FARGO.
Los traviesos hermanos Coen
en plena efervescencia creativa nos regalaron un turbador thriller que mezcla
con mordacidad el cine negro, el humor negro-macabro-bizarro con una tremebunda
crítica a la codicia con el trasfondo de un desolador retrato de la América
profunda, con un estilo visual que se ha convertido con los años en icono del
que han bebido muchos directores, con una poderosa ambientación gélida, con
paisajes blancos infinitos, desolados en paralelo con las almas de la mayoría
de personajes que pueblan estos desangelados lares. Esto se acompaña con un
elenco actoral en estado de gracia, con una composición de secundarios cuidada
con mimo, resultando una Obra Maestra que gana a cada visionado.

El escenario es la nevada
Minnesota del invierno de 1987, un vendedor de coches de Minneapolis, Jerry Lundegaard (gran William H. Macy ), desesperado por las deudas
decide por medio del indio Shep Proudfoot (gran Steve Revis), contratar en
Fargo (Dakota del Norte) a dos tipos, Carl Showalter (gran Steve Buscemi ) y Gaear Grimsrud (gran Peter Stormare ), para que secuestren a su
esposa Jean (buena Kristin Rudrüd), y pidan un rescate de 80000 $ que se repartirán, además los
secuedtradores se llevan un 1987 Oldsmobile Ciera, después entregaran a su mujer sin daño alguno, en realidad Jerry tiene
pensado pedir 1 millón, dinero que tiene pensado pague su acaudalado suegro
Wade Gustafson (gran Harve Presnell), un poderoso inversor, la intención de
Jerry es que todo el asunto sea limpio, sin violencia, ni derramamiento de
sangre, pero las cosas nunca son como uno planea. Tras unos asesinatos en
Brainerd entra en la historia de Marge Gunderson ( Frances McDormand ), jefe de policía local de Brainerd, con siete meses de embarazo, que
investigará los homicidios.

Guión original de Joel y
Ethan Coen, con un hilo narrativo perverso, de muy mala leche, con diálogos nos
sumerge en un viaje al lado oscuro del ser humano, con una galería de
personajes construidos con ingenio,
patéticos, pusilánimes, mezquinos, amorales. Edifican un mundo en el que
tras el visillo de lo idílico se esconden alimañas salvajes, depredadores con
dedos de luces, gente que cree que puede jugar a ser un secuestrador y salir
indemne, discurrimos por las cloacas de
la condición humana, en un argumento regado de un humor negrísimo hundiéndose
por momentos en el gore, con algunas situaciones que rozan el surrealismo. La cinta porfía su profunda artillería en contraponer la vida tranquila de la
clase media, lo que es el matrimonio de la sheriff y la supuesta felicidad de
Jerry con lo que se esconde tras esta fachada, un submundo poblado por seres
violentos, sanguinarios, inmorales, crueles, prostitutas, secuestros, estafas,
palizas, asesinatos, es un relato rebosante de cinismo, frescura, chispa, y
mucha ironía. La historia comienza con un plan que parece sencillo sobre el
papel pero que los Coen van sembrando de baches que van convirtiendo la cinta
en alambique que avanza con precisión milimétrica que se va bifurcando con
diferentes ramificaciones, en lo que es una radiografía desgarradora de la
profunda América, avariciosa, mentirosa, salvaje, materialista, amoral,
miserable, poblada de personajes grises, donde solo se salva la sheriff,
ejemplo de nobleza y rectitud que no comprende cómo alguien es capaz de matar
por dinero.
La cinta es un portento en la
puesta en escena, creando escuela, desde su sublime diseño de producción de
Rick Heinrichs (“El Gran Lebowski”, “Sleepy Hollow” o “Piratas Del Caribe”),
creando escenarios de desiertos nevados, carreteras que no llevan a lado
alguno, exteriores inhabitables por el mal tiempo, en consonancia con el
espíritu yermo de las almas de los personajes que recorren los parajes, esto
realzado por la extraordinaria fotografía de Roger Deakins (“Cadena Perpetua”,
“Barton Fink” o “El Bosque”), transmitiendo la aridez de del marco fundiéndolo
con la oscuridad de los roles distintos, con sugerentes travellings, hermosos
planos abiertos, tomas subjetivas para que sintamos lo mismo que el personaje,
incluso al final rodando cámara en mano en una detención para asemejarse al
estilo documental, es bellísima en las panorámicas nevadas y heladas, nos
expone una postal de un encanto turbador, ejemplo ese mágico inicio en fondo
blanco grisáceo, vemos tenuemente un pájaro revolotear, y de en medio de la
nada en el horizonte surgen dos faros de un auto, medio se distinguen postes de
la luz en el lateral, el coche avanza hacia la cámara desapareciendo en una
pendiente por unos segundos reapareciendo mucho más grande, apreciándose que
lleva un remolque, el auto va salpicando nieve, hasta que cruza delante de
nosotros y aparece el título sobreimpresionado,
de genios que algo tan simple adquiera connotaciones hipnóticas, claro
que mucho tiene que ver la inquietante música de Carter Burwell (habitual de
los Coen, y musicalizar “Rob Roy” o “Como Ser John Malkovich”), al parecer inspirándose
en un tema popular noruego “Den bortkomne Sauen” (“La oveja perdida”), melodía deliciosa de piano, violines y tambor que estremece por su
hondura, le va magistralmente al relato, transmitiendo pesadumbre, intriga,
congoja, elevando las situaciones a
niveles trémulos, llegando a poner enervar el vello por su calado emocional.
