lunes, 30 de junio de 2025

 


TABOO. (Serie TV 1TC)

 

Notable serie británica (8 episodios) creada para la BBC por Steven Knight (“Peaky Blinders”), el gran actor Tom Hardy y su padre, Edwards ‘Chips’ Hardy, basándose en una historia escrita por Tom y Chips. El danés Kristoffer Nyholm (“Forbrydelsen”) y el finés Anders Engström (“See”) dirigieron cuatro episodios cada uno. Knight y Tom Hardy trabajaron juntos previamente en el estupendo ejercicio de estilo (con el único escenario de un auto conducido en solitario por Hardy en tiempo real) que fue el film “Locke” de 2013 y en la popular serie de televisión Peaky Blinders. En este caso un thriller de época maravillosamente ambientado, rezumando realismo en su suciedad que cala, en sus escenarios pestilentes que traspasan la pantalla, en sus palacios, los puertos, los barrios lumpen, las casas decrépitas, la humedad te cala, su vestuario sensacional, donde el barro mancha los ropajes en estas asquerosas calles, esto atomizado por la formidable cinematografía de Mark Patten (“Marte”) que proyecta tristeza, sordidez, con cielos nublados, interiores lóbregos, cubiertos de oscuridad tenebrosa, ello con reminiscencias e influencias de los pintores  del realismo Gustav Courbet y Samuel Fildes (famoso ilustrador de libros de Dickens). También queda bien la banda sonora de Max Richter con una punzante miscelánea entre violines y música electrónica. Siendo e calado emocional la melodía de la especie de nana con que se abre la serie.

 

 

Sobre todo es una historia de alienante venganza con ínfulas al Conde de Monte Cristo, sobre un misterioso tipo (su imagen es ya para mí un icono catódico, con ese sombrero tipo mini de copa, con ese abrigo desabrochado, con esos tatuajes tribales, y sobre todo con esa mirada amenazante que te atraviesa) que regresa de la ‘muerte’ para llevar a cabo su plan contra el ‘mundo’, donde el tesoro pasa aquí a ser una isla (Nootka Sound, la que ha heredado de su padre fallecido)que nunca veremos más que en mapas, que se disputan USA, el Imperio de Inglaterra (representado por un divertido en su caricaturesco maquillaje por Mark Gatiss dando vida al Rey regente George IV) y en medio la poderosa Compañía de las Indias Orientales que la anhela para su particular monopolio. Tratando la serie las complicadas relaciones paterno-filiales, lo tóxico de las venganzas, los abusos del poder, la corrupción política, y sobre todo como el capitalismo de las grandes corporaciones eran elefantes aplastando a las hormigas de pequeños propietarios. Con la irrupción del protagonista James Delaney en el funeral de su padre se desatarán todo un sinfín de intrigas que irán desmadejando un sinfín de secretos, ello sustentado en jugosos diálogos, personajes complejos, y mucha acción de la que huele a veraz en su modo salvaje y atávico de exponerse. Esto surtido por algunas actuaciones espléndidas.

 

El título puede ser debido al tabú que es el carácter salvaje del protagonista, embebido de la cultura africana-tribal, espíritu indómito al que todos en Londres tildan de ser primario, hasta de caníbal.

 

James Delaney (Tom Hardy), dado por muerto, regresa (tras una década en África) a Londres en 1814 para asistir al funeral de su padre, Horace (Edward Fox, al que solo vemos como cadáver). Aparte de poseer una pequeña parte de la costa oeste de Norteamérica, Horace no deja nada de valor. El terreno, Nootka Sound (cerca de lo que hoy es Vancouver), está en disputa entre Gran Bretaña y Estados Unidos, que están en guerra. La Compañía de las Indias Orientales comandada por Sir Stuart Strange (Jonathan Pryce), tenía un acuerdo para comprarle el terreno a Zilpha Geary (Oona Chaplin), hermanastra de Delaney, pero Delaney sabe que la guerra está llegando a su fin, lo que aumenta considerablemente el valor del terreno, y rechaza la oferta. Delaney descubre que su padre murió por envenenamiento con arsénico.

 

El primer tramo de la serie ya te engancha en el misterio. Vemos un travelling aéreo, se divisa un bergantín, sobre él un hombre se destaca, rema en un esquife hacia la costa, su silueta se aparenta a la parca, una figura envuelta en la niebla, entre la nebulosa se aprecia estamos en Londres. El tipo está ahora montado a caballo, desmonta junto a un gran roble, junto árbol hace un hoyo para enterrar una bolsa de cuero con brillantes. Esto genera interés en el espectador sobre este hombre críptico y el porqué de esconder el ‘tesoro’. Tras ello pasamos al bullicioso puerto, con gente de un lado a otro, con puestos de pescado, hasta que la cámara se fija en un séquito fúnebre, liderado por una carroza que lleva un féretro tirado por cuatro corceles. Tras lo que el misterioso tipo irrumpe en la morgue, está el cadáver desnudo, tiene dos monedas en los ojos, el protagonista se acerca al muerto, le susurra al oído (le pide perdón ¿?), tras lo que le quita las monedas y se las guarda, y entra la tenebrosa intro con un cuerpo penetrando en el mar hundiéndose.

 

El protagonista parece tener un plan perfectamente milimetrado, pero en realidad va improvisando conforme surgen problemas en como los demás no aceptan de ‘buen grado’ sus objetivos, o como aparecen personajes que le hacen variar y aprovecharse de ellos para su vendetta. Desde el regidor de la Compañía de las Indias Orientales, un sibilino poderoso que se mueve como un poder paralelo a la corona, al que gran Jonathan Pryce da vida con energía y carisma; la casa de prostitutas regida por la esperpéntica Helga, a la que encarna la alemana Franka Potente con un vigor fenomenal; los acreedores del padre;  la joven esposa de su padre, del que nadie tiene noticia, a al que Jessie Buckley le da vida con genuino encanto, a su rol le falta malicia; esos espías estadounidenses dispuestos a sacar tajada, dirigidos por Dumbarton, encarnado por un siempre competente Michael Kelly; alguna traición, a uno James lo castiga cortándole el dedo gordo; la muerte de una joven muchacha; ese George Chichester, investigador negro que busca culpables del hundimiento y muerte de cientos de esclavos en un barco, los varios intentos de asesinato con su persona, rol que es actuado por George Msamati con temple; la pólvora que debe robar, como sabotean su barco; sus tiranteces con el criado Brace de la casa de la familia, al que da vida un espléndido Dsvid Hayman, derrochando personalidad y emociones.

 

Pero este particular antihéroe tiene sus recursos, aliándose con lo peor de cada casa en pos de alcanzar su meta. Aliarse con un violento tipo con una cohorte de sicarios. Sensacional Stephen Graham que se nota disfrutando en el rol de este Atticus con la cabeza rapada y tatuada; chantajea a un secretario (travesti) de la Compañía de Indias para le sople deliberaciones de la organización. A este le da vida un notable Edward Hogg; contrata a un estrafalario químico (cuasi-alquimista), capaz de fabricar pólvora con desechos orgánicos. Encarnado este por un fenomenal Tom Hollander, dueño de una verborrea culta seductora; Todo esto, además de la venganza, tiene como objetivo fletar un barco con una tripulación de desheredados en una especie de éxodo bíblico retorcido.

 

Todo ello desarrollo con pulso firme, con solidez, dejando que se pose sobre la atmósfera un clima malsano constante, donde no hay nadie bueno del todo o malo porque sí, todos tienen sus motivaciones para sus actos. Con escenas de tensión (el transporte de la pólvora en cortejos fúnebres aprovechando la psicosis del cólera) y acción estupendamente llevadas. Desde asaltos, tiroteos, peleas atávicas en su descarnamiento, explosiones, duelos a muerte, e incluso un exorcismo (esto en claro ataque a la Iglesia). Todo en un crescendo dramático que te atrapa.

 

Pero tiene algunos defectos que la impiden elevarse más. No me ha gustado toda la parte sobrenatural con los cansinos montajes de las ensoñaciones de James, rompen la solidez narrativa de forma torpe. No hacían falta estas ediciones para hacer del protagonista un tipo atormentado, la majestuosa actuación de Hardy ya la enfatiza sin necesidad de ayudas visuales. Esto entronca con el romance de James con Zilpha, comienza con efluvios a “Cumbres borrascosas”, pero conforme avanza esta sub trama divaga sin rumbo, y al final parece estorbar al guion, hasta desembocar en algo sin emoción, a lo que no ayuda la ataráxica interpretación de Oona Chaplin. Ah, mención a aprte merece la inclusión del bufonesco esposo, un guiñapo de tipo al que da vida un plano Jefferson Hall, que pide a gritos una paliza (cuando menos). También está muy poco desarrollada la sub trama de James con su ‘hijo’ niño, supongo que se podría haber dado cancha en su segunda temporada, pero al no haberla habido queda metida con calzador, aportando poco, si acaso la frialdad de James con el chico, que transmite su corazón sin alma. Pero su mayor tara es que no hay segunda temporada que pueda dar sentido a los cabos sueltos.

 

La estrella absoluta de la serie es un descomunal Tom Hardy, como se suele decir, ‘yo me lo guiso, yo me lo como’, por lo de que es el creador de la serie, y por tanto de su Bigger Than Life, jamás el magnífico ha estado mejor, un anti-héroe oscuro, sombrío, duro, al que el actor otorga profundidad, aristas, fragilidad, le confiere una sutil expresividad que arrolla, con una mirada que te atraviesa, amenazante, con silencios que acojonan, tipo que se mueve en la fina línea de la genialidad y la locura. Un ser anclado en lo primario de sus instintos a la hora de defenderse y de atacar, cruel, brutal, incluso con un punto de sadismo, magnéticamente perturbador.

 

Uno de los diálogos de la serie que hablan de su calidad. James y Dumbarton hablan sobre el ‘brote de cólera’ como trampantojo para eludir redadas policiales, y Dumberton expone: El cólera parece que no se transmite por el aire o miasmas, solo por falsos rumores’, a lo que James le espeta: ‘Como la religión o el patriotismo.’

 

Steven Knight planeaba dos temporadas más. Taboo fue renovado para una segunda temporada en marzo de 2017. En noviembre de 2021, Knight confirmó que seis de los ocho episodios planificados de la segunda temporada habían sido escritos, y el inicio de la filmación dependía de la agenda de Hardy. En mayo de 2022, Knight fijó el final de 2023 como una posible fecha de inicio de la filmación. En marzo de 2023, el productor Dean Baker declaró que se estaba trabajando en la segunda temporada de Taboo, sin embargo, a partir de 2025 no ha habido más actualizaciones y no se ha anunciado ninguna fecha de lanzamiento.

 

En conjunto es una notable serie que engancha en su crudo realismo, en su calidad de hacerte inmersión en el tiempo y lugar. Con una historia que te atrapa en sus tóxicas redes en un ágil crescendo, aunque con sus defectos mencionados que la impiden ser más. Pero sobresaliendo un Totémico Tom Hardy como el gran protagonista. Gloria Ucrania!!!

