lunes, 26 de mayo de 2014






MANHATTAN.

70/11(24/05/14) Un Woody Allen en plena efervescencia nos regaló a finales de los 70 unos de sus mejores, una gloriosa Obra Maestra, un brillante Tributo a su ciudad, Nueva York y a su corazón, Manhattan, un conmovedor estudio de las complicadas relaciones sentimentales, sobre las indecisiones, sobre las dudas, sobre la inseguridad, y más, en el marco de una Antológica puesta en escena que ha pasado a la Historia con momentos e imágenes que son Iconos del Séptimo Arte, y es que si el Cine se inventó fue para entre otros cosas para “Manhattan”, desarrollando en un magnético equilibrio el humor, el romance y el drama con un trasfondo de patetismo enternecedor, transmitiendo que las personas somos naves a la deriva anhelando acercarnos a nuestro puerto, lo malo es que no sabemos dónde está, no nos dan manual de instrucciones.

El escenario es Nueva York, como su propio título indica el barrio de Manhattan, el protagonista es Isaac Davis (gran Woody Allen), un guionista de 42 años que escribe sketchs para un programa televisivo, trabajo que le tiene insatisfecho, está divorciado de dos mujeres, una de ellas, Jill (buena Meryl Streep) lo dejó por otra mujer, Connie (buena Karen Ludwig), con ella tiene un hijo y esta ha escrito un sangrante libro autobiográfico sobre su relación con su marido, Isaac mantiene una relación con una chica de 17 años, Tracy (gran Mariel Hemingway), es un neurótico depresivo en crisis permanente. Su mejor amigo es Yale (buen Michael Murphy), está casado con Emily (Anne Byrne Hoffman), pero a la vez tiene una amante en Mary Wilkie (gran Diane Keaton). Cuando Yale decide dejar a Mary, Isaac decide tras conocerla comenzar a salir con ella y dejar a la melancólica Tracy, todas estas interrelaciones provocan una marea de sentimientos encontrados en la que los personajes no parecen saber lo que quieren realmente.

Woody Allen ideó el film escuchando música del compositor George Gershwin, visualizó una historia romántica en blanco y negro sitiándola en Manhattan, Allen comentó que es una mezcla entre “Annie Hall” e “Interiores”, poniendo el acento en la gente que intenta vivir en una cultura obsesionada por lo material olvidándose de sus principios. La actriz Stacey Nelkin aseguró que el argumento se inspiraba en su relación amorosa con Allen,  esta interpretó un pequeño papel en “Annie Hall”, terminando su metraje en la mesa de montaje, ella tenía 17 años y estudiaba en la secundaria en el Nueva York Stuyvesant High School, Woody no reconocería públicamente esta relación hasta 2014. Allen durante una cena comentó con el director de fotografía Gordon Willis (“El Padrino” o “El Padrino II”) su idea de experimentar en blanco y negro, para captar como él la veía en sus recuerdos, como él la recordaba en fotografías antiguas, los libros o películas, y siempre con la música de Gershwin de fondo, la rodarían en Panavision 2:35:1 anamórfico. Cuando terminó el montaje del film Allen estaba tan descontento con el resultado final que pidió a la United Artists que no la exhibiera, ofreciéndose para hacer otra en su lugar sin cobrar, llegando a decir <En este momento de mi vida, si esto es lo mejor que puedo hacer, ellos no me deben dar más dinero para hacer películas>, el perfeccionismo enfermizo de genial Allen Stewart Konigsberg no supo ver la gran regalo que había hecho a la Eternidad, esto bien podría haberlo hecho con algunos trullos que en el SXXI ha dirigido, indignos de estar en una filmografía con “Manhattan”, “Annie Hall” o “Zelig”.

