sábado, 5 de abril de 2025

 

EL TRIUNFO DE LA VOLUNTAD.

 

Este es el mayor Hito del Cine de Propaganda que se haya realizado jamás, abstrayéndonos de la ponzoñosa ideología que se hallaba tras este espectáculo (Adolf Hitler encargó la película y se desempeñó como productor ejecutivo no oficial; su nombre aparece en los títulos de apertura), hay que reconocer a la cineasta berlinesa Leni Riefenstahl (dirige, produce, edita y coescribe) la maestría con la que filmó esta concentración del sexto Congreso del Partido del Reich del NSDAP del 4 al 10 de septiembre de 1934 en Núremberg. El film constituye un discurso de exaltación de Hitler, la ideología nazi, el militarismo y los gobiernos totalitarios. Obra que ha influido a muchísimos creadores de arte, desde largometrajes y documentales hasta la publicidad, esto puede cuestionar la relación entre el arte, la política y la ética. El estreno tuvo lugar el 28 de marzo de 1935 (este mes hace 90 años del estreno, motivo por el que la he revisto) en el Ufa-Palast am Zoo de Berlín. Es la segunda parte de la trilogía del Congreso del Partido de Riefenstahl y continúa con su predecesora La victoria de la fe. La sucesora y por tanto tercera parte es “Día de la Libertad! – Nuestra Wehrmacht”. Evento al que asistieron más de 700.000 soldados y ciudadanos. El equipo de Riefenstahl contaba con dieciséis camarógrafos, cada uno de ellos con su propio asistente, utilizando treinta cámaras y cuatro camiones con equipo de sonido completo. 120 asistentes trabajaron en la película. Riefenstahl filmó aproximadamente 61 horas de metraje, cuya edición duró ocho meses, para crear la película de dos horas, que como dijo ella misma, se concibió desde el principio como el telón de fondo de un espectáculo cinematográfico, con muchas de las escenas ‘edificadas’ por el arquitecto Albert Speer.

 

El efecto hipnótico de ver a cientos de miles de miembros de organizaciones partidarias y soldados militares alemanes perfectamente alineados marchando al unísono es algo épico. Creando una sensación inmersiva donde prolifera el águila, la esvástica, y el saludo brazo en alto. Riefenstahl junto a su cinematógrafo Sepp Allgeier, utilizó técnicas relativamente nuevas, como cámaras en movimiento, teleobjetivos, técnicas de edición dinámica y nuevas perspectivas de cámara. Utilizó con habilidad técnicas probadas como música de fondo sugerente, cortes rápidos, sofisticados montajes de imágenes, como cámaras móviles, fotografía aérea, uso de teleobjetivos para crear perspectiva distorsionada y el enfoque revolucionario en el uso de la música y la cinematografía. Miscelánea sinérgica de travellings de avance, retroceso y laterales, lentos y rápidos, barridos, contraluces, planos generales, tomas cenitales, filmaciones circulares en torno al personaje central, fundidos, imágenes subjetivas, planos inferiores, superposición de imágenes, etc. Todo esto con influencias del cine soviético de Eisenstein en como combina la fragmentación del montaje entre discursos y las miradas de la gente admirando hasta lagrimear, la visión de Hitler cortando a la masa de tropecientas mil apersonas gritando a su favor, el como un Dios frente a la pequeña masa cual hormiguitas desamparadas que tiene la ‘suerte’ de tener un pastor que las lleve al Edén. Filmado en contrapicados grandilocuentes contra el cielo infinito, el Führer en las alturas, que es como llega al congreso desde las cielos (junto a Bormann y Hess), cual advenimiento del Mesías.     

 

Un alarde magistral de como elevar algo a priori tan aburrido como la exaltación política a algo sublime (sabiendo separar el polvo de la paja en lo referente a una cosa es el poder sensorial y otra el mensaje), con desfiles, paradas paramilitares, discursos, adornado por himnos nibelungos como "Hörst Wessel" y constantes gritos de "Sieg Hail" y "Deutschland, Deutschland". El tema principal es el regreso de Alemania como gran potencia con Hitler como su líder salvador, y él esto lo explota como mejor sabía, lo hace en enaltecidos discursos llenos de vigor, con su singular histrionismo, un Tótem de la oratoria, capaz de ‘hipnotizar’ a millones de personas en su sanguinaria cruzada. Alentando al pueblo a trabajar, a sacrificarse, ello (con el filtro del tiempo, menudo chiste malo) exaltando la Paz. Hitler eligió el título en referencia al lema de Friedrich Nietzsche “voluntad de poder”.

