Pinal; También reseñable la banda sonora surcada la tamborrada de Calanda.  

 

Claudio Brook (apareció en el anterior film coral de Buñuel “El Ángel Exterminador”) derrocha carisma, histrionismo adecuado al sobrepasado personaje, actuación cargada de complejidad en lo que quiere mostrar de seguridad y soberbia, y en las grietas de vulnerabilidad y dudas que le acompañan en su calvario, incluso con arrebatos de locura, expresados en una hábil descriptiva voz en off; Aunque el actor queda opacado por la intermitente presencia de una Silvia Pinal maravillosa como la pícara Satanas (siempre la mujer como fruta de la tentación), sexy, ladina, perversa, con esa apariencia en primera exposición de colegiala inocente que parece salida de un catalogo del ministro de fomento Ábalos, bufonescamente retocada como trampantojo de Dios como pastora con ridícula barba, actuación alegre, punzante, vistosa, chancesca en cómo se insinúa a Simón, hasta desembocar en manipuladora con el final.

 

“Me doy cuenta de que no me doy cuenta de lo que digo!”

 

Esto lo repiten varios personajes:

- "Mira que el Diablo anda suelto por el desierto."

- "De noche lo oigo." (Advertencia del Mal que circula de noche?)

 

Y todo finaliza tras la tercera y última tentación. El diablo lleva a Simón Del Desierto al futuro. Donde lo moderno es profano; Satanás sale y lo transporta a los años sesenta a un club nocturno lleno de gente. Una banda de rock instrumental se encuentra tocando en vivo. La pareja está vestida con ropa moderna y sentada a una mesa. Simón, parece desinteresado, le pregunta a Satanás qué baile está haciendo la gente. Ella responde que el baile energético se llama «carne radiactiva». Un hombre le pide a Satanás que se una a él y Simón se levanta para volver a casa, pero Satanás le dice que tiene que «aguantar hasta el final»; Con lo que el mensaje es nítido, la inutilidad de lo que hace Simón, y como el diablo lo tiene muy fácil con la sociedad para corromperla a través del disfrute; En la vida real, Simón murió en el año 459 a los 69 años, tras haber vivido 36 años de su vida en la cima de diferentes pilares.

 

Buñuel en efervescencia creativa demuestra que el metraje no es problema si sabes lo que contar y como contarlo. Gloria Ucrania!!!

 

PD. El largometraje tuvo sus filmaciones principales en los médanos de Samalayuca, Chihuahua, mientras que la escena final se grabó en los Estudios Churubusco.

sábado, 19 de abril de 2025

 


UN HOMBRE PARA LA ETERNIDAD.

 

Notable drama histórico dirigido y producido con pulso firme y sobrio por el polaco Fred Zinnemann, en una espléndida adaptación de la obra homónima de Robert Bolt (“Lawrence de Arabia” o “La Misión”), donde se retrata los últimos años de Sir Thomas More, Lord Canciller de Inglaterra del siglo XVI, quien se negó a firmar una carta solicitando al papa Clemente VII la anulación del matrimonio de Enrique VIII de Inglaterra con Catalina de Aragón y a prestar el Juramento de Supremacía que lo declaraba cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra. Sir Tomás Moro fue abogado y erudito en la corte del rey Enrique VIII. Como católico devoto, albergaba serias reservas sobre el divorcio del rey de Catalina de Aragón y su nuevo matrimonio con Ana Bolena, se opuso a la separación de la Iglesia de Inglaterra de Roma. Abordando en su devenir la cuestión de la integridad por encima de corruptelas morales, entrando en el derecho a la objeción de conciencia, los principios morales frente a la cobardía de los borregos que venden sus almas por un poco de pan, la fe contra la podredumbre del alma. Bolt a partir de su obra teatral, utiliza mismo diálogo locuaz y poético, con brillantez, con mordacidad, con lucidez, de hondura dramática y emocional, explorando el sacrificio humano, como por tus ideas puedes ser perseguido, aquí se ve gradualmente, como los marginan, hostigan encarcelan, y finalmente … (no quiero spoilear)

 

Un guion que dota de carácter no solo al Totémico protagonista encarnado por un fascinante Paul Scofield (se prodigó poco en el cine y era casi un desconocido para el gran público, pero era ya una leyenda del teatro inglés), también a los secundarios, y con ello los duelos entre antagonistas resultan efervescentes en las chispas que saltan, esto por la calidad formidable de las actuaciones de Wendy Hiller, Robert Shaw, Susannah York, Nigel Davenport, Leo McKern, Corin Redgrave, Vanessa Redgrave, John Hurt, y el icónico Orson Welles.

 

Todo ello Zinnemann lo desarrolla con gran elegancia en la ambientación inmersiva en la época, desde los realistas escenarios, decorados, exteriores, vestuario, la cinematografía, la música, todo expuesto con ritmo sereno, pero pétreo, sin pirotecnia visual, pero contundente en cada secuencia.

 

Ganó el Óscar a la Mejor Película, mientras el reparto y el equipo técnico ganaron otros cinco premios, incluyendo el de Mejor Director para Zinnemann y Mejor Actor para Scofield. También ganó el Globo de Oro a la Mejor Película Dramática y los premios BAFTA a la Mejor Película y a la Mejor Película Británica. En 1999, el British Film Institute la nombró la 43.ª mejor película británica de todos los tiempos.

