viernes, 11 de agosto de 2023

 

Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades


Infravalorada dramedia del cuatro veces ganador de un Oscar, el mexicano Alejandro González Iñárritu, hay quien la ha visto pretenciosa o pedante, a mí me ha resultado por momentos embriagadora en su fuerza comunicativa, sobre todo me ha sido muy valiente la propuesta, nada comercial. Iñárritu vuelve a estrenar una película tras siete años sabáticos, y también vuelve 22 años después a su país natal a rodar y en español, tras su debut en 2000. Iñárritu coescribe (junto a Nicolás Giacobone, colaborador habitual del director, escribió con él “Biutiful” o “Birdman”, así como produjo “Renacido”), edita, y produce. Siendo protagonizada por Daniel Giménez Cacho junto a Griselda Siciliani. Sigue a un periodista/documentalista que regresa de USA a su país natal de México y comienza a tener una crisis existencial en forma de visiones oníricas. El título hace referencia al concepto budista ‘Bardo’, estado liminal entre la muerte y el renacimiento. Teniendo claras influencias la narración en su mundo onírico sobre un artista en crisis con la felliniana “8 ½ de Fellini”, dónde los dos directores, Fellini e Iñárritu utilizan avatares para hablar de sí mismos en modo ensoñación, donde la línea entre realidad y ficción es difusa, y todo ello bañado de realismo mágico. Ya marcado esto desde la potente escena inicial en el desierto (será circular), con esa sombra que levita a través del infinito desierto, ello mientras el protagonista da saltos cada vez más largos, hasta terminar volando. Una narración que va de lo abstracto a lo dramático y de ahí a lo humorístico, un encadenado de secuencias surrealistas mezcladas con otras de calado emocional humanista, jugando con lo místico, lo histórico, lo paradójico, auscultando en los dilemas morales, en las contradicciones humanas.

 

Silverio Gacho (Daniel Giménez Cacho), un periodista mexicano-estadounidense convertido en documentalista, regresa con su esposa, Lucía, y su hijo adolescente, desde Los Ángeles (USA) a México poco antes de recibir un prestigioso premio. Ve a amigos y familiares para las celebraciones y considera su vida mientras lidia con su identidad y el discurso que tiene que dar en la ceremonia.

 

Todo evoluciona en un sinfín de escenas cargadas de simbolismos, hablándonos de la búsqueda de la identidad (la crisis de identidad patria), del dolor de la pérdida, de las relaciones paterno-filiales, de las relaciones de pareja, o de las sentimientos de des-arraigo, metiendo en este coctel a los medios de comunicación, a la crítica (genial la charla que tiene con el ‘amigo’ durante el sarao haciendo mención a esto autorreferencialmente), sobre la hipocresía del trato buenista a los emigrantes, sobre el anhelo del Sueño Americano, en una odisea que no parece ir a lado alguno y en realidad se polariza hacia todos lados. Una travesía con múltiples tramos evocadores, con gran labor para ello de la cinematografía del persa Darius Khondji (“Delicatessen” o “Seven”), filmando en 65 mm (Rodada casi en su totalidad con lentes Panavision Sphero), con mucho gran angular (sensación turbadora ensoñadora ojo de pez, acentuado esto en la secuencia del baile del bardo Silverio en que baila entre el gentío el ‘Let's Dance’ a capella de David Bowie), con profusión de tomas largas (epítome de esto para el director fue su oscarizada “Birdman”), con espectaculares tomas de grúa, todo un tsunami visual desbordante.

 

Tras la mencionada introducción en el desierto, pasamos al nacimiento de un bebe en turbador primer plano en la sala de partos. Tras lo que el bebé le susurra algo al matrón, dice que no quiere nacer por coma está el mundo ("porque el mundo está demasiado jodido"), y vuelve a ser introducido en la madre (¿?). Fascinante metáfora de la muerte de un recién nacido que solo vivió 30 horas, el que tuvo la pareja protagónica, sin sensiblería, poniendo el foco en la voluntad del bebé, de un lirismo arrollador. Tras ello vemos a la madre caminado por el pasillo del hospital arrastrando el cordón umbilical cortado (¿?). Esto se encadenará más adelante con otra bella secuencia en que la familia tira las cenizas de Mateo (así llamaron al bebé), formándose con ellas la figura de un bebe (trémulo).

 

Se indaga sobre la complicada historia mexicana, ya haciendo un homenaje a este país desde los colores de los de la bandera tricolor en los créditos iniciales (Rojo, Blanco y Verde). Asistimos al encuentro del bardo con el embajador USA en México en el Castillo de Chapultepec, y allí vemos una recreación de la Batalla de Chapultepec de 1847 (entre los ejércitos USA frente a una escuela militar de cadetes mexicanos) y los suicidios de los Niños Héroes a su alrededor; Silverio va a recibir un prestigioso premio estadounidense de periodismo, y el cree, al ser el primer latinoamericano en recibirlo que lo hace como especie de desagravio por los males que los norteamericanos les han infringido; Hay un running-gag con visión de profecía, en como escuchamos de vez en cuando que una gran multinacional puede tener el poder de comprar un país, y más si este es necesitado, oímos que Amazon va a comprar la Baja California (¿?); Hay un tremenda discusión del Bardo con el hijo sobre las contradicciones del primero, sobre como defiende a México y sin embargo la ha abandonado para vivir con lujo en USA. Ese sentimiento de estar entre dos aguas, y a la vez no ser de lugar alguno, como deja a las claras ese guardia aduanero, y que por ello se molesta el bardo; Hay secuencias en que el Bardo graba grandes masas de gente intentando cruzar de México a USA, queriendo crear empatía con estos emigrantes pobres, cuando él vive en la opulencia y se aprovecha de esta situación; Hay otro hermoso tramo en que el Bardo comienza a ver por las calles tiradas a cientos de personas muertas, (interpreto) representación de las infringidas por el crimen organizado en México hasta llegar a la Plaza de la Constitución (Se le denominó así en honor a la Constitución de Cádiz promulgada en 1812; segunda plaza más grande del mundo), allí saltamos a una representación de la Conquista de México por parte de Hernán Cortés, con una pirámide de cadáveres desnudos que escala el bardo para llegar a la cima, donde está Cortés sentado, con el que mantiene una tensa discusión sobre dioses, sobre esta conquista, sobre como él solo fue el líder de la rebelión de lugareños contra la tiranía; Es el mundo interior de Silverio, su contradicción viviente, ama una tierra en la que no quiere vivir, y vive en una tierra a la que critica. Epítome de esto es la frase que el Bardo dedica la ciudad de México:  "Qué hermosa es esta fea ciudad".

