viernes, 4 de noviembre de 2022

 


MAMMA ROMA.

 

Con motivo del 60 aniversario del estreno (31/08/1962) de este film me lo he visto, encontrándome un sugestivo melodrama italiano escrito y dirigido por el controvertido Pier Paolo Pasolini (en su segundo largometraje), teniendo como gran protagonista a Anna Magnani, lo que es algo extraño en el cine del boloñés, pues no solía utilizar estrellas. En su desarrollo el director hace uso de sus mantras, desde el marco de una Roma marginal, poblada de personajes outsiders, todo un despliegue del lumpen (ladrones, prostitutas, proxenetas, puteros, niñatos,…), todos antipáticos (solo se salva la Mamma Roma), pero nunca los vemos como víctimas, son supervivientes darwinistas, llevándonos por el extrarradio de la urbe, lares sombríos, por solares, lugares derruidos, calles desoladas, mercadillos humildes, edificios miseros. Con ello pretende atacar a las clases burguesas (que tan bien conocía Pasolini de provenir de ellas), y guardando dardos contra la Iglesia Católica (como buen ateo el realizador), haciendo paralelismos entre la vida de esta madre e hijo con la vida de la Virgen María y su hijo, expuesto en el tramo final cual mártir crucificado.

 

Película que se puede ver como especie de secuela de  la ópera prima de Pasolini, “Accatone”, donde el protagonista era un macarra encarnado por Franco Citti, aquí también aparece este actor haciendo un rol similar, pero de secundario, mientras aquí es una meretriz la encabeza el reparto, ahondando en sus miserias y como tiene la esperanza de escapar de este sub mundo, en este caso para ser tendera en un puesto del mercado, y paradójicamente, por un chantaje, debe volver a ejercer para que su hijo no se entere lo es. Auscultando a través de este personaje la hipocresía puritana de nuestra sociedad. Mamma Roma es el alias de la protagonista, de la que nunca conoceremos su nombre real, ella viene a ser por mor del enfoque ‘pasoliniano’ una alegoría de las madres coraje romanas, mediante sus desventuras para dar una buena y honrada vida a su retoño, pero el entorno, las ‘junteras’ y los picores sexuales serán un gran obstáculo en las pretensiones de respetabilidad de la Mamma. Es un film que baja cada vez que la Magnani no está en escena, la sub trama del hijo Ettore de 16 años con la joven promiscua y con sus ‘amigos’, resulta poco estimulante, sobre todo en comparación con el volcán que es la actriz romana, magnética y carismática en grado superlativo.

 

El inicio resulta una declaración de intenciones. Vemos en la primera escena en un entorno rural, Mamma Roma lleva  varios cerdos amarrados de correas a una celebración de boda de un proxeneta, Carmine (Franco Citti), los presenta como "los hermanos de Italia", participa borracha en una batalla de canciones de llamada y respuesta con la novia y el novio, riendo con voz ronca, dando una serenata a su rival toscamente simple con "O flor de mierda..." antes de deslizar su velo. Mamma Roma está radiante y feliz por haber quedado liberada de su proxeneta (el que se ha casado), y tener ahora nuevo trabajo vendiendo frutas en un mercado callejero. Tras la boda Mamma Roma viaja a Roma con su hijo de 16 baños, Ettore (Ettore Garofolo), a residir en un humilde piso de los suburbios, cuando entran de modo alegre, ella pone un disco de tango y brinda por su esperanzador futuro bailando con su filio. Su ilusión, que deposita entusiastamente en su vástago, es poder tener éxito en su nuevo (y respetable) curro como verdulera. Pero…

 

Anna Magnani está sensacional como la Mamma Roma, un torbellino que arrolla en su carisma Y ‘Bigger Than Life’ personalidad, en cada escena anula a los demás, su pasión, esperanza, e intensidad dramática son radiantes. Madre ultra protectora, y ese termina siendo su pecado. Ejemplo la escena en que sigue a su retoño por la calle en la distancia, cuando se da cuenta que lo siguen Mamma se sienta a horcajadas en un a roca a dar su cátedra maternal; Ettore Garofolo como el hijo resulta pésimo, sin expresividad alguna, sin aportar carácter; Franco Citti si aporta dureza a su agrio rol de villano.