 

La película abarca los años 1529 a 1535, durante el reinado de Enrique VIII. Durante una reunión privada nocturna en Hampton Court, el cardenal Wolsey (Orson Welles), Lord Canciller de Inglaterra, reprende a Moro (Paul Scofield) por ser el único miembro del consejo privado que se opone a sus intentos de obtener del Papa la anulación del matrimonio de Enrique VIII con Catalina de Aragón, ya que su matrimonio no ha dado un heredero varón. Con la anulación, Enrique podría casarse con Ana Bolena, con quien espera tener un heredero y evitar que se repitan las Guerras de las Rosas. Moro afirma no puede aceptar la sugerencia de Wolsey de ejercer presión sobre las propiedades e ingresos de la Iglesia en Inglaterra. Sin que Moro lo sepa, la conversación está siendo escuchada por el ayudante de Wolsey, Thomas Cromwell (Leo McKern). Al regresar a su casa en Chelsea al amanecer, More encuentra a su joven conocido Richard Rich (John Hurt) esperándolo para presionar por un puesto en la Corte. En cambio, More le ofrece a Rich un trabajo como profesor. Rich rechaza la oferta de More, alegando la docencia le ofrecería pocas posibilidades de hacerse conocido. More encuentra a su hija Meg (Susannah York) charlando con un joven y brillante abogado, William Roper (Corin Redgrave), quien le anuncia su deseo de casarse con ella. More, devotamente católico, dice que no puede darle su bendición mientras Roper siga siendo luterano.

 

El rey realiza aparentemente una visita sorpresa a la finca de Moro. Ello con una visualidad fulgente, con esa llegada de las barcas del monarca por el Támesis, el jolgorio del séquito que ríe las gracietas al caprichoso jerarca, como deben ensuciarse las lujosas ropas para saltar a la embarrada orilla. Todo risas y alegría, incluso Enrique le ‘echa los tejos’ a la hija de Tomas, a la que el habla en latín y le muestra sus piernas (¿?). Pero en realidad este Bigger Than Life de rey lo que desea es la aprobación de su matrimonio con Ana Bolena por parte de Moro. Mantiene un tête-à-tête arrollador en como Henry se mueve por la bipolaridad de ser amistoso y cuando no es requerido su pedido estallar, mientras Tomas se mantiene firme, sin estridencias, rígido y sin dejar su temple impone sus fuertes creencias. Este estupendo tramo expone con vehemencia por donde se moverá el film. Esto se puede enlazar con la celebración de boda de Enrique con Ana, a la que ha sido invitado Tomas como muestra de aceptación del enlace, el rey en medio del convite cree ver a Moro y feliz se acerca para saludarlo, pero se da cuenta que no es él. Con ello nos damos cuenta de que el rey cual niño que ha hecho algo malo, necesita cuando menos de la comprensión del erudito, y como termina no teniéndola lanza todas sus artimañas más crueles contra él para intentar doblegarlo. Ello en un crescendo muy bien llevado, con inteligente modo de incluir elipsis (esa ventana que mira en subjetivo Tomas con ese árbol junto al rio), donde priman los abusos del poder, la presión, las medias verdades, y lo que es peor la traición, pues Tomas acaba siendo una especie de Jesucristo que sufre un particular vía crucis (escribo esta crítica en Viernes Santo, igual esto influido por ello), por ello incluso acaba teniendo a su propio Judas. Llegando al clímax en el juicio cuasi inquisitorial donde el esplendor de Scofield inunda la pantalla con su labia proverbial achicando las vías de agua que le quieren colocar. Llegando al magno discurso final. Todo ello coronado por una escena final, que no por más esperada es menos escalofriante en como la actuación del actor dando vida a Tomas estremece en su hidalguía.

 

Hay una subtrama con su amigo y sucesor, Thomas Howard (Nigel Davenport), una relación con tiras y afloja, donde el segundo intenta hacer ver el riesgo de su radical postura, entre ambos actores fluye una buena química, en las fuertes personalidades que se enfrentan; Hay otra sobre la hija de Tomas y su pretendiente William Roper, un combativo luterano, que es un esbozo que quizás en teatro estaba más desarrollada; Como la sub historia con uno de los criados que espía para Cromwell, dando algún apunte, pero dando impresión de que algo se ha ido en la edición o que había más en la obra teatral.

 

Paul Scofield, interpretó a More en el estreno teatral del West End, y lo hace aquí la película. Una interpretación arrolladora de carisma, con frases lapidarias en como sentencia y deja sin argumentos a unos y a otros (‘El buen siervo del Rey, pero primero de Dios’, en este a los que querían renunciar al papa por el anglicanismo), ello con tranquilidad, sin perder nunca la clama, proyectando sabiduría, con dosis de humor mordaz (alguno de estos con su yerno Rope), con duelos escalofriantes contra el rey, Wolsey o Cromwell. Con un vigor y energía apabullante, con la capacidad de atraparte en sus discursos por la riqueza que desprenden en cómo los declama con convicción pétrea. Es la nobleza, el honor, la integridad en persona, de una pureza intachable, incorruptible hasta el final. ‘Yo concedería al Diablo el beneficio de la Ley por mi propia seguridad’, sentencia que deja en claro lo que debe ser la justicia, Kolossal. ‘Creo que cuando los hombres de estado abandonan su propia conciencia en aras de sus deberes públicos, conducen a su país por un camino corto hacia el caos’, cita Universal y Atemporal que sentencia a nuestra sociedad. Una de las grandes actuaciones de la Historia del Cine.

 

Robert Shaw está magnífico como el bon vivant Enrique VIII, un torbellino de fogosidad en todos los aspectos, un fatuo despótico que cuando se alegra es histriónico (en el mejor de los sentidos), y cuando se enfada lo es aun más. En sus pocas apariciones reluce con su tsunámico carácter, ser caprichoso, iracundo, ruge, ríe, se siente el centro de atención de un séquito que lo lisonjea. Engreído que requiere de la aceptación de los que sabe son ‘grandes’ y si no intentará derribarlos, figura amenazante que Shaw dota de electricidad; Orson Welles como Wolsey en apenas una escena enfrentado a Scofield llena la pantalla con su desbordante personalidad, dota de perfidia sutil a su clérigo; Leo McKern como Thomas Cromwell está fenomenal como el brazo ejecutor malévolo del monarca, con duelos tremendos con Scofield; Nigel Davenport como el duque de Norfolk es de potente vigor en como intenta hacer ver a su amigo Moro que debe flexionar para seguir, fogosos sus ententes; John Hurt como el advenedizo Rich me ha resultado algo plano en su maldad expositiva desde el inicio; Entre las mujeres (no es un film de féminas precisamente) destaco a Wendy Hiller como la esposa del titular, pues me ha conmovido en su última escena con Tomas, siempre a la sombra, aquí es entrañable como se nota el amor por su esposo, notable.