 

 


LOS CUATRO HIJOS DE KATIE ELDER.

 

Entretenido western, que pese a tener la acción concentrada en su tramo final, va de más a menos, pues juega mejor con la tensión en su primera parte para generar atención, que cuando se dan los tiroteos y explosiones, pues estos resultan bastante ordinarios. Lo he visto con motivo del 60 aniversario de su estreno (24/06/1965). Dirige Henry Hathaway, adaptando el guion de William H. Wright (“Colorado Jim”), Allan Weiss (“El ídolo de Acapulco”) y Harry Essex (“Vinieron del espacio”), que se basa en una historia de Talbot Jennings (“Mutiny on the Bounty”), que es protagonizado por dos estrellas que vuelven a trabajar juntas 6 años después que lo hicieran en la mítica “Rio Bravo”, como son John Wayne y Dean Martin, para un relato simple, donde los buenos sin muy buenos y los malos malísimos, sin complejidades que nos hagan pensar demasiado. Aunque dejan una bonita carta de amor al Amor de Madre, con una deliciosa caracterización de la matriarca de los Elder, cuando paradójicamente no aparece en pantalla, lo cual me hace recordar en este sentido de ausencia-presencia constante a “Rebecca” por cómo te hace sentir a esta invisible protagonista mediante los recuerdos de la gente y como la delinean dulcemente, por esa joven mujer que habla de ella con cariño por como la cuidó y remata con ese elemento que leit-motive de la mecedora, ese funerario que habla que cuenta como planeó con ella una encerrona para mandar al hijo menor a la Universidad, como le pagó el entierro con antelación con un caballo, ese tendero que comenta como dio clases de violín a su hija y como le cosió ropa, ese banquero que comenta como la dejaron vivir en una cabaña, pero cobrando el alquiler, pues el orgullo de ella le impedía le hicieran caridad, o ese comerciante de caballos que cuenta a los hijos la carta que le mandó, todo esto proyecta a una mujer de fuerte carácter, orgullosa, trabajadora, solidaria, humilde, y que ama con devoción a unos hijos que no se lo merecen

 

El director es un clásico, y no se siente influido por la nueva ola de directores que revolucionaron el género estadounidense por antonomasia, con renovadores como Peckinpah y Leone. Siendo en este sentido una del oeste con ribetes convencionales en su filmación. Para un film que mueve bien las piezas en su primera mitad, con esa espera en la estación de los tres hermanos al mayor (ese Dean Martin queriendo apostar con los otros el día del funeral de la madre!), ese funeral en medio del desierto que cual ojo de Dios se observa desde una colina entre dos riscos cual columnas deificas, esa camaradería entre los hermanos, esa intriga que se gotea sobre como pudo perder el patriarca el rancho, las indagaciones, la gente que les dice que dejen las cosas como están, lo cual provoca más misterio,

los choques con el mercenario contratado por el terrateniente local, ese ayudante del sheriff que no es capaz de razonar. Todo esto evolucionado con un ritmo trepidante, que te atrapa, con algunas lagunas, pero siéndote atractivo, por esos personajes vivaces, coloridos.

 

Pero cuando los Elder abandonan el pueblo para trasladar unas reses, las incoherencias se amontonan, las escenas de tiroteos resultan confusas y torpes en su escenificación. Para desembocar en un final que se traiciona a si mismo, por el mensaje que se quería dar de no tomarse la justicia por su mano.

 

Los cuatro hijos adultos de Katie Elder John (John Wayne), famoso pistolero profesional; Tom (Dean Martin), jugador profesional; Bud (Michael Anderson Jr.), el hermano menor, en su primer año en la escuela de minería; y Matt (Earl Holliman), comerciante sin éxito) se reúnen en su ciudad natal de Clearwater, Texas, en 1898 para el funeral de su madre, compartiendo el pesar de que ninguno de ellos ha estado a la altura de sus altas expectativas. Los habitantes del pueblo, el sheriff Billy Wilson (Paul Fix) y su ayudante Ben Latta (Jeremy Slate) no son muy acogedores. Sin embargo, Katie Elder era muy querida por todos en la comunidad, conscientes de su honestidad, su pobreza, su generosidad y su amor incondicional por los hijos que la descuidaron. Los hermanos quieren hacer algo por Katie y, tras una discusión sobre monumentos de mármol que termina en pelea, deciden enviar a Bud de vuelta a la universidad. Sin embargo, Bud quiere emular a su hermano mayor. Morgan Hastings (James Gregory), armero y empresario en ascenso, reclama la propiedad del rico rancho de los Elder y el acceso al agua para su Fábrica de Armas Hastings, alegando que se lo ganó a su padre, Bass Elder, en una partida de cartas. Bass recibió un disparo por la espalda esa misma noche; el asesino aún se desconoce. Los Elders sospechan de un crimen y, previendo problemas, Hastings contrata a un sicario, Curley (George Kennedy).

 

Un film con sabor añejo en sus formas, recordando este Clearwater a los pueblos de “Rio Bravo”, “El Dorado” o “El hombre que mató a Liberty Balance”, en sus calles, callejones, establos, la comisaria o el saloon. Hay imágenes de gran belleza gracias al formato de cinematografía en Technicolor de pantalla ancha que filtra el DP Lucien Ballard (“The Killing” o “Grupo Salvaje”), lo que da cabida a tomas generales de paisajes resplandecientes en sus cromatismos fulgentes. Estas imágenes reflejan ese oeste mitificado en cientos de films. Viniéndose arriba la fotografía y sus ganas de exhibir garra del oeste con el mini tramo de los hermanos como vaqueros trasladando equinos, parece metido con fórceps, pues surge el trabajo y los hermanos, que estaban investigando quien y porque mataron a su padre (esto nunca es un misterio, pues se sabe de principio), lo dejan todo ipso facto. Todo esto parece estar ahí para meter este elemento legendario del género y que veamos varios forzados y ya muy usadas (en el mencionado género) tomas de los protagonistas montados a caballo acercándose a cámara y hacer un grito al ganado en primer plano y darse la vuelta.

 

La cinta dista de ser siquiera notable, pero es un buen pasarratos. Tenemos a cuatro hermanos, pero uno de ellos resulta un ente cuasi invisible en su carácter inexistente, como el de Matt (esto se acentúa por como culmina el personaje, *spoiler); La premisa de que los hermanos tengan como objetivo que el menor estudie en la Universidad resulta muy rancio, si él no quiere ir, y se nota ya talludito, qué sentido tiene mandarlo para que no estudie?; Este menor Bud resulta muy irritante en su bravuconería y su idealización de John Elder; John Elder me es bastante chirriante en mantenerse sin combatir, y al final pasa lo que pasa (*spoiler); Lo del sheriff diciendo a John Elder que no importa quien matara por la espalda al padre es de aurora boreal, un insulto a la inteligencia; Porque el funerario no denuncia al sicario de Morgan al sheriff por intentar ahogarlo en el tonel de agua?; Porque el mencionado sicario tiene todos los dientes en su sitio tras el atronador golpe que John Elder le da con el as de bastos un la boca?; Lo de que el sheriff vaya solo a detener a Tom, sabiendo que están los cuatro hermanos en una casa en medio de la nada es inverosímil; Porque John Elder no menciona la coartada que tiene cuando son detenidos?; Menuda emboscada ridícula que Morgan perpetra contra los hermanos arrestados, incluso teniendo a infiltrados, propia del Napoleón de los despropósitos; Porque tras quedar solos los tres hermanos en el establo en el pueblo no se les ocurre al sheriff meter fuego al establo para sacar de allí a los sospechosos del asesinato de Billy; Hay una divertida pelea entre los hermanos en la casa de la madre, tan chistosa como aparatosa destrozándolo todo, esto para remarcar la camaradería entre ellos. Algo muy de machos, mostrar los vínculos afectivos a base de puñetazos (¿?); Esto de la pelea no puede enmascarar la falta un guion que haga que los hermanos se sientan interrelacionados, no tiene química alguna, todo es por imperativo del libreto; Pero tendría que haber empezado por la premisa de que nadie acusa a Morgan de nada y él solito hace caer sobre si mismo las sospechas, si se hubiera quedado quieto no se habría destapado como un criminal; También se puede incluir entre las taras el romance metido con calzador de John Wayne con Mary Gordon, un pegote.

 

John Wayne da una actuación funcional, sin matices, haciendo de su encasillamiento de tipo duro con corazón puro; Dean Martin cumple con su también clásico rol de pícaro sin más aristas; Earl Holliman (como se parece a Joseph Cotten) como el villano de turno resulta poco trabajado, muy plano en su maldad, y muy tonto en sus planes; Entre el resto destaca Dennis Hopper en uno de sus primeros papeles en cine (aunque debutó diez años antes en “Rebeldes sin causa”), aquí como el hijo del malo.

 

Spoiler:

 

El enfrentamiento entre Hastings y John Elder me ha parecido poco estimulante, muy rutinario.

Por cierto, desde cuando un tiro por la espalada (el que le dan a Tom Elder) en las pelis del oeste se puede curar?

 

Aunque su clímax sea muy ordinario en un duelo sin mucha chicha entre los antagonistas, lo que sí es de gran valor es el plano final. Tras eliminar John a Hastings, Wayne en su rol visita a la joven amiga de su madre a la que le ha regalado al mecedora familiar, salen de plano y John roza la mecedora provocando su movimiento. La cámara no sigue a la pareja, sino que permanece fija durante varios segundos, cuando los personajes han salido del encuadre, mostrando ese balanceo, cual presencia espiritual de la Madre de los Elder, hasta el "The End". Chapeó!

 

El rodaje debía comenzar en septiembre de 1964, pero tuvo que retrasarse hasta enero de 1965, después de que a Wayne le diagnosticaran cáncer de pulmón. Después de la cirugía de Wayne para extirparle un pulmón canceroso y dos costillas, la estrella insistió en hacer algunas de sus propias acrobacias y casi contrajo neumonía después de ser arrastrado a un río.

 

Las locaciones al aire libre se filmaron en Durango, en el norte de México, y la escena de los créditos iniciales, donde una locomotora recorre un estrecho valle con un cañón fluvial en el famoso Ferrocarril Occidental de Denver y Río Grande (ahora un tren turístico panorámico), Colorado, Estados Unidos. La escena de la estación de tren que sigue (donde los hermanos esperan a John Wayne, quien no aparece) se filmó en Perkinsville, Arizona, y esa misma estación de tren se usó como Gold City cerca del final de La Conquista del Oeste. Esa estación de tren aún se mantiene al final del recorrido del Ferrocarril Verde Canyon, tren turístico que se origina en Clarkdale, Arizona, antes de que el tren dé marcha atrás y regrese.

 

Cuatro años después, Henry Hathaway también dirigió a John Wayne en su único papel ganador del Óscar, el alguacil estadounidense Rooster Cogburn, en la versión cinematográfica original de Valor de Ley (1969).

