martes, 5 de septiembre de 2023

 


Tarántula.


Entretenido film de Monster-movies, ese subgénero que tiene como epicentro la década de los 50 (Hormigas, cangrejos, mantis, o en este caso una tarántula), donde sumergidos en la paranoia de la Guerra Fría y su vertiente Atómica se realizaron al amparo de esto películas con elementos remanentes de esta situación, donde se exponían los peligros que nos invadieran fuerzas extraterrestres, que eran en realidad alegorías de comunistas, o como en este caso, sobre los peligros de experimentar con fuerzas nucleares, en este caso el ‘Isótopo’ es el McGuffin, ello mezclado con elementos clásicos de Mad Doctor, para remarcarnos aquel mantra de que no se debe jugar a ser Dios, aunque en este caso son ínfulas megalómanas, pues la intención del experimento es conseguir comida suficiente para la demografía futura (en un diálogo el ‘Mad Doctor’ habla de la población multiplicándose y hace un vaticinio sobre la población que se espera en el 2000, diciendo 3600 millones, quedándose muy corto, la realidad superando la ficción, había más de 6000 millones). Dirigida por un experto en este sub género perteneciente a la serie b lleno de efectos visuales, como es Jack Arnold, con guion de Robert M. Fresco (“Monstruos de piedra”) y Martin Berkeley (“Muerte al atardecer”), basándose en una historia del director, que a su vez se inspiró en el guión de Fresco para la película de 1955 Episodio de Science Fiction Theatre "No Food for Thought", también dirigido por Arnold, donde el germen de la trama era meramente policiaco y procedimental, arrancando aquí con un cadáver desfibrado que aparece en el desierto y a través de desentrañar el misterio se da con algo  mucho mayor. Versando aquí sobre un científico que desarrolla un nutriente milagroso para alimentar a una población humana en rápido crecimiento. En su estado no perfeccionado, el nutriente causa un crecimiento extraordinariamente rápido, creando un problema mortal cuando un sujeto de prueba de tarántula escapa y continúa creciendo más y más.

 

Film que desborda esa ternura de las películas de terror de esos núbiles años, teniendo los clichés de esta moda, donde todo acontece cerca de un pequeño pueblo en medio del desierto del medio oeste USA (era para ahorrar costes, pues se filmaba a pocos km de Los Ángeles, carreteras que eran fáciles de cortar, y daban bien en pantalla), hay una llegada inesperada, un accidente o como en este caso, un experimento que se va de madre, el monstruo tarda en aparecer, y siempre hay un desenlace en que el Ejército USA es clave, ello para hacer ver a la población del país norteamericano que estaban bien protegidos ante las amenazas. Ah, y siempre introducían un romance metido con calzador para intentar dar sentido dramático a algún rescate del héroe de turno, y como siempre esto es un postizo, pues al espectador del momento lo que le interesa es ver en acción al villano de turno, en este caso a la Tarántula. De hecho, las actuaciones eran algo marginal en estas cintas, no solía haber una interpretación a resaltar (esta peli protagonizada por John Agar, Mara Corday y Leo G. Carroll no es excepción), no ayudaba que el guion lso hacia clichés sin fondo alguno. Y donde todo acontece de modo lineal, sin subtramas, suelen ser argumentos directos, donde los protagonista humanos están reunidos en el rush final frente a la amenaza.

 

Aquí brillan (siempre con el filtro de estar en 1955) los efectos visuales, bien trabajados, sencillos y efectivos, involucrando a una araña real creada por Wah Chang (“El tiempo en sus manos” o “El amo del mundo”), incrustada gracias a la miscelánea con los efectos especiales fotográficos de David S. Horsley (“La novia de Frankenstein” o “El hombre invisible vuelve”) en escenarios en miniatura y con superposiciones, así como para los primeros planos unas buenas maquetas que hacen buenas las escenas del bicho, sobre todo las secuencias en que aparece moviéndose por el desierto, apareciendo sobre colinas, cortando el horizonte cual Armagedón negro amenazante, derribando postes de cables de luz, donde incluso se han preocupado de colocarle la sombra; También reseñable la labor de maquillaje  Bud Westmore (“La mujer y bel monstruo” o “El mundo está loco, loco, loco, loco”), ello importante para representar la enfermedad acromegalia que deforma el rostro, llegando a su apogeo en la escena final que aparece el Dr. Deemer con la cara cual derretida, muy bueno para su tiempo. 

