EL PATRIOTA.
La Patria Es La Familia.
Muy entretenida cinta de aventuras realizada por el
alemán Roland Emmerich en lo que es su mejor trabajo hasta entonces, de una
factura visual impresionante, con una historia épica enmarcada en un momento
histórico crucial, tomando para ello referencias de los personajes en reales,
aunque tomándose algunas licencias. Hecha a mayor gloria del carismático Mel
Gibson, con un guión de Robert Rodat (“Salvar Al soldado Ryan”) inteligente que
construye grandes momentos, siendo una reflexión sobre la familia y como al
final es lo único por lo que vale la pena luchar, la familia es la verdadera
Patria.
El escenario es el estado de Carolina Del Sur durante la Revolución
Americana en 1776, Benjamin Martin (buen Mel Gibson), es el viudo patriarca de
una familia con 7 hijos, es dueño de una plantación, veterano de la Guerra
contra los franceses y los indios en la que se hizo famoso y por la que es
conocido como “El Héroe De Fort Wilderness”, sufre las secuelas de los salvajes
estragos del conflicto. Cuando comienza la guerra contra los ingleses Benjamin
se abstiene de alistarse, no quiere dejar solos a sus hijos. El mayor de sus
vástagos, Gabriel (buen Heath ledger) se lo echa en cara y más tarde se alista
en con los rebeldes contra de la opinión de Benjamin, pero los acontecimientos
que se suceden lo fuerzan a unirse a los Continentales, el coronel continental
Harry Burwell (buen Chris Cooper) le conmina
a formar una milicia, sembrará el pavor entre las tropas inglesas con su
estrategia de guerra de guerrillas, en la que estará su hijo Gabriel, le ayudará en el adiestramiento el Mayor
francés Jean Villeneuve (buen Tchéky Karyo), provocando que Lord Cornwallis
(gran Tom Wilkinson) ordene al sádico coronel de los Dragones William Tavington
(buen Jason Isaacs) que acabe a toda costa con él, mientras se suceden las
batallas cruciales por la hegemonía en el continente. En la historia tendrá
importancia la cuñada de de Benjamin, Charlotte (correcta Joely Richardson) que
cuidará de los hijos de este en su ausencia, así como el capitán de los
Dragones James Wilkins (buen Adam Baldwin).
Robert Rodat escribió el guión con Mel Gibson proyectado como el
protagonista, haciendo que Martin tuviera 6 hijos como tenía Mel mientras lo
hacía, pero Gibson tuvo un séptimo vástago y Rodat aumentó la prole del
protagonista a 7. Benjamin Martin guarda paralelismos con el anterior personaje
mítico interpretado por Gibson (“Braveheart” 1996), el William Wallace escocés,
los dos son hombres que no desean guerrear, prefieren estar al margen de
disputas, hasta que la Guerra llega a sus casas, el americano por el asesinato
de un hijo y el escocés por el de su mujer, y entonces se vuelven abanderados
de la causa a la que en principio dieron la espalda, metáfora de que para
defender a tu familia debes defender tu patria (un poco maniqueo y simplista).
La cinta resulta un tremendo cine de acción, algo manipulador y un poco
previsible, pero no cabe duda que el realizador germano le imprime un ritmo
trepidante, en medio de situaciones que rezuman emociones, sabiendo dosificar
el humor con los acontecimientos dramáticos, utilizando con ingenio y habilidad
elementos que provocan sensaciones como los soldaditos de plomo del hijo
asesinado, Thomas (Gregory Smith), convirtiéndolos en proyectiles, o el
running-gag de la mecedora, o el de una bandera destrozada que Gabriel cose
para enarbolarla, son manejados con agudeza para imbuirnos del espíritu
epopéyico del relato. Es una historia que intenta exponer la fuerza de los
valores familiares, tocando temas como la venganza, el racismo, la crueldad
extrema, el dolor por la pérdida, el salvajismo atávico que mana de las
Guerras, ello con el telón de fondo de unos hechos históricos amoldados
lucidamente a la narración. Emmerich sabe conjugar los diferentes tonos del
film, los espectaculares de las batalla, los momentos íntimos, los de tensión,
los románticos, los de humor, describiendo muy bien a los personajes, siendo
cada unos en el grupo de milicianos un reflejo diferente de porque luchan, algo
estereotipado pero exhibido estupendamente.
La cinta s sustenta en unas escenas rebosantes de adrenalina, unas
escenificaciones de batallas sublimes, magníficamente coreografiadas, de un
realismo crudo soberbio, fruto de un colosal diseño de producción de Kirk M.
Petruccelli (“Blade”), recreando evocadoras haciendas, un hermoso Charleston
colonial, con un impresionante vestuario de Deborah Lynn Scott (“Titanic”), con
unos efectos especiales colosales al servicio de la historia, haciendo que los
enfrentamientos huelan a auténticos, con un vibrante montaje de Christopher
Holmes (“Bugsy”), que ayuda a dar el tempo adecuado a cada tramo, esto embellecido
por la extraordinaria fotografía de Caleb Deschanel (“La pasión De Cristo”), de
un cromatismo resplandeciente, inspirándose en pinturas de la época para crear
tomas de una belleza sibarita fascinante, recordando nítidamente al “Barry
Lyndon” de Kubrick, y todo adornado por la épica y trémula música de John
Williams (“Star Wars”), jugando con maestría con los segmentos de acción y con
los íntimos.