 

La película contiene extractos de discursos pronunciados por líderes nazis en el Congreso, incluidos Hitler, Rudolf Hess y Julius Streicher, intercalados con imágenes de tropas concentradas de Sturmabteilung (SA) y Schutzstaffel (SS) y la reacción pública. La película se produjo después de la Noche de los Cuchillos Largos, y muchos antiguos miembros prominentes de las SA están ausentes.

 

Leni creó una sinfonía hipnótica, de resonancias místicas, donde había el encargo de deididificar a al Führer, proyectándolo como una especie de Moisés (entiendo la paradoja) del pueblo alemán que lo guiará a la Tierra Prometida, para ello había que simbolizar a Hitler frente a la enfervorizada masa, todo debía magnetizar sin voz en off manipuladora, solo el poder de la imagen y la palabra.

 

Curiosamente, pese a lo que muchos puedan tener en el fotograma oculto de la mente, los desfiles y paradas de los miembros del partido nazi no son militares, sino paramilitares. Los que desfilan no llevan armas, solo mochilas, picos, palas, etc. La única arma que parece es un cañón de salvas. Incluso las imágenes del águila no son originales de la iconografía nazionalsolcialista, corresponde al símbolo imperial de Alemania, los actuales euros alemanes reproducen en su anverso el águila imperial. De hecho, hasta el saludo nazi que todos hemos asociado a los nazis, en realidad es una copia del saludo fascista del fascio de Mussolini, del que Hitler era admirador, pero es que este saludo ‘mussoliniano’ era, por supuesto, el que hacia el pueblo romano a su Emperador.

 

La película comienza con un prólogo, el único comentario de la película. El siguiente texto aparece en una placa de piedra: «El 5 de septiembre de 1934... 20 años después del estallido de la Primera Guerra Mundial... 16 años después del comienzo del sufrimiento alemán... 19 meses después del comienzo del renacimiento alemán... Adolf Hitler voló de nuevo a Núremberg para pasar revista militar a sus leales seguidores». La cronología de la película se desvía del desarrollo real del mitin del Partido del Reich, que también duró tres días más de lo que se muestra en la película.

 

Secuencias que se quedan en la retina por siempre, como ese estadio con cientos de miles de personas en las gradas y cientos de miles en la arena ordenados militantes y todo en silencio, mientras por el centro Hitler con dos lugartenientes (Honmmler y Lutze) cruzando la arena, visto en un plano general Homérico por la carga que conlleva, plano tantas veces copiado posteriormente; El paso de Hitler por las calles de Núremberg con el gentío agobiante en las calles saludando a su ‘Mesías’; El océano de banderas en la noche, con 25 esvásticas desfilando entre los militantes creando una sensación apabullante; La Brigada Obrera, hombres cantando al unísono, trabajan en los pantanos, en los campos, etc., y luego, en respuesta a la pregunta: “De dónde eres?”, en primer plano cada individuo responde con los nombres de sus pueblos o distritos; El tributo al reciente fallecimiento (2-8-1934) del presidente alemán, Paul von Hindenburg (1847-1934); La entrada y discurso en el ampuloso mega salón Luitpoldhalle de Núremberg, Apoteósico.

 

Hitler en sus discursos deja muchos mensajes, como cuando apunta que su partido comenzó con solo siete miembros, y entonces pensaban que el país debía tener a su partido como único mandatario, que eso de pasar el poder entre unos y otros (lo que llama democracia) era maligno; Hitler da un discurso a los líderes políticos a la luz de las antorchas, en el que conmemora el primer año desde que los nacionalsocialistas llegaron al poder y declara que el partido y el Estado son uno; Hitler comenta entre líneas sobre la reciente Noche de los Cuchillos Largos, donde se purgó a al menos a 85 personas, entre ellos a Ernst Röhm (jefe de la poderosa SA); Comenta que hay que preservar su raza de ser intoxicada por otras (alusión sutil al antisemitismo que no se nombra); Las nuevas banderas del partido se consagran tocando la Bandera de Sangre (bandera llevada por los nazionalsocialistas durante el Putsch de Hitler-Ludendorff el 9 de noviembre de 1923); Habla ya entonces de querer permanecer 1000 años.

