Jurassic Park 2
Entretenidilla secuela
de la sobrevalorada infantiloide “Jurassic Park” (1993), compensa su falta de
impacto en la originalidad con mejores escenas de acción que la pretérita, una
cosa por la otra y como resultado una peli de aventuras amena sin más. Basada
libremente en la novela de Michael Crichton de 1995 “The Lost World”, dirigida (como
en la primera, no volviendo jamás en las siguientes entregas de la franquicia) por
Steven Spielberg a partir de un guión de David Koepp (“Carlito’s Way” o “Misión
Imposible”), repitiendo papel Jeff Goldblum, ahora como gran protagonista y
héroe, ello conllevando un cambio estridente de carácter con respecto a la
primera. También repiten Richard
Attenborough, Joseph Mazzello y Ariana Richard, pero en papeles de poco más que
cameo al inicio del film. Entre los secundarios están Julianne Moore, Pete
Postlethwaite y Arliss Howard, siendo el grueso de los exteriores (como en la
primera) en Kauai-Hawaii. En el Parque
Jurásico original, hubo la emoción de ver dinosaurios representados, por
primera vez, con un realismo asombroso en la pantalla, en lo que fue una hábil
estrategia de cambiar el peligro del Tiburón por el de los Dynos.
Cuatro años después de
la película original, John Hammond (Attenborough) ha perdido el control de su
empresa InGen a manos de su sobrino, Peter Ludlow (Howard). Al borde de la
quiebra, Ludlow pretende explotar los dinosaurios de la segunda isla de InGen,
Isla Sorna, con planes para un nuevo parque temático de dinosaurios en San
Diego. Hammond envía un equipo, liderado por el excéntrico teórico del caos y
matemático Ian Malcolm (Goldblum), a la isla para documentar a los dinosaurios
y fomentar la no interferencia, aunque los dos grupos finalmente entran en
conflicto.
Siendo una continuación (empujada
por el éxito de la original) Spielberg sube la apuesta, mete más Dynos, se vale
de la mejora en estos cuatro años que separan las pelis de los CGI para efectos
visuales, superando con creces las tomas digitales más en comparación con la
predecesora. Vuelve el maestro en la materia Stan Winston (Cuatro Oscar: “Aliens.
El regreso”, “Terminator 2” [maquillaje y f/x] y “Jurassic Park”), creando T.
rex, velociraptores, estegosaurios, unas pequeñas e ingeniosas bestias bronto
verdes que saltan sobre ti como sanguijuelas, y alguno más. Hay más efectos
digitales, más escenas de acción, y ella más allá la interacción de los extinguidos
dynos con los humanos, hasta desembocar en un escenario nuevo que salta de isla
tropical a una secuencia clímax en una ciudad USA, emparentándose con el gran referente
de la historia, ello desde el mismo título, El mundo perdido de Arthur Conan
Doyle, con un homenaje la cinta silente de 1925 que la versiona de Harry O.
Hoyt, que presenta a un brontosaurio arrasando Londres después de haber sido
llevado a la ciudad por exploradores. Pero también son notorias las influencias
de films como “King Kong”, “Godzilla” (hay un guiño a esta franquicia cuando
unos japoneses huyen del T.rex y gritan en su idioma que fueron a USA huyendo
de eso), Koepp dijo que la trama de la película de 1962 “Hatari!” (sobre
animales africanos capturados para zoológicos) tuvo "una gran
influencia" en el guión, esto se ve en la persecución de unos cazadores a
los Dynos, donde utilizan asientos que sobresalen de los vehículos como los del
film referente.