Además se incluyen temas de canciones como “Big City” de Meerle Haggard, la que
se oye al principio en la reunión de Jerry con los raptores, “These Boots Are
Made for Walkin” by Boy George que se
escucha en el taller de Shep, "Let's Find Each Other Tonight" de José
Feliciano, oída en vivo en el club que está Carl con una meretriz, "Sometimes in
Winter" by Blood, Sweat & Tears se oye de fondo
en la cena entre Mike Yanagita con Marge.
Las
actuaciones van de lo sobresaliente a lo excelso. Francesc McDormand (esposa
del director Joel Coen) realiza una labor soberbia, emitiendo ternura, amor,
humor, templanza, sobriedad, con un lenguaje físico de embarazada físico excelso,
con andares de pato, con esa vestimenta de sombrero de nieve, chaquetones
gruesos, con diálogos divertidos, con una dulce relación con su esposo que es
el contraste con las alcantarillas a las que debe bajar ella, maravillosa su
niquelada mirada virgen, además con esa habla tan singular cercana al paleto,
al parecer característico de la zona pues todos hablan igual, singular que
tarde más de media hora en aparecer y lo haga con esa escena ordinaria de un
matrimonio que se demuestra amor con sutileza, exuberante su encuentro con el
pretendiente Yamagita, con que cordialidad se quita de encima a este desequiibrado,
o sus dos tensos ententes con Jerry, exhibiendo fuerte personalidad. William H.
Macy portentoso en su rol de perdedor que las malas decisiones le oprimen poco
a poco, colosal en su patetismo, su mezquindad, su huida hacia adelante, se le
ve evolucionar por la senda de la desesperación, el miedo, la culpa, el
nerviosismo, es una caída sin red lo que vemos, me turban tres momentos, uno es
cuando sale de la reunión con su suegro y el socio, el modo en descarga su
frustración limpiando el hielo del parabrisas del coche, otro es el silencio
que tiene cuando Marge le pregunta sobre un coche de su concesionario, silencio
atronador, sus ojos describen su tormento interior, y la tercera es cuando Wade
sale a pagar el rescate, Jerry decide ir tras él y se pone las botas sentado en
la escalera, me aguijonea el diálogo con su hijo fuera de campo, Magno. Steve
Buscemi está radiante en su papel de motor-mouth (tipo parlanchín), divertido,
de aspecto de ratón, de hecho todos los que lo describen lo definen como “pequeño
y raro”, mujeriego, sibilino, amoral, le queda Carl como un guante. Peter
Stormare compone a un sociópata de modo espléndido, tipo lacónico,
cuasi-autista, de mirada perdida, pero con arranques de violencia inusitada, un
psicópata carismático por el modo despreocupado en que se mueve, retorcido e
hilarante que de su primera frases sea <Unguent. I need Unguent>
(Ungüento. Necesito ungüento), entre los dos secuestradores la compenetración
es estupenda por la contraposición de caracteres. Harve Presnell encarna con
brío a Wade, dotándolo de una energía y poderío acojonador que empequeñece al
que se enfrenta, emite el hombre hecho a sí mismo que no se deja amedrentar,
majestuoso. John Carroll Lynch da vida con delicia al esposo de Marge, su
complemento ideal, entre los dos en unas pocas escenas hay una honda química cariñosa.

La cinta
está regada de momentos perennes, algunos ya comentados, otros: La reunión de Jerry
con Carl y Gaear, que llegue una hora tarde Jerry demuestra su patetismo, o la
divertida de Carl discutiendo en el coche con Gaear pues este quiere parar a
comer tortitas y Carl solo quiere echar un polvo, descacharrante, o la otra en
la que discute Carl con su cómplice para que deje de fumar, o cuando vemos la
venta de un coche de Jerry a un matrimonio, vemos lo carroñero que es Jerry, o la escena del secuestro, antológica en su
perfecta sincronía, todo medido al detalle, con un realismo brutal, todo visto
desde el punto de vista de la secuestrada, ella mira mientras hace punto un
programa de cocina en la tele, ve como
llegan los dos de modo flemático y miran por las ventanas, uno de ellos rompe
el cristal, y se desata un concatenación de situaciones estrambóticas prodigiosamente
expuestas, o la tensa reunión entre Jerry, su suegro Wade y el socio Grossman,
asistimos a como los socios lo despellejan con saña y reducen a una mota de
polvo a Jerry, o la turbadora imagen de la estatua de Paul Bunyan, leñador
hacha en mano que da la bienvenida a Brainerd, o la impacte del triple
asesinato nocturno, como desencadenan uno tras otro, desgarrador, el brote de
sangre de la cabeza del primero, o la descarnada paliza que el indio da a Carl,
continuando con el espontaneo que toca la puerta, se sienten los golpes,
salvaje, o la delirante cháchara de un
tipo con un policía para contarle que vio a un tipo peculiar pedirle putas, y
por supuesto su Icónico final, con un doble epílogo gris, entre la esperanza y
el pesimismo (spoiler), hay más pero no quiero spoilear.
