jueves, 2 de febrero de 2023

 


JARHEAD.

 

Interesante, aunque fallido drama bélico, a la postre ambiguo film en su mensaje plano, de los que mientras los ves pasas un rato entretenido, pero al finalizar puedes sentirte vacío en lo que te ha llegado. Tercera dirección de largometraje del inglés Sam Mendes, que adapta con enorme ritmo el guion de William Broyles Jr. (“Naufrago” o “Banderas de nuestros padres”), que adapta la novela biográfica basada en las memorias del mismo nombre del infante de marina estadounidense Anthony Swofford de 2003, narrando su vida durante su servicio militar en la 1ª Guerra del Golfo Pérsico. Para una narración que no tiene algo original que contar, tiene claros referentes en la Guerra del Vietnam (sobre todo hay claramente en “La Chaqueta Metálica”, con un inicio similar; y con un sarhgento que claramente emula al mítico R. Lee Ermey) parece un refrito de películas bélicas vistas ya, es la exposición de un grupo de testosterona machista en ebullición constante, no hay introspección de personajes, no hay dilemas morales, no hay heroísmo, no hay enemigo, por no haber, en una peli de guerra, no hay ni guerra, los enfrentamientos son entre los propios soldados USA. Esa es la particularidad única del film, no hay gente que muera en pantalla, no hay sangre, no hay tiroteos, en medio de una guerra nunca llegamos a verla en acción, solo los efectos de ella, con lo que todo queda reducido a algo que pretende más de lo que puede. Es un film tan aséptico que no vemos a los soldados drogarse, pero si ni tan siquiera fuman, solo en un pequeño tramo los vemos beber, no cuela esta dulcificación.

 

En 1989, Anthony "Swoff" Swofford (Jake Gyllenhaal), cuyo padre sirvió en la Guerra de Vietnam anterior (1961-1975), asiste a un entrenamiento de reclutas del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos antes de ser estacionado en Camp Pendleton-California.  Swofford encuentra difícil su tiempo en Camp Pendleton y lucha por hacer amigos. Mientras Swofford finge estar enfermo para evitar sus responsabilidades, el sargento de personal Sykes (Jamie Foxx), toma nota de su potencial y le ofrece a Swofford la oportunidad de asistir a su curso de Scout Sniper. Después de un entrenamiento agotador, el curso Scout Sniper se queda con ocho candidatos, entre ellos Swofford, ahora un francotirador, y el compañero de habitación de Swofford, el cabo Alan Troy (Peter Sarsgaard), que se convierte en su observador. Cuando Kuwait es invadido por Irak, la unidad de Swofford se despliega en la Península Arábiga como parte de la " Operación Escudo del Desierto " en la Guerra del Golfo (1990-1991). Ansiosos por el combate, los marines se aburren con el entrenamiento de recuperación, los ejercicios constantes y una monotonía rutinaria que alimenta su aburrimiento y los incita a hablar sobre las novias y esposas infieles que los esperan en casa. Incluso erigen un tablón de anuncios con fotografías y breves notas que cuentan las perfidias que habían cometido las mujeres (conocido en la jerga militar como " Jodie Wall").

 

Son dos horas viendo comportamientos de chiquillos con las hormonas calientes, con comportamientos soeces, deseando fogar en la guerra, es ver a unos tipos hacer el idiota cuasi-permanentemente, bromas, fiestas, entre medias algo de entrenamiento (imposible de creer hagan un entrenamiento con fuego real disparándoles sobre sus cabezas), masturbaciones, novatadas, avances por la nada, algo de compañerismo, algo de locura, algo de castigos, algo borracheras, pero ni rastro de la deshumanización de la guerra, pues esta nunca nos toca, es casi como asistir a ella como turistas rezagados que llegamos a la fiesta una vez esta ha acabado. Mendes peca de redundante, quizás porque no hay material para más, con lo que se estiran los clichés, es una travesía por el tedio de un guerrero sin conflicto en el que intervenir. Es difícil sentir si es una película antibélica (lo más cercano a esto es un ataque aéreo de fuego amigo, pero se resuelve de forma tan apresurada y superficial sus efectos que parece darle vergüenza a Mendes mostrarlo) , pues no hay belicismo, y por supuesto tampoco la mitifica (lo más parecido es cuando marcan a fuego a un soldado, quiere ser algo emocional y me resulta estridente), es algo en medio del vacío, la sátira se queda en esbozo, el drama se me queda escaso, termina la peli y no me emocionado lo más mínimo. Añádase una visión ciertamente misógina, donde en una peli donde apenas aparece mujeres, las que lo hacen sin decir palabra, estas son retratadas como adúlteras ad infinitum.

