PARTHENOPE
Fallido drama italiano
dirigido por el mejor realizador transalpino del SXXI, Paolo Sorrentino
(produce, dirige y coescribe, esto último con Umberto Contarello [“La Gran
Belleza” o “The Young Pope”]), pero aquí ha tenido un resbalón, quizás fruto de
su arrogancia. Ha querido continuar con la carta de amor a su ciudad natal
Nápoles, tras la estimulante “La mano de Dios”, ‘Es imposible ser feliz en el
lugar más hermoso del mundo’, dice un personaje (el hermano de Parthenope), en este
caso filma la ciudad sin acercarse a sus lugares turísticos se acerca a los suburbios
y callejuelas, como a PS le gusta, mezclar lo bello con la astracanada. Pero
aquí su núcleo es una mujer a la que coloca en su guión una personalidad con la
que no puedo empatizar en su petulancia (‘No sé nada, pero me encanta todo',
dice), apoyada en que se supone es muy hermosa, sensual e inteligente (hasta
ser cargante), este es el centro único de su rol su belleza, que todos quedan
embelesados y magnetizados ante su candor núbil cautivador, PS se obsesiona con
grabarla en constante modo spot de perfume, y me falta fondo en este ser
caprichoso. Pretende PS mucho simbolismo con sus secuencias, pero esto me deja
generalmente frio, y reluciendo un cierto narcicismo cuasi onanista de el director,
aquí más acuciante por estar los cimientos más débiles que mucha de su
filmografía. Este es uno de esos films que es mejor por partes que en su
desequilibrado conjunto. Que pretende ser epítome de la ciudad napolitana y
esto queda muy forzado. Son más interesantes las personas con las que se cruza
que ella misma. Historia ambientada
en su Nápoles sobre entre 1968 y 1975 (hay un prólogo en 1950 y un epílogo en
2023), la titular es encarnada por una meliflua Celeste Dalla Porta en su
primer papel protagónico, junto a ella Stefania Sandrelli, Gary Oldman, Silvio
Orlando, Luisa Ranieri, Peppe Lanzetta e Isabella Ferrari.
El director vuelve a sus
mantras sobre la belleza enfrentada a la vejez, el paso lapidario del tiempo,
el nihilismo frente a un mundo decadente, el sexo, la religión, lo grotesco,
ello con punteos hacia el deseo incestuoso, el suicido, el aborto, pero sobre
todo una visión deprimente sobre el sentido de la vida. Y ello filmado con su
habitual gusto estético cercano al spot publicitario cruzado con el videoclip, una
filmación epicúreamente estilizada, con esa mezcla turbadora entre lo poético y
lo caricaturesco. Pero ahora al ser la historia más superficial y forzada este
aspecto que se engarza muy mejor en otras de sus cintas, aquí queda como algo que
pretende empujarte a algo que la historia no tiene recursos. Pretende más de lo
que los mimbres del armazón del guion pueden, siendo una obra que en su
estructura episódica resulta desequilibrada, quiere que cada encuentro de
Parthenope con un personaje sirva para que vaya desarrollándose la personalidad
de la protagonista, pero esta me resulta escasita, no me la creo, tan etérea
que parece estar flotando por encima de todo, sin que le afecte nada, me es inexplicable
la fascinación que crea, le falta un haz de luz que salga de su piel para
entenderlo (hombres que anhelan a Parthenope le preguntan "En qué estás
pensando?’, pregunta recurrente).
Provocando alejamiento
de la pantalla, y con ello hay fases (lo peor en un film) de tedio. Sorrentino
parece querer rememorar en su narración los efluvios de su “La Gran Belleza”,
pero su protagonista está a años luz del magnetismo del Jep Gambardella de Toni
Servillo, poseedor de un carácter cargado de mundo interior por las
experiencias vividas, pero esta Parthenope se presenta resabiada y pretenciosa
desde el inicio y con ello su personalidad me resulta hasta irritante, pues no
tiene base para ello, seguramente Sorrentino cree que Parthenope es más
interesante y compleja de lo que en realidad se expone aquí.
