INTELIGENCIA ARTIFICIAL.
Y Dios creó a Adán
para que le amara. (For Stanley Kubrick)
48/13(31/03/14) En 2001, fecha muy kubrickiana, el
cineasta de Ohio, Steven Spielberg, realizó una hermosa fábula distópica
inspirada en Pinocho, homenaje al Genial director del Bronx neoyorkino Stanley
Kubrick, una obra que este planeó durante décadas, al final decidió cedérsela a
Spielberg creyendo que estaba más cerca del espíritu del Rey Midas de
Hollywood. Dos tipos opuestos en el modo de hacer cine, pues Spielberg ha
sabido fusionar la sensibilidad de SK con su singular visión del mundo, un
relato fílmico en el que se notan las constantes SK y las de SS, el modo
pesimista en que SK ve el futuro, y esto sabido enfocar desde la visión
infantil gracias al sentido enternecedor de SS.
La historia
transcurre a finales del SXXI, sobre una linda visión del océano una voz en off
(Ben Kingsley en v.o.), no s relata que el cambio climático ha derretido los
casquetes polares elevando los océanos inundando ciudades litorales, la
población humana se ha reducido en bastante número, los gobiernos controlan la
natalidad para no se desborde. La alternativa de muchas familias es la nueva
tecnología en avances en robótica y en Inteligencia Artificial. El científico
Allen Hobby (gran William Hurt, emulo de Geppeto), da una charla sobre su nuevo
proyecto para Cybertronics, la creación de un robot (en el film se llaman
mecas), con apariencia y sentimientos de niño con la capacidad de sentir amor
materno y necesitar de cariñó, el mecha piloto, David (gran Haley Joely Osment),
lo probará un matrimonio, Henry (correcto Sam Robards) y Monica Swinton (buena
Frances O’Connor), tiene a su hijo Martin (buen Jake Thomas) criogenizado a la
espera que su enfermedad tenga cura, David viene a llenar el vacío que el
retoño ha dejado, al principio Monica es reticente a empatizar con David, para
poco a poco encariñarse con él. Pero Martin es curado y vuelve a su hogar, allí
Martin ve a David como un rival por el cariño materno, los roces son continuos,
derivando en un increscendo en que los padres deciden deshacerse de David.
Monica lo lleva Cybertronics junto a un osito peluche mecha, Teddy, para que los
destruyan, pero en una muestra de amor cambia de idea y los deja en el bosque,
donde hay otros mechas abandonados. Este primer tramo es la presentación de la
historia, la visión de un mundo idílico por parte de un niño-mecha, para a
continuación resquebrajarse. En el segundo tramo el relato se vuelve oscuro,
aborda un tema tan kubrickiano como la deshumanización, reflejado en el talante
salvaje del feriante Lord Johnson-Johnson (buen Brendan Gleeson), la opresión
del débil, reflejado en unos mechas medioderruidos y con personalidad tierna,
ello en un deprimente mundo distópico en el que aparece un meca diseñado para
fornicar con mujeres, Gigolo Joe (buen
Jude Law), reflejo de la despersonalización del sexo y el amor, nos habla de
cómo los humanos jugamos a ser dioses, reflejo en Allen Hobby. En el tercer
tramo, el más discutido, me recuerda al último bloque de “2001, Una Odisea En
El Espacio”, aparece una emulo del Monolito, el Hada Azul, y al igual que en el
mencionado film las interpretaciones se multiplican exhibiendo gran
complejidad.

