ESMERALDA LA
ZINGARA.
Notable muestra de la Edad Dorada
de Hollywood, una espléndida superproducción de 2 millones $ de la RKO, con un
inspirado William Dieterle en la dirección, adaptando con lucidez el clásico
literario inmortal de Victor Hugo “El Jorobado de Notre Dame” (1830), realizada
en el que se dice ha sido el mejor año de cine de la historia, 1939 (ver
filmografía de este año para cerciorarse que probablemente es verdad). Una
brillante puesta en escena puesta al servicio de un relato guionizado con
alguna libertad (eufemismo en algún caso de censura) por Sonyal Levien (“Quo Vadis”) y adaptado por
Bruno Frank (“La Zarina”), con una gran proyección estético-visual, con unos
personajes bien retratados, y con un protagonista Charles Laughton Magno. Una
narración que hace una radiografía
geosocial del momento que se podía poner en paralelo al momento convulso
de su estreno, año del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, donde muchas de
las lacras que refleja el film se repiten en los nazis, se hace un análisis de
los prejuicios clasistas, del fundamentalismo religioso, del racismo, del temor
de la clase gobernante a los peligros de la modernidad, a que las clases bajas
abandonen la ignorancia (reflejado en el invento de la imprenta), el despotismo
Totalitario de la Monarquía, el miedo a lo diferente (Quasimodo), convirtiéndose
el film en una estupenda oda al Progreso, a la Cultura, al Conocimiento,
contraponiéndolo a la intolerancia de los Poderosos, y al afán de cambiar las
cosas a través de la violencia de la clase plebeya. El film fue un gran éxito
de crítica y público. En su contra cabe mencionar además de los cambios de
roles con respecto al libro que ablandan la obra maestra de Victor Hugo, su
acomodaticio final, que sin siendo bueno, no tiene el poder profundo de la
novela (spoiler).
Estamos en el París de 1482,
en Francia gobierna el rey Luis XI (Harry Davenport), la Guerra de los 100 años
ha terminado, es una época convulsa de cambios, donde las diferentes ideas
fluyen, donde emerge el invento de la imprenta que pone en peligro el
adoctrinamiento por ignorancia de las clases bajas. El asesor del rey es Frollo
(Cedric Hardwicke), un
retrógrado Presidente del Tribunal
Supremo, contrario a
todo atisbo de modernidad. Durante el Festival anual de los Locos en París
Frollo asiste el baile de una bella gitana, Esmeralda (Maureen O’Hara), esta
despierta sus más bajos instintos, instintos que él tenía reprimidos. Por la
fiesta aparece un ser deforme y jorobado que es coronado como el Rey de los
Locos por su fealdad, este es Quasimodo (Charles Laughton), campanero de la
catedral de Notre Dame de París. Tras una trifulca esmeralda tiene que huir de
los guardias, escondiéndose en la catedral donde tiene derecho a Asilo, o sea,
que los guardias no pueden entrar. También tienen importancia en la historia Pierre Gringoire (Edmond O'Brien), joven idealista
enamorado de Esmeralda, Colpin (Thomas Mitchell),el rey de los mendigos, y Phoebus (Alan Marshal), oficial del Rey atraído por Esmeralda.
El film resulta
una obra humanista, con hondas raíces en el idealismo, demostrando fe en el ser
humano, enmarcando la historia en un tiempo sacudido, donde acabada la Guerra
de los 100 Años las gentes miran al futuro con esperanza, produciendo un choque
entre la revolucionario nuevo (la imprenta, el mestizaje, el
librepensamiento,...) que llega y lo viejo (la Monarquía, la Iglesia, los
dogmas de fe, el poder omnímodo de la nobleza, la superchería...) que se
resiste a poner en riesgo mínimamente sus privilegios, la lucha de clases, y en
el centro una historia de amor imposible, con efluvios a la anterior obra gala
del SXVII “La Bella y la Bestia”, a la posterior de finales del SXIX “Cyrano de
Bergerac”, o al film “King Kong” (1933), un amor entre una hermosa mujer y un
ser en apariencia “monstruoso”, perro que tras esa coraza física esconde un
corazón con sensibles sentimientos. Es un fresco del final de la Edad Media, el
advenimiento del Renacimiento, que muchos marcan con el invento de la imprenta
y el final de la susodicha Guerra, un tiempo de donde al no haber conflictos
bélicos la humanidad ansiaba progresar, cambiar la anquilosada sociedad
inmovilista. Una recreación de un tiempo
nuevo manifestado en los inventos, donde existía el derecho de “Santuario” en
las Iglesias, fiestas paganas, ataques al diferente mostrado en los gitanos y
Quasimodo, supersticiones (el juicio con la cabra o el veredicto por tocar la
acusada una daga u otra), de juicios caricaturescos, de torturadores oficiales
o los castigos en público (los latigazos a Quasimodo, el pretendido
ahorcamiento de Esmeralda), o la sacra importancia del rey.