 

La puesta en escena es de gran vistosidad en su función de hacernos inmersión en el tiempo y lugar. Desde los escenarios (Studley Priory-Horton Hill,  Beaulieu River-Hampshire), los esmerados decorados diseñados por el cuatri-oscarizado John Box (“Lawrence de Arabia”, “El Doctor Zhivago”, “Oliver” y “Nicolas y Alejandra”), rezumando renacentismo estilo Tudor; con un excelente diseño de vestuario de la bi-oscarizacda Elizabeth Haffenden (“Ben-Hur” y esta) y Joan Bridge (“El violinista en el tejado” o “Chacal”); todo esto realzado por la destacada cinematografía en gran Technicolor de Ted Moore (ganó el Oscar por su trabajo el que fuera DP de cámara de la franquicia James Bond: “Diamantes para la eternidad”, “Desde Rusia con amor” y “El hombre de la pistola de oro”), creando tomas de carácter pictórico, como son las tomas del rio surcado por barcazas de modo operístico, las claustrofóbicas secuencias en interiores, con profusión de tonalidades apagadas, grises, negras, marrones macilentas, este sombrío cromatismo solo roto por fulgentes estallidos de rojo, sobre todo esto en los clérigos y en la climática secuencia del juicio, rojos que parecen apuntar al Infierno encendido que son, en tomas generales en esta corte donde Tomas intenta ser reducido por la enfervorecida mas en su contra, formidable clímax; film punteado por la sutil música del galo Georges Delerue (“El desprecio” o “Ana de los mil días”).

 

Por ponerle el pero y no elevarla a obra maestra, está que Zinnemann huye de buscarle aristas al protagonista, es un santo justo y bueno y punto, según su visión cuasi-hagiográfica. Cuando en realidad tenía sus aristas en su fanatismo católico que gustaba del escarnio físico a los no papistas.

 

Spoiler:

 

Rush final: Un horrorizado More se ofrece a prestar juramento, según lo exija el tribunal, de que nunca le dijo tal cosa a Rich. More añade que jamás sería tan suicida como para confiar una opinión tan peligrosa «a un hombre como él». Al abandonar Rich el estrado, se descubre que ha sido nombrado Fiscal General de Gales como recompensa de Cromwell por haber cometido perjurio, para gran disgusto de More, este le espeta: ‘Pero, Richard, no le sirve de nada a un hombre dar su alma por el mundo entero?... pero por Gales?". Por orden directa de Cromwell, el jurado condena a More sin abandonar la sala para deliberar. Pero cuando los jueces comienzan a dictar la pena de muerte, More los interrumpe y les recuerda que, antes de la sentencia, se debe preguntar a los presos si tienen algo que decir. Ante la pregunta de los jueces, Moro declara: «Sí, acepto». Moro califica la Ley de Supremacía del Parlamento de repugnante para todo precedente e institución legal en la historia de la cristiandad. Cita el fundamento bíblico de la Primacía Petrina y la autoridad del Papado, en lugar de los gobiernos nacionales, sobre la Iglesia. Además, declara que la libertad de la Iglesia frente al control y la interferencia del Estado está garantizada tanto en la Carta Magna como en el juramento de coronación del propio rey. Ante el clamor general, los jueces condenan a Moro a muerte por decapitación.

 

La escena cambia del juzgado a Tower Hill, donde Moro cumple la costumbre de perdonar y dar una propina al verdugo. Moro declara: ‘El Rey me ordena que sea breve, y dado que soy un súbdito obediente del rey, seré breve. Muero como buen siervo de Su Majestad, pero antes como siervo de Dios’. (Al verdugo): ‘Te perdono en este mismo momento’ (le da una moneda). `’No tengas miedo de tu oficio; me envías a Dios’.

Arzobispo Cranmer: ‘Está seguro de eso, Sir Thomas?’.

Sir Thomas Moro: ‘Él no rechazará a alguien que está tan contento de ir con Él’.

 

Se arrodilla ante el tajo y, fuera de campo, el verdugo le corta la cabeza; El epílogo narrado en off informa que la cabeza de Tomás Moro estuvo clavada en la Puerta del Traidor durante un mes. Luego, su hija, Margarita, la retiró y la conservó hasta su muerte. Cromwell fue decapitado por alta traición cinco años después de Moro. El arzobispo fue quemado en la hoguera. El duque de Norfolk debería haber sido ejecutado por traición, pero el rey murió de sífilis la noche anterior. Richard Rich se convirtió en canciller de Inglaterra y murió en su cama.

 

Nominada a 8 premios, la película ganó 6 Oscars, incluyendo Mejor Película, Director (el segundo para Zinnemann después de “De aquí a la eternidad”), Actor, Guión, Fotografía en color (Ted Moore) y Diseño de vestuario en color (Elizabeth Haffenden, Joan Bridge). La película perdió en la categoría de actores de reparto (Robert Shaw y Wendy Hiller), que fueron para George Segal y Sandy Dennis, ambos por “¿Quién le teme a Virginia Woolf?”)