Sorrentino inicia el
film mostrándose alumno adelantado de Federico Fellini (me refiero a la
secuencia de arranque de “La Dolce Vita”, con la figura enorme de Jesus
trasladada en helicóptero por las alturas) con una imagen que (salvando las
distancias) hedonista-grandiosa de una decadente cama con dosel dorado (se dice
procedente de Versalles), transportada a través de la bahía de Nápoles en 1950,
obsequio el jactancioso magnate naviero local, el Comendador (Alfonso
Santagata), a Sasa' (Lorenzo Gleijeses) y Maggie (Silvia Degrandi), joven
pareja a punto de tener su segundo hijo. Tras lo que Maggie da a luz en las
límpidas aguas de la bahía (al contrario que la sirena de la mitología helena,
que vino a morir a esta costa), frente de la villa familiar el mar Mediterráneo
mientras su hijo observa desde la playa. ‘Llamémosla Parthenope!’, grita exultante
el padrino de la recién nacida mientras señala hacia el Vesubio, invoca a la
sirena mitológica que dio nombre a la ciudad de Nápoles. Y Sorrentino salta a
1968 y vemos a Parthenope flotando en bikini, admirada por el hijo de la
criada, Sandrino (Dario Aita), y también por su hermano mayor, Raimondo
(Daniele Rienzo).
En su carácter episódico
están algunos gráciles encuentros de Parthenope: El encuentro de Parthenope con
el decadente escritor John Cheever encarnado por un carismático Gary Oldman,
‘Eres consciente del trastorno que causa tu belleza?’, le pregunta a la titular.
Con una frase que pide mármol: ‘El deseo es un misterio y el sexo su funeral’ o
‘La belleza es como la guerra, abre puertas’; El cuasi surrealismo del tramo de
la marcha funeraria que se topa que debe parar cuando ante ellos un camión
rocía desinfectante desde su sistema de tubos enredados bloquea la carretera, asemejándose
en el plano que le dedica en las alturas PS a una gran araña, ello por el brote
(fue real en 1973) de cólera en la ciudad (no se vuelve a mencionar esto ¿?); Está
el encuentro de Parthenope con la profesora de actuación Flora Malva a la que
da vida una misteriosa Isabella Ferrari, con el rostro cubierto para ocultar el
estropicio de un cirujano plástico brasileño, con ello criticando el culto a la
imagen queriendo la gente huir de su edad real; Está el encuentro en un crucero
con una diva napolitana Greta Cool a la que da vida una fenomenal Luisa
Ranieri, regresa a Nápoles como invitada de honor, pero da su particular visión
de Nápoles, a la que tilda de lugar muerto de delincuentes y vulgares; Está la
relación de ella con el profesor Marota (al que da vida un maravilloso Silvio
Orlando, eterno Cardenal Voiello de la serie también dirigida por Sorrentino
“The Young Pope”), no me creo a esta altiva con su ‘prodigiosa’ inteligencia,
pero si me resulta entrañable la actuación del actor curiosamente también
napolitano; Está el episodio del cardenal de Nápoles, inverosímil, con un
comportamiento sin sentido de Parthenope accediendo sin dilemas a los deseos de
este sacerdote, pero visualmente es perturbador todo el tramo con la liturgia en
la catedral de San Genaro, que culmina con el tesoro sobre el cuerpo desnudo de
ella, apareciendo el orondo cura solo con unos slip rojos y llevando colgado un
crucifijo, más bien pareciera el Anticristo, y más con lo que sucede a
continuación, muy retorcido.