El germano
William (Wilhem antes de americanizarlo) Dieterle, trabajó en Alemania con
realizadores que experimentaban con el expresionismo, como F.W. Murnau, tras el
ascenso nazi en su país y ser él judío decidió emigrar en 1930 a USA, donde
exportó el estilo gótico teutón, y lo plasmó en varias obras, en esta que lo
hace de modo sobresaliente, con una ambientación rebosante de fuerza visual, de
tenebrismo, de gran romanticismo, el director imprime un ágil ritmo a la cinta,
entremezclando subtramas de modo fluido, salpicando con habilidad dosis de humor,
ello en una narración tremendamente dramática, tratando con esmero temas como
la xenofobia, las ideas radicales, los prejuicios sociales, la hipocresía, las
falsas apariencias, la obsesión, los deseos reprimidos o la superstición.
El pilar sobre el que se
vertebra esta cinta es el personaje de Esmeralda, ella es el ojo del huracán,
el epicentro del terremoto del relato, de su belleza y sensualidad se enamoran
cuatro personas de diferentes estratos y clases sociales, y él no corresponder
a uno de ellos es el motor de la acción. De ella se enamora el idealista Gringoire, ella no
le corresponde, pero le cae simpático, se enamora Phoebus, un agraciado
“playboy” oficial del Rey, del que Esmeralda queda prendado, se enamora del
fanático Frollo, y este cuando se siente “violado” por haberle despertado
Esmeralda sus más bajos instintos y al ser rechazado por ella, se toma
venganza, y se enamora Quasimodo, un deforme jorobado que siente por ella un
tremendo amor platónico, siendo consciente que su físico es una barrera
insalvable entre los dos.
El tema de la
xenofobia, en este caso a los gitanos, seguro es fomentado por el realizador y
la guionista Sonya Levien, ambos judíos, el
alemán y ella rusa. Lástima que su canto al entendimiento y a la tolerancia no
tuviera eco en la Alemania nazi, pues esto seis años después del film dejaron
en Europa el trágico rastro del Holocausto, 6 millones de judíos exterminados
por la maquinaria racista hitleriana, además de 250.000 gitanos asesinados,
como lo era esmeralda, pasan los siglos y la Humanidad sigue cayendo en lo más
bajo, no aprendemos.
Me llama la atención las
semejanzas que hay entre esta historia y la de Jesús de Nazareth, Quasimodo no
sabe por quién ha sido concebido, es agasajado durante una fiesta, incluso
coronado como Rey, aunque de modo irreverente, lo veo en paralelo a la entrada
de Jesús en Jerusalén, loada con ramas por la gente, Quasimodo al poco es
vejado en público por las autoridades y mientras sufre una bella mujer le da
agua, igual que Jesús, que fue torturado por las autoridades y durante el Vía
Crucis María Magdalena le dio agua.

