Elvis
353/30(29/10/22) Aparatoso
y caótico biopic dedicado a la figura del Rey del Rock, Elvis Presley. Tenía
puestas muchas esperanzas en esta película, pues el mundo de los cinéfilos se
dividen entre los que gustan del cine del aussie Baz Luhrmann y los que lo
detestan, yo me cuento entre los primeros pues me ha gustado todo su cine,
desde su primera película hace 30 años con “El Amor está en el aire”, su
electrizante versión pop-moderna de Romeo & Julieta, su vigoroso musical
“Moulin Rouge”, su muy entusiasta homenaje a su país “Australia”, o su jubilosa
recreación de “El Gran Gatsby”, su despliegue visual y auditivo me resultaban
muy bien engarzadas con las historias, al servicio de la narración. Pero aquí
todo este tsunami sensorial me han sido un desbarajuste que ha lastrado la
historia, hasta serme una fallida propuesta que nunca llega a rascar en la superficie
del mito Elvis.
Dirige este drama
musical el mencionado Luhrmann, coescribió el guión con Sam Bromell, Craig
Pearce y Jeremy Doner, sigue la vida del ícono del rock and roll, cantante y
actor Elvis Presley, abarca a lo largo de su vida poniendo el foco en dos
etapas clave: el inicio de su carrera en 1955, su escalada al éxito, sus
problemas con el puritanismo (debido a sus espasmódicos movimientos de pelvis),
hasta su partida al servicio militar en Alemania en 1960 (se dice empujado por
el Coronel, para se calme la opinión pública conservadora) y su regreso con
gloria, en 1968, gracias a un clásico especial para televisión y su posterior
estadía –más larga que la planeada– haciendo su show en vivo en Las Vegas.
Pero de forma
incomprensible se hace desde la perspectiva de su manager (mientras se
encuentra en su lecho de muerte en 1997 tras sufrir un derrame cerebral), el controvertido
coronel Tom Parker (“Soy el legendario coronel Tom Parker”, comienza diciendo, que
ni era coronel, ni se llamaba Tom Parker), esto hace flaco favor al vampirizado
cantante, que en vida fue vampirizado por su representante, y ahora, en la
mayor superproducción fílmica que se ha hecho sobre él, también es opacado por
este artero tipo. Con esto ya empezamos mal, pero es que encima este rol es
encarnado por un caricaturesco Tom Hanks, que seguramente, queriendo hacer un
papel alejado de sus clásicos papeles de hombre bueno, aquí resulta penoso,
guiñolesco, e incluso irritante, especie de parodia del villano Zidler de “Moulin
Rouge”, un bufón que parece maquillado por su peor enemigo, con una nariz
protésica que le hace parecer un cruce entre Pingüino y Cyrano, con una barriga
que le asoma el cojín por la cintura, una recreación grotesca y tosca. Tiene
más éxito Austin Butler en el papel principal (Butler ganó el papel, después de
impresionar a Luhrmann con una cinta de audición de sí mismo cantando
"Unchained Melody", que precisamente es la coda de la película), da
lustre mimetizando al legendario artista de Tupelo, le embiste con sus
movimientos, sus bailes, su pose, su expresividad, lástima que sea para un
guion que le hace parecer un bosquejo sin hondura dramática.
Como Elvis, Butler es
bastante fenomenal; interpretando al cantante desde su adolescencia hasta sus
últimos días, cantando, bailando, engordando (brevemente) y todo lo demás, no
hay grietas en su interpretación (no sé cuántas de las interpretaciones vocales
fueron suyas, y no t especialmente cuidado). Si como actor exuda un poco más de
peligro, al menos según los estándares de la estética contemporánea, que el
verdadero Elvis, se siente como la elección correcta para un cineasta incapaz
de sutileza. Pero en términos de profundidad e identidad del personaje, Butler
navega por una delgada línea de telaraña entre la ruidosa maquinaria de
Luhrmann. Luhrmann reveló que cuando Elvis canta en la película, es la voz de
Butler la que se usa cuando es joven, mientras que la voz real de Elvis se usa
cuando es mayor. Sin embargo, más tarde se reveló que la voz de Butler se
mezcló con la de Elvis cuando era mayor.
