NOSFERATU. (2024)
Decepcionante y fallido film
de terror gótico. Esperaba mucho más siendo dirigida por un tipo que gusta de
crear atmósferas turbias y morbosas que suelen ser experiencias inmersivas,
pero me ha sido una cuasi-académica copia de la historia mil veces vista de del
vampiro transilvano. Con mucho goticismo, mucho expresionismo, pero no hay algo
en los márgenes por lo que pensar que esta obra era necesaria, aporta nada al
clásico relato un millón de veces visto. Robert Eggers, es un director con un
gran potencial, tiene películas con un estilo muy original, pero en realidad
solo me ha sido buena “El faro”, es un realizador que porfía sus cartas al
estilo, y se debilita en lo narrativo. La puesta al día del relato creado por
Murnau. Dirige y guioniza Robert Eggers, siendo una nueva versión de la
película “Nosferatu: A Symphony of Horror” (1922), a su vez una adaptación no
autorizada de la novela “Drácula” (1897) de Bram Stoker. Protagonizada por Bill
Skarsgård, Nicholas Hoult y Lily-Rose Depp. El elenco de reparto incluye a
Aaron Taylor-Johnson, Emma Corrin, Ralph Ineson, Simon McBurney y Willem Dafoe.
Ya en 1979 el muniqués Werner Herzog hizo su propia versión de la historia, y
como Eggers, ‘homenajean’ algunas famosas tomas del film de Murnau, sobre todo
en lo referente en las tomas de la sombra tenebrosa del Conde Orlock, como la
famosa de la misma deslizándose por las escaleras hacia el dormitorio de su
mamada Ellen, en este caso Eggers añade la de la sombra de la mano gigante
cubriendo la ciudad que va a asolar.
A principios del siglo
XIX, una joven llamada Ellen le ruega a un ser sobrenatural que alivie su
soledad. Sus gritos despiertan a una criatura misteriosa que la obliga a
comprometerse con él eternamente. En 1838, Ellen se ha casado con Thomas Hutter
y la pareja vive en la ciudad alemana de Wisburg. Thomas acepta una lucrativa
comisión de su empleador, Herr Knock, para vender la decrépita mansión
Grünewald al solitario conde Orlok. Ellen, perturbada por un placentero sueño
de casarse con la Muerte, le ruega a Thomas que se quede, sin éxito. Él la deja
al cuidado de su rico amigo Friedrich Harding y su esposa Anna, junto con sus
dos hijas pequeñas Clara y Louise. Al llegar a los Cárpatos en Transilvania,
Thomas se encuentra rodeado por los campesinos locales y aparentemente es
rechazado por asociarse con Orlok. Se las arregla para conseguir una noche en
la posada pagando el doble de la tarifa y una anciana le advierte que no visite
Orlok. Esa noche, es testigo de cómo un grupo de gitanos exhuman y empalan con
una estaca el cadáver de un supuesto vampiro. A la mañana siguiente, encuentra
el pueblo desierto y su caballo desaparecido. Continúa a pie hasta que un
carruaje no tripulado lo lleva al castillo de Orlok.
Murnau rodó su
Nosferatu, forzado por no poder disponer de los derechos de la novela de Bram
Stoker, y teniendo que diferenciarlo mucho de la novela, para intentar (sin
éxito) no caer en el plagio. Cambió el nombre del vampiro de Drácula a Orlok,
aquí no se transforma en murciélago, lo hace en ratas, es la peste, y en vez de
viajar el vampiro de Transilvania a Londres, lo hace a la ficticia ciudad
germana de Wisburg. Herzog se atiene a dar su visión en color de la historia en
su versión, con la imagen de Orlok similar a la de 1922, y lo que no entiendo
es que Eggers tome el título, tome todas las otras alteraciones sobre la novela
‘stokeriana’ y sin embargo cambie radicalmente el aspecto del conde, y al
hacerlo resulte ridículo, amén de tener un habla guiñolesco. En lo demás se
atiene a trasladar de modo denso la historia, que para Murnau fueron 94
minutos, y aquí se alarga hasta los 132. Falto de imaginación, de inventiva, de
la creatividad que le suponía al inquieto realizador. Lo único en que se sale
del relato ‘murnauniano’ es en la subtrama de la relación de Ellen con Orlock,
aquí le añaden una sub historia de una conexión entre ambos del pasado cual si
ella lo hubiera invocado como símbolo de la lujuria, donde se da una especie de
reflejo de la represión e insatisfacción sexual de antaño, pero esto tratado de
modo muy burdo. Ah, también altera que en vez de morder con sus colmillos el
conde en el cuello lo hace en el pecho (¿?).
