SECCIÓN ESPECIAL.
Sugestivo
drama francés dirigido por el combativo políticamente Costa-Gavras , formando
parte este film del ciclo de películas políticas de: Z (1969), L'Aveu (1970),
Estado de sitio (1972), así como la película de Henri Verneuil , Yo... como
Ícaro (1979) los cuatro con Yves Montand en el papel principal, mientras que
aquí el último aparece sólo fugazmente. Estas películas tienen el hilo
conductor entre el mundo político y la justicia, y Section Spéciale no es una
excepción, la diferencia de sus predecesores, es que esta cinta es una
semificción hecha a partir de hechos reales, meticulosa reconstrucción de
hechos históricos, establecidos esencialmente según el libro de Hervé Villeré,
no se basa en los archivos judiciales franceses -a los que se le negó el
acceso- sino en los archivos alemanes, con guion del propio director heleno y
del madrileño Jorge Semprún.
La película es una obra
coral, que hace un mosaico de personajes y situaciones para denunciar la
cobardía del Régimen galo de Vichy durante la WWII, su connivencia y
mansedumbre ante el invasor y opresor nazi. Tema interesante como se puede
retorcer la ley desde el estado, con un aparato judicial dócil se convierte en
un arma arbitraria e injusta, para congratularse con los que mandan. En este
sentido son rayos de esperanza las personas que se levantan contra las
injusticias con dignidad, integridad y orgullo. Este contraste entre el poder
corrupto y la plebe que intenta rebelarse, es visto con estereotipos un tanto simplistas,
pues a los gerifaltes los vemos en operas sibaritas, banquetes, spas, mientras
a las víctimas del sistema los vemos en calles, con bicis, o en prisiones.
El problema de la
estructura narrativa es que la película solo se quita el corsé de lo cuasi-documental
en raras ocasiones, todo resulta instructivo y didáctico, deja un poco de lado
el drama humano, los acusados en esta pantomima de juicios son entes que no
conectan emocionalmente con el espectador, aunque hay ingenio al salpicar de
flash backs el pasado de algunos, esto no es suficiente, solo tiene algo de
dimensión humana un periodista, Lucien Sampaix, fue secretario general del
diario 'LHumanité', órgano oficial del Partido Comunista Francés (PCF), que
lanza un incendiario discurso ante el tribunal, exponiendo el fétido teatrillo
que han montado. Se gusta más el director en medio de discusiones políticas y
debates sobre el sentido del deber, la obligación de vida.
El film comienza de
forma alegórica, cuando vemos a los gerifaltes del gobierno francés de Vichy
(los colaboracionistas con Hitler) en una ópera, donde hay unos rusos que dicen
que van a sufrir. Estamos instalados en la situación de que Stalin era aliado
de Hitler, el Mal con el Mal. Tras el comienzo de la operación Barbarroja (la
invasión nazi del territorio stalinista), los comunistas pasan a ser enemigos.
Esto expuesto en una discusión entre el ministro de justicia y Cournet (Michel
Galabru), donde el de justicia habla sobre lo que representa cada bando, la 'civilización
occidental' vs 'barbarie asiática', Cournet replica sobre las consecuencias del
pacto Stalin-Hitler, y de cómo su ruptura por hace que sea más fácil distinguir
el Bien del Mal, cuando las dos representaban realmente Guatemala y Guatepeor,
y viceversa
En agosto de 1941, dos
meses después de la invasión de la URSS por la Alemania nazi, una manifestación
de militantes comunistas fue duramente reprimida por la policía francesa, lo
que se saldó con numerosas detenciones. Como forma de rebelión contra las
acciones represivas de los alemanes y el gobierno colaboracionista, el 21 de
agosto de 1941, Pierre Georges, un comunista, cometió el primer ataque asesino
contra las tropas de ocupación al asesinar a un soldado de la Kriegsmarine
(famoso "ataque al metro de Barbès"), oficial de la marina alemana
fue asesinado por un militante comunista en medio del metro de París. Esto
filmado con gran pulso narrativo en intensidad, con recursos estéticos que
enfatizan la tensión como es el slow.
Como represalia, los
nazis exigieron la condena y ejecución de seis franceses, de lo contrario
matarían a 100 rehenes franceses, que serían elegidos al azar. Para tratar de
evitarlo, el gobierno de Vichy, encabezado por el mariscal Pétain (lo oímos,
pero solo lo vemos a través de sus mangas llenas de estrellas militares; Pétain dirigió el gobierno
colaboracionista de Vichy en el sur de Francia hasta que los alemanes e
italianos invadieron la región en noviembre de 1942), decidió crear una Sesión
Especial de Justicia, con el fin de juzgar, condenar y ejecutar rápidamente a
seis presos franceses, aunque ya hubieran sido condenados por delitos menores
(producción o distribuir panfletos, robar bicicletas, producir textos de
crítica a los nazis, etc.), para ello el ministro del Interior Pierre Pucheu
(Michael Lonsdale) retorció el derecho y propugnó leyes de carácter retroactivo
inmediato.