 

Paul Scofield no asistió a la ceremonia del Oscar porque creía que Richard Burton ganaría el premio al Mejor Actor por ¿Quién teme a Virginia Woolf? (1966). Cuando ganó, tuvieron que enviarle la estatuilla por correo y se rompió durante el transporte. Para mantener el presupuesto por debajo de los 2 millones de dólares, todos los miembros del reparto aceptaron recortes salariales. Los únicos miembros del reparto que pagaron más de 10.000 libras esterlinas fueron Orson Welles, Paul Scofield y Susannah York.

 

La historia de nuevo se rehace en 1988, una versión televisiva inferior dirigida y producida por Charlton Heston con John Gielgud como el Cardenal Wolsey, de nuevo Vanessa Redgrave y Heston como Thomas Moro.

 

La puesta en escena brechtiana de la escena final del juicio (que representaba al jurado compuesto por el hombre común y varios palos con los sombreros de los diversos personajes que había interpretado) se transforma en un escenario más naturalista. Además, si bien el duque de Norfolk era el juez, tanto históricamente como en la representación del juicio en la obra, el personaje del presidente del Tribunal Supremo (Jack Gwillim) fue creado para la película. Norfolk sigue presente, pero tiene un papel limitado en el proceso.

 

Zinneman eligió al actor John Hurt para su primer papel importante en una película, gracias a su excelente actuación en El pequeño Malcolm y su lucha contra los eunucos, de David Halliwell.

 

Leo McKern interpretó al Hombre Común en la producción original del espectáculo en el West End, pero fue trasladado a Cromwell para la producción de Broadway. Él y Scofield son los únicos miembros del elenco que aparecen tanto en la versión teatral como en la cinematográfica de la historia. Vanessa Redgrave interpretó a Lady Alice en una nueva versión de 1988.

 

Para mantener el presupuesto por debajo de los dos millones de dólares, todos los actores aceptaron recortes salariales. Solo Scofield, York y Welles cobraron más de 10.000 libras. Por interpretar a Rich, John Hurt cobró 3.000 libras. Vanessa Redgrave apareció simplemente por diversión y se negó a cobrar.

 

Tomás Moro tenía sus luces y sus sombras, Fred Zinnemann sólo ofrece las primeras ocultando todo lo que le pueda perjudicar, lo cual convierte "Un hombre para la eternidad" en manipulación. Tal vez lo más censurable de Moro fue el odio con el que persiguió a los "herejes" hasta el punto de quemarlos.

 

En la deplorable vida de este demencial soberano, todo comenzó cuando casado con Catalina de Aragón, hija menor de los reyes católicos de España -quien hasta poco antes había estado casada con el ahora fallecido Arthur, hermano mayor de Henry y aspirante al trono-, de seis ocasiones que ella consigue dar a luz, tan solo tiene a un hijo varón… pero este fallece ¡a los 52 días de nacido! Convencido de que se trata de un castigo divino sentenciado en la Biblia: “No deshonres a tu hermano teniendo relaciones sexuales con su mujer” (Levítico 18, 16), el rey asume que Catalina lleva consigo una maldición y decide separarse de ella a como dé lugar, más ahora que se siente locamente atraído por una bella, esbelta y coqueta muchacha llamada Anna Boleyn, la cual no tiene un pelo de tonta y sabe cómo calentar la plancha sin permitir que el hombre le planche la ropa hasta haber conseguido ceñirse la apetecida corona. Ante la denegación rotunda del papa Clemente VII, comienza entonces la lucha del rey inglés para lograr que sea aprobada su separación por su amigo –y por un corto tiempo canciller- More y por los manoseables prelados de su reino, con quienes también tendrá que hacer una buena jugada.

 

Historiadores de la Reforma y estudiosos de Moro han señalado las numerosas inexactitudes en " Un hombre para la eternidad", la obra de teatro y la película. Entre ellos, destaca el biógrafo de Moro, Richard Marius. En 1995, Marius señaló varios errores y distorsiones que luego descartó como "concesiones inofensivas a la teatralidad". Sin embargo, no pudo "excusar la idolatría de Bolt hacia el personaje de Moro" y describió las graves tergiversaciones en "la imagen empalagosa que tanto la obra de teatro como la película presentan de la religión de Moro y su odio furioso y descontrolado hacia los protestantes".  La película proporcionó a los espectadores la reconfortante sensación de saberlo todo sobre Moro. Se convirtió al catolicismo como Abraham Lincoln, un icono de pureza y principios que inspiraba reverencia y afecto... En ninguna parte vemos al Moro histórico que escribió cientos de páginas de horribles polémicas clamando por la sangre de los protestantes. Quería destruir la herejía con fuego... Cuando quemaban a los herejes, Moro se regodeaba... En ninguna parte de la película aparece el Moro que pretendía que su odio hacia los herejes quedara grabado en su tumba. Marius resumió que «Bolt nos dio un More que habría sido difícilmente reconocible en su propia época y tal vez un escándalo para el propio More».

 

La forma de vivir -y de morir- de Tomás Moro le valdrían su canonización por Pio XI en 1935, y aún hoy suponen un ejemplo de integridad moral al alcance de unos pocos elegidos. Sus frases finales no dejan lugar a la duda: "No hago ningún daño, no digo nada dañino, no creo en nada que dañe. Y si esto no es suficiente para mantener vivo a un hombre, de buena fe anhelo no vivir".

 

El título (inglés) está sacado de unas palabras de Robert Whittington, quien en vida de Tomas Moro (1520) dijo de él: “Moro es un hombre que posee el ingenio de un ángel y una erudición singular; tan pronto maravillosamente alegre y entretenido como solemne, según lo requieran las circunstancias, dijéramos, un hombre para toda ocasión”. En la traducción española este matiz de su personalidad se pierde resaltando más bien su inmortalidad como personaje que pasó a la Historia.

 

Tomas Moro fue el creador de la obra “Utopía” siendo uno de los máximos representantes del intento desde la política de unir una sociedad justa con el Reino de Dios predicado por Jesucristo.

