DEL REVÉS. (INSIDE
OUT)
Pixar vuelve a tener
el favor de la crítica especializada tras unos años un tanto discordante con la
compañía del flexo, pues siéndome sugerente, imaginativa, y con un gran
arranque, pero no me ha dejado satisfecho del todo, no veo la obra maestra que
muchos ven, ni mucho menos la originalidad, esto del submundo interior de una
persona ha sido ya abordado por otros films, como el corto de Woody Allen en “Todo
lo que usted quiso saber...” (1972), la serie “La cabeza de Herman” (1991)“Como
ser John Malkovich” (1999), “Osmosis Jones” (2001) o la didáctica serie
infantil “Erase una vez...la vida” (1986), es más el film está inspirado en el
cortometraje propagandístico (WWII) de Walt Disney “Reason and emotion” (1943),
que ya trataba sobre el mundo mental de las emociones. En la historia se da la
paradoja que intentará emocionar con las emociones de protagonistas, tiene su centro
en un juego iniciático, en las fases del crecimiento, en él como un niño sufre
los cambios en una etapa en la que la personalidad es tsunami que va y viene
sin estar definida. Lo malo es su enfoque, y es que veo es una historia con la
que los niños, los menores de 10 años difícil disfrutaran, trata temas
demasiado complejos con los que no empatizaran, conceptos de psicología que los
desconcertaran, por mucho del infantiloide submundo del subconsciente creado,
les gustará su cromatismo, pero el subtexto del argumento les será un
jeroglífico dentro de un laberinto, a la franja de edad más elevada de los 10 en adelante les será muy infantil su
puesta en escena, y muchos no entenderán de que va, y los que la comprendan
verán estos conceptos muy simplificados. Parece ser más bien un experimento
para estudiantes de psicología en el que verán subcapas que a los profanos se
nos escapan.
La historia se desarrolla en dos planos. Por un lado
está Riley (voz en vo de Kaitlyn Dias) a la que seguimos desde que nace hasta
que tiene once años, hija única que vive felizmente en un pueblo de Minnesota,
con sus amigos y su gran afición al hockey sobre hielo, pero su padre (voz en
vo de Kyle MacLachlan) consigue un trabajo en San Francisco y la familia (la
madre en vo voz de Diane Lane) se traslada allí, suponiendo para la chica una
enorme catarsis emocional difícil de sobrellevar. En el otro plano está la
compleja mente de Riley, allí conviven en una especie de control de mandos,
varias sensaciones, a las que vemos en aspecto humaniforme, Alegría (voz de Amy
Poehler en vo), Tristeza (voz de Phyllis Smith en vo), Miedo (voz en vo de Bill
Hader), Asco (voz en vo de Mindy Kaling) e Ira (voz de Lewis Black en vo).
Estas emociones son las que mueven a Riley, lo hacen reaccionando a lo que le
sucede a Riley, y esto lo interrelacionan con el almacenaje de los recuerdos,
vistos como bolas, las alegres amarillas y las tristes azules, las importantes
se almacenan como “recuerdos centrales”, todo influyendo en la personalidad que
traslada la chica. Asimismo en este microcosmos coexisten cinco islas, cada una
de ellas refleja un aspecto fundamental del espíritu de Riley. En este puesto
de control de mandos lleva la voz cantante Alegría, siendo repudiada por esta
Tristeza. En la historia tendrá importancia un amigo imaginario de Riley, Bing
Bong (voz en vo de Richard Kind).
Pixar ha vuelto
a tirar de molde, ha construido un microcosmos irreal, de personajes
surrealistas, y alrededor de ellos ha creado una pandilla de colegas que más o
menso se llevan bien, como en “Bichos”, con los insectos, como en “Mosntruos
S.A.” con los monstruos que la mente infantil crea, o como los coches en
“Cars”, pero de la que más tiene esta “Del revés” es de “Toy story” con los
juguetes, y es que puede verse un argumento similar, el grupo heterogéneo que
convive con un humano como su motor de vida, la más antigua es el chico Andy,
aquí es la chica Riley, asimismo existe el mismo punto de catarsis, el
enfrentamiento entre el líder del grupo, en la de los juguetes es Woody y aquí
Alegría, y como su enfrentamiento con otro de los personajes, Woody con
Buzzlightyear y en esta Alegría con Tristeza, esto provoca en los dos films que
las dos parejas salgan salir de su hábitat natural por accidente y su vuelta al
“hogar” se convertirá en una odisea en que los antagonistas se llegaran a
entender, pues lo dicho, un calco disimulado esta “Del revés” de “Toy story”
(1995).
