KATYN.

El veterano realizador polaco
Andrzej Wajda a sus 82 años demuestra estar en plena forma en este film
reivindicativo, una obra que pretende ser tributo a los miles de polacos
asesinados por los soviéticos en la WWII, un excelente medio para recuperar la memoria histórica de un terrible suceso, que Stalin trató
ocultar el protagonismo soviético, culpando a los nazis. Y es que Polonia fue víctima de de una deleznable pinza
nazi-soviética. Parece que una vez acabada la
guerra los únicos malos en Europa fueron los nazis, y esto es tergiversar la
realidad, Hitler pactó con Stalin (acuerdo de Tiranos) repartirse Polonia,
unbos por oeste y otros por el este, pero como la ambición desmedida de los
nazis les llevó a invadir la URSS, los soviéticos terminaron por hacerse
“amigos” de los aliados, pervirtiendo la verdad, y esta no es otra que Polonia
fue troceada en principio entre los dos dictadores, luego Alemania la tomó
entera bajo su yugo de campos de exterminio, tras esto los soviéticos la
volvieron a tomar, haciéndola un país satélite suyo, con lo que siguió varias
décadas de dictadura. Este film radiografía un terrible hecho, la matanza
cometida por los soviéticos “La masacre de Katyn”, conocida como el zbrodnia katyńska ('Katyn crimen"), fue la
ejecución masiva de prisioneros de guerra polacos, oficiales y
ciudadanos ordenados por las autoridades soviéticas en 1940. La estimación
ampliamente aceptada que el número muertos es de 22.000. Las víctimas asesinadas en el bosque
de Katyn, Kalinin (Tver),
la prisión de Kharkiv y en otros lugares, en Rusia. Unos 8.000 militares fueron tomados prisioneros en 1939 durante la invasión
Soviética de Polonia, el resto de
polacos arrestados por supuestamente ser agentes de inteligencia, gendarmes,
espías, saboteadores, terratenientes, dueños de fábricas, abogados, sacerdotes
y funcionarios. Polonia y la Unión Soviética
no estaban en guerra en el momento (estaba en vigor el pacto de amistad entre
las dos potencias), los soviéticos todavía guardaban rencor por la derrota en
el conflicto prolongado con Polonia por su independencia casi 20 años antes,
cuando los nazis invadieron Polonia el 1 de septiembre en 1939 desde el oeste,
los soviéticos el 17 de septiembre llegaron desde el este, exterminando las
fuerzas divididas Polacas. Durante la ocupación alemana de Polonia, los nazis utilizaron la matanza con
fines de propaganda contra los soviéticos, después de la guerra, Polonia cayó
bajo la influencia de la URSS, la verdad sobre el caso fue suprimida por las
autoridades pro-soviéticas, mantuvieron línea oficial en todo el Bloque del Este,
que la masacre fue acometida
por alemanes. Con la caída del comunismo en Polonia en 1989, el primer gobierno polaco no comunista inmediatamente reconoció
el crimen fue cometido por los soviéticos. En
1990, Mijail Gorbachov reconoció la responsabilidad
soviética de la masacre de Katyn por primera vez. En 1991, Boris Yeltsin hizo públicos documentos sobre
la autorización soviética para la masacre, en ellos aparece como Stalin el 5 de
marzo de 1940 firmó la orden de ejecución masiva bajo el delito eufemístico
de <nacionalistas y
contrarevolucionarios>, del 3 de abril al 19 de mayo 1940 fueron asesinados
los 22.000 polacos (tenientes, ingenieros, profesores, médicos y demás
vertiente intelectual y cultural de la Polonia de la época), se realizó de modo
mecánico e ininterrumpido por las noches, solo pararon el 1 de mayo.
Estamos en Polonia en
septiembre de 1939, el país es invadido por el Oeste por la Alemania nazi, y
por el este por la URSS. Los soviéticos hacen miles de prisioneros de polacos,
meses más tarde son asesinados en La Masacre de Katyn. La historia se centra en
varios personajes, (Maja Ostaszewska) Anna es la esposa de un oficial polaco preso, Andrzej (Artur Zmijewski), se encuentra con él en el campo de
prisioneros y le pide huya con ella, él dice que su lugar está con sus soldados,
este escribe un diario de su estancia en la prisión. Hay un amigo de Andrzej,
Jerzy (Andrzej Chyra), uno de pocos militares que sobreviven Katyn, trabaja
para los pro-soviéticos, esto le hace atormentarse. Están las hermanas
Agnieszka (Magdalena Cielecka) e Irena (Agnieszka Glinska), toman posiciones
opuestas hacia el nuevo régimen de posguerra. Hay otra esposa, ... (Danuta
Stenka), de un general polaco, ... (Ene Englert). A través de estos personajes
se hace un fresco a dos tiempos, uno sobre los polacos presos, y otro años
después durante la ocupación soviética de Polonia donde estaba prohibido decir
que la URSS estaba tras la masacre.