 

Un hombre severamente deformado es encontrado muerto en el desierto de Arizona. El sheriff llama al Dr. Matt Hastings (John Agar), médico de la cercana ciudad de Desert Rock, Arizona, para que examine el cuerpo. Parece ser el del científico de investigación biológica Eric Jacobs, un conocido de Hastings. El colega de Jacobs, el Dr. Gerald Deemer (Leo G. Carroll), dice que Jacobs murió de acromegalia, pero Hastings no está convencido, ya que la acromegalia tarda años en alcanzar su estado actual. Deemer reconoce que el desarrollo de la acromegalia de Jacobs fue rápido, en solo cuatro días, pero insiste en que tales anomalías son de esperar en ocasiones. En su hogar y laboratorio de investigación en una mansión aislada en el desierto, Deemer tiene conejos, ratas blancas, hámsters y una tarántula, todos de enorme tamaño. El asistente de Deemer, el estudiante de doctorado Paul Lund, ahora está deformado como Jacobs y ataca a Deemer, rompiendo el vidrio que cubre la jaula de una tarántula e incendiando el laboratorio en su alboroto. Lund agarra la aguja hipodérmica que Deemer estaba usando en las muestras de laboratorio y le inyecta el contenido. Cuando las llamas envuelven el laboratorio, la tarántula se va y Lund se derrumba y muere. Deemer recupera la conciencia, agarra un extintor de incendios y apaga el fuego. Esa noche, Deemer entierra a Lund en el desierto. La bióloga Stephanie "Steve" Clayton (Corday) tendrá importancia en la trama.

 

El director sabe ir goteando las pistas para que el espectador vaya componiendo las piezas del puzle del porque hemos llegado a tener en este desierto a la Tarántula mastodóntica, con ese ayudante del doctor con una rara enfermedad que ha desarrollado en modo flash, esos animales con los que experimenta el doctor, ese ataque del ayudante al mismo que acaba muerto y con los animales sueltos, esas rocas que caen misteriosamente de un montículo, esas vacas devoradas y de las que solo quedan los huesos pelados, el rastro de líquido blanco que hay cerca de las víctimas, esos toques que el Dr. Deemer se da en el brazo, el rostro del mismo deformándose de forma que llega a parecer un antecedente del Hombre Elefante. Y ya en lo diáfano vemos a la Bestia en todo su esplendor atacando a las personas (todo hay que decirlo, bastante torpes ante el bicho). Son recursos narrativos bien manejados, donde el Dr. Matt Hastings se convierte en el detective y por tanto en héroe, nuestra brújula en la trama, entre medias un flirteo romántico que evoluciona de modo torpón.

 

La tensión se masca en cada escena del desierto, los ataques a los vaqueros, el espectacular ataque a la residencia del Dr. Deemer, con esa mirada del bicho a través de la ventana (homenaje a King Kong?), como vemos destrozar la casa, en una secuencia muy bien filmada, tuvo que ser ‘la leche’ para el espectador de entonces ver a la araña más grande que un edificio aplastar la casa, la huida por la carretera del arácnido gigante.

 

Tiene un tramo central algo plúmbeo en lo que a ritmo se refiere, ha faltado ideas para no dejar en manos d ellos rutinarios a interpretes el peso de una trama muy vista. Y ya en el tramo final llega la intervención el ejército. Y aquí la cinta cojea al echar mano de un final trillado, demasiado echándose en manos de que el poderío militar terminará por acabar con todos los males. En este tramo aparece el napalm, algo que pocos lustros más tarde se haría trágicamente famoso por como el ejército USA lo utilizó en la Guerra de Vietnam.

 

Como curiosidad queda el machismo imperante en esos años, ello con núcleo en la figura de la bióloga Stephanie 'Steve' Clayton (Mara Corday), y es que las frases son jocosamente condescendientes oídas casi 7 décadas después. El Dr. Hastings al conocerla comenta: "Esto es lo que pasa cuando se le da libertad a una mujer. En lugar de amas de casa o cocineras, se convierten en biólogas y doctoras". Como ella misma le dice al jefe: "La ciencia es ciencia, pero una chica debe arreglarse el cabello!".