El guión de Allen y de Marshall Brickman (“El Dormilón”, “Annie Hall” o “Misterioso Asesinato En Manhattan”) compone una comedia agridulce, con un patinado romántico delicioso, radiografiando un microcosmos superficial, neurótico, pedante, egoísta, narcisista, egocéntrico, tocando temas como la búsqueda de la felicidad, el amor, la amistad, la infidelidad, las crisis conyugales, la cultura o los principios éticos, la madurez, la ingenuidad, donde la urbanita ciudad de Nueva York marca a fuego las personalidades, nos empaparemos en la Gran Manzana de sus calles, restaurantes,  museos, teatros, convirtiéndose esta capital del mundo en un protagonista más. Los diálogos fluyen de forma rítmica sin descansar el ingenio, la mordacidad, la acidez, la ironía, el sarcasmo, el cinismo, y sobre todo la frescura y la chispa que hace que los personajes nos queden maravillosamente delineados en sus miedos, anhelos e ilusiones, son almas con sentimientos volátiles, que no saben a que agarrarse, caprichosos de espíritu, débiles, erráticos, gente intelectualoide que se cree con capacidad para criticar el arte pero negados a hacer autocritica personal sobre nuestra hipocresía, invitándonos con agudeza a la reflexión vital, sobre quiénes somos y hacia dónde vamos, y al final dejándonos un poso de amargura conmovedor, y es que el relato por debajo de su fino y perspicaz humor deja un entramado de niveles de honda profundidad existencial.

El film te atrapa desde su intrépida introducción (sin créditos iníciales), bellos planos en glorioso blanco y negro de postales neoyorkinas, entre ellos un gran neón parpadeante con la palabra “Manhattan”, de fondo la deliciosa música de George Gershwin “Rhapsody In Blue”, y escuchamos la voz en en off de Issac Davis narrando el capítulo primero del libro que escribe, un homenaje a su Nueva York: <Capítulo primero. Él adoraba Nueva York. La idolatraba de un modo desproporcionado... no, no, mejor así... Él la sentimentalizaba desmesuradamente... eso es... para él, sin importar la época del año, aquella seguía siendo una ciudad en blanco y negro que latía a los acordes de las melodías de George Gershwin... eh, no, volvamos a empezar... Capítulo primero. Él sentía demasiado románticamente Manhattan. Vibraba con la agitación de las multitudes y del tráfico. Para él, Nueva York era bellas mujeres y hombres que estaban de vuelta de todo... no, tópico, demasiado tópico y superficial. Algo más profundo, a ver... Capítulo primero. Él adoraba Nueva York. Para él, era una metáfora de la decadencia de la cultura contemporánea. La misma falta de integridad que empuja a buscar las salidas fáciles convertía la ciudad de sus sueños en... no, no, no, suena a sermón. Quiero decir que, en fin, tengo que reconocerlo, quiero vender libros... Capítulo primero. Adoraba Nueva York, aunque para él era una metáfora de la decadencia de la cultura contemporánea. Qué difícil era sobrevivir en una sociedad insensibilizada por la droga, la música estruendosa, la televisión, la delincuencia, la basura... uhm, no, demasiado amargo, no quiero serlo... Capítulo primero. Él era tan duro y romántico como la ciudad a la que amaba. Tras sus gafas de montura negra se agazapaba el vibrante poder sexual de un jaguar... je, esto me encanta... Nueva York era su ciudad y siempre lo sería>, y resuena la música, y seguimos con un tremendo collage de imágenes de la ciudad, cafeterías, calles nevadas, rascacielos, mercados bullicioso, edificios decrépitos con ropa en cuerdas, el puente de Queensboro, currantes en las calles, el ferry de Jersey arribando, calles nevadas de noche con gente paseando, el Arco de Greenwich Village, un cole con niños saliendo, una cancha de basket de barrio, basura acumulada,  el Guggenheim, una tienda Gucci, el edificio Dakota, carrusel del Central Park con los rascacielos de fondo, una pareja se besa en una terraza, rascacielos de noche con las ventanas iluminadas, la Grand Station Central, un gran luminoso de Broadway, el radio city Music hall, Times Square, el estadio de los yankis, y para acabar un orgasmo apoteósico, sobre el Skyline nocturno de Manhattan unos grandes fuegos artificiales, 3 minutos y medio Míticos, de los Mejores prólogos en la Historia, el verdadero protagonista NUEVA YORK.