El film tiene mucho de
reivindicativo por parte del realizador polaco, Andrzej Wajda, puede el más grande director
del país, un veterano y combativo creador de 82 años. Él ya había tratado el
tema de la WWII en varios de sus films, “Generación” (1955), “Kanal” (1957), o
“Lotna” (1959). Wajda era hijo de un oficial de la caballería reservista
polaco, Jakub Wajda, fue apresado por los soviéticos durante la invasión en 1939, y en la
primavera de 1940, cuando Andrzej, fue asesinado en la Masacre de Katyn.
Andrzej combatió en el ejército polaco frente a los nazis siendo adolescente.
Con el final de la guerra estudió
pintura en Academia
de Bellas Artes de Cracovia antes
de entrar en Escuela Nacional de Cine en Łódź, en este
carácter su alter ego en el film es otro personaje que desea apuntarse a la
escuela de artes de Cracovia, también se puede ver en la joven que desea
colocar una lápida en la tumba de su hermano, también está la esposa de un
oficial polaco, Anna, que bien puede ser el alter ego de4 la madre del
director.
La historia
se basa en el libro del también guionista Andrzej Mularczyk, que guionizan
Przmyslaw Nowakowski y Wladyslaw Pasikowski, desarrollan un conmovedor
argumento partido en dos, por un lado están las intrahistorias de los polacos
presos por los soviéticos, a la postre las víctimas de la masacre, en estos
infelices se centran en la primera parte del film, su estancia en los campos de
prisioneros, aquí está la mayor de las taras, y es que apenas se profundiza en
estos personajes, debería haber tenido más peso en la trama esta subhistoria,
se siente liviana, luego está la parte de los civiles, de los familiares de los
presos y a la postre asesinados, hay una elipsis temporal y saltamos a como
sufrieron los polacos la ocupación nazi, como intentaron ser exterminadas sus
mentes pensantes siendo detenidos los profesores de la universidad, como los
nazis descubrieron las fosas comunes cerca de Smolensk cuando invadieron la
URSS, se lo achacaron a los soviéticos, luego contraatacaron los rojos y
tomaron Polonia endosándole la autoría de la masacre de Katyn a los nazis, e
imponiendo la ley del silencio a quien rebatiera esta versión, haciendo doble
el sufrimiento de los familiares, por un lado la muerte y por otro la ignominia
de no poder hablar de ello abiertamente, de tener que comulgar con la mentira,
de no poder hacer que descansen en paz sus seres queridos, esta parte se cuenta
a través de varias subtramas que se cruzan, en el que se un mosaico de
diferentes situaciones, un fresco un tanto disperso, bien contado pero
disgregado y al que le falta solidez narrativa para pinzarte el corazón, cuesta
conectar con los personajes. Y para terminar está su Atronador epílogo de 13
minutos, esto valdría por si solo para ver el film, Apoteósico recreación de
los sucesos.
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ANDRZEJ WAJDA |
Andrzej se nota conocedor de
lo que cuenta, cuenta con pulso fluido el clima que envolvía en aquella época a
Polonia, la represión comunista-soviética reflejada en la Mentira que había que
sostener, en cómo te hacían la vida imposible si no vivías permanentemente en
el autoengaño, el régimen se encargaba de salvaguardar esta tóxica “versión
oficial”. No es una obra redonda, pero si un film necesario, imprescindible,
muy recomendable, lienzo del hasta donde llega el poder opresor de las
tiranías, se han realizado muchos films sobre abominable universo hitleriano,
pero escasos sobre alguien que fue mucho peor que este, Stalin fue aún peor,
aún más sanguinario, tanto que el que inventó los campos de concentración
(Gulags) fue Stalin, y Hitler los copio, y lo que multiplica su poder
devastador es que encima se mantuvo más tiempo en el poder, y es que por poner
un ejemplo de lo desalmado que era se puede mencionar el Holodomor, el
Holocausto ucraniano, 1932-1933, Stalin hizo en una reconversión salvaje de la
agricultura hizo que millones de ucranios murieran de hambre, se estima que
entre 1,5 millón y 10.