Charles Laughton realiza una
actuación colosal, un Icono del Séptimo Arte, alejado del manierismo sensiblero
dota a su complejo rol de intensidad, alma, de sentimientos, de fragilidad, de
corazón, de empatía, en definitiva, de humanidad, esto acentuado por la dificultad
de su maquillaje y capas de prótesis
sabe trasladarnos emociones, sensaciones, ternura, debilidad, desdicha,
felicidad, melancolía, frustración, transmite mundo interior, con un lenguaje
gestual y físico (descomunal cuando toca las campanas de alegría) apoteósico,
con andares simiescos, con una mirada que deja traslucir matices, dimensión,
infelicidad, tormento, angustia, una labor conmovedora, que se mimetiza de modo
sublime con las gárgolas de la Catedral. Maureen O’Hara debuta en Hollywood, lo
hace curiosamente junto a su descubridor en Londres, Charles Laughton, con el
que ese mismo año había trabajado en Inglaterra a las órdenes de Hitchcock con
“La Posada Jamaica”, y con el que volvería a hacerlo en “Esta es mi tierra” de
Jean Renoir (1943), encarna a Esmeralda de forma grácil, exponiendo belleza,
inocencia, sensualidad, picardía, es el contrapunto cálido a la fealdad
exterior de Quasimodo, actuación contenida, cumple, pero no sobresale, le falta
un poco de punch, de química con el jorobado, adolece de algo de expresividad
para conectar con sus sentimientos, ganaría con el tiempo, aunque tiene uno de
los momentos cumbres del film cuando Quasimodo es azotado en la atestada plaza
y sediento pide agua, la multitud ríe de modo humillante, Esmeralda sale de
entre el gentío para darle agua (cual maría Magdalena a Jesús en el Vía
Crucis). Cedric Hardwicke encarna con profunda intensidad dramática al
retorcido villano, un ser pétreo, casi una figura de mármol, que parece no
sentir ni padecer, el reflejo de todo lo malo de los viejos tiempos, siendo
clave en su honda actuación el manejo turbador de su mirada que te atraviesa,
muy bueno. Edmond O'Brien debuta en cine, lo hace con
brío e ímpetu, derrochando vitalidad y energía positiva. Thomas Mitchell da vida con gran nervio al Rey de los mendigos,
derrochando picardía y mucho humor. Harry Davenport interpreta con mucha
simpatía y liberalidad al Rey Luis XI.
La puesta en escena resulta
formidable, con una fastuosa recreación del parís del SXV, gracias a la
maravillosa dirección artística de Van Nest
Polglase (“La fiera de mi niña”, “Sombrero de copa” o “Ciudadano Kane”),
edificando una réplica de la Catedral de Notre Dame y la evocadora plaza medieval
en los estudios de la RKO, con sus perturbadoras gárgolas, sus campanas, sus
figuras de santos en la fachada, el grandioso interior con sus columnas
infinitas, esto sublimado por el fenomenal trabajo de cámara de Joseph H.
August (“Gunga Din, “El delator” o “Jennie”), cubriendo de goticismo tenebroso
gran parte del metraje, jugando con los cotraluces, las sombras, las penumbras,
la luz natural que se supone entra por las cristaleras de la catedral, el modo
siniestro en que enfoca a Frollo oscureciendo en primer plano su rostro solo
dejando ver sus ojos para resaltar su alma reptil, influenciado notoriamente
por los pintores holandeses Pieter Brueghel (SXVI) y Rembrandt (SXVII), con
enardecidas tomas de gentío, con picados y contrapicados muy expresivos, y esto
adornado por la deliciosa música de Alfred Newman (“Tiempos modernos”, “Las
uvas de la ira” o “El Rey y yo”). Reseñable es el trabajo de maquillaje de los
hermanos George (“Los crímenes del museo de cera”) y Gordon Bau (“Rio Bravo”),
pioneros en el uso de la espuma de látex en el maquillaje facial para dar más
posibilidades al actor de expresarse, cinco horas tardaban en “deformar” a
Charles Laughton en el “Jorobado”, haciendo un trabajo extraordinario que ha
soportado el paso de los años de modo soberbio.