 

Una película de guerra que nunca se posiciona, pues nunca se adentra en algo espinoso, los conflictos que sufre el protagonista resultan bastante insignificantes (Que sospecha que su novia le es infiel o que le mandan a limpiar letrinas es lo peor; aparte del que se produce en el final, bastante grimante por la forma en que se trata, parece que tiene que darnos lástima que no dejen asesinar a alguien el protagonista), ni tan siquiera sabremos porque se alistó en el ejército, nunca sentimos sea por patriotismo, no sabemos si es por que no tenía otra opción  de trabajo, simplemente empieza la peli y está allí, y esto es una tara enorme. Lo más cercano a entrar en su pasado es cuando es entrevistado por una periodista de tv que le pregunta por qué está allí, y tras dar respuestas de manual, la reportera insiste, y finalmente él mira a la cámara y espeta: "Tengo 20 años y fui lo suficientemente tonto como para firmar un contrato".

    

Es un desarrollo bastante liso, donde nunca conectas con estos cafres de protagonistas, encadenando situaciones de un modo un tanto arbitrario. Tiene interés como Mendes proyecta que el cien antibélico es realmente probélico ante los ojos del bulbo de la soldadesca, esto expuesto diáfanamente cuando les ponen en cine el film de Coppola “Apocalypse Now”, vemos a los militares enfervorecidos y lanzando gritos de entusiasmo ante la secuencia del ataque de helicópteros al poblado vietnamita al son de la wagneriana “Cabalgata de las Valkirias”, esto se suma a cuando se disponían a ver en este sentido probelicismo otra cinta de la guerra vietnamita como es “El Cazador”, aunque esta es alterada por una grabación doméstica;

 

Tenemos escenas que por partes son atractivas, pero en conjunto orgánico son débiles. Como es el demencial partido de futbol americano de los soldados con la máscara anti gas puesta (donde hábilmente Mendes filma parte desde dentro de las máscaras); La fiesta de Navidad clandestina que acaba en festival de fuegos artificiales, esto acaba con el protagonista Swoff castigado ‘cruelmente’ a tener que deshacerse de los excrementos de las letrinas. Esto deriva en un desproporcionado tramo en que Swoff se vuelve un loco suicida con el chivo expiatorio a su aburrimiento en un aterrado Fergus (Brian Geraghty); La pelóicula de video “El Cazador” saboteada por una grabación sexual doméstica como venganza de una esposa a su marido marine; El momento de mayor tensión cuando el batallón de Swoff se encuentra en su travesía por el desierto a un grupo de nómadas árabes con camellos, y todo termina en la nada ("Alguien disparó contra tres de sus camellos", es lo que comentan los ‘tuareg’); Tenemos los efectos de la cruenta guerra en los convoyes destrozados con cadáveres carbonizados; Pero sobre todo están las mejores secuencias, donde la fotografía del gran Roger Deakins (“Cadena perpetua” o “1917”) se viene arriba con las turbadoramente líricas imágenes de los pozos de petróleo ardiendo cual fumarolas que gritan desde las entrañas de la tierra, inundando los cielos de una impactante bruma negra, creando una sensación de Infierno que te llega, sobre todo en la noche componiendo estampas aterradoras, evocando el estupendo documental de Werner Herzog “Lecciones en la oscuridad” de 1992, siendo el culmen el poético momento en que aparece un caballo entre la nocturnidad brillando por el baño que tiene de fuel, fantasmagórico; Pero todo deambula de forma episódica, pero careciendo de una catarsis que nos haga removernos en el asiento, todo muy monocorde. El supuesto clímax con la misión que le ordenan al protagonista me resulta poco estimulante e incluso molesta por el mensaje que se da; Suymándose un epílogo insustancial donde se quiere dar emoción con un funeral en el que me mueve a la nada más absoluta.

