UNA MUJER DE PARÍS.
Atrevida y singular cinta del
genial Charles Chaplin, lo primero por su temática en la que se habla de
mujeres vividoras y frívolas (prostitutas de lujo), en la que hay fiestas
bacanales donde el sexo está presente en una clara referencia a orgías (no hay
que ser muy avispado), esto provocó que fuera en el momento de su estreno un
escándalo, siendo prohibida en quince estados USA. Lo de singular es por
ser la única cinta del polifacético artista en que todo es un drama sórdido, no
hay atisbo (salvo un par de apuntes) de humor, sumándose que como bien se
encarga el preámbulo de la cinta no actúa Chaplin (hace un cameo fugaz como
portero en una estación de tren), solo dirige, Chaplin quería demostrar que
también estaba dotado para el melodrama. En la cinta con guión del propio
Chaplin, inspirándose en una un breve romance con una chica, Peggy Hopkins
Joyce, una seductora en serie que se casó seis veces y tuvo relaciones con
varios hombres de alto perfil, incluyendo el propio Chaplin, Peggy era conocida
por atrapar a los ricos antes de divorciarse de ellos y reclamar parte de sus
riquezas, y con sus historias de su tiempo en París Chaplin quedó fascinado. El
realizador nos habla de la doble moral de la sociedad, de su hipocresía, de su
conservadurismo, de su clasismo, de nihilismo, de su superficialidad, y sobre
todo de la decadencia de la clase alta,
lo hace con un clásico relato de romance de manual, chico conoce chica,
chico se enamora de chica, chico pierde a chica..., en lo que es un relato
lineal y bastante envejecido por el tiempo, salvando de lo escueto algunos
momentos apreciables que dan fuerza a la cinta, pero que en su mensaje queda
algo simplista, su final, al menos el visto por mi (hay otro filmado por
Chaplin) es muy burdo y chirriante, siendo un lastre penoso para el conjunto,
desvirtuando lo visto. Chaplin le dio el protagonismo a su musa Edna Purviance
en un esfuerzo para ayudar a lanzarla en papeles dramáticos, siendo un fracaso
este intento, pues además de ser su última colaboración con Chaplin, jamás
volvió a interpretar un rol de relevancia, el que si aprovechó sus minutos en
pantalla es Adolphe Menjou, con un papel que borda de sofisticado y cínico
millonario. La cinta a pesar de tener buenas críticas fue un fracaso comercial
en USA, aunque en Europa obtuvo buena taquilla. Chaplin la restauró dos años
antes de morir con una nueva banda sonora, suprimió del inmaculado negativo del
film, el rótulo inicial que decía: “La humanidad no se compone de héroes y
villanos, sino de hombres y mujeres, y todas sus pasiones, buenas o malas, les
han sido dadas por Dios. Su pecado es sólo ceguera y el ignorante condena sus
errores, pero el sabio se apiada de ellos”. Soy de la opinión que si esta cinta
no la hubiera hecho Chaplin se hubiera perdido en el tiempo, pues me es
sobrevalorada, pienso como de Woody Allen cuando hace dramas sombríos, si
tienes el don de la comedia (como lo tenía Chaplin), no nos prives de él,
explótalo con esa ingeniosa mezcla entre el humor y el patetismo que tan bien
mezclaba este londinense.
Marie St. Clair (Edna
Purviance) y su novio, aspirante a artista Jean Millet (Carl Miller), planean
salir de su pequeño pueblo francés a París, donde se casarán. En la noche
antes de la hora prevista de salida, Marie baja de su habitación del segundo
piso para una cita con Jean. Su padrastro (Clarence Geldart) les
ve paseando por una calle y la encierra fuera de la casa. Cuando la pareja
regresa, Jean golpea furiosamente en la puerta principal y le recuerda al
hombre mayor que ha bloqueado su hija. El padrastro desestima la queja de
Jean Marie y le dice, "Tal vez (Jean) le dará una cama por la noche".
Tras varios infortunios Marie acaba en París sola. Tendrá
importancia en la historia el padre y la madre de Jean, (Charles K. French y
Lydia Knott), y el hedonista rico Pierre Revel (Adolphe Menjou).