 

Al final, se canta el himno del partido, la canción de Horst Wessel; bajo la ley nazi, el saludo con el brazo derecho debía hacerse durante la primera y la cuarta estrofa.

 

La banda sonora es de Herbert Windt, inundando la cinta de melodías de corte marcial, sumándose himnos nazis, canciones tradicionales. Windt reutilizó gran parte de su partitura musical de “La victoria de la fe”, en “El triunfo de las voluntades”, que también compuso. Añadiéndose cortes del compositor teutón Richard Wagner, músico de cabecera de Hitler.

 

Riefenstahl, popular actriz alemana, dirigió su primera película, “Das blaue Licht” (La luz azul), en 1932. Hitler quedó impresionado con Das blaue Licht y, en 1933, le pidió dirigiera una película sobre la manifestación anual de Núremberg de los nazis, se convirtió en Der Sieg des Glaubens (La victoria de la fe). Hitler eligió a Riefenstahl porque quería que la película fuera lo más "artísticamente satisfactoria" posible para atraer a un público apolítico. Riefenstahl fue llamada cineasta nazi, en su defensa, alegó que fue ingenua respecto a los nazis cuando la realizó y que desconocía las políticas genocidas o antisemitas de Hitler. También señaló que El triunfo de la voluntad no contiene ni una sola palabra antisemita, aunque sí incluye un comentario velado de Julius Streicher: «Un pueblo que no protege su pureza racial perecerá». Ella durante la guerra no pudo hacer ninguna película salvo tomas sin montar de 'Tierra Baja, que sólo estuvo un día en Polonia y no hizo trabajo como corresponsal de propaganda, nunca se afilió al NSDAP, los comités de desnazificación que investigaron a un millón de personas tras la guerra sólo la consideraron 'simpatizante'. Riefenstahl dijo en 1964: Si vuelven a ver esta película hoy, comprobarán que no contiene ni una sola escena reconstruida. Todo es cierto. Y no contiene ningún comentario tendencioso. Es historia. Una película histórica pura... es film-vérité. Refleja la verdad de 1934, la historia. Por lo tanto, es un documental. No una película de propaganda. ¡Ah! Sé muy bien qué es la propaganda. Consiste en recrear acontecimientos para ilustrar una tesis o, ante ciertos acontecimientos, dejar pasar algo para acentuar otro. Me encontré en el corazón de un acontecimiento que era la realidad de un tiempo y un lugar determinados. Mi película se compone de lo que surgió de ahí.

 

En abril de 1934, Hitler le encargó a Riefenstahl la creación de una película sucesora de La victoria de la fe. Sin embargo, Riefenstahl se centró en la producción de su propia película Tiefland (se estrenó en 1954), mientras su compañero director Walter Ruttmann trabajaba en la película del partido. Los ideales de Ruttmann se apartaban significativamente de La victoria de la fe y buscaban reorientar el enfoque de la película hacia la historia del movimiento nazi en lugar del propio Hitler. Hitler visitó el estudio el 6 de diciembre de 1934 y eliminó permanentemente a Ruttmann del proyecto, dejando a Riefenstahl con el control exclusivo de lo que se convertiría en El triunfo de la voluntad. Riefenstahl afirmó que intentó evitar hacer la película comprometiéndose con Tiefland y haciendo que Ruttmann la hiciera en su lugar.

 

Nadie tilda de genocida comunista a Eisenstein por su “El Acorazado Potemkin” u “Octubre”, son obras maestras atrayéndonos de su idea política, como es un film parteaguas “El nacimiento de una Nación”, sabiendo que su mensaje es pura bazofia racista, hay que ser adulto y saber distinguir las cosas.

 

En la película previamente filmada La victoria de la fe –que en retrospectiva parece un ensayo general para esta película– Hitler aún no era retratado como el centro personificado del poder, sino que continuaba compartiendo este poder con el líder supremo de las Sturmabteilung (SA), Ernst Röhm. Aproximadamente dos meses antes del congreso del partido tuvo lugar la llamada “Noche de los cuchillos largos” (30 de junio/1 de julio de 1934), cuando oficiales de alto rango de las SA fueron convocados por Hitler en el lago Tegernsee; Fueron arrestados y asesinados, algunos de ellos esa misma noche, incluido Röhm. En El triunfo de la voluntad, Hitler fue el único protagonista.

