sábado, 4 de marzo de 2023

 


SECCIÓN ESPECIAL.

 

Sugestivo drama francés dirigido por el combativo políticamente Costa-Gavras , formando parte este film del ciclo de películas políticas de: Z (1969), L'Aveu (1970), Estado de sitio (1972), así como la película de Henri Verneuil , Yo... como Ícaro (1979) los cuatro con Yves Montand en el papel principal, mientras que aquí el último aparece sólo fugazmente. Estas películas tienen el hilo conductor entre el mundo político y la justicia, y Section Spéciale no es una excepción, la diferencia de sus predecesores, es que esta cinta es una semificción hecha a partir de hechos reales, meticulosa reconstrucción de hechos históricos, establecidos esencialmente según el libro de Hervé Villeré, no se basa en los archivos judiciales franceses -a los que se le negó el acceso- sino en los archivos alemanes, con guion del propio director heleno y del madrileño Jorge Semprún.

 

La película es una obra coral, que hace un mosaico de personajes y situaciones para denunciar la cobardía del Régimen galo de Vichy durante la WWII, su connivencia y mansedumbre ante el invasor y opresor nazi. Tema interesante como se puede retorcer la ley desde el estado, con un aparato judicial dócil se convierte en un arma arbitraria e injusta, para congratularse con los que mandan. En este sentido son rayos de esperanza las personas que se levantan contra las injusticias con dignidad, integridad y orgullo. Este contraste entre el poder corrupto y la plebe que intenta rebelarse, es visto con estereotipos un tanto simplistas, pues a los gerifaltes los vemos en operas sibaritas, banquetes, spas, mientras a las víctimas del sistema los vemos en calles, con bicis, o en prisiones.

 

El problema de la estructura narrativa es que la película solo se quita el corsé de lo cuasi-documental en raras ocasiones, todo resulta instructivo y didáctico, deja un poco de lado el drama humano, los acusados en esta pantomima de juicios son entes que no conectan emocionalmente con el espectador, aunque hay ingenio al salpicar de flash backs el pasado de algunos, esto no es suficiente, solo tiene algo de dimensión humana un periodista, Lucien Sampaix, fue secretario general del diario 'LHumanité', órgano oficial del Partido Comunista Francés (PCF), que lanza un incendiario discurso ante el tribunal, exponiendo el fétido teatrillo que han montado. Se gusta más el director en medio de discusiones políticas y debates sobre el sentido del deber, la obligación de vida.

 

El film comienza de forma alegórica, cuando vemos a los gerifaltes del gobierno francés de Vichy (los colaboracionistas con Hitler) en una ópera, donde hay unos rusos que dicen que van a sufrir. Estamos instalados en la situación de que Stalin era aliado de Hitler, el Mal con el Mal. Tras el comienzo de la operación Barbarroja (la invasión nazi del territorio stalinista), los comunistas pasan a ser enemigos. Esto expuesto en una discusión entre el ministro de justicia y Cournet (Michel Galabru), donde el de justicia habla sobre lo que representa cada bando, la 'civilización occidental' vs 'barbarie asiática', Cournet replica sobre las consecuencias del pacto Stalin-Hitler, y de cómo su ruptura por hace que sea más fácil distinguir el Bien del Mal, cuando las dos representaban realmente Guatemala y Guatepeor, y viceversa

 

En agosto de 1941, dos meses después de la invasión de la URSS por la Alemania nazi, una manifestación de militantes comunistas fue duramente reprimida por la policía francesa, lo que se saldó con numerosas detenciones. Como forma de rebelión contra las acciones represivas de los alemanes y el gobierno colaboracionista, el 21 de agosto de 1941, Pierre Georges, un comunista, cometió el primer ataque asesino contra las tropas de ocupación al asesinar a un soldado de la Kriegsmarine (famoso "ataque al metro de Barbès"), oficial de la marina alemana fue asesinado por un militante comunista en medio del metro de París. Esto filmado con gran pulso narrativo en intensidad, con recursos estéticos que enfatizan la tensión como es el slow.

 

Como represalia, los nazis exigieron la condena y ejecución de seis franceses, de lo contrario matarían a 100 rehenes franceses, que serían elegidos al azar. Para tratar de evitarlo, el gobierno de Vichy, encabezado por el mariscal Pétain (lo oímos, pero solo lo vemos a través de sus mangas llenas de estrellas militares; Pétain dirigió el gobierno colaboracionista de Vichy en el sur de Francia hasta que los alemanes e italianos invadieron la región en noviembre de 1942), decidió crear una Sesión Especial de Justicia, con el fin de juzgar, condenar y ejecutar rápidamente a seis presos franceses, aunque ya hubieran sido condenados por delitos menores (producción o distribuir panfletos, robar bicicletas, producir textos de crítica a los nazis, etc.), para ello el ministro del Interior Pierre Pucheu (Michael Lonsdale) retorció el derecho y propugnó leyes de carácter retroactivo inmediato.