Se hace una rica
reflexión sobre los dilemas morales de si es mejor rebelarse contra la tiranía,
o intentar compadrear con ella para que sea más laxa en sus acometidas, en este
caso sacrificar con una contorsión hedionda de las leyes a seis pobres hombres,
o dejar que sean los nazis los que sumariamente ejecuten a 100 rehenes. Y es
que los implicados en estas parodias de juicios con la condena a muerte ya
prescrita de ante mano, veían en este plan un modo de atenuar las represalias
nazis, un modo de tener parte del poder y que este fuera menos arbitrario. De
hecho, es lo mismo que el mariscal Pétain esgrimió para pactar con los
hitlerianos, es en realidad una discusión sustanciosa. Pero tenemos la
sensación de que los franceses que manejaban la justicia en este caso, eran más
papistas que el papa. De esto es buena muestra la escena en que el mayor nazi Beumelburg (Heinz Bennent), pregunta si el cambio
de las leyes que idean son legales en Francia, y el representante del gobierno
de Vichy responde que no, pero que podrían serlo si el gobierno alemán lo
autorizara. Además, de este modo serán los propios franceses los que den rostro
a los condenados, siendo filtrados entre lo que ellos consideran ‘basura humana’,
o sea, comunistas y judíos, poniéndose a la altura de los nazis en sus apestosos
argumentos.
Es una película a la que
realmente le falta complejidad, todo te lo dan masticado, sin posibilidad de
sutilidad, rasgo muy común en el director, que en su afán de su mensaje claro
deja sin profundidad el contenido al hacer subrayados constantes, es el simple
y eterna batalla Bien contra el Mal. Ello en un desarrollo donde tras tomar
forma la idea de como se emponzoña la justicia por medio de seres dúctiles que
se amoldan a las órdenes, todo lo que viene es previsible, llegando a ser iterativos
algunos tramos. Carece de personajes que sean referentes morales, hay un abogado
que cuasi lo detenta, pero de forma superficial y sin hondura alguna en su
proceder, simplemente por que sí, esto reflejado en la parte en que va a ver si
puede salvar a los condenados y lo van pasando, durante un concierto en la
ópera, de un palco a otro cual peonza que nadie quiere tocar. También hay un
juez (esto es real), René Linais (Jean Bouise), único se resistió injustamente
a condenar a muerte a los acusados, pero esto se expone de forma fría, sin
saber del porque hace esto el juez. Incluso las actuaciones no pasan de ser cumplidoras
simplemente, más perchas de personajes que seres con alma. La puesta en escena
resulta sobria, sin dejar marca alguna. Y la película acaba, te sientes
informado, pero no te cala lo que debiera este relato de injusticia.
Abraham Trzebrucki (Jacques
Rispal), simple fabricante de sombreros, juzgado y sentenciado a muerte por
falso cargo de ser un agente del Komintern. La kafkiana acusación se hizo
porque había recurrido a servicios del consulado soviético en París (antes de
la Operación Barbarroja), era originario de la región de Polonia invadida por
la URSS en septiembre de 1939, y porque había colaborado con organización
ayudaba a los judíos, perseguidos por los nazis. Su abogado (Roger Lafarge) dice
con valentía durante el juicio, 'es una burla a la justicia'.
‘El secretario del ministro
de Justicia, Dayras (Roland Bertin), encuentra en la figura de Michel Benon (Claude
Piéplu), excombatiente condecorado de la Primera Guerra Mundial, persona idónea
para presidir la Sesión Especial, protagonizará la farsa judicial. Hará lo
posible para convencer a demás jueces del Tribunal de Excepción que condenen a
imputados, independientemente que existan o no pruebas en su contra por la
práctica de 'terrorismo'. Otros cuatro jueces compondrán la 'Sesión Especial'
elegidos personalmente por Dayras, secretario general del Ministerio del Interior.
Uno de los jueces, será el que se resista a condenar a acusados falsamente,
era miembro de 'Action Française' (Acción Francesa), grupo nacionalista de
extrema derecha que ostensiblemente apoyaba al gobierno de Vichy, pero era
nacionalista, lo que ayuda a entender por qué se resistió a condenar a
ciudadanos franceses por imposición de alemanes.’
Es una película aleccionadora,
pero demasiado aséptica como para hincarte el diente dramático, aun así sus
valores son recomendables. Gloria Ucrania!!!
Así, los alemanes
acabaron fusilando a otros tres miembros de la Resistencia (seguidores del
general Charles De Gaulle) para compensar la ausencia de estos otros tres
convictos. Y aun así, los seis acusados terminaron siendo ejecutados. Lucien
Sampaix fue asesinado por los alemanes el 15/12/1941 y los otros dos fueron
guillotinados, tras ser condenados por un tribunal estatal, el 23/9/1941. Y los
Tribunales de Excepción siguieron funcionando con normalidad, durante todo el
período en el que Francia estuvo bajo el dominio nazi, es decir, hasta agosto
de 1944, cuando los Aliados la liberaron. Pero los jueces que participaron en
ellos nunca fueron acusados de hacerlo. Prevalecieron las 'razones de
Estado'.
Los nombres y apellidos
de los acusados son correctos. Se encuentran en placas conmemorativas o entre
los 13 fusilados en Caen; La película compartió el premio al Mejor Director en
el Festival de Cine de Cannes de 1975, y fue nominada a Mejor Película en
Lengua Extranjera por la Junta Nacional de Revisión de Estados Unidos. También
fue nominada a un Globo de Oro a la mejor película extranjera.
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