Frases Perennes: <(Isaac fumando) No me trago el humo porque provoca cáncer, pero me siento tan sexy fumando un cigarrillo)>,  <Nueva York era su ciudad y siempre lo sería>, <Tuve un orgasmo pero mi doctor me dijo que era de la clase equivocada>, <Lo que vale la pena apreciar no puede entenderse con la mente, tiene que entrar por otro orificio>, <Se le dio a los ataques de rabia, paranoia liberal judía, el machismo, misantropía santurrón, y estados de ánimo nihilistas de la desesperación. Él tenía quejas acerca de la vida, pero nunca soluciones. Tenía ganas de ser un artista, pero se resistió a los sacrificios necesarios. En sus momentos más privados, que habló de su miedo a la muerte que él elevó a alturas trágicos cuando, en realidad, era mero narcisismo>, <Sólo estaba pensando. Debe haber algo malo en mí, porque yo nunca he tenido una relación con una mujer que haya durado más tiempo que la que hubo entre Hitler y Eva Braun>, <Conoces a un montón de genios ... usted debe conocer a algunas personas estúpidas de vez en cuando, se puede aprender algo>, <Esto se está convirtiendo en una obra de teatro de Noel Coward. Alguien debería ir y hacer algunos martinis>, <Yo no me enfado. Se me queda todo dentro. No puedo expresar enfado. Es uno de mis problemas. A cambio me crece un tumor>, <Usted confía demasiado en el cerebro. El cerebro es el órgano más sobrevalorado>, <Eres tan santurrona ... crees que eres Dios>, "Sí, él ha hecho un gran trabajo con usted ... su autoestima está un escalón por debajo de la de Kafka>, <Probablemente tendré que dar a mis padres menos dinero. No van a ser capaces de conseguir un buen asiento en la sinagoga. Van a estar en la parte trasera, lejos de Dios, lejos de la acción>, y para acabar la lista completa de cosas que hacen la vida sea digna de ser vivida de (Isaac): Groucho Marx, Willie Mays (Doblada es Jimmie Connors), el segundo movimiento de la Sinfonía Júpiter, Potato Head Blues de Louis Armstrong, las películas suecas, Educación Sentimental de Flaubert, Marlon Brando, Frank Sinatra, esas manzanas increíbles y Peras de Cézanne, los cangrejos de Sam Wo, el rostro de Tracy>.
GORDON WILLIS 

El film tiene en su ambientación un pilar Imperial, apoyándose en una Sibarita fotografía del gran Gordon Willis en un expresionista blanco y negro (primera de las varias de Allen en b/n), remarcando la densidad de las tonalidades grises para dar profundidad, dotando de carácter atemporal al relato, componiendo cuadros de una belleza epicúrea, jugando con las sombras, los contraluces, los claroscuros, realzando en Magnos estampas Nueva York, así como en unos interiores sublimes (enternecedores esas conversaciones en una esquina del plano en el apartamento Tracy e Isaac a semi-oscuras con la escalera de caracol en otro extremo) que sirven para canalizar sentimientos, ya desde su declaración de intenciones que es su introducción, así i como sugestivos planos-secuencia, fueras de campo, emitiendo un romanticismo exacerbado, o la colosal escena en el Hayden Planetarium, imprimiendo un trémula sensación de dos personajes vagando por el espacio sideral, desapareciendo en la negrura, y reapareciendo los dos en un lírico primer plano- sombra chinesca, y por supuesto el Icono de la postal de Mary e Isaac sentados en un banco al lado del río y frente al Puente de Queensboro contándose  confidencias, Descomunal, Estremecedora sensación “Síndrome de Stendhall”, escena rodada a las 5 de la mañana, no había banco y la producción lo puso, teniendo algún problema con las luces del puente, que se apagaron y hubo volver a encenderlas, el resultado final un Hito del Cine. Gordon Willis dijo que era su trabajo favorito y eso que hizo toda la saga “El Padrino”. Ha pasado a la historia como uno de los mejores trabajos en cinematografía, y con justicia. Este elemento se maximiza con el extraordinario repertorio de música de George Gershwin desde el Colosal “Rapsody In Blue”, pasando por 16 temas más del compositor que se funden con las imágenes en una química Colosal, quedando el autor ligado ya de por vida a este Film, música interpretada la mayoría por la Filarmónica de Nueva York y dirigida por el maestro hindú Zubin Mehta, estas gozadoras melodías contribuyen a su atemporalidad.