 

La historia tiene en su núcleo el canto a las Madres que se desviven por sus hijos, a las Madres que se sacrifican pro darles todo lo posible, a las Madres solteras que deben superar las adversidades, a las Madres orgullosas y dignas. Ello frente al individualismo egoísta de la adolescencia, frente a la rebeldía de la adolescencia, frente la sexualidad latente de la adolescencia, frente ese primer amor de la adolescencia, frente a la perdida de la inocencia en la adolescencia, frente a la ociosidad adolescente. Y entre Madre e Hijo se establece una cuasi relación edípica (esa que luego retrataría marcadamente Pasolini en “Edipo Rey”), socavada esta por la aparición de Bruna (notable Silvana Corsini), joven promiscua que embelesa al núbil Ettore, manipulándolo a su antojo. Mamma Roma ataca esta relación desde el proteccionismo retrógrado, diciendo de ella ‘Son todas unas putas’, queriendo ella determinar la hoja de ruta de su ´niño’, pergeñando un plan para ‘desflorarlo’ con una colega suya meretriz, Biancofiore (simpática Luisa Loiano), también urde un chantaje con la ayuda de la misma Biancafiore, para que ‘niño’ obtenga un trabajo (tramo horriblemente filmado, un teatrillo bochornoso). En realidad, conforme escribo me doy cuenta de lo misógina que es Pasolini, pues para él todas las mujeres son unas putas o unas aprovechadas sin sentimientos, menos la Madre; Todo para desembocar en un rush final muy melodramático y un tanto forzado para dar cabida estética a la imagen sacra que Pasolini quiere, amen de exponer el torrente emocional del que es capaz la Magnani.

 

La puesta en escena destaca en la transmisión de un estado de ánimo pesaroso adecuado, gracias a los escenarios deprimentes por los que nos movemos. Todo esto ensalzado por la formidable cinematografía en glorioso b/n de Tonino Delli Colli (“El verdugo” o “El nombre la rosa”), con fuertes contraste de grises, influida por el neorrealismo italiano en la luminosidad diurna de exteriores, jugando con travellings prodigiosos como es el sigue a Mamma Roma en la noche romana mientras esta avanza y la cámara retrocede, vamos viendo a la Magnani en una conversación sobre el amor y el destino, mientras van cambiando los interlocutores de modo fluido (prostitutas o aspirantes a clientes), desapareciendo unos y cogiendo el relevo otros, sirviendo esto a modo de alegoría de una mujer intentando huir de algo que no puede, y a la vez presa del mundo sin rostro definido. También son sugestivos los homenajes a la pintura sacra, ya desde el inicio donde en la boda se recrea con la mesa nupcial de invitados a “La última cena” de Da Vinci, y en el tramo final tenemos la recreación de "Lamentación sobre Cristo muerto" de Andrea Mantegna, con la cámara siguiendo a un personaje de la misma manera Mantegna representa a Jesús en la pintura; Asimismo destaca el manejo de la música clásica, con predominio del veneciano Antonio Vivaldi (Concerto in D Minor y Concerto for Piccolo, Strings & Continuo in C Major), como contrapunto elegante a la sordidez de la historia. También está el tema ‘Violino tzigano’ Entonado por la Magnani, y también cantado este por nuestro Joselito

 

Falla en lo orgánico, en la forma de evolucionar, es como si Pasiolini tuviera las escenas en la cabeza, pero le ha faltado ingenio para saber unirlas, para saber cohesionarlas, esto repercute en cortes abruptos, donde no sabes  el tiempo que ha pasado entre elipsis.