 

La primera película conocida que es influenciada en la escenografía de El triunfo de la voluntad es la parodia nazi El gran dictador de Charlie Chaplin (estrenada en 1940). Muchas películas recientes han imitado o citado escenas individuales de la película, las más famosas de las cuales son probablemente las películas de Star Wars. Las películas que presentan escenarios similares o escenas enteras a la película El triunfo de la voluntad incluyen Ciudadano Kane, La naranja mecánica, Gladiador, Starship Troopers, El señor de los anillos, El rey león y muchas otras. Michael Jackson se inspiró en modelos coreográficos de películas de propaganda con los soldados de fantasía marchando en su videoclip HiStory.

 

Riefenstahl rodó El triunfo de la voluntad con un presupuesto nominal de aproximadamente 280.000 RM (aproximadamente 110.000 dólares estadounidenses en 1934, 1,54 millones de dólares en 2015). Sin embargo, Hans Saupert, jefe de gabinete de Franz Xaver Schwarz, afirmó el coste real de la película fue de 1 millón de RM. Riefenstahl afirmó que la película se financió con sus propios recursos y un acuerdo de distribución con Ufa, pero recibió gran apoyo financiero de los nazis, tanto directa como indirectamente, a través de proyectos de construcción para la manifestación. Admitió tener una cuenta del Partido del Reich durante su interrogatorio después de la Segunda Guerra Mundial y que los nazis le reembolsaron todos los gastos.

 

Albert Speer, arquitecto personal de Hitler, diseñó el decorado en Núremberg y se encargó de la mayor parte de la coordinación del evento. Se excavaron fosos frente a la plataforma de los oradores para que Riefenstahl pudiera obtener los ángulos de cámara que deseaba, y se instalaron pistas para que sus camarógrafos pudieran obtener tomas de la multitud en movimiento. Cuando el audio de los primeros montajes no era de calidad, importantes líderes del partido y altos funcionarios públicos recrearon sus discursos en un estudio para ella.

 

Riefenstahl recibió la visita de altos cargos nazis durante el proceso de edición. Hitler sugirió el título "El triunfo de la voluntad" en septiembre de 1934. Goebbels llegó el 5 de diciembre, Hitler y Julius Schaub el 6 de diciembre, y Hess el 7 de diciembre. Empezó con 130.000 metros de película y la redujo a 3.000 metros para marzo de 1935. El producto final tenía casi el doble de duración que " Victoria de la fe".

 

El triunfo de la voluntad fue aprobada por la censura el 26 de marzo de 1935 y se estrenó el 28 de marzo en el Teatro Ufa Palace de Berlín. En dos meses, la película había recaudado 815.000 Reichsmark (equivalentes a 4 millones de euros en 2021), y Ufa la consideró una de las tres películas más rentables de ese año. Hitler elogió la película como una "glorificación incomparable del poder y la belleza de nuestro Movimiento". Por sus esfuerzos, Riefenstahl fue recompensada con el Premio de Cine Alemán (Deutscher Filmpreis), una medalla de oro en la Bienal de Venecia de 1935 y el Gran Premio de la Exposición Universal de París de 1937.

 

Capra comentó posteriormente que El triunfo de la voluntad «no disparó ningún arma ni arrojó ninguna bomba. Pero como arma psicológica destinada a destruir la voluntad de resistir, fue igual de letal».

 

Para una directora que dirigió ocho películas, de las cuales solo dos tuvieron una cobertura significativa fuera de Alemania, Riefenstahl gozó de un reconocimiento excepcionalmente alto durante el resto de su vida, principalmente gracias a El triunfo de la voluntad. Sin embargo, su carrera también se vio perjudicada permanentemente por esta asociación. Después de la guerra, Riefenstahl fue encarcelada por los Aliados durante cuatro años por presunta simpatizante nazi y fue incluida permanentemente en la lista negra de la industria cinematográfica. Cuando murió en 2003, sesenta y ocho años después del estreno de la película, su obituario recibió una cobertura significativa en muchas publicaciones importantes, incluidas Associated Press, The Wall Street Journal, The New York Times, y The Guardian, la mayoría de los cuales reafirmaron la importancia de El triunfo de la voluntad.

