Monumental epopeya soviética sobre la Segunda Guerra
Mundial, la de mayor presupuesto rodada hasta entonces en la nación comunista,
se calcula que al cambio costó más de 40 millones de $, fue la respuesta soviética a lo que según
ellos era la tergiversación que se llevaba a cabo en los films occidentales
sobre la WWII, obviando el sacrificio y gran participación del país en la
victoria de la contienda. Es una obra partida en cinco partes, filmada con
espectacular alarde de medios y extras, con gran recreación de batallas, con
muy didáctica escenificación de acontecimientos claves en el desarrollo de la
contienda, intentando dar una visión poliédrica de los hechos, vemos a los
oficiales soviéticos como manejan sus tropas, así como a los alemanes, vemos a
sus gobernantes, Stalin, Hitler, Mussolini, y todo guardando gran rigor en el
lenguaje, cada uno habla en su idioma. Pero todo esto adolece de emoción, queda
un formidable mosaico de la guerra, pero con un marcado acento documental, todo
se siente frío y distante. No en vano el proyecto comenzó a gestarse como un
documental, pero creyeron que esto alejaría al público y decidieron meter
algunas pequeñas historias, pero estas adolecen de una pasmosa artificiosidad,
tanto que estorban por su maniqueísmo.


Estructurada en cinco
capítulos: El primero se titula “The fire bulge”, gira en torno a la crucial
Batalla de Kursk, el mayor combate entre tanques de la Historia, frente a
frente a los nazis contra los soviéticos, entre medias vemos como Stalin
rechaza que su hijo capturado por los alemanes sea cambiado por un mariscal; El
segundo capítulo es “Breakthrough”,
aquí vemos como Mussolini (inane Ivo Garrani) es arrestado cuando visita al Rey
de Italia, tras lo que Hitler manda a un comando para rescatarlo de su
confinamiento. El ejército Rojo llega al Dnieper, recupera Kiev. Hay una
reunión en Teherán entre los gobernantes de los aliados, Stalin, Roosevelt y
Churchill, en la que el premier rojo apremia a los occidentales a abrir un
frente en Francia para dividir a las tropas nazis; El tercer episodio se llama “Direction of the
man blow”, tras el Día D en Normandía, Stalin despliega la Operación Bagration,
el avance más rápido de un ejército durante una guerra en territorio enemigo,
siendo clave el avance por los pantanos bielorrusos que los nazis creían
intransitables. Asistimos a como un grupo de oficiales alemanes planean el
asesinato de Hitler, para tomar el poder y poner fin a la guerra; Capítulo
cuarto, “La Batalla de Berlín”, los soviéticos están cerca de Berlín, en las
orillas del Oder. Se produce la Conferencia de Yalta en que los mandamases
Stalin (Bukhuti
Zakariadze), Roosevelt y
Churchill (buen Yury Durov), se reparten el mundo entre desconfianzas de unos y
otros; Y el capítulo quinto, “El último asalto”, el Ejército Rojo está ya en la
capital nazi, intentan llegar al Búnker de Hitler, los vemos hacerlo a través de la rede metro,
Hitler da órdenes de inundar de agua los túneles. Los soviéticos deciden como
símbolo de su victoria mandar un grupo de soldados para quitar del Reichstag la
bandera nazi y colocar la soviética, el Capitán Neustroev (correcto Vladimir Koronev) es el que
dirigirá la operación. Entre medias asistimos a como Hitler decide que él se
suicidará con la caída de su Reich.

Fue un proyecto impulsado por el estado bolchevique, y
por su premier Leonidas Brezhnev, escogieron de director a Yuri Ozerov,
veterano de la contienda, que tras el fin de la guerra era director en Mosfilm
Studios, la premisa era vanagloriar las victoria soviéticas, loar los
sacrificios de la república, y que sirviera como vehículo enardecedor
patriótico, obviando cualquier capítulo oscuro propio. Toda la producción fue
supervisada para dar una buena imagen de los gerifaltes soviéticos, y
ensalzando la ideología colectivista. Hubo dos autores importantes que iban a realizar el guión, Konstantin Simonov y Viktor
Nekrasov, pero al ver que se iba a ensalzar la figura de Stalin
renegaron, al final el guión lo escribieron Yuri Bondarev (escribió las escenas de acción)
y Oscar Kurganov (responsable de las partes históricas, con los líderes y
militares). Se pensó primero en una trilogía documental, se titularía “La
Liberación de Europa 1943-1945”, pero pensaron que este género desalentaría a
la gran masa, y salpicaron el relato de personajes de ficción para intentar dar
un toque humano. El realizador intentó que el mítico Mariscal Zhukov fuera
consultor del film, pero entonces el militar no era muy bien visto por el
régimen, el general Sergei Shtemenko fue el general consultor oficial, aunque
Zhukov lo fue oficiosamente, hubo muchos más consultores militares de
diferentes naciones. Fue una co-producción en la que intervinieron varios
países, la URSS, Polonia, la extinta RDA, la también extinta Yugoslavia e
Italia. Fue estrenada en la URSS dos
días antes del Día de la Victoria (25 aniversario), el 7 de mayo de 1970, el
Partido Comunista ordenó a todos sus miembros comprar entradas, 56 millones
vieron la primera y segunda parte, la tercera fueron 35 millones, para la
cuarta y quinta fueron 28 millones, al final para lo esperado fue un fracaso de
taquilla, y es además la serie tuvo una campaña publicitaria sin precedentes en
la nación, se le achacó en parte a que el goteo de capítulos agotó al público,
mermando el interés. Según conteo oficial soviético más de 400 millones de
entradas vendieron en todo el mundo. En la zona angloparlante se distribuyó una
versión comprimida de 118 minutos, titulada “la Gran Batalla”.
