EL CUARTO
MANDAMIENTO.
El segundo film de Orson
Welles fue el comienzo de sus problemas en Hollywood, obra triturada por los
productores, con más de 40 minutos eliminados del montaje de OW, incluso se
rodaron escenas adicionales no dirigidas por él, hasta variaron el final. La
lástima es que nunca podremos saber lo que quiso hacer OW, sabemos lo que ha
quedado. Welles produce, dirige y guioniza
la novela de 1918 “The Ambersons”, de Booth
Tarkington, Premio
Pulitzer (adaptada como
película en 1925 titulada “Pampered Youth”, dirigida por David Smith), retitulada por OW “The
Magnificent Ambersons”, un relato que nos habla de una era de cambios sociales
y económicos reflejados en la revolución que supuso la aparición del automóvil.
OW poseía interés personal en el libro, Booth Tarkington era amigo de la
familia Welles, y al igual que George Minafer era considerado un niño mimado,
asimismo el verdadero nombre del director era George. Welles adaptó
primero la novela para un drama de radio, realizada el 29 de octubre 1939, por
su equipo del Mercury Theatre en “The Campbell Playhouse”, con Welles
encarnando a George Minafer, y proporcionando la voz en off, Ray Collins único
actor de dicha producción que aparece en la película. Estaba presupuestada en
853.000 $, cifra similar a “Ciudadano Kane”, pero al final se disparó a 1
millón, que con los cambios posteriores de la RKO se fueron a 1,1 millones.
Tuvo cuatro nominaciones a los Oscars, incluyendo mejor película. Aquí en España se renombró con “El cuarto mandamiento”, el que dice
<Honrarás a tu padre y a tu madre>, haciendo referencia a las complicadas
relaciones paterno-filiales.

La historia se centra en la
adinerada familia Amberson, residen en una gran mansión en una pequeña ciudad del
medio oeste en Indiana, arranca a finales del SXIX y se prolonga a los primeros
años del SXX. La joven Isabel Amberson (Dolores Costello) es cortejada por
Eugene Morgan (Joseph Cotten), tras un desencuentro por este emborracharse ella
lo rechaza, tras lo que Eugene sigue insistiendo, pero Isabel termina casándose
con un gris tipo, Wilbur Minafer (Don Dillaway). Tienen un hijo, George (Tim
Holt), al que cubren de caprichos, haciéndolo un consentido arrogante, tras
salir de la Universidad, los Amberson hacen una fiesta en honor a George, allí
este conoce a la joven Lucy (Anne Baxter), de la que queda prendado, también
conoce a Eugene, ahora un prometedor fabricante de automóviles, por el que siente aversión, el problema para
George es que Lucy es hija de Eugene. En el relato también tiene importancia
Fanny (Agnes Moorehead), la hermana de Isabel, Jack Amberson (Ray Collins),
hermano de Isabel, y el mayor Amberson (Richard Bennett), el patriarca de la
familia.
En lo que ha llegado hasta nosotros queda un notable
melodrama de época, una obra que evoca con nostalgia los viejos tiempos, un
relato que explora el abismo que supuso el cambio de estilo de vida entre la
tradicional vida de los ricos por vía hereditaria, especie de aristocracia
anclada en un pasado decadente, reacia a los cambios generacionales, esto se
refleja en la mansión barroca, esta choca de bruces con la ola de los nuevos
tiempos, la revolución industrial, la gente emprendedora que desde abajo con
buenas ideas y trabajo puede llegar al éxito, esto se refleja en Eugene y el
automóvil, este cambio social y económico supuso que quien no supo adaptarse
fue arrollado por la Era Moderna, supuso la irrupción de nuevas costumbres,
donde la pseudo-nobleza que vivía mayormente de rentas, anquilosada en sus
rancias etiquetas, tuviera verse forzada a elegir a convivir en este Nuevo
Mundo o enmohecerse en el Viejo que se derrumba lenta e inexorablemente. Nos
habla de esto y de más, la hipocresía, la doble moral, la codicia, las
envidias, la altanería, el egoísmo, la petulancia, y sobre todo de los amores
imposibles, los que más calan, los que nunca llegan pero se anhelan. Es la
historia de dos familias que reflejan esta separación de sociedades, dos formas
de relacionarse con los hijos la tierna de Eugene con Lucy, y la chirriante
entre Isabel y George, de dos amores, el de Eugene con Isabel, es el amor maduro
que se prolonga por años y que es torpedeado en su juventud por la soberbia y
el orgullo malentendido de ella, y el de
Lucy con George, donde el hijo de Isabel no solo no ha aprendido de los errores
de su madre si no que los maximiza, quedando un melancólico retrato de amores
imposibles, al que se les une el platónico que tiene tía Fanny por Eugene,
asimismo destacable la turbadora relación que tienen tía Fanny y George,
compartiendo muchos de los tormentos. Todo lo contado enmarcado en el brillante
estilo visual de OW, dotando de alma a los escenarios, siendo una de las
protagonistas la mansión, que parece tener vida propia, a lo que ayuda la
fenomenal fotografía de Stanley Cortez.