 

Jake Gyllenhaal está muy bien en su rol, como en él es habitual, transformándose en este nihilista marine, lástima que su papel de para tan poquito, no se le da fondo alguno, se ofrece un bosquejo con su tradición familiar militar, con su gusto por la literatura (vemos lee “El extranjero” de Albert Camus), pero no se exprime; Jamie Foxx cumple de maravilla con un papel tópico de sargento duro sin matices; Peter Saarsgard demuestra que es un actor infrautilizado en el cine, con un personaje bastante naif, es capaz de insuflarle alma y carácter; Aunque el mejor es el roba escenas  Chris Cooper que en una sola escena incendia la pantalla con su discurso enardecedor a la tropa, absolutamente embriagador su poderío y vigor con que transmite su belicista mensaje.

 

Filmada completamente en América del Norte, en los desiertos de California y México.

 

La música original es obra de Thomas Newman (“Cadena perpetua” o “American Beauty”), rímica, pero sin calar, lo que destaca en este aspecto es la selección de temas pop con éxitos de Nirvana, Kanye West, The Doors o T-Rex.

 

Spoiler:

 

Al final, uno de los mensajes (creo) es que, en las guerras modernas, los soldados de a pie son algo demodé frente al poder omnímodo aéreo, se dice que el territorio que tomó tres meses para ocupar en la Primera Guerra Mundial y tres semanas en Vietnam ahora toma 10 minutos. Esto queda patente cuando seguimos a estos marines que se pierden las batallas una y otra vez.

 

-Que haces aquí pedazo de maricón!? ...Que haces aquí!?

-Me perdí de camino a la universidad, señor!

 

"Cuatro días, cuatro horas, un minuto. Esa fue mi guerra… Nunca disparé mi rifle” (Tony Swofford)

 

Clímax final: La escena más dramática cuando Swofford tiene a un oficial enemigo en el punto de mira de su arma y se le prohíbe disparar porque su disparo puede ser una advertencia anticipada de un ataque aéreo. Alan Troy (Peter Sarsgaard) se enfada con el mayor Lincoln (buen Dennis Haysbert) por ello, raro, cuando él no es el que apretaría el gatillo. Me resulta este conflicto hediondo, que los marines se enfaden porque no les dejen matar como válvula de escape a su tensión, y esto al parecer, según lo enfoca Mendes, deba emocionarnos, me es escalofriantemente penoso;


Epílogo; Después de regresar a casa, los marines desfilan por un pueblo en una jovial celebración de la victoria. Swofford regresa a casa con su familia y su novia, pero descubre que tiene un nuevo novio. Se ve a Fowler (correcto Evan Jones) con una prostituta en un bar, ahora como cabo, Kruger (correcto Lucas Black) en una sala de juntas corporativa, Escobar como empleado de un supermercado, Cortez (cumplidor Laz Alonso) como padre de tres hijos y Sykes continuando su servicio como sargento primero en la Guerra de Irak. Más tarde, Swofford se entera de la muerte de Troy durante una visita sorpresa de Fergus. Asiste a su funeral, se reúne con algunos de sus viejos amigos y luego recuerda los efectos de la guerra. Y esto se supone debe conmoverte y lo hace entre zero y nada. 

 

Me queda un errado film bélico, se pierde entre su indefinición y lo poco que cuenta realmente. Gloria Ucrania!!!

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