Por supuesto se vuelve a
ahondar (con superficialidad) en los mismos temas de la primigenia, como son
los peligros de los arrogantes humanos jugando a ser dioses, los riesgos de colisionar
con la Madre Naturaleza e intentar manipularla, se ataca la codicia. Pero todo
ello en unos niveles parvulario, con personajes cartón piedra, sin hondura, donde
se tira de tópicos del género risibles, como es la inclusión metida con fórceps
de la hija adolescente del protagonista, cogiendo el relevo de los ya de por si
repelentes hermanitos de la primera parte. Son personajes que te importa entre
zero y la nada si muere viven o se van de vacaciones a Torrevieja. Hay algunos
que van muriendo, no muchos, más que en la primera, aunque mantenido el apto
para todos los públicos en la asepsia con que son vistas las escenas de devoramientos.
El argumento y
desarrollo es un batiburrillo de ideas irregularmente engarzadas (lo de los
cazadores actuando como berzotas en su avance por la isla es de traca, cuando
se suponen experimentados en lo suyo), únicamente como excusa para admirar a
los dynos y con ellos algunas secuencias de acción vistosas. Teniendo el acierto
de no hacer esperar al espectador tanto como en la primera a que esta se
inicie. Como la cacería a lo “Hatari!”, pasando los todoterrenos y las motos
entre los bichos mientras intentan cazarlos cual si estuvieran en un safari; la
escena del bus partido colgando del acantilado es espectacular (gran tensión
con ese cristal que se agrieta con la mujer inconsciente sobre él), aunque hay
que darle muchas licencias de inverosimilitud; la secuencia por el maizal es potente visualmente, con esos surcos que
los dynos dejan acercándose a sus víctimas; el tramo en la cascada con el T.rex
acosando por la rendija de una cueva; el zenit que se supone la llegada (sin
sentido alguno y muy apresurada) del T.rex a la civilización resulta bastante
poco imaginativa, como si el director pensara que era buena idea, pero al final
no supo darle sentido dramático y se quedó en los clichés. Gente corriendo de
un lado a otro, una gasolinera explotando, el desconcierto de una familia común
que su jardín es asaltado por el dyno, pero nada que te haga sorprenderte. Ah,
meten de rondón una escena en un videoclub (que tiempos aquellos!) para hacer
guiños a films coetáneos. Para desembocar en un final muy tosco, que te mueve a
ninguna emoción.
Jeff Goldblum pasa aquí
a ser la brújula moral, no tiene dudas, es un héroe de una pieza, va al rescate
de su novia (menuda novia, que va a una isla con Dynos y no se lo dice!), pero si
en la primera era un simple matemático chistoso! Aquí le queda grande el traje
de protagonista, no se le ve cómodo, no se lo cree; Julianne Moore es una heroína
plana, sin sustancia alguna, desaprovechada, realmente como todos; Vince Vaughn
otro encorsetado en un papel liso; Peter Stormare haciendo el mismo papel pro
el que pasó a la fama el año anterior en “Fargo” (1996), como un sádico
psicópata demente, pues eso aquí; Arliss Howard como un caricaturesco
empresario avariento; solo Pete Postlethwaite es capaz de sacar petróleo de un
rol tan escasito, aporta enorme intensidad a su rol de cazador intrépido con su
cabeza rapada y un arete, derrocha carisma a borbotones, especie de émulo del Quint
(Robert Shaw) de ”Tiburón”, lástima que el rush final se olviden de él; Vanessa
L. Chester como la hija del héroe resulta un parche chirriante que llega dar
dentera cuando da una patada acróbata voladora al velociraptor (puaj!).
La cinematografía es del
polaco Janusz Kaminski (con Spielberg desde “La Lista de Schindler”, con el que
ha ganado en sus colaboraciones dos Oscar, por el referido film sobre el
Holocausto y por “Salvar al soldado Ryan!”), siendo más oscura que la de la
primera, con muchas escenas nocturnas para crear un halo a cien de terror más
acuciante; La música, como casi siempre en Spielberg y como en la primera
entrega es del maestro neoyorkino John Williams, versionando su propio y épico
tema de la original, añadiendo melodías de tambores para atomizar la tensión en
determinadas secuencias.
