lunes, 6 de noviembre de 2023

 


LA DELGADA LÍNEA ROJA.


Desequilibrado, pesaroso y letárgico film bélico. Con motivo de su próximo cuarto de siglo desde su estreno (22/12/1998) me he vuelto a ver este film bélico realizado por el singular director de Illinois Terrence Malick, que llevaba 20 años sin estrenar una película (desde “Días de cielo” en 1978), por lo que hubo gran expectación, uniéndose al proyecto un gran elenco masculino de actores como Sean Penn (mantiene un par de diálogos pomposos sobre el sentido de la guerra con El soldado Robert E. Lee Witt), Jim Caviezel, Nick Nolte, Elías Koteas, Adrien Brody , George Clooney, John Cusack, Woody Harrelson, Jared Leto, John C. Reilly, John Travolta  o Ben Chaplin. Malick dirige y guioniza la novela homónima de 1962 de James Jones (El mismo que escribió la novela llevada con éxito al cine enmarcada también en la WWII, “De aquí a la eternidad”), título alude a una línea del poema "Tommy" de Rudyard Kipling, de Barrack-Room Ballads, en el que llama a los soldados de infantería británicos "La delgada línea roja de héroes", en referencia a la posición del 93.º Regimiento. en la Batalla de Balaclava de la Guerra de Crimea. Libro que ya tuvo una versión en 1964, historia ficticia de la Batalla del Monte Austen, parte de la Campaña de Guadalcanal en el Teatro del Pacífico de la Segunda Guerra Mundial, retrata a los soldados estadounidenses de la Compañía C, 1.er Batallón, 27° Regimiento de Infantería, 25° División de Infantería. Película que tuvo la mala suerte de coincidir en el año con la Obra Maestra de Spielberg “Salvar al soldado Ryan”, que aborda también un tramo de la WWII, ya de por sí este de Malick me es por momentos tedioso, pero si se compara con el protagonizado por Tom Hanks es ya lapidario. En esta con epicentro en el Pacífico parece que al director le estorba la acción y el contexto histórico, todo resulta cuasi etéreo y atemporal en la mente ‘malickiana’. mientras Spielberg ofrece al espectador un inicio Kolossal, y luego un objetivo, aquí todo es una huida hacia la nada constante. Malick está más a gusto y se solaza en lo contemplativo en meternos varios monólogos interiores filosóficos que termina por ser jartibles, aturulla tanto pensamiento intelectualoide que no te crees de estos soldados ordinarios, esas disquisiciones etéreas en principio te llegan y tocan la fibra, pero pasada la hora y media son cansinos.


Comienza de forma desorientadora, estamos en una isla pacífica con aborígenes, allí vemos un cocodrilo que sed desliza hacia una laguna, mientras oímos una voz en off: “Qué es esta guerra en el corazón de la Naturaleza?”. Tras lo que vemos a un tipo blanco disfrutar en armonía de la compañía de los nativos. La guerra es algo tan lejano como otra galaxia, pero la Guerra llega a ellos con un barco de la armada que los recoge para castigarlos.

 

El soldado Robert E. Lee Witt (Caviezel) del ejército de los Estados Unidos se ausenta sin permiso de su unidad en 1942 para vivir entre los despreocupados nativos melanesios en el Pacífico Sur. El sargento primero Welsh (Penn) de su compañía lo encuentra y lo encarcela en un buque de transporte de tropas. A Witt no se le permite reincorporarse a su unidad y, en cambio, se le asigna, como castigo, actuar como camillero para la próxima campaña. Los hombres de la Compañía C, 1.er Batallón, 27° Regimiento de Infantería, 25° División de Infantería, han sido llevados a la isla de Guadalcanal como refuerzos en la campaña para asegurar el Campo Henderson, arrebatar la isla a los japoneses y bloquear su ruta a Australia. La Compañía C está comandada por el capitán James Staros (Koteas). Mientras esperan en la bodega de un barco de transporte de la Marina, contemplan sus vidas y la próxima invasión. La empresa desembarca en Guadalcanal sin oposición. Marchan hacia el interior de la isla y, en el camino, se encuentran con nativos y pruebas de la presencia japonesa en curso. La compañía pronto encuentra su objetivo: la colina 210, una posición enemiga clave.

