MANHATTAN.
70/11(24/05/14) Un Woody Allen en
plena efervescencia nos regaló a finales de los 70 unos de sus mejores, una
gloriosa Obra Maestra, un brillante Tributo a su ciudad, Nueva York y a su
corazón, Manhattan, un conmovedor estudio de las complicadas relaciones
sentimentales, sobre las indecisiones, sobre las dudas, sobre la inseguridad, y
más, en el marco de una Antológica puesta en escena que ha pasado a la Historia
con momentos e imágenes que son Iconos del Séptimo Arte, y es que si el Cine se
inventó fue para entre otros cosas para “Manhattan”, desarrollando en un
magnético equilibrio el humor, el romance y el drama con un trasfondo de
patetismo enternecedor, transmitiendo que las personas somos naves a la deriva
anhelando acercarnos a nuestro puerto, lo malo es que no sabemos dónde está, no
nos dan manual de instrucciones.
El escenario es Nueva York, como su
propio título indica el barrio de Manhattan, el protagonista es Isaac Davis
(gran Woody Allen), un guionista de 42 años que escribe sketchs para un
programa televisivo, trabajo que le tiene insatisfecho, está divorciado de dos
mujeres, una de ellas, Jill (buena Meryl Streep) lo dejó por otra mujer, Connie
(buena Karen Ludwig), con ella tiene un hijo y esta ha escrito un sangrante
libro autobiográfico sobre su relación con su marido, Isaac mantiene una
relación con una chica de 17 años, Tracy (gran Mariel Hemingway), es un
neurótico depresivo en crisis permanente. Su mejor amigo es Yale (buen Michael
Murphy), está casado con Emily (Anne Byrne Hoffman), pero a la vez tiene una
amante en Mary Wilkie (gran Diane Keaton). Cuando Yale decide dejar a Mary,
Isaac decide tras conocerla comenzar a salir con ella y dejar a la melancólica
Tracy, todas estas interrelaciones provocan una marea de sentimientos
encontrados en la que los personajes no parecen saber lo que quieren realmente.
Woody Allen ideó el film escuchando música del
compositor George Gershwin, visualizó una historia romántica en blanco y negro
sitiándola en Manhattan, Allen comentó que es una mezcla entre “Annie Hall” e
“Interiores”, poniendo el acento en la gente que intenta vivir en una cultura
obsesionada por lo material olvidándose de sus principios. La actriz Stacey
Nelkin aseguró que el argumento se inspiraba en su relación amorosa con
Allen, esta interpretó un pequeño papel
en “Annie Hall”, terminando su metraje en la mesa de montaje, ella tenía 17
años y estudiaba en la secundaria en el Nueva York Stuyvesant
High School, Woody no reconocería públicamente esta relación hasta
2014. Allen durante una cena comentó con el director de fotografía Gordon
Willis (“El Padrino” o “El Padrino II”) su idea de experimentar en blanco y
negro, para captar como él la veía en sus recuerdos, como él la recordaba en
fotografías antiguas, los libros o películas, y siempre con la música de
Gershwin de fondo, la rodarían en Panavision 2:35:1 anamórfico. Cuando terminó
el montaje del film Allen estaba tan descontento con el resultado final que
pidió a la United Artists que no la exhibiera, ofreciéndose para hacer otra en
su lugar sin cobrar, llegando a decir <En este momento de mi vida, si esto
es lo mejor que puedo hacer, ellos no me deben dar más dinero para hacer
películas>, el perfeccionismo enfermizo de genial Allen Stewart Konigsberg
no supo ver la gran regalo que había hecho a la Eternidad, esto bien podría
haberlo hecho con algunos trullos que en el SXXI ha dirigido, indignos de estar
en una filmografía con “Manhattan”, “Annie Hall” o “Zelig”.