 

Western ameno sin más. Gloria Ucrania!!!

 


MARÍA ESTUARDO.

 

Funcional drama histórico dirigido por el maestro John Ford, protagonizado por una radiante y nunca más bella titular Katherine Hepburn. Obra que destaca por un manejo de la iluminación al modo expresionista muy incisivo. Adaptación de la obra de Maxwell Anderson de 1933, con Fredric March repitiendo el papel de Bothwell, que también interpretó en escena durante la obra, guion escrito por Dudley Nichols (“El Delator”, “La fiera de mi niña”, “La Diligencia”, o “Perversidad”). Ford se encontró haciendo una película que, al parecer, pronto lo aburrió y perdió el interés desde el principio. La historia le pareció poco convincente y le disgustaron los diálogos en verso libre. Antes del rodaje de la escena de amor entre Mary y Bothwell, Ford declaró que se marchaba temprano del rodaje y le dijo a Hepburn: ‘Mira, dirige esta escena’. Y, cuando March accedió, dirigió su primera y única escena.

 

Aun con esta dejadez, deja momentos sustanciosos, como es el juicio a María Estuardo, también apreciable la cinematografía de Joseph H. August (“El Delator”, “Esmeralda la Zíngara”, o “Jennie”), jugando dramáticamente con las escenas, con fuertes contrastes de grises, con profundidades de campo, con picados y contrapicados emocionales, esto potenciado por los estupendos decorados (todo fue filmado en sets de rodaje), obra de Van Nest Polglase (“Sombrero de copa” o “Ciudadano Kane”), ampulosas creaciones que dan lustre a los palacios en interiores fastuosos. Así como muy hábil en como utiliza los fenómenos meteorológicos para enfatizar momentos emocionalmente fuertes.

 

Ford mostrando sus claras simpatías por la protagonista, probablemente esto debido a la fe católica que tenía en común el realizador con la reina. Muestra el choque entre las dos reinas, la de Escocia y la de Inglaterra, como un enfrentamiento entre una digna y noble mujer, hermosa, fértil, y católica, frente a una mucho menos agraciada físicamente, estéril, manipuladora, envidiosa, artera, ambiciosa, y de fe anglicana (que instauró su padre).

 

Un melodrama que basa gran parte de sus bazas en centrar lo bueno y malo de esta monarca en su amor por un noble escocés, esto provoca una tormenta, pues el sentido del deber de ella le obliga a casarse con otro noble. Con lo que esta mujer se debate entre su vocación de reina y los sentimientos que manan del corazón de ella. Esto mientras soterradamente se suceden las conspiraciones palaciegas para empujar del trono a la legítima jerarca. Teniendo mucho que ver en ello la condición de ella de ferviente católica frente a la ola protestante comandada por el fanático John Knox. También tangencialmente hay un duelo en la distancia de esta mujer frente a otra histórica fémina como es la pérfida Isabel.   

 

La Reina de Escocia de 1542 a 1567, María Estuardo tuvo un gran peso en la historia de Inglaterra como mujer aguerrida, fiel a sus principios y leal a sus inclinaciones. Hija de Jacobo V de Escocia y de María Guisa, fue reina desde los nueve meses de edad y se cuenta que, en el momento en que el cetro real fue puesto en sus pequeñas manos, ella lo atrapó como si no fuera a soltarlo durante el resto de su vida. Tras muchos días grises con el asedio de Enrique VIII, María es llevada de un lugar a otro para protegerla y así terminará casada con el enfermo delfín Francisco, con el fin de asegurarle la protección del rey de Francia, quien además se encargaría de su educación. Desde los 5 hasta los 18 años, vivió María Estuardo en la corte de Francia, atendida por dos lores, las cuatro bellas Marías (hijas de nobles familias escocesas), y con la compañía de sus dos hermanastros. Aprendió varios idiomas y finalmente se casó con Francisco en 1558, cuando ella cumplía 16 años. Tras la muerte de Enrique II, se convirtió en reina de Francia, y era sucesora al trono inglés, pues la actual reina, Isabel I, no tenía hijos. María parecía llamada a tener siempre una corona en su cabeza. Muerta su madre, fallecido su esposo Francisco, y tras haberse retirado el ejército francés de Escocia, la joven reina decide regresar a su tierra en 1561, para hacer parte de un gobierno dividido por las religiones. Y aquí empieza el filme de John Ford, basado en una obra escrita para el teatro por Maxwell Anderson, y con un guión de Dudley Nichols que eliminó las rimas de Anderson, pero que no aportó mucho para hilvanar una historia que se saliera de los aposentos.

 

Si María de Escocia tuviera historia. En esta película no la tiene del todo. Comienza con impulso prometedor, con la primera noche de Hepburn como reina cargada de emoción, solemnidad y esperanza: entrada memorable parece augurar un drama histórico a la altura. Pero John Ford se desentiende pronto. La película pierde energía conforme avanza, atrapada en las sombras políticas y religiosas de una Escocia dividida, sin que Ford parezca particularmente interesado en mantener la tensión.

 

La historia acompaña a María en su viaje desde el regreso a Escocia, envuelta en la niebla y rodeada de señores intrigantes, hasta su trágico final. Se sumerge en la rivalidad religiosa, las gaitas y el fuego cruzado entre la corona y John Knox (Moroni Olsen), y política que define su reinado. Su matrimonio sin amor con el fatuo Darnley (Douglas Walton, especialmente irritante), el brutal asesinato de su fiel secretario Rizzio (un genial John Carradine), y la posterior muerte del débil rey, no recaen en María ni en Bothwell (Fredric March), sino en conspiradores externos. El film evita condenar directamente a María, retratándola como víctima de sus pasiones y del ajedrez político que la rodea.

 

El romance con Bothwell, apasionado, protector, fanfarrón y vibrante gracias a March, tiene el aroma de una tragedia clásica. Su matrimonio secreto tras la muerte del rey enciende la revuelta monárquica y clerical que lleva a María a su caída. Hay un lirismo fatal en frases como: ‘Qué es mi trono? Lo quemaría por cualquiera de los días que he pasado contigo’.

 

Uno de los momentos más esperados, el encuentro entre María y la reina Isabel I (interpretada con gran autoridad por Florence Eldridge, esposa de March en la vida real), es un choque decepcionante (encuentro ficticio, nunca se produjo). En lugar de un combate entre titanas, se reduce a una súplica. María llega con tono suplicante, más una víctima que una rival, implorando justicia, casi reprochando suavemente a una Isabel seca, paranoica y distante. No hay desafío, ni regodeo, ni verdadero choque de temperamentos. Es un clímax privado de punch.

 

Hepburn, no obstante, está admirable. Sabe ser femenina, impetuosa y valerosa, incluso en sus momentos más vulnerables. La cámara de Ford la favorece con primeros planos que capturan su lucha interna, su dignidad y su fuego. En detalles como bordar durante un consejo de guerra, la película se permite fidelidades históricas notables. Sus escenas con Carradine (Rizzio) destacan por su calidez y disfrute.

 

La puesta en escena oscila entre lo sombrío y lo romántico gracias al dramático y emocional trabajo de la cinematografía en glorioso b/ de Joseph H. August (“El delator” o “Jennie”). La penumbra envuelve dagas y traiciones: una figura encapuchada a bordo del navío, la sombra de Donald Crisp (Lord Huntley), su sable roto como augurio. Y sin embargo, en medio de la tragedia, Ford ilumina a la “Jezabel de Francia” como si fuera una Madonna, en un claro guiño de devoción cinematográfica.

 

La cinta peca de resultar rutinaria en su desarrollo, todo acontece de forma muy teatral, incluso con dejes histriónicos en cómo se mueven los personajes, ejemplo es el golpe de estado que dan a la reina en palacio. Incluso como la acción solo se da en refriegas palaciegas aparatosas, sin batallas en exteriores. Los diálogos la mayoría son bastante ordinarios, sin vigor dramático suficiente como para atraparte vivamente. El conflicto que se plantea es demasiado críptico en como avanza a machetazos, ejemplo de esto es que me resulta una nebulosa inescrutable el porqué no poder casarse Bothwell con María, y si tener que hacerlo ella con Lord Darnley (¿?), por cierto este muy caricaturesco e bufonesco, falta sutilidad, se quiere hacer ver a Bothwell como un carismático héroe, mientras a Darnley como un mindundi débil y amanerado; Da la sensación que el guion quiere convertir a María en Juana de Arco, sobre todo esto se da en la escena del juicio y en su místico epílogo, queriendo entroncar con la “La Passion de Jeannne D’Arc” de Dreyer del 1928.

 

El final es sobrio y poderoso. María, ahora símbolo de orgullo trágico, se encamina hacia el cadalso como quien asume su destino. La cámara asciende al cielo mientras ella pronuncia: «Y aprendí cómo una mujer puede ser reina un día y estar en el cadalso al siguiente». Es un cierre lírico, doloroso, pero no del todo merecido por una narrativa que ha flaqueado demasiado en el camino.

 

La película no se apega a la verdad histórica, retratando a María como una mártir agraviada y a su tercer esposo (James Hepburn, cuarto conde de Bothwell) como un héroe romántico. Si bien es cierto que Bothwell era conocido por su infidelidad, su último matrimonio con María fue genuino. En cuanto al estatus histórico de María, el encarcelamiento injusto por parte de Isabel I y las intrigas angloprotestantes en Escocia minaron sus pretensiones al trono de Escocia y al trono de Inglaterra, convirtiéndola en una amenaza directa para Isabel I; Al principio de la película, se describe a María como la heredera legítima de Enrique VIII, cuando en realidad era la heredera de Jacobo V. Su derecho al trono inglés se deriva de Enrique. Tenía derechos legítimos a ambos tronos y era la heredera de Isabel. Debido a la anulación del matrimonio de Enrique con Ana Bolena, la madre de Isabel, muchos la consideraban ilegítima. Como nieta de Margarita de Tudor (hija del rey Enrique VII de Inglaterra), muchos consideraban a María la heredera legítima del trono de Inglaterra y de Escocia.

 

En conjunto, aunque un film menor dentro de la homérica de John Ford, tiene sus cosillas que la hacen apreciable, destacando una fascinante Katherine Hepburn. Gloria Ucrania!!!

 

PD. Helen Hayes interpretó a Mary en Broadway en la obra que se estrenó en Nueva York el 27 de noviembre de 1933 y tuvo 248 representaciones. El reparto también incluyó a Moroni Olsen, recrea su papel de John Knox en la película y es el único miembro del elenco original de Broadway que repite un papel en la película.

domingo, 29 de junio de 2025

 


EL JUEGO DEL CALAMAR. T2

 

Tras el éxito de la primera temporada, la serie más vista de Netflix de todos los tiempos, estaba destinada a ser auto conclusiva, pero se decidió crear una segunda intentando abrir nuevos senderos, no siempre con triunfo. Creado por el escritor y director Hwang Dong-hyuk, mientras la primera era un análisis crítico (bastante de brocha gorda) del capitalismo salvaje, en esta se adentra en los mecanismos de combatirlo mediante la solidaridad, la unión y derivando de ello la revolución contra el sistema, habiendo de por medio una radiografía turbadora de la democracia y como es un imperfecta. En su desarrollo se abordan temas de la primera como es la avaricia, el darwinismo, el egoísmo, el sacrifico por un bien mayor, pero en esta además se exploran los mecanismos del liderazgo, la presión de detentar el poder. Aquí la capacidad de sorpresa es escasa, el argumento es similar a la primera en su premisa, centrado en el concurso titular y en sus pruebas ‘sálvese el que pueda’.