Llama la atención el
cambio de tono de Spielberg con respecto a la primera, donde las pocas muertes humanas
que había eran de los malos. Aquí Spielberg abre la mano y en esta lotería caen
buenos y malos, de hecho el primero que vemos devorado por un dyno, lo es
cuando intenta ayudar a unos humanos de perecer. Esto se agradece, pues es más
realista, y con ello la posible tensión aumenta.
Spoiler:
Los supervivientes humanos
de la isla son salvados por un helicóptero. Y sin solución de continuidad, a
empellones nos metemos en San Diego, con la espera de un barco que traerá al
T.rex a un espectáculo a un ‘circo’, cual King Kong, que puede salir mal? Pues
todo! Resulta que el carguero con el T.rex llega atravesando el puerto. Cuando
investigan al navío ven a toda la tripulación muerta, incluso en el puerto de
mando, sobre el timón vemos un brazo mutilado. Sin embargo el T.rex está preso
en la bodega de carga. Como leches ha muerto toda esa gente. El T.rex incluso
por sus proporciones no podría haber deambulado por los pasillos del barco y
menos meterse en el puerto de mando. Es un sin sentido, un insulto a la
inteligencia (creo que era un homenaje a “Drácula” con su llegada a Inglaterra
en barco, pero les ha quedado como el culo). Igual es que iban a meter en el
barco a velociraptors y luego pensaron lo contrario, pero se dejaron los extravíos
de los bichos, Esperpéntico! El T.rex es liberado por san Diego, la gente huye
gritando, pero la policía o la Guardia Nacional no actúa en estos casos? No
alertan de algún modo a la población? Pero resulta que Ian (Goldlum) y Sarah
(Moore) están allí, y son los único que piensan que puede ir tras su bebe. La pareja
va al ‘circo’ a por ella, las medidas de seguridad son de Mortadelo y Filemón,
una ridiculez. Se llevan al bebe, siendo perseguidos por el T.rex. Van al barco
y lo meten en la bodega. Pero Ludlum (Howard) actúa de forma estúpida, y se pone
en la boca del lobo y es devorado para regocijo de los anticapis. Mientras
Sarah quew había saltado del barco, aparece de la nada con un rifle con dardos somníferos
y se lo dispara al T.rex al llegar al barco a por su bebe, y ya está. El bicho
se duerme con su bebe y es trasladado de vuelta a la isla Sorna. O sea, que
hubiera bastado un dardo adormilante contra el T.rex para que no hiciera el
caos en San Diego.
Spielberg y Koepp
descartaron muchas de las escenas e ideas de la novela, eligiendo en su lugar
idear una nueva historia incluyendo las dos ideas de la novela que le gustaron
a Spielberg: una segunda isla poblada de dinosaurios y una escena en la que la mitad
de un El remolque parcial cuelga de un acantilado después de ser atacado por T.
rex. También se mantuvo la idea de un comportamiento de crianza y crianza entre
los dinosaurios, así como un bebé T. rex y un niño que se esconde en el
remolque El personaje de Robert Burke está basado en el paleontólogo Robert
Bakker, quien cree que el T. rex era un depredador.
La novela de Crichton
gira en torno al equipo de Malcolm y un equipo rival liderado por el rival
corporativo de InGen, Biosyn, que fue eliminado de la adaptación
cinematográfica a favor de dos equipos de InGen competidores. Varios personajes
de la novela fueron excluidos de la adaptación cinematográfica, incluido Lewis
Dodgson, el líder del equipo Biosyn, y el ingeniero de equipos de campo Doc
Thorne, cuyas características se implementaron parcialmente en la versión
cinematográfica de Eddie. Dos nuevos personajes que no aparecen en la novela
fueron Nick y Roland. Spielberg lamentó haber excluido una escena del guión que
habría representado a personajes en motocicletas intentando huir de las aves
rapaces, similar a una secuencia de la novela. Se agregó una versión
alternativa de la escena a la película de 2015, Jurassic World. Si bien la
novela de Crichton presentaba dos personajes infantiles, Kelly y Arby, Koepp
los combinó en un solo personaje también llamado Kelly. Arby es un personaje
negro y la actriz negra Vanessa Lee Chester fue elegida para interpretar a
Kelly en la película.