 

He mencionado arriba desequilibrada, porque a pesar de lo malo mencionado, tiene sus buenos elementos, como es la puesta en escena subyugante en el cromatismo, gracias al DP John Toll (“Braveheart” o “El último samurái”), acogiendo planos de una beldad pictórica, con esos campos verdes infinitos sobre laderas y sobre ellos cielos nublados, con los rayos de sol deidíficos penetrando entre los árboles de la jungla, jugando con los contrastes entre la belleza de ese Paraíso de los mares del sur frente a la barbarie y el caos que llevan los humanos, una elegía que se adentra en el existencialismo, lo intangible, sobre el sentido de la vida, conectando la Naturaleza espiritualmente con los humanos. Aquello del Hombre es un Lobo para el Hombre, el detallismo de fijarse en animales testigos del atavismo del hombre (ese pájaro herido en su ala, esos perros devorando carne humana, el mencionado cocodrilo); Ello adornado por melodías de coros melanesios trémulos cantadas por el Coro de Todos los Santos en Honiara y la Hermandad Melanesia en Tabalia que elevan el sentido del film (más de lo que merece), se oye el Paradisum de Réquiem de Gabriel Fauré y en los primeros compases La pregunta sin respuesta por Charles Ives. Música de acompañamiento creada por el maestro germano Hans Zimmer, con adicionales melodías de John Powell.

 

Hay un tramos vigorosos, como es la espectacular toma de la colina, filmada de modo preciosista con la cámara acariciando los verdes tallos de hierban mecidos por la brisa que esconden a los soldados, mientras los primeros rayos de sol bañan el verdor ondulante. Tramo que arranca al amanecer, los soldados de infantería ascienden intentando esconderse entre la alta hierba, pero son contra restados por fuego intenso japo que viene de la nada. Tenemos muestras del absurdo de la guerra, el sinsentido de las muertes, cuando un soldado, Keck (Woody Harrelson) se equivoca al lanzar una granada, y acaba en su miseria con un acto de heroísmo.  Por el contrario, en esta batalla por la cima tenemos la sin razón de las personas que no dudan en poner en peligro letal a la gente a sus órdenes, con empatía zero por ellas con tal de convertirse en un líder aclamado, esto representa El teniente coronel Gordon Tall (Nick Nolte), en el lado contrario está el capitán Staros (Koteas), que se niega a mandar al matadero por la gloria de uno a sus soldados, esto le llevará a un enfrentamiento donde tiene las de perder con su superior. Mientras el verdadero heroísmo surge de modo natural en soldados como el Pvt. Bell (Chaplin), que busca un modo de intentar tomar la cumbre con menos riesgo para todos. Esta batalla es un ejemplo de lo mejor y lo peor de la naturaleza humana. Ojalá toda la cinta hubiera estado a esta altura. Pero aún queda medio film y la cosa baja; Está la toma del poblado japonés, todo un reflejo del salvajismo humano; Hay una vigorosa actuación en un espléndido Nick Nolte como un temperamental teniente coronel Tall ávido de gloria, un descarnado trepa que baña de vis amenazante a todos, un oso despiadado que arroja fuego, haciendo cálculos flemáticos sobre el número de muertes que se necesitarán para ganar su objetivo, cual si fueran solo eso, un número; Su digamos ‘antagonista’ es un estupendo Elias Koteas como el capitán James Staros, todo lo contrario que Tall, piensa en su tropa y no duda en enfrentarse a su superior en duelos chispeantes.

 

Pero lo bueno queda emborronado por unas ansias de pretenciosidad que no es capaz de cubrir la historia, con la mencionada voz en off de los personajes que se cruzan y no sabes para quien hablan, hay preguntas retóricas, mucha espiritualidad remanente del budismo, mucho gusto por la metafísica. No hay mesura en este aspecto y acabas saturado y deseando le peguen un tiro al tipo que nos suelta sus pensamientos, haber si deja de dar la vara. Asimismo, tenemos unos flash-backs pastelosos que nos sacan del lugar para ofrecernos cuasi spots de perfumes horteras, ellos referentes al soldado Jack Bell (buen Ben Chaplin), que ve a su bella esposa (Miranda Otto) en bucólicas secuencias chirriantes en el tono del film. Malick nos quiere dar poesía a empellones, pero esta me ha resultado megalómana, la capacidad de síntesis es muchas veces una victoria, y aquí este aspecto está ausente. Hay un anhelo humanista en como expone la guerra como el epítome máximo de la deshumanización, pero el problema es que una vez presenta hábil y preciosistamente esto lo vuelve a subrayar una y otra vez. 