 

Pero como en toda secuela, lo que no puedan generar en originalidad (sigue siendo una especie de reality show Gran Hermano, con 456 participantes y solo puede quedar uno, cual “Los Inmortales” para su premio de 45.600 millones de wones), la estructura, la ambientación, los decorados, los pintorescos vestuarios (inspirados claramente en la hispana serie tv “La casa de Papel”), las motivaciones del creador del concurso iguales, para intentar superarse se aumenta la aparatosidad de violencia, con más gore, más sangre, más muertos, más escenas de acción. En esta hay en su rush final, primero una secuencia de carnicería entre los propios concursantes, ahora ingeniosamente divididos por sus ideas (a favor y en contra de continuar en el concurso), cual partidos políticos, en 0 y X, se matarán atávicamente para menguar al oponente. Y es que las ideas expuestas se manejan en trazo grueso, poco sutilmente. Por supuesto, se introducen personajes nuevos, siendo estos nuevos otro nuevo grupo de perdedores, con deudas derivadas de inversiones en criptomonedas, carreras fracasadas como influencers o facturas médicas, aunque el protagonista se mantiene. Destaca como se ha querido mostrar el otro lado, el de los guardias mostrando sus motivaciones

 

El debate y dilema moral de la primera de que estas dispuesto a hacer por mucho dinero sigue presente, pero se añade la reflexión sobre como la democracia te puede empujar a alago inmoral por la codicia ajena, y ante esta visión individualista de creer que la masa está equivocada solo te queda rebelarte (REVOLUCIÓN). El problema es que el ideólogo de este plan es un tipo que ha pasado del empático de la primera a ser un tipo repelente, se cree con derecho a decirles a los demás lo que deben hacer, algo muy del comunismo y el fascismo (en realidad son lo mismo), un líder que se cree mesiánico (un profeta que sabe lo que va a pasar) y que por ello se cree con derecho para guiar a su pueblo. Aunque entre en el concurso con un plan indefinido, a salto de mata, y cuando al final decide poner en marcha uno que se le ha ocurrido es inverosímil, no soporta el mínimo análisis. Produciéndose un clímax torticero y chapucero, primero es que se convierte en alguien despreciable al sacrificar en su mesianismo a los más débiles (se llama eugenesia), que los ve morir con frialdad, son de los suyos (X), esto ya me resulta vomitivo (por no hacer spoiler sigo en zona spoiler). Este rush final, entiendo lo que quiere decir sobre que hay que rebelarse contra el ‘opresor’, pero está metido con calzador, de forma que se pega varios tiros en el pie en la forma tosca de exponerlo. Y encima está claramente hecho para dejar el ‘cliffhanger’ para la tercera temporada, y termina in media res.

 

La primera temporada del thriller de supervivencia surcoreano siguió a Seong Gi-hun (Lee Jung-jae), padre divorciado y ludópata que se une al Juego del Calamar con la esperanza de ganar suficiente dinero en premios para pagar sus deudas y mantener a su familia. Gi-hun y otros 455 jugadores intentaron salir de la pobreza compitiendo entre sí en nostálgicos juegos de la infancia. Sin embargo, pronto descubrieron que la eliminación significaba la aniquilación total. A pesar de perseverar como el concursante ganador y llevarse a casa 45.600 millones de dólares, Gi-hun sigue atormentado por la experiencia. Incapaz de seguir adelante y disfrutar de su inmensa riqueza, Gi-hun está decidido a desmantelar el juego desde dentro, cueste lo que cueste. Tres años después de ganar, Gin-hun ha hecho poco por cambiar su situación. Paranoico y con problemas emocionales, es solo una sombra de lo que fue, viviendo en un aislamiento casi total. En lugar de seguir a su hija a USA, su único objetivo es encontrar la manera de volver al juego y ponerle fin. Aunque su investigación solo ha dado resultados infructuosos, su suerte cambia cuando se cruza con Hwang Jun-ho (Wi Ha-joon), policía se infiltró en el juego como guardia con la esperanza de encontrar a su hermano desaparecido, Hwang In-ho (Lee Byung-hun). Hasta que Seong encuentra al reclutador (Gong Yoo), misteriosa figura ficha jugadores para el juego.

 

Esta temporada parece haberse estirado demasiado con mucho michelín a liposuccionar, como es que tarde tres capítulos en llegarse a la isla con los juegos, dos tediosos primeros capítulos donde uno hace que preguntarse hacia donde va la serie, cuando el aliciente es precisamente el título y lo cansino de mostrar a un protagonista repelente, ya nos e acuerda de su hija, se jugó la vida por ella y que no se fuera a USA, y ahora ya no existe, obsesionando de modo ridículo con el juego, atacando con ello la libertad personal de cada uno de los concursante que aceptan libremente hacer con su cuerpo lo que les venga en gana. Algo de índole muy fascista y comunista creerse una persona con el derecho de decirle a la masa lo que está bien y mal.

 

Lo bueno son las pruebas o juegos, y volvemos a tener el ya legendario ‘Luz verde, luz roja’ en el gran patio con la gigante muñeca, pero ahora hay un cicerone que intentará alertar a los demás del peligro letal de los juegos, como Casandra, nadie le creerá hasta que sea demasiado tarde y entonces la escabechina. Juegos donde la tensión se vive palpable en como el cainismo de unos y otros aflora con el rally de pequeños juegos o el tiovivo musical. Estableciéndose, como en la primera temporada, alianzas, y traiciones conforme debe primar la individualidad. En esta temporada se añade el componente de líder revolucionario de Gi-hun, que quiere convencer a todos de lo nocivo del juego, y cuando no puede por la palabra, pues como tipo coherente, para combatir la violencia atávica del juego decide acabar con ella con más violencia y muerte (¿?). Aunque toda la ‘intríngulis’ (vaya palabro) tiene que ver con la discusión filosófica que tiene con el Líder (entonces Gi-hun no sabe lo es), consiste en probar la gente puede ser solidaria y pensar en el bien del otro.

 

Gran diferencia, que suma el debate sobre lo bueno o malo de la democracia, es que después de cada juego (y no solo una vez, como en la anterior), los sobrevivientes pueden votar entre irse con el dinero conseguido hasta el momento o continuar acumulando más, secuencias rituales donde vemos lánguidos desfiles que llegan a ser tediosos, cuando quieren imprimir tensión.

 

Tiene taras como todo lo que sucede al policía que investiga desde fuera en un barco con un equipo y un dron, totalmente superflua, sin conexión con lo que ocurre en el juego, un mal aperche ya era en la primera temporada, en esta se aumenta.

 

Entre el elenco repiten dos personajes. Como es Seong Gi-hun encarnado por Lee Jung-jae, protagonista que ganó el juego anterior, pero regresa y vuelve a jugar con objetivo de destruir el juego desde dentro. Pero ahora resulta irritante en su comportamiento de adanista salva patrias. Porque se cree con más razón para acabar con el juego que aquellos que si desean continuarlo. De hecho, él mismo en la primera temporada, tras saber de que iba el juego, ósea, a vida o muerte, se marchó del juego y volvió a decidir libremente volver, incoherente, no puedo empatizar con él, me repele; A su lado estará el concursante Nº 1, que al igual que en la primera temporada (poca originalidad) será el jefe infiltrado (aunque en la primera temporada esto solo se sabrá al final, aquí se sabe de inicio), pasamos del tierno anciano, a Lee Hwang In-ho al que da vida Lee Byung-hun (muy parecido al danés Mads Mikkelsen), en realidad es el supervisor del juego pero se hace pasar por competidor. El actor da bien con el tipo enigmático que no se sabe bien a que juega; El villano entre los concursantes es aquí Thanos al que da vida Choi Seung-hyun (con una interesante intrahistoria *spoiler), un ex rapero que gusta de ser histriónico, un pastillero carismático, perdió todo su dinero en una estafa de criptomonedas impulsada por un YouTuber que precisamente está concursando allí. El actor se nota disfrutando con un papel goloso en su malicia pícara-juguetona; Jung-bae encarnado por Lee Seo-hwan, amigo de Gi-hun de la primera temporada, se convierte en jugador, muy percha del protagonista; Está el rol disfuncional de un hombre císgenero llamado Park Sung-hoon para interpretar a una mujer transgénero llamada Hyun-ju, lo que llevó a algunos a opinar que debería haberse elegido a una actriz trans. Desprende empatía en sus maneras nobles y finas, sin caer en lo fachoso, tiene alma; Hay rizando el rizo una madre y su hijo (Yang Dong-geun y Kang Ae-shim), demasiado caricaturescos en su comportamiento edípico, y sabiéndose como acabaran, no sorprenden; Im Si-wan como Lee Myung-gi, exyoutuber que perdió dinero como resultado de una estafa de criptomonedas en la que estuvo involucrado. Es el exnovio de Kim Jun-hee (correctita Jo Yu-ri) otra de las participantes, tanta coincidencia convierte por momentos la trama en algo telenovelesco; Asimismo conoceremos un poco a uno de los guardias Kang No-eul encarnada por Park Gyu-young, ex soldado y desertora norcoreana, encargada de defender el juego y matar a los jugadores eliminados, quiere la plata para encontrar a su hija que permanece en Corea del Norte. Rol muy esquemático, como si se hubiera perdido metraje en la mesa de edición; Todos ellos y alguno más dan un crisol de personajes interesantillo, pero menos que en la primera parte; me ha llamado la atención para mal lo desaprovechado que está Gong Yoo como el elegante reclutador, rol que se nota interesante y potencial en su flema y sofisticación, pero que desaparece de modo torpe.

 

Spoiler:

 

El actor que da vida a Thanos es Choi Seung-hyun, un rapero famoso en Korea del Sur. En la vida real fue integrante de la banda de k-pop ‘’Big Bang’’ y un escándalo de drogas (lo pillaron con marihuana) acabo con su carrera. Lo condenaron e incluso le prohibieron aparecer en dramas y programas arruinando su reputación. Tras 9 años sin aparecer en ningún sitio, parece haberse vengado de la sociedad surcoreana interpretando un personaje con el que tiene mucho en común.

 

Hay un par de muertes que emocionan: La de Young-Mi (amiga de la Trans, durante el "Carrusel"), y la de Se-Mi, la chica que se la jugó por el cobarde y traidor de Min-Su.