 

Film que deja una muy loable lección sobre la dignidad, pero como he dicho peca de santificar a un hombre que tenía sus debilidades. Si coges a un personaje de ficción me vale, pero si utilizas la biografía de una persona real debes mostrar estos matices, que le hubieran humanizado más. Gloria Ucrania!!!

 

PD. Tomas More fue declarado culpable de alta traición y ejecutado en 1535. En 1935 (justo 400 años después de su decapitación), fue canonizado como Santo Tomás Moro.

 

martes, 15 de abril de 2025

 

ÉXTASIS (1933)


101/14(13/04/25) Sugestivo melodrama checoslovaco, famoso por ser el primero en el que en un film convencional aparece un desnudo integral de mujer (lo que le causó graves problemas con la censura en muchos países), en este caso de la sensual Hedwig Eva Maria Kiesler (en USA mutó su nombre a Hedy Lamarr), ese rol a sus 19 núbiles años le sirvió a la actriz vienesa para ser fichada en 1937 para Hollywood. Dirige Gustav Machatý, que me ganó para su causa con el sugerente drama “Erotikon”, dodne ya demostró su empatía por la mujer, mostrándola como dueña de sus deseos no atados a la falsa moralidad imperante. Aquí un relato cargado espíritu vanguardista en la visión empoderada de la mujer, una mujer mostrada con deseos, con iniciativa sexual, y ello mostrado con un gran gusto visual, con secuencias de un vigor y modernidad vigorosas.

 

Eva (Lamarr) y Emil (Zvonimir Rogoz) se casan. La noche de bodas decepciona a Eva: Emil es mezquino y frío. A largo plazo, la prosperidad que le ofrece no puede compensar su crueldad psicológica. Ella regresa a la casa de sus padres. Su padre no comprende su decisión, pero la deja ir. Eva y Emil se divorcian. Un día, cuando Eva sale a montar a caballo y se baña en un estanque, su caballo se escapa junto con su ropa. Desnuda, ahora se dispone a buscar su caballo y su ropa. Adán (Aribert Mog), un ingeniero que está construyendo una línea ferroviaria cercana, atrapa el caballo y lo conduce hacia ella. Eva queda impresionada por su actitud empática y servicial y ambos se enamoran.

 

Además del virginal desnudo (se produce durante un intento de la protagonista de hacerse con sus ropas, dejadas sobre un caballo durante un baño en un lago), hay una valiente secuencia del acto sexual en que la exhibe el rostro en primer plano de la protagonista en pleno Éxtasis. Film Film que a pesar de realizarse en la era del cine sonoro, es casi mudo, pues hay unos escasos diálogos, notándose que el director está incómodo con estos, se desenvuelve mejor en la expresividad de las imágenes, en la expresividad de sus protagonistas, ejemplo notorio de esto es su rush inicial, toda una lección de cómo decir muchísimo líricamente sin palabras, el deseo contenido que se cuece en el interior de ella, frente a la apatía de él, cual si fuera impotente o gay, solo así se puede explicar su comportamiento. Una narración con claros toques expresionistas propicios del cine soviético en unas tomas de la naturaleza, los cielos nublados, las moscas siendo atrapadas por papel, o los caballos (en clara simbología de sementales) que en la edición se entremezclan con rostros humanos dando una trascendencia telúrica a los personajes, ello con toques oníricos formidables. Remarcados por una serie de close-ups sobre objetos que enfatizan emociones a flor de piel.

 

El arranque resulta cautivador en cómo sin palabras se expone la insatisfacción sexual de la joven chica ante la desidia del esposo de mediana edad, ello en pequeños gestos de tedio ante lo que no llega. Para luego en una fenomenal edición de días juntos ir proyectando el hastío de ella ante el asentimental y frígido marido. Para ante la fuerza y coraje de ella abandonarlo, este matrimonio (que no sabemos cómo se originó), es una prisión para ella, y lo deja. Con ello Eva se encontrará en su Paraíso particular donde cual primera mujer bíblica del Génesis se encontrará desnuda con su Adam en forma de bien parecido joven de seductora sonrisa. En este encuentro pastoral evocador en el campo, hay un momento en que ella ve la diferencia entre Adam y su ex esposo, cuando Emil mató un insecto que le molestó y Adam lo que hace es liberarlo. Es la representación de la Naturaleza como el Edén, donde la carnalidad es lo predominante, el goce de la vida a través del placer sexual. Que tiene su eclosión en esa noche tormentosa en que Eva ‘acalorada’ decide dar el primer paso y lanzarse esclava de sus deseos carnales, y tendremos ese rostro de ella en pleno orgasmo ida. Luego la película entrará en una sub trama un tanto sobrante, quizás queriendo moralizar, donde aparece el ex esposo y se produce la catarsis en una secuencia espléndida de tensión e intensidad con Emil forzando su auto a toda velocidad llevando de pasajero a un Adam que no sabe quién es realmente el piloto. Para llegar al rush final donde ella tiene el dilema moral que hacer con su vida tras lo sucedido. Y tendremos otro de los mantras del director, al menos por lo visto en “Erotikon”, como son los trenes con locomotoras de vapor. Para desembocar en un epílogo desconcertante, aunque lo que es la imagen final que empieza sobreimpresionada resulta muy bella y poética.

 

Se le puede achacar la simpleza de la historia, muy plana, un triángulo romántico sin aristas, todo sucede de forma muy lineal; Tampoco su ritmo es del todo fluido, pues tiene secuencias y tramos que se estiran demasiado; Así como su rush final resulta desconcertante, parece sacado de otra película con mensaje al orgullo por el trabajo del campo, muy en la onda de Eisenstein, no pega con lo visto hasta entonces.