Chaplin, aunque en tono
dramático, vuelve a uno de sus mantras, como es el de hacer colisionar los
diferentes estratos sociales, bien sea la clase alta frente a la baja, el
conservadurismo frente al libertinaje, o
la sencilla vida en los pueblos de provincia frente a la decadencia mora de las
capitales. En su momento fue una cinta embestida de gran modernidad que alteró
a la puritana opinión pública estadounidense, haciendo desfilar por la pantalla
a mujeres autosuficientes que no dudan en tener amantes para que las mantengan
sus lujos, fiestas en que la moral se distrae, en donde asistimos incluso (en
fuera de campo) a un striptease, todo ello para criticar a unos y a otros, al
libertinaje decadente de la clase alta y al conservadurismo puritano. Para ello
Chaplín convierte en anti-heroína a una mujer que se ha sentido rechazada por
su familia (su padre, no sabremos nada de su madre), y por su novio (al menos
eso creyó ella), y se rebela no dejando ya que el amor la gobierne, y solo el
pragmatismo sea su modus vivendi, aunque para ello deba ser una cortesana, pero
Chaplin la enfrenta a la encrucijada de la añoranza de la sencillez que representa
su amor a Jean, en colisión con la comodidad (de dinero) que le proporciona su
amante Pierre. Este dilema moral queda bien reflejado, con gran fuerza
emocional en su primer encuentro en París en el modesto apartamento del pintor,
en sus sensibles rostros, en cómo se enfrenta al cínico Pierre Revel, pero luego la catarsis que se produce me queda
algo forzada, el súmmum es su conclusión (en USA, en Europa hubo otro más
coherente, spoiler).
Chaplin demuestra gran
elegancia y saber cinematográfico en el estilo en que encara el film, aportando
una formidable elipsis temporal de un año, desde que Marie se sube al tren a
París y la volvemos a ver elegante del brazo de Pierre Revel entrar en un
lujoso restaurante, no nos hace falta ver el camino, si no el resultado final,
esto aporta ritmo. Asimismo muy buena la dirección de actores, sin
histrionismos, todo sutilezas, describiendo emociones con discreción,
destacando un Adolphe Menjou extraordinario, rol que podría haber caído en la
caricatura simplona, aquí es un tipo mordaz, sin maldad, nihilista, frívolo, solo
quiere disfrutar de la vida, no es un villano, es una opción de vida (gracias a
su plata). Edna Purviance también demuestra sensibilidad para emitir todo un
arco de sensaciones que te llegan, atrapada entre el mundo superficial que ha
construido para sí y la añoranza del amor perdido. Carl Miller cumple bien con el pintor que se debate entre dos amores,
el de su antigua novia y el de su madre.
Destable es como Chaplin da
importancia en este mundo decadente de la clase alta parisina los sirvientes, los
camareros, la masajista, sublime el gourmet cuando sirven trufas a los
ricachones "una delicadeza para los
cerdos (las trufas) y los caballeros", ya que son arrancados de la tierra
por los cerdos. Hay un par de toques más incisivos humorísticos marca Chaplin,
donde fusiona como él solo sabe hacer el humor con el patetismo humano, me
refiero a cuando Marie visita por casualidad a Jean en París, Jean busca un
trapo que ofrecerle a Marie para no se ensucie, todos los que coge está rotos,
ve unos doblado y se lo da a Marie, lo despliega y se lo pone en el regazo Jean
se da cuenta tiene un agujero, Marie no lo ve y charla relajadamente, Jean se
lo quita distraídamente antes de que se dé cuenta; Y cuando en un ataque de
dignidad y orgullo discutiendo con Pierre Revel, para demostrarle ella a él que
no le importan los lujos se rompe un collar de perlas que lleva al cuello y lo
lanza por la ventana a la calle, entonces Marie ve que un vagabundo que pasa
por allí lo ve y lo coge llevándoselo, Marie corre afuera a perseguir al tipo
para quitárselo, siendo a su vez perseguida ella por un perro; Sibilinas
muestras del talento fascinante de Chaplin para con humor entrar en las
mezquindades de la Condición Humana.