 

Luego tenemos que creer que los 0 los dejaran montar el teatrillo de hacerse los muertos, amén de que desde el puesto de vigilancia han podido observar lo que han hecho estos ‘revolucionarios’, que no han participado de la refriega y luego han montado el teatrillo, y es que no tiene ni pies ni cabeza. Se hacen con las armas de los guardias con mucha facilidad. Pero es que lo ridículo es lo sencillo que van ascendiendo por el lugar los revolucionarios, siendo un insulto a la inteligencia que se muevan todos estos como militares entrenados, y que puedan contra los guardias que se les supone adiestrados, pues en los combates de disparos son mejores los revolucionarios, y es que los guardias parecen haber sido entrenados por los clones de Star Wars, que mal disparan y como se exponen como patitos de feria. El colmo es la actitud incomprensible del Nº 1, el jefe infiltrado, que deja hacer a los ‘revolucionarios’ casi hasta llegar a la meta. Mientras hay que creerse que los 0 en la gran sala se mantuvieran quietecitos sabiendo que estaban saboteando sus ganas de continuar en el concurso por el dinero, un sin Dios.

 

En conjunto, esta segunda temporada es entretenida, amena, pero con muchas más lagunas que la primera. Gloria Ucrania!!!

miércoles, 25 de junio de 2025

 


EL JUEGO DEL CALAMAR (T1)

 

Con motivo del pronto estreno de la tercera temporada (9 episodios), voy a hacer la crítica de la primera y exitosa serie surcoreana producida para el gigante del streaming Netflix. La primera temporada se estrenó mundialmente el 17 de septiembre de 2021, con gran éxito de crítica y atención internacional. Se convirtió en la serie más vista de Netflix y recibió numerosos galardones, incluyendo seis Premios Primetime Emmy y un Globo de Oro. Una distopía adictiva con el mantra de la supervivencia darwinista, que indefectiblemente recuerdan a la cinta japo “Battle Royale”, premisa con grupo de gente recluida en un espacio concreto y obligada a luchar a ‘muerte’ entre ellos. Film nipón del que ha manado un subgénero de films con temática parecida al estilo “Los Inmortales” (solo puede quedar uno), como la saga “los juegos del hambre”, la también serie tv “Alice in Borderland”, o hasta la hispana “El método” tienen premisa similar, pero también tiene claras influencias de los concursos asiáticos (epítome el creado y presentado por Takeshi Kitano en Japón, “Fūun! Takeshi Jō”, en España retitulado “Humor Amarillo”) donde ponen en ridículo una y otra vez a los participantes para que el espectador en sus cálidos sillones se solacen de ello sádicamente. Aunque de la que ha sido acusada de tener similitudes es con “As the Gods will” de Takashi Miike, (2015), ello por la referida premisa conjugada con utilización de juegos infantiles para pruebas de supervivencia, una estética colorista que conecta precisamente con la infancia, y el juego con el que comienzan la película y la serie marca aspectos parejos.

 

Con lo que su idea de partida es zero original, es en su forma desarrollarla donde la serie gana. Creada, escrita y dirigida por Hwang Dong-hyuk, aunque escribió la historia en 2009, Hwang no pudo encontrar una compañía de producción que financiara la idea hasta que Netflix se interesó alrededor de 2019 como parte de un impulso para expandir su oferta de programación extranjera. Gira en torno a un concurso secreto en el que 456 jugadores, todos ellos con graves dificultades económicas, arriesgan sus vidas para participar en una serie de juegos infantiles mortales con la oportunidad de ganar un premio de ₩ 45.6 mil millones (US$ 39,86 millones). El título de la serie proviene de ojingeo ("calamar"), juego infantil coreano. Hwang concibió la idea basándose en sus propias luchas económicas, así como en la disparidad de clases en Corea del Sur y el capitalismo.

 

La serie atrapa por su ritmo trepidante, por su estética colorista, sus decorados cual mundo idealizado de los niños (hasta los ataúdes son como cajas de regalo con lazo rosa ¿?), las vestimentas de los concursantes y los guardias (en realidad un pseudo-plagio de los monos y máscaras ‘dalinescas’ de la serie española “La casa de papel”) en cromatismos primarios que se contrastan, con ello edificando una iconografía propia que ha trascendido al planeta Tierra. Combinada con música paradójica clásica. Con ediciones paralelas que imprimen tensión e intensidad en lo que sucede. Me extiendo en la puesta en escena en el enlace.

 

Pero teniendo en cuenta a los personajes, a los que se les da tiempo para delinearse, para darles fondo y entendamos su comportamiento, y con ello empaticemos con sus procederes ante el abismo en que se ven arrastrados, por tanto, seamos testigos de como evolucionan ante las crisis que se les plantean, y esto hace que los que les pase nos importe e incluso impacte o emocione. Y es que en condiciones extremas es cuando sale lo mejor y peor de la Condición Humana, la solidaridad o el egoísmo, la amistad o la traición, la generosidad o la mezquindad, el altruismo o la avaricia. Tienen la derivada que hacen involucrarse al espectador en el dilema moral de que harían ellos en esa misma situación, esto siempre engancha. Ello con guiones ingeniosos en como van enlazando ‘juegos’ que tornan en pruebas psicológicas que reflejan el carácter de cada uno y como van sufriendo a medida que avanzan, que pasan de ser corderitos a lenones que acaban con el de al lado para mantenerse en pie sobre la sangre del ‘compañero’. Añadiendo giros mordaces que alimentan las ganas de ver más. Ello en un crescendo dramático incisivo, con varios picos de dramatismo que muestran con vigor lo terrible de este juego, siendo para culmen de la serie el juego de las canicas en el sexto capítulo, donde el duelo entre el protagonista y el tipo anciano resulta estremecedor por como expresa que las ataduras morales estallan por los aires. Lee Jung-jae y Yeong-su dan un duelo trémulo, de los que te toca la fibra. Pero también el que se da entre el pakistaní Anupam Tripathi (Ali Abdul) y Cho Sang-woo, es entente desgarrador en el poder de manipulación aprovechándose de la nobleza del otro. Asimismo, la serie tiene un punzante sentido del humor, mucho de esto es de índole negro en como se producen las muertes, como también hay elementos de comedia absurda.

 

Lo más controvertido para mí, es la nada sutil crítica al Capitalismo como algo malo y alienante, algo que la entronca con la exitosa película de Bong Joon-ho “Parásitos” (2019), mostrando la brecha social, la lucha de clases. Cuando pese a sus muchos defectos es el mejor sistema socioeconómico que hay, el ejemplo, más claro es que en la misma serie hay una mujer que ha huido del ‘paraíso’ comunista de Corea del Norte, no se sabe que los surcoreano huyan a su vecino-hermano norteño. Hubo otro ‘Juego del Calamar’ en una ciudad europea, la prueba reina era saltar un Muro, si no lo conseguías y eras atrapado el castigo era ser fusilado, eran los atrapados en el ‘edén’ socialista los que ‘incompresiblemente’ anhelaban el ‘Averno’ capitalista. Por lo que en esta caricatura del capitalismo salvaje la serie naufraga por el trazo grueso, creando a disolutos muchimillonarios que disfrutan con el sufrimiento y las muertes ajenas, sentados cual emperadores romanos en sus palcos observando con una copa de vino como los ‘pobres’ y desgraciados infortunados se matan entre sí para su solaz entretenimiento. Incluso, para guiñolizarlos más se hace que todos estos magnates VIPs lleven máscaras grotescas para deshumanizarlos más. Cuando en realidad, veo como se les da la oportunidad a unos perdedores de obtener un dinero que no solo los saque de su desdicha, si no que los haga ricos, el que quiere hacerlo que lo acepte y el que no es libre de dejarlo, como bien muestra la serie, pero cuando lo abandonan luego deciden regresar con libertad (¿?). Pero es que todos los personajes con carácter (excepto Abdul), son despojos humanos, gente que está en su ‘problemática’ situación por su mala cabeza, no ha habido opresión capitalista que los empuje a tener que jugarse la vida en un cara o cruz, vemos al protagonista que es capaz de robarle a su anciana madre para gastarlo en las apuestas, hay un estafador malversador, un médico que trafica con órganos, hay un mafiosillo matón, gentuza de mala calaña que nada tiene que ver con personas trabajadoras. Por lo que no siento rencor por el organizador del concurso. Es algo libre. Y por tanto, mientras disfruto de la serie, tengo que hacer el ejercicio de abstraerme de esta sal gorda. Encima critica el capitalismo, cuando la serie se retroalimenta de ello al querer alargar la serie por el bien pecuario, que más da que solo sea estirar sin aportar nada más, convirtiéndose en un producto consumista más de la cadena de churros de Ted Sarandos (CEO de Netflix), igual él debería estar tras una máscara VIP.

 

En Corea del Sur, Seong Gi-hun (Lee Jung-jae), padre divorciado y ludópata endeudado vive con su madre anciana, es invitado a participar en una serie de juegos infantiles para tener la oportunidad de ganar un gran premio en efectivo. Al aceptar la oferta, es llevado a un lugar desconocido donde se encuentra entre otros 455 jugadores que están en serios problemas financieros. Los jugadores están obligados a usar chándales verdes y son vigilados en todo momento por guardias enmascarados con monos rosas, con las partidas supervisadas por el Front Man, que usa una máscara negra y uniforme negro. Los jugadores pronto descubren que perder una partida resulta en su muerte, y cada muerte contribuye con ₩ 100 millones (US$ 87,400) al gran premio potencial de ₩ 45.6 mil millones (US$ 39.86 millones). Gi-hun se alía con otros jugadores, incluido su amigo de la infancia Cho Sang-woo (Park Hae-soo) y la desertora norcoreano Kang Sae-byeok (Jung Ho-yeon), para intentar sobrevivir a los giros físicos y psicológicos de los juegos, mientras que el detective Hwang Jun-ho (Wi Ha-joon) se infiltra en los juegos como uno de los guardias para encontrar a su hermano desaparecido.

 

No es una serie perfecta, dista de serlo, es un entretenimiento bueno. Los personajes caen en tópicos mil, algunas arbitrariedades resultan chirriantes, la mencionada crítica al capitalismo es de lo más bufonesca, la sub trama del policía Hwang Jun-ho (inane Wi Ha-joon), investigando es un parche que no lleva a lado alguno. Pero sobre todo su final podría haber sido mejor uy no caer su clímax en lo acomodaticio, seguramente pensando en una segunda temporada (que al final se ha dado).