 

Hedy Lamarr borda su papel con un candor y fuerza vital que traspasa la pantalla, empatizas con su padecimiento, con su efervescencia juvenil, su erotismo nos desborda, maravillosa. Hedy Lamarr belleza del cine de los años 30 además era científica aficionada, dedicándose entre otras cosas a desarrollar la técnica de comunicaciones entre submarinos, con los años se convirtió en nuestro wifi. ; Zvonimir Rogoz está notable en su papel de tipo aburrido superado por la situación, su rostro durante el trayecto flash en coche es aterrador, así como su escena final; Aribert Mog como el guapo Adam derrocha alegría de vivir a través de su envidiable sonrisa con la que parece que se pueden superar cualquier problema, dueño de una expresividad sutil en como seduce, muy bueno.

 

Rush final: El día en que Eva y Adán quieren viajar para escapar del “pueblo”, Emil aparece en la granja de su padre para pedirle a Eva que regrese. Ella lo rechaza. De camino a casa se lleva a Adam con él en el coche. Basándose en un collar con el que juega pensativamente, Emil se da cuenta de que está conduciendo al hombre que Eva ama. Luego parece querer correr con el coche hasta su muerte. En el último segundo frena en el paso a nivel delante del tren que se aproxima. Adam coloca al sorprendido Emil en la misma posada donde espera a Eva. Los dos celebran su amor con champán y baile. Su delirio termina con el suicidio de Emil, quien se quiebra bajo el peso de que su vida es para él. Sin sospechar nada, Adam se apega a los planes de viaje. Él se queda dormido en el andén mientras esperan el tren y Eva se va sola. En las tomas finales, vemos a Adán mirando con nostalgia a los hijos de un extraño, sus expresiones faciales ambiguas, y a Eva amamantando y jugando con un niño pequeño; Este final puede ser abierto a interpretaciones. Puede que Eva se sintiera culpable del suicidio y con ello renunciara a su amor, que causó la tragedia. O que simplemente quisiese mantenerse libre de hombres y criar a su hijo (no sabíamos estaba preñada), sola, como mujer adelantada a su tiempo.

 

La película, producida por Slavia Film, con sede en Praga, era predominantemente muda. Las escenas de cine mudo se rodaron a principios de octubre de 1932 en los estudios Schönbrunn de Viena, mientras que las pocas escenas de cine sonoro se produjeron en alemán entre el 15 de septiembre y el 3 de octubre de 1932 en los estudios AB Vinohrady de Praga. Las tomas exteriores se filmaron en agosto de 1932 en Eslovaquia y en los Cárpatos ucranianos checoslovacos.

 

Tal audacia de desafiar la moralidad que asfixia los impulsos naturales le costó a la pobre Hedy en su vida real ser vendida por sus padres como una yegua a un magnate obsesionado con ella que la mantuvo encerrada y la celó como un cancerbero, persiguiendo las copias de “Éxtasis” para impedir que otros viesen desnuda a su prisionera. Hasta que con suerte y ardides ella pudo escapar del degenerado fantoche.

 

Turbadora película que elevó a Hedy a niveles de mito Sexual Universal. Sumado lo bueno y malo me da un notable. Gloria Ucrania!!!


 Cuando Lamarr solicitó el papel, tenía poca experiencia y no entendía el rodaje previsto. Ansiosa por el trabajo, firmó el contrato sin leerlo. Cuando, durante una escena al aire libre, el director le pidió que se desnudara, protestó y amenazó con renunciar, pero él le dijo que si se negaba, tendría que pagar el coste de todas las escenas ya filmadas. Para tranquilizarla, le dijo que, de todas formas, usarían "planos generales" y que no se verían detalles íntimos. En el preestreno en Praga, sentada junto al director, al ver los numerosos primeros planos realizados con teleobjetivos, le gritó por haberla engañado. Sin embargo, otras personas involucradas en la película lo cuestionaron. A Lupita Tovar le ofrecieron el papel de Eva, pero después de que su esposo Paul Kohner viera el guion, que dejaba claro que se esperaba desnudez, insistió en que no aceptara el papel. Una historia similar contó Adina Mandlová, a quien su entonces novio, Hugo Haas, le prohibió aceptar el papel. El director de fotografía Jan Stallich dijo sobre Lamarr: «Como protagonista de la película, sabía que tendría que aparecer desnuda en algunas escenas. Nunca hizo ningún ruido al respecto durante la producción».


Tras la asistencia de un periodista vaticano a una proyección en el Festival de Cine de Venecia, el Papa Pío XI denunció la película en el periódico vaticano. Como resultado, ninguna distribuidora italiana adquirió los derechos de distribución. En Alemania, la película fue prohibida y solo se estrenó en 1935 con escenas editadas. En Estados Unidos, la Legión Católica de la Decencia la consideró moralmente objetable y la condenó en 1933, convirtiendo a Éxtasis en una de las primeras películas extranjeras condenadas por la Legión.


Hedy tuvo una vida de película: Atraído por esa película, el magnate de la industria armamentística Friedrich Mandl (proveedor de armas para Hitler y Mussolini) arregló con sus padres un casamiento, por lo que Lamarr fue prometida en matrimonio en contra de su voluntad. Lamarr se refirió posteriormente a esa época como de auténtica esclavitud. En 1937, Lamarr por fin escapó de Mandl. Durante su enclaustramiento mantuvo una relación sentimental con su asistenta que le sirvió para obtener la ayuda necesaria para escapar. En una rocambolesca historia de amor, Lamarr consiguió la infraestructura necesaria para preparar un plan de fuga completo y escapar para siempre de las garras de su marido. Se deslizó por la ventana del baño de un restaurante y huyó en automóvil hasta París, seguida de cerca por los guardaespaldas de su marido. La versión que ella misma cuenta en su autobiografía es algo diferente: administró un somnífero a su asistenta y pudo salir de su casa disfrazada de ella (la había contratado hacía poco justamente por parecérsele físicamente). De esta manera, pudo llegar a la estación de tren y viajar hasta París; A comienzos de la Segunda Guerra Mundial, ella y el compositor George Antheil desarrollaron la patente de un sistema de guía por radio para torpedos.

