domingo, 5 de julio de 2015



EL ÚLTIMO TANGO EN PARÍS.

Resultado de imagen de the last tango in parisMuy  popular y controvertido film de Bernardo Bertolucci, sobrevalorada cinta que conjuga de modo pretencioso el drama más exacerbado con momentos de sexo muy transgresor para su época, en esto último donde el italiano realizador hace que el valor de obra se eleve por lo alto de su calidad real. He leído a muchos exégetas que dan visiones bastantes peregrinas sobre el complejo subtexto de la historia, como el de enmarcarla en el clima convulsivo del mayo del 68, y el cambio generacional, cuando en la historia no hay mínima mención a estas revueltas. Me queda una historia donde el director nos espeta parte de su ideología reaccionaria-subversiva izquierdista reflejada en la nihilista personalidad del protagonista Paul, un ateo misántropo, que cree en el amor libre, sin ataduras morales, atacando al núcleo familiar y al modus vivendi de nuestra sociedad, su medio es escandalizarnos con un carrusel de secuencias y diálogos muy subidas de tono. El guión es de Bertolucci, Franco Arcalli y Agnès Varda (diálogo adicional), adaptada más tarde como novela de Robert Callejón. El realizador gestó la idea fruto de sus fantasías sexuales <En una ocasión soñé con ver a una hermosa mujer sin nombre en la calle y tener relaciones sexuales con ella sin saber quién era ella".

Resultado de imagen de the last tango in parisEl escenario es París en un invierno, Paul (Marlon Brando) es un americano de 45 años, y Jeanne (Maria Schneider), una actriz amateur de 20, se encuentran casualmente mientras visitan un departamento de alquiler, tras una pequeña charla hacen el amor, antes de salir del piso acuerdan tener encuentros esporádicos allí, con la única condición de que no hablarán nada de sus vidas, ni siquiera sus nombres. Ella tiene un novio (Jean-Pierre Léaud), director de cine experimental, es hija de una familia militar, Paul acaba de enviudar por el suicidio de su esposa Susan, regentan un hotel desde hace cinco años.

Resultado de imagen de the last tango in parisLa actriz Maria Schneider quedó marcada por esta interpretación, en 1975 contó referente a la famosa escena de la sodomización <Debería haber llamado a mi agente o tenido pedido que mi abogado viniera, no se puede obligar a alguien a hacer algo que no está en el guión, en ese momento, no sabía eso, años después, decidió abandonar la filmación de Calígula (suplida por Teresa Ann Savoy) para ingresar voluntariamente, en un hospital psiquiátrico, abandonaría el mundo del cine (se volvió drogadicta) al que regresaría años después, actuando en películas (más de 30, y sobre todo europeas) sin contenido sexual. Marlon me dijo que no me preocupase, que era sólo una película, durante la escena, a pesar de que lo que estaba haciendo Marlon no era real, yo estaba llorando lágrimas de verdad. Me sentí humillada y para ser honestos, me sentí un poco violada, tanto por Marlon y como por Bertolucci. Después de la escena, Marlon no me consoló o pidió disculpas. Afortunadamente, hubo solo hubo una toma>. La actriz dijo que hacer este papel fue el gran lamento de su vida, arruinó su vida, llegando a decir de Bertolucci que era un gangster y proxeneta. Pero es que Marlon Brando no tuvo mejor opinión del realizador, comentando que se sintió violado y manipulado por él, durante 15 años estuvo sin hablarle Brando al director. Bertolucci en 2013, confesó a la sensación de cierta manera la culpa de lo sucedido a Schneider declarando <Tal vez yo era culpable de comportamiento con Maria Schneider, pero no puedo condenarme por ello>.