En la parte mala hay
otros segmentos que me cuando menos me chirrían: Toda la parte de ese triángulo
amoroso entre Sandrino, Parthenope y el hermano de esta Raimondo me resulta
cargante por la forma a empellones que nos lo ponen, seguramente inspirado esto
en el film del también italiano Bertolucci, me refiero a “Soñadores” (2003). De
como ella es consciente del deseo que despierta en su hermano y lo alimenta de
forma grimante; La parte con el millonario que ansia a Parthenope invitándola a
subir en su helicóptero, y ella displicentemente le dice que solo se acostaría
con él por cortesía. Pero que ‘gilipoyez’ es esta (puaj!); Cuando Parthenope ve
a un chico al otro lado de un cristal y le enseña tetas, que calienta p…s de
mierda es esta tipeja; El tramo en que Parthenope sale con un mafiosillo y la
lleva a una ominosa ceremonia de ‘Gran Fusión’, Parthenope observa a sacerdote
bendecir a herederos de dos clanes mafiosos antes que tengan relaciones
sexuales ceremoniales delante de toda su familia y demás público de testigo. Esto no se que pinta en la historia, porque aguanta Parthenope ante esta
asquerosa ceremonia, para luego no afectarle y seguir con el mafiosillo como si
nada (puaj!); PS nos cuela una escena en slow de una revuelta estudiantil
contra la universidad contra antidisturbios, no se sabe porque o que pinta
esto, pues ni se dicen motivos, ni consecuencias, es meter cosas por meter; La turbadora
escena en que el profesor Marota muestra a su hijo, un ser monstruoso en su
tamaño, de un hiperrealismo grotesco, no se que pinta esto en la película, y
encima ella se deleita con la visión de este ser enfermo de no se qué, "hecho
de agua y sal, como el mar" dice el padre, quizás obesidad mórbida, o que
se yo que le hace de tamaño de varios metros, está desnudo tapado con un trapo
sus partes y sonríe cual niño, a lo que Parthenope se deleita de modo hediondo
con su visión (La Bella y la Bestia ¿?)
Sorrentino vuelve a
porfiar gran parte del resultado final al envoltorio, en este caso sin poiares
que lo sostengan. Destacando la hermosa cinematografía de Daria D'Antonio (“La
Mano de Dios”), deleitándose con el rostro y el escultural cuerpo de Parthenope,
pero también con el anverso de lo burlesco, así como brillante filmando la
costa napolitana, creando cuadros de una beldad sensacional; En este caso la
música, tan fundamental en otros films del director es menos apreciable y estimulante.
Spoiler:
Rush final: En 2023,
tras jubilarse, decide finalmente regresar a su ciudad. Tras ir a Capri,
Parthenope (Stefania Sandrelli), por fin tiene la oportunidad de afrontar el
duelo por la muerte de Raimondo; reflexionando, se da cuenta de que siempre ha
tenido las mismas contradicciones que Nápoles, a pesar de ser acogedora y capaz
de afrontar incluso los dolores más terribles. Sintiéndose parte de la ciudad
de nuevo, Parthenope sonríe serenamente ante un grupo de aficionados del Napoli
que celebran la victoria del tercer campeonato de la Serie A (guiño a una de
las grandes aficiones de PS, como ha demostrado en varios films). Momento no revela mucho sobre lo visto hasta ahora,
sigue siendo una incógnita dentro de un laberinto críptico. ‘Era triste,
frívola, decidida y apática, como su ciudad natal’.
Cuenta la leyenda que
Parthenope se ahogó en el mar cuando sus canciones no lograron seducir a
Odiseo, y su cuerpo finalmente apareció en las costas de Nápoles. Por lo que
los griegos dieron nombre a la ciudad transalpina.
Fallido film, quizás es
que PS no ha sabe dar carácter desde su masculinidad a una mujer, y da una visión
de hombre a una mujer inalcanzable. Aunque las cositas buenas que tiene la
cinta la hacen recomendable, sobre todo a sus seguidores (entre los que me
cuento). Gloria Ucrania!!!
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