domingo, 13 de abril de 2025

 


THOSE ABOUT TO DIE. (T1)

 

Muy entretenida serie histórica de tv (10 episodios) creada por Robert Rodat (“Salvar al soldado Ryan”) para el canal de estreaming Amazon Prime Video, dirigida por los germanos por Roland Emmerich (dirige los cinco primeros) y Marco Kreuzpaintner (dirige los cinco últimos), enmarcada en el Imperio de Roma en el S.I, durante la dinastía Flavia. La serie adapta el libro homónimo de Daniel P. Mannix. El título de la serie hace referencia al legendario (en realidad era nada común este saludo, pues pese a lo que se nos ha hecho creer, los combates a muerte entre gladiadores eran escasos) saludo de gladiadores latinos que se le hacía al Emperador en los juegos "Ave Caesar, morituri te salutant (Salve César, los que están a punto de morir te saludan)". Una superproducción que luce en muchas escenas de escenarios muy cuidados (filmándose en los míticos romanos Estudios Cinecittà, instalación italiana sede de las clásicas epopeyas peplum como “Ben-Hur” y “Cleopatra”), en los palacios, en las cuadras, en las callejuelas, en los bajos fondos (Suburra). Pro sobre todo en las escenas de acción en el Circo Máximo y en el Coliseo, donde las coreografías son estupendas, no faltando la casquería en modo de violencia explícita, con desmembramientos, sangre a borbotones, laceraciones, mutilaciones, degollamientos, enfrentamientos hombres contra animales salvajes, siendo el sumun el vitriólico tramo en que el Anfiteatro es inundado de agua para recrear una batalla en el Nilo, con cocodrilos y leones, toda una locura CGI alocadamente pulposa. Así como espectaculares las escenas de las carreras de cuadrigas, donde los efectos visuales CGI saben fundirse con sinergia con naturalidad a la acción, compitiendo en espectacularidad con la icónica de “Ben-Hur”.

 

Un entretenimiento de calidad, con varias subtramas que se van entrelazando con unas mejores que otras, pero todas con su miga. Se suman actuaciones estimulantes, destacando la presencia de Anthony Hopkins como el otoñal emperador Vespasiano, en realidad solo está el galés para dar lustre al cartel, pues apenas está unos minutos en pantalla durante el primer episodio. Una serie con claro aroma pulp, con muchas peleas, carreras y aderezado con secuencias de sexo. Donde se muestra un crisol vibrante de roles del tiempo, desde la aristocracia, los trepas, apostadores, esclavos, gladiadores, divos pilotos de cuadrigas, patricios, sacerdotes, todo en una miscelánea sustanciosa.

 

La serie mezcla intrigas políticas sobre celos en la sucesión (efluvios al shakesperiano “Rey Lear”), un relato de venganza, competiciones de bólidos a caballo (con sus propias escuderías), un relato de madre coraje, romance, aderezado por mostrar el costumbrismo duro en la capital el Imperio, el hambre, las miserias, las injusticias, el despotismo, lo que son los abusos del poder. Es una serie que me ha sido muy amena y adictiva, con una fenomenal ambientación.

 

Al comienzo de la serie, Vespasiano (Anthony Hopkins) es emperador. Es el décimo año de Vespasiano como emperador y ha decidido construir un nuevo anfiteatro Flavio, ahora llamado Coliseo, para juegos que satisfagan y posiblemente distraigan a su pueblo de los problemas políticos. En lugar del enorme Circo Máximo (que tiene capacidad para 300.000 personas), este recinto más pequeño (solo para 65.000, en realidad diminuto) permitirá que la multitud esté más cerca de la acción. Y en una medida revolucionaria, en lugar de que sea propiedad de los ricos accionistas, ha declarado que se lo regalará al pueblo de Roma. Por supuesto, esto irrita bastante a la élite, que rigen las carreras de cuadrigas con sus cuatro facciones (rojo, azul, verde y blanco), siendo protagonista en este sentido el matrimonio de Antonia (Gabriella Pession) y Marsus (Rupert Penry-Jones), como los sibilinos dueños de la facción azul, que utilizan esto como palanca a sus intereses políticos.

 

El negocio del deporte era tan enorme en el Imperio Romano que un tercio de todo el dinero se gastaba en él. Vespasiano sabe que no durará mucho más y tiene dificultades para decidir a cuál de sus hijos nombrar como su sucesor: Tito (Tom Hughes), el soldado, noble pero políticamente poco sofisticado; o Domiciano (Jojo Macari), el político, que es astuto pero malvado. Con esta sub trama por el cetro imperial se establece un particular Juego de Tronos; Vespasiano está construyendo un anfiteatro gigante cuyos espectáculos violentos mantendrán al pueblo de Roma de su lado y cuya estructura empresarial minimizará la influencia del Senado. Más abajo en la escala social se encuentra Tenax (Iwan Rheon), un ambicioso hombre de negocios que salió de la pobreza para convertirse en el propietario de la taberna de apuestas más rentable de Roma. Su amigo Escorpio (Dimitri Leonidas), el mejor auriga de la ciudad, lo ayuda a amañar carreras. Tenax y Escorpio, con la ayuda de Domiciano, buscan cambiar la tradición y agregar una quinta facción de carros en el Circo Máximo, donde anteriormente siempre había habido cuatro. Y en la base de la pirámide social están Cala (Sara Martins-Court), Kwame (Moe Hashim), Aura (Kyshan Wilson) y Jula (Alicia Ann Edogamhe), una familia del norte de África. Cuando el hijo y las hijas de Cala son llevados a Roma como esclavos, donde las niñas son vendidas a personas poderosas y el cazador de leones Kwame se ve obligado a luchar como gladiador, ella los sigue con la intención de liberarlos. Para ello, hace un fatídico trato con Tenax. Kwame forja un vínculo conmovedor con un guerrero llamado Viggo (Jóhannes Haukur Jóhannesson). Hay un trío de comerciantes de caballos de España (Pepe Barroso, Eneko Sagardoy y Goncalo Almeida) compiten por ingresar al negocio de las carreras.

