MACBETH. (1948)

Notable adaptación de
Orson Welles del homónimo drama de William Shakespeare, proyecto en el que ante
la evidente escasez de medios OW hice de la precariedad virtud, haciendo un
somero homenaje al teatro, con su marcado estilo operístico, imbuyendo al
relato de un marcado sino cuasi-surrealista, pesadillesco en algunos casos,
onírico en otros, pero siempre potenciando el lirismo del texto del Bardo
(poeta o narrador de historias) de Avon, ello con el acentuado estilo expresionista
gótico propio del director. Una narración enmarcada en un ambiente cerrado,
opresivo, avanzando hacia la asfixia en la piel de unos protagonistas presos de
su aciago destino señalado por unas brujas, tocando temas universales y
atemporales como la ambición desmedida, las ansias de poder, los sentimientos
de culpa, la venganza, la traición, las luchas de fe de religión, la envidia, la
frustración vital, la soledad, la cobardía, o el maquiavelismo, todo
desarrollado de modo fluido, alternando diálogos profundos con monólogos
sublimes, declamados por unos actores magníficos, sobresaliendo en este aspecto
un Titánico Orson Welles. Desgraciadamente fue un fracaso comercial, además en
su momento la crítica la denigró, el tiempo es un juez sabio y la ha elevado a
donde se merece.
Estamos en el SXI en Escocia,
Macbeth (Orson Welles), un caballero escocés volviendo tras una batalla se
cruza con unas brujas que le auguran que un día se sentará en el trono de
Escocia, alentado por su esposa Lady Macbeth (Jeanette Nolan), acaba asesinando
a Rey Duncan (Erskine Sanford), durante una visita a su castillo, iniciando una
espiral de violencia y muertes para alcanzar la corona escocesa.

En 1947 Orson Welles inicia
la idea de llevar a la gran pantalla una obra de su admirado Shakespeare (que
ya había representado obras en teatros y radio), será “Otello”, intenta
convencer que le financie el productor Alexander Korda sin éxito, entonces
Welles cambia a otra obra del bardo, “Macbeth” (1606), teniendo en mente un
<violento cruce perfecto entre Cumbres borrascosas y la novia de Frankenstein>, para lo que convence a los productores Charles K. Feldman y Herbert Yates, fundador presidente de Republic Pictures, alcanza
un presupuesto escaso de 700.000 $, teniendo además Welles que garantizar a
devolver cualquier cantidad que supere lo presupuestado. Fue la cuarta obra de
Shakespeare en la era del cine sonoro que Hollywood llevaba a la gran pantalla
una de sus obras, tras United Artists había producido “La fierecilla domada” (1929), Warner
Brothers hizo “El sueño de
una noche de verano” (1935), Metro-Goldwyn-Mayer produjo “Romeo y Julieta” (1936),
ninguna de ellas tuvo éxito taquillero, pero el triunfo de público y crítica de
la producción británica de Laurence
Olivier “Henry V” (1944)
hizo variar la idea de que Shakespeare era veneno para el público, haciendo que
Welles pudiera afrontar su proyecto, realizándolo con pocos medios y en solo 23
días.


OW escribe también el guión,
se mantiene bastante fiel a la obra, aunque introduce algunos elementos nuevos
que realzan el sentido de la historia (spoiler), el polifacético artista
maximiza la importancia de Macbeth en detrimento de su mujer, algo más en la
sombra que la obra original, ahonda en su tormento interior, en su angustia
existencial, en sus sentimientos de culpa, refleja un personaje enfermo de
poder, complejo como gustaba de interpretar a OW, poliédrico, con aristas,
oscuro, sombrío, con mucho mundo interior. Evolucionando mediante mucha voz en
off de los pensamientos de los personajes, esto cubre e relato de una sinuosa
intriga tensa. Es un drama de un fuerza visual e intensidad arrolladora, te atrapa
desde su lírico inicio con la imagen de espaldas de las tres brujas engullidas
por un paraje nebuloso que remueven un caldero, declamando en tono cavernoso la
profecía, y a partir de aquí una narración de un tremendo calado emocional, de
gran vigor, de estremecedora ambigüedad, con ingenioso uso de las metáforas
visuales, ello con inteligente delineación de personajes, obsesivos,
reflexivos, abrumados, muy humanos, angustiados por el poder omnímodo de la
conciencia, sumidos en un mar de dudas por sus actos villanos. Esto en un
universo sumergido con la alegoría de su ambientación en un clima atávico de
violencia, con ahorcamientos, regicidios, apuñalamientos, asesinatos de niños,
suicidios lanzándose al vacío, decapitaciones, cabezas cortadas en picas en
exposiciones públicas y más.
La tara que le puedo achacar
es la disminución de importancia que tiene Lady Macbeth, Icono en el imaginario
de la esposa “malediciente “Pepito Grillo”, una manipuladora perversa, pues
aquí su peso dramático de maestra de marionetas que influye malévolamente en el
protagonista queda bastante disminuido, quedando este aspecto aminorado.
Asimismo la batalla final resulta descafeinada, pues para defender el castillo
de Macbeth está el solo, solo contra miles, donde se ha metido el supuesto
ejército de Macbeth? No se da explicación a esta desidia de extras y de
contienda bélica hurtada al espectador. Tampoco el vestuario brilla, pues
parece sacado del atrezzo de un film de “Gengis Khan”, totalmente anacrónico,
en algún caso rozando lo grotesco.
Orson Welles realiza una
enorme actuación, de profundidad, de gran intensidad psicológica, de un
memorable arco evolutivo, hastiado, arrollado por la ilusión del augurio,
sumido en una espiral de violencia sanguinaria, una cuesta abajo que lo
derrumba mentalmente ante nosotros, exhibido esto mediante estremecedores
monólogos interiores, aguantando primeros planos prodigiosamente, una labor
bañada de tintes arcaico-salvajes, excelente. Jeanette Nolan debuta en cine con Lady
Macbeth, expone dotes sibilinas, manipuladoras, perturbadoras, en un complejo
declive hacia la demencia, aunque queda
opacada por el colosal Macbeth, restándole el protagonismo de la obra
shakesperiana, la primera ladyu Macbeth en mente de OW fue Vivien Leigh, pero
creyó su marido (Laurence Olivier) la vetaría, se le
ofreció el rol a Tallulah Bankhead, lo rechazó, también se barajaron Anne Baxter, Mercedes McCambridge y Agnes Moorehead, al final OW escogió a Jeanette
Nolan, perteneciente a su compañía teatral Mecury. Dan O'Herlihy da vida con
estupenda energía a Macduff. Un imberbe Roddy McDowall es el valiente e
inocente Malcolm. Alan Napier deja huella con su Santo Padre, rol sombrío,
inquietante, turbador, interpretado de modo valioso. Como curiosidad OW hace
aparecer en el film a su hijo Christopher en el papel del hijo de Macduff,
su única aparición en cine.

La puesta en escena en lo que
se refiere a los decorados del director artístico Fred A. Ritter resultan un
canto al arte de las tablas, muy teatral, sin exteriores, con indisimulados
fondos falsos, con exagerada recreación de cartón piedra y papel maché, todo
muy falso, con rocas y árboles simulados, sobresaliendo el castillo de
Dunsinane, aquí más una retorcida fortaleza cavernosa, un gran patio sorteado
de una red de pasillos excavados en la roca, con habitaciones primitivas sin
puertas, esto como alegoría del hombre atávico, el que surge de los más bajos
instintos, todo esto realzado por la fenomenal fotografía de John L. Russell
(“Psycho” o “La hora de Alfred Hitchcock”), potenciando el expresionismo del
film, envolviendo en claroscuros y sombras (espléndidas sus proyecciones en los
fondos) a los personajes, casi todo la historia pasa de noche, y lo poco de día
es nublado, con luz marcadamente artificial, con angulaciones de cámara que
oprimen y crean zozobra y exaltan emociones, con picados y contrapicados que
crean estados de ánimo, con momentos cuasi-alucinatorios, con sentidos primeros
planos que enaltecen sensaciones, sobre todo en los soliloquios, con manejo
explícito de la niebla (incluso relámpagos) como metáfora de los sentimientos
de los protagonistas, acercando el relato al cine de terror, por lo lúgubre y
tenebroso, maravilloso el momento en que Macbeth queda mirándose a un espejo
abollado que deforma su rostro con
corona. La música de Jacques Ibert ayuda a crear este turbador escenario, con
sinuosos sonidos que componen tensión ambiental. En su contra está un diseño de
vestuario bastante estrafalario, fruto esto del bajo presupuesto del film, la
mayoría de este fue alquilado, excepto el de Macbeth y su esposa, <El mío debería haber sido enviado de vuelta, me parecía a la Estatua de la Libertad en él. Pero no había pasta para otro y nada en stock en Western se me
siente bien, así que se quedó con ella>, Welles al cineasta Peter Bogdanovich.
OW como en casi todos sus
films posteriores a su ópera prima “Ciudadano Kane” tuvo problemas con los
productores. Aquí OW edecidió que los actores declamasen con acento escocés,
los críticos tildaron los diálogos de indescifrables, y en algún caso de
risibles, el co-productor Richard Wilson respondió que el espectador medio (se
refería a los críticos) no pueden seguir lengua de Shakespeare sin guía. Al final la compañía que la produjo,
Republic, retiró el film de los cines para un redoblaje, los actores fueron
llamados para doblarse a sí mismos sin acentos, se aprovechó de mala manera
para recortar 21 minutos del metraje, buscando el favor del público, OW se
sintió decepcionado, creía que su carrera en Hollywood acababa con este
problema. En la década de 1990 se hizo una nueva versión lo más cercana posible
a la idea de OW, se le añadieron 17 minutos y se le sumaron los acentos originales
escoceses.
Orson Welles introduce algunas
alteraciones sobre la obra original de William Shakespeare. Aumenta la
importancia de las tres brujas que en el libreto shakesperiano solo aparecen al
inicio de la obra, en la cinta abren y cierran la historia a modo circular, la
concluyen de modo lírico, justo con la decapitación de Macbeth aparecen ellas
cercenando la cabeza al muñeco alegórico al anti-héroe, pronunciando la frase
final del relato fílmico <La paz, la herida del encanto arriba>, que en
la obra teatral la dicen al principio las brujas en el encuentro con Macbeth.
Otro cambio es por mor de la censura, el discurso de Porter (Gus Schilling) es
simplificado para anular su doble sentido inherente. Orson Welles añade un
personaje inexistente en la obra original, el hombre santo (Alan Napier), tiene
su zenit con el discurso de San Miguel, Welles lo creó para según sus palabras
<El principal punto de la producción es la lucha entre las viejas y las
nuevas religiones, las brujas son representantes de la religión pagana druídica suprimida por el
cristianismo>. Asimismo hay elementos
creados por OW sobre la figura de Lady Macbeth, como la insinuación sutil de
que ella apuñala primero al Rey Duncan antes de que lo haga Macbeth, o cuando
ella vaga sonámbula por la fortaleza presa de la locura, terminando en lanzarse
al vacío letalmente, este no está presente en el original shakesperiano.