El guión de Allen y de Marshall Brickman (“El
Dormilón”, “Annie Hall” o “Misterioso Asesinato En Manhattan”) compone una
comedia agridulce, con un patinado romántico delicioso, radiografiando un
microcosmos superficial, neurótico, pedante, egoísta, narcisista, egocéntrico,
tocando temas como la búsqueda de la felicidad, el amor, la amistad, la
infidelidad, las crisis conyugales, la cultura o los principios éticos, la
madurez, la ingenuidad, donde la urbanita ciudad de Nueva York marca a fuego
las personalidades, nos empaparemos en la Gran Manzana de sus calles,
restaurantes, museos, teatros, convirtiéndose
esta capital del mundo en un protagonista más. Los diálogos fluyen de forma
rítmica sin descansar el ingenio, la mordacidad, la acidez, la ironía, el sarcasmo,
el cinismo, y sobre todo la frescura y la chispa que hace que los personajes
nos queden maravillosamente delineados en sus miedos, anhelos e ilusiones, son
almas con sentimientos volátiles, que no saben a que agarrarse, caprichosos de
espíritu, débiles, erráticos, gente intelectualoide que se cree con capacidad
para criticar el arte pero negados a hacer autocritica personal sobre nuestra
hipocresía, invitándonos con agudeza a la reflexión vital, sobre quiénes somos
y hacia dónde vamos, y al final dejándonos un poso de amargura conmovedor, y es
que el relato por debajo de su fino y perspicaz humor deja un entramado de
niveles de honda profundidad existencial.
El film te atrapa desde su intrépida introducción (sin
créditos iníciales), bellos planos en glorioso blanco y negro de postales
neoyorkinas, entre ellos un gran neón parpadeante con la palabra “Manhattan”,
de fondo la deliciosa música de George Gershwin “Rhapsody In Blue”, y
escuchamos la voz en en off de Issac Davis narrando el capítulo primero del
libro que escribe, un homenaje a su Nueva York: <Capítulo primero. Él
adoraba Nueva York. La idolatraba de un modo desproporcionado... no, no, mejor
así... Él la sentimentalizaba desmesuradamente... eso es... para él, sin
importar la época del año, aquella seguía siendo una ciudad en blanco y negro
que latía a los acordes de las melodías de George Gershwin... eh, no, volvamos
a empezar... Capítulo primero. Él sentía demasiado románticamente Manhattan.
Vibraba con la agitación de las multitudes y del tráfico. Para él, Nueva York
era bellas mujeres y hombres que estaban de vuelta de todo... no, tópico,
demasiado tópico y superficial. Algo más profundo, a ver... Capítulo primero.
Él adoraba Nueva York. Para él, era una metáfora de la decadencia de la cultura
contemporánea. La misma falta de integridad que empuja a buscar las salidas
fáciles convertía la ciudad de sus sueños en... no, no, no, suena a sermón. Quiero decir que, en fin, tengo que reconocerlo, quiero vender libros...
Capítulo primero. Adoraba Nueva York, aunque para él era una metáfora de la
decadencia de la cultura contemporánea. Qué difícil era sobrevivir en una
sociedad insensibilizada por la droga, la música estruendosa, la televisión, la
delincuencia, la basura... uhm, no, demasiado amargo, no quiero serlo...
Capítulo primero. Él era tan duro y romántico como la ciudad a la que amaba.
Tras sus gafas de montura negra se agazapaba el vibrante poder sexual de un
jaguar... je, esto me encanta... Nueva York era su ciudad y siempre lo
sería>, y resuena la música, y seguimos con un tremendo collage de imágenes de la ciudad, cafeterías, calles nevadas, rascacielos, mercados bullicioso,
edificios decrépitos con ropa en cuerdas, el puente de Queensboro, currantes en
las calles, el ferry de Jersey arribando, calles nevadas de noche con gente
paseando, el Arco de Greenwich Village, un cole con niños saliendo, una cancha
de basket de barrio, basura acumulada,
el Guggenheim, una tienda Gucci, el edificio Dakota, carrusel del
Central Park con los rascacielos de fondo, una pareja se besa en una terraza,
rascacielos de noche con las ventanas iluminadas, la Grand Station Central, un
gran luminoso de Broadway, el radio city Music hall, Times Square, el estadio
de los yankis, y para acabar un orgasmo apoteósico, sobre el Skyline nocturno
de Manhattan unos grandes fuegos artificiales, 3 minutos y medio Míticos, de
los Mejores prólogos en la Historia, el verdadero protagonista NUEVA YORK.