Spoiler:

Momentos para el recuerdo: La
pagana coronación de Quasimodo como rey de los Locos, paseado por una jauría de
gente por las calles de París, mientras estos se ríen de su fealdad de modo
humillante; El divertido interrogatorio en la prisión por un sordo a Quasimodo,
también sordo; Cuando Quasimodo es ajusticiado en la plaza a latigazos, con un
tétrico ritual del verdugo sacando su repertorio de látigos, rompen las ropas
de Quasimodo y vemos su deforme joroba, mientras es latigado vemos su mirada
desdichada, Quasimodo ve a Frollo y piensa le va a salvar, pero este pasa de
largo, tras la vejación Quasimodo pide le den agua, el gentío ríe, y de entre
el populacho aparece la hermosa Esmeralda para ofrecerle agua, quedando ya para
siempre el Jorobado enamorado de la gitana; El manipulado juicio a Esmeralda,
con protagonismo de una cabra como testigo, símbolo de la superchería de la
Edad Media; Cuando esmeralda va a ser ahorcada en la plaza de la Catedral,
Quasimodo lo ve desde su campanario y decide actuar, se lanza cual Tarzan con
una cuerda al patíbulo, coge por sorpresa a Esmeralda en brazos que se ha
desmayado, y vuelve a la Catedral a donde con Esmeralda izada grita eufórico
<Santuario!!!>; La Titánica lucha de Quasimodo contra el ejército de los
mendigos, estos intentando asaltar la Catedral a por Esmeralda, listones de
madera, con lanzamientos de piedras, aceite hirviendo, con decenas de heridos y
muertos, con gran movimientos de masas; Su lírico final, ese último plano con
Quasimodo abrazado a y una gárgola, este observa a la multitud alejándose con
su amada Esmeralda, la cámara en una linda toma se aleja mirando a Quasimodo en
el campanario junto a la gárgola a la que le y habla al cielo (Dios)
melancólicamente <Por qué no me hiciste de
piedra como a él (la gárgola)?>.

Diferencias entre la novela
de Victor Hugo y el film: Se cambian las personalidades de los hermanos Claude y Jehan Frollo como en el film silente de 1923, Claude, Arzobispo de París en el film, es apenas
un secundario sin peso, el hermano bueno y comprensivo, en la novela es el
villano atraído obsesivamente por Esmeralda, mientras Jehan en el libro es el
personaje secundario, joven estudiante borrachín, en el film se convierte en
una persona mayor, Presidente del Tribunal de París, transmutándose en el malo
malísimo enamorado patológicamente de la zíngara, esto por mor de la censura
que no podía ver a un religioso en la piel de un psicópata, esta alteración va
en perjuicio de la turbación malsana de la historia que se daría más calado con
un sacerdote luchando contra su voto de castidad; También se muda la
personalidad de Gringorie, es un tipo inteligente que tiene un rol de alivio
cómico, en el film se transforma en un idealista filósofo con ideas avanzadas a
su tiempo, que llega a escribir un tratado precuela de “Los Derechos Humanos”;
Asimismo es notorio la metamorfosis sufrida por el Rey galo Luis XI, reflejado
en el film como un simpático progresista, con ansias de alentar el
librepensamiento, cuando en la novela es un tirano sanguinario, un sádico que
disfruta del sufrimiento cuando ve torturar a los prisioneros; En el film se
habla de la imprenta como elemento clave en la culturización de las clases
bajas, hasta entonces los libros eran escritos todos a mano y solo estaban a
disposición de la clase alta y religiosos, inteligente recurso, pues esto de la
imprenta no es tratado en ningún caso en la novela de Victor Hugo; El final
también se altera radicalmente, en el film Frollo confiesa al Rey su
culpabilidad en el crimen del que se le acusa a Esmeralda, entonces el rey echa
a tras la orden de anular el asilo en la catedral de Notre Dame, tras una lucha
en las puertas de la catedral Quasimodo lanza a Frollo desde el campanario a la
plaza, y esmeralda es liberada y salvada por su gente y Gringorie, quedándose
solo Quasimodo en la Catedral viendo como se aleja Esmeralda entre el bullicio,
en la novela Frollo consigue sacar con engaños a Esmeralda de la catedral (El
asilo), y es ahorcada en la plaza frente a Notre dame, contemplándolo riendo
Frollo desde el campanario, Quasimodo entonces iracundo lo lanza a la plaza,
matándolo. El cadáver de Esmeralda es llevado a un cementerio donde reposan los
cuerpos de los ejecutados, Quasimodo va a velarla en el camposanto, muriendo de
inanición, 18 meses después se abre la tumba y los dos esqueletos reposan
juntos, al intentar separarlos se deshacen en polvo, muy diferente al del film.
Muy recomendable film a todos
los que gusten de films que rezuman clasicismo, sumado a un mensaje humanista
universal. Fuerza y honor!!!
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