 

Lee Jung-jae como Seong Gi-hun (456), da una actuación buena, aunque se nos quiere hacer ver en la isla como alguien bueno, cuando lo hemos visto haciendo cosas no muy buenas con su familia, y además tenemos el momento parteaguas del juego de canicas, nadie puede presumir en el juego de ser noble, y menos él; Park Hae-soo como Cho Sang-woo (218), exjefe del equipo de inversiones de una compañía de valores, fue compañero de clase de Gi-hun y estudió en la Universidad Nacional de Seúl. Se une al juego para escapar de la policía, que lo busca por robar dinero a sus clientes y acumular enormes deudas por malas inversiones. Actuación muy de estirado, como si tuviera metido un palo en el culo; Jung Ho-yeon como Kang Sae-byeok (067), desertora norcoreana. Entra al juego para pagar a un intermediario que pueda rescatar a sus padres al otro lado de la frontera y para comprar una casa para su familia reunida. Otra que está todo el tiempo con cara de estreñida; Yeong-su cómo Oh Il-nam (001), anciano con tumor cerebral que prefiere jugar el juego en lugar de esperar a morir en el mundo exterior. Sin duda la mejor de las interpretaciones, cargada de emoción, de carisma, de naturalidad, magnífico; Heo Sung-tae como Jang Deok-su (101), gánster entra al juego para saldar sus enormes deudas de juego, incluido el dinero que robó a su jefe y subordinados. Actuación bufonesca de malo plano; Anupam Tripathi como Ali Abdul (199), trabajador migrante de Pakistán , ingresa al juego para mantener a su joven familia después de que su empleador retiene su salario durante meses. Interpretación cálida que desprende humanidad en su buenismo; Kim Joo-ryoung como Han Mi-nyeo (212), mujer ruidosa y manipuladora. Histriónica y sobrepasada actuación; Hay más, pero sin punch.

 

Spoiler:

 

Al final gana el dineral del premio el protagonista Seong Gi-hun. Había hecho la promesa a Kang Sae-byeok de cuidar de su hermano, pero de esto se olvida nada más salir de la isla (¿?); No hay búsqueda de familiares de los compañeros en la isla para ayudarlos, como podría haber sido los del pakistaní; Tampoco lo vemos que salde la deuda que Tenía y por la que aceptó jugar (¿?); Me ha sido ridículo lo fácil que el poli se infiltra en la isla (¿?).

 

Alrededor de 2008, Hwang Dong-hyuk intentó sin éxito obtener inversión para un guión de película diferente que había escrito, y él, su madre y su abuela tuvieron que pedir préstamos para mantenerse a flote, pero aún luchaban en medio de la crisis de deuda dentro del país. Pasaba su tiempo libre en un manhwabang (cafetería de cómics de Corea del Sur) leyendo manga de supervivencia japonés como Battle Royale, Liar Game y Gambling Apocalypse: Kaiji. Hwang comparó la situación de los personajes en estas obras con su propia situación actual y consideró la idea de poder unirse a un juego de supervivencia para ganar dinero y salir de deudas, lo que lo llevó a escribir un guion de película sobre ese concepto a lo largo de 2009. Hwang declaró: "Quería escribir una historia que fuera una alegoría o fábula sobre la sociedad capitalista moderna, algo que retratara una competencia extrema, algo así como la competencia extrema de la vida. Pero quería que usara el tipo de personajes que todos hemos conocido en la vida real".

 

Hwang basó la narrativa en los juegos coreanos de su infancia para mostrar la ironía de un juego infantil donde la competencia no era importante convirtiéndose en una competencia extrema con vidas de personas en juego. Además, como su guion inicial estaba destinado a una película, optó por utilizar juegos infantiles con reglas simples que fueran fáciles de explicar en contraste con otras películas de tipo supervivencia que utilizan juegos con reglas complejas. El juego central que seleccionó, el juego del calamar , fue un popular juego infantil coreano de las décadas de 1970 y 1980. Hwang recordó el juego del calamar como "el juego infantil más agresivo físicamente al que jugué en los callejones del vecindario cuando era niño, por eso también era el que más me encantaba", y debido a esto "es el juego más simbólico que refleja la sociedad competitiva actual, así que lo elegí como título del programa". Los colores del ddakji en el juego inicial, que son azul y rojo, se inspiraron en la leyenda urbana japonesa Red Paper, Blue Paper. El juego Red Light, Green Light fue seleccionado por su potencial para hacer muchos perdedores de una sola vez. Con respecto a la selección, Hwang dijo: "El juego fue seleccionado porque la escena llena de tanta gente moviéndose y deteniéndose al azar podría verse como un baile grupal ridículo pero triste".

 

A lo largo de la serie, el trío de círculos, triángulos y cuadrados aparece con frecuencia en las tarjetas que se entregan a los jugadores reclutados, en las máscaras de los guardias y en la tarjeta de título del programa en la mayoría de las adaptaciones lingüísticas. Estas formas se asocian con el campo de juego del juego infantil del Calamar. También se utilizan para representar la jerarquía de los guardias dentro del complejo. Siguiendo la comparación con una colonia de hormigas, los guardias con círculos se consideran los trabajadores, los triángulos los soldados y los cuadrados los administradores (véase también: honoríficos coreanos).

 

Los coloridos decorados y vestuario fueron diseñados para parecer un mundo de fantasía. Los jugadores y soldados visten cada uno un color distintivo, para reducir la sensación de individualidad y enfatizar la diferencia entre los dos grupos. Los chándales verdes que usan los jugadores se inspiraron en la ropa deportiva de la década de 1970, conocida como trainingbok. Los pasillos y escaleras laberínticos se inspiraron en los dibujos de escaleras en 4 dimensiones de MC Escher, incluyendo Relativity . El diseñador de producción Chae Kyoung-sun dijo que estas escaleras aparentemente infinitas representaban "una forma de esclavitud para los concursantes". La compleja red de túneles entre la arena, el dormitorio y la oficina administrativa se inspiró en colonias de hormigas.

 

La muñeca robot del primer episodio, "Luz roja, luz verde", se inspiró en Younghee, personaje que apareció en las portadas de los libros de texto surcoreanos Chul-soo y Young-hee en las décadas de 1970 y 1980, y su peinado se inspiró en el de la hija de Hwang. La muñeca canta, en coreano, "La flor Mugunghwa ha florecido", refiriéndose al hibisco siriaco, la flor nacional de Corea del Sur. El uso de este personaje familiar tenía como objetivo yuxtaponer recuerdos de la infancia y el miedo inquietante en los jugadores, según Chae. De manera similar, el escenario para el juego de dalgona, utilizaba piezas gigantes de equipo de juegos, debía evocar los recuerdos de la infancia de los jugadores, y era un lugar común donde los niños surcoreanos habrían jugado dalgona con amigos.

 

Jung Jae-il, previamente compuso la banda sonora de Parasite, compuso y dirigió la banda sonora de Squid Game. Para evitar se volviera aburrido, pidió la ayuda de los compositores Park Min-ju y Kim Sung-soo, director musical de musicales usa el nombre artístico "23" como compositor. Dos piezas de música clásica también se utilizan a lo largo del espectáculo como parte de la rutina de los jugadores: el tercer movimiento del "Concierto para trompeta" de Joseph Haydn se utiliza para despertar a los jugadores, y "El Danubio Azul" de Johann Strauss II se utiliza para indicar el inicio de una nueva partida. La " Quinta Sinfonía " de Ludwig van Beethoven también se escucha en la sala VIP. Una versión de "Fly Me to the Moon", arreglada por Jung e interpretada por el artista surcoreano Joo Won Shin, se utilizó sobre la partida "Luz roja, luz verde" del primer episodio; según Joo, Hwang quería un contraste entre la brutal matanza de los jugadores y la "letra y melodía románticas y hermosas" de la canción, de modo que la escena "encarne la sociedad capitalista cada vez más polarizada en la que vivimos hoy de una manera muy condensada y cínica"; Para la canción "Way Back Then", acompaña a los niños jugando a "El Juego del Calamar", Jung quiso usar instrumentos que practicaba en la primaria, como flautas dulces y castañuelas. El ritmo de la canción se basa en un ritmo de palmas 3-3-7, común en Corea del Sur para animar a alguien. La flauta dulce, tocada por el propio Jung, emitió un ligero pitido involuntario. La canción "Round VI" fue interpretada por la Orquesta de Actuación de Budapest.

 

Muy ameno pasatiempo que pretende más de lo que puede, aun así, producto adictivo. Gloria Ucrania!!!

 

PD. La producción de la segunda temporada comenzó en julio de 2023 y se estrenó el 26 de diciembre de 2024. La tercera y última temporada se filmó simultáneamente con la segunda temporada y su estreno está previsto para el 27 de junio de 2025.

viernes, 20 de junio de 2025

 


EL HONOR PRIZZI.

 

Entretenida comedia negra enmarcada en el sub género del mundo de la mafia, al que el tiempo no le ha sentado bien, claramente influenciada por la saga “El Padrino” (empieza como “El padrino”, con una boda), en como coge códigos internos de estas ‘logias’ para luego darles la vuelta y con ello hacer una sutil y retorcida cinta romántica. La he visto con motivo del 40 aniversario de su estreno (13/06/1985), y me he encontrado con una amena realización, que noto el director se toma con ligereza, disfrutando sin tomársela en serio. Fue la última realización del enfant terrible John Huston (la filmó con 79 años y un enfisema que le hacía depender de un tanque de oxígeno) que vio en vida (luego rodaría “Los Dublineses”, pero no llegaría a verla estrenada, murió antes). El guion de Janet Roach (“Mr. North”) y Richard Condon, se basa en la novela homónima de 1982 de este último, libro este que se convertiría, en la primera parte de una saga de novelas donde Condon radiografiaría el crimen con mordacidad. El libreto se mantiene bastante fiel bastante fiel al original, desde las primeras líneas que describen el semidormido rostro del patriarca Prizzi, Corrado, durante la boda inicial.

 

Film protagonizado por dos estrellas en la cima de sus carreras, como Jack Nicholson y Kathleen Turner, como dos asesinos de la mafia altamente calificados que terminan enamorándose y casándose, lo cual conllevará algún ‘problemilla’, muy al estilo de la posterior “Mr. and Mrs. Smith”. Les secundan un elenco de intérpretes que brillan y tiene su espacio para exhibir carácter, como Anjelica Huston (hija del director y entonces pareja de Jack Nicholson), Robert Loggia, John Randolph, CCH Pounder, Lawrence Tierney y William Hickey. Una trama con asesinatos, secuestros, traiciones, sicarios, amores, mucho de componente de azar (poco verosímil), pero sobre todo con el dilema moral final a afrontar sobre si debe primar el sentido del deber a tu ‘tribu’ o tu verdadero amor. Todo ello con un John Huston que no se toma en serio, toma tropos del género gangsteril para jugar con ellos, con los códigos éticos, pone al frente del clan protagonista a una parodia de Marlon Brando que se asemeja en su maquillaje a un cuasi zombi, un sicario pide ser llevado por la poli a una celebración cual si fuera un Uber (pero más barato), los subalternos se traicionan entre sí, hay un romance exprés que se da por una mirada, el ‘pelar la pava’ del cortejo se da con un montaje chistoso de un avión yendo y viniendo entre Nueva York y Los Ángeles, con diálogos pastueños entre ellos que solo pueden buscar que el espectador se ría, hay un rapto con un plan desternillante en lo fachoso que resulta, y más jocosos momentos. Y es que Huston nunca busca senderos originales en la historia, no anhela profundidad, solo un producto de entretenimiento.