Welles firmó un contrato con la RKO para realizar dos
películas, en las que dispondría de absoluta libertad, la primera era
“Ciudadano Kane”, pero al finalizar “El Cuarto Mandamiento” debe viajar a
Brasil para hacer un documental, “It’s all true” (documental que nunca hizo),
por encargo de Nelson Rockefeller, con lo que en la distancia pierde el control
del montaje final. El corte original de Welles era de 135 minutos, pero tras el
fracaso en su proyección de prueba en un cine el productor ejecutivo George
Schaefer, encarga al director Fred Fleck , al
montador Robert Wise, y a Jack Moss gerente del Welles Mercury Theatre, un nuevo
corte con menos metraje, en el que además variara el final a uno más
acomodaticio, la nueva edición incluye filmaciones adicionales y muchos minutos
de cortes, dejando el film en 88 minutos, con más de 40 minutos eliminados,
material destruido por la RKO con el fin de dejar espacio en su almacén (¿?).
La nueva reedición variaba claramente el final, con lo que el tono del film de
Welles cambiaba sensiblemente el cariz elegiaco que pretendía el director,
curiosamente el final que quedó es el mismo que en la novela. Welles batalló
para mantener su versión pero en la lejanía poco pudo hacer, Welles tuvo en Brasil una corte de su montaje
original, material hasta ahora perdido. Welles dijo más
adelante, <Destruyeron “The Magnificent Ambersons” y eso me destruyó>,
entre el material eliminado hay varias escenas que Welles consideraba de lo
mejor del film, como lo que él consideraba el mayor logro técnico del film, una toma larga, cuidadosamente coreografiada en un plano-secuencia, una
grúa que se desliza por los tres pisos de la mansión al salón de baile en la
planta superior. Varios personajes hablaban y se movían dentro y fuera de
la trama con la cámara moviéndose a su alrededor, para dar ritmo, los editores
quitan la sección central de la toma, no vemos como en la escena del baile, George menciona a Lucy
que vio a algunas personas que estaban en un club que estaba en hace muchos
años, menciona que él era presidente de este club, insistió en ser presidente
de la sociedad y amenazó con quitarles el salón del club si no era elegido, fue
presidente. Hubo mucho más, como el final variado que cuento en spoiler. Por
cierto, Robert Wise sostuvo que el
original no era mejor que su versión editada. También la música de Bernard
Herrmann fue mangoneada, tanto que más de la mitad fue suprimida y modificada,
el compositor pidió su nombre fuera retirado de los créditos o emprendería
acciones legales, algunas partes fueron reemplazadas por música de Roy Webb.