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Resultado de imagen de the last tango in parisEl film tuvo grandes problemas de distribución por su alto contenido sexual (para la época), en España se prohibió y muchos españoles viajaron a verla a los cines franceses en Biarritz y Perpiñán, en USA generó un gran escándalo, y aún siendo recortadas sus escenas más gráficas fue clasificada X, siendo condenada moralmente, y apareciendo en portada en las prestigiosas revistas Time, y Newsweek. En UK redujeron la escena de la sodomía, aunque en versiones modernas se restauró. En Italia, tras ser retirado el grito blasfemo de brando al inicio, fue estrenada el 15 de diciembre de 1972, recaudó una cifra sin precedentes de $ 100,000 en seis días, una semana más tarde, la policía confiscó todas las copias por orden de un fiscal, quien definió la película como "pornografía egoísta ", Bertolucci fue llevado a juicio por obscenidad. El destino de la película fue sellado el 26 de enero de 1976 por el Tribunal Supremo italiano, condenó todas las copias a ser destruidas, (algunas fueron preservados por la Biblioteca Nacional de Cine). Bertolucci fue condenado a una sentencia suspendida de cuatro meses en la cárcel y tuvo sus derechos civiles revocados por cinco años, privándole del derecho de voto. Además en muchos países fue prohibida y en otros fue muy recortada, la versión original era de 250 minutos, la que se lanzó en DVD en España es de 124, la que yo he visto.

Resultado de imagen de the last tango in parisResultado de imagen de the last tango in parisResultado de imagen de the last tango in parisBertolucci quiso reflejar una época de cambios, un tiempo de revolución sexual, de liberación femenina, se intenta deconstruir el choque entre generaciones que representan los dos protagonistas, se aborda los muros que nos autoimponemos de incomunicación, se tocan temas como las diferentes visones del amor y el desamor, con su interrelación con el sexo, se exploran diferentes relaciones en pareja, se analizan los ambiguos caminos hacia la felicidad, o más bien si esta existe, todo se profundiza por vías nihilistas, arremetiendo contra la religión, contra el matrimonio, contra nuestra sociedad biempensante, enfocado desde una óptica pesimista y desesperanzada. Bertolucci encuadra el film cual poema afligido, que ahonda en las bajas pasiones, con la miscelánea entre un tipo maduro de vuelta de todo, refleja a una burguesía cansada, desencantada, deprimida,  y una joven ingenua, insegura, sugestionable y desorientada, ella refleja a una juventud sin rumbo, a través de ellos dos se hace una descarnada radiografía de la Condición Humana, dos seres perdidos en la inmensidad, que encuentran el sexo sin amarres una  salida momentánea a su zozobrante mundo, nos habla de una sociedad degradada que se autodestruye. Todo esto marcado a fuego por una atmósfera cargada de intensa y latente tensión sexual, un drama romántico-perturbador-existencialista, done el núcleo del relato son los encuentros sexuales en el decrépito apartamento, sin muebles, alegoría del vacío de sus vacuas existencias, una singular relación otoñal-primaveral donde prima el sometimiento sexual. Pues bien, todo esto me queda contado de modo pretencioso, en una estructura redundante, reiterativa, con caídas en la bulimia narrativa, en el tedio, solo se sale por el lado morboso de la icónica escena de la mantequilla o la de cortarse las uñas, el resto me queda un compendio de algunas buenos momentos que son un oasis en un desierto de dunas (algunos diálogos insulsos) que se repiten más y más sin apenas avanzar, quedando un ritmo lento, quizás si se hubiera recortado metraje habría ganado en una fluidez que divaga. Luego está su premisa inicial, hay que darle patente de corso a que un tipo de mediana edad se encuentre en un piso con una jovencita desconocida  y en apenas dos frases estén fornicando, me resulta chirriante y nada creíble, con lo que todo que sigue me es estridente desde el enfoque de la mínima credibilidad. Tampoco la elección de Maria Schneider me ha resultado buena, me queda insípida, forzada, inexpresiva, no me la creo, no seduce a la cámara, no emite sensualidad (por lo menos a mí), a lo que se suma su subtrama con su novio Leaud, una caricatura guiñolesca, a la que seguro se le encuentra el significado de que la vida es una comedia, a mi me queda fachendoso, y sus charlas resultan de lo más petulantes y artificiosas, provocando que nos quede lo referido como irreal.

