LA GRAN EVASIÓN.
Muy
entretenida cinta de acción y aventuras, aunque sobrevalorada, inspirándose en
hechos reales el artesano de John Sturges realiza una obra llena de dinamismo,
ritmo fluido, personajes fácilmente empáticos, con buenos momentos, donde en un
aire en su gran parte de metraje bastante naif se nos relata con mucho sentido
del humor como se llevó a cabo la famosa fuga, aunque con muchos cambios con
respecto a la realidad. La historia sabe alternar las diferentes subtramas en
las que sobresalen las relaciones de pareja entre los presos, remarcando el
espíritu de camaradería y lealtad como un estupendo canto a la amistad, en lo
que es una elegía a las ganas de libertad del ser humano. Es un film que dista
de ser redondo, el tiempo le ha hecho refulgir sus taras que la impiden apuntar
más alto, lo más significativo es como nos presentan el campo de prisioneros,
un cuasi-parque temático, no hay sufrimiento alguno, no hay vejaciones, los
presos hacen y deshacen a su antojo, no se les ve falta alguna, esto provoca
que no sensibilices con sus ansias de fuga.
<Es deber ineludible de todos los oficiales
intentar la evasión. Si no pueden, su deber entonces es obligar al enemigo a
utilizar el mayor número de tropas en su custodia, inquietándolos sin tregua y
creando problemas con el empleo de toda su habilidad> (Capitán Ramsey)
En 1943 la
Luftwaffe decide internar en un nuevo campo de prisioneros, el Stalag Luft
III, de alta seguridad a los más reincidentes presos militares aliados. La
prisión será dirigida por el Coronel Von Luger (buen Hannes Messemer, basado en
el Oberst Friedrich Wilhem von Lindeiner-Wildau). El oficial de más alto rango
entre los aliados es el lisiado capitán de la RAF Ramsey (buen James Donald,
basado en el capitán Hert Massey, este estaba cojo por heridas de guerra al
igual que Donald). Al lugar llega Roger Bartlett (gran Richard Attenbrough,
basado en el verdadero planificador, Roger Bushell, británico nacido en
Sudáfrica), conocido como “Big X”, es un avezado planificador de fugas, que
nada más llegar decide que intentará hacer una huida masiva de presos de 250 junto
a lugarteniente Andrew MacDonald (correcto Gordon Jackson), para ello idea
hacer 3 túneles desde lugares distintos con direcciones diferentes y con
longitudes de cientos de metros, los llamará Tom, Dick y Harry, la logística
será enorme, tendrán que buscar cómo deshacerse de la tierra, les hará falta
madera para apuntalar la galería, tendrán que montar luz para ver, y para
cuando se supone estén fuera les hará falta trajes, documentación falsa, y más
infraestructura, mientras tanto tendrán que evitar les descubran. El
conseguidor es el Tte. de aviación Robert Hendley “El Gorrón” (buen James
Garner, veterano de la Guerra de Corea donde fue herido en dos ocasiones, al
igual que su alter ego fue un conseguidor), que con su ingenio y labia proveerá
de lo necesario. El falsificador será el Tte. de aviación Colin Blythe “El
Forjador” (buen Donald Pleasence, basado en Tim Walenn, Tte. de la Raf,
Pleasence también sirvió en la RAF en la WWII, fue derribado y hecho prisionero
de los nazis un año), el problema es que la vista le empieza a fallar. El “Rey
del Tunel” Danny Valinski (buen Charles Bronson, que fue artillero americano en
la WWII, basado en C. Wally Floody, piloto canadiense, que en su vida civil
como Charles Bronson fue minero, contratado como asesor técnico para el film,
personaje y actor sufrían de claustrofobia) junto a Willie Dickes (correcto
John Leyton) serán los ingenieros de la cueva, el oficial de vuelo australiano
Louis Sedgwick (buen James Coburn), es experto en la fabricación de
herramientas, el Tte. Comandante de la Royal Navy Eric Ashley-Pitt (buen David
McCallum) diseña el sistema para hacer desaparecer la tierra del túnel, el Tte.
