jueves, 2 de febrero de 2023

 


BLONDE. 


Aparatosa, caótica, aturullada, ponzoñosa, confusa, tediosa, vergonzante, son unos pocos de calificativos que se le pueden endilgar a esta cosa de supuesto biopic hecho (supuestamente) a  mayor gloria del mito sexual más grande que haya dado el Séptimo Arte. Parece pertrechado por alguien que odie a la diva, no se puede hacer algo más reduccionista e insultante para alguien tan Brillante como la protagonista de “La tentación vive arriba”, si hubiera una cárcel catódica allí debería ir de cabeza el director neozelandés responsable de este engendro. Escrita y dirigida por Andrew Dominik, realizador poco prolífico en el que tenía depositadas esperanzas, tiene dos films en su haber que me fascinaron, como son “El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford” y “Mátalos suavemente”, esta fue su última película hace 10 años, ambas protagonizadas por Brad Pitt (en “Blonde” productor), con lo que pensé que además si llevaba una década preparándose, y los precedentes eran tan alentadores, podríamos estar ante el biopic definitivo sobre Norma Jean, pero mi gozo en un pozo. Pues me ha llegado a producir vergüenza ajena algunos tramos, una línea argumental que no existe, pegando saltos por aquí y por allí, dejando fuera multitud de elementos importantes, otros reduciéndolos a lo abominable.

 

El guion se basa en la novela de 2000 del mismo nombre de Joyce Carol Oates, versión ficticia de la vida y la carrera de la actriz estadounidense Marilyn Monroe, y entonces me cabe la pregunta de que en qué clase de biografía fímica estamos si partimos de la base de que es una ficción? El personaje del Mito queda sintetizado freudianamente en la búsqueda permanente de su padre, en el horizonte está única y exclusivamente esto, da igual lo que haga siempre el objetivo es buscar un padre. Alguien tan rico en personalidad como ella queda estereotipada de forma ridícula. Todo es un batiburrillo de secuencias que pretenciosamente anhelan sumergirte en un estado de ánimo opresivo machista (por ello las sempiternas y reiteradas secuencias de ella asediada a cámara lenta por cienes de paparazis)  en el que supuestamente se movía Marilyn, y lo que me llega es una cosa petulante, hastiante, cansina en su mensaje de tristeza infinita en que vive la Diva rubia. Y encima nos atacan con un metraje desmedido para lo que cuentan, fruto de esa moda de que si son más de dos horas y media es una película trascendente, y en este caso es densa y agónica.

 

Un minutaje alargadísimo poblado de seres detestables con los que nunca conectas, no hay brújula moral alguna, donde incluso la protagonista es un personaje insípido, siempre lloriqueando, haciendo pucheros, siempre dejándose mangonear, sin personalidad, siempre siendo manipulada sexualmente por unos y por otros, en el colmo de esto tenemos que el propio director, cual juego de espejos meta, mangonea a la actriz protagonista para que haga desnudos gratuitos (ejemplo el que hay cuando DiMaggio llega iracundo para pegarle y la vemos en top les en la cama, que necesidad dramática había para esto?). Súmense unos diálogos entre banales y idiotescos, con alegorías visuales que podría hacerlas un adolescente con acné (lo de las cataratas del Niágara como símil de un orgasmo [ “UN TORRENTE DE EMOCIÓN RAGING”, llena la pantalla del cine mientras la Diva observa nerviosamente a la audiencia]; la constelación estelar se transforma en carrera de espermatozoides en busca de un óvulo; o lo de los misiles en la tele durante una felación es muy sutil [ataque de cinismo]), lo de acudir a homenajes visuales de imágenes míticas es algo de cajón. Notándose la pompa que se da Dominik al filmar en innecesario blanco y negro, con algunos fogonazos a color, gracias a la cinematografía juguetona de Chayse Irvin, saltando por varios contrastes de luces, por diferentes formatos de imagen queriendo trasladarnos un estado emocional de modo artificioso y con poco éxito. Con filigranas visuales bastante grimantes como la cámara sobre un feto, la del interior de la vagina viendo los fórceps abrirse camino, o la del fondo del lavabo para ver en primer plano un vómito, hay otra ‘virguería’ visual que comento abajo (con JFK de co protagonista); Pero que necesidad había de todo esto? Solo me ha gustado en este sentido la de la filmación "The Seven Year Itch" en la Icónica imagen de Marylin con el Icónico vestido blanco, sobre la Icónica rejilla que le levanta el vestido a la diva de forma sensual ondulando por la ventilación, donde vemos a cientos si no miles de hombres viendo la secuencia in situ de modo carroñero, con rostros desencajados, monstruos depredadores, en una situación híper realista perdiéndose en la inmensidad las miradas aviesas que quieren comérsela.