 

Spoiler:

 

Momentos recordables (aparte de los ya mencionados): La cruda secuencia en que Ettore pasea por el descampado con Bruna y sus ‘amigos’ se la quitan para ‘estar con ella’ (sexualmente hablando hoy día sería ‘una manada’), ella se resiste en principio, Ettore se revuelve contra los cuatro o cinco (no recuerdo bien), uno de ellos se pelea con él y lo deja malherido en el suelo entonces se van con bruna y ahora la vemos complacida de irse con ellos, dejando entrever lo pendón que es ella; En el rush final Ettore con su colega van a robar (como muestra de rebeldía al enterarse del pasado de su amdre) a ingresados en el hospital, a uno Ettore le roba una radio, el enfermo se da cuenta y detiene al muchacho, y lo meten en un hospital penitenciario, no se sabe porque. primero que solo era una radio, y era un hurto, pues la había cogido sin violencia, me es poco creíble lo enchironen por esto. Pero luego no entiendo por qué lo meten en un hospital-prisión, me falta información. Da la sensación de que esto está para que Ettore tenga un encuentro con otros presos le citan a Dante, dando a entender la caída del muchacho en el Infierno, ello oyéndose de fondo la balada “Violino Tzigano” (cantada por nuestro Joselito), acaba por enajenado inmovilizado sobre una cama. La cámara lo filma de arriba abajo, cual figura de Jesucristo Crucificado, reflejando la (mencionada) pintura de ‘Lamentación sobre Cristo muerto’ de Mantegna. Dejando como coda a Mamma Roma que se entera (suponemos pro la rabia de ella que ha muerto, nunca se dice), su rabia e ira contra el mundo, despedazando su puesto del mercado, yendo a su piso donde lo destroza, para luego ir a tirarse por la ventana, pero los amigos que la han seguido se lo impiden, ello mientras tenemos la imagen de la ventana, un erial urbano, terreno baldío rodeado de edificios mugrientos y una iglesia.

 

Film denunciado como inmoral cuando se estrenó en el Festival de Cine de Venecia en 1962 ("Basta de apóstoles del barro", gritaba un cartel), y Pasolini fue agredido físicamente por un joven neofascista en el estreno de Roma un mes después. La policía la declaró obscena y eliminó cinco minutos.

 

Hacia 1962, Pier Paolo Pasolini –por entonces de apenas 40 años- no sólo era reconocido como uno de los mejores poetas y novelistas italianos de posguerra sino también como un realizador consumado, que con su opera prima Accattone, estrenada el año anterior, había venido a renovar desde los cimientos –como ya lo había hecho con la literatura- al cine de su país. Pasolini también era por entonces una piedra de escándalo, vapuleado en los tribunales, víctima de todo tipo de acusaciones (incluso de robo a mano armada), que apenas si escondían el profundo rechazo que provocaba su obra no sólo entre la pequeña burguesía romana a la que él abiertamente detestaba sino también entre los cuadros más ortodoxos y reaccionarios del Partido Comunista Italiano, del que había sido expulsado “por indignidad moral y política”, a causa de su homosexualidad. En 1975, el cineasta de 53 años fue asesinado brutalmente en los suburbios de Roma por un joven de 17 años.

 

Según apunta el biógrafo Nico Naldini, Mamma Roma nació de una noticia en las páginas de policiales de los periódicos romanos de la época que llamó la atención de Pasolini: el caso de Marcello Elisei, un chico de 18 años muerto en una cama de contención en una celda de la prisión de Regina Coeli (“Reina del cielo”), en el Trastevere, que antes había sido un convento. Luego, surgió el encuentro fortuito con quien lo encarnaría, Ettore Garofolo, un camarero adolescente de una trattoria romana: “Lo descubrí la otra noche y ha sido tan bello como encontrar el último verso, el más importante, de una poesía, como encontrar una rima perfecta”, escribió entonces Pasolini. Y después del rodaje confirmaría esa primera impresión: “Lo vi exactamente como lo he representado en la película, con una bandeja de fruta en las manos, como la figura de un cuadro de Caravaggio”.

 

Ettore Garofolo, el chico que hace de hijo de la Magnani, era un mozo de bar. Pasolini lo convirtió en actor, y así lo vimos más adelante haciendo de lumpen en “Feos, sucios y malos”, “Un burgués pequeño, pequeño” y otros dramas. También un hallazgo de Pasolini, Franco Citti protagonizó “Accatone”, fue el Carmine de “Mamma Roma” y terminó haciendo de mafioso en “El padrino” y “El padrino III”. Su hermano Sergio empezó como asesor de diálogos de Pasolini, siguió como su asistente de dirección y terminó escribiendo y dirigiendo sus propias obras.

 

Me queda un buen film homenaje a las madres, con una Totémica Anna Magnani. Gloria Ucrania!!!

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