Realizada
por Pete Docter y Ronnie del Carmen con guión basado en una historia de ambos,
en el que se radiografía de modo un tanto superficial la efervescencia que se
produce en la mente de un niño cuando va cubriendo etapas en su avance hacia
tener una personalidad propia, una travesía de aprendizaje, donde cobran
protagonismo las emociones en forma humaniforme enmarcadas en un microuniverso,
y donde de forma subliminal estas sensaciones irán conformando situaciones
catárquicas que han de ser vistas como la desorientación a esa edad, donde ya
no todo será blanco o negro existen los grises, donde los sentimientos están en
terremoto constante que puede provocar de modo figurado el derrumbe los pilares
que un niño se ha conformado, esto deriva en la edificación de una modificada
personalidad en la odisea hacia la madurez. Nos habla de lo importante de la
unidad familiar, de la amistad, de saber aceptar lo malo.
Pero sobre
todo es una loa a la tristeza como vía de escape, como válvula de
descompresión, de cómo cuando dejamos de ser niños debemos convivir con una más
amplia gama de emociones, la melancolía no es mala, nadie puede estar alegre
por siempre, la nostalgia es un modo recordar lo bueno que hemos tenido, a
veces para que la alegría sea más fuerte primero hay que estar triste, este
sentimiento forma parte indispensable del desarrollo personal, viene a decirnos
el film que la alegría no es antagonista de la tristeza, con lo que con esto
entraríamos en la ambigüedad de la que todos formamos parte. Y es que el dolor
(anímico) es un eslabón más de la cadena del crecimiento, la personalidad se
moldea con la suma de momentos buenos y malos, asimismo se da relevancia al
mundo de los recuerdos, a como estos conforman nuestra conciencia, nuestro
carácter. Pues esto los niños les será como hablarles de la partícula de Dios.
Trata temas
filosóficos que entroncan con teorías freudianas, como es el modo de colorear
de un modo distinto a las emociones, versando sobre nuestros miedos, nuestros
sueños, nuestros recuerdos, con ideas abstracto-psicológica-simbólicas, como la
torre de control dominada por cinco emociones, o la zona trasera en donde se
halla la subconsciencia, la memoria a largo plazo, la fábrica de sueños, islas
como la de la Familia, o las creaciones de nuestra infancia que se olvidan, y
esta subconsciencia se produce una odisea que recuerda a la de Dorothy en “El
mago de Oz” o a “Alicia en el país de las Maravillas”, por lo del viaje iniciático
y por el surrealismo que nos vamos encontrando. Pues bien, todos estos
conceptos que funcionan a dos niveles, uno lo que vemos y otro es que esto
representa en realidad que Riley está
desorientada y buscando su camino, y en el plano de lo que vemos me resulta
harto infantil, y en el apartado psíquico me queda muy simplista.
Resaltar los divertidos y
mordaces guiños cinéfilos, uno es cuando una isla del subconsciente de Riley se
derrumba en mil pedazos, esta tiene un castillo de cuento de hadas, claramente
recuerda al símbolo de la Disney, entiendo como que esta compañía infantiliza a
los niños y para avanzar en la personalidad hay que dejar esta parte (la
Disney) atrás. Otro guiño cinéfilo es como los sueños son fabricados en un
estudio de cine que dependiendo con el filtro que pongas son sueños o
pesadillas, ingenioso toque. Asimismo es destacable en la cinta la ausencia de
un villano, de un malo malísimo al que combatir, aquí es el camino a la
comprensión de quien somos quien queremos ser la meta.
Y es que el
film rebosa elementos buenos y otros de regulares a malos. Está el hecho de
unos personajes alejados de cualquier carisma, de cualquier empatía, con una
Alegría arrogante, pedante, resabiada, cargante, con una Tristeza que más que
simpatía da pena, con secundarios planos en su previsibilidad. Su arranque
resulta sugestivo, te engancha en su premisa, en asistir a como manejan los
controles las emociones, pero paradójicamente cuando comienza la odisea se
vuelve espesa, pierde interés, pues es un mundo en donde la tensión se reduce
ante su previsibilidad, a esto se añade una nula química entre la pareja
Alegría-Tristeza, no desprenden chispa, chirrían, no te sorprenden, se añaden
resoluciones a los problemas de un claro tono sentimentaloide, no se arriesga
en el final. Tampoco tiene golpes de comedia, si acaso una mueca es a lo más
que llega, carece de inventiva humorística, se decantan por el tono de aventura
(cara a los niños) y esta llega a resultar tan caótica como este sub-universo. Incluso
en lo que respecta a la historia y la catarsis me ha sido algo facilón lo del
niño que al cambiar de hogar se siente fuera de lugar y cae en la depresión,
algo ya muy usado en el cine.
Su puesta en
escena tiende su imaginación en el mundo interior de Riley, y es que la
fotografía realiza un notorio contraste entre el exterior y el interior, el
primero es de una luz más apagada y tenue, mientras el interior es una
explosión de cromatismo, de luz, de recreaciones simbólicas delirantes de
fantasía, recordando por momentos a Dalí o Picasso en sus momentos más
surrealistas. El diseño de la personificación de las emociones no me ha
entusiasmado, incluso con mensajes un tanto tóxicos con lo de que la Alegría es
alta y delgada y la Tristeza es obesa, bajita y con gafas, un estereotipo
doliente y pernicioso.
Spoiler:
Momentos
recordables: Su arranque con las diferentes fases de su crecimiento que vivimos
desde que es bebé Riley, y cómo evoluciona la sala de control de las emociones;
El simbolismo del brócoli (pero a quien le gusta esta verdura que ya en “Los
Simpson” es símbolo de muerte) para que la emoción del asco nazca; El tramo del
sacrificio de Bing Bong como símbolo de cómo quemamos etapas en nuestro
crecimiento; El tramo final, de lo mejor del film, cuando comenzamos un
diáspora por diferentes puestos de control en diferentes personas, hilarante;
Cuando unos operarios mentales han realizado reformas en los cuadros de mando
de las emociones, símbolo del crecimiento de la persona Riley, entre los
botones nuevos está “pubertad” que Alegría dice al descocer lo que es que no
tendrá importancia.
Destacable es el personaje
Bing Bong, recreación “amigo imaginario” de la infancia de Riley, entrañable en
su deambular del olvida, con un final muy de psicoanálisis, por de tener que
sacrificarse por el bien de Alegría, se supone un lastre para abandonar
definitivamente una etapa en la vida, aunque dudo que los niños que la vean lo
comprendan.

La génesis de la historia está en la experiencia
personal del director del film Pete Docter. Cuando se trasladó con su familia a
Dinamarca, cuando su padre decidió estudiar música de Carl Nielsen. Sus
hermanas se adaptaron con facilidad al entorno, pero Pete se sintió fuera de
lugar y apartado, los niños estaban por el deporte, Pete y se centró en el
dibujo, esta ansiedad social se terminó en la escuela secundaria. Esta
experiencia Pete la sumó a la del 2009, su propia hija pre-adolescente, Elie,
la notaba reservada, cerrada al mundo, insegura y temerosa del mundo y empezó a
pergeñar la tormenta de emociones que a esa edad se produce en la mente.
Comenzó a estudiar el tema, junto al productor Jonas Rivera y el co-director
Ronald del Carmen, consultando al afamado psicólogo Paul Ekman, experto en
emociones, y con Dacher Keltner,
profesor de psicología en la Universidad de California, Berkeley. Ekman
remarcó seis emociones como primarias en la pre-adolescencia: ira,
miedo, tristeza, disgusto, alegría y la sorpresa. Docter encontró la sorpresa y el miedo
demasiado similares, dejándolas en cinco emociones, construyendo los personajes
alrededor, siendo impulsada la idea de Keltner de que la Tristeza es una
emoción que fortalece las relaciones. Se añade el éxito de la realización del
2009 “Up”, esto le dio al director la carta blanca de Pixar para esta
arriesgada propuesta, primera película Pixar sin la participación del
co-fundador y ex de Apple CEO Steve Jobs,
murió en 2011. Asimismo casi desvinculado de la contribución de John Lasseter, centrado
en la reestructuración de Walt Disney Animation Studios en Los Ángeles en el momento de su producción.
En conjunto no me ha sido la gran película que muchos
han visto, Pixar las tiene mucho mejores. Fuerza y honor!!!
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