Es una serie de films que discurren a un ritmo de
dientes de sierra, en su afán detallista se pasa, ante la enorme sucesión de
nombres, te pierdes ante un tsunami de personajes que son mostrados sin alma
alguna, únicamente con el sentido de ser didácticos. La historia se centra en
las grandes cinco campañas bélicas con las que los soviéticos atropellaron a
los nazis en el frente del este, la batalla de
Kursk , la ofensiva Bajo Dnieper, la Operación Bagration , la ofensiva en el Vístula -Oder , y la
Batalla de Berlín.


Se puede enfocar de diferentes formas, una es por su
valor histórico, en lo que se refiere a la visión edulcorada que los soviéticos
querían dar de su participación en la WWII, todo visto desde un prisma
triunfante, arrancando en con la cadena imparable de victorias de la Batalla de
Kursk hasta la toma del Berlín. Otra forma de verla es su vertiente didáctica
en la que te muestran, siempre desde el filtro soviético, dramatizaciones de
momentos cruciales, la Conferencia de Teherán, la conferencia de Yalta, el
arresto y posterior liberación de Mussolini, la planificación e intento de
asesinato de Hitler, y multitud de reuniones de Generales que organizaban los
avances soviéticos, y en el otro bando los intentos de defensa nazis. Está el
enfoque humanista, el de la introspección de los personajes, en esto es nula
por completo, tanto en el plano de las alturas, donde los mandos son reflejado
seguros de sí mismos, sin dudas, patrióticos, meros clichés, como en el vano
intentó de exponer a soldados comunes, con una pesada intrahistoria con una
enfermera, Zoia (insípida Larisa
Golubkina) que rezuma estar metida con un calzador muy apretado.
Y luego está el enfoque panfletario propagandístico, en este plano varía del
maniqueísmo mas autocomplaciente, reflejando a un Stalin visionario, elegiaco,
mesiánico en su apostura serena y templada, un Moisés comunista que guía a su
Pueblo a la Gloria, aderezado con momentos sonrojantes, donde se obvia la realidad,
los soviéticos tuvieron un pacto con Hitler, en el que se repartieron por
ejemplo Polonia, esto no existe, llegando al insulto a la inteligencia que es
ver a los soviéticos entrar en Berlín y ser recibidos en un piso como
liberadores, siendo agasajados con una comida, cuando la verdad dista mucho de
este cuento disneyano, o el sacerdote germano pidiendo por micro la rendición
berlinesa (inverosímil), asimismo se obvia que las prisas de Stalin por tomar
Berlín, provocó miles de muertos. Tampoco me ha gustado el tratamiento que se
le ha dado al Genocidio judío, mostrado a través de unos vagones de tren
cargados de deportados, no se atisba sufrimiento ni algún tipo de padecimiento,
simplemente se bajan y ya está, no entiendo no sacaran la liberación de
Auschwitz, o en su defecto algún otro campo de concentración, supongo esto era
un estorbo para la visión heroica de los soviéticos, esto habría desviado la
atención hacia que hubo otro grupo de personas que padecieron a los nazis,
incluso con el susodicho pacto nazi-soviético.
Destaca la noble visión que se da del lado germano, se
les da un tratamiento honorable, digno,
no son caricaturas diabólicas, se presenta con esmero y perspectiva objetiva la
Operación Valkiria, alejado esto de estereotipos guiñolescos. También se da una
visión serena y sin caricaturizar a los mandamases Roosevelt y Churchill, se
les muestra manejando sus bazas y siendo participes en la contienda, aunque se
deje caer que querían conspirar contra Stalin, con la reunión de un nazi con un
emisario aliado en Suiza, esto sabiéndose era falso.
