Tarántula.
Entretenido
film de Monster-movies, ese subgénero que tiene como epicentro la década de los
50 (Hormigas, cangrejos, mantis, o en este caso una tarántula), donde
sumergidos en la paranoia de la Guerra Fría y su vertiente Atómica se
realizaron al amparo de esto películas con elementos remanentes de esta
situación, donde se exponían los peligros que nos invadieran fuerzas
extraterrestres, que eran en realidad alegorías de comunistas, o como en este
caso, sobre los peligros de experimentar con fuerzas nucleares, en este caso el
‘Isótopo’ es el McGuffin, ello mezclado con elementos clásicos de Mad Doctor, para
remarcarnos aquel mantra de que no se debe jugar a ser Dios, aunque en este
caso son ínfulas megalómanas, pues la intención del experimento es conseguir
comida suficiente para la demografía futura (en un diálogo el ‘Mad Doctor’
habla de la población multiplicándose y hace un vaticinio sobre la población
que se espera en el 2000, diciendo 3600 millones, quedándose muy corto, la
realidad superando la ficción, había más de 6000 millones). Dirigida por un
experto en este sub género perteneciente a la serie b lleno de efectos
visuales, como es Jack Arnold, con guion de Robert M. Fresco (“Monstruos de
piedra”) y Martin Berkeley (“Muerte
al atardecer”), basándose en una historia del director, que a su vez se inspiró
en el guión de Fresco para la película de 1955 Episodio de Science Fiction
Theatre "No Food for Thought", también dirigido por Arnold, donde el
germen de la trama era meramente policiaco y procedimental, arrancando aquí con
un cadáver desfibrado que aparece en el desierto y a través de desentrañar el
misterio se da con algo mucho mayor. Versando
aquí sobre un científico que desarrolla un nutriente milagroso para alimentar a
una población humana en rápido crecimiento. En su estado no perfeccionado, el
nutriente causa un crecimiento extraordinariamente rápido, creando un problema
mortal cuando un sujeto de prueba de tarántula escapa y continúa creciendo más
y más.
Film que desborda esa
ternura de las películas de terror de esos núbiles años, teniendo los clichés
de esta moda, donde todo acontece cerca de un pequeño pueblo en medio del
desierto del medio oeste USA (era para ahorrar costes, pues se filmaba a pocos
km de Los Ángeles, carreteras que eran fáciles de cortar, y daban bien en
pantalla), hay una llegada inesperada, un accidente o como en este caso, un
experimento que se va de madre, el monstruo tarda en aparecer, y siempre hay un
desenlace en que el Ejército USA es clave, ello para hacer ver a la población
del país norteamericano que estaban bien protegidos ante las amenazas. Ah, y
siempre introducían un romance metido con calzador para intentar dar sentido
dramático a algún rescate del héroe de turno, y como siempre esto es un
postizo, pues al espectador del momento lo que le interesa es ver en acción al
villano de turno, en este caso a la Tarántula. De hecho, las actuaciones eran
algo marginal en estas cintas, no solía haber una interpretación a resaltar
(esta peli protagonizada por John Agar, Mara Corday y Leo G. Carroll no es
excepción), no ayudaba que el guion lso hacia clichés sin fondo alguno. Y donde
todo acontece de modo lineal, sin subtramas, suelen ser argumentos directos,
donde los protagonista humanos están reunidos en el rush final frente a la
amenaza.
Aquí brillan (siempre
con el filtro de estar en 1955) los efectos visuales, bien trabajados,
sencillos y efectivos, involucrando a una araña real creada por Wah Chang (“El
tiempo en sus manos” o “El amo del mundo”), incrustada gracias a la miscelánea
con los efectos especiales fotográficos de David S. Horsley (“La novia de
Frankenstein” o “El hombre invisible vuelve”) en escenarios en miniatura y con
superposiciones, así como para los primeros planos unas buenas maquetas que
hacen buenas las escenas del bicho, sobre todo las secuencias en que aparece moviéndose
por el desierto, apareciendo sobre colinas, cortando el horizonte cual
Armagedón negro amenazante, derribando postes de cables de luz, donde incluso
se han preocupado de colocarle la sombra; También reseñable la labor de
maquillaje Bud Westmore (“La mujer y bel
monstruo” o “El mundo está loco, loco, loco, loco”), ello importante para
representar la enfermedad acromegalia que deforma el rostro, llegando a su
apogeo en la escena final que aparece el Dr. Deemer con la cara cual derretida,
muy bueno para su tiempo.
