AMBLIN.
Más que interesante
cortometraje, que se puede tildar de elemento seminal para la obra posterior
del Rey Midas de Hollywood, Steven Allan Spielberg. Con apenas 22 años crea una
historia atractiva visualmente, con encanto poético, con sabor juvenil cuasi-lisérgico,
un romance sin palabras, solo el poder de las imágenes acompañado por bonitas melodías
de guitarra acústica que realza el pode revocador de este momento en el tiempo
y lugar, solo la canción excepto la canción principal "Amblin" de
October Country, tema de apertura y cierre, amén de una banda sonora ambiental con
sonidos de pájaros, viento, ruidos de automóviles que pasan, ruidos de
estallidos hechos por los personajes, sonidos de fuego y risas. Historia de dos
personas que se conocen en pleno desierto haciendo auto-stop y se enamoran, en medio
de secuencias divertidas, líricas.
Narración historia con
claro sentido del tiempo de finales de los 60, con aires hippies, expresado en
el modo de vida libre sin ataduras de los protagonistas, sus vestimentas y su
comportamiento (ejemplo fumar porros), el sexo sin ataduras, incluso aparece la
mítica van volkswagen Kombi (mítico vehículo icónico de este movimiento), y también
en la forma de filmar muy influenciada por la Nouvelle Vague y con elementos
muy en boga como eran los congelados de imagen, hoy algo rancios y molestosos.
Ello con un misterio que se alarga en el exiguo metraje hasta el final, como es
esa funda de guitarra y su críptico interior que el joven no quiere abrir, y
que se desvela al final, siendo la catarsis, áspera dura que corona un final, melancólico
que da un toque trascendente ingenioso, para dar realce a esos amores efímeros
que nos marcan (spoiler).
26 minutos de duración,
escrito, dirigido y editado (sin acreditar) por Steven Spielberg en 1968, rodado
en 35 milímetros y en color. Se estrenó el 18 de diciembre de ese año, aunque
no en salas comerciales, día en que Spielberg cumplía 22 años. Es, en cierto
modo, el cortometraje que inició la brillante carrera que el director empezaría
a desempeñar pocos años después, y hasta la actualidad, en el mundo del cine.
El título significa "caminar sin prisa", que dio nombre también a su
productora Amblin Entertainment. Spielberg contó con la ayuda de Michael Lloyd,
autor de la banda sonora, y con Allen Daviau (luego trabajaría con Spielberg en
films como “E.T.”, “El color purpura” o “El Imperio del Sol”) en la
cinematografía, con una gran labor emocional en las tomas abiertas del desierto
californiano, en los primeros planos, en el detallismo, en la nocturnidad.
Comienza con el sonido
del viento y la canción del título mientras vemos los créditos sobre tomas del
sol (marca ‘spielbergiana’) con la primera luz. Se nos presenta al personaje
principal (El Niño) desde un ángulo alto, camina por un largo y polvoriento
camino de carretera. A medida que nos acercamos, Spielberg usa un movimiento de
cámara de “Los Siete Samurais” para presentar a la Chica, que se acerca de la
nada al otro lado de la carretera en que se encuentra él, se miran, sonríen y a
la siguiente toma ya viajan juntos. Tras ello los acompañamos en su divertido transitar
hacia el Pacífico, en medio de juegos como escupir huesos de aceituna a ver quien
acierta a colocarlos en las medianas blancas de la carretera ello con
ingeniosos trucos de sonido para potenciarlo de modo híper realista, los vemos fracasar
en sus intentos de que les paren autos, ello en un chancesco montaje en que ambos
juegan a provocar a los conductores con sus poses de víctimas, con trampas,
hasta que en algún coche suben, como ese tramo que hacen en la parte trasera de
un auto descapotable abrazados, como son a punto de ser atropellados, hasta que
van a parar al interior de una gran tubería, donde la cinematografía de Daviu
crea una secuencia preciosa con ellos sombreados en silueta por el sol exterior,
donde ella encantada por la jovialidad del joven le ofrece un porro, tras las primeras
caladas ella le besa, entonces vemos la sensación del chico en cuasi-psicodelia
hay efectos visuales cuasi-estroboscópicos con un plano primero panorámico que
los funde al binomio con el paisaje árido, tras ello dan vueltas furibundas de entusiasmo
para proyectar su desorientación y despreocupación entusiasta en su trance de
las drogas, con disoluciones y alteraciones cromáticas.
Desembocamos en la noche,
y la pareja hace una fogata, se miran, se quitan la ropa, ruborizándose al mirarse,
hay una disolución apoyada en una sábana-cortinilla, tras ello un beso de ambos
en primer plano, y ya vemos que tendrán una noche de sexo, con match-cut con
una cremallera que se cierra y esta se convierte en las líneas de mediana de la
carretera, algo muy utilizado posteriormente en el cine de Spielberg (ejemplos
hay en “Always”, “Schindler's List” y “Jaws”).
Uno de los atractivos
inherentes a este trabajo es indagar en las señas de identidad de un maestro del
cine naciendo ante nuestros ojos, alguna ya mencionada. También está el despertar
de la inocencia de la juventud, el primer amor, la primera aventura, la rebeldía,
la persecución de tus sueños, tantas veces visto en el cine ‘spielbergiano’.
Las actuaciones son un
buen pilar para el éxito de la película, sobre todo por que todo debe expresarse
a través de la actuación sin palabras, todo por los gestos, miradas, lenguaje
físico, y aquí las actuaciones me han resultado eficaces. Richard Levin impregna
de inocencia y sentido alegre expectante su rol, ello con una pátina nostálgica
por como guarda con celo su funda de guitarra, cual caja de Pandora de sus
secreto; Pamela McMyler es una gran belleza, que además aporta la madurez en la
pareja, el espíritu hippie, la que lleva la iniciativa, la que da el porro a
él, la que le da el primer beso, la que se denuda ante él; Entre los dos hay una
buena química.