Chaplin aporta enorme
sensibilidad visual, derrochando buen gusto: Como cuando al principio Marie espera en la estación de tren a Jean, la llegada del tren sólo se
muestra por las luces reflejadas en la estación; Cuando Jean se prepara para ir
a matar al Pierre, sólo se muestran las balas, no la pistola; Marie es
masajeada mientras cotillea con sus amigas, vemos la escena en fuera de plano a
través del rostro desaprobador de la masajista. Y es que la puesta en escena
resulta brillante para los cánones de la época, con dirección artística de Arthur
Stibolt, rodándose en los Estudios Chaplin de Hollywood, con algunas escenas
exteriores filmadas en los apartamentos Ansonia en la calle 6 W y Lake Street (Los
Angeles, California), recreando el mundo hedonista de la clase alta, sus
lujosos restaurantes, sus lujosos apartamentos, sus lujosas mansiones, sus
lujosas vestimentas, todo esto realzado por la fotografía de Roland Totheroh (“La
quimera del oro” o “Tiepos modernos”), y Jack Wilson (“Armas al hombro2 o “El
chico”), muestran la sutileza arriba referida, con iluminaciones que beben del
expresionismo alemán (sobre todo en la noche), con elegantes fuera de plano, con
angulaciones pioneras para su tiempo, con expresivos primeros planos de los
actores que extraen lo mejor de ellos,

Taras: Le falta introspección
a los protagonistas, no se sabe por qué Marie y Jean quieren huir a París, que
ha sido de la madre de Marie, porque no se casan en su pueblo y después si
quieren se van a la capital de Francia, porque el padre de él la rechaza a
ella, porque el padre de ella la encierra en su dormitorio, o porque Jean cuando
va a la estación de tren con Marie no lleva consigo su equipaje, y tiene que
volver a por él, muy forzado recurso. Porque ella no puede pensar que a Jean le
ha pasado algo por el camino o en su casa con el padre, y piensa que la han
abandonado, tantos porqués en el primer tramo, un torpedo de flotación sobre el
resto; Luego su historia me parece de lo
más convencional (chico encuentra chica, chico encuentra chica...), un dilema
moral de ella muy simplista, no me llega a emocionar, ella por ser una
buscavidas y el por ser un calzonazos de su madre; El remate es el final USA
(hay otro diametralmente opuesto y mejor, spoiler), menuda bazofia, la madre de
él muy puritana, pero en realidad una asesina en potencia, coge una pistola para matar a Marie pero al verla conmovida sobre el cadáver de Jean se
arrepiente y en una absurda elipsis vemos a Marie y la madre de Jean llevando
un hospicio en el campo (otra vez la grieta entre lo rural como bueno y lo
urbano como malo) para niños huérfanos, o sea dándole la razón a la madre que
no quería a Marie por su disoluta vida, en realidad fue la madre la que provocó
con su sinrazón el suicidio de su hijo, esta mujer no creía en la redención de
las personas, muy rancio mensaje final, además de crujir más que las torres
gemelas al desplomarse; Y para mí el mayor defecto es el de hurtarnos Chaplin
de su innata magia para hacer la deliciosa miscelánea de sonrisas y lagrimas,
ello con un trasfondo humanista entrañable, aquí esto nos es escamoteado,
ERROR; No tiene mucha importancia, pero porque la acción es en París? No hay
una sola imagen que defina la capital gala.
Spoiler:
Particularidad de la película
es que se distribuyó con dos terminaciones diferentes. Para el público estadounidense,
hubo un final moral: Después del suicidio de Jean, Marie dejó París con su
madre y comenzó un pequeño orfanato con ella con la ayuda de un sacerdote
católico. Como explicó un intertítulo, había comprendido que «el secreto de la
felicidad está al servicio de los demás». Para el público europeo más cínico, o
más realista, hay un final inmoral con Marie volviendo a su vida de rica
ociosidad con Pierre. Este final mucho más coherente y no tan mojigato, ñoño y
políticamente correcto, da una dimensión más realista y no de metida con
calzador, dando la razón a la moral ultraconservadora de la época, una conclusión
USA que se pega un tiro en el pie, precisamente el que he visto yo,
desgraciadamente.
Sobrevalorada cinta, que
quizás le tengo algo de inquina por sustraernos del humor “Chaplin”, lo que lo
hacía único. Fuerza y honor!!!
Interesante detalle el del doble final, lo desconocía. ¿Existe alguna copia con ese final "a la europea"? Siempre que he visto este film termina con esa escena repleta de moralina tan exagerada....
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