Woody Allen jamás ha estado mejor como actor que aquí, nunca ha transmitido más sentimientos complejos, es un torbellino pasional, su agilidad verbal es sublime, tiene algunos ententes con Tracy, Mary, Yale, arrolladores, la escena en la que rompe con Tracy impresionante, su última charla con Mary, se le ve el corazón como se le agrieta, o el agrio diálogo con Yale en el aula de los esqueletos, espléndido, habrá quien diga que hace el mismo rol de siempre, también lo hacía John Wayne, pero aún así hizo gran interpretaciones. Diane Keaton encarna con energía indomable a su Mary, una brújula sin norte, sin saber lo que quiere, sin metas, sabe dar a su personaje matices que la hacen atractiva. Michael Murphy impregna de sobriedad a su desorientado Yale. La gran sorpresa de la función es una encantadora Mariel Hemingway, es la candidez, fácil enamorarse de su sencillez, de su puro amor, la actriz baña su rol de contención, con un lenguaje gestual que te cala, con una mirada profunda, teniendo su zenit en la escena de la ruptura y en la fascinante escena final. Meryl Streep está estupenda como la agria ex-esposa de Isaac, personaje tosco y mordaz.

La cinta está plagada de momentos que perduran, algunos ya comentados, otros: El paseo en calesa por Central Park, o el ácido de Yale leyendo en voz alta mientras pasea la autobiografía de Jill, la ex de Isaac poniendo a este a caldo, los amigos se ríen, Isaac se viene abajo, o cuando el homenaje al slapstick mudo, Isaac pasea a su hijo, se paran en frente de un escaparate con dos veleros de juguete un grande y otro pequeño, Isaac pasa penurias, el hijo le señala que quiere el grande, Isaac le señala el pequeño, así varias veces, hasta que Isaac le da una colleja, jocoso, o cuando Isaac corta con Tracy en una cafetería, con unos estremecedores primeros planos, Tracy se derrumba llorando, Isaac no sabe como secarle las lágrimas que él ha provocado, emocionante, o cuando cuando Isaac conoce al ex (Wallace Shawn) de Mary que ella le había descrito como un Apollo que le había abierto las puertas de la sexualidad, un tipo bajito, calvo, y de orejas de soplillo, o cuando Isaac ante un magnetofón enumera las razones por las que vale la pena vivir, terminando en una carrear por Manhattan en pos de lo que cree que es lo mejor, dando pie a uno de los finales más hondos que se han dado en un film romántico, sabiendo no ser edulcorado ni previsible, Apoteósico (spoiler).


Uno de los Mejores Films De la Historia, una deconstrucción mordaz de la Condición Humana volátil en sentimientos, ello sin caer en lo almibarado. Fuerza y honor!!!

Spoiler:

 
Su final es de una tremenda poesía, en su apartamento coge la armónica que Tracy le regaló, la observa con dulzura, telefonea a Tracy, no contesta, se da cuenta a quien quiere realmente es a la joven que había despreciado, hace una carrera desesperada por Manhattan bajo los acordes del “Strike Up The Band” de Gershwin, y llega el encuentro, Tracy está a punto de irse a Londres, se cepilla sus rubios cabellos en el lobby, Isaac intenta  con argumentos peregrinos y muy egoístas que se quede, sus miradas se enfrentan conmovedoramente en unos hondos contraplanos, quedando un final abierto y para la eternidad la madura frase de Tracy < Seis meses no es tanto, y no todo el mundo se corrompe. Has de tener un poco de fe en las personas>, hay un plano de una tímida sonrisa de Isaac y cortamos a unos tres preciosos planos de Manhattan en el crepúsculo del día bajo los acordes de Gershwin, y créditos finales, probablemente el mejor final de un film de Woody Allen.


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