Cavendish (correcto Nigel Stock), es el topógrafo, además de liderar un coro
para disimular sonido de golpes. Además está Hilts (buen Steve McQueen, basado
en el piloto David M. Jones), arrogante tipo que no puede esperar a los túneles
y planea huir junto al oficial de vuelo escocés Ives (buen Angus Lennie, basado
en Jimmy Kiddel).
Paul Brickhill
fue un piloto de aviación de un Spitfire derribado sobre Túnez en marzo de
1943, fue recluido por los nazis en el campo de prisioneros Stalag Luft III en
Alemania (hoy Polonia), allí participó activamente en la preparación de la Gran
Fuga, Paul escribió un libro sobre los hecho en los que se basa libremente el
film. Guionizan James Clavell (“El Último Valle”) y W. R. Burnett (“La Jungla
De Asfalto”), que alteran y se toman muchas licencias para adaptarlo al gusto
norteamericano. Se tocan temas universales algo superficialmente como la
búsqueda de libertad, la oposición al opresor, se exalta el trabajo en quipo,
el apoyarse unos en otros para derribar los problemas, se loa que si el
individualismo se suma a muchos individualismos el resultado puede ser
imparable, con el marchamo del machismo, no aparecen mujeres, ni mucho menos romances
(a menos que alguno busque en las amistades algo más), se pone el foco en la
lealtad masculina, para ello el film compone varias parejas. Si rascas un
poquito se entrevé un espíritu humanista cercano a “La Gran Ilusión”, sobre
todo en la relación entre el capitán Ramsey y el comandante de la prisión Von
Luger, en su trato caballeroso, y como el alemán denota hastío de los nazis.
Dos tercios del film el tono resulto cuasi-jovial jugando con la emoción, el
suspense, la intriga, la aventura, pero todo ello con un patinado de mucho
humor, no llegas a sentir el peligro, lo vives como algo distendido. Luego
llega el ansiado momento de la fuga un alarde de transmisión de suspense, y
después seguimos a los huidos en un collage muy bien desarrollado emitiendo
inquietud en el espectador, de cómo cada uno tiene un plan distinto, como viven
y afrontan cada uno el peligro, espléndido tramo.

Pero el film posee
taras que brillan con luz propia, como he dicho no sientes miedo en la prisión,
no temes por los presos, los ves convivir en libertad en el interior, no pasan
hambre, ni frío, ni son maltratados, incluso se permiten hacer licor con
patatas para celebrar el día de USA, ante los ojos complacientes de los
vigilantes alemanes, esto merma emoción y angustia, no sientes que sus ansias
de huir estén justificadas, por mucho que nos sugieran que al ser la Luftwaffe
quien atiende el campo y no las SS, los presos están mejor tratados, pero lo
que vemos roza lo esperpéntico, empezando por quien es el lumbreras que se le
ocurre meter a los mejores escapistas en un solo campo, de ahí lo normal es que
salga una gran huida, pero es que después los vemos convivir en libertad en el
campo, se reúnen cómo y cuando quieren, tienen sus propios huertos, hacen
amistades entre los soldados germanos, si se intentan fugar les meten en “la
Nevera”, dejándole llevar una pelota y un guante de beisbol, de donde salen
frescos y sonrientes, y el colmo llega con la preparación de fuga, consiguen
todo lo que quieren como si dispusieran de un “Corte Inglés”, herramientas las
que quieran , trajes civiles a cascoporro, hacen falsificaciones con cámaras de
fotos, consiguen cientos de metros de madera como si nada, crean un sistema de
ventilación de fuelle, ponen luz eléctrica al túnel, solo les falta hacer
carriles de autopista y poner un área de servicio en medio del trayecto, y por
supuesto sin que los teutones sospechen, y cuando por casualidad descubren uno
de los túneles no hay represalias, ni vemos interrogatorios, absurdo, y encima
no buscan si hay más, derivando en que se vea hipermegadesproporcionado las
ansias suicidas de Archie cuando quedan dos túneles más. La cinta en este
sentido resulta plana, pinta a los alemanes como zoquetes y a los presos como
inteligentes y abnegados. Tampoco se ahonda en la construcción de personajes se
antoja trivial y plúmbea, meros clichés.