Wajda con buen tino se guarda
la mejor de sus cartas para el final, provocando en el epílogo un sentimiento
de partírsete el alma. El realizador crítica con recursos diáfanos los
totalitarismos, tanto al nazismo como al comunismo, los coloca a la misma
altura los dos son modos de gobierno letales para la Naturaleza Humana, muy
valiente Wajda en este sentido. Se ataca la mentira institucional, el
relativismo moral, ensalza la dignidad, el valor de la verdad como acto
liberador, se alaba el poder de la fe, de cómo los polacos se garran a su fe
católica en sus peores momentos, les hace mantener la esperanza.
La historia te cautiva, te
atrapa, con un comienzo arrollador, unas cuantas escenas brillantes, y un epílogo
sobrecogedor, pero te queda la sensación que se podría haber sacado más jugo a
esta historia,, en su contra está cierta dispersión de subtramas que se sienten
esbozos de ideas, sin ahondar en ellas, quedándose en eficaces apuntes de
situaciones que te soliviantan, pero sin personaje alguno de calado, sin
terminar de definirse entre los saltos de subhistorias.
Maja Ostaszewska como Anna es
el alter ego de la madre del realizador, con muchos paralelismos su personaje
con ella, la actriz realiza una actuación muy sentida y vibrante de emociones. Artur Zmijewski como el oficial polaco Andrzej lo hace bien, sentimos su dignidad. Antoni Pawilicki como el
joven Tadeusz representa el coraje de mantener la verdad como significado del
orgullo de un pueblo vejado. Magdalena Cielecka como la joven Agnieszka aporta
a otro de los personajes que se mantienen
firmes por encima de la asfixia ambiental de los sátrapas.

La puesta en escena resulta
excelente, con un maravilloso diseño de producción de Magdalena Dipont,
rodándose en el propio bosque de Katyn, en Varsovia, en varios lugares de
Cracovia, como en la Academia de Música, en la universidad, un teatro, la plaza
del mercado, un jardín, y más, con un gran manejos de las masas, se suma una
magnífica fotografía de Pawel Edelman, en colores fríos, grises, ocres,
transmitiendo el aire triste de la historia, con bella tomas subjetivas, juegos
de contraluces, formidables primeros planos, hermosos planos abiertos, cámara
en mano emocionante, travellings expresivos, que sobresale en el epílogo en que
nos hace partícipes casi en primera persona de la masacre, y todo esto
atomizado por la enervadora música de Krzysztof Penderecki (“El exorcista”, “El
resplandor” o “Hijo de los hombres”), con resonancias sacras, de coros que te
ponen junto a la historia la piel de gallina.


Momentos recordables: Su
poderoso y alegórico arranque que marca a fuego el relato de la pinza
nazi-soviética, vemos a un grupo de civiles polacos huir por la llegada a sus
hogares de los soviéticos, llegan a un puente sobre el Vistula, en el mismo se
encuentran con otro grupo de civiles polacos que huyen en el sentido contrario,
pero estos huyen de los nazis, que acaban de tomar Cracovia, <Que vienen los
alemanes!>, gritan unos, los otros <Que vienen los rusos!>, la mayoría
decide que estará mejor con los soviéticos, menos un auto de lujo con una mujer
de aspecto adinerado que decide su sitio está con los nazis. Magna secuencia
del trágico destino a que será sometido el pueblo polaco, pasará a ser un
juguete en manos de dos Bestias; Las impactantes imágenes ficcionadas, pero que
ocurrieron en realidad de la confraternización de nazis y soviéticos en sus
fronteras correspondientes en Polonia; Frase lapidaria de un preso polaco
<El Tercer Reich es milenario y el Comunismo es para siempre; Como los
intelectuales polacos fueron convocados a la universidad para un discurso, y
allí son detenidos para ser enviados a un lugar de infausto nombre, Auschwitz; El
vibrante discurso del General polaco a su tropa estando presos en el gran
barracón, ,la cámara levita sobre los soldados de modo fascinante, terminando en que todos cantan a coro un
estremecedor tema religioso; El gran valor didáctico que tiene para los amantes
de la historia las imágenes reales de los noticiarios de cómo los nazis
desentierran los cuerpos en Katyn; La palpitante llegada del cuerpo del profesor
Jan a la casa de su viuda por correo en una cajita de madera; En un banco la
esposa del General asesinado en Katyn le espeta a un militar polaco <Da
igual que pienses diferente, porque te comportas igual que ellos>; Un
soldado polaco que escapó de Katyn, camina borracho una noche por una calle de
Cracovia, mientras de fondo de oye por altavoces la propaganda soviética de que
los nazis fueron los responsables de “la masacre de Katyn”, con claros
sentimientos de remordimientos saca su pistola y se pega un tiro en la sien;
Agnieszka es sometida a un interrogatorio por los soviéticos, es presionada
para acepte “la verdad oficial”, ella les espeta <A mí me interesa la
verdad... Los alemanes lo intentaron conmigo durante 5 años, cree usted que en
5 minutos logrará algo?>; La lápida partida de una víctima de Katyn, popr
mor de sostener la “versión oficial”.