 

Ebert afirma que «El triunfo de la voluntad» es «por consenso general, uno de los mejores documentales jamás realizados», pero añadió que, al reflejar la ideología de un movimiento considerado por muchos como maligno, plantea «una cuestión clásica de la pugna entre el arte y la moral: ¿Existe el arte puro o todo arte transmite una declaración política?». Al reseñar la película para su colección «Grandes películas», Ebert cambió de opinión, caracterizando su conclusión anterior como «la opinión generalizada de que la película es genial pero malvada» y calificándola de «una película terrible, paralizantemente aburrida, simplista, excesivamente larga y ni siquiera 'manipuladora', porque es demasiado torpe para manipular a alguien que no sea un verdadero creyente».

 

En 1975, Susan Sontag considera que El triunfo de la voluntad es «la película más exitosa y puramente propagandística jamás realizada, cuya propia concepción niega la posibilidad de que el cineasta tuviera una concepción estética o visual independiente de la propaganda».

 

Riefenstahl dijo: ‘El Triunfo de la Voluntad es un documental sobre un congreso de partido, nada más. No tiene nada que ver con la política. Grabé lo que realmente ocurrió y lo exageré hasta el punto de no comentarlo. Intenté expresar la atmósfera que se respiraba mediante imágenes, en lugar de comentarios orales. Y para que fuera comprensible sin texto, el lenguaje visual tenía que ser muy bueno, muy claro. Las imágenes debían poder decir lo que uno diría normalmente. Pero eso no lo convierte en propaganda.’

 

Es un glorioso documento histórico que sirve para entender como toda una nación pudo dejarse arrastrar por la imaginería pagana nórdica, con mucho del Imperio de Roma, hacía sentirse ellos los Elegidos y con ello ser arrastrados a la doble barbarie, primero de la eugenesia (que derivo en el Holocausto) y luego a la WWII, y con ello millones de muertos.

 

Riefenstahl ganó varios premios en Alemania, Estados Unidos, Francia, Suecia y otros países. En 1937, Riefenstahl recibió una medalla de oro por esta película en la Exposición Mundial de París.

 

OBRA MAESTRA (por encima del mensaje subrepticio que escondía). Gloria Ucrania!!!

martes, 1 de abril de 2025

 


PARTHENOPE

 

Fallido drama italiano dirigido por el mejor realizador transalpino del SXXI, Paolo Sorrentino (produce, dirige y coescribe, esto último con Umberto Contarello [“La Gran Belleza” o “The Young Pope”]), pero aquí ha tenido un resbalón, quizás fruto de su arrogancia. Ha querido continuar con la carta de amor a su ciudad natal Nápoles, tras la estimulante “La mano de Dios”, ‘Es imposible ser feliz en el lugar más hermoso del mundo’, dice un personaje (el hermano de Parthenope), en este caso filma la ciudad sin acercarse a sus lugares turísticos se acerca a los suburbios y callejuelas, como a PS le gusta, mezclar lo bello con la astracanada. Pero aquí su núcleo es una mujer a la que coloca en su guión una personalidad con la que no puedo empatizar en su petulancia (‘No sé nada, pero me encanta todo', dice), apoyada en que se supone es muy hermosa, sensual e inteligente (hasta ser cargante), este es el centro único de su rol su belleza, que todos quedan embelesados y magnetizados ante su candor núbil cautivador, PS se obsesiona con grabarla en constante modo spot de perfume, y me falta fondo en este ser caprichoso. Pretende PS mucho simbolismo con sus secuencias, pero esto me deja generalmente frio, y reluciendo un cierto narcicismo cuasi onanista de el director, aquí más acuciante por estar los cimientos más débiles que mucha de su filmografía. Este es uno de esos films que es mejor por partes que en su desequilibrado conjunto. Que pretende ser epítome de la ciudad napolitana y esto queda muy forzado. Son más interesantes las personas con las que se cruza que ella misma. Historia ambientada en su Nápoles sobre entre 1968 y 1975 (hay un prólogo en 1950 y un epílogo en 2023), la titular es encarnada por una meliflua Celeste Dalla Porta en su primer papel protagónico, junto a ella Stefania Sandrelli, Gary Oldman, Silvio Orlando, Luisa Ranieri, Peppe Lanzetta e Isabella Ferrari.

 

El director vuelve a sus mantras sobre la belleza enfrentada a la vejez, el paso lapidario del tiempo, el nihilismo frente a un mundo decadente, el sexo, la religión, lo grotesco, ello con punteos hacia el deseo incestuoso, el suicido, el aborto, pero sobre todo una visión deprimente sobre el sentido de la vida. Y ello filmado con su habitual gusto estético cercano al spot publicitario cruzado con el videoclip, una filmación epicúreamente estilizada, con esa mezcla turbadora entre lo poético y lo caricaturesco. Pero ahora al ser la historia más superficial y forzada este aspecto que se engarza muy mejor en otras de sus cintas, aquí queda como algo que pretende empujarte a algo que la historia no tiene recursos. Pretende más de lo que los mimbres del armazón del guion pueden, siendo una obra que en su estructura episódica resulta desequilibrada, quiere que cada encuentro de Parthenope con un personaje sirva para que vaya desarrollándose la personalidad de la protagonista, pero esta me resulta escasita, no me la creo, tan etérea que parece estar flotando por encima de todo, sin que le afecte nada, me es inexplicable la fascinación que crea, le falta un haz de luz que salga de su piel para entenderlo (hombres que anhelan a Parthenope le preguntan "En qué estás pensando?’, pregunta recurrente).

 

Provocando alejamiento de la pantalla, y con ello hay fases (lo peor en un film) de tedio. Sorrentino parece querer rememorar en su narración los efluvios de su “La Gran Belleza”, pero su protagonista está a años luz del magnetismo del Jep Gambardella de Toni Servillo, poseedor de un carácter cargado de mundo interior por las experiencias vividas, pero esta Parthenope se presenta resabiada y pretenciosa desde el inicio y con ello su personalidad me resulta hasta irritante, pues no tiene base para ello, seguramente Sorrentino cree que Parthenope es más interesante y compleja de lo que en realidad se expone aquí.

 

Sorrentino inicia el film mostrándose alumno adelantado de Federico Fellini (me refiero a la secuencia de arranque de “La Dolce Vita”, con la figura enorme de Jesus trasladada en helicóptero por las alturas) con una imagen que (salvando las distancias) hedonista-grandiosa de una decadente cama con dosel dorado (se dice procedente de Versalles), transportada a través de la bahía de Nápoles en 1950, obsequio el jactancioso magnate naviero local, el Comendador (Alfonso Santagata), a Sasa' (Lorenzo Gleijeses) y Maggie (Silvia Degrandi), joven pareja a punto de tener su segundo hijo. Tras lo que Maggie da a luz en las límpidas aguas de la bahía (al contrario que la sirena de la mitología helena, que vino a morir a esta costa), frente de la villa familiar el mar Mediterráneo mientras su hijo observa desde la playa. ‘Llamémosla Parthenope!’, grita exultante el padrino de la recién nacida mientras señala hacia el Vesubio, invoca a la sirena mitológica que dio nombre a la ciudad de Nápoles. Y Sorrentino salta a 1968 y vemos a Parthenope flotando en bikini, admirada por el hijo de la criada, Sandrino (Dario Aita), y también por su hermano mayor, Raimondo (Daniele Rienzo).

 

En su carácter episódico están algunos gráciles encuentros de Parthenope: El encuentro de Parthenope con el decadente escritor John Cheever encarnado por un carismático Gary Oldman, ‘Eres consciente del trastorno que causa tu belleza?’, le pregunta a la titular. Con una frase que pide mármol: ‘El deseo es un misterio y el sexo su funeral’ o ‘La belleza es como la guerra, abre puertas’; El cuasi surrealismo del tramo de la marcha funeraria que se topa que debe parar cuando ante ellos un camión rocía desinfectante desde su sistema de tubos enredados bloquea la carretera, asemejándose en el plano que le dedica en las alturas PS a una gran araña, ello por el brote (fue real en 1973) de cólera en la ciudad (no se vuelve a mencionar esto ¿?); Está el encuentro de Parthenope con la profesora de actuación Flora Malva a la que da vida una misteriosa Isabella Ferrari, con el rostro cubierto para ocultar el estropicio de un cirujano plástico brasileño, con ello criticando el culto a la imagen queriendo la gente huir de su edad real; Está el encuentro en un crucero con una diva napolitana Greta Cool a la que da vida una fenomenal Luisa Ranieri, regresa a Nápoles como invitada de honor, pero da su particular visión de Nápoles, a la que tilda de lugar muerto de delincuentes y vulgares; Está la relación de ella con el profesor Marota (al que da vida un maravilloso Silvio Orlando, eterno Cardenal Voiello de la serie también dirigida por Sorrentino “The Young Pope”), no me creo a esta altiva con su ‘prodigiosa’ inteligencia, pero si me resulta entrañable la actuación del actor curiosamente también napolitano; Está el episodio del cardenal de Nápoles, inverosímil, con un comportamiento sin sentido de Parthenope accediendo sin dilemas a los deseos de este sacerdote, pero visualmente es perturbador todo el tramo con la liturgia en la catedral de San Genaro, que culmina con el tesoro sobre el cuerpo desnudo de ella, apareciendo el orondo cura solo con unos slip rojos y llevando colgado un crucifijo, más bien pareciera el Anticristo, y más con lo que sucede a continuación, muy retorcido.

 

En la parte mala hay otros segmentos que me cuando menos me chirrían: Toda la parte de ese triángulo amoroso entre Sandrino, Parthenope y el hermano de esta Raimondo me resulta cargante por la forma a empellones que nos lo ponen, seguramente inspirado esto en el film del también italiano Bertolucci, me refiero a “Soñadores” (2003). De como ella es consciente del deseo que despierta en su hermano y lo alimenta de forma grimante; La parte con el millonario que ansia a Parthenope invitándola a subir en su helicóptero, y ella displicentemente le dice que solo se acostaría con él por cortesía. Pero que ‘gilipoyez’ es esta (puaj!); Cuando Parthenope ve a un chico al otro lado de un cristal y le enseña tetas, que calienta p…s de mierda es esta tipeja; El tramo en que Parthenope sale con un mafiosillo y la lleva a una ominosa ceremonia de ‘Gran Fusión’, Parthenope observa a sacerdote bendecir a herederos de dos clanes mafiosos antes que tengan relaciones sexuales ceremoniales delante de toda su familia y demás público de testigo. Esto no se que pinta en la historia, porque aguanta Parthenope ante esta asquerosa ceremonia, para luego no afectarle y seguir con el mafiosillo como si nada (puaj!); PS nos cuela una escena en slow de una revuelta estudiantil contra la universidad contra antidisturbios, no se sabe porque o que pinta esto, pues ni se dicen motivos, ni consecuencias, es meter cosas por meter; La turbadora escena en que el profesor Marota muestra a su hijo, un ser monstruoso en su tamaño, de un hiperrealismo grotesco, no se que pinta esto en la película, y encima ella se deleita con la visión de este ser enfermo de no se qué, "hecho de agua y sal, como el mar" dice el padre, quizás obesidad mórbida, o que se yo que le hace de tamaño de varios metros, está desnudo tapado con un trapo sus partes y sonríe cual niño, a lo que Parthenope se deleita de modo hediondo con su visión (La Bella y la Bestia ¿?)

 

Sorrentino vuelve a porfiar gran parte del resultado final al envoltorio, en este caso sin poiares que lo sostengan. Destacando la hermosa cinematografía de Daria D'Antonio (“La Mano de Dios”), deleitándose con el rostro y el escultural cuerpo de Parthenope, pero también con el anverso de lo burlesco, así como brillante filmando la costa napolitana, creando cuadros de una beldad sensacional; En este caso la música, tan fundamental en otros films del director es menos apreciable y estimulante.

 

Spoiler:

 

Rush final: En 2023, tras jubilarse, decide finalmente regresar a su ciudad. Tras ir a Capri, Parthenope (Stefania Sandrelli), por fin tiene la oportunidad de afrontar el duelo por la muerte de Raimondo; reflexionando, se da cuenta de que siempre ha tenido las mismas contradicciones que Nápoles, a pesar de ser acogedora y capaz de afrontar incluso los dolores más terribles. Sintiéndose parte de la ciudad de nuevo, Parthenope sonríe serenamente ante un grupo de aficionados del Napoli que celebran la victoria del tercer campeonato de la Serie A (guiño a una de las grandes aficiones de PS, como ha demostrado en varios films). Momento no revela mucho sobre lo visto hasta ahora, sigue siendo una incógnita dentro de un laberinto críptico. ‘Era triste, frívola, decidida y apática, como su ciudad natal’.

 

Cuenta la leyenda que Parthenope se ahogó en el mar cuando sus canciones no lograron seducir a Odiseo, y su cuerpo finalmente apareció en las costas de Nápoles. Por lo que los griegos dieron nombre a la ciudad transalpina.

 

Fallido film, quizás es que PS no ha sabe dar carácter desde su masculinidad a una mujer, y da una visión de hombre a una mujer inalcanzable. Aunque las cositas buenas que tiene la cinta la hacen recomendable, sobre todo a sus seguidores (entre los que me cuento). Gloria Ucrania!!!