Todo está ahí: El viaje
de Thomas a Transilvania, la llegada a la posada de los recelosos y temerosos
lugareños (añaden unas secuencias de empalamientos que nada suman), el viaje
por las montañas abruptas, la recogida de la diligencia, el inquietante primer
encuentro nocturno, como el conde ve la foto de Ellen, el deambular diurno de
Thomas por el castillo, el viaje letal de Orlok en barco (segmento torpe y sin
punch), la llegada del Conde a Wisburg como una plaga de peste, la aparición
del cazavampiros, la carrera contrareloj, el encuentro entre Ellen y Orlok en
la alcoba de esta, y tenemos el mismo clímax de la Murnau, pero sin la garra de
este, expuesto de modo desagradable y no terrorífico, y es que se reboza no en
lo romántico o terror, sino en la grotesca necrofilia. Aquí añaden una especie
de código de que ella debe dar permiso al Conde para pasar.
Para mí me ha sido un
relato anémico, sin vida, plano, sin actuaciones meritorias (solo salvo de la
insustancialidad a la Depp), con personajes inanes, donde la tensión no me ha
llegado al serme toda impostada. Llama la atención el modo de afrontar el rol
del Conde Orlok encarnado por Bill Skarsgård (hijo del actor sueco Stellan
Skarsgård), su presentación me resulta sugestiva y turbadora, se ve marginalmente
de fondo difuminado creando un halo de misterio a su alrededor, pero en cuanto
se ve diáfano no sientes terror, más bien repulsión ante lo grotesco de este
zombi grotesco, con bigote desproporcionado (Bram Stoker lo describió con él,
pero hay formas y formas y esta es caricaturesca), ataviado con ropajes de
enormes masas de pieles que lo agrandan, con cuerpo esquelético en
descomposición (incluso con póstulas), con un acento que parece una parodia, con
un modo de hablar lánguido que parece estamos en slow, con un rostro horrendo
(con nariz atrofiada), no intimida, repele. Su modo de comportarse en la
violencia es propio de un matón, lejos de cualquier sutilidad. Incluso carece
de los míticos colmillos, y en vez de chupar del cuello de sus víctimas, lo
hace del pecho. Pero siendo esto muy defectuosos (siendo benévolo), lo peor es
que carece del componente romántico que la ambientación y el espectador espera,
no hay conexión entre él y Ellen, todo se siente forzado, adolece de ser
monocorde, no tiene dudas, se ha encaprichado de ella por imperativo del guion.
No entiendo la manía de Eggers mostrárnoslo desnudo integral, no es aterrador,
es asqueroso verlo tumbado en su ataúd cual cuerpo decrépito y con el pene sin cubrir,
aunque el colmo es durante el clímax (nunca mejor dicho), creando una imagen repugnante
y nada pavorosa. FALLIDO.
Lily-Rose Depp (hija de
Johnny Depp y Vanessa Paradis) es el anhelo de Drácula, perdón, Orlock, esta si
me ha fascinado, su belleza frágil me ha seducido. He leído que hace una actuación
teatral, pero es que esto hace de su papel turbador en su expresividad histriónica
que entronca con el cine mudo. Es mujer poseída por un antiguo Mal (el médico diagnostica
como ‘melancolía’ por la falta de su esposo), la vemos proyectar una extraña
mezcla entre debilidad física y fuerza de carácter, pretende ser epítome de la represión
sexual, lo que entonces se daba en llamar Histeria. En realidad, solo muestra
que su esposo es un tipo frio no capaz de satisfacer en su puritanismo a su amada.
Su atracción telepática con el vampiro, es una metáfora notoria de alguien con
irrefrenable apetito de sexo, sus contorsiones, jadeos, frenesí, gemidos,
emiten ese anhelo de juventud por el disfrute núbil de la carne. Lo malo es que
bel guion no da matices a este sentimiento irrefrenable y se tratara sin
proporcionar sustancia más allá de la idea; Nicholas Hoult es un error de
casting, parece perdido sin saber que cara poner, más que aterrado parece
pasmado, con química inexistente con la Depp; A la interpretación de Aaron
Taylor-Johnson se le puede aplicar lo mismo que a Hoult, pero peor,
desorientado, un estirado que parece incómodo en el papel; El alter ego de Abraham
Van Helsing es aquí el profesor Albin Eberhart von Franz, que curiosamente es encarnado
por Willem Dafoe, y es que el actor en un juego de espejos, actuó en el film “La
sombra del vampiro”, que trataba sobre el rodaje del “Nosferatru” de 1922, y
daba vida al actor que hacía del vampiro, el enigmático Max Schreck, aquí hace
de su ‘cazador’, y lo pongo entre comillas, porque nunca llega a enfrentarse a
él. El de Wisconsin parece en otra película, da la impresión de creer está en
una comedia, pues su labor resulta (y me cuesta decirlo de este gran actor) Idiotesca;
El emulo del Renfield de Drácula, es aquí Herr Knock actuado por Simon McBurney,
este si dota de energía malévola incisiva a su figura, con esa terrorífica imagen
de él arrancando la cabeza a una paloma viva de un bocado, estupendo roba
escenas.