El elenco actoral es en su
mayoría perteneciente a la compañía teatral Mercury de OW. Joseph Cotten
realiza una gran interpretación, dota de carisma, vigor, fragilidad, dudas,
remordimientos, de humanidad a su personaje, con gran mesura y poder gestual
sutil nos llegan sus sentimientos, frustrado por un amor imposible, Welles era
gran amigo de él, pero cuando se enteró el director que había rodado escenas
adicionales con otro director su relación se rompió, amistad que se recompuso
por cartas de disculpa que le escribió el actor. Dolores Costello resulta una enternecedora presencia, una débil mujer
atrapada en los errores de arrogancia del pasado y oprimida por un malcriado
hijo que la deja ser feliz por egoísmo. Tim Holt es el caprichoso hijo, ejemplo
de cómo no se debe educar a un hijo, el actor lo encarna con elegancia, flema,
apostura, intensidad, energía, maliciosa e hiriente labia, preso de unos
ideales desfasados, gran química con Anne Baxter, ella encarna con una tremenda
dulzura y encanto a la hija de Eugene, desborda encanto por la pantalla. Agnes
Moorhead encarna al personaje más complejo y agrio, una solterona resentida,
una especie de Lady MacBeth para su sobrino George, fulgurante en sus
intervenciones, visceral, emocional, desgarradora como el momento que se que
termina echada contra la caldera,
excelente. Ray Collins como Jack Amberson, borda de simpatía y sabiduría
su rol. Richard Bennett como Major
Amberson aporta temple y majestuosidad.


La puesta en escena resulta
brillante, con gran diseño de producción de Albert S. D’Agostino (“Encadenados”,
“Retorno al pasado” o “El enigma de otro mundo”), se rodó en el área de Los
Ángeles, incluyendo Big Bear Lake, Bosque Nacional de San Bernardino y Este de la ciudad,
las escenas con nieve fueron en la casa de hielo de la
Unión Ice Company en el centro de LA, siendo la
estrella la mansión de los Amberson (utilizada posteriormente para films serie b
de terror producidos por Val Lewton), un personaje más, símbolo del paso del
tiempo, de la decadencia de una clase social, creada en los Estudios RKO en Los
Ángeles, se construyó de verdad, con paredes reversibles, para permitir la
fluida movilidad de la cámara, con esas majestuosas escaleras, manejadas de
modo emocional, con esos barrocos techos, manejado todo esto de forma
sobresaliente por la fotografía en glorioso en b/n de Stanley Cortez (“La Noche
Del Cazador”), dotada de un lirismo fascinante, con juego de espejos,
penumbras, claroscuros, con una grúa que se mueve por los diferentes niveles
acentuando el dramatismo, oprimiendo a los personajes, provocando perspectivas de
profundidad de campo angustiosas, con acción en primer y segundo plano, como
cuando Isabel y Wilbur discuten, y de fondo en las escaleras vemos escuchar a
George, cuando la cámara hace un contrapicado y vemos a Fanny más arriba en los
escalones atenta furtivamente, asimismo juegan con los picados, los planos
oblicuos, muchos planos-secuencia primorosos, bellos travellings, como el
vertical que sigue a Dfanny y George discutiendo por la escalera abajo y
arriba, expresivos primeros planos, lindos y suaves movimientos como en la
escena del baile. Todo esto adornado sutilmente por la música de Bernard
Herrman, acunando grácilmente la acción, aunque esta también fue triturada por
la RKO.
Spoiler:
En el
final original, Morgan va a visitar a Fanny en su casa de huéspedes, él le
cuenta su visita al hospital para ver a George, dice que por fin han hecho las
paces, también dice que aceptó finalmente su amor por Isabel. Durante esta
secuencia, Fanny es inexpresiva, ha perdido la esperanza de que Morgan tenga
nunca interés romántico en ella. Después de Morgan dice adiós a Fanny, y
la película termina. Las audiencias se sentían incómodas con él y la
escena final fue rehecha. El nuevo "final feliz" muestra a
Morgan y Fanny salir del hospital después de haber visto a George. Morgan
habla de su reconciliación, Fanny sonríe feliz y se van juntos. Antes de la
edición final, Welles propuso al estudio mantener su final, pero añadiendo una
secuencia de "créditos de cierre alegre" para dar a la audiencia un
tono feliz, mostraría una imagen ovalada de un mayor Amberson más joven
(Richard Bennett) en el uniforme de la guerra civil, una imagen de Ray
Collins sentado en un mirador con el océano detrás de él, Agnes Moorehead
jugando afanosamente a cartas con los amigos en la casa de huéspedes, y Joseph
Cotten mirando por una ventana como Tim Holt y Anne Baxter van en coche juntos
saludándolo a él. Imágenes similares se habrían mostrado de Dolores
Costello, Erskine Sanford y Don Dillaway, no fueron aceptadas.
