lunes, 2 de octubre de 2023

 


LAS INVASIONES BÁRBARAS.


He vuelto a ver este film canadiense por el vigésimo aniversario del estreno (21/05./2003 en Cannes), y viene a demostrarme que la mente evoluciona (no sé si bien o para mal), y la que para mí fue una cinta conmovedora, entrañable y vigorosa en su sentido del humor ácido con mucho de idealismo político, dos décadas después la he visto algo tramposa, con sus grandes diálogos, su sentido del humor ácido, pero las costuras trileras me han resultado más evidentes que en mi treintena, ahora en mí ya medio siglo de vida se ve que soy más analista y no me dejo arrastrar por juegos de manos de guion manufacturado. La que para mí era una cinta maravillosa ha bajado algún escalón, y es que la pretenciosidad del director y guionista Denys Arcand termina atropellando el film. Protagonizada por Rémy Girard, Stéphane Rousseau y Marie-Josée Croze. Secuela de la película de Arcand de 1986 “La decadencia del imperio americano”, y continúa la historia del personaje Rémy, un profesor de historia mujeriego que ahora padece un cáncer terminal. La secuela fue el resultado del viejo deseo de Arcand de hacer una película sobre un personaje cercano a la muerte, decidió probar la historia con personajes de “La decadencia del imperio americano” debido a su cariño por los miembros del reparto. Film primigenio que iba sobre ocho profesores universitarios que se reúnen para cenar y discuten cómo el sexo y la política han cambiado desde sus días de estudiantes radicales. Y para ser la secuela recupera a parte del elenco origina. Parte de su interés en el tema estaba relacionado con la muerte de sus padres de cáncer, incorporando también una respuesta (metida con fórceps) a los ataques del 11 de septiembre de 2001. Fue la primera película canadiense en ganar el Oscar a la Mejor Película en Lengua Extranjera. Ganó premios en el Festival de Cine de Cannes de 2003, y tres Premios César, incluido Mejor Película.

 

Es un film que, bajo su tono amable, simpático, cariñoso, esconde un aire demasiado complaciente, esconde un clima muy machista, dónde el protagonista es un mujeriego, varias de las mujeres con las que ha estado le tienen en gran aprecio, aunque les engañó unas con otras) (está casado actualmente, pero al parecer la simpatía e inteligencia son merecedoras de amor sin fin. Pero si hasta una de las amantes hace bromas entre los amigos de como hacía felaciones a Remy; Hay una ácida crítica contra el capitalismo en las ideas políticas del prota, que ha pasado por todos los istmos (como bien dicen los amigos en un sabroso diálogo) izquierdistas, cuando viven en comodidad en el capitalismo, son unos hipócritas. Cuando deben hacerle un examen a fondo a Rémy por su cáncer van al país ‘comunista’ de Estados Unidos (entiéndaseme la ironía), toda la comodidad que ejerce durante la enfermedad el hijo Sébastien (Stephane Rousseau), con todo su dinero es gracias al que ha ganado el vástago con su trabajo fruto del capitalismo. El hijo consigue sobornar al sindicato de trabajadores (caricaturizados cual mafia) del hospital, para le den una planta para el padre solo, contrata a antiguos estudiantes para visiten al padre, contrata a una heroinómana para le suministre la droga para aliviar su dolor, esto no tiene mucho que ver con el comunismo precisamente. Si tan de izquierdas es Rèmy porque no acepta estar sus últimos días en un hospital público? Por cierto, el hospital me ha resultado propaganda comunista en como vemos las camillas apiladas por los pasillos, que estamos en Canadá! Uno de los países de mayor calidad de vida del mundo, no me lo creo; Nunca pone reparos a los lujos que le proporciona la plata del retoño, lo cual solo habla de su demagogia. A todo esto, el padre no se lleva bien con el hijo, tiene reparos a que no ha estudiado lo que él hubiera querido, pero gracias a la iniciativa de este (lo que es el capitalismo, iniciativa individual), ahora es aparentemente millonario y puede pasar su crepúsculo con grandes comodidades; También siento me engañan en como pasa Rémy el cáncer, apenas lo vemos sufrir, nada de nauseas, nada de quimio, es un reflejo light de esta enfermedad, con decir que lo peor que lo vemos es por tener el ‘mono’ por heroína; No es de recibo la idealización del mundo de la droga, donde la heroinómana es una joven bonita, que pese a estar enganchada en el ‘jaco’ su imagen física es de estar como una rosa de fresca, esto me chirría. Pero esto va en consonancia con las ideas de Arcand, que propugna el libre uso de las drogas, para fomentar esta idea oímos a una monja decir: ‘La morfina ya no mata el dolor... pero la heroína sí’.

 

Todo esto malo que menciono es porque no recordaba en su momento que fueran tan acusadas. No es un film malo visto ahora, es que antes me fue mejor que ahora. Aun con las taras, siguen brillando unos diálogos chispeantes, un humor negro ingenioso, un crescendo dramático que fluye con emoción, con buenos picos. Toca temas universales y atemporales, como son las complicadas relaciones maritales y familiares, habla del paso lapidario del tiempo, y sobre la inevitabilidad de la muerte y cómo afrontarla. Donde se intenta recopilar una vida, mirada muy humanista al ocaso de la vida, sobre aquello de que estamos hechos de recuerdos y sobre todo de cómo nos recuerdan, y en eso entran los amigos. Aunque lo hace desde una vertiente arrogante, queriendo atacar desde la superioridad moral que tiene la izquierda.

 

Vista ahora me llama la atención la visión interesada-crematística de todo el mundo que da Arcand, como pone al hijo con una cartera sin fondo, que compra a todo el mundo con el que se cruza para hacer la vida mejor en su ocaso. Viene a decirnos el director y guionista que todo el mundo tiene precio, alejado del idealismo izquierdista. El mundo real se mueve cercana a esto, todos podemos ser comprables, solo hay que calcular el precio.

 

Arcand refleja un círculo de amigos fuerte, con los que Remy tiene química, todos ellos hablan sin trapujos de sexo y política, se arremolinan alrededor de la cama en el hospital del enfermo, transmitiendo buen rollo. Cuentan viejos recuerdos, hacen bromas, destilan cariño. Aquí no hay tristeza, nada de frustración por lo vivido, nada de arrepentimiento, nada de expiación terminal, nada de religión, todo es celebración de la vida. En este sentido, es cautivador Remy contando la historia de su erección viendo un film en b/n con una mujer arremangándose la falda para mojarse las piernas, y la visión de estas levanta la lívido del protagonista.

 

Pero no suman unos secundarios en los amigos de Remy bastante planos, buenos complementos, con réplicas y contrarréplicas inteligentes, pero estos son meras perchas para el ingenio del guion, pero no se apoya en personajes con alma, son intercambiables, nadie de ellos tiene matiz alguno, de ahí que tampoco se pueda destacar ninguna de estas actuaciones, cumplen, peor nunca sobresalen. Tampoco es que el protagonista sea apoteósico, Rémy Girard, es simpático, grácil, desprende ternura, pero no termina de calar. Como no lo hace Stéphane Rousseau como el hijo, nunca establece ser alguien tridimensional, es alguien con dinero infinito y lo utiliza y punto, no sabemos más de él. Y la entronizada en este film, Marie-Josée Croze, como la drogadicta buena me ha sido inverosímil, no veo en ella a una yonki, me ha resultado manufacturada.

 

Las charlas políticas son esbozos con slogans bastante de parvulario. También, revista hoy día, le encuentro que la relación padre e hijo es bastante difusa, el hijo vemos se desvive por darle al padre todo lo mejor para su final sea lo más dulce posible, pero nunca vemos conexión humana entre ambos, me ha faltado una escena catárquica entre ambos, por lo que cuando llega el clímax no me ha conmovido lo que debiera; Más que achacarle, como es el personaje de la hija que viaja por el mundo en velero, no sé que aporta este rol, tiene un último momento en que a Remy por lo buen padre que había sido, cuando lo oído hasta entonces es que había dejado de lado a sus retoños por su lujuria, me resulta forzado. Como no entiendo si tanto quiere Remy a su hija no espera a que esta vuelva para su ‘final’; También hay un ataque al ‘Imperialismo USA’, y lo hacen con un discurso chirriante sobre el 11 de septiembre y el ataque a las Torres Gemelas (amén del ataque al Pentágono), me resulta grotesco como intenta el director hacer equidistancia entre el atentado del 11S y el modo de comportarse de USA. Un comentario sociopolítico cogido con pinzas e incrustado con fórceps. Aunque para alguien como el director que con simpatías las vertientes izquierdistas más sanguinarias, como el marxismo, el leninismo, o el maoísmo es para hacérselo mirar, no compensa que veamos que Remy tiene en su biblioteca “Archipielago Gulag”.

 

Luego tiene artillería contra Juan Pablo II y Santa Teresa de Jesús, y hasta tilda de colaborador nazi a Pio XII; E incluso hay un aparte que toca a los españoles, ello en un discurso vomitivo propio de un inculto o un malvado alimentado por la Leyenda Negra, cuando espeta que España en la ocupación de América es responsable de un genocidio, metiendo en el mismo saco a los hispanos con los portugueses, y con ellos exterminamos a 150 millones de nativos! Menuda idiotez! Si los estudios dicen que en la América que llegó Colón había entre 40 y 60 millones! Los portugueses esclavizaban a los indígenas, mientras los españoles bajo ley estaba prohibida esta lacra, y los aborígenes eran españoles de pleno derecho, pero si hemos sido el único Imperio que permitió desde siempre los matrimonios interraciales, a que viene este ataque asqueroso? Solo hay que mirar cuantos nativos hay en Norteamerica, cuantos mestizos? Y hacer lo mismo en la América hispana. Para exterminio porque no hace mención el de Stalin, el de Mao o el de Pol Pot?

 

Spoiler:

Tiene el clímax de modo lírico, cuando vemos que la yonki le prepara a Remy unas dosis de droga para la eutanasia. Remy no quiere sufrir más, aunque apenas lo hemos visto con dolor, esto me ha quedado velado. El ritual de muerte acontece con Remy junto al lago de la casa del amigo (muy izquierdista Remy, pero no todo tenemos una amigo con una dacha junto a un idílico lago). Los amigos pasan para ir abrazándole, el hijo le pone a la hija para una videollamada, ella está en un velero por el Pacífico, la única que habla es ella, sobre como su padre le insufló las ganas de disfrutar de la vida, aunque a Remy nunca le hemos escuchado recuerdo alguno con los hijos. Tras ello el hijo le abraza sentidamente. Tras lo que la yonki le administra la dosis letal con varias jeringuillas. Tras ello no sabemos lo que ocurre con el cuerpo, pues no ha sido muerte natural, oficialmente ha sido un crimen. Pero de esto no se hace mención. Tras ello el hijo cede la casa de Remy a la yonki, que le da un beso en la boca, pero el hijo, se aparta y marcha. Lo vemos en un avión de pasajeros con su esposa cariñosamente juntos en silencio y fin.

 

Me queda un film que el tiempo ha dejado a la vista sus fisuras. Recomendable, pero excesivamente manipuladora. Gloria Ucrania!!!

 

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