 

Me ha sido un melodrama sensacionalista lleno de conjeturas escambrosas y asquerosas, sin base alguna, simplemente soltar y filma exabruptos para (supongo) escandalizar y de este modo impactar y atraer público, me resulta un anzuelo muy barato que solo refleja mediocridad de miras y sobre todo de talento. Una exposición grotesca de alguien que quiso ser vista como actriz seria, para lo que acudió al icónico Actor’s Studio neoyorquino de Lee Strasberg, donde tuvo asistenta personal de actuación a su esposa Paula, y nada de esto aparece reflejado en la película (ya sé que hay unos pequeños apuntes), como mucho un bosquejo dentro de un esbozo, nada hay de sus problemas de informalidad a la hora de rodar pelis, nada de su paternalista relación con Clarke Gable, nada de su relación con Tony Curtis, nada de su viaje a Inglaterra para rodar con Laurence Olivier, nada de la relación con los directores de cine con los que trabajó, nada de sus compañeros con los que filmó, nada de sus problemas en la última de sus películas y que se quedó inacabada con George Cukor de director, siendo despedida y vuelta a readmitir, todo queda reducido a que estaba obsesionada con el padre que no conoció, a que era un objeto sexual, ah, y que quería tener un bebe, tanto que abortó cuando quedó preñada (puaj!”).

 

El director crea un micro universo de seres malignos que rodean a la Blonde, desde la madre, el primer productor con el que la vemos la violó (Mr. Z es un nada disimulado Zucker); una relación tóxica con dos hijos de papa, ("Somos los jóvenes de los hombres que nunca nos quisieron") Charlie Chaplin Jr. (Xavier Samuel) y Edward G. Robinson Jr. (Evan Williams), con los que la vemos en Ménage à trois, el único tramo donde está lo más parecido a feliz, con (jartibles) resonancias cósmicas se le quiere dar. Todo esto podría ser definitorio para dar hondura a la protagonista, pero es que, si sabes que todo esto es más falso que el Nobel de astrofísica para Forrest Gump, nunca ocurrió (pero si hasta comentan en vida la muerte ahogado por su vómito del hijo de Charlot, cuando murió 6 años después del fallecimiento de la diva, en 1968 y de una embolia pulmonar), pero qué más da si nunca coincidió con los dos, que la verdad no te estropee una escena de trio sexual que tanto morbo da (puaj). Les dan vida Xavier Samuel y Evan Williams de forma plana; La relación con el beisbolista retirado Joe DiMaggio, pocas veces he visto un entente más chirriante en pantalla, menuda forma grimante en que le pide matrimonio, y por supuesto él es un machista que la maltrata físicamente. Con un Bobby Cannavale dando vida al deportista de modo tosco y sin fuerza dramática alguna; está la que tiene con el dramaturgo Henry Miller, otro romance que si en vez de a Adrien Broody hubieran puesto a un arenque no hubiera desentonado tanto, un tipo que más parece un tío que ha venido a visitarla que su esposo. Brody es tan gélido como el Iceberg que hundió el Titanic; A ambos esposos Marilyn les llama Papi, forma sutil (ataque de cinismo) de decirnos que la Diva solo buscaba a Papa en sus relaciones.

 

La película se siente como un Vía Crucis continuo de Norma Jean Baker, la vida puede ser sufrimiento, pero no toda, y menos para alguien que lo tuvo todo al alcance de su mano, no parece tener un momento de respiro, nunca se la ve feliz. Son casi tres horas de ver a la sex symbol padeciendo por un mundo que la cosifica, y tras eso se repite, y luego se subraya, y después más de lo mismo. Una travesía sádica que llega a momentos tan hediondos como esa violación de Mr. Z donde se nos hace ver es una ingenua que no se da cuenta lo que le pasa, y por supuesto uno de los momentos más asquerosos vistos en cine, como es el encuentro de JFK (Caspar Phillipson) con la Diva, es de buenas a primeras, sin que sepamos cuando se han conocido, aparece en su dormitorio mientras habla por teléfono, ella se sienta a su lado, y JFK la obliga a masturbarle mientras continua hablando por teléfono, le ‘indica’ que no sea tímida unas cuantas veces, a lo que sigue que la obliga a hacerle una felación, y esto en el colmo del mal gusto lo vemos en primer plano de una cariacontecida Marilyn, la vemos bombear mientras JFK sigue a lo suyo, para adornar la escabroso tramo vemos a  un  guardaespaldas al lado observando distraído todo y en la tv encendida hay una sucesión de imágenes de misiles despegando contra platillos volantes que termina incrustando contra el obelisco de Washington DC de la película “La Humanidad en Peligro” (será una metáfora de algo). Ello insultando la memoria de un presidente asesinado como JFK, que no sería un santo, pero de ahí a lo que vemos en pantalla resulta aberrante., una relación de dos años sintetizada en una asquerosa y abusiva mamada (puaj!).

