LUCES DE CIUDAD.

Uno de los films más famosos
del genial tragicómico Charles Chaplin, su quinto largometraje mezcla con
enternecedor equilibrio el humor con el drama, de hecho para no romper este
susodicho mesura a favor del humor, Chaplin renunció
a 7 minutos iníciales de comedia desatada, para que después el público pudiera
conmoverse con más facilidad. Lanzada cuando ya el sonoro
irrumpía en los cines, pero Chaplin se negó a hacerla hablada, presentando el
diálogo en intertítulos, entendía que su cine tenía más alma siendo mudo, pero
el cine hablado ya nadie lo detendría, aunque Chaplin comentó a un periodista
que daba al cine sonoro dos o tres años, creo se equivocó, aún así hay dos
momentos sonoros en los que se puede entender es una sátira del cine hablado,
dos mordaces guiños, uno es en el arranque en que unos políticos hacen unos
discursos en la inauguración de una estatua, esto es oído a base de gruñidos
inentendibles, chanza de lo que suelen decir estos oradores, el otro momento
sonoro es cuando se traga Chaplin un silbato, esto como parodia de los
primitivo que estaba aún el sonido. La idea de la historia le surgió a Chaplin
de su anterior film, “El Circo”, donde un payaso ciego oculta su tara a su hija,
de aquí la florista ciega de “Luces de ciudad”, siendo la escena final la
primera escena que creó, para la trama secundaria del borracho rico Chaplin
recuperó a un personaje de un corto suyo de 1921, “The idle class”. Fue un
rodaje accidentado y con múltiples problemas, sobre todo debido al
perfeccionismo de Chaplin, lo que le llevó a un rodaje de dos años, tiempo en
el que murió su madre, hecho que le afectó.
El actor que iba a dar vida al millonario borracho era Henry Clive, pero en la escena en que intenta suicidarse, el actor debe
saltar a un tanque de agua y se negó, Chaplin lo despidió ipso facto, lo
reemplazó por Harry Myers, Chaplin lo había conocido mientras trabajaban
ambos en Keystone Studios. Virginia Cherrill para Chaplin era una quejicosa,
siendo el colmo que durante el rodaje de una escena pidió al realizador si
podía terminar temprano para ir a la peluquería, Chaplin la despidió, la
sustituyó por Georgia Hale, co-protagonista
con Chaplin en “La quimera
del oro”, pero tras varias
pruebas el director no la veía en el rol, barajó a la joven actriz de 16 años Violeta Krauth, al final volvió a fichar a Virginia
Cherrill, pero ella crecida exigió aumento de sueldo a 75 $ por semana, siendo
complacida. Para la escena del combate de boxeo Chaplin contrató
al actor Hank Mann como el
oponente, aparecen en la escena 100 extras, y Chaplin tardó cuatro días para los
ensayos y seis en rodarla, Chaplin inicialmente inquieto sobre la asistencia
para esta escena invitó a sus amigos a ser extras, el rodaje provocó tan buen
clima humorístico que más personas llegaron a diario para ser extras. El resultado lo resumió uno de los invitados de Chaplin al estreno, el
físico Albert Einstein, al salir dijo <Alguien que estudie todas mis teorías
con el paso del tiempo las podrá olvidar, alguien que vea esta película con el
paso del tiempo no olvidará lo que hace sentir>.
En una
ciudad cualquiera un vagabundo (Charles Chaplin) malvive como puede, un día
conoce a una chica ciega (Virginia
Cherrill) que vende flores en la calle, le compra una flor y es confundido por
ella con un adinerado tipo, el vagabundo se enamora de ella. Entre tanto el
vagabundo conoce a un borracho millonario (Harry Myers) con
ansias suicidas por haberlo dejado su mujer, lo peor es que cuando está sobrio
no reconoce al vagabundo.
Maravillosa
miscelánea entre el humor y el patetismo, una historia de amor sacrificado,
metiendo en un fluido coctel las sonrisas y la emoción que roza las lágrimas, con
claros tintes platónicos. Convierte su historia en una poética sátira de
nuestro clasista mundo, arremetiendo con mordacidad contra los políticos y sus
discursos vacíos, contra la impostada felicidad de los ricos, contra el
imperante clasismo, que incluso se da entre los más bajos, ejemplo como los
chicos vendedores de periódicos se meten con el vagabundo, o el criado del
millonario que hace lo mismo. Esto desarrollado con un guión sencillo, lineal,
moviéndose a base gags que muestran con viveza la personalidad de los
personajes.