Spielberg encontró a
Richard Levin trabajando como bibliotecario en la Biblioteca Pública de Beverly
Hills. Para la misteriosa pelirroja de la película, Spielberg descubrió a
Pamela McMyler del directorio Academy Players. Anteriormente había sido miembro
de Pasadena Playhouse y tuvo un pequeño papel en “The Boston Strangler”.
Spoiler:
Tras la noche de sexo
llegan a la Costa del Pacífico (señalado por una señal de tráfico): el chico corre,
llega a las olas y chapotea, mientras que la mujer con margaritas en el pelo,
vacilante, abre el estuche de su guitarra y saca su contenido, con una corbata,
zapatos de punta, enjuague bucal Thrifty Drugs, un libro de bolsillo de Arthur
C. Clarke “La ciudad y las estrellas”, una camisa blanca, desodorante en
aerosol, un traje, un rollo de papel higiénico, calcetines blancos, leche de
magnesia de Phillips y pasta de dientes. La mujer sonríe desconcertada, y se da
cuenta de que no es el chico lo que esperaba, otra alma gemela hippie, sino simplemente
un viajero sin más. Y se marcha de allí sin decirle nada y sin que él se dé cuenta.
Triste colofón a uno de esos amores de verano (supongo era esta estación) que
nos marcan de por vida.
El benefactor de
Spielberg, Dennis Hoffman, le prestó su dinero a cambio de que el director
primerizo accediera a colocar su nombre en la película terminada, para su
presentación en el Segundo Festival Internacional de Atlanta. Su productor era
propietario de una cadena de tiendas especializadas en óptica y le entregó
$10.000 dólares para la realización de Amblin'. A cambio de la financiación proporcionada por
Hoffman, Hoffman exigió de Spielberg el acuerdo del joven cineasta para (a)
dirigir Amblin' sin compensación alguna y (b) estar obligado durante diez años
a dirigir cualquier guión seleccionado por Hoffman si se traía dicho guión. a
Spielberg por Hoffman. Por esta segunda película, Spielberg recibiría el pago
de 25.000 dólares más el 5% de las ganancias después de los gastos (el llamado
"Contrato Amblin de 1968")
Amblin' se hizo realidad
después de que Spielberg conociera al aspirante a productor Denis C. Hoffman.
La película tuvo un presupuesto de $ 15,000. En 1968, su amigo Hoffman
proporcionó un financiamiento de aproximadamente $10,000. En ese momento,
Hoffman no tenía experiencia en producir, escribir o desarrollar proyectos
cinematográficos. A pedido de Hoffman, la música de October Country, una banda
que dirigía en ese momento, se utilizó para la película.
La película se rodó
durante los fines de semana. Esta
producción llevó a Spielberg a convertirse en el director más joven en firmar
un contrato a largo plazo con un importante estudio de Hollywood (Universal)
después de que Sid Sheinber, entonces vicepresidente de producción de Universal
Television, viera la película, contrato de 7 años con Universal Television.
Amblin' comenzó a
rodarse el 6 de julio de 1968, en el estudio de sonido Cinefx de Denis Hoffman.
El rodaje comenzó con un travelling complicado que seguía un rastro de cerillas
que conducía a una hoguera en el estudio para que el director de fotografía
Allen Daviau pudiera controlar la iluminación. Después de Cinefx y la filmación
de la secuencia final fuera de la casa de playa de Jack Palance en Malibú, el
equipo se trasladó a varios lugares del desierto alrededor de Pearblossom-California,
durante los ocho días restantes de filmación. En un terreno accidentado y bajo
un sol de 105 grados, muchos de los miembros del equipo de Spielberg que no
recibieron su salario se fueron antes de que terminara el rodaje. Spielberg le
confesó a un miembro del equipo que había vomitado todos los días antes de ir
al set. Anne Spielberg (la hermana de Steven), quien escribió Big, también
trabajó con él en este primer esfuerzo que inició su carrera y le valió su
contrato en Universal.
Aunque es su segundo
trabajo, “Amblin” se constituye como el “primer” trabajo oficial de Steven
Spielberg y su tarjeta de visita que le abrió las puertas a la televisión (dirigiendo
algún capítulo de “Colombo”) y presentándonos dos magistrales piezas de terror
cotidiano como son “El Diablo Sobre Ruedas” (Duel, 1971), estrenada primero en
la televisión por cable para estrenarse, debido a su éxito en la gran pantalla,
y la sobrenatural “Algo Diabólico” (Something Evil, 1972), a la que
posteriormente vendrían la comedia dramática “Loca Evasión” (The Sugarland
Express, 1974) y el horror de los horrores a pie de playa en “Tiburón” (Jaws,
1975).
Pero ya en 1964 había
montado un corto casero, entre otros desde 1959, titulado “Firelight”, un
híbrido de terror y ciencia-ficción de andar por casa en que unas esferas
lumínicas del espacio terror invadían la tierra y atacaban a la gente.
Posteriores obras como “Algo Diabólico” y “Encuentros en la Tercera Fase” (1977)
son deudoras de un curioso trabajo que llegó a prolongarse a casi tres horas de
metraje.
Me queda un cortometraje
muy sugestivo, y fresco para lo que esperaba de un cuasi-novato cineasta aun
con acné. Gloria Ucrania!!!
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