Se ve maestría en el uso
de la cinematografía en expresionistas claroscuros, la iluminación de alto
contraste, tonalidades de deslucidos monocromo (azul, rosa y sepia), gracias al
DP Jarin Blaschke (colaborador habitual de Eggers), filmando en película de 35
mm en color, adoptando aspecto desaturado utilizando filtros especiales. Ello en
miscelánea con el diseño de producción de Craig Lathrop (colaborador habitual
de Eggers), y el vestuario de Linda Muir (colaborador habitual de Eggers), crean
líricos lienzos inspirados en el pintor neerlandés Johannes Vermeer, creando
momentos inmersivos estimables. Pero falta energía en la historia que se
estanca y llega a ser pesarosa, son cuadros exentos de emoción, no crean
conexión con el espectador (ósea, yo), no ayudando unos diálogos poco incisivos,
con un ritmo atrompicado. El rodaje se llevó a cabo principalmente en los
estudios Barrandov en Praga.
El personaje de Orlok
está parcialmente inspirado en Vlad Drácula, el voivoda de Valaquia del siglo
XV, de quien tomó su nombre el Drácula original. Evitando la apariencia
monstruosa del Orlok de Murnau o la apariencia de vampiro anglo-literario,
Eggers prefirió la apariencia de un vampiro popular, afirmando que "nunca
ha habido una versión de Drácula o Nosferatu vestido como un noble de
Transilvania con atuendo húngaro auténtico del siglo XVI". El conde fue
escrito más como un cadáver no muerto, en lugar de verse sexy o como un
monstruo real, un elemento de los primeros mitos de vampiros.
Spoiler:
Rush final: Thomas
regresa a Wisburg mientras la plaga de Orlok asola a la población. Knock
escapa, mata a un portero y escolta a Orlok a la mansión Grünewald. Orlok se
aparece a Ellen y confiesa que, si bien es incapaz de amar, su promesa ha
entrelazado sus destinos y ha hecho que su deseo de poseerla sea insaciable. Se
revela que el documento que engañó a Thomas para que firmara anula el
matrimonio de los Hutter. Sabiendo que su vínculo con Ellen no se puede
mantener por la fuerza, Orlok dice que debe someterse voluntariamente a él
dentro de tres noches, de lo contrario matará a Thomas y permitirá que la plaga
consuma Wisburg. Más tarde, Ellen tiene relaciones sexuales con Thomas después
de confesar su pasado con Orlok. Orlok toma represalias matando a Anna y sus hijos.
Enloquecido por el dolor, Friedrich muere a causa de la plaga mientras viola el
cadáver de su esposa (esto hacia falta?). La investigación de von Franz sugiere
que los Nosferatu pueden ser destruidos por el sacrificio voluntario de una
doncella. Sabiendo que solo ella puede detener la plaga, Ellen conspira con von
Franz para mantener alejado a Thomas. Thomas, von Franz y Sievers van a la
Mansión Grünewald, y en vez de ir de día van de noche (que sentido idiotescos
tiene esto?), donde matan accidentalmente a Knock después de encontrarlo
durmiendo en el ataúd de Orlok. Al darse cuenta del engaño de von Franz, Thomas
se apresura a regresar para salvar a Ellen mientras von Franz destruye la
bóveda. Ellen convoca a Orlok a su dormitorio y se vuelve a comprometer con él.
En esto se altera el carácter con las anteriores Ellen, pues acepta a Orlok, y
en vez de ser la lujuria de él lo que le mantiene sorbiendo de Ellen, aquí los
dos fornican, mientras él le chupa la sangre y cuando él quiere marcharse antes
del advenimiento del día, es ella la que le retiene, con lo que el sacrifico de
ella es más notorio que en las otras versiones, muriendo Orlock con el sol,
siendo un cadáver sobre la Ellen también fallecida. Creando al final un cuadro,
al parecer inspirado en la fotografía del neoyorkino Joel-Peter Witkin y sus
bodegones de muerte, una toma cenital grimante, puede busque lirismo, pero solo
encuentra una mueca hedionda, por la visión necrófila de una masa de carne
puterefacta sobre la hermosa Ellen en posición de misionero; Thomas regresa y
sostiene la mano de Ellen mientras ella muere, mientras von Franz confirma que
su sacrificio los ha liberado de la plaga de Nosferatu.