Obra Maestra
del Séptimo Arte que desmenuza con brillantez y perspicacia las miserias
humanas. Fuerza y honor!!!
Spoiler:

El tramo
final forma parte de la Historia del Cine por derecho propio, la escena de la
entrega de dinero con el tiro que se lleva Carl en la mandíbula, Carl ve con
sorpresa que no son 80000 $, es un millón, decide escondérselo a su socio enterrando
el maletín de dinero junto a una cerca nevada, mira a lado y lado solo ve el
infinito, desolador (en la serie de mismo nombre se hace un guiño a este
maletín), luego Carl va a la cabaña a repartir el botín, Gaear con su cara de pánfilo
ve la telenovela mientras come, a su lado esta tirada la raptada, Carl le pregunta
qué ha pasado y Gaear le dice que gritaba mucho (la ha matado), discuten por el
coche, y Carl decide largarse, sale de la cabaña, primer plano de Carl y tras
él se abre la puerta apareciendo Gaear hacha alzada lanzándosela a la cabeza. Cambiamos
a Marge que busca a los raptores por el bosque, ve el coche sospechoso junto a
una cabaña, se baja a investigar, escucha ruido tras la cabaña, saca su arma,
avanza por el suelo nevado y ve una apocalíptica imagen, un cuerpo tirado en el
suelo y Gaear con una trituradora de madera salpicando sangre y por la boca de
la máquina empujando un pie con un taco de madera que se resiste a ser molido,
Marge grita, Gaear no le oye, grita más fuerte y Gaear mira, Marge se señala la
estrella que tiene en el gorro, Gaear le tira el taco de madera que ella
esquiva y comienza a correr por la llanura nevada, Marge le dispara dándole en
el pie cayendo al suelo, macabro final. Epílogo doble, primero vemos a Marge
que lleva a Gaear en el coche arrestado, ella con su pureza de corazón le
espeta <Tres muertos. Y todo para
qué? Un poco de dinero. ¿No sabes que hay más a la vida que un poco de dinero? >.
Después vemos a Marge acostándose de noche junto a su esposo y teniendo una
tierna charla, ella omitiendo su desventura sanguinaria, escuchamos como ella
consuela a su esposo pues cree que el sello que le han concedido tiene pocas
posibilidades, conmovedor.
Al inicio del film aparece
sobreimpresionado <Los eventos que se describen
en esta película se llevó a cabo en Minnesota en 1987. A petición de los
supervivientes, los nombres han sido cambiados. Por respeto a los muertos, el resto se
ha dicho exactamente lo que ocurrió>. En realidad los hermanitos Coen son
unos juguetones que se quedaron con el público, William H. Macy comenzado el rodaje, pidió a los Coen
le contaran pormenores de lo sucedido, pero se quedó a cuadros, le dijeron que
todo era ficción, todo inventado- Joel Coen dijo < No estábamos interesados en ese tipo de
fidelidad. Los hechos básicos son los mismos que en el caso real, pero las
caracterizaciones son imaginadas totalmente ... Si una audiencia cree que algo
está basado en un hecho real, le da permiso para hacer cosas que de otro modo
no podrían aceptar>. La verdad es que solo un hecho sucedió realmente, fue
el año 1987 y no elm 86, pasó en Connecticut, fue el caso afamado en USA del
asesinato de Helle Crafts, primer caso en este estado en que se condenaba a
alguien por asesinato sin encontrar el cuerpo, y es que se demostró que el
marido en trámites de divorcio la mató y para deshacerse del cadáver la
descuartizó en una trituradora de madera en un bosque. Solo la imagen popular
de la trituradora con un cuerpo es real. Los Coen crecieron en St. Louis Park,
cerca de Minnesota, rozan por la que enmarcan allí los hechos.
Algunas anécdota del film:
En la cabaña, los secuestradores, sobre todo Gaear observa con atención una
telenovela que se ve con bastante agüilla en la que aparece Bruce Campbell, que
también ha aparecido en algún trabajo de los directores, actor fetiche de Sam
Raimy, gran amigo de los hermanos, la aparición no es preparada, es una serie
antigua. Carl dice en una escena que <Está en la ciudad por “sólo un poco
del viejo mete-saca” (just a little of the ol' in-and-out)> referencia
al dialecto inventado para “La Naranja Mecánica” de Kubrick. Hay otro guiño
kubrickiano en una escena Carl y Gaear están en el auto escuchando en la radio
la canción <These Boots are Made for Walking> que aparece en “La Chaqueta
Metálica”. En la escena en que Wade lleva el dinero a Carl y se encuentran,
Carl suelta en un reducido tiempo suelta 10 “fuck”. Por cierto el film “Fargo”
no se rodó un solo plano en Fargo.
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