La Tierra contra los
Platillos Volantes.
Ameno
sin más este afamado film de ciencia ficción serie b (en realidad entonces todo
el scifi lo era), más por sus efectos especiales creados por el maestro en la
materia Ray Harryhausen rompedores entonces, con mucho de su especialidad en el
stop-motion, que por su banal argumento, pues este sigue un patrón muy sobado
en el sub género que germinó en los 50 en USA, donde se aprovechaban del temor
de los norteamericanos al apocalipsis nuclear, aquí se hace una alegoría sobre
la invasión extraterrestre extrapolable a que estos eran los soviéticos
atacando la nación de Estados Unidos, estábamos en plena Guerra Fría, y films
como este contribuían que el estadounidense viera el poderío armamentisco de su
nación frente a cualquier fuerza hostil exterior que pudiera poner en peligro
su modo de vida. La historia tiene a un científico que defiende una idea que la
gran mayoría tacha de imposible, en este caso que la Tierra está siendo acosada
por platillos volantes, como siempre en este sub género el espectador sabe que
el científico dice la verdad, en este caso porque hemos visto con él platillos
volantes (que ya es casualidad, que con los miles de millones de personas en la
Tierra este científico involucrado en el ejército USA sea testigo de ello), tenemos
que USA será la salvadora de la Tierra, tenemos el sempiterno romance-parche
sin nada que aportar entre el héroe y su churri-florero, tenemos arcaicos
efectos visuales, en este caso de mucho valor en ser un escalón más en la
creatividad, y tenemos un clímax donde los Humanos y los Invasores chocaran, en
este caso con el hermoso telón de fondo de Washington D.C. (La Casa Blanca, el
Capitolio, el Obelisco, o el Monumento a Lincoln), escenas en este tramo
míticas con los platillos chocando contra los monumentos de la capital USA,
elemento este novedoso, el de símbolos mundiales atacados para ser destruidos.
Tenemos actuaciones que van de lo cumplidor a lo chusco (protagonizan unos
insípidos Hugh Marlowe y Joan Taylor), encarnando seres de cartón piedra. Y por
supuesto agujeros argumentales cual queso gruyere. Dirigido por Fred F. Sears
sobre una trama sugerida por el libro de no ficción más vendido de 1953, “Flying
Saucers from Outer Space” del mayor Donald Keyhoe.
Es extraño que cuando
todo es diáfano que va hacia una gran colisión bélica no veamos a gerifaltes
políticos opinando sobre qué hacer, con las típicas posturas de los que quieren
negociar para contemporizar y los halcones que quieren armas, aquí los debates
morales de si guerra sí o no son nulos. Esto habría dado relieve humanista al
film, pero reniegan de ello en pos de la acción pura y dura de su rush final.
Nadie pone en duda que si ven a extraterrestres bajando de un platillo volante
lo que hay que hacer es dispararles y punto, esto me hace torcer el ceño. Es
una cinta que tiene su encanto en las escenas de extraterrestres, estamos ante
la nostalgia de los pioneros de la ciencia ficción, con sus aciertos en los
espectaculares platillos volantes, su parabólica rayo desintegrador, pero
también sus defectos, como esos risibles extraterrestres con esos traje (copiados
del film “Golem” de Paul Wegener de 1920, pudiera ser un guiño anti-judío?) que
parecen pingüinos en sus andares torpes, trajes ridículos. Tengamos en cuenta
lo que dijo Harryhausen, afirmó que ésta era la que menos le gustaba entre las
películas para las que contribuyó con efectos especiales, aunque estos han sido
homenajeados por directores como Tim Burton en su “Mars Attacks!” (Los
platillos volantes y el rayo desintegrador es el mismo) o por Emerich y su
“Indendence Day”. Los efectos especiales mezclan con imágenes de archivo de
acorazados explotando, incluso tiran de escenas ‘robadas’ de otros films, como
es el caso de “La Guerra de los Mundos” (1953), con un edificio explotando.
Tenemos un desarrollo
atrompicado, con una primera parte donde la tensión es latente sobre una fuerza
exterior que ataca en la sombra y que pocos ven. Tenemos ‘accidentes’ de
cohetes inexplicables, mensajes crípticos grabados a extraterrestres, hasta que
tenemos la primera escena de guerra cuando un platillo ataca una base militar
USA y ya vemos las características del armamento alienígena. Tendremos batallas
en el mar, tirando el montaje de imágenes de archivo, con explosiones, fuego y
muertos. Tras ello tendremos la típica escena aclaratoria en que los
extraterrestres aclaran a unos pocos humanos sus intenciones (tendrán mucha
tecnología avanzada, pero de estrategias militares andan cortitos, pues avisar
de que vas a tacar es poco inteligente), con esa máquina precursora del
traductor Google, y con ello vemos algo después muy manejado en el cine, como
es el lavado de cerebro. Tenemos un absurdo interludio donde no sé a cuento de
que nos cuelan una subtrama climática sobre el sol que al parecer tiene que ver
con los aliens (se explica esto entre mal y fatal). Para en el rush final
llegar a la batalla que da sentido a toda la cinta. Debió ser espectacular en
su tiempo, hoy día, casi 70 años después, son buenas, cine de catástrofe a gran
escala, con la icónica secuencia del platillo destrozando la cúpula del
Capitolio, otra nave echando abajo el obelisco, o la que cae en el estanque del
Memorial a Wasghington. Batalla donde tendrá gran importancia un arma creada
por el protagonista, que funciona a través de ultrasonidos (¿?). Pero me
pregunto que si atacan la capital USA, como es que hay tan pocos militares?