Un hombre severamente
deformado es encontrado muerto en el desierto de Arizona. El sheriff llama al
Dr. Matt Hastings (John Agar), médico de la cercana ciudad de Desert Rock,
Arizona, para que examine el cuerpo. Parece ser el del científico de
investigación biológica Eric Jacobs, un conocido de Hastings. El colega de
Jacobs, el Dr. Gerald Deemer (Leo G. Carroll), dice que Jacobs murió de
acromegalia, pero Hastings no está convencido, ya que la acromegalia tarda años
en alcanzar su estado actual. Deemer reconoce que el desarrollo de la
acromegalia de Jacobs fue rápido, en solo cuatro días, pero insiste en que
tales anomalías son de esperar en ocasiones. En su hogar y laboratorio de
investigación en una mansión aislada en el desierto, Deemer tiene conejos,
ratas blancas, hámsters y una tarántula, todos de enorme tamaño. El asistente
de Deemer, el estudiante de doctorado Paul Lund, ahora está deformado como
Jacobs y ataca a Deemer, rompiendo el vidrio que cubre la jaula de una
tarántula e incendiando el laboratorio en su alboroto. Lund agarra la aguja
hipodérmica que Deemer estaba usando en las muestras de laboratorio y le
inyecta el contenido. Cuando las llamas envuelven el laboratorio, la tarántula
se va y Lund se derrumba y muere. Deemer recupera la conciencia, agarra un
extintor de incendios y apaga el fuego. Esa noche, Deemer entierra a Lund en el
desierto. La bióloga Stephanie "Steve" Clayton (Corday) tendrá
importancia en la trama.
El director sabe ir
goteando las pistas para que el espectador vaya componiendo las piezas del
puzle del porque hemos llegado a tener en este desierto a la Tarántula
mastodóntica, con ese ayudante del doctor con una rara enfermedad que ha
desarrollado en modo flash, esos animales con los que experimenta el doctor,
ese ataque del ayudante al mismo que acaba muerto y con los animales sueltos,
esas rocas que caen misteriosamente de un montículo, esas vacas devoradas y de
las que solo quedan los huesos pelados, el rastro de líquido blanco que hay
cerca de las víctimas, esos toques que el Dr. Deemer se da en el brazo, el
rostro del mismo deformándose de forma que llega a parecer un antecedente del
Hombre Elefante. Y ya en lo diáfano vemos a la Bestia en todo su esplendor
atacando a las personas (todo hay que decirlo, bastante torpes ante el bicho).
Son recursos narrativos bien manejados, donde el Dr. Matt Hastings se convierte
en el detective y por tanto en héroe, nuestra brújula en la trama, entre medias
un flirteo romántico que evoluciona de modo torpón.
La tensión se masca en
cada escena del desierto, los ataques a los vaqueros, el espectacular ataque a
la residencia del Dr. Deemer, con esa mirada del bicho a través de la ventana
(homenaje a King Kong?), como vemos destrozar la casa, en una secuencia muy
bien filmada, tuvo que ser ‘la leche’ para el espectador de entonces ver a la
araña más grande que un edificio aplastar la casa, la huida por la carretera
del arácnido gigante.
Tiene un tramo central
algo plúmbeo en lo que a ritmo se refiere, ha faltado ideas para no dejar en
manos d ellos rutinarios a interpretes el peso de una trama muy vista. Y ya en
el tramo final llega la intervención el ejército. Y aquí la cinta cojea al
echar mano de un final trillado, demasiado echándose en manos de que el poderío
militar terminará por acabar con todos los males. En este tramo aparece el
napalm, algo que pocos lustros más tarde se haría trágicamente famoso por como
el ejército USA lo utilizó en la Guerra de Vietnam.
Como curiosidad queda el
machismo imperante en esos años, ello con núcleo en la figura de la bióloga Stephanie
'Steve' Clayton (Mara Corday), y es que las frases son jocosamente
condescendientes oídas casi 7 décadas después. El Dr. Hastings al conocerla
comenta: "Esto es lo que pasa
cuando se le da libertad a una mujer. En lugar de amas de casa o cocineras, se
convierten en biólogas y doctoras". Como ella misma le dice al jefe: "La
ciencia es ciencia, pero una chica debe arreglarse el cabello!".