La película posee una puesta
en escena impresionante con una sobresaliente
dirección artística de Fernando Carrere (“La Carrera Del Siglo”), rodada
íntegramente en Alemania, con una prisión dotada de un realismo brillante, así
cuando salimos al exterior refleja escenarios que nos retrotraen a este tiempo,
esto embellecido por la cromática fotografía de Daniel L. Fapp (“West Side
Story”), sabiendo mezclar los diferente ambientes, la prisión, el túnel, las
bellas estampas en el exterior, creando hermosas postales alpinas, como el
avión sobre el castillo del Rey Loco, excelso, o los lindos páramos fulgurantes
de verdor, montado todo por Ferris Webster (“Los 7 Magníficos”), que infunde
dinamismo a la narración, y todo adornado por la mítica y fascinante música de
Elmer Bernstein (“Los 7 Magníficos”), todo un hito que ha quedado como una
Icónica melodía del Séptimo Arte.
La cinta nos deja algunos
momentos para recordar, como el trepidante inicio donde conocemos a través de
diferentes intentos fallidos de fuga a los personajes, o el tan copiado gesto
de Hits/McQueen de golpear con su pelota las paredes del calabozo, o el
mencionado tramo de la fuga, o como planea Blythe con el alfiler demostrar que
tiene buena vista y “Big X” le descubre, o el <Good lucky> que un oficial
alemán le dice a un fugado, o la enérgica secuencia de McQueen en moto, otro
Icono del Cine.
Steve McQueen realiza una
actuación a su medida, el clásico rebelde arrogante, egocéntrico, cínico y
nihilista que con tanto carisma encarna, formando un gran tándem con Angus
Lennie. Pero el motivo principal de mi crítica es James Garner que ha muerto
recientemente, el 19 de julio del 2014 a los 86 años, realiza una contenida
interpretación demostrando encanto personal, un gran dominio de la escena,
exhibiéndose con una gran flema, y conectando con gran compenetración con
Donald Pleasence, de donde mana chispas de amistad desinteresada, maravilloso
Garner.
Muy ameno film que el tiempo
ha envejecido dejando entrever sus costuras. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
El jefe de
producción de la Metro Goldwyn Mayer rechazó el proyecto en 1950 por considerar
el relato de un fracaso estrepitoso cuando de 300 escaparon 76 y de estos solo
3 alcanzaron su objetivo.
La historia
real es que el 24 de Marzo de 1944, del campo de prisioneros nazi Stalag Luft
III se escaparon a través de un largo túnel 76 prisioneros de guerra aliados,
solo 3 consiguieron su objetivo de abandonar Nazilandia, de los 1800 presos 600
participaron en el proyecto de fuga. Dada la humillación sufrida en la huida el
propio Hitler ordenó ejecutar a 50 de los escapados, aunque no fueron
ejecutados todos juntos y en un mismo lugar. Una vez acabada la contienda 14 nazis
fueron condenados a muerte por crímenes de guerra en la muerte de este medio
centenar. Al parecer se omite que los prisioneros se aprovecharon de unas obras
en la prisión donde fueron utilizados y que les sirvió para obtener información
vital para la huida.
Adulteraciones
sonados son que se da importancia sustancial a los prisioneros estadounidenses,
cuando en la verdadera Gran Evasión no hubo americanos, el peso recayó sobre
los británicos y canadienses (150 contribuyeron y se omite), los americanos estuvieron
presentes en la excavación, pero 7 meses antes del término de los túneles
fueron trasladados a otras instalaciones. Los 3 presos que alcanzaron su
objetivo fueron 2 noruegos, Jens Müller y Per Bergsland, en el film dos americanos, Danny y Willie, y el neerlandés Bram van der
Stok, en el film y no las nacionalidades
que se reflejan en el film. No intento de saltar la frontera-alambrada de Suiza
en moto, fue una sugerencia aceptada de Steve McQueen para presumir de su
afición a las motos, haciendo el todas las tomas excepto el salto final,
realizado por especialista Bud Ekins. Tampoco hubo intento de fuga en avión,
otra licencia. Tampoco las entradas de los túneles estaban donde expone el
film.
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