TABOO. (Serie TV 1TC)
Notable serie británica
(8 episodios) creada para la BBC por Steven Knight (“Peaky Blinders”), el gran
actor Tom Hardy y su padre, Edwards ‘Chips’ Hardy, basándose en una historia
escrita por Tom y Chips. El danés Kristoffer Nyholm (“Forbrydelsen”) y el finés
Anders Engström (“See”) dirigieron cuatro episodios cada uno. Knight y Tom
Hardy trabajaron juntos previamente en el estupendo ejercicio de estilo (con el
único escenario de un auto conducido en solitario por Hardy en tiempo real) que
fue el film “Locke” de 2013 y en la popular serie de televisión Peaky Blinders.
En este caso un thriller de época maravillosamente ambientado, rezumando
realismo en su suciedad que cala, en sus escenarios pestilentes que traspasan
la pantalla, en sus palacios, los puertos, los barrios lumpen, las casas
decrépitas, la humedad te cala, su vestuario sensacional, donde el barro mancha
los ropajes en estas asquerosas calles, esto atomizado por la formidable
cinematografía de Mark Patten (“Marte”) que proyecta tristeza, sordidez, con
cielos nublados, interiores lóbregos, cubiertos de oscuridad tenebrosa, ello
con reminiscencias e influencias de los pintores del realismo Gustav Courbet y Samuel Fildes
(famoso ilustrador de libros de Dickens). También queda bien la banda sonora de
Max Richter con una punzante miscelánea entre violines y música electrónica. Siendo
e calado emocional la melodía de la especie de nana con que se abre la serie.
Sobre todo es una
historia de alienante venganza con ínfulas al Conde de Monte Cristo, sobre un
misterioso tipo (su imagen es ya para mí un icono catódico, con ese sombrero tipo
mini de copa, con ese abrigo desabrochado, con esos tatuajes tribales, y sobre
todo con esa mirada amenazante que te atraviesa) que regresa de la ‘muerte’
para llevar a cabo su plan contra el ‘mundo’, donde el tesoro pasa aquí a ser
una isla (Nootka Sound, la que ha heredado de su padre fallecido)que nunca
veremos más que en mapas, que se disputan USA, el Imperio de Inglaterra (representado
por un divertido en su caricaturesco maquillaje por Mark Gatiss dando vida al
Rey regente George IV) y en medio la poderosa Compañía de las Indias Orientales
que la anhela para su particular monopolio. Tratando la serie las complicadas
relaciones paterno-filiales, lo tóxico de las venganzas, los abusos del poder,
la corrupción política, y sobre todo como el capitalismo de las grandes
corporaciones eran elefantes aplastando a las hormigas de pequeños
propietarios. Con la irrupción del protagonista James Delaney en el funeral de
su padre se desatarán todo un sinfín de intrigas que irán desmadejando un
sinfín de secretos, ello sustentado en jugosos diálogos, personajes complejos,
y mucha acción de la que huele a veraz en su modo salvaje y atávico de
exponerse. Esto surtido por algunas actuaciones espléndidas.
El título puede ser
debido al tabú que es el carácter salvaje del protagonista, embebido de la
cultura africana-tribal, espíritu indómito al que todos en Londres tildan de
ser primario, hasta de caníbal.
James Delaney (Tom
Hardy), dado por muerto, regresa (tras una década en África) a Londres en 1814 para
asistir al funeral de su padre, Horace (Edward Fox, al que solo vemos como
cadáver). Aparte de poseer una pequeña parte de la costa oeste de Norteamérica,
Horace no deja nada de valor. El terreno, Nootka Sound (cerca de lo que hoy es
Vancouver), está en disputa entre Gran Bretaña y Estados Unidos, que están en
guerra. La Compañía de las Indias Orientales comandada por Sir Stuart Strange
(Jonathan Pryce), tenía un acuerdo para comprarle el terreno a Zilpha Geary
(Oona Chaplin), hermanastra de Delaney, pero Delaney sabe que la guerra está
llegando a su fin, lo que aumenta considerablemente el valor del terreno, y
rechaza la oferta. Delaney descubre que su padre murió por envenenamiento con
arsénico.
El primer tramo de la
serie ya te engancha en el misterio. Vemos un travelling aéreo, se divisa un
bergantín, sobre él un hombre se destaca, rema en un esquife hacia la costa, su
silueta se aparenta a la parca, una figura envuelta en la niebla, entre la
nebulosa se aprecia estamos en Londres. El tipo está ahora montado a caballo,
desmonta junto a un gran roble, junto árbol hace un hoyo para enterrar una
bolsa de cuero con brillantes. Esto genera interés en el espectador sobre este
hombre críptico y el porqué de esconder el ‘tesoro’. Tras ello pasamos al
bullicioso puerto, con gente de un lado a otro, con puestos de pescado, hasta
que la cámara se fija en un séquito fúnebre, liderado por una carroza que lleva
un féretro tirado por cuatro corceles. Tras lo que el misterioso tipo irrumpe
en la morgue, está el cadáver desnudo, tiene dos monedas en los ojos, el
protagonista se acerca al muerto, le susurra al oído (le pide perdón ¿?), tras
lo que le quita las monedas y se las guarda, y entra la tenebrosa intro con un
cuerpo penetrando en el mar hundiéndose.