Spoiler:
A que viene por parte del Dr. Deemer inyectar a una tarántula para su
experimento de proporcionar alimento a la humanidad? Pretendía alimentarla con
arañas?
En el tramo final el
sheriff llama a una base militar para que vengan cazas de guerra y bombardeen
por la zona con gas napalm, y así de sencillo? Sin hacer preguntas de para que?
No hay indagación militar de para que es?
Y para que se inyectaron
los Ayudantes del Dr. Deemer? Que pretendían? Ser Gigantes?
‘A excepción de unos
pocos primeros planos realizados con un modelo mecánico, la araña era un animal
auténtico. El especialista en fotografía Clifford Stine rodó una tarántula de
verdad en una serie de decorados en miniatura, dirigiendo sus movimientos mediante
chorros de aire. Estos planos se combinaron ópticamente con aquellos en los que
aparecían los actores, consiguiendo un nivel de verosimilitud superior incluso
a la animación stop-motion, algo inédito en una época muy anterior a los
efectos digitales. Gracias a esta técnica, el director consiguió momentos de
gran fuerza visual, como cuando la araña aparece por primera vez, o cuando
ataca a la casa del profesor Deemer. El arácnido era, con diferencia, mucho más
terrorífico que las hormigas mecánicas de La humanidad en peligro . Para el
incendiario final, el piloto (interpretado por un jovencísimo Clint Eastwood en
su cuarta película) dispara cohetes de napalm contra la araña y la incinera. En
esa escena se utilizó un modelo creado por Wah Chang, quien no tardaría en
convertirse en una estrella de los efectos especiales cinematográficos y
televisivos participando en títulos de la fama de El tiempo en sus manos, Star
Trek o El Planeta de los Simios.’
Aunque ambientada en Tarantula
tiene lugar en la ciudad ficticia de Desert Rock, Arizona. Tarantula se filmó
íntegramente en California, y las escenas del desierto se rodaron en Apple
Valley. Se filmaron imágenes adicionales en y alrededor de las formaciones
rocosas de Dead Man's Point en Lucerne Valley, California, un lugar de uso
frecuente para muchas de las primeras películas del Oeste.
Clint Eastwood aparece
sin acreditar en un papel menor como líder del escuadrón de aviones. Arnold
también emplearía a Eastwood en un pequeño papel como asistente de laboratorio
en la secuela de Creature from the Black Lagoon del mismo año, Revenge of the
Creature.
El póster de estreno en
cines de la película, que presenta una araña con dos ojos en lugar de los ocho
normales y que lleva a una mujer en sus colmillos, no representa ninguna escena
de la película final; todas las víctimas humanas de la araña son hombres. Esta
representación llamativa de una mujer en peligro se había convertido, en ese
momento, en un cliché estándar de carteles de películas B que continuó usándose
durante algunos años para promocionar películas similares.
Tarántula fue uno de los
films clásicos de ciencia-ficción estrenados en la década de los cincuenta por
el director Jack Arnold, quizá el mejor realizador del género de aquella época.
Debutó en el mismo con Llegó del más allá (1953) y firmó otros clásicos como La
mujer y el monstruo (1954), La venganza del hombre monstruo (1955), El
increíble hombre menguante (1957, donde también aparecía una araña) y las más
prescindibles Monster on the Campus (1958) y The Space Children (1958). En
varias de ellas, incluida la que nos ocupa, formó equipo con el productor
William Alland, que había sido actor en la compañía teatral de Orson Welles
(encarnó al periodista que buscaba a Rosebud en Ciudadano Kane ) pero que en
los cincuenta había abandonado la interpretación para centrarse en la
producción.
Protagoniza John Agar,
refinado actor venido a menos, se le negó estrellato por sus adicciones al
alcohol, encontró interesante nicho en las pelis de bajo presupuesto. Como dato
curioso, fue marido de la estrella infantil de la época dorada del cine Shirley
Temple.
Me queda otro de esos
films que tiene el encanto de su candidez, donde solo pretendían entretener con
argumentos desmesurados. Gloria Ucrania!!!
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