 

Charley Partanna (Nicholson) es un sicario de una familia de la mafia de Nueva York encabezada por el anciano Don Corrado Prizzi (Hickey), cuyos negocios generalmente son manejados por sus hijos Dominic (Lee Richardson) y Eduardo (Robert Loggia) y por su mano derecha de toda la vida, Angelo (John Randolph), quien es el padre de Charley. En una boda familiar, Charley se enamora perdidamente de una hermosa mujer no italiana (Turner) a la que no reconoce. Le pregunta a Maerose Prizzi (Huston), hija separada de Dominic, si la reconoce, ignorando que Maerose aún siente algo por Charley, tras haber sido su amante. Maerose está en desacuerdo con su padre por haberse fugado con otro hombre antes de terminar su romance con Charley. Charley vuela a California para ejecutar un contrato de asesinato contra Marxie Heller (Joseph Ruskin), quien asaltó un casino en Nevada. Se sorprende al descubrir que Marxie es el exmarido de Irene Walker, la mujer de la boda. Ella le devuelve parte del dinero que Marxie robó, ya que Charley, ingenuamente (o voluntariamente), cree que Irene no estuvo involucrada en la estafa del casino. Para entonces, se han enamorado y finalmente viajan a México para casarse. Maerose, celosa, viaja sola al oeste para demostrar que Irene ha traicionado a la organización. Esta información le devuelve la confianza a Maerose con su padre y el capo. El padre de Charley revela más tarde que Irene (decía ser asesora fiscal) es una "contratista" que, al igual que Charley, comete asesinatos para la mafia.

 

Tiene el defectillo el ritmo del film que tarda en despegar, con un primer tramo algo parsimonioso centrado en el pasteloso romance entre los protagonistas, Charley termina enamorándola mientras en un bar se oye “Ronda de noche”. En esta primera parte se da una joya de conversación (pertenece al libro) entre Maerose y Charley preguntando él lo que debe hacer con Irene cuando se ha enterado es una asesina a sueldo y ladrona: "La mato? Me caso con ella?", y Maerose cáusticamente le responde: "Que sea una ladrona y una asesina no significa que no sea una buena mujer en todo lo demás". Cuando ya terminan casándose la fluidez despega, sobre todo cuando planean el secuestro del banquero, ella se postula para intervenir y Charley suelta: ‘No me casé para que mi esposa pudiera seguir trabajando’. Comienzan los giros inesperados, los secretos, las conspiraciones soterradas, los juegos de poder, las maquinaciones de los ‘capitanes’ de este clan y del patriarca. En un retrato descarnado, desprovisto de glamur y desmitificando a las ‘familias’ de la mafia, como cainitas, carroñeras, avariciosas, amorales, de hecho, el titulo no es más que una sátira de la realidad.

 

Jack Nicholson me parece algo desubicado, cumple, pero lejos del nervio y garra de sus grandes papeles. Asimismo carece de la compenetración necesaria con Irene/Turner como para hacernos sentir pasión por Irene, todo parec3e por imperativo del guion; Kathleen Turner hace una pequeña variación con más humanidad (y eso que es sicaria!) de su mítico debut en cine con su extraordinaria Matty Walker de “Body Hheat” (1981), una mujer fatal con aristas y con carácter para exigir lo que es suyo, le añade dosis de humor pícaro. Pero adolece de chispa con Nicholson, y esto resta, pues debe ser el deux machine del relato; Anjelica Huston, hija del director, es la revelación con una actuación fabulosa, cargada de humanidad, de naturalidad, de complejidad en sus maquinaciones, en el dolor que lleva con flema, ella si tiene gran química con Nicholson (no en vano eran pareja en la vida real entonces), el ejemplo del verso suelto de la familia Prizzi, la que al des-honorado a la familia con su actitud, tiene para ello una gran frase: ‘Soy un escándalo familiar. Tengo que mantener mi reputación’. Su maravillosa actuación le valió el Oscar a Mejor Actriz de Reparto; William Hickey como el Don, se nota disfrutando en esta parodia de un tipo de rostro cadavérico arrugado hasta en las arrugas, un formidable roba-escenas, con ese habla que parece se le agotaran las pilas en cualquier momento, con esa gestualidad histriónica que le va tan bien al rol, demuestra unas dotes sibilinas fascinantes en como manipula de forma pasivo-agresiva, tremendo. Fue nominado al Oscar de Mejor Actor de Reparto (perdió injustamente [según mi subjetivo criterio] ante el Don Ameche de Coccon); Robert Loggia (también fue nominado al Oscar a secundario) y John Randolph demuestran su carisma de veteranos en sus papeles de lugartenientes del Don, imprimiéndoles dosis de comedia.

 

Tiene un desarrollo con agujeros en su incoherencia ya alguna laguna que la impiden ser más. Como es el componente casualidad de que parezca que en el mundo no hay más asesina a sueldo que Irene, o que la única víctima del secuestro sea la mujer del jefe de policía nada menos (¡!); El plan para raptar al banquero resulta una chapuza, cuando nos lo presentan como metódico; El comportamiento de Maerose me resulta muy arbitrario y caótico, primero ‘empuja’ a Charley a Irene, y luego maquina para acabar con ella, sin que se sepa el porque de este veletismo; Maerose además, tiene una escena que descoloca y parece que se coló en la edición, pue4s no hay contexto alguno para ello. Me refiero a cuando Maerose hace de comer para su padre, cuando la única vez que los vimos juntos fue en la boda, y el padre la insultó llamándola puta, y ella lloró. Sin que nada se nos mostrara por medio está aparentemente cariñosamente haciéndole de comer (¿?). Luego resulta que cuando come el padre comienza a tener arcadas y cae al suelo, ella se nota por su comportamiento pasando de él que le ha puesto algo malo en la comida, podemos pensar que veneno. Pero más tarde lo vemos a él bien, maquinando en contra de Charley, y no se hace mención alguna a esto, como si no hubiera sucedido, me deja con la ceja levantada; Al padre de Charley le parece bien el matrimonio del hijo con una ‘polaca’, pero luego se muestra firme en que hay que acabar con ella, esgrimiendo para ello (entre otras cosas) que no es de raíces italianas (¿?); El clímax me ha sido poco satisfactorio por lo inverosímil de la situación (*Spoiler).

 

La puesta en escena es elegante, empezando por la notable ambientación creada por el diseño de producción de Dennis Washington (“Cuenta conmigo” o “Los Dublineses”), creando en sus interiores y exteriores sensación vintage delos años 70; esto reforzado por la granulada cinematografía de fotografía del polaco Andrzej Bartkowiak (“Veredicto final” o “Un día de furia”), moviéndose con sofisticación por las escenas; y esto adornado por la evocadora música de Alex North (“Un tranvía llamado Deseo” o “Spartacus”), que juega con melodías clásicas italianas de Rossini, Puccini, y Verdi

 

Spoiler:

 

Rush final: Dominic, actuando por su cuenta, quiere deshacerse de Charley y contrata a alguien para que cometa el asesinato, sin saber que acaba de encargarle el trabajo a la propia esposa de Charley. Angelo se pone del lado de su hijo, y Eduardo, tan consternado por las acciones de su hermano, contribuye a que Dominic sea separado definitivamente de la familia. Irene y Charley se unen para llevar a cabo un secuestro que enriquecerá a la familia, pero ella le dispara a la esposa de un capitán de policía en el proceso, poniendo en peligro la relación comercial de la organización con la policía. El capo también le sigue exigiendo a Irene una gran suma de dinero por sus actividades no autorizadas en Nevada, que ella no quiere pagar. Con el tiempo, el capo le dice a Charley que su esposa "tiene que irse". La situación se complica en California cuando, fingiendo que todo está bien, Charley llega a casa con su esposa. Ambos sacan un arma simultáneamente en el dormitorio. Irene acaba muerta, y Charley regresa a Nueva York, extrañándola, pero consolándose con Maerose.

 

Cuando ya Charley ha sido convencido para que mate a su esposa me ha resultado grimante. Primero no entiendo el porque de tener este que viajar a Los Ángeles a encontrarse con ella, a no ser que sea para alargar el running-gag del avión de un lado a otro. Pero lo de que Irene no acierte a unos tres metros a darle a Charley acostado me cuesta aceptarlo. Y que Charley decida que su arma sea una navaja, cuando pues utilizar una pistola me chirría más que el Titanic partiéndose en dos. Si nos hubieran hecho ver que Irene falla adrede a Charley para sacrificarse se podría aceptar, pero de esto no hay atisbo.

 

De nominaciones al Óscar de la película, Huston recibió su quinta a Mejor Director (ganó por El Tesoro de la Sierra Madre ) y, hasta la fecha, sigue siendo el nominado de mayor edad en la historia de esa categoría. (Huston acumuló 15 nominaciones a lo largo de su carrera, incluyendo premios a la escritura y la producción). Nicholson recibió su octava nominación como actor (actualmente tiene 12); una de sus nominaciones anteriores fue por Chinatown , en la que apareció con Huston. Esta fue la única vez que Nicholson actuó bajo la dirección de Huston.

 

Stanley Tucci aparece en un papel secundario en su debut cinematográfico.

 

Tuvo el film ocho nominaciones en los Óscar (incluyendo Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor y Mejor Guion Adaptado), y Anjelica Huston ganó el premio a Mejor Actriz de Reparto. La película también ganó cuatro Globos de Oro, incluyendo Mejor Actor en una Película Musical o de Comedia y Mejor Actriz en una Película de Comedia o Musical para Nicholson y Turner, respectivamente.

 

Además de trabajar con su hija actriz, John Huston contrató a Meta Carpenter Wilde, supervisor de guion que trabajó con él en El halcón maltés (1941) y a Rudi Fehr, su editor de cine en Key Largo (1948).