Para algunos el villano
de la película, para otros la verdadera mente maestra detrás del éxito, para
algunos un explotador que se quedaba en con el 50% de los ingresos y culpable
de su deterioro físico y artístico, para otros el creador del show-business
moderno en cuanto a marketing, merchandising, organización de giras, etc,
Austin Butler captura de
manera extraordinaria al Presley escénico, especialmente en su etapa de 1968 en
adelante, imitando a la perfección lo que se puede ver en el Especial de NBC o
en el excelente documental ELVIS: THAT’S THE WAY IT IS que aquí por momentos se
muestra y se cita hasta en su estilo de montaje.
El destino y los genes
hicieron que Austin Butler fuera perfecto para el trabajo de Elvis. Se ve,
gruñe, golpea y muele como el verdadero negocio. El pelo, los ojos y la actitud
están ahí, aunque Luhrmann, el Phil Spector de la industria del cine, parece utilizar
a Butler más como modelo de GQ que como actor en su “muro de realización
cinematográfica”.
Es una cinta que se
queda en lo esquemático, en lo consabido, en lo manido, en situaciones rancias
como la discusión entre Priscilla y Elvis cuando esta lo abandona, tirando de
tópicos ajados. Dura 160 minutos, y sin embargo nunca sabremos nada del
titular, solo tira de lo consabido, todo discurre a toda velocidad, y nunca hay
tiempo para conocer a Elvis, que lo motivaba, cual era su proceso creativo, llegamos
al tramo final y saltamos por lo conflictivo de forma apresurada, en lo que es
una especie de hagiografía del mito frente al Demonio Coronel Parker, chivo
expiatorio de todos sus males, Elvis era un ser de luz que ensombrecía este
malo malísimo, y tampoco era eso, era un Tótem de la música, pero seguro no
tenía sus falencias, como por ejemplo su miopía al dejarse mangonear por su
manager, no entiendo por que esa sumisión a este tipo viscoso, y esto no se
explica.
Es una película que
discurre con brío, una ópera rock suntuosa, arrollando en su ritmo
adrenalínico, con los clásicos recursos estéticos y musicales, con infinitos
cortes, con movimientos de cámara trepidantes, con estilo videoclipero, con
todo lo bueno y mucho malo (en este caso) que ello conlleva, una montaña rusa
que no da descanso, acelera y nunca es capaz de serenarse un poquito,
provocando confusión y desconcierto en las elipsis de saltos temporales, para
dar algo más que apuntes a pie de página adornado por populares temas
musicales.
Tenemos un arranque
fulgurante homenajeando los comics Marvel que tanto adoraba en su juventud
Elvis, narrando su niñez a modo de flash, y mostrando como de buenas a primeras
queda fascinado en su nuevo barrio de Memphis en el que se instala con sus padres,
por la música negra. Como el Coronel lo descubre tras escucharlo cantando "That's
All Right", y viendo el fervor erótico del público ante sus movimientos el
‘trilero’ ve una mina de oro por explotar, aunque para ello deba marginar a su ‘estrella’
Hank Snow. Y con ello Elvis, sin querer vende su alma al Diablo, atándose por
el retorcido Col. Parker.
Luego seguimos el
meteórico ascenso al Olimpo de Elvis, sus fulgentes apariciones en programas
tv, pero nunca seguimos esto como algo gradual, si no que se da de forma
atropellada, lo vemos pasar de su casita en Memphis a la famosa mansión Graceland,
sin sentirse de modo orgánico, más bien parecen viñetas donde nos han hurtado
las intermedias. Tenemos su embrujo por la música afro rhythm & blues y el
gospel, a través de su amistad con BB King. Sentimos la hostilidad puritana
reflejada en el senador segregacionista demócrata del sur de Mississippi, James
Eastland. Vemos sus problemas con la censura mojigata, saltamos a su servicio
militar a Alemania (en 1958, no fue voluntario como se dice aquí, fue reclutado),
esto visto a modo supersónico, solo visible por una charla juvenil con Priscilla
(Olivia DeJonge) en su dormitorio, todo muy casto, pero se pasa por alto que
ella tenía 14 núbiles añitos (hija de un militar también en Germania), frente a
los 24 del artista, esto se obvia, pues iría contra el retrato cuasi-beatífico
de Elvis. Volvemos a USA y todo continua similar, hay unos pinitos en Hollywood
pasados en forma (de nuevo) flash, donde entierra sus esperanzas de ser un
nuevo James Dean con películas bochornosas (eso lo digo yo), pues nie el nombre
de una aparece en este biopic. Tiene su importancia minutal en un especial Comeback
Special de 1968 que se relata de forma inverosímil, y muy bizarra, como muestra
de la rebeldía de Elvis, esto se repite varias veces cual pataleta de un bebe
que no quiere tomarse la papilla. Pasando incomprensiblemente por un apunte a pie
de página sobre la primera retransmisión vía satélite de la historia de un
concierto como fue el "Aloha from Hawaii" de 1973. Se nos dice las
ansias de hacer una gira mundial de Elvis, y como el Col. Se lo chafa con la
excusa de la seguridad, esto según cuentas, hace que Elvis se vuelva un
paranoico de las armas. Parker consigue enjaularlo en una cárcel de oro en un hotel
de las Vegas, donde la monotonía y el cansancio de estar todas las noches sobre
el escenario hace que caiga en las pastillas para el dolor y el cansancio, y
aquí volvemos a vere a Parker como una sanguijuela succionando la sangre de
Elvis una y otra vez. Llegamos a su decadencia física y esto es abordado de
forma sintética, no se le da la trascendencia dramática, se da en base unas
pocas y rápidas set-pieces y ya estamos ante su trágica muerte a los 42 años. Demasiado
metraje para lo escasamente (es decir mucho) que se profundiza en el titular.