Stanley Kubrick adquirió en
los 70 los derechos de " Super-Toys
Última All Summer Long” (“Los
superjuguetes duran todo el verano”) de 1969, un relato
corto de Brian Aldiss. SK quiso que el propio escritor hiciera el guión, fue
despedido por el director en 1989 por diferencias artísticas, fichó al
norirlandés Bob Shaw, experto novelista en ciencia-ficción, seis semanas
después lo dejó por la stajonovista exigencia kubrickiana, en 1990 contrató
Kubrick a otro autor del género, el británico Ian Watson (curiosamente enemigo
de Brian Aldiss), al que le realizador dio “Las Aventuras De Pinocho”, como
fuente de inspiración. Kubrick en su afán perfeccionista no hallaba aún la
tecnología suficiente para crear por ordenador un robot-niño creíble, no quería
a un humano de David, no creía fuera creíble, se sentía frustrado. SK conocía a
Spielberg (Steven idolatraba a SK) desde que coincidieron en 1979 en Londres
durante la preproducción de “El Resplandor” y “En Busca Del Arca Perdida”, en
1995 SK convocó a SS a su casa en su casa cerca de Londres, allí le mostró más
de 600 bocetos creados por el inglés Chris “Fangorn” Baker (gran artista
gráfico que ha trabajado entre otros con Tim Burton) y el guión de Ian Watson
que tenía sobre “I.A.”, y sorprendió a Spielberg <Deberías dirigir A.I. y yo
producirla, este film está más cerca de tu sensibilidad que de la mía. El
proyecto durmió en un cajón hasta la muerte de SK en 1999, Spielberg se sintió
obligado al tributo, produciéndola con un gran socio de Kubrick, Jan Harlan
(“Barry Lyndon”, “El Resplandor” o “Eyes Wide Shut”), SS realizó el guión, algo
que no hacía desde 1977 con “Encuentros En La Tercera Fase”, manteniéndose
cerca de la idea de Ian Watson, aunque todo estaba ya en la visión de Kubrick
(adaptación libre del cuento de Aldiss), solo eliminó unas escenas de sexo con
Gigolo Joe, el resto de lo fundamental se mantiene, como Gigolo Joe, el Osito
Teddy, la Hada Azul, y por su puesto su controvertido final. Spielberg dijo que
durante el rodaje sentía el fantasma de Kubrick presente, y esto lo traslada a
imágenes y sensaciones. Al final de los títulos de crédito finales Spielberg pone
“For Stanley Kubrick”.
Excelente el prólogo en que
el profesor de genética Allen Hobby cual Frankenstein, cuenta a sus compañeros
que quiere crear un ser aún más cercano a lo humano con forma de niño y con un
celo materno fuerte, capaz de sentir, soñar, temer y sobre todo amar. Uno de
los oyentes le cuestiona sobre cómo responderán los humanos, y es que unos somos programados biológicamente y otros
tecnológicamente, que es real y no, el profesor le responde <No creo Dios a Adán para que le amara?>.

Spielberg se conjuga con
Kubrick, realizadores antagónicos, SK frío, pesimista, misántropo, al que solo
le importa su visión de una historia, el público es él, si no le gusta a las
masas que las zurzan, Spielberg es David buscando ser amado por la gente, anhela
empatizar y emocionar, a veces manipulando, Spielberg pule la misantropía
kubrickiana, pero no extirpa su complejidad y ambigüedad moral, construyendo
con inteligencia una narración con connotaciones Edípicas, con mimo, emoción,
enternecedor film. El director nos regala una obra con varias capas de
reflexión, en la que se mezclan referencias a otras historias, empezando por la
referida de “Pinocho” de Carlo Collodi, es un cuento sobre una mecanismo con
apariencia humana que anhela ser humano (recuerda a “2001” de SK, Hal 9000, es
el personaje más humano del film, para los restos quedará <Puedo
sentirlo> en que todos nos estremecimos), como el relato de Isaac Asimov “El
Hombre Bicentenario”, en este caso con imagen de niño, programado para amar y
con necesidad de ser amado, que al ser abandonado en el bosque, cual “Hansel Y
Gretel”, en una estremecedora escena, solo tendrá el objetivo de buscar a su
Hada Azul, para cual “Mago De Oz” le conceda Alma, y pueda volver con su Madre,
cual Marco en “De Los Apeninos A Los Andes” de Edmundo de Amicis, y llegando
para ello al Fin del Mundo, recordando a “2001” de SK, componiendo entre todo una
trémula hondura lírica, calando en el espectador por su carga de hondura
melancólica, una conmovedora puesta al día del clásico de “Pinocho”. Nos habla
de temas universales, de nuestra capacidad para crear vida, nuestra osadía por
querer desafiar a Dios jugando con la Inteligencia Artificial, algo de lo que
bebe de historias como “Frankenstein” de Mary Shelly o “Blade Runner” de Ridley
Scott inspirado en un relato de Philip K. Dick, o en “Her” de Spike Jontze, de
cómo en nuestro futuro nos iremos deshumanizando y podemos llegar a crear seres
que guarden en su interior amor, y despojándonos nosotros de esta virtud. Nos
habla de la necesidad de amar, de ser amado, de las frustraciones, de
obsesiones vitales, de la crueldad, de la lucha por sobrevivir, de la búsqueda
infinita de la felicidad, de la discriminación social, de si el amor es nulo al
venir de un no humano, proponiendo reflexiones de profundidad, sobre cómo nos
acercamos a hacer difusa la línea entre Humanidad e Inteligencia Artificial,
sobre que es el amor, la familia, sobre nuestra responsabilidad ante lo que
construimos, sobre Dios, sobre que somos y hacia donde nos dirigimos, cuestiona
con mordacidad nuestra Condición Humana, todos buscamos amar y ser amados,
aunque solo sea por un día, el Amor es algo que puede perdurar incluso tras
nuestra desaparición, exacerbadamente emotiva.
Spielberg convierte este
cuento de hadas existencial del futuro en fotogramas de poesía, sobrecogiéndonos
por momentos, con situaciones escalofriantes, diálogos enervadores, con
personajes muy bien delineados, con perspicaces notas de humor, pero sobre todo
triste, fascinante, elegiaco, cautivador, místico, comprendo que haya gente no
les guste, no es cinta para todos los paladares, es de agradecer, y mucho la
valentía de Spielberg, tampoco Kubrick fue entendido en su tiempo, el tiempo
pone a cada uno en su justo sitio, y el tiempo encumbrará esta Obra Maestra.
Hay quien como el crítico Carlos Boyero arremete su final post-apocalíptico, yo
vuelvo a alabar su arrojo, cierra el círculo (spoiler), es como si a “2001” de
SK le quitan el tramo “Más Allá de Júpiter”, que sería del Séptimo Arte sin el
Icono del bebe-superhombre flotando en una burbuja en el espacio infinito,
seguiría siendo grande pero no apoteósica, este epicúreo epílogo eleva el film
a escala Universal, Spielberg cual SK hace que su protagonista atraviese “El
Monolito”, por cierto, final ideado por Kubrick, por mucho que tilden de azúcar
de Spielberg este magnífico tramo.
Para denotar la importancia de KUBRICK
en el cine contaré un chiste que al parecer circulaba por Hollywood en los 70: Steven
Spielberg moría e iba al cielo, San Pedro no le dejaba entrar <A Dios no le
gustan los directores de cine>. En ese momento, un tipo desastrado, barbudo,
con pantalones de pana gastados y unas bambas roñosas, paseaba distraídamente
en bicicleta por las puertas del cielo. Spielberg preguntaba <Oiga, pero ese
no es Stanley Kubrick?> San Pedro se lo mira de soslayo y le dice: <No,
es Dios, pero se cree que es Kubrick>.

Las actuaciones lo bordan, comenzando
por un sobresaliente Haley Joely Osment, sin caer en el histrionismo,
contenido, conmovedor, delicado, empatizador, tierno, dulce, entrañable,
ilusionado, emocional, es la inocencia pura, emitiendo tremenda profundidad,
consigue que nos sintamos perturbados por su angustia vital, maravilloso,
vibrante la primera vez que dice mama. Jude Law realiza una estupenda labor
transmitiendo un gran halo de alegría, un meca hecho para disfrutar y a fe que
nos empapa con este espíritu, por su enérgica labia, por sus bailes, su
sonrisa, muy bien aprovechados sus minutos. Frances O’Connor como la Madre dota
a su rol de cariño, aristas, hondura psicológica, con una compleja evolución,
notable. William Hurt expone lo gran actor que es, personaje melancólico
marcado como se sugiere por el pasado. Hay otro personaje embestido de un gran
carisma, es Teddy el osito de peluche con voz de Jack Angel en v.o.,
impresionante la majestuosidad que exhibe en cada aparición.
La puesta en escena es tan prodigiosa
como se espera del mejor Spielberg, Magno el diseño de producción de Rick
Carter (“Forrest Gump”, “Avatar” o “Lincoln”), todo el mobiliario y vivienda de
los Swinton, el bosque, “la Feria De La Carne”, Rouge City, La Ciudad De Los
Leones Que Lloran, la Coney Island sumergida, o el turbador tramo final dan
ejemplo de la excelencia de este monumental trabajo, esto exaltado por la
fenomenal fotografía del polaco Janusz Kaminski (“La Lista De Schindler”, “Salvar
Al Soldado Ryan” o “Lincoln”), tomas cenitales jugando con los reflejos, os
claroscuros, la penumbra, las sombras, encuadres opresivos, distorsionados,
Colosal, y todo esto adornado por la deliciosa música del maestro John Williams
(“Star Wars”, “Superman” o la saga de Indiana Jones), acunando con sensibilidad
epicúrea el relato.
Spoiler:

Hay en el film un reguero de momentos
para el recuerdo, con profusión de imágenes metafóricas y de reflejos, como la
presentación de David, en una especie de nebulosa distorsionada, o cuando David
observa las fotos familiares reflejándose su rostro en ellas, o cuando Monica espía
a través de un cristal fragmentado como su marido pone el pijama a David, y
este le devuelve la mirada, o cuando almuerzan los tres y vemos a David a
través de una imagen cenital a través de una lámpara redonda, o cuando Monica
le pone el pijama en señal de aceptación, o la hermosa de cuando le activa
Monica a david para amar y este le dice mami, muy expresionista, en
semioscuridad y entrando un penetrante rayo de luz mortecina en la habitación, o
la bucólica secuencia en que Monica lee el cuento de “Pinocho” aDavid y Martin,
comienza en una barca en medio de un estanque, está filmada en tonos pastel que
se asemejan a un lienzo, y acaba en el dormitorio de Marti con este en la cama
con su madre, David está sentado en el suelo oyendo entusiasmado, se ha dado
cuenta que él nunca será igual que Martin, a menos que sea humano, o cuando
Martin durante la comida le reta comiendo, David desea tanto ser humano que
también come, o el tenebroso momento en que en la noche David va a cortar un
mechón de Monica mientras duerme, o la escalofriante secuencia de la caída de
Martin y David a la piscina, todo lo vemos desde el punto de vista de David,
los padres se tiran a sacar a Martin, vemos desde el agua los pies de Martin qu
se recuperan, mientras David está en el fondo del agua con los brazos
estirados, hay una elipsis, hayt una toma cenital desde el exterior, en el
fondo de la piscina está tumbado inerte David, nadie hay en el alrededor, solo
Teddy el osito observa, brillante alegoría, o la trémula visión de David
abandonado a través del espejo del auto de Monica, o cuando vemos por vez
primera Joe Gigolo seduciendo a una mujer, muy sugerente, o todo el tramo del
bosque, muy de cuento, con los mecas semiderruidos buscando en la basura
repuestos, o todo lo referente a “La Feria De La Carne”, desgarrador, muy de
circo romano, o la esplendorosa entrada en Rouge City, o la llegada
espectacular a La Ciudad De Los Leones Que Lloran, apabullante de imaginación, o
el iracundo encuentro de David con su clon, o el recorrido bajo el mar por
Coney Island hasta llegar frente a el hada Azul, o todo el enervador tramo
final, sublime.
Hay quien dice que el final con David
pidiendo al Hada Azul le de Alma Humana hasta el infinito habría sido un final
perfecto, “El Padrino”, sería grande sin “El Padrino II”?, si pero… El epilogo
es ideado por SK, no quiso que David fracasara en su búsqueda Divina, SS la
realiza con coraje maravilloso, de una beldad estética magna, trasladándonos un
aura onírica hipnótica, un toque mágico ambiguo en que no sabemos si lo que
vemos es real o sale de la Inteligencia Artificial de David, este se encuentra
que su Hada Azul son unos seres que no sabemos si son extraterrestres o mechas
megaavanzados, por lo que hablan es confuso, queda a la interpretación de cada
uno (Spielberg al parecer ha dicho que son mecas), estos entes
superdesarrollados envidian del Humano su capacidad de sentir, de Amar, y al
parecer el único ser que han encontrado con este Don no es Humano, pero sin
embargo puede sentir AMOR, es el receptáculo de una programación Humana, un ser
creado para suplir carencias de amor, se transforma en más humano que los humanos, y lo exhibe en el
Día que le regalan con su ser amado, Monica, su Madre, Sublime tramo en que la
piel se te pone de gallina, turbador. Spielberg ha sido criticado y no sin
razón por sus finales pasados de almibarados, incluso en sus obras más duras,
como “La Lista De Schindler” o “Salvar Al Soldado Ryan”, pues aquí su sentido
dulce queda Homérico, con un sentido dado poliédrico.
Uno de los mejores film de Steven Spielberg, de calado emocional y
reflexivo, sabiendo dejar traslucir el alma de Stanley Kubrick. Fuerza y honor
Muy buen comentario y crítica de esta maravillosa película, de lo mejor que he encontrado en la red. Muchas gracias.
ResponderEliminar