 

Amena propuesta, pero lejos de la magnificencia de del Olimpo de Huston con films como “El halcón maltés”, “El Tesoro de Sierra Madre”, “La Jungla de Asfalto”, “La Reina de África” o “El Hombre que pudo reinar” o su canto del cisne “Los dublineses”. Gloria Ucrania!!!


miércoles, 4 de junio de 2025

 


MCMAFIA. (Serie TV1TC)

 

Buena y por momentos muy didáctica serie tv británica de 8 capítulos (no se renovó para más), un drama épico creada por Hossein Amini (“El Alienista”) y James Watkins (“Eden Lake”), y dirigida por Watkins, inspirada en el libro “McMafia: Un viaje a través del submundo criminal global” del periodista británico de ascendencia rusa Misha Glenny (2008), sobre hechos reales de la mafia rusa en Londres durante la primera década de este siglo, la serie ha tomado con libertad el libro, es una coproducción de la BBC y AMC. Los mafiosos se nos presentan como empresarios que tienen sus reuniones de "negocios" en distintos países, cierran tratos, ganan millones con solo un click de ratón, nada de maletines repletos de dinero, tiroteos indiscriminados, encuentros en sórdidos puticlubs ni prostitutas. La serie aborda esta globalización del crimen organizado por todo el mundo, como la mafia, carteles de la droga, traficantes de armas, etc… actúan a imagen y semejanza de cualquier corporación empresarial multinacional, de ahí el título de la serie y libro, extraído de una frase de un personaje que asemeja las nuevas corporaciones criminales a la multinacional McDonald’s. La acción tiene lugar entre Londres, Tel Aviv, Praga, Bombay, Estambul y Moscú, con un hilo conductor en un protagonista que busca venganza tras el asesinato de su tío, un arco de desarrollo similar al mítico Michael Corleone de la saga “El Padrino”. Ello desarrollándolo con un ritmo sereno, pero sin ser lento, cambiando de escenario continuamente para dar sensación de estar todo el mundo vinculado, con algunas buenas escenas de acción salpicadas, pero sin ser esto el fuerte. Esto que quiere ser macro en cuanto a los múltiples continentes sobre los que saltamos, puede ser un inconveniente por acumular personajes de un lado y otro y puedes llegar a perderte entre quien es leal a quien o para quien trabaja, incluso han comenzado sub trama que luego han abandonado, ejemplo la que tiene lugar en la India, o lo a la ligera que tratan el tráfico de mujeres secuestradas.

 

Historia de Alex Godman (James Norton), primogénito de una familia rusa establecida en Londres. Alex, se verá obligado a entrar en los negocios ilegales para poner a salvo a su familia pese a no querer hacerlo en primera instancia. Por el camino conocerá innumerables negocios sucios que su padre, Dmitri (Aleksey Serebryakov), hizo a lo largo de los años y que aseguraron la fortuna familiar. En cambio, con cierta rebeldía, se comporta como un modelo de asimilación. Criado en Gran Bretaña y con estudios en Harvard, Alex incluso se niega a hablar ruso a menos que sea imprescindible, en parte por su insistencia en ganarse la vida de forma más honesta como banquero de inversiones. Mientras tanto, la madre de Alex, Oksana (Mariya Shukshina), es profundamente infeliz en su matrimonio y tiene una relación inestable con su hermana Katya (Faye Marsay). Aparte del habitual drama familiar, la vida de Alex transcurre a la perfección al comienzo de la serie. Su novia, Rebecca (Juliet Rylance), es guapa, inteligente y sumamente íntegra, y trabaja como asesora de un acaudalado "capitalista ético". Pero cuando un miembro de su familia es asesinado, se ve envuelto en una imprudente pero innegablemente seductora búsqueda de venganza contra una familia rusa rival, encabezada por el cerebro letal Vadim (Merab Ninidze). Para ello, se alía con el carismático pero poco fiable Semiyon Kleinman (David Strathairn), un político israelí y magnate naviero igualmente interesado en debilitar el poder de Vadim. Esta búsqueda lleva a Alex y Semiyon desde un fondo global con sede en el Reino Unido al mercado de bolsos falsificados en las calles de Praga y a la importación de heroína lucrativa de Pakistán a las calles de Mumbai en la India.

 

Tiene de protagonista a James Norton, como Alex Godman, hijo criado en Gran Bretaña de un jefe de la mafia rusa que vive en Londres, este es uno de los defectos de la serie, un tipo inexpresivo, que no parece sentir, ni padecer, todo el actor parece estar desfilando en una pasarela de modelos con trajes de diseño lujosos, esto lastra la serie; Para compensar hay unos excelentes secundarios en los antagonistas encarnados por el californiano David Strathaim como Semiyon Kleiman, exiliado ruso ha establecido su imperio en Israel, aporta su sutil carisma a un rol cargado de ambigüedad moral, que no se termina de saber a que juega en como manipula a Alex en su beneficio, muy bueno; Pero el MVP de la serie es Merab Ninidze como el poderoso mafioso Vadim Kalyagin, interpretado por Merab Ninidze, cada aparición suyo es un destello de garra, de garra, derrocha fuerte personalidad, mundo interior, no es un villano monocorde, tiene sus motivaciones, amor a su hija, y tiene un arco de desarrollo brillante, para desembocar en una última presencia en pantalla que deja huella en su contundencia emocional; David Dencik que en apenas un episodio deja huella por esa vitalidad genuina que transmite, esa sensación de tipo Bigger Than Life.

 

Hay unos estupendos créditos iniciales, cuna línea roja que se delinea por diferentes grandes urbes internacionales  (Londres, Dubái, Bombay, Praga), es la línea por la que fluye en ambos sentidos el dinero y sus contraprestaciones en forma de armas (se ven proyectiles fluir), drogas y trata de blancas, hojas de cálculo animadas, gráficos, diagramas circulares y mapas se superponen con imágenes de actividades delictivas sobre el terreno, sobornos de funcionarios públicos, coches bomba incendiados y mujeres víctimas de trata sexual empujadas a la parte trasera de una furgoneta sin distintivos. Esto se refleja en la serie cuando vemos que pulsando una tecla de ordenador en Londres flujo de dinero pasa al paraíso de las Islas Caimán y luego a Emiratos Árabes Unidos, rebotando hacia Bombay, donde un mafioso recoge la plata blanqueada. Y al final de los créditos el título de la serie aparece en el centro de la imagen, traducido del inglés al ruso, israelí, árabe y otros idiomas.

 

El primer capítulo es ya declaración de intenciones, mezclando escenas de acción vigorosas, como el atentado a Vadim, o la Invasion Home a Boris, secuencias de un realismo que impacta. Hay momentos de tensión cortante, ya en el primer capítulo el encuentro en una fiesta de lujo entre Alex y Vadim, el aire se trasga entre ellos, pero la flema predomina en su diálogo educado, donde la rabia navega por lo bajini. Esta es una de las marcas de la serie, las conversaciones que bajo su educación y elegancia esconden mensajes soterrados. Es la miscelánea entre elujo y boato y lo descarnado de como se sostiene este nivel de vida. Esto exhibido en uno d ellos mejores tramos de la serie, cuando Alex está con el mafioso mexicano Antonio Mendez (en realidad el español Caio Blat) en una plácida tarde en la terraza de una casona en la costa azul, el anfitrión azteca se lleva a Alex al interior de la vivienda, lo baja al sótano y allí hay un tipo ensangrentado siendo torturado por los sicarios de Antonio, como ofrenda a Alex, perturbador.

 

Escenas de gran intensidad hay un reguero, dos protagonizadas por un fenomenal y amenazante sutil Nawazuddin Siddiqui como Dilly, un gángster hindú que derrocha personalidad y temor, primero en una secuencia con un oficinista que aparece en el lugar no indicado., como maneja la situación el rol es escalofriante, sobre todo como acaba; la otra es cuando invade una casa de un hacker con un bate de cricket envuelto en papel de regalo, apabullante como intimida sin histrionismo simplistas. Lástima que la serie termine olvidándose de esta sub tema a mitad de serie. También habiendo aquí un muy bien llevado tramo de acción en el milimétrico asalto al puerto para robar un contenedor.

 

Está en la parte final un tramo electrizante cuando a uno de los socios de Alex, al checo Karel Benes (notable Karel Roden) le agreden a la hija, dando una paliza al agresor descubre el motivo, hay una elipsis y está entrevistándose con Alex en Londres, y al checo se le escapa algo que pone en alerta a Alex por su novia, produciéndose una punzante carrera contra reloj por llegar a salvarla.

 

La serie es una especie de Breaking Bad a la europea, asistimos a como con un motivo entendible el protagonista se embarca en un objetivo vengativo, por el camino sus ‘nobles’ motivos se van retorciendo, con ello va perdiendo su humanidad, dándose cuenta que su alma la perdiendo y con ello sus sentimientos se van congelando, reflejado esto en como termina tratando a su novia.

 

La serie peca de querer meter demasiadas sub historias, que en realidad no suman. Ejemplo la referente a la chica rusa raptada en Egipto, Lyudmilla Nikolayeva (inane Sofia Lebedeva), que termina vendida a Kleiman, la usa no como esclava sexual, sino como compañera social platónica para hombres ricos a los que Kleiman quiere manipular. Esto a su vez tiene una ramificación al guardaespaldas de Kleiman, Joseph (insípido Oshri Cohen), que se enamora de ella y la quiere ayudar a escapar. Es como si en la mente de los guionistas esto hubiera tenido más recorrido, pero una vez filmado o editado hubiera quedado muy sesgado y parece metido con calzador; Como tampoco entiendo que aporta la sub trama del patriarca Dimitri Godman (histriónico e insoportablemente siempre borracho Aleksey Serebryakov), con es triángulo que forma entre su hastiada esposa Oksana (buena Maria Shukshina), y como se agria su relación por la amante de él que termina dejándola preñada, esto es una sección melodramática que parece un parche de otra serie; La sub trama de Alex con su novia Rebecca (flojita Juliet Rylance), como bien he leído una especie de Kay Corleone, tiene una relación que nunc allega a sentirse cálida entre ambos, nunca siente amor entre ambos, aparecen dos compañeros de piso más que novios, esto resta en sentir empatía por lo que les pase.

 

Spoiler:

 

Rush final: Vadim ha ordenado el asesinato de Alex en Londres. Mientras está en una fiesta en honor de su hija decide no matar a Alex, como diciéndose que basta de espiral de violencia, y justo cuando el sicario esta con el arma en la mano par amatar a un Alex de espaldas, le llega al asesino por el móvil ‘Abortar’. Pero cuando su hija esta afuera en la fiesta llega un tipo y comienza a disparar, matando a la hija de Vadim. Alex sin saberlo viaja a Moscú para entrevistarse con unos que manejan los puertos rusos. Alex es detenido en el aeropuerto, y puesto a disposición de Vadim para lo ante, le echa la culpa de la muerte de su hija (en realidad ordenada por el padre de Alex, sin saberlo este): Alex consigue escapar por el metro de Moscú. Tras lo que hace su entrevista, lo que lleva a ser Vadim juguete roto a eliminar. Acaba malherido y traicionado por un leal amigo. Alex irá al piso donde está Vadim sangrando por el costado. Vadim nos e defiende, le dice a Alex que no podrá tener familia seis e mete en este mundillo de criminales, tras lo que le pide le de la foto de su hija, se la da y Alex le ejecuta con una pistola. Hace una negociación con Antonio y su gente, pero ahora se ha cambiado de bando A>lex, siendo parte de los rusos, con ello traicionando a Antonio, al que ni siquiera le da la mano. Vemos a Alex salir de lugar altivo, y triunfador. Le llama por tfno. Rebecca y él no le contesta, haciendo valer lo que le dijo Vadim que no podría tener familia. Y Fin.

 

Buena serie, lastrada por algunos michelines que la contrapesan y hacen algo fofa. Gloria Ucrania!!!

 

PD. Lugares de rodaje incluyeron Londres, Zagreb, Split, Opatija, Primošten, Qatar, Bombay, Praga, El Cairo, Belgrado, Belice, Estambul, Moscú y Tel Aviv.