Hay una especie de ansia
por hacernos ver a un Elvis comprometido con la política en su país, para ello
salpican la película con tres magnicidios donde Elvis se siente muy apenado a
cada crimen, los de JFK, su hermano RFK y MLK, cuando nunca se le vio
comprometerse con ninguna causa de los Derechos Civiles, esto es tergiversar la
verdad, cuando en realidad al único presidente que visitó fue Richard Nixon, al
que admiraba el cantante, esto de pasarlo por alto es claramente para limar asperezas
se elimina de la película.
Tenemos el apartado
musical y hay Luhrmann juega en terreno propio, con una mano de póker sobre póker,
tirando del repertorio Elvis, al que Auistin Butler mimetiza con soltura
)incluso su mechón de pelo cae del mismo modo sobre su rostro), ayudado por la
excelente ambientación (obra de la esposa de Luhrmann, Catherine Martin, en el
diseño de producción y vestuario; la jubilosa cineamtografía de Mandy Walker; y
los efectos visuales supervisados por Thomas Wood), escuchándose los
mega-éxitos como "Hound Dog", mientras mueve las caderas de modo
epilético volviendo locas a las féminas, baladas románticas como "Love Me
Tender", rock del bueno con "Jailhouse Rock", sus ctuaciones en
Las Vegas con “Suspiccious Minds” o “Polk Salad Annie”. Pero me sobran los
excesos ‘luhrmannianos’ en sus ansias de meter mano y modernizarlo todo, en
realidad en este caso lo canibaliza, si haces una película sobre Elvis es una
herejía hacer remixes, mash-ups o meter hip hop, en “Moulin Rouge” quedaba
bien, pues no era nada individualizada sobre alguien real músico, aquí es chirriante.
Spoiler:
La despedida "en
directo" en Las Vegas de Elvis con el Coronel Parker jamás sucedió.
Los problemas de
comportamiento y la adicción a los medicamentos recetados de Presley lo
superan, y Priscilla, abatida, se divorcia de él en 1973 y se lleva a su hija
Lisa Marie con ella. Presley continúa con un riguroso programa de espectáculos
que lo deja cada vez más exhausto. Poco antes de su muerte en 1977, Presley le
expresa su mayor temor a Priscilla: nadie lo recordará después de que se haya
ido. En uno de sus últimos espectáculos, Presley, ahora hinchado y pálido,
canta "Unchained Melody" y termina la actuación con un estruendoso
aplauso. Al terminar su recolección, el coronel Tom Parker muere, empobrecido y
solo, mientras que Elvis Presley es querido en todo el mundo y es el solista
más vendido de la historia.
Film que ha sido éxito
de taquilla, recaudó $ 286 millones en todo el mundo con su presupuesto de $ 85
millones y se convirtió en la segunda película biográfica musical más
taquillera de todos los tiempos detrás de Bohemian Rhapsody (2018) y cuarta
película más taquillera producida en Australia.
Me esperaré a la película,
pues este producto me ha sido el tráiler más largo de la historia (ataque de
cinismo). Elvis merece un buen film a la altura de su mítica figura, este no lo
es. Gloria Ucrania!!!
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