BEN-HUR. (1959)
Grandioso péplum
romano, hito del cine que demuestra con esta mastodóntica superproducción de lo
que es capaz de producir una Gran Pantalla, aunque la historia se puede reducir
al relato de una Venganza.
Arranca en
el año 1 con el Nacimiento de Jesús y acaba en el 33 con la Crucifixión, en
tiempos del Emperador Augusto y de su sucesor Tiberio, en Jerusalén, Judá
Ben-Hur (gran Charlton Heston) es un rico comerciante judío, vive con su madre
Miriam (buena Martha Scott) y su hermana Tirzah (buena Cathy O’Donnell). Su
gran amigo de la infancia, Messala (gran Stephen Boyd), que hace años no ve
vuelve a la ciudad, es un militar romano que llega para hacerse cargo de las
legiones en la región como su comandante, y como objetivo desactivar a los
rebeldes hebreos. Tras encontrarse los dos quedan patentes sus divergentes
personalidades, Ben-Hur es un devoto practicante de su monoteísta religión y le
expone que la legión es un yugo para su pueblo, Messala desea aplastar
cualquier atisbo de rebeldes, loa las virtudes del Imperialismo romano y
arremete contra la fe de su amigo, Messala pide a Ben-Hur los nombres de
posibles saboteadores judíos, indignado Ben-Hur se niega, y se enemistan.
Durante el desfile de las tropas romanas como bienvenida al nuevo gobernador de
Judea, Valerio Grato, por accidente una teja cae de la casa de Ben-Hur cerca
del gobernador, su caballo se asusta y lo tira, Ben-Hur es detenido por Messala
por intento de asesinato, es enviado a galeras, a Miriam y Tirzah las
encarcelan, Ben-Hur intentará sobrevivir para volver y vengarse de su ex-amigo,
en su destino tendrá mucha importancia el cónsul romano Quinto Arrio (buen Jack
Hawkins) y un rico árabe, Ilderim (gran Hugh Griffith).

En los años
50 MGM se hallaba en crisis económica y vio en la nueva adaptación de “Ben-Hur”
al cine sonoro que podría sacarla a flote, la compañía todavía tenía los
derechos sobre la novela, los compraron por 600000 $ en 1925, la jugada les
salió redonda, obteniendo 75 millones de dólares en taquilla. Al igual que la
muda se rodó en Italia, la produjo Sam Zimbalist (“Las Minas Del Rey Salomón”,
“Mogambo” o “Quo Vadis), muriendo de un ataque al corazón en Roma poco antes de
terminar el rodaje. El director iba a ser Sidney Franklin, pero su puso enfermo
y se contrató a William Wyler, que fue director de extras en la versión muda,
de los 30 ayudantes de dirección que tuvo Raoul Walsh, el director cobró
350000$ más el 8% de la recaudación, siendo el sueldo para un realizador hasta
entonces. La superproducción con un presupuesto inicial de 7 millones $, al
comenzar el rodaje era de 10, y al finalizar superaba los 15, siendo la más
costosa hasta la fecha, plata que luce esplendorosa con los más grandes
decorados construidos nunca para el cine. Para la Villa de Quinto Arrio se
construyeron 45 fuentes siendo necesarios 14 km de tuberías, se hizo 0,5 km
cuadrado para las calles de Jerusalén, la Puerta de Jafa tenía 23 m de altura. Hubo
más de cien trabajadores en vestuario, más de 200 empleados para crear los
frisos y estatuas. Más de 200 camellos y 2500 caballos se contrataron para el
film, sumándose más de 10000 extras. El primer montaje de John J. Dunning (“Fuego
En La Nieve”, “Los Hermanos Karamazov” o “El Árbol De La Vida” ) tenía 340000
m. de película, 4 horas y media, Wyler quería dejarla en una hora menos, siendo
víctima de la tijera tramos sobre Jesús, al final se quedó en 5800 m. de
película, 213 minutos, la tercera más larga de la historia tras “Lo Que El