 

Se hace una rica reflexión sobre los dilemas morales de si es mejor rebelarse contra la tiranía, o intentar compadrear con ella para que sea más laxa en sus acometidas, en este caso sacrificar con una contorsión hedionda de las leyes a seis pobres hombres, o dejar que sean los nazis los que sumariamente ejecuten a 100 rehenes. Y es que los implicados en estas parodias de juicios con la condena a muerte ya prescrita de ante mano, veían en este plan un modo de atenuar las represalias nazis, un modo de tener parte del poder y que este fuera menos arbitrario. De hecho, es lo mismo que el mariscal Pétain esgrimió para pactar con los hitlerianos, es en realidad una discusión sustanciosa. Pero tenemos la sensación de que los franceses que manejaban la justicia en este caso, eran más papistas que el papa. De esto es buena muestra la escena en que el mayor nazi Beumelburg (Heinz Bennent), pregunta si el cambio de las leyes que idean son legales en Francia, y el representante del gobierno de Vichy responde que no, pero que podrían serlo si el gobierno alemán lo autorizara. Además, de este modo serán los propios franceses los que den rostro a los condenados, siendo filtrados entre lo que ellos consideran ‘basura humana’, o sea, comunistas y judíos, poniéndose a la altura de los nazis en sus apestosos argumentos.

 

Es una película a la que realmente le falta complejidad, todo te lo dan masticado, sin posibilidad de sutilidad, rasgo muy común en el director, que en su afán de su mensaje claro deja sin profundidad el contenido al hacer subrayados constantes, es el simple y eterna batalla Bien contra el Mal. Ello en un desarrollo donde tras tomar forma la idea de como se emponzoña la justicia por medio de seres dúctiles que se amoldan a las órdenes, todo lo que viene es previsible, llegando a ser iterativos algunos tramos. Carece de personajes que sean referentes morales, hay un abogado que cuasi lo detenta, pero de forma superficial y sin hondura alguna en su proceder, simplemente por que sí, esto reflejado en la parte en que va a ver si puede salvar a los condenados y lo van pasando, durante un concierto en la ópera, de un palco a otro cual peonza que nadie quiere tocar. También hay un juez (esto es real), René Linais (Jean Bouise), único se resistió injustamente a condenar a muerte a los acusados, pero esto se expone de forma fría, sin saber del porque hace esto el juez. Incluso las actuaciones no pasan de ser cumplidoras simplemente, más perchas de personajes que seres con alma. La puesta en escena resulta sobria, sin dejar marca alguna. Y la película acaba, te sientes informado, pero no te cala lo que debiera este relato de injusticia.

 

Abraham Trzebrucki (Jacques Rispal), simple fabricante de sombreros, juzgado y sentenciado a muerte por falso cargo de ser un agente del Komintern. La kafkiana acusación se hizo porque había recurrido a servicios del consulado soviético en París (antes de la Operación Barbarroja), era originario de la región de Polonia invadida por la URSS en septiembre de 1939, y porque había colaborado con organización ayudaba a los judíos, perseguidos por los nazis. Su abogado (Roger Lafarge) dice con valentía durante el juicio, 'es una burla a la justicia'.

 

‘El secretario del ministro de Justicia, Dayras (Roland Bertin), encuentra en la figura de Michel Benon (Claude Piéplu), excombatiente condecorado de la Primera Guerra Mundial, persona idónea para presidir la Sesión Especial, protagonizará la farsa judicial. Hará lo posible para convencer a demás jueces del Tribunal de Excepción que condenen a imputados, independientemente que existan o no pruebas en su contra por la práctica de 'terrorismo'. Otros cuatro jueces compondrán la 'Sesión Especial' elegidos personalmente por Dayras, secretario general del Ministerio del Interior. Uno de los jueces, será el que se resista a condenar a acusados ​​falsamente, era miembro de 'Action Française' (Acción Francesa), grupo nacionalista de extrema derecha que ostensiblemente apoyaba al gobierno de Vichy, pero era nacionalista, lo que ayuda a entender por qué se resistió a condenar a ciudadanos franceses por imposición de alemanes.’

 

Es una película aleccionadora, pero demasiado aséptica como para hincarte el diente dramático, aun así sus valores son recomendables. Gloria Ucrania!!!

 

Así, los alemanes acabaron fusilando a otros tres miembros de la Resistencia (seguidores del general Charles De Gaulle) para compensar la ausencia de estos otros tres convictos. Y aun así, los seis acusados ​​terminaron siendo ejecutados. Lucien Sampaix fue asesinado por los alemanes el 15/12/1941 y los otros dos fueron guillotinados, tras ser condenados por un tribunal estatal, el 23/9/1941. Y los Tribunales de Excepción siguieron funcionando con normalidad, durante todo el período en el que Francia estuvo bajo el dominio nazi, es decir, hasta agosto de 1944, cuando los Aliados la liberaron. Pero los jueces que participaron en ellos nunca fueron acusados ​​de hacerlo. Prevalecieron las 'razones de Estado'.

 

Los nombres y apellidos de los acusados ​​son correctos. Se encuentran en placas conmemorativas o entre los 13 fusilados en Caen; La película compartió el premio al Mejor Director en el Festival de Cine de Cannes de 1975, y fue nominada a Mejor Película en Lengua Extranjera por la Junta Nacional de Revisión de Estados Unidos. También fue nominada a un Globo de Oro a la mejor película extranjera.

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