Su escalofriante tramo final, 13 minutos
estremecedores, desoladores, mostrados con una crudeza que desgarra el alma,
Anna recibe el diario de su marido muerto en Katyn, a través de sus escritos se
escenifica lo peor de la Condición Humana, de cómo funcionaba una fría y
sanguinaria cadena industrial de matar personas, una línea de ejecuciones en
masa, en la que el hombre pasa ser un trozo de carne sin alma, capaz de asesinar
a otros como si fueran cerdos en el matadero, llegaban al infausto lugar en
trenes, Gniezdovo, a 402 km., la narración en off se detiene y ya solo las
imágenes hablaran por si solas, sin música, los soldados rusos les esperan, los
suben en furgonetas, cruzan un bosque, vemos por allí un bull-dozer que empuja
tierra, paran frente a un edificio, se baja uno de los oficiales polacos, antes
de entrar le piden deje el cinturón, entra en el lugar tranquilo, baja al
sótano, de pronto algo ve en una habitación que le altera, dos soviéticos le
sujetan, entonces vemos que ha visto sangre derramada, siente lo van a matar
vilmente, lo llevan a otra habitación donde unos militares burócratas le piden
nombre y rango, no responde, los que le sujetan le registran y encuentran lo
que buscan, entonces amarran las muñecas del oficial polaco y lo llevan a la
habitación de la sangre, lo que ve acongoja, hay sangre esparcida por la pared,
entonces tras él sin previo aviso aparece un brazo con una pistola y le
desgarra un disparo en la cabeza, el oficial cae al suelo, al verdugo no se le
ve el rostro, oculto en la sombra, este levanta la mano y otro soldado le
cambia el arma por otra cargada, tras lo que carga el vacío, cogen el cuerpo
del suelo y lo introducen por una pequeña ventanita, dos tipos al otro lado lo
cogen fuera y lo suben a un camión cargado de muertos, los verdugos echan un
par de cubos de agua en la habitación para limpiar la sangre, la puerta se abre
de nuevo y otro polaco es empujado a la fuerza al nefasto cuarto, y vuelta a
empezar “el matadero” de un modo mecánico, vemos otra furgoneta con oficiales
polacos partir de la estación, esta lleva otro destino, se paran en medio del
bosque y conforme bajan con una cuerda les amarran el cuello a las muñecas en la
espalda, tras lo que les disparan a la nuca, mientras escuchamos el eco de
otros disparos, descorazonador sensación de inhumanidad, vemos que caen en
fosas, con cuerpos alineados en el fondo, con trémulas tomas subjetivas de los
polacos antes de morir, con algunos rezando el Padre Nuestro, vemos llegar
camionetas cargadas por muertos que los rusos tiran a las fosas de modo
bestial, hay un sobrecogedor travelling sobre una fosa repleta de cadáveres,
vemos a un polaco con un Rosario (símbolo de que cuando se acerca tú momento te
aferras a la fe) en sus manos amordazadas, al verdugo se le ha encasquillado el
arma, mientras, el polaco recita el Padre Nuestro, le disparan y cae sobre los
fallecidos, hay otro turbador travelling sobre los cuerpos, y vemos a un
soviético sobre los muertos con su bayoneta dándoles la puntilla por si aún
viven, el bull-dozer comienza a enterrar las fosas con tierra, vemos la mano
que sostiene el Rosario que se mueve, le cae tierra en lo alto y cae inerte,
hay un aterrador fundido a negro de un minuto, con música sacra que junto a lo
visto hace se te revuelvan las tripas, minuto de homenaje antes de los créditos
finales.
En conjunto, aún con sus taras
una notable obra que denuncia con argumentos pétreos la opresión de las
Dictaduras. Fuerza y honor!!!
P.D. El 10 de abril de 2010,
un avión Tupolev se estrelló en la base aérea de Smolensk, transportando al entonces
presidente polaco, Joseph Kaczynski, y a numerosos políticos importantes del
país, falleciendo todos, curiosamente muy cercano al lugar 60 años más tarde avión de distintivos
polacos, entre ellas presidente de Polonia, muere en catástrofe en Smolensk,
cercano al lugar de la “Masacre de Katyn”.
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