Viento Se Llevó” Y “Los 10 Mandamientos”. Se estrenó el 18 de noviembre de 1959
en el Loew Theatre de Nueva York, la más taquillera del año y entonces la
segunda de la historia tras “lo que el viento se llevó”, ganando además 11
Oscars, record hasta que la empató “Titanic” en 1997, fueron a la película,
director, protagonista, secundario (Hugh Griffith), fotografía a Robert
Surtees,

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General Lew Wallace |
El film se
basa en el libro del General Lew Wallace de 1880 “Ben-Hur: Un Cuento De Cristo”
de 550 páginas, el guión final tiene 230, con más diferencias con el
libro que la versión muda. El guión estaba sin terminar cuando arrancó el
rodaje tiene varios padres, principal es Karl Tunberg (“Taras Bulba”), este
suprimió la parte de la novela de lo que ocurre tras la muerte de Jesus,
Ben-Hur finge su muerte y organiza un
ejército para echar a los romanos, y cambió lo que sucede con las leprosas. Wyler
creía que el guión de Karl era moralizante y político, y los diálogos no le
convencían, y Zimbalist fichó a los dramaturgos S. N. Berhman (“La Reina
Cristina De Suecia”, “El Puente De Waterloo” o “Quo Vadis”), y Maxwell Anderson
(“Sin Novedad En el frente”, “Cayo Largo” o “Falso Culpable”), Gore Vidal (“De
Repente El Último Verano”, “Roma” o “Calígula”), y Chistopher Fry (“Barrabas” o
“La Biblia”), cada uno fue añadiendo de su parte, Gore por ejemplo partió el
encuentro inicial entre Messala y Ben-Hur, entre el cuartel romano y la
residencia del héroe, donde se dan los regalos y se produce el crucial
enfrentamiento, asimismo añade las súplicas vanas de Ben-Hur a Messala por su
familia. Gore Vidal también ha afirmado que en el guión sobresale un subtexto
homoerótico (lo dijo en el gran documental “El celuloide Oculto” de 1995 que buscaba en películas a lo largo de la
historia lecturas homosexuales subliminales), la versión de Gore es que
persuadió a Wyler para que le dijera a Stephen Boyd que interpretara su rol
como un amante despechado por Ben-Hur, según Vidal el odio de Messala al
protagonista solo podría estar motivada por el amor no correspondido, y que
Charlton Heston nunca se enteró de esta maniobra. Wyler dijo que no
recordaba haber comentado con esto con él.
El guión
rezuma gran admiración por el pueblo judío, Israel hacia poco que se había
creado (1948), en contraposición con la de 1925 que ponía el acento en
vanagloriar el cristianismo, en consonancia con la idea de Wallace, en la de
Wyler se loa la rebeldía judía en contra del opresor-invasor, teniendo
paralelismo contextuales, pues Israel estaba hostigado por todos los estados
vecinos árabes, es por ello que muchos ven en la historia una alabanza del
sionismo en consonancia con el poder judaico entre los mandamases de Hollywood,
también los romanos pueden ser unos émulos de los nazis, de hecho estos
copiaron parte de la simbología del Imperio transalpino, siendo la recepción a
Quinto Arrio por su victoria filmada inspirándose en el documental nazi de Leni
Riefensthal “La Fuerza De La Voluntad” (1935), siendo notorio el plano del
Águila Imperial con el “Emperador” delante, igual que el de Riefensthal en el
trabajo mencionado, o el plano de la subida por las escaleras, o o el
alineamiento de tropas. Hay quien incluso ha querido ver un substrato de
racismo apoyándose en la mítica carrera de cuadrigas, en la que los caballos
del villano Messala son negros como el infierno y los del héroe blancos puros.