 

Spoiler:

A que viene por parte del Dr. Deemer inyectar a una tarántula para su experimento de proporcionar alimento a la humanidad? Pretendía alimentarla con arañas?

En el tramo final el sheriff llama a una base militar para que vengan cazas de guerra y bombardeen por la zona con gas napalm, y así de sencillo? Sin hacer preguntas de para que? No hay indagación militar de para que es?

Y para que se inyectaron los Ayudantes del Dr. Deemer? Que pretendían? Ser Gigantes?

 

‘A excepción de unos pocos primeros planos realizados con un modelo mecánico, la araña era un animal auténtico. El especialista en fotografía Clifford Stine rodó una tarántula de verdad en una serie de decorados en miniatura, dirigiendo sus movimientos mediante chorros de aire. Estos planos se combinaron ópticamente con aquellos en los que aparecían los actores, consiguiendo un nivel de verosimilitud superior incluso a la animación stop-motion, algo inédito en una época muy anterior a los efectos digitales. Gracias a esta técnica, el director consiguió momentos de gran fuerza visual, como cuando la araña aparece por primera vez, o cuando ataca a la casa del profesor Deemer. El arácnido era, con diferencia, mucho más terrorífico que las hormigas mecánicas de La humanidad en peligro . Para el incendiario final, el piloto (interpretado por un jovencísimo Clint Eastwood en su cuarta película) dispara cohetes de napalm contra la araña y la incinera. En esa escena se utilizó un modelo creado por Wah Chang, quien no tardaría en convertirse en una estrella de los efectos especiales cinematográficos y televisivos participando en títulos de la fama de El tiempo en sus manos, Star Trek o El Planeta de los Simios.’

 

Aunque ambientada en Tarantula tiene lugar en la ciudad ficticia de Desert Rock, Arizona. Tarantula se filmó íntegramente en California, y las escenas del desierto se rodaron en Apple Valley. Se filmaron imágenes adicionales en y alrededor de las formaciones rocosas de Dead Man's Point en Lucerne Valley, California, un lugar de uso frecuente para muchas de las primeras películas del Oeste.

 

Clint Eastwood aparece sin acreditar en un papel menor como líder del escuadrón de aviones. Arnold también emplearía a Eastwood en un pequeño papel como asistente de laboratorio en la secuela de Creature from the Black Lagoon del mismo año, Revenge of the Creature.

 

El póster de estreno en cines de la película, que presenta una araña con dos ojos en lugar de los ocho normales y que lleva a una mujer en sus colmillos, no representa ninguna escena de la película final; todas las víctimas humanas de la araña son hombres. Esta representación llamativa de una mujer en peligro se había convertido, en ese momento, en un cliché estándar de carteles de películas B que continuó usándose durante algunos años para promocionar películas similares.

 

Tarántula fue uno de los films clásicos de ciencia-ficción estrenados en la década de los cincuenta por el director Jack Arnold, quizá el mejor realizador del género de aquella época. Debutó en el mismo con Llegó del más allá (1953) y firmó otros clásicos como La mujer y el monstruo (1954), La venganza del hombre monstruo (1955), El increíble hombre menguante (1957, donde también aparecía una araña) y las más prescindibles Monster on the Campus (1958) y The Space Children (1958). En varias de ellas, incluida la que nos ocupa, formó equipo con el productor William Alland, que había sido actor en la compañía teatral de Orson Welles (encarnó al periodista que buscaba a Rosebud en Ciudadano Kane ) pero que en los cincuenta había abandonado la interpretación para centrarse en la producción.

 

Protagoniza John Agar, refinado actor venido a menos, se le negó estrellato por sus adicciones al alcohol, encontró interesante nicho en las pelis de bajo presupuesto. Como dato curioso, fue marido de la estrella infantil de la época dorada del cine Shirley Temple.

 

Me queda otro de esos films que tiene el encanto de su candidez, donde solo pretendían entretener con argumentos desmesurados. Gloria Ucrania!!!

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