El protagonista parece
tener un plan perfectamente milimetrado, pero en realidad va improvisando
conforme surgen problemas en como los demás no aceptan de ‘buen grado’ sus
objetivos, o como aparecen personajes que le hacen variar y aprovecharse de
ellos para su vendetta. Desde el regidor de la Compañía de las Indias
Orientales, un sibilino poderoso que se mueve como un poder paralelo a la
corona, al que gran Jonathan Pryce da vida con energía y carisma; la casa de
prostitutas regida por la esperpéntica Helga, a la que encarna la alemana
Franka Potente con un vigor fenomenal; los acreedores del padre; la joven esposa de su padre, del que nadie
tiene noticia, a al que Jessie Buckley le da vida con genuino encanto, a su rol
le falta malicia; esos espías estadounidenses dispuestos a sacar tajada, dirigidos
por Dumbarton, encarnado por un siempre competente Michael Kelly; alguna
traición, a uno James lo castiga cortándole el dedo gordo; la muerte de una
joven muchacha; ese George Chichester, investigador negro que busca culpables
del hundimiento y muerte de cientos de esclavos en un barco, los varios
intentos de asesinato con su persona, rol que es actuado por George Msamati con
temple; la pólvora que debe robar, como sabotean su barco; sus tiranteces con
el criado Brace de la casa de la familia, al que da vida un espléndido Dsvid
Hayman, derrochando personalidad y emociones.
Pero este particular
antihéroe tiene sus recursos, aliándose con lo peor de cada casa en pos de
alcanzar su meta. Aliarse con un violento tipo con una cohorte de sicarios. Sensacional
Stephen Graham que se nota disfrutando en el rol de este Atticus con la cabeza
rapada y tatuada; chantajea a un secretario (travesti) de la Compañía de Indias
para le sople deliberaciones de la organización. A este le da vida un notable
Edward Hogg; contrata a un estrafalario químico (cuasi-alquimista), capaz de
fabricar pólvora con desechos orgánicos.
Encarnado este por un fenomenal Tom Hollander, dueño de una verborrea culta
seductora; Todo esto, además de la venganza, tiene como objetivo fletar un
barco con una tripulación de desheredados en una especie de éxodo bíblico
retorcido.
Todo ello desarrollo con
pulso firme, con solidez, dejando que se pose sobre la atmósfera un clima malsano
constante, donde no hay nadie bueno del todo o malo porque sí, todos tienen sus
motivaciones para sus actos. Con escenas de tensión (el transporte de la
pólvora en cortejos fúnebres aprovechando la psicosis del cólera) y acción
estupendamente llevadas. Desde asaltos, tiroteos, peleas atávicas en su
descarnamiento, explosiones, duelos a muerte, e incluso un exorcismo (esto en
claro ataque a la Iglesia). Todo en un crescendo dramático que te atrapa.
Pero tiene algunos
defectos que la impiden elevarse más. No me ha gustado toda la parte
sobrenatural con los cansinos montajes de las ensoñaciones de James, rompen la
solidez narrativa de forma torpe. No hacían falta estas ediciones para hacer
del protagonista un tipo atormentado, la majestuosa actuación de Hardy ya la
enfatiza sin necesidad de ayudas visuales. Esto entronca con el romance de
James con Zilpha, comienza con efluvios a “Cumbres borrascosas”, pero conforme
avanza esta sub trama divaga sin rumbo, y al final parece estorbar al guion,
hasta desembocar en algo sin emoción, a lo que no ayuda la ataráxica
interpretación de Oona Chaplin. Ah, mención a aprte merece la inclusión del
bufonesco esposo, un guiñapo de tipo al que da vida un plano Jefferson Hall,
que pide a gritos una paliza (cuando menos). También está muy poco desarrollada
la sub trama de James con su ‘hijo’ niño, supongo que se podría haber dado
cancha en su segunda temporada, pero al no haberla habido queda metida con
calzador, aportando poco, si acaso la frialdad de James con el chico, que
transmite su corazón sin alma. Pero su mayor tara es que no hay segunda
temporada que pueda dar sentido a los cabos sueltos.
La estrella absoluta de
la serie es un descomunal Tom Hardy, como se suele decir, ‘yo me lo guiso, yo
me lo como’, por lo de que es el creador de la serie, y por tanto de su Bigger
Than Life, jamás el magnífico ha estado mejor, un anti-héroe oscuro, sombrío,
duro, al que el actor otorga profundidad, aristas, fragilidad, le confiere una
sutil expresividad que arrolla, con una mirada que te atraviesa, amenazante,
con silencios que acojonan, tipo que se mueve en la fina línea de la genialidad
y la locura. Un ser anclado en lo primario de sus instintos a la hora de
defenderse y de atacar, cruel, brutal, incluso con un punto de sadismo,
magnéticamente perturbador.
Uno de los diálogos de
la serie que hablan de su calidad. James y Dumbarton hablan sobre el ‘brote de
cólera’ como trampantojo para eludir redadas policiales, y Dumberton expone: El
cólera parece que no se transmite por el aire o miasmas, solo por falsos
rumores’, a lo que James le espeta: ‘Como la religión o el patriotismo.’
Steven Knight planeaba
dos temporadas más. Taboo fue renovado para una segunda temporada en marzo de
2017. En noviembre de 2021, Knight confirmó que seis de los ocho episodios
planificados de la segunda temporada habían sido escritos, y el inicio de la
filmación dependía de la agenda de Hardy. En mayo de 2022, Knight fijó el final
de 2023 como una posible fecha de inicio de la filmación. En marzo de 2023, el
productor Dean Baker declaró que se estaba trabajando en la segunda temporada
de Taboo, sin embargo, a partir de 2025 no ha habido más actualizaciones y no
se ha anunciado ninguna fecha de lanzamiento.
En conjunto es una
notable serie que engancha en su crudo realismo, en su calidad de hacerte
inmersión en el tiempo y lugar. Con una historia que te atrapa en sus tóxicas
redes en un ágil crescendo, aunque con sus defectos mencionados que la impiden
ser más. Pero sobresaliendo un Totémico Tom Hardy como el gran protagonista.
Gloria Ucrania!!!