El film
dentro de su espectacularidad sobresalen 2 mastodónticas escenas de acción que
vertebran y dan fulgor infinito al relato, una es la batalla naval y la otra es
la carrera de cuadrigas. La colosal batalla de barcos, de las primeras rodadas,
se hizo con 40 barcos en miniaturas en un gran tanque en los MGM Studios en
Culver City (California), esto se mezcló con escenas rodadas en los Estudios
Cinecittà en Roma donde se monto un lago artificial capaz de generar olas
marinas, allí se construyeron varias galeras romanas de 53 m. de largo que podían navegar, tan realistas que se
crearon a partir de planos reales de museos italianos de la Antigua Roma. Se
puso de fondo un telón macizo de 61 m. de ancho y 50 de alto, esto para tapar
la ciudad y montañas. Dunning contrató a extras italianos a los que les faltaba
alguna extremidad para que hicieran de mutilados en la batalla, creando una muy
realista sensación gracias además al gran trabajo en maquillaje y sangrienta.
La escena quedó descomunal emitiendo en el espectador una terrible impresión de
caos en batalla con el espolón del barco entrando en el vientre del otro. Como
curiosidad histórica mencionar que la Armada Romana no utilizaba galeotes en
sus naves, eran remeros profesionales muy bien preparados y remunerados, los
galeotes no se utilizaron hasta la Edad Moderna. Asimismo los barcos de guerra
en la época su arma de ataque era la catapulta y el espolón.
La otra gran escena, todavía
más famosa es la de la carrera de cuadrigas, no la dirigió Wyler, lo hicieron
Andrew Marton y Yakima Canutt, teniendo además cada cuadriguero un ayudante de
dirección, entre los que estaba Sergio Leone. Wyler dirigió el pre y el post
carrera, es decir la vuelta de reconocimiento con el público enfervorecido,
copiada toma por toma de la versión muda, y el posterior tramo tras la victoria
final, El recinto fue creado a partir del circo de Antioquía (en Jerusalén
nunca hubo un circo romano), edificándolo a tamaño real, su extensión era de
7,3 hectáreas, el más grande decorado hecho hasta entonces, costando 1 millón
de dólares, haciendo falta mil trabajadores para hacerlo, el circuito tenía 460
metros y las tribunas 5 pisos de altura, en ellas más de 7000 extras de público.
Más de 40000 toneladas de arena se trajeron de playas del Mediterraneo para la
pista, se hizo una pista igual al lado para entrenamiento de cuadrigas y para
realizar algunas tomas de cámara. La planificación de la carrera fue de casi un
año, 78 caballos se trajeron de Sicilia y Yugoslavia. Los caballos blancos de
Ben-Hur eran andaluces, el resto era Lipizzans. Se construyeron 18 carros,
9 para prácticas y los otros para la carrera, cada uno pesaba 410 kg. Tanto
Boyd como Heston tomaran lecciones para llevar la cuadriga, Heston hacía 3
horas diarias, llegando a ser diestro en el manejo rápidamente, aunque en las
tomas más peligrosas lo dobló Joe Canutt (hijo de uno de los directores), Heston
quiso que Joe lo doblase en films posteriores, la escena se rodó en 5 semanas
repartidas en 3 meses, siendo necesarios 320 km para realizarla. Boyd lo hizo
todo sin requerir doble. Existe una leyenda urbana que cuenta que durante el
rodaje de la escena murió un doble murió en un accidente, es falso. El
resultado final fue una Antológica escena rebosante de acción, frenetismo,
vigor, adrenalina, emoción, una Extraordinaria lección de cine de acción.