Chaplin
despliega un tropel de gas slapstick marca de la casa, haciendo que de las
situaciones dramáticas surja el humor, hasta de un intento de suicidio sabe
explotar su lado risueño, haciendo protagonista a su clásico vagabundo
protagonista, siempre ilusionado, altruista, bueno, vitalista, defensor de las
causas perdidas, contra el alcoholismo, contra las falsas amistades, incluso
contra el pujante cine sonoro, pone en alza el amor puro, el que no espera nada
del otro, solo su felicidad, el amor desinteresado, dulce, enternecedor.
La
puesta en escena rezuma la clásica corrección de Chaplin, se rueda en
exteriores de San francisco y los Chaplin Studios, aunque la idea inicial era
que la ciudad fuese París, al final esto está indefinido, el director artístico
Robert Sherwood dijo <Es una ciudad extraña, con
semejanzas confusas con Londres, Los Ángeles, Nápoles, París, Tánger y Council
Bluffs. No es una ciudad en la tierra y es todas las ciudades>, aunque todo
los escenarios no son el punto fuerte del film, resultando en algún caso muy
teatral, como la casa del millonario, aunque reseñable es el momento combate de
boxeo, lleno de vida, se añade la correcta fotografía de
Roland Totheroh (“La quimera del oro”, “Tiempos Modernos” o “El Gran Dictador”)
y Gordon Pollock (“Queen Kelly”), estática y con el foco puesto en resaltar con
planos abiertos la comicidad y dramatismo del relato, sobresaliendo los
estremecedores planos finales. La romántica música tiene una gran importancia
en crear la atmósfera emocional de la narración, compuesta por vez primera por Chaplin y arreglado por Arthur Johnston,
acunando con ternura a los personajes, son el bello sustituto de los diálogos, el tema principal es "La violetera", leitmotiv para florista ciega, que Chaplin quiso pasar
como original suyo, pero es un plagio del tema
homónimo de los maestros José Padilla, este le ganó una demanda (en parís,
donde residía) por no acreditarle.
La cinta hay que verla como ya
he dicho como una fábula moral, hay que darle muchas licencias dramáticas, me
resulta poco creíble que el rico se emborrache y cuando está sobrio no se
acuerde de nada lo hecho con Charlot estando ebrio, vemos que Charlot ha
encontrado un trabajo, del cual es despedido por llegar tarde, crítica al
capitalismo despiadado, pero tampoco vemos a Charlot buscar más trabajos, se
pega al millonario a ver si le puede sacar algo. También se le puede achacar
que se siente un tanto forzado el argumento, cosido a retazos de set pieces, se
nota como Chaplin proviene del cine de humor de cortos, es por ello que se
atiene a juntar unos cuantos buenísimos gags de modo algo coherente, que ya la magia
de la buena construcción de personajes hará el resto, es por ello que
orgánicamente se siente algo deslavazada, con tres historias que se rejuntan,
la de la relación de Charlot con el rico borrachín, y el combate de boxeo, la
de Charlot con la chica ciega, en la primera reside la mezcla entre el humor y
el drama, en la segunda es el humor puro de slapstick, sin subterfugios,
apoyado en una fisicidad abrumadora, y la tercera es la hermosa historia de
amor.
Curioso es ver como aún no
estaba en vigor el Codigo Hayes de censura en el cine, y es que en realidad se
podría llegar a decir que a este Charlot tenía claras tendencias gays, que deja
relucir en varios momentos, aparece acostado con el millonario, si este es rico
debe tener más de un dormitorio, entonces porque están acostado los dos juntos
(con el Código Hayes hasta los matrimonios debían aparecer en camas separadas
en pantalla), aquí hay tomate, de hecho no será que el millonario se arrepiente
de su juerguecita homosexual y por ello prefiere olvidarla y cuando bebe sale
su verdadera personalidad gay? Los vemos a los dos en fiestas con mujeres, pero
no se ven a ellos coquetear con ellas, de hecho, no será que la esposa del
muchimillonario lo ha dejado por hallar este lado homosexual en su marido? Este
lado gay de Charlot puede quedar reforzado por el juego de miraditas amaneradas
que tiene con el boxeador, como que tampoco intenta en momento alguno besar a
la ciega, igual habría una sublectura en que Charlot (Perdóname Dios del Cine) es en realidad un
chapero callejero.