Hay
un guiño a su anterior film “Ciudadano Kane”, cuando aparecen periódicos con la
noticia en portada referentes al aumento de accidentes de automóviles, el
diario es el Indianápolis Daily Inquirer, que era parte del holding
ficticio de medios propiedad de magnate Charles Foster Kane, asimismo aparece
en primera página la columna, "News Stage”, del periodista Jed Leland, con foto de Joseph Cotten, personaje encarnado por el actor en el primer film de OW.

Momentos recordables: Su
original arranque, con la poderosa voz en off de OW nos introduce de modo mordaz en este mundo
que vamos a explorar, nos cuanta su evolución por medio de un hábil y divertido
montaje de la evolución de la vestimenta, dejando traslucir la superficialidad en
la que vivían la clase alta, a lo que sigue como nos cuentan la historia de a
la familia Amberson y su opulenta mansión a través de los cotilleos de la
gente; El precioso tramo del baile, de un detallismo impresionante; La tarde en
la nieve, primero vemos como Eugene trata de arrancar su automóvil, de pronto
llega George con un carro de caballos que les supera velozmente, pero en la
curva siguiente desbarran y el caballo huye, los recoge Eugene y pone a George
a empujar el coche para arrancarlo, lo hace mientras chupa humo del tubo
escape, cuando arranca se sube George atrás y comienzan a cantar todos,
habiendo una bella estampa del auto con la
nieve del auto, el cielo de fondo y un gran árbol en el lado, acabando
en un lindo fundido sobre el coche; La escena en la cocina, cinco minutos en
una sola toma, con George comiendo tarta mientras charla con su tía Fanny, como
comienzan hablando trivialmente, ella le habla de sus sentimientos y desemboca
cuando llega Jack en tensión latente, al hacer burla de ella, dejando patente
la fragilidad de ella, OW dijo que esta escena fue
filmada sin guión, aunque los actores habían ensayado e improvisado el diálogo
varias veces; La alegórica del paseo de George con Lucy en carro de caballos
por la ciudad y como un automóvil les sobrepasa envolviéndolos en polvo, el
futuro le ha superado; Durante una cena en casa Amberson, Eugene charla con Jack y el mayor de que
el boom del automóvil es imparable, entonces George los corta y arremete con
dureza contra el avance que supone el automóvil, esto teniendo de invitado allí
a Eugene, empresario de automotores, su tío le recrimina el agravio hacia el
invitado, pero Eugene le responde con nostalgia que a lo mejor tiene razón en
sus críticas, que a lo mejor con los años todos nos arrepentimos de haber
creado este medio de transporte; El duro momento en que George abre la puerta a
Eugene para rechazar la visita a su madre; La enternecedora carta que Eugene
escribe a Isabel; El simbólico tramo final en que George es atropellado
físicamente por el futuro, por un automóvil.

Resulta singular el modo tan
original con el que OW despliega los créditos finales, lo hace de modo oral, su
voz recita sobre elementos inherentes al trabajo del que nombra, hasta llegar a
los actores que aparecen en pantalla, acabando sobre un micrófono y <Yo
escribí y dirigí la película, me llamo Orson Welles, es una producción Mercury>, tras lo que aparece el logo de la RKO.
Una obra que adolece seguramente
de los tramos escamoteados en el montaje, metraje que probablemente darían coherencia
a algunas situaciones que se denotan abruptas y forzadas, le falta para dar un
sentido orgánico pétreo y no parezca que es por momentos un tráiler de lo que será
el film, tanto así que la hace faltar solidez para dar impresión de film
crepuscular, se queda escaso, el tono elegiaco deriva en precipitado, ejemplo
es que se va a darla vuelta al mundo George con su madre Isabel, anunciando en
el pueblo que quizás no vuelvan y sin embargo no da sensación de haber pasado
tiempo, del vacío enorme dejado es nulo.
Me queda una cinta difícil de
calificares lo que pudo ser y no fue, con dosis de una maestría fenomenal. Es
como si a “La Mona Lisa” le cortaran una cuarta parte, seguiría siendo una Obra
maestra? Fuerza y honor!!!