La cinta ya fascina desde sus
créditos iníciales, sabes que estás ante algo único, la singularidad llega a
que el siempre rugiente León de la Metro, a petición de Wyler se mantiene en
silencio por respeto al tema religioso y al público. El prólogo es un plano
fijo de la mano de Adán intentando rozar la del Creador, es “La Creación” de
Miguel Ángel, son más de 6 intensos minutos con la inquietante música de Miklos
Rózsa, y sobre la pantalla aparece “Overture”, y pasamos a la historia,
arrancando con el trasfondo cristiano del que se salpica la cinta, vemos el
Nacimiento de Jesús en el pesebre en Belén, esto impregna el relato, vemos
mucho más adelante al Sermón en la Montaña, el Vía Crucis y la crucifixión,
momentos bíblicos, aunque en el libro esta religiosidad está más remarcada, el
poder de las creencias cristianas baña al protagonista en su evolución del
odio, la ira, y el poderoso virus de la venganza le insuflan vida para resistir
su martirio, y de cómo sus diferentes encuentros con Jesús le hacen redimirse
de esta enfermedad autodestructiva. Esto es si se rasca, en la superficie queda
una emociónate película que aúna drama, acción y aventuras, tocando temas como el
nacionalismo, la tiranía, las injusticias, la venganza, la redención, el poder
de la fe, la amistad, el odio o el perdón, ello en el marco de una
historia que evoluciona de una fuerte
amistad hacia el odio más fuerte derivando en un enfrentamiento
cuasi-fratricida en la arena de las cuadrigas, por en medio el héroe deberá
sufrir un tormento del que deberá levantarse a base de sus ansias de vendetta.
La narración discurre de modo sereno, sabiendo ingeniosamente colocar por el
amplio metraje elementos de constantes catarsis que hacen que la historia
magnetice, por su aguda mezcla entre épica y religión con un poco de romance.
El guión deja migas de excelencia sutil como el detalle de que nunca se muestre
el rostro de Jesús (interpretado por el cantante de ópera Claude Heater, no
acreditado), esto imprime un gran misticismo al personaje, o las metáforas visuales cristianas, como los
dos tablones en forma de cruz en los que Messala y Ben-Hur prueban su puntería,
clara alegoría católica, o el elemento agua, tan tenuemente mostrado, el agua
está presente en todas los cuestionamientos de fe, cuando Ben-Hur transita por el desierto con la cuerda de presos
cae desfallecido, el hijo de un carpintero (Jesús) le ofrece agua, o cuando
Arrio es salvado por Ben-Hur y el primero le ofrece agua en señal de
agradecimiento, o cuando el Via Crucis Ben-Hur ofrece agua a Jesús, o cuando
Jesús crucificado llueve copiosamente y la madre y hermana de Ben-Hur son
sanadas, asimismo los riachuelos formados por la lluvia se juntan en el Gólgota con la Sangre de
Jesús que cae de la Cruz, agua Icono cristiano de vida y purificación.
La exuberante fotografía que
apabulla es de Robert L. Surtees (“El Graduado”, “La Última Película” o “El
Golpe”) en Cinemascope, a Wyler medio panorámico tan
ancho no le gustaba este impuesto por los ejecutivos de la MGM y aseveraba <No hay nada fuera de la imagen, y usted no puede
llenarlo. Usted o bien tienen una gran cantidad de espacio vacío, o si tiene
dos personas hablando y una bandada de otros que les rodea que no tienen nada
que ver con la escena. Su ojo se pasea solo por curiosidad>, además las
cámaras requeridas para ello eran grandes y pesadas, y se necesitaba mucho
tiempo para moverlas, un, Surtees y Wyler
intentaron remediarlo con el uso de lentes de pantalla ancha. Surtees consigue
planos monumentales, tomas excelsas panorámicas con miles de extras, picados,
contrapicados, con un intenso cromatismo.
La música es pieza
fundamental en conducir emociones de modo ágil y delicioso, compuesta por
Miklós Rózsa fue la partitura más larga hecha para un film, se inspiró en
música romana y griega para dar excitante coctel, de resonancia epopéyicas, con
vibrantes fanfarrias en las marchas Imperiales, y lírico en los tramos íntimos,
muy sugestiva . Cada personaje importante tiene su leit-motive. Con temas
románticos como “Judah y Esther”, el lúgubre “El valle de los Leprosos”, o el
palpitante “La carrera de cuadrigas”. Un trabajo que ha influenciado a muchos.