 

Aun no he hablado dela protagonista, la cubana Ana de Armas, y me ha resultado cargante, lejos de las alabanzas con que la crítica general la ensalza e incluso con nominación al Oscar, me ha sido una interpretación plana en el sentido que no tiene dimensión humana, es una muñeca llorona, y cuando no está con rostro de sorprendida, no tiene registros dramáticos, no tiene arco de desarrollo, se atiene a imitar a la Diva real. Lleva el peso de 166 minutos de pantalla encarnando a un mito y lo hace cual figura monocorde, de una sola nota, ser traumatizado desde su infancia y punto, no la vemos con dilemas morales, no la vemos dudando, no la vemos decidida (la única ocasión que se acerca a esto es cuando se niega a hacer “Los caballeros las prefieren rubias”, cuando si resulta que la hizo y por los 5000 $). Es una sobreactuación sin freno.

 

A que viene la escena en que le ofrecen a MM unas mujeres que cocinan un huevo duro y ella responde ‘esto se come?’

 

Spoiler:

 

Comienza con Norma Jean de niña a los 7 años con una madre desequilibrada mentalmente4 que pretende matarla en un incendio, y acaba con una onírica escena de ella desprendiéndose de su cuerpo cuando está acostada tras haberse drogado con pastillas y con ello con sobredosis de barbitúricos el 4 de agosto de 1962 y con ello acercándose a la imagen de su supuesto padre (puaj!). El motivo que nos cuelan para querer matarse es que unas cartas del padre de ella que le habían llegado en realidad eran de Chaplin Jr., y me pregunto que sentido tiene inventarse esto, no es una especulación posible como que fue el FBI por lo que sabía de JFK, admisible como teoría, es una zafia mentuira asquerosa la que nos endilgan.

 

La película también obtuvo controversia y notoriedad por su reparto principal, contenido sexual gráfico y el estatus como la primera película con clasificación NC-17 que se estrena a través de un servicio de transmisión

 

Armas recibió nominaciones para el Premio de la Academia a la Mejor Actriz, el Premio BAFTA a la Mejor Actriz, el Globo de Oro a la Mejor Actriz en una Película - Drama y el Premio del Sindicato de Actores de la Pantalla a la Actuación Destacada de una Actriz en un Papel Protagónico. La película también recibió ocho nominaciones principales en los 43rd Golden Raspberry Awards, incluyendo Peor Película.

 

Dominik dijo que las escenas iniciales de la película se rodaron en el mismo apartamento donde Monroe había vivido con su madre. La escena de la muerte de Monroe también se filmó en la misma habitación donde murió en la vida real.

 

En esta película se utilizan imágenes reales de la filmografía de Monroe mezcladas con escenas recreadas por Ana de Armas, quien apareció en las películas All About Eve (1950), Don't Bother to Knock (1952), Niagara (1953), Gentlemen Prefer Blondes (1953) y Some Like It Hot (1959).  Andrew Dominik dijo que inicialmente no obtuvo permiso de MGM para usar imágenes de sus películas, por lo que tuvo que filmar versiones de respaldo, como para la escena con De Armas y Tony Curtis en Some Like It Hot, que filmó con un actor que interpretaba a Curtis en caso de que no pudiera obtener permiso para usar el metraje original. A Dominik se le permitió usar las imágenes después de que un ejecutivo de MGM fue despedido y fue reemplazado por Michael De Luca, quien finalmente le dio permiso para usarlas.

 

Michelle Williams encarnó y protagonizó “Mi semana con Marilyn”, maravillosa en su rol, nada que ver con la mojigata a la que da vida Ana de Armas, estando justamente nominada a multitud de premios, incluyendo el “Oscar”, y da la casualidad que la actriz Williams vuelve a estar este año nominada por otro papel cinéfilo, en este caso por hacer de madre del alter ego de Steven Spielberg.

 

Grotesco producto con ínfulas de biopic. Gloria Ucrania!!!

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