La diseñadora de
vestuario Linda Muir buscó inspiración en el ejército de Transilvania desde
alrededor de 1560 hasta mediados de 1600, incorporando piezas de ropa como
dolman, mente o kolpak en el traje de Orlok. Eggers explicó que a Orlok le
dieron un bigote porque "no hay forma de que este tipo no pueda tener
bigote". En la antigua cultura de Transilvania, todos los hombres que
podían dejarse crecer el bigote, lo tendrían. Según el diseñador de efectos de
maquillaje protésico David White, el físico de Orlok fue parcialmente
influenciado por Ötzi, una momia natural descubierta en 1991 en los Alpes de
Ötztal : "[Eggers] realmente quería la sensación de que a Orlok le
hubieran succionado toda la vida, hasta la última gota de sangre".
Conceptualizando a Orlok como un antiguo conde rumano, Eggers tomó la decisión
de que hablara una forma reconstruida del idioma dacio en la película, mientras
que el rumano y el romaní son hablados por otros residentes de Transilvania. La
película también hace un guiño al clásico mudo del director Victor Sjöström, La
carreta fantasma (1921). Eggers también exploró el trabajo del neurólogo
francés Jean-Martin Charcot y sus hallazgos sobre la llamada histeria y se
inspiró en las películas de Andrzej Żuławski Posesión (1981), El diablo (1972)
y La tercera parte de la noche (1971).
El castillo de Corvin,
situado en Transilvania, se utiliza como castillo de Orlok en la película.
Castillo de Rožmitál pod Třemšínem, uno de los lugares de rodaje en la
República Checa. Más localizaciones, en el Castillo Rožmitál pod Třemšínem del
siglo XIV en Rožmitál pod Třemšínem, el Castillo Pernštejn y el complejo
Invalidovna de Praga, edificio barroco registrado como monumento nacional.
Algunas tomas exteriores fueron capturadas en el Castillo Corvin en Transilvania
(Rumania). El escenario del pueblo fue construido fuera de Praga y se basó en
los estudios del equipo sobre museos de arquitectura vernácula en Rumania y
Transilvania.
La banda sonora
proporcionada por el compositor musical británico-irlandés Robin Carolan, debutó
como compositor en 2022, trabajando con Eggers en la banda sonora de “The
Northman”. En Nosferatu, se alejó intencionalmente de la típica banda sonora de
terror, centrándose en capturar elementos melancólicos y trágicos de la
historia. Resultando en algo que no cala.
La Nosferatu original
era más una imitación que homenaje de Eggers, y no hizo mucho (o más bien, no
lo suficiente) para disimular la deuda que tenía con Drácula de Bram Stoker,
tanto que la viuda de Stoker presentó una demanda por violación de derechos de
autor y ganó. El veredicto exigía se destruyeran todas las copias de la obra
maestra de Murnau. Pero los no muertos no mueren tan fácilmente. Sobrevivieron
al menos tres copias completas, y también lo hizo la icónica interpretación de
Max Schreck, el demacrado actor alemán de casi dos metros de altura cuya
imponente silueta (como el Conde Orlok, obviamente inspirado en Drácula) se
encuentra entre los monstruos más imponentes del género. La cabeza calva de
Orlok, las orejas de Spock, los dientes afilados como los de una rata y las
garras huesudas son reconocibles al instante para prácticamente todo el mundo,
haya visto o no la película muda (o la nueva versión de Werner Herzog de 1979,
en la que aparecía Klaus Kinski, cuya succión de sangre pasó a un segundo plano
frente a su masticación de la escenografía).
Para prepararse para
interpretar al Conde Orlok, Skarsgård perdió cantidad significativa de peso y,
negándose a que su voz fuera modulada digitalmente, trabajó con la cantante de
ópera islandesa Ásgerður Júníusdóttir para bajar su rango vocal y su carácter,
incorporando canto gutural mongol en sus líneas, y pasó hasta seis horas al día
aplicándose maquillaje protésico; Hoult conservó y enmarcó el pene protésico de
Orlok usado por Skarsgård en la película.
Ha recaudado 178,8
millones de dólares en todo el mundo con un presupuesto de 50 millones de
dólares, convirtiéndose en la película más taquillera de Eggers. En los Óscar,
nominaciones a Mejor fotografía, Mejor diseño de vestuario, Mejor diseño de
producción y Mejor maquillaje y peluquería, sin galardón alguno.
La gran pregunta es, si
tras lo visto era necesaria otra versión de Nosferatu, y la respuesta con gesto
torcido es NO! Gloria Ucrania!!!
PD.
"Nosferatu" proviene de la palabra rumana "nesuferit", que
significa "insufrible" o "repulsivo". Y aquí, Eggers ha
hecho justicia al nombre, porque literalmente la película me ha parecido
insufrible.