 

Aun siendo un reparto coral, en el epicentro está Tenax encarnado por Iwan Rheon (el eterno Ramsay Bolton de“Game of Thrones”), advenedizo que ansía escalar en la sociedad aliado con Domiciano, ello mientras las heridas del pasado le persiguen. Es una especie de antihéroe que intenta mover los hilos de los bajos fondos en su beneficio, dirige las carreras en el Circo Máximo, y anhela crear una quinta facción como ariete para medrar en la escala social, esto le granjeará problemas con las otras facciones. El actor sabe llevar el peso de la trama con vigor, con aire de líder, dejando entrever sus grietas de fragilidad; Otro gran pilar de la serie es Jojo Macari como Domiciano, un viscoso manipulador, conspirador, medroso, lo que se llama un político. Un hedonista gay que disfruta de los placeres de la vida mientras articula a unos y otros para poder asaltar el trono imperial, un intrigante al que el actor confiere sutilidad y gran expresividad amanerada, notable; Sara Martins como la madre coraje Cala dota de gran carácter a su indómito rol, arrolladora como domina la cámara; Dimitri Leonidas como el divo Scorpus es brillante, exhibiendo a un personaje adelantado a su tiempo, una estrella de rock o del futbol de su momento, destila aura en su figura arrogante; Tom Hughes como el militar Titus hijo de Vespasiano, da una estimable actuación, cargada de majestuosidad y serenidad, marca sus dotes de liderazgo desde la mesura y contención, con rostro pétreo sabe dejar traslucir las dudas  y dilemas, bueno; Aunque el que llena el cartel para solo uno de los diez capítulos es el totémico Anthony Hopkins, que con 86 envidiables años deja lustre en su Imperator Vespasiano, el haz de luz que desprende en cada una de sus escasas apariciones deja el destello para toda la serie, cual estrella que explota y su luz continua años después de esta desaparecer, impregnando la serie con sus sabios monólogos: ‘Pronto cruzaré al reino de las tinieblas, pero nada es más importante que proteger a nuestra amada Roma’. Sensacional.

 

La puesta en escena me ha resultado notable en como nos introduce en esta Roma Imperial desde la formidable miscelánea entre e diseño de producción de Johannes Muecke (“El problema de los tres cuerpos”) y Laura Pozzaglio (“Devils”), la cinematografía de Vittorio Omodei Zorini (“ZeroZeroZero”) y Daniel Gottschalk (“El precio de la inocencia”), los f/x coordinados en su primer crédito en esta labor por Sergio Molinari y por Laura La Fauci (“Berlinguer”), creando en sus tomas aéreas como en las a pie de tierra sensación inmersiva, como en las impresionantes secuencias del Circo o el Anfiteatro, brillante trabajo, notándose la mucha plata invertida; Esto atomizado en las escenas de acción creadas por el coordinador de coreografías de peleas Paolo Antonini (“Vengadores: La era de Ultrón”), ello vigorizado por la estupenda edición de Ryan Stevens Harris (“Midway”); Todo esto adornado por la vibrante música de Andrea Farri (“Yo, Capitán”), que eleva las sensaciones, combinado el intimismo con la fanfarria épica; aumenta para reflejar los riesgos mortales de cada combate; A reseñar los fantásticos créditos iniciales que nos ponen en contexto de lo que va a ser la serie, una roma inundada por la sangre, esta intro creada por Lorenzo Busi (“La plataforma”), que me recuerda y mucho a los de la infravalorada “Black Sails”.

 

‘Entre otros errores de la serie, hay una vista aérea de la zona del Anfiteatro en la que se ve el Arco de Constantino en el Siglo I, en realidad un monumento del siglo IV. Gazapo es debido a que los que modelaron las vistas CGI de Roma usaron como base documental la maqueta de la Roma del siglo IV que se exhibe en el Museo de la Civilización Romana en la capital italiana y que también fuese empleada por Ridley Scott en "Gladiator".’

 

También es goof que veamos que cobren entrada para entrar en el Anfiteatro, cuando de todos es sabido que la entrada al recinto eran gratis.

 

‘Suetonio nunca puso en boca de los gladiadores esa frase, sino que asegura que se pronunció en el curso de un espectáculo acontecido en el 52 d. C. en el lago Fucino por criminales destinados a morir en combate en simulaciones de encuentros navales ante la presencia del emperador romano Claudio. No hay constancia documental alguna de que los gladiadores romanos dijesen nada parecido, entre otras cosas porque los combates de gladiadores no estaban pensados para ser siempre duelos a muerte, sino una suerte de espectáculo "wrestling" o de lucha donde se valoraba era el aplomo, la habilidad y el coraje de los combatientes, porque formar y mantener un gladiador salía carísimo y no era cuestión de que te lo matasen a las primeras de cambio, a no ser que fuera un inepto. Había muerte y sangre, sí, pero no siempre había muerte.’

 

No es una obra maestra, pero tampoco la veo como para las críticas flojas que le dan. Para mi es un espectáculo muy ameno y disfrutable. Gloria Ucrania!!!

 

PD. ‘En realidad Domiciano no fue mal gobernante, supo administrar con tino el Imperio, que vivió un periodo de paz externa, prosperidad económica y muchas obras públicas. De hecho, fue quién sentó las bases del período esplendoroso que vivió Roma a finales del siglo I y primera mitad del II.’