La escena inicial de la
película proviene de un capítulo temprano de la primera novela que no se usó en
la adaptación cinematográfica, donde un Procompsognathus muerde a una niña en
una playa. La primera novela también incluía una escena donde los personajes se
esconden detrás de una cascada de un T. rex; Esta escena no se usó en la
primera película, pero se agregó a El Mundo Perdido: Jurassic Park, por la
escena en la que el T. rex se come a Burke. Durante más de un año, Spielberg y
Koepp estuvieron inseguros de incluir una escena que involucrara a un
dinosaurio en una ciudad. Koepp creía que una escena así sólo funcionaría
durante un corto período de tiempo antes de volverse increíble.
Semanas antes de que
comenzara el rodaje, Spielberg decidió cambiar el final para que el T. rex
arrasara San Diego. Estaba interesado en
ver dinosaurios atacando el continente, y creía que el público disfrutaría del
alboroto de San Diego. Inicialmente, Spielberg quería que esa escena se
guardara para una tercera película, pero luego decidió agregarla a la segunda
cuando se dio cuenta de que probablemente no dirigiría otra película de la
serie. La secuencia es similar a una escena de ataque que involucra a un
Brontosaurio en Londres en la versión de 1925 de El mundo perdido, adaptada de
Sir Arthur Conan Doyle. La novela homónima de 1912, las cuales inspiraron el
título de la novela de Crichton. Para la secuencia del alboroto, Spielberg hizo
referencia a películas de monstruos como La Bestia de 20,000 Fathoms y Gorgo.
Aunque la secuencia
tiene lugar en San Diego, sólo se rodó una escena allí. En él, un helicóptero
InGen sobrevuela el muelle y se inclina hacia la ciudad. Todas las demás
secuencias se rodaron en Burbank, California. Se crearon un muelle a escala de
ocho y un barco en miniatura para la escena en la que el T. rex llega a San
Diego. Koepp acreditado como "Bastardo desafortunado" devorado
durante escena ambientada en San Diego.
Mientras que Jurassic
Park presentó principalmente dinosaurios animatrónicos construidos por el
equipo de Stan Winston, The Lost World se basó más en las imágenes generadas
por computadora (CGI) de Industrial Light & Magic (ILM). Esto significó que
la película presentaba tomas más grandes que ofrecían mucho espacio para que
los artistas digitales añadieran los dinosaurios. La película presenta 75 tomas
generadas por computadora. Una escena en la que los cazadores reúnen a un grupo
de dinosaurios se realizó casi en su totalidad con criaturas generadas por
computadora. Una excepción fue un puñado de disparos de Pachycephalosaurus.
Pachycephalosaurus, un
dinosaurio que mide cinco pies de alto y dos metros y medio de largo. Se
crearon tres versiones de la criatura para el rodaje: una marioneta
completamente hidráulica, una cabeza y una cabeza-mantequilla. Este último fue
construido para soportar un alto impacto para una escena en la que el
dinosaurio golpea con la cabeza uno de los vehículos cazadores. El títere
Pachycephalosaurus, uno de los más complejos, se utilizó para una escena en la
que se captura al dinosaurio. Las piernas del títere se controlaban mediante
sistemas neumáticos.
El bebé Stegosaurus
medía 8 pies (2,4 m) de largo y pesaba 400 libras (180 kg). Fue enviado al
bosque de secuoyas para filmar en el lugar. Los estegosaurios adultos medían
7,9 m (26 pies) de largo y 4,9 m (16 pies) de alto.
Me queda un film
pasarratos, con el que tienes que suspender los niveles de realidad (no por los
dynos), y no te aburrirás. Gloria Ucrania!!!