Charles Chaplin como siempre
borda con enorme ternura y patetismo a su clásico vagabundo pícaro y de gran
corazón, con una mirada profunda, y con un lenguaje gestual y físico
apabullante. Virginia Cherrill creó un Icono del Cine con su chica ciega,
otorgándole naturalidad, humanidad, yu desarmándote en la escena apoteósica
final. Harry Myers impregna
de una singular dualidad bipolar a su muchimillonario, con mucho humor y
malicia con su sobriedad, poseyendo una buena química con Chaplin, bien
explotada en el metraje.


Momentos para el recuerdo: La
apertura del film donde queda patente la figura vagabunda y patética de
Charlot, en una concurrida plaza unos políticos se disponen a descubrir una
estatua, no sin antes realizar un discurso oído a base de graznidos bordeados
por trompetas (clara burla a los políticos y al cine sonoro que daba sus
primeros coletazos), quitan la tela que cubre la estatua y sobre el regazo de
la misma reposa un durmiente Charlot, exaltado trata de levantarse pero sus
pantalones quedan enganchados en la espada de la figura (manejando hasta 380
extras); El primer encuentro entre el ricachón y Charlot, en la orilla de un
rio, el millonario con una gran piedra amarrada se dispone a suicidarse,
Charlot lo ve e intenta impedirlo con tan mala fortuna que termina él cayendo
al rio con la piedra de lastre, teniendo que ser el ricachón el que los salve a
él; El primer encuentro entre Charlot y la chica ciega, él la ve y queda
prendado de ella, es una vendedora de flores callejera, le compra con lo que
tiene una flor y por un malentendido es tomado por adinerado por ella, él le
sigue el juego, y hace como que se va, pero se sienta a admirarla, ella de un
grifo echa agua en un cubo, él la mira embobado, entonces ella enjuaga el cubo
y tira el agua... hacia el rostro de Charlot; Los delirantes encuentros entre
el borracho rico y Charlot, sus fiestas, en una Charlot se traga un silbato sin
querer y provoca el caos en un sarao, parando taxis y atrayendo una jauría de
perros; El espectacular tramo del combate de boxeo, todo un cortometraje en sí,
todo una lección de cómo crear una conjunción de gags que son un tsunami de
humor, siendo el zenit el combate sobre el ring, delirante coreografía,
imposible no soltar carcajadas ante tant5a inventiva; Y por supuesto su
escalofriante final, simplemente uno de los mejores jamás realizados en la
Historia del Séptimo Arte, donde la poesía y la emoción se desbordan, Charlot
sale de prisión en que ha estado por conseguirle a la chica ciega 1000 $ para
operarse de la vista, vaga con ropa raída por las calles, vemos que la chica ha
recuperado la visión y ha abierto una floristería en un local, sus pira por
encontrar a su benefactor que cree es un millonario, vemos que Cahrlot se
agacha en la calle a recoger una flor del suelo, unos niños se ríen de sus
aspecto de vagabundo, Charlot se da la vuelta y está ante el escaparate de la
floristería, ella le mira con compasión, él sonríe plácidamente y comienza a
alejarse del lugar, entonces ella sale fuera para darle una flor y una moneda,
sus manos se tocan, y ella ve la luz, por el tacto sabe este vagabundo es su
mecenas, y se produce un sencillo pero a
la vez uno de los más tiernos y trémulos diálogos jamás oídos en cine: <Usted?> ella dice, Charlot asiente con tímidamente
con una sonrisa y le pregunta, <Puedes ver ahora>, <Si>, responde ella entre lágrimas <Puedo ver>, (-You can see now? -Yes, I can see now), sosteniendo con
dulzura la mano de un Charlot que sonríe con satisfacción, entonces hay un
fundido bello a negro, dejando abierto lo que ocurre a la mente del espectador,
delicioso.
Del impacto del film habla la
gente que la tienen en su Olimpo, Orson Welles dijo que era su película favorita, en 1963 Stanley
Kubrick la situó en el quinto
lugar entre sus diez mejores films, además de ser la cinta preferida entre las
realizadas por Charles Chaplin.
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