Mel Gibson compone con
naturalidad a su arquetípico personaje, un tipo duro, atormentado por algún
trauma del pasado, muy buena la frase que lo describe < Durante mucho tiempo he temido que mis pecados vendrán a mí y que los
costos serán más de lo que puedo soportar visitar>, pero con un sentido del deber y de la venganza imparable, esto lo
hace Mel aportando su portentosa personalidad, es la viva estampa de la
honestidad, de la integridad, del honor, de la lealtad, excelente, mostrando
una bis familiar conmovedora, deliciosa su relación con la hija muda, o la
tremenda química que tiene con Heath Ledger, sabe equilibrar los momentos de
acción física (apoteósico en la escena en que se gana el sobrenombre de “El
Fantasma”), como en los minimalistas que emite cariño y devoción por los hijos,
Mel es de esa rara raza de actores con los que empatizas con facilidad, te
identificas con él, Arrollador. Mel no estuvo de acuerdo con que los
productores lo pusieran como que no tenía esclavos, si no libertos negros, ello
para hacerlo más bueno, Mel opinaba que restaba veracidad al film. Heath Ledger
derrocha humanidad, matices, idealismo, ilusión, se compenetra brillantemente
con Mel, poseedor de una simpatía y un don de gentes meritorio, con una mirada
que transpira inocencia, lástima de su temprana muerte, para su rol se barajó a
Elijah Wood, Jake Gyllenhaal o Brad Renfro entre otros. El rol del villano es
para Jason Isaacs, más malo que un terremoto, encarna de modo plano al malo
malísimo, sin aristas, sin matices, mata con saña y amoralidad todo lo que se
mueve, con frases bastante burdas, es un actor que da mucho más de sí, una pena
un papel tan ajado, me quedo con una definición desternillante que he leído para
su final (spoiler). Tom Wilkinson da vida al gerifalte Cornwallis con su
abrumador carisma, dota a su sibilino personaje de elegancia y sutilidad,
impregnándolo de la característica flema británica.
Por supuesto que no es
redonda, de hecho con este último visionado las costuras de artificiosidad
relucen más. Se pinta a los británicos como cuasi-demonios, no resultan
tridimensionales, son malos, sin grises, pintados como pomposos poco
inteligentes que menosprecian a sus rivales, mientras los rebeldes
continentales son tratados como buenos buenísimos que son vejados y masacrados
por los sádicos británicos, estos matan a heridos, a niños, queman Iglesias con
gente dentro, un ejército de Horcos resultan ursulinas a su lado. No me ha
tocado el romance de Benjamin con su cuñada, Charlotte (correcta Joely
Richardson), me llega chirriante, imposición comercial inane. Tampoco me ha
gustado que no aborden con algo de enjundia por que los continentales se pusieron
en armas contra los ingleses, que fue por los abusivos impuestos a los que eran
sometidos, le falta algo de empaque en este aspecto para dar solidez a u fondo
histórico.
En conjunto y poniendo en la
báscula lo bueno y malo le pongo un notable por lo mucho que me a amenizado
casi 3 horas, he vista la versión extendida, un prodigio de producto que
engancha, abstenerse los enfermizos patológicos que les da urticaria la
exaltación de los USA. Fuerza y honor!!!
P.D. Dos frases para el
recuerdo:
Un oficial inglés ante una
batalla frente a los rebeldes: <Estos rústicos
son tan ineptos que casi deshonran nuestras victorias>
Spoiler:
La definición para el final
de Coronel Tavington que he leído es la de que su maldad infinita merece la
peor de las muertes en un film, la muerte a cámara lenta.
Muchos de los personajes y
hechos vistos en el film están inspirados en reales, aunque en algunos casos
son mezclas, Robert Rodat dijo sobre Benjamin <Es un personaje compuesto formado por Thomas Sumter , Daniel Morgan , Andrew Pickens, y Francis Marion , y algunos fragmentos de una
serie de otros personajes> y del Coronel Tavington <Basado libremente en el
Coronel Banastre Tarleton , especialmente conocido por sus brutales actos>. Benjamin iba a ser
el personaje real Francis Marion (líder en Carolina del Sur de la milicia
“Swamp Fox”), el más aclamado guerrillero de la Revolución americana, pero se
desechó por encontrar historiadores algunas aristas en su biografía, como que
había tenido relaciones sexuales con sus esclavas, pues tenía esclavos y no
libertos como se dice en la película, de hecho los medios de comunicación
ingleses criticaron activamente el film por tergiversar y retorcer la verdad,
de Francis Marion es tildado por el periódico The Guardian como un violador que
cazaba indios por diversión. Tavington es reflejado como un aristócrata inglés
venido a menos, se inspira en Tarleton, perteneciente a una adinerada familia
de comerciantes de Liverpool, este no murió en batalla alguna en Norteamérica,
falleció en 1833 en Inglaterra alos 78 años, 50 años después de acabada la
Guerra de Independencia, curiosamente vivió mucho más que su enemigo Marion,
este murió en 1795 con 38 años. La batalla final es una combinación de las de
Cowpens y Guilford Court House.
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