Frases Perennes: <(Isaac fumando) No me trago el
humo porque provoca cáncer, pero me siento tan sexy fumando un cigarrillo)>,
<Nueva York era su ciudad y siempre
lo sería>, <Tuve un orgasmo pero mi doctor me dijo que era de la clase
equivocada>, <Lo que vale la pena apreciar no puede entenderse con la
mente, tiene que entrar por otro orificio>, <Se le dio a los ataques de
rabia, paranoia liberal judía, el machismo, misantropía santurrón, y estados de
ánimo nihilistas de la desesperación. Él tenía quejas acerca de la vida,
pero nunca soluciones. Tenía ganas de ser un artista, pero se resistió a
los sacrificios necesarios. En sus momentos más privados, que habló de su
miedo a la muerte que él elevó a alturas trágicos cuando, en realidad, era mero
narcisismo>, <Sólo estaba pensando. Debe
haber algo malo en mí, porque yo nunca he tenido una relación con una mujer que
haya durado más tiempo que la que hubo entre Hitler y Eva Braun>,
<Conoces a un montón de genios ... usted debe conocer a algunas personas
estúpidas de vez en cuando, se puede aprender algo>, <Esto se está convirtiendo
en una obra de teatro de Noel Coward. Alguien
debería ir y hacer algunos martinis>, <Yo no me enfado. Se me queda todo
dentro. No puedo expresar enfado. Es
uno de mis problemas. A cambio me crece un
tumor>, <Usted confía demasiado en el cerebro. El cerebro es el órgano más
sobrevalorado>, <Eres tan santurrona ... crees que eres Dios>,
"Sí, él ha hecho un gran trabajo con usted ... su autoestima está un
escalón por debajo de la de Kafka>, <Probablemente tendré que dar a mis
padres menos dinero. No van a ser
capaces de conseguir un buen asiento en la sinagoga. Van a estar en la parte trasera, lejos
de Dios, lejos de la acción>, y para acabar la lista completa de cosas que
hacen la vida sea digna de ser vivida de (Isaac): Groucho Marx, Willie Mays
(Doblada es Jimmie Connors), el segundo movimiento de la Sinfonía Júpiter,
Potato Head Blues de Louis Armstrong, las películas suecas, Educación Sentimental de Flaubert, Marlon Brando, Frank
Sinatra, esas manzanas increíbles y Peras de Cézanne, los cangrejos de Sam Wo,
el rostro de Tracy>.
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GORDON WILLIS |
El film tiene en su ambientación un pilar Imperial,
apoyándose en una Sibarita fotografía del gran Gordon Willis en un
expresionista blanco y negro (primera de las varias de Allen en b/n), remarcando
la densidad de las tonalidades grises para dar profundidad, dotando de carácter
atemporal al relato, componiendo cuadros de una belleza epicúrea, jugando con
las sombras, los contraluces, los claroscuros, realzando en Magnos estampas
Nueva York, así como en unos interiores sublimes (enternecedores esas
conversaciones en una esquina del plano en el apartamento Tracy e Isaac a
semi-oscuras con la escalera de caracol en otro extremo) que sirven para
canalizar sentimientos, ya desde su declaración de intenciones que es su
introducción, así i como sugestivos planos-secuencia, fueras de campo,
emitiendo un romanticismo exacerbado, o la colosal escena en el Hayden Planetarium,
imprimiendo un trémula sensación de dos personajes vagando por el espacio
sideral, desapareciendo en la negrura, y reapareciendo los dos en un lírico
primer plano- sombra chinesca, y por supuesto el Icono de la postal de Mary e
Isaac sentados en un banco al lado del río y frente al Puente de Queensboro
contándose confidencias, Descomunal,
Estremecedora sensación “Síndrome de Stendhall”, escena rodada a las 5 de la
mañana, no había banco y la producción lo puso, teniendo algún problema con las
luces del puente, que se apagaron y hubo volver a encenderlas, el resultado
final un Hito del Cine. Gordon Willis dijo que era su trabajo favorito y eso
que hizo toda la saga “El Padrino”. Ha pasado a la historia como uno de los
mejores trabajos en cinematografía, y con justicia. Este elemento se maximiza
con el extraordinario repertorio de música de George Gershwin desde el Colosal
“Rapsody In Blue”, pasando por 16 temas más del compositor que se funden con
las imágenes en una química Colosal, quedando el autor ligado ya de por vida a
este Film, música interpretada la mayoría por la Filarmónica de Nueva York y
dirigida por el maestro hindú Zubin Mehta, estas gozadoras melodías contribuyen
a su atemporalidad.

Woody Allen jamás ha estado mejor como actor que aquí, nunca
ha transmitido más sentimientos complejos, es un torbellino pasional, su
agilidad verbal es sublime, tiene algunos ententes con Tracy, Mary, Yale,
arrolladores, la escena en la que rompe con Tracy impresionante, su última
charla con Mary, se le ve el corazón como se le agrieta, o el agrio diálogo con
Yale en el aula de los esqueletos, espléndido, habrá quien diga que hace el
mismo rol de siempre, también lo hacía John Wayne, pero aún así hizo gran
interpretaciones. Diane Keaton encarna con energía indomable a su Mary, una
brújula sin norte, sin saber lo que quiere, sin metas, sabe dar a su personaje
matices que la hacen atractiva. Michael Murphy impregna de sobriedad a su
desorientado Yale. La gran sorpresa de la función es una encantadora Mariel
Hemingway, es la candidez, fácil enamorarse de su sencillez, de su puro amor,
la actriz baña su rol de contención, con un lenguaje gestual que te cala, con
una mirada profunda, teniendo su zenit en la escena de la ruptura y en la
fascinante escena final. Meryl Streep está estupenda como la agria ex-esposa de
Isaac, personaje tosco y mordaz.
La cinta está plagada de momentos que perduran, algunos
ya comentados, otros: El paseo en calesa por Central Park, o el ácido de Yale
leyendo en voz alta mientras pasea la autobiografía de Jill, la ex de Isaac
poniendo a este a caldo, los amigos se ríen, Isaac se viene abajo, o cuando el
homenaje al slapstick mudo, Isaac pasea a su hijo, se paran en frente de un
escaparate con dos veleros de juguete un grande y otro pequeño, Isaac pasa
penurias, el hijo le señala que quiere el grande, Isaac le señala el pequeño,
así varias veces, hasta que Isaac le da una colleja, jocoso, o cuando Isaac
corta con Tracy en una cafetería, con unos estremecedores primeros planos,
Tracy se derrumba llorando, Isaac no sabe como secarle las lágrimas que él ha
provocado, emocionante, o cuando cuando Isaac conoce al ex (Wallace Shawn) de
Mary que ella le había descrito como un Apollo que le había abierto las puertas
de la sexualidad, un tipo bajito, calvo, y de orejas de soplillo, o cuando Isaac
ante un magnetofón enumera las razones por las que vale la pena vivir,
terminando en una carrear por Manhattan en pos de lo que cree que es lo mejor,
dando pie a uno de los finales más hondos que se han dado en un film romántico,
sabiendo no ser edulcorado ni previsible, Apoteósico (spoiler).

Uno de los Mejores Films De la Historia, una
deconstrucción mordaz de la Condición Humana volátil en sentimientos, ello sin
caer en lo almibarado. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
Su final es de una tremenda poesía, en su apartamento
coge la armónica que Tracy le regaló, la observa con dulzura, telefonea a
Tracy, no contesta, se da cuenta a quien quiere realmente es a la joven que
había despreciado, hace una carrera desesperada por Manhattan bajo los acordes
del “Strike Up The Band” de Gershwin, y llega el encuentro, Tracy está a punto
de irse a Londres, se cepilla sus rubios cabellos en el lobby, Isaac intenta con argumentos peregrinos y muy egoístas que
se quede, sus miradas se enfrentan conmovedoramente en unos hondos
contraplanos, quedando un final abierto y para la eternidad la madura frase de
Tracy < Seis meses no es tanto, y no todo el mundo se corrompe. Has de tener
un poco de fe en las personas>, hay un plano de una tímida sonrisa de Isaac
y cortamos a unos tres preciosos planos de Manhattan en el crepúsculo del día
bajo los acordes de Gershwin, y créditos finales, probablemente el mejor final
de un film de Woody Allen.
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