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Resultado de imagen de the last tango in parisMarlon brando es el alma del film, tanto que cuando él no aparece se le echa en falta, es el sol emocional que ilumina esta pseudofilosófica historia, es la viva imagen de la frustración, de la tristeza interior, del fracaso, encuentra una válvula de escape a su patética existencia en la relación cuasi-masoquista con una joven, personaje de calado profundo, malhablado, ateo, neurótico, lascivo, misántropo, un arriesgado rol que se mueve con un poderío deslumbrante, con carisma, fuerte personalidad, arrollador. Como acostumbraba últimamente no memorizaba sus frases, ponía notas por diferentes lugares para mientras se movía ir siguiéndolas con improvisación, Bertolucci debía hacer que apareciera estas en pantalla, ejemplo de esto es el monólogo frente al féretro de su esposa, cuando levanta la vista hacia arriba no es por adorno dramático, es para ver una nota. Bertolucci originalmente tenía en mente a  Jean-Louis Trintignant y Dominique Sanda como protagonistas, con los que había trabajado en “El inconformista”, al final  Trintignant rehusó, y Sanda lo hizo por embarazo, el director a Jean-Paul Belmondo, se negó por considerar pornográfico el guión, luego fue a por Alain Delon , para aceptar debía él ser productor, Betolucci se negó. Al final fue a por Brando que aceptó, le ofrecieron 250.000 $ y un 10% de los ingresos.

Resultado de imagen de the last tango in parisResultado de imagen de the last tango in parisLa puesta en escena resulta excelente, un tremendo collage que canaliza adecuadamente el clima inquieto del film, con un gran diseño de producción de Philippe Turlure (“La máscara de hierro” o “El perfume”), rodándose en una visión deprimente de París, alejada del glamur, empezando por el Pont Bir-Hakeim, o el vetusto edificio en la calle Jules Verne, o el interior del edificio, siendo un protagonista más el apartamento, pero sobre todo destaca la fascinante fotografía de  Vittorio Storaro (“Apocalypse Now”, “Novecento” o “Reds”), que aporta un lirismo visual muy remarcado, influenciado por la pintura del irlandés Francis Bacon (1909-1992), ya apuntado esto desde los créditos iníciales sobre dos cuadros del irlandés, “Retrato de Lucien Freud” y “Estudio para retrato de Isabel Rawsthorne”, con tonalidades propias de sus obras, naranjas, blancos apagados, rojos, marrones degradados, se inspira en sus descentrados encuadres, en sus perspectivas, en luz tenue, en sus sombras, en sus penumbras, en su luz, en sus decorados caóticos, con uso de grúas, avanti, travellings, primeros ultraexpresivos planos, tomas a través de vidrios o espejos para distorsionar al personaje, o el impresionante contrapicado con que nos presentan al colérico Paul, logrando evocadoras tomas, Berttolucci llevó a Brando a una exposición de Bacon y le mostró los cuadros que aparecen en los créditos principales, y le pidió se inspirase para Paul en las figuras del pintor, en el tormento que transpiraban, en su plasticidad física inherente a su personalidad, y a todo esto se añade la música del saxofonista argentino Gato Barbieri, aportando sensualidad con sus melodías, sus valses y tangos, todo esto sumado provoca en el espectador melancolía y zozobra.

Resultado de imagen de the last tango in parisMomentos recordables, alguno ya mencionado: El primer encuentro entre Paul y Jeanne en el piso; El famoso momento de la mantequilla; La incomoda charla que tiene Paul con el amante de su esposa muerta; Cuando Paul pide a Jeanne se corte las uñas de la mano, para que le haga un “análisis de próstata”; El entre sensual y paternal lavado que hace Paul a Jeanne en la bañera;  El soliviantado monólogo que suelta Paul ante el cuerpo muerto de su esposa; El alocado baile que despliegan Jeanne y Paul en una sala en la que hay un concurso, alegoría de lo políticamente incorrecto, de los transgresor, coronado por el calvo que Paul espeta a una juez.

Hay un guiño cinéfilo de Bertolucci, cuando Jeanne está con su novio en un canal, lanza al agua un salvavidas con el nombre sobre él de El Atalante, claro homenaje al film mítico de Jean Vigo de 1934 del mismo nombre.


En conjunto me queda una petulante propuesta, más escandalosa que buena, parece más preocupado Bertolucci de molestar que de ofrecernos fluidez narrativa, donde lo que más sobresale es un apabullante Marlon Brando. Fuerza y honor!!!

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