Tiene el defecto que al abarcar demasiado, aprieta
poco, se dispersa, al querer dar un collage tan amplio de los hechos, se sesga
el calado emocional, prevalece el tono documental, los personajes se sienten
moldes predeterminados, no se hace introspección de ninguno de ellos, no se
muestra el lado del sufrimiento civil, toda la artillería se centra en los
militares, de hecho se abstienen de exhibir cualquier mínimo atisbo de
barbarie, despojando a la cinta de crítica alguna de la guerra, de hecho apenas
se ve sangre, lo vemos todo como una sucesión de formidables victorias
bolcheviques.


La puesta en escena es su gran baza, un
colosal despliegue de medios, sobre todo en la fastuosa recreación de las
batallas, concurriendo 150 tanques, 18 aviones militares, 2000 piezas de
artillería y hasta 5000 extras, siendo mayoría soviéticos, se construyeron 30
kilómetros de trincheras para reflejar el campo de guerra. No pudieron
encontrar tanques nazis Panter o Tiger, así que reformaron otros modelos para
asemejarlos. El director artístico Alexander
Myaghkov iba a recrear la Batalla de
Kursk se iba a realizar sobre el lugar
real, pero era peligroso al haber mucha munición sin estallar perdida por el
terreno, realizándose cerca de Pereiaslav-Khmelnytskyi (aquí se rodaron las dos
primeras partes), estaban autorizados a utilizar explosivos en vivo. Como
anécdota, Ozerov supervisaba el conjunto desde una torre especialmente
construida para ello, usaba un pañuelo para señalar a los ingenieros cuando
detonar las cargas, en una ocasión, el director distraídamente se sonó la
nariz, y uno y medio de toneladas de TNT explotó. Para Bielorusia se rodó en Lituania , cerca Pabradė, los tramos italianos fueron rodados en Roma, la Conferencia de Yalta
fue filmado en el Palacio de Livadia (lugar real donde tuvo lugar). El rodaje también tuvo lugar en Polonia,
en
la Plaza del Castillo y el barrio de Służewiec. El atentado a Hitler del 20 de julio
producido en la Guarida del Lobo, en la Prusia Oriental (Este de Polonia) se
rodó en el lugar real. Las escenas de Berlín se rodaron insitu, utilizándose
una catedral abandonada como el Reichstag, las escenas de la inundación del
metro se llevan a cabo en el Metro de Moscú. El izado de la Bandera de
la Victoria Soviética se realizó en lo alto de la Haus der Technik en el Wilhelmstraße. Todo esto se maximiza con la vibrante
fotografía de Igor Slabnevich, con espectaculares planos-secuencia, con planos
generales del campo de batalla impresionantes, con tomas aéreas magníficas,
sabiendo moverse en planos íntimos, jugando con el blanco y negro para dar más
realismo, siempre con un aire fuerte a documental, ello acentuado por incrustar
imágenes de archivo, como las de los prisioneros alemanes desfilando por las
calles moscovitas en plan trofeo.
En el apartado actoral queda una
sensación fría. Stalin es
encarnado con aplomo y serenidad por Bukhuti
Zakariadze, con la anécdota de que el
traje que lleva está hecho a la medida del líder soviético, incluso lo hizo el
mismo sastre. Hitler es interpretado por el alemán oriental Fritz Diez, lo aleja de histrionismo, haciendo veraz, al principio era remiso a
hacerlo, temía quedar encasillado, y es que ya lo había encarnado en otros tres
films. Destacaría además a Alfred Stuwe como Stauffenberg, lo dota de
sentimientos. Los demás son meros personajes
huecos, que intentan con esfuerzos estériles dar algo de humanidad a sus roles.
Devastador es ver al final
sobreimpresionado las cifras de muertos, por el lado estadounidense 350.000 y
por el soviético 20 millones, no se menciona que muchos de estos millones
fueron civiles fallecidos por la incompetencia de los mandos, como tampoco se
menciona que los nazis invadieron la URSS, en territorio USA no llegó a invadir
el enemigo.
Momentos para el recuerdo:
Todos los referentes a las batallas, no emocionan, pues no crea empatía con
personaje alguno con el espectador, pero da una gran sensación del caos y
terror que se vivía en el campo de batalla: El tramo en que recrean el atentado
a Hitler; Las Conferencias de Teherán y Yalta; La toma del Reichstag y
posterior izado de bandera Roja.
En conjunto me queda un film
fallido, pues no sabe si ser documental u obra de ficción, en la indefinición
se pierde y cae en la irregularidad, aún así hay tramos muy recomendables,
teniendo en cuenta su tufillo pro-soviético. Fuerza y honor!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario