

LOS SIETE MAGNÍFICOS.

Clásico film
que el tiempo estropea dejando entrever sus costuras, su artificiosa propuesta,
y dejando lo que con ojos más jóvenes era una brillante propuesta de cine de
oeste que emocionaba en una obra
sobrevalorada de entretenimiento con variados desequilibrios y que si se hace
el ejercicio de compararla con la Obra Maestra de Kurosawa en la que se basa
palidece cual mota de polvo ante el sol. Pretende más de lo que puede al
intentar hacer introspección de los personajes, y en las escenas de acción el
trabajo es pésimo, emitiendo confusión. No es que sea ni tan siquiera regular,
es un film apreciable en muchos aspectos, algunos actores de gran carisma dejan
huella como Yul Brynner, Steve McQueen o Elli Wallach, ofrece algunas escenas
de tensión meritorias, deja algunas frases que siempre recordaras, el problema
es que cuanto más se quiere diferenciar de la cinta original la caga, muy de
acuerdo con el crítico Ocaña <Más entretenida que magistral>.
Un pequeño
pueblo labrador mexicano cerca de la frontera con USA es asediado
periódicamente por un grupo de bandidos comandados por el sibilino Calvera
(gran Eli Wallach), sustrayéndoles lo poco que sacan de sus cosechas. Tras el
consejo del anciano patriarca (buen Vladimir Sokoloff) los agricultores deciden
contratar a pistoleros para que les defiendan, lo malo es que disponen de muy
poco dinero, a una ciudad de USA van 3 de ellos, dan con un íntegro pistolero
vestido de impoluto negro, Chris Adams (gran Yul Bryner), el líder con dotes de
mando, a través de este contratan a seis más, Vin Tanner (gran Steve
McQueen), lugarteniente que tiene una
frase adecuada para cada situación, Bernardo
O´Reilly (buen Charles Bronson), hombre fuerte que termina siendo el ídolo de
los niños, Britt (James Coburn), un taciturno habilidos tanto como con la
navaja como con la pistola, Lee (buen Robert Vaughn), misterioso tipo que al
parecer intenta redimirse de algo que hizo, Harry Luck (Brad Dexter), amigo de
Chris que cree hay un poderoso botín tras
esta misión, y un joven al que llaman Chico (buen Horst Buchholz), muchacho
rebelde que no acepta le digan no, busca la gloria.

En 1956 Anthony Quinn vio
“los Siete samurais” en una proyección especial, y decidió comprar los derechos
para trasladar la historia del SXVI en Japón, al Oeste americano de segunda
mitad del SXIX, Quinn habló con su amigo Yul Brynner para que este hiciera de
bueno y el de villano, Brynner contactó con el productor Walter Mirisch (“El
Guateque”, “La Gran Evasión” o “El Violinista En El Tejado”), a este le atrajo la idea y se la propuso a
John Sturges, el problema es que arrebataron los derechos a Quinn, este litigó
para recuperarlos y perdió quedando fuera del proyecto. Otro problema surgió al
querer rodar en México, 6 años atrás se filmó “Veracruz” en este país dejando
para los aztecas muy mala imagen de ellos, lo que generó rechazo de las
autoridades de la nación centroamericana, exigiendo un censor en el rodaje para
velar por la buena imagen de ellos, provocando absurdos tan grandes y tan poco
realistas como que los labradores no podían verse sucios o mugrientos, sus
ropas debían brillar impolutas de blanco, ello cuando se suponía que trabajaban
en el campo, surrealista y que resta veracidad, aún así la cinta fue prohibida
en México, que estos tuvieran que pedir ayuda a los yankis para librarlos de
villanos mexicanos no la soportaban. Esta idea de los estadounidenses
salvapatrias ha sido señalada como una apología de la intervención de estos en
Vietnam.

El guión en
que se basan es de los nipones Akira Kurosawa, Shinobu Hashimoto y Hideo Oguni, el productor Lou Morheim(“Caza
Implacable”) encargó el primer borrador a Walter Bernstein (“Punto Límite”, “El
Tren” o “La Tapadera”), que estuvo en la nefasta Lista negra, Mirich y Brynner
hicieron que lo puliera Walter Newman, además William Roberts (“El Puente dDe
Reamagen” o “Sol Rojo”) fue contratado para dar soluciones a las trabas de los
censores mexicanos. La mayoría de las alteraciones mejoran en nada a la
original, mezclan personalidades de los samuráis en los magníficos, los
aldeanos son más difusos, hay recursos que se sacan de la manga que son de
insulto a la inteligencia, en lo único que gana es en la composición del
villano, le da un toque sibilino a este malo malísimo, dotándolo de
inteligencia y mordacidad, en la japonesa es un rostro con parche y sin voz, Kurosawa
huyó de darles fondo, solo quería la introspección de estos perdedores con un
honor incorruptible.
En esta
versión se tratan temas similares, el sentimiento del deber, la valentía, el
honor, el orgullo, la redención, la camaradería, la lealtad, el clasismo, el
racismo o el altruismo, y sobre todo la sempiterna lucha del bien contra el
mal. El guión otorga a cada pistolero su
momento de gloria, el lacónico Coburn y su navaja, las pesadillas que angustia
interior que conlleva Vaughn, los sueños de grandeza de Dexter, el mercenario
Bronson y su tierna relación con los niños, y por supuesto los 3 que más
presencia tienen, el Chico, su presuntuosidad y su catárquica relación con la
campesina, McQueen y sus anécdotas, y el líder, Brynner de impoluto negro con
su fuerte personalidad intentando unirlos a todos. Intenta darnos un semblante
crepuscular de estos sicarios, anhelando darles un poso de amargura de ocaso
que se queda plúmbea, perdedores de vuelta, desarraigados, sin hogar, sin
familia, se encuentran sin nada e
intentan dar un sentido a su vida con este acto de heroísmo desinteresado.
Entre los
labriegos destaca Sokoloff, con su aura de gurú que está por encima del bien y
del mal, majestuoso. Y contrapone a dos agricultores con dos visiones distintas
de la situación, Hilario (buen Jorge Martínez Hoyos) el valiente que quiere
afrontar de cara a los malos y Sotero (correcto Rico Alaniz), el cobarde que
prefiere seguir siendo expoliado y humillado con tal de seguir vivo. Además
está Petra (inane Rosenda Montero), la muchacha que se enamora de Chico, en la
de Kurosawa esta relación marcaba mucho más.
Como producto
ameno resulta atractivo, pero si rascas un poquito encuentras las debilidades
narrativas, lo superficial de su propuesta, su falta de hondura, con relato
irregular con agujeros, con unos pistoleros clichés, con un flojo reflejo de la
dura vida de los campesinos, con unos tiroteos contra los malos mal expuestos,
confusos, no te enteras de nada, restando emoción, con un romance metido con
calzador sin química, o la fiesta folclórica del todo innecesaria, estorba y
provoca que pensemos que estos campesinos se toman a coña lo que les pasa,
además el personaje de James Coburn queda en una nebulosa, fuera de sitio, y ya
en su tramo final el zurullo es de campeonato (spoiler), demostrando una
desidia a la hora de resolver el conflicto patética, derivando en un
anticlímax.
Aún con los
defectos la cinta deja algunos momentos recordables: El momento funeraria en que se presentan Chris y Vin, muy tensos la ruta hacia el cementerio,
exponiendo el espíritu de justicia los dos, o el duelo de navaja contra pistola
entre Coburn y un pendenciero, aunque levanta unas expectativas sobre él que no
dan frutos, o los espléndidas secuencias en las que aparece Elli Wallach.
Hay también
algunas frases y diálogos estupendos: Chris <He trabajado
para hombres que me daban mucho, pero jamás he trabajado para alguien que me lo
diera todo>,/ Viajero <Desde cuándo no dejan aquí
enterrar a los indios en el cementerio? Enterrador: <Desde que el pueblo se
civilizó>/, Chris <Nuestro trabajo no es resolver problemas, lo nuestro
es el plomo>/ Vin <Es como un hombre que
conocí una vez en El Paso. Un día, él se tiró en un cactus. Le pregunté por
qué? Calvera <Y?> Vin : <Él dijo " Me
pareció una buena idea en ese momento>/ Vin <Me recuerdas a ese
hombre que de vuelta a casa que se cayó de un edificio de diez pisos> Chris
<Qué pasó con él?> Vin <Mientras caía la gente en cada piso seguía
oyendo decir "Por ahora , todo bien!>/ Vin <Porque hay veces que o
te doblegas con el viento o te quiebras>/, Lee <El desertor escondido en el medio de un campo de batalla>.

La puesta en
escena es irregular, aunque no me creo esa aldea con gran Iglesia, fiestas con fuegos artificiales, además de los labriegos con ropas limpias (por mor de la
censura mexicana), se rueda en Morelos (México), la fotografía es de Charles
Lang (“Sabrina”, “Con faldas Y A Loco” o “Charada”), lo hace en resplandeciente
panavisión, con preciosos planos de los bellos paisajes , con buena utilización
en interiores en ocres. Pero si por algo ha pasado a la historia este film no
es por algo de lo dicho, es por su Mítica música de Elmer Bernstein (“Chantaje
En Broadway”, “Como Un Torrente” o “El Cabo Del Miedo”), con un tema principal
Colosal, un Icono del género del oeste, dotando de un tremendo ritmo al relato,
ultrapegadizo, impregnando de épica homérica a la historia, tan famosa que la
marca de tabaco Marlboro la utilizó desde 1963 para sus anuncios, también
aparece en “Moonraker”.
Los actores
no están todos al mismo nivel, Brynner deja impronta de carisma imperturbable,
algo acartonado, McQueen está inmenso con sus chascarrillos divertidos, y con
su poderosa gestualidad, Bronson deja su sello de tipo honorable, magníficos
sus momentos con los niños, Brad Dexter resulta conmovedor en su buesca de algo
por debajo de lo que le cuentan, Robert Vaughn apunta más de lo que demuestra,
esquemático, Buscholtz está sobreactuado, histriónico, desatado, con momentos
bochornosos, como el de su imitación de
un torero, Coburn lo dicho, le cortan la alas de lo que podría haber dado,
Sokoloff enseña su majestuosa personalidad, pero el mejor de todos es Elli
Wallach, extraordinario, radiante de carácter, de diálogos ricos en matices, un
sibilino que con su risa cínica te cae bien, lástima del giro chirriante que le
obliga el guión.
En conjunto
queda una buena propuesta western que el tiempo ha de dejado ver sus grietas.
Fuerza y honor!!!
SPOILER:
Algunas
diferencias reseñables con respecto al film nipón, el Chico no es borrachín
como si lo es el personaje de Mifune, además Mifune es el que fascina a los
niños en la aldea, aquí es Bernardo, también Chico es el que se enamora de la
aldeana, en la japonesa es el idealista novato, en la de AK Mifune se camufla
entre los malos para quitarles un arcabuz y para copiar la gloria de otro
samurái, y es reprendido por su individualismo, en esta el chico se inserta
entre ellos para sacarles información, y a su vuelta es loado por ello, pero la
diferencia más notable con este personaje es que mientras en la de AK el final
es más agrio dejando abandonada a la chica en la aldea, aquí el Chico se queda
con ella intentando dar un halo de esperanza. También el reclutamiento de
mercenarios difiere, en la versión de AK está Kyuzo, un guerrero zen taciturno obsesionado con
mejorar, aquí este rol lo da James Coburn y al intentar imitarlo naufraga,
ejemplo ese momento patético en que se sienta y coge una flor, queda surrealista,
mientras en el samurái te lo crees, tampoco el modo de enfrentarse a los
malhechores se asemeja, también anulan la subtrama del labrador que tiene a su
mujer secuestrada por los malos, pero el caso más sangrante de cambio se
produce cuando los malísimos atrapan a los 7, un aldeano los ha traicionado,
esto no ocurre en la de AK, pero el colmo se produce en que el jefe en un acto
de incoherencia risible los hecha lejos del lugar, sin hacerles daño y encima
les devuelve las armas, vomitivo, no hay por donde cogerlo, es casi llamarnos
idiotas, menuda cagada.
Yul Bryner además del
protagonista era uno de los que había comparado los derechos de la cinta de
Kurosawa. Este tuvo numerosos conflictos con la estrella emergente Steve
McQueen, estableciéndose entre ambos gran rivalidad, por cierto McQueen en
principio no iba hacer el papel por
estar enrolado en la serie “Wanted: Dead Or Live”, pero sufrió un accidente de
tráfico y aprovechó el parón para participar. Brynner estaba acomplejado por la
fuerza arrolladora de Steve, cuando
estaba en escena y no tenía líneas hacía sutiles gestos con las manos o con el
sombrero que hacia desviar la atención al espectador, eclipsando a los que
hablaban, incluso Brynner llegó a contratar a una persona para contear las
veces que McQueen se tocaba el sombrero en cada escena que estaba Yul hablando.
Elli Wallach comentó que en la escena del viaje de la funeraria Bryner
enfureció por los movimientos de escopeta que lo opacaban a él. Bryner se
sentía tan inseguro ate Steve que se negó a sacar su pistola en el mismo plano
que McQueen por temor a que este le dejará en ridículo. Brynner contrajo
matrimonio durante el rodaje, y el set del pueblo en la fiesta es en realidad
el engalanamiento de su boda.
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