Para el casting de
intérpretes se pusieron en roles romanos a actores británicos y en el de judíos
a estadounidenses, esto para remarcar con sus la separación entre clases,
además Wyler pensaba que el público interpretaría el acento británico con el
patricio romano. Charlton Heston realiza una gran actuación dotando de gran
dramatismo a su Ben-Hur, expone con profundidad la evolución del personaje, con
un lenguaje físico brutal, mostrándose en ocasiones como un Titán, exhibiendo
orgullo, soberbia, dolor, rabia, ira, frustración, y amor, Grande. Para este
papel se barajaron Marlon Brando, Burt Lancaster (consideró aburrido el guión),
Paul Newman (dijo no tener las piernas bonitas para llevar túnica), Rock
Hudson, Stewart Granger o Robert Taylor, Kirk Douglas deseaba hacerlo pero fue
rechazado, entonces Kirk quiso contraprogramar con “Spartacus”. Stephen Boyd
encarna con furia al villano, le da elegancia y personalidad fuerte,
manteniendo una compleja relación con su antagonista, que se desarrolla
vigorosamente, siendo matizada y no caricaturesca. Jack Hawkins como Quinto
Arrio otorga majestuosidad, altanería, orgullo y soberbia, con ententes
maravillosos con Heston, con una entonación contundente. Hugh Griffith
aprovecha fabulosamente su poco metraje como Sheik Ilderim para dejar huella, aporta
naturalidad, frescura, chispa humorística, simpatía, muy buena su labor.

La he visto varias veces y cuanto más se rasca
en ella más incoherencias atisbo, sobre todo en la composición de Ben-Hur, no
es creíble que alguien tan enraizado en Palestina y tan anti-imperialismo
romano caiga en vivir en la decadente Roma, entonces lo que transmite es que si
los romanos te dan todos los lujos (como se los da Quinto Arrio) son buenos,
este tramo con su apadrinado me resulta chirriante para alguien que detesta
tanto a los transalpinos. También me chirría que Ben-Hur que arremete contra
los romanos por que los someten con tiranía, y él tenga esclavos, por mucho que
nos lo pinten como amo bueno él es un esclavista, esto se toca livianamente,
incluso para acentuar el buenismo de Ben-Hur, de aquí se deriva otra situación
forzada no creíble, es el romance Esther con Ben-Hur, primero es demasiado
precipitado, no hay química entre ellos, y después ella es su esclava y el su
año, se puede ver como un acto de sometimiento al poder, además ella está
prometida y solo con v er a Benm-Hur se arrepiente, chusco. Ben-Hur aborrece a
los romanos y no se sabe muy bien porque, no se dan razones de impuestos o de
privación de religión, simplemente a Ben-Hur no le gusta que las tropas romanas
estén en la ciudad, para ver este sinsentido acudir a uno de los mejores gags
de la Historia del Cine en “La Vida de Bryan”, <Que han hecho los romanos
por nosotros…>. La enemistad tan desairada de Messala con Ben-Hur resulta
desproporcionada, más allá del subtexto gay, Ben-Hur no quiere traicionar a su
gente y Messala ya no le “ajunta”, rozando lo infantil, se debería haber
enroquecido este elemento. Esto le hace bajar del Olimpo y dejarla en notable.