La
obra de Shakespeare está basada muy libremente en la vida real Macbeth (en
gaélico moderno escocés MacBeatha mac
Fhionnlaigh), rey de Escocia entre 1040 y 1057, casado con su prima Gruoch,
nieta de Kenneth II de Escocia, por condición de ella podía reclamar el trono
del país a la muerte del abuelo Malcolm II, pero este cambio las reglas de
sucesión para favorecer a su otro nieto Duncan. El 25 de noviembre de 1034
murió de Malcolm II y le sucedió Duncan,
recayendo en Macbeth el cargo de Dux, el reinado de este se tradujo en
desordenes y caos, el 15 de agosto de 1840 durante una expedición al Norte al
reino de Moray fue asesinado por sus propios hombres dirigidos por Macbeth, volviendo
a imponer el orden en el reino escocés. Peregrinó a Roma a espiar sus pecados
(regicidio) ante el Papa. Residió en el castillo de Dunsinane durante su
reinado, Macbeth murió por las heridas en combate en Lumphanan (Highlands)
contra Malcolm Canmore (hijo del rey Duncan),este con la ayuda de tropas
inglesas, le sucedió en el trono su hijastro Lulach I, estando en el trono solo
7 meses (del 15 de agosto de 1057 al 17 de marzo del 1058), siendo
asesinado también por Malcolm, pasando
“el matareyes” (licencia de la serie GOT) a ser el rey Malcolm III. Macbeth fue
enterrado en la isla de Iona como todos los reyes legítimos, acabándose con su
dinastía la última monarquía celta de Escocia.
Momentos recordables: Antes de los créditos iníciales vemos a las brujas, el caldero, la conjura, la figura de arcilla y la corona que le colocan a esta; Tras los créditos la anunciación de la profecía a Macbeth que lo deja reflexivo; El fascinante plano-secuencia de 10 minutos, todo lo que precede al camino sin retorno que toma Macbeth, su tormento interior ante su pérfido plan, el empujón psicológico de su esposa, el asesinato fuera de campo, la angustia del protagonista ante su acto criminal hasta que descubren el asesinato, sublime; El fulgurante monólogo de Macbeth sobre una roca frente a la tormenta; El asesinato del hijo del Rey, con el primer plano del sanguinario rostro del soldado que lo mata con su daga, muerte fuera de plano; El impresionante tramo del "Bosque de Birnam en movimiento" surgen de entre la niebla, los soldados con antorchas, picas de soldados y sobre todo las fantasmagóricas ramas de árbol para cumplir el augurio de las brujas, Welles dijo a Bogdanovich esta escena del film era para él la mejor, y fue fruto del hambre <Nuestra mejor escena era una toma donde todas las fuerzas concentradas del ejército de Macduff asedian el castillo, había una urgencia en ellos, lo que sucedía en realidad, era que rompía el mediodía, y todos los extras querían ir a almorzar>; El delirio de Lady Macbeth que termina suicidándose lanzándose por las murallas al vacío; La tremenda lucha a espada de Macduff y Macbeth que termina en un plano alegórico de las brujas quitando la cabeza al muñeco de barro alter ego del protagonista, a continuación vemos la corona de Macbeth rodar por el suelo, a lo que sigue Macduff alzando con en la punta de su espada la cabeza de Macbeth ante sus tropas, este les tira la cabeza y sus soldados le vitorean con antorchas; Las brujas tienen el epílogo entre las nubes diciendo <Paz, acabó el hechizo>.
Muy
recomendable versión de una de las mejores obras del Bardo de Avon. Fuerza y
honor!!!
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