Malick (al contrario que el Homérico film mencionado ‘spilbergiano’) rehúye mostrar la violencia explícita del gore, aquí no hay desmembramientos, no hay muertes salvajes o sangre a borbotones, tiene un modo ‘original’ el director de mostrarla a través de la naturaleza, como ejemplo cuando un militar recibe un disparo, lo que vemos en vez de su muerte, vemos un árbol explotar cual metáfora del humano, es el ´dolor´ de la naturaleza emparentada al hombre, formando parte de esto la fauna, como cuando vemos un pájaro con un ala rota volando fuera de un árbol. Y es que Malick intenta despojar de cualquier épica la Guerra, aquí no hay actos de heroísmo extraordinarios, para ello (supongo), el realizador obvia (casi por completo) las tomas aéreas que dotan de niveles de epopeya las batallas, la cámara se coloca a la altura de los soldados la mayor parte del tiempo, implicando ciertas ansias intimistas.

 

Malick en su collage sobre la guerra expone un desfile interminable de personajes y hay naufraga con más estrépito que el Titanic (igual me he pasao), pues en su devenir la mayoría se ven de forma esbozada, que al ser actores importantes desorienta, pues esperas algo más de ellos neque un cuasi cameo, probablemente esto deriva de la mesa de edición que incluso anuló actuaciones por completo (En el montaje final se eliminaron imágenes de actuaciones de Bill Pullman, Lukas Haas y Mickey Rourke, una de las escenas de Rourke se incluyó en tomas descartadas de características especiales del lanzamiento en Blu-ray y DVD de Criterion), amén de recortar hasta lo exiguo muchas otras John Savage como el sargento Jack McCron, Jared Leto como el segundo teniente William Whyte, John Cusack como el capitán John Gaff, Adrien Brody como soldado raso (que en la novela era personaje nuclear aquí pasa a marginal) ¿?), Tim Blake Nelson como soldado raso Lisandro Tills, John C. Reilly como el sargento Maynard, John Travolta al principio como el Brig. General Howard Quintard o George Clooney como el capitán Charles Bosche al final; Los únicos con más presencia son los mencionados Nolte, Koteas, Caviezel con cara de alelao, un simplemente Penn cumplidor, también tiene su momento de gloria anti épico Woody Harrelson  como el sargento. Brian William Keck tiene buena escena de muerte. Pasan por la pantalla en modo flash el grueso del reparto, y es que la tijera parece haber tenido muchísimo trabajo, ejemplo de ello es cuando el rol de Nolte le habal con cariño al rol de Cusack, diciéndole: "Eres como un hijo para mí", y esto sale de la nada, como si el contexto de esto se nos hubiera hurtado en la mesa de edición. Carecern los personajes de fondo, parecen partir todos de zero (excepto el mencionado de Chaplin con su subtrama con su esposa). Nunca sentimos conexión alguna entre los soldados, no hay sentimiento de compañerismo o camaradería, lo cual los hace fríos,

 

La fotografía principal tuvo lugar en Queensland, Australia y las Islas Salomón .

 

El parecido entre la novela y la película solo se reduce a las escenas de combate. Cualquier otro parecido es pura coincidencia. No entiendo porque no aparecen las referencias a las relaciones homosexuales que se daban en el frente (Se supone que está hecha a finales de los 90 ¿no?). No entiendo porque cambian al oficial judío por un oficial griego (el papel interpretado por Elias Koteas) a menos que sea por cuestiones de corrección política (En 1964 cambiaron Stein por Stone). El personaje interpretado por Sean Penn es totalmente distinto al que aparece en la novela. El de la novela es mucho más desquiciado. No entiendo la escena inicial en la isla paradisíaca que es cosecha propia del director. El libro comienza directamente con las tropas en los buques de transporte y no hace ninguna referencia a ese supuesto “paraiso”.

 

El primer corte ensamblado tardó siete meses en editarse y duró cinco horas. En el montaje final, se habían eliminado imágenes de las actuaciones de Bill Pullman, Lukas Haas y Mickey Rourke (una de las escenas de Rourke se incluyó en las tomas descartadas de características especiales del lanzamiento en Blu-ray y DVD de Criterion).

 

Film nominado a siete Oscar sin premio: Mejor Película, Mejor Director, Mejor guión adaptado, mejor fotografía, mejor montaje, mejor música dramática original y mejor sonido. Ganó el Oso de Oro en el Festival Internacional de Cine de Berlín de 1999.

 

La película inacabada se proyectó para la prensa de Nueva York en diciembre de 1998 y Adrien Brody asistió a una proyección y descubrió que su importante papel original, "llevar la película", como él lo expresó, se había reducido a dos líneas y aproximadamente cinco minutos de tiempo de pantalla; Billy Bob Thornton grabó una narración que fue descartada. Martin Sheen y Viggo Mortensen participaron en la lectura del guión y se les agradece en los créditos finales.

 

En esta revisión me ha bajado bastante el atractivo del film, para dejarlo en algo curioso que nunca llega a lo que pretende. Gloria Ucrania.!!!

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