La cinta es un manantial de
escenas para el recuerdo, muchas ya comentadas: La escena de la cuerda de
presos con Jesús dando agua a Ben-hur, emocionante, la susodicha batalla
naval, con una previa de gran tensión, Quinto Arrio provocando a Ben-Hur en los
remos, el test de funcionamiento que Arrio hace a los galeotes, el momento
inquietante en que Arrio decide no encadenar a Ben-Hur, y por supuesto la
batalla, o la recepción Imperial a los vencedores, o el lúgubre encuentro de
Ben-Hur en las penumbras con su amada Esther, o la gloriosa carrera, con el
trémulo epílogo, o el estremecedor encuentro de Bem-Hur con su madre e hija en
el Valle de los Leprosos, o la Sangre de Jesús mezclándose con el agua de
lluvia (bien puede ser Dios llorando), o …
En conjunto una espectacular
cinta épica-peplum con el leit-motive de la venganza, que ha perdido algo de
brillo con el paso del tiempo!!!
Spoiler:
Diferencias
notables entre novela y film: En el libro es el propio Ben-Hur el que tiene el
accidente con la teja, en el film es su hermana. En el libro Messala no muere
en la carrera de cuadrigas, simplemente pierde y enfurecido por la humillación
contrata Messala a sicarios para matar a Judah que fracasan. En el libro
aparece un personaje omitido en el film, Iras, amante de Messala, que 5 años
después de la famosa carrera asesina a Messala en un ataque iracundo. Iras
tiene en el libro un rol crucial al ser la antagonista de Ester, las pugnando
por el amor de Ben-Hur, que lo ve como a un romano por ser ahijado de Quinto
Arrio. Ben-Hur se ha convertido al cristianismo mucho antes de la crucifixión. La
curación de la madre y hermana de Ben-Hur de la peste se produce el Domingo de
Ramos y no el Domingo de Resurrección, esta alteración se hizo para entroncarlo
con el primer milagro de Jesús en la Cruz. En el libro Messala es mucho más
villano, en el film incluso Ben-Hur frente al procurador Poncio Pilatos lo
justifica diciendo que el virus de la maldad romana lo poseyó, en el libro
Messala encierra a la madre e hija en la prisión con los leprosos para que se
contagien, en el film es algo circunstancial, en el libro Messala y roba la
fortuna de Ben-Hur. Een el libro Ben.Hur es el que acaba con su amistad con
Messala al arremeter este contra el pueblo judío, en el film es Messala el que
rompe al querer Ben-Hur una delación. En
el libro el padre de Ben-Hur y Quinto Arrio se habían conocido, en el film esto
se omite, en el libro Quinto muere antes de volver a Judea y lega todas sus
muchas propiedades a su ahijado, en el film esto no ocurre. El libro acaba 5
años después de la carrera, los Ben-Hur viven en Roma. El jeque Ilderim también
muere en el libro dejando a Ben-Hur mucho dinero. Ben-Hur en el libro ante la
persecución que los cristianos sufren en Roma promueve la construcción de las
catacumbas de San Calixto para que estos puedan hacer sus liturgias ocultos del
opresor.
El escritor de libro en que se basa, el general Lew
Wallace tuvo una vida de película, veterano General de la Unión en la Guerra
Civíl Norteamericana, participando en la conocida batalla de Shilloh, presidió el
consejo de guerra que juzgó al comandante, Henry Wirz, de la nefasta Prisión de
Andersonville, uno de los dos condenados a muerte (la horca) de toda la
contienda por crímenes de guerra, el otro fue el guerrillero sanguinario de
Tennesse Champ Ferguson. Fue gobernador de Nuevo México entre 1878 y 1881,
estado en que rondaba Billy “El Niño” al que propuso la amnistía si dejaba las
fechorías. Le visitaron las musas tras una charla con un militar en un viaje en
tren en 1873, hablaban sobre la religión, Wallace defendía el cristianismo ante
los ataques del compañero, tan fiel a sus ideas era el General que tras esto
decidió escribir una obra que reflejase sus fuertes creencias, tomando
prestados elementos de “El Conde De Montecristo” mezclándolo con sus vivencias
en la guerra, en 1880 la publicó siendo un best-seller, con esta ingeniosa
mezcla de géneros, drama, aventuras, romanticismo con un profundo trasfondo
cristiano.
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