Esto denota la escasez de presupuesto, que intentan ocultar tras unos muy
efectivos efectos visuales.
Por cierto, es una peli
donde mueren supuestamente cientos de personas (creo), o así debiera por la
magnitud del ataque, pero sin embargo nadie vemos sufrir por ello, es como si
estos figurantes fuesen de caucho y rellenos de aire.
El mayor de los
platillos tenía treinta centímetros de diámetro y los tres más pequeños ocho
centímetros. Dispuso de otros tres para los primeros planos. En total, un mini
escuadrón de siete platillos volantes que en la pantalla bastarían para
conquistar el planeta entero. O intentarlo, al menos.
Spoiler:
Porque los
extraterrestres no secuestran al presidente USA y le lavan el cerebro para que
haga a su antojo?
De verdad esperaban con
esas pocas naves conquistar la Tierra? Es ridículo! Pero si ni son capaces los
extraterrestre de hacerse con una ciudad, como iban a hacerse con países, luego
con el planeta. Acaso estaba al mando de estos invasores el hermano tonto de
Forrst Gump?
El 24 de junio de 1947,
el piloto Kenneth Arnold sobrevolaba el estado de Washington cuando presenció
la aparición de nueve objetos brillantes volando a toda velocidad por el cielo.
Una vez en la tierra, describió estos objetos misteriosos a un periodista como
«platillos» deslizándose por el agua, indicando más bien su velocidad y
trayectoria que su forma. Inadvertidamente, el término «platillo volante»
acababa de ser acuñado, dando paso a lo que fue literalmente una avalancha de
avistamientos similares al de Arnold y un pico brutal en el interés público por
el fenómeno OVNI a finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta.
Apenas dos semanas después del avistamiento de Arnold, muchos creyeron que el
Gobierno de los EE. UU. había recuperado y encubierto un platillo volante
estrellado en la localidad de Roswell, Nuevo México. Si bien es cierto que
objetos misteriosos en el cielo habían sido descritos desde que el tiempo es
tiempo, y que la especulación sobre la vida inteligente más allá de nuestro planeta
había sido moneda común de filósofos y científicos durante siglos, la intensa
popularización del término «platillo volador» y las oleadas de avistamientos en
los años siguientes a la Segunda Guerra Mundial suponían la primera vez que el
fenómeno era intensificado por los crecientes medios de comunicación de masas,
y el impacto de estos incidentes sería imposible de determinar sin su mediación
por la radio, los periódicos y, muy señaladamente, por el cine.
La voz de los
extraterrestres fue producida mediante la grabación de Paul Frees —en un papel
no acreditado— en una cinta de audio de carrete a carrete. Luego, el control de
velocidad se subió y bajó rápidamente con la mano mientras se reproducía la
cinta, lo que tuvo el efecto de hacer que la voz de Frees oscilara tanto en
tono como en velocidad.
Ray Harryhausen utilizó
animación stop-motion para crear las escenas de la nave espacial voladora. Para
aumentar el realismo en las escenas que representan platillos chocando contra
monumentos y edificios gubernamentales, también animó la caída de mampostería.
Se utilizó alguna animación de figuras para mostrar a los extraterrestres
emergiendo de los platillos. Se utilizaron muchas imágenes de archivo,
incluidas las tomas, durante la invasión, del lanzamiento de un misil y de
baterías de cañones M3 de 90 mm disparando. Se utilizó una película de la
destrucción del HMS Barham durante la Segunda Guerra Mundial para representar
el hundimiento de un destructor. Las escenas que muestran lanzamientos de
satélites utilizan imágenes del despegue de un cohete Viking y de un fallido
Lanzamiento del cohete V-2. Una escena que muestra aviones estrellándose
después de ser alcanzados por un rayo alienígena utiliza una película de un
accidente de 1944 en una exhibición aérea cerca de Spokane, Washington, que
involucró aviones militares.
El icónico diseño del
platillo volante de la película (una cabina central estacionaria rodeada por un
anillo exterior giratorio con paletas ranuradas) coincide con las descripciones
de los testigos presenciales registradas por el mayor Donald Keyhoe en su libro
de no ficción más vendido sobre ovnis. En un homenaje a Harryhausen celebrado
en Sydney-Australia, el animador dijo que consultó con el conocido "
contactado "ovni de los años 50, George Adamski, sobre la representación
de los platillos voladores en la película. Observó que Adamski se había vuelto
bastante paranoico en ese momento.
Me queda una película
con grandes valores de producción, teniendo en cuenta es seri b, de las que hay
que ver por su influenca posterior en el género. Pero que como historia es muy
simple. Gloria Ucrania!!!
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