 

Como en “Birdman”, Iñárritu ataca con saña a la crítica. En este caso a través de una sub trama en la que primero vemos como Silverio asiste a una entrevista de un antigua amigo, Luis (Francisco Rubio), donde este último, en directo y con público humilla al Bardo, contando relatos escabrosos y arremetiendo contra su obra. Tras ello nos enteramos que en realidad esto es una ensoñación, pues Silverio en el último momento reusó ir a la interview, dejando colgado a su ‘amigo’, pues temía le pasara lo que hemos visualizado. Esto tiene su continuación en la terraza de una gran fiesta. Allí ambos se encuentran y se dicen sus verdades a la cara sobre la fama y amistad, cuando Luis se arranca a masacrarlo en su orgullo, pero lo que vemos es que el Bardo que tras sus torpedos del inicio (‘son oníricas para encubrir tu escritura mediocre’) desconecta y no escuchamos lo que dice, solo vemos su boca abrir y cerrase con gesto crudo, en lo que sin duda es una alegoría de lo que Iñárritu siente ante la crítica general a su filmografía, e incluso se puede ver como premonitoria de la que ha sufrido injustamente esta película. Tras ello Silverio suelta una andanada salvajemente Destroyer contra el presentador.

 

En este sarao en que chocan Silverio y Luis, hay una secuencia de baile espectacular, filmada en cuasi-ojo de pez, con un zoom prodigioso acercándose al centro de la atestada pista donde el Bardo realiza una extraña danza en slow con el tema de David Bowie de fondo "Let's Dance" de David Bowie, como si estuviera en trance.

 

En los servicios de la fiesta Silverio tiene un perturbador encuentro (onírico) con su (fallecido) padre. Silverio se ha encogido al tamaño de un niño, aunque con la cabeza ‘gibarizada’, a escala menor, pero igual que de adulto. Esas sensación que todos hemos tenido con nuestros padres, aun de mayores, de ser inferiores a ellos. Ambos hablan sobre la dificultad de ser padres. Con Silverio victimizándose: "El éxito ha sido mi mayor fracaso", por aquello de que el trabajo le ha impedido relacionarse más con sus vástagos.

 

Tenemos las complicadas relaciones paterno-filiales, ello con la que tiene Silverio con sus dos hijos. El adolescente que prefiere sentirse estadounidense que mexicano, ello habiendo un enfrentamiento entre padre e hijo con mucha sustancia en el argumentario, dejando un substrato de reflexión agudo; También tiene su colisión con ya adulta hija Camila en una idílica piscina, ella le comenta su proyecto de futuro queriendo volver a México tras graduarse de sus estudios en Boston, él padre quiere otro futuro para su retoña, sentenciando ella de modo lapidario que lo que él pueda creer que es lo mejor para ella puede no serlo. Y es que nadie tiene la varita de lo que es mejor y peor, e incluso a veces es bueno equivocarse por uno mismo.

 

El actor madrileño Daniel Giménez Cacho realiza un sensacional tour de forcé, lleva sobre sus espaldas todo el peso de la acción (como Michael Keaton en “Birdman”), arrollando con su carisma, transmitiendo mundo interior febril, mostrando toda una brillante gama de emociones, mantenido ententes chispeantes cargados de sustancia con sus partenaires en cada escena.

 

Spoiler:

 

‘En el tramo final vemos a Silverio en un viaje en metro por Los Ángeles llevando peces en una bolsa con agua (repetición de una escena anterior). Silverio sufre un derrame cerebral violento y lo dejan desatendido en el tren horas. Él languidece en coma y se revela que los eventos de la película hasta ahora han sido los intentos de su cerebro comatoso de procesar su experiencia de vida. Camila acepta el premio en ausencia de Silverio, y ella y sus demás familiares y amigos se sientan junto a su cama, conversando y tocando canciones o ver programas tv que sin darse cuenta han afectado sus sueños; Pasamos a un desierto (volviendo al inicio) casi monótono dentro de su mente, Silverio se reúne con los miembros de su familia muertos e ignora las proyecciones de su familia viva. Ve una copia de sí mismo, refleja sus movimientos por un corto tiempo antes de alejarse. La película termina como empezó, Silverio imaginándose a sí mismo volando por el desierto. No está claro si murió, despertó o aprendió a vivir con su equipaje.’

 

 

Recibió una nominación a Mejor Fotografía en los Oscar, lo ganó la de “Sin novedad en el frente”.

 

Película notable, que habría merecido mejor reconocimiento, espero que el tiempo la eleve con justicia. Gloria Ucrania!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario