EL LOBO DE WALL
STREET.
De Mayor Quiero Ser Jordan Belfort.
15(27/01/14)
El gran cineasta cejudo, Martin Scorsese, a sus juveniles 71 años realiza su 23
realización, y lo hace en su film más demencial, apoteósico big bang de excesos
desproporcionados en tooodos los sentidos, el McGuffin es el mundo de la bolsa,
cuando en realidad pone un espejo en la Naturaleza Humana, vemos a este
protagonista, Jordan Belfort (el verdadero hace un cameo entre los brokers que
enardecidos en el último speech), ser depravado con todos los perores vicios
habidos y por haber, el peor de todos es seguir a su Dios a toda costa ‘EL
DINERO’, aunque tenga que pisotear a incautos, y nos dice <Veis lo
despreciable y decadente que es, pues en realidad tu querrías ser como él>,
y eso te hace sentir cuando menos incomodo. Y todo esto con un Coloso de
protagonista, Leonardo DiCaprio.
El escenario principal es Nueva York, el protagonista es Jordan Belfort (colosal Leonardo DiCaprio), en 1987 tiene 22 años, es un principiante corredor de bolsa en una firma de Wall Street, allí es aleccionado por su jefe, Mark Hanna (gran Matthew McConaughey) para que sea un depredador de clientes, y que esto lo combine con drogas y sexo para desengrasar. El Lunes Negro (19 de Octubre), el colapso de la bolsa lo dejó en la calle sin curro, su esposa Theresa (correcta Cristin Milioti), le aconseja se apunte en una oficina humilde de brokers en Long Island (un chiringuito financiero), allí su falta de escrúpulos y las altas comisiones de los penosos productos que vende le hacen ganar mucho dinero. Tras conocer a un vecino, Donnie Adoff (gran Jonah Hill), deciden montar una oficina propia, Stratton Oakmont, para la nueva empresa reclutan a varios colegas impetuosos, el éxito del proyecto es desmedido, haciendo que tenga que trasladarse a unas oficinas más grandes y teniendo que contratar a decenas de corredores más, un artículo en Forbes lo tildó como ‘El Lobo de Wall Street’, además dijo de él <Es una especie de Robin Hood que roba a los pobres para dárselo a sí mismo>. El dinero fluye como un tsunami, Jordan lo gasta en un estilo de vida hedonista, grandes fiestas, alcohol, drogas, sexo, una gran mansión, un gran yate, un helicóptero, un Ferrari blanco, tras su divorcio una esposa trofeo, Naomi (la bella Margott Robbie) y más y más.
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El verdadero Jordan Belfort. |
El neoyorkino Terence Winter
(‘Los Soprano’ o ‘Boardwalk Empire’, en esta con Scorsese también) adapta el
libro homónimo de Jordan Belfort basado en sus propias memorias, el guionista
le un tono de comedia negra alocada, cercana al estilo de ‘Godfellas’ y
‘Casino’, pero con mucho más humor, con un microcosmos poblado de personajes
machistas, misóginos, amorales, con una presentación de personaje en que rompe
la cuarta pared (habla al espectador), congelaciones de imágenes, sugerentes
travellings, rápidos movimientos de cámara, ralentizaciones para remarcar un
suceso, diferentes puntos de vista de un hecho, tomas amplias vibrantes
(ejemplos las fiestas), una potente galería de temas musicales, y un ritmo
narrativo vertiginoso que hace que sus 179 minutos(record de minutaje para el
director, supera en un minuto ‘Casino’), se te hagan escasos, quieres más. El
realizador italoamericano demuestra estar en plenitud de facultades, no le va amarrarse
a un género, tras la que fue su primera
cinta para todos los públicos en 20 años, ‘Hugo’, da un vuelco y nos
ofrece una bacanal romana que ha tenido que ser recortada en una hora para no
ser clasificada R (Menores de
17 años requiere de acompañamiento de padres o tutor adulto), surcado de
lenguaje soez, de hecho detenta el oficioso record de más utilización de la
palabra ‘fuck’, 569 veces, unas 3’18 por minuto, de discursos electrizantes, de
diálogos frescos, de situaciones de gran brillantez, un alarde de sueño febril,
una montaña rusa en la que te montas y no quieres bajarte.


La cinta te atrapa desde su impactante inicio, marcando a fuego el tono irreverente del relato, primero nos cuelan un glamuroso anuncio de Oakmont Stratton, para de seguido cambiar a una secuencia de la decadencia depravada humana, DiCaprio y Ethan Suplee (maravilloso Randy de la serie ‘Me llamo Earl’), lanzando un enano con casco a una diana, con un coro enfervorecido de decenas de personas vitoreándoles en la oficina, el fotograma se congela con el enano en medio vuelo, comienza la autopresentación en off del protagonista, <Minoimbre es Jordan Belfort. Soy un exmiembro de la clase media criado por dos contadores den un pequeño apartamente¡o en Bayside, Queens. Cuando cumplí 26 años ya era el jefe de mi propia firma de inversiones. Hice 49 millones de dólares. Lo cual me jodió bastante. Me quedé a tres de conseguir un millón por semana>, y pasa a describirnos su modus vivendi, lo vemos en un Ferrari Testarosa rojo, no, blanco como el de Don Johnson en ‘Miami Vice’, una rubia impresionante le una limpieza de sable mientras conduce, vemos en un espectacular travelling su gran mansión, vemos a la rubia despampanante en lencería sobre su cama, es su esposa trofeo, nos dice que es dueño, de 6 coches, de 3 caballos, dos casas de vacaciones, jets privados, un enorme yate que vemos, ah, y dos hijos perfectos. La siguiente imagen se convertirá en icono de la depravación, solo a la altura del hermano malo de Calígula, un primer plano de un culo de mujer en pompa, las dos nalgas formando un valle, y sobre él aparece el rostro desencajado de Jordan, con una pajita para chupar coca de este perverso valle, mientras chupa continua su autoretrato, nos dice que apuesta como un degenerado, bebe como un pez, tiene sexo con putas 5 o 6
veces por semana, 3 agencias federales tratan de detenerlo, y mientras sigue chupando dice algo obvio, le gustan las drogas, empezamos a escuchar ‘Dust My Broom’ de Elmore James, un helicóptero zigzaguea en la noche, en el aparato Jordan lo maneja medio traspuesto, el copilotoi asustado le intenta dirigir, Belfort aterriza de modo brusco. Saltamos al día, Jordan brilla como una estrella, bebe zumo mientras sale, camina por su casa hablando a cámara <Si, a diario consumo suficiente droga como para sedar Manhattan, Long Island y Queens por un mes. Tomo analgésicos de 10 a15 veces por día para mi dolor de espalda (entrecomillea). Adderal para mantenerme enfocado. Zanax para no ponerme nervioso y adormecerme un poco (tira el vaso al jardín). Cocaína para levantarme otra vez y morfina bueno porque es asombroso (y se sube a su limusina). (Entra en la oficina) Pero de todas las drogas que puso dios en esta Tierra hay una que es mi favorita. (Corta cocaína con una tarjeta en su despacho) Lo suficiente de esto te hará invencible. Capaz de conquistar el mundo y de destripar a tus enemigos (primer plano turbador de una esnifada), no hablo de esto (señalando la coca), deslía el billete de 100 $ con el que ha esnifado y lo enseña a cámara), si no de esto. El dinero no solo te compra una vida mejor. Mejor comida, mejores coches, mejores vaginas. (Sale a la oficina con los brazos abiertos ante los empleados) También te hace mejor persona. Puedes apoyar a la Iglesia o a un partido político.(sube a un estrado ante los aplausos de los brokers) Haces lo que te venga en gana con dinero. Siempre quise ser rico.> Y solo han pasado 5 minutos, La historia ya te ha cogido por los genitales y absorberá por completo tu atención, el Cine se inventó para desparrames como este.


Scorsese
(hace un cameo, la voz del primer cliente al que embauca Jordan) no pretende moralizar al espectador, ni
tan siquiera arremete contra el sistema, ni juzga comportamientos, ni condena
al protagonista, expone con la rotundidad de una bomba atómica que el
capitalismo es un Jungla donde el Gorila más poderoso, el que golpes más
fuertes se da en el pecho se lo lleva todo, no es un relato de redención, no
hay sentimientos de culpa por el latrocinio, Belfort no posee dimensión
trágica, este auge y caída podría ser un ‘Wall Street’ más, pero no, lo
convierte en una sátira rebosante de cinismo, radiografía lo que en realidad
nosotros querríamos ser, nos pueden asquear este manada regida por este macho
alfa, pero quien no daría a su madre por tener este tren de vida, que el telón
de fondo sea Wall Street es solo el McGuffin arriba referido, prueba de ello es
que no se nos cuenta cómo funciona este submundo, Belfort nos dice <Que
importa como lo ganábamos, lo que importaba es que éramos asquerosamente
ricos!>. Winter y Scorsese reflejan un mundo que como he leído entronca con
lo atávico, los instintos básicos, la ley del más fuerte, el más listo y
pícaro contra el más inocente, espiral donde el único fin de un día es
conseguir más clientes (embaucados), al son de <vender basura a los
basureros>, para obtener más plata,
la codicia, la ambición de poseer lo mejor, ello en pos del libertinaje más
desenfrenado, un akelarre donde las orgias, la cocaína y el lujo no pueden
faltar, unas Oficinas que son especie de Sodoma y Gomorra, tienen que poner un
cartel en el baño que en horario de trabajo no se puede tener sexo allí, en las
fiestas tiran enanos contra una diana, llegan pagar a una secretaria para que
se rape su larga melena para regocijo de los empleados. Scorsese nos hace
participes por tres horas de este amoral relato, y si escarbamos nos cuenta que
si ha habido un Lehman Brothers es que hubo gente que quiso tener más y más, la
ambición mueve montañas, y las echa abajo. Somos testigos de la decadencia
moral y Martin la hace empática, Joirdan Belfort es la cara de la otra moneda
de la anterior actuación de DiCaprio, ‘El Gran Gatsby’, carece de sentimientos
más allá del que le procesa al dólar.
El almuerzo
Jordan Belfort-Mark Hanna en un restaurante de lujo con espléndidas vistas de
Manhatan, se golpea el pecho rítmicamente con un sonido de danza india, esnifa
coca y ofrece a Jordan que la rechaza, Jordan le pregunta <Es capaz de
drogarse durante el día y aún puede hacer su trabajo?>, Mark <Cocaína y
prostitutas amigo mío>, Jordan <Debo decir que estoy emocionado de ser
parte de su firma. Los clientes que tienen son…> le corta Mark <Que se
pudran los clientes. (gesticulando) Tu única responsabilidad es poner carne
sobre la mesa. Tienes novia?>, Jordan <Si. Estoy casado?>, Mark
<Mover el dinero del bolsillo de tu cliente hacia el tuyo>, Jordan
<Pero si puedes hacerle ganar dinero al cliente al mismo tiempo es
beneficioso para todos>, Mark <Regla Nº 1 de Wall StreetNo me importa si
eres Jimmy Buffet. Nadie sabe si las acciones van a subir, bajar, poberse de
lado, en jodidos círculos. Menos nosotros los corredores. Es todo un fugazzi.
Fugazzi quiere decir falso. Polvo de hadas, no existe. No tiene importancia, no
tiene materia. No está en la tabla periódica. No es real. Nosotros no creamos
una mierda. Si tienes un cliente que compra a 8 $ y ahora valen 16 por lo cual
está jodidamente feliz. Quiere cobrar, llevarse el dinero y correr a casa (gesticulando
de forma fascinante). No lo dejas hacerlo. Porque eso lo haría real. Que es lo
que haces? Tienes otra idea brillante. Una idea especial. Para que vuelva a
invertir sus ganancias y algo más. Lo hará cada vez. Porque son adictos. Lo
haces una y otra vez. (Jordan lo observa asombrado y magnetizado) El piensa que
se está haciendo millonario, lo que es verdad, en teoría. Pero tú y yo, los
corredores. Nos llevamos dinero en efectivo. Por la comisión malnacido… Hay dos
claves para tener éxito en este negocio, debes mantenerte relajado. Te
masturbas?<, Jordan < Sí. 3 o 4 veces por semana>, Mark <Son
números de novato. Personalmente yo me masturbo al menos 2 veces al día. Una
vez en la mañana después del ejercicio. Luego otra vez después del almuerzo.
Quiero hacerlo, pero no lo hago por eso. Lo hago porque lo necesito. Imagina
que tratas con números todo el día. Puntos decimales. Frecuencias ajustadas.
Malditos dígitos. Toda esa mierda se te acumula encima de los hombros.
Descalabra a algunas personas. Debes ahorcar el pavo para que la sangre fluya.
Para que el ritmo continúe debajo del cinturón. Este no es un consejo, es una
receta. Créeme. Si no lo haces te vas a desequilibrar. Te dividirás en dos y te
caerás por un lado. Esto lo he visto suceder. Implosionaras… Corre al baño y
hazlo siempre que puedas. Cuando te vuelvas bueno haciéndolo, pensaras en
dinero mientras lo haces. Segunda clave para el éxito. En este envase tengo un
pequeño bebe llamado cocaína. Te mantendrá despierto entre los oídos. Ayudará a
tus dedos para que marquen más rápido. Adivina. Eso es bueno para mí.
Revoluciones. Mantén al cliente en la rueda. Nunca para el parque está abierto
las 24 horas, 365 días al año. Cada década, cada maldito siglo. Eso es todo. Es
el nombre del juego.>, y brindan, Mark vuelve a golpearse el pecho mientras
sonríe haciendo que Jordan le imite en su testosteronico gesto.
Leonardo DiCaprio demuestra lo gran actor que es, en tal vez su mejor interpretación hasta ahora, tanto se empeñó en llevar esta historia al cine que compró los derechos del libro y embarcando en el proyecto a su amigo Martin, esta fe en el film se plasma con una actuación antológica de este gurú mesiánico con un carisma tan grande que el Titanic no pudo soportarlo, enérgico, electrizante, desatado, feroz, desbocado, vibrante, vitalista, divertido, con un poder de oratoria infinito, capaz de venderle hielo a los esquimales, con un capacidad de sugestión motivacional fascinante, magno en la escena en que vende su ‘moto’ por teléfono mientras gesticula que lo está jodiendo, mientras sus legionarios disfrutan con la lección, verlo empuñar el micrófono y soltar sus discursos te apabulla, escucharlo por teléfono vender humo da miedo, Gordon Gekko a su lado es eunuco, verlo en sus momentos locos de sexo y drogas te arrolla, traspasa la pantalla, Descomunal.
A su lado está un estupendo Jonah Hill, con su pinta de pijo pero de mentalidad barriobajera, su dentadura fosforescente, sus grandes gafas, un maravilloso complemento para el fulgurante Jordan, un émulo del más descacharrante Joe Pesci, encarnación de un delirante yonki, embestido de una comicidad que le brota con naturalidad, con momentos sublimes, ejemplo es la escena en que hecha la bulla a un bróker que limpia una pecera, terminando por tragarse en un espectacular cenital plano un pez. Hay un actor con el que me quedo con ganas de más es un majestuoso Matthew McConaughey, un cicerón mefistofélico que con su dos escenas te subyuga, la del almuerzo en que hace de Jordan un Fausto al que con sus lecciones del mundo en que se mete consigue que venda su alma al Diablo/Dios del dinero, antológica conversación sobre el carroñero mundo darwinista de la bolsa, desternillante sus enseñanzas sobre la importancia de masturbarse y drogarse, hipnótico en su entonación india mientras se golpea el pecho con el puño, con una gesticulación embrujadora y transmitiendo un entusiasmo contagioso, soberbio, personaje que merece un spin-off.
La sensual y bellísima
Margot Robbie realiza una labor encomiable como un trofeo más de Jordan, sabe
dotar de alma y dimensión un rol que podría haber caído en la caricatura
estereotipada, con un genial momento en que pone calentón a Jordan < Ahora mami irá por casa con
las faldas muy cortas y sin nada debajo>. Kyle
Chandler como el integro agente del FBI (Patrick Denham) que persigue a Jordan
está sensacional en sus pocos minutos en pantalla, mantiene un electrizante
tour de forcé con Jordan en el yate, un moderno Elliott Ness al que se podría
haber explotado más, Martin le regala parte del epílogo. Hay más actores
fenomenales, Jean Dujardin como el cínico banquero suizo, Joanna Lumley como la
madurita tía sexy con una socarrona escena con Jordan, Jon Bernthal como el
traficante amigo de Jordan que le ayuda a llevar dinero a Suiza, socarrona la
escena de la discusión que tiene con Jonah en un parking, Kenneth Choi
divertidísimo, ejemplo la escena del robo a Jordan con su estallido de
violencia o el interrogatorio y su apetito por los pasteles, o un jocoso Rob
Reiner como el padre de Jordan, el sin acreditar Spike Jonze en un chistoso rol
de jefe del chiringuito en Long Island, o y más…
La puesta en escena es
Colosal, con un diseño de producción de Bob Shaw (‘Los Soprano’ o ‘Boardwalk
Empire’) sublime, con una fabulosa recreación de este microcosmos decadente,
las oficinas, la mansión, el yate, las fiestas, todo un alarde fotografiado por
el maestro mexicano Rodrigo Prieto (‘Amores Perros’, ‘La Última Noche’ o
‘Argo’), con una galería de recursos ya comentados que atomizan el ritmo, la
congelación, los ralentís, aceleraciones, sugerentes primeros planos,
travellings, ello con un patinado de colores fulgurantes, emitiendo vitalismo ,
esto editado por la extraordinaria montadora habitual de Scorsese, Thelma
Schoonmaker (‘El Cabo del Miedo’,
‘Godfelas’ o ‘Casino’), haciendo que las 3 horas se te pasen en un
suspiro, a esto se suma una de las marcas del director, la buena selección
musical, adecuando temas a cada momento, con temas cantados por Johnny Lee
Hooker, Billy Joel, Lemonheads, John
Barry o Umberto Tozzi y por supuesto el ‘Money Chant’ de Matthew McConaughey y
Robbie Robertson , además de la adecuada música de Howard Shore.
La cinta es un volcán
ininterrumpido de escenas gloriosas, muchas de ellas ya comentadas, otras: La surrealista
reunión para organizar el sarao de los enanos-dardos, la ‘Despedida de soltero’
en Las Vegas (escena muy recortada por la autocensura de los distribuidores.
Como sería?), con el avión desmadrado y el sibarita plano cenital-travelling de
Jordan desnudo recorriendo la habitación de hotel entre mujeres desnudas y
dormidas, acabando con él frente a la ventana con las hermosas vistas nocturnas
de los neones de Las vegas, o Jordan teniendo una escena sadomaso, el tremendo
vuelo a Suiza, la de la reunión de
Jordan y Donnie con el banquero suizo, o los enfervorecido discursos de Jordan
a sus discípulos, o la que pasará al Olimpo de los mejores gags de la Historia,
en la que Jordan y Donnie toman Quaaludes, con sus posteriores efectos
retardados de paralización muscular, unas llamadas de teléfono, el Ferrari, una
parodia de Popeye, y una segunda visión de lo ocurrido, 15 minutos de un
slapstick que entronca con el cartoon mas desternillante, el tramo del yate en
medio de la tormenta, hay más.
Se le puede buscar el pero
de la redundancia, de que es un protagonista montado en una rueda espídica
donde gana dinero, se droga, da discursos, está con putas, especie de
set-pieces, donde el protagonista no evoluciona, carece de profundidad, no hay
giros, no sorprende. Tampoco hubiera estado mal enseñar algún rostro de los
estafados, o de los amigos traicionados por Jordan. Asimismo te quedas con
ganas de más Mark Hanna, esto quizás pueda ser debido a que la MPAA (la
calificadora de edades recomendables para público en USA), nos hurtaron 1 hora
de film, Scorsese montó la cinta con 4 horas, pero esta hedionda organización
nos ha privado de la visión genuina del director, espero saque un Director’s
Cut (Montaje del director) y podamos disfrutar aún más.
Por debajo de la historia
subyace una deprimente fotografía de la Condición Humana, un Mundo donde todos
aspiramos al Sueño Americano, obtener mucho con poco, Universo de codiciosos
patológicos, donde los estafados solo aspiran a llegar a esa élite donde vive
‘El Lobo De Wall Street’. Prueba de ello es su brillante final-epílogo
(spoiler). El Cine se hizo para Cine como este. Solo me queda pedir recuperar
la hora recortada. Fuerza y honor!!!
P.D. Jordan Belfort <No
hay nobleza en la pobreza. He sido un hombre pobre, y he sido un hombre rico. Y
elijo rico cada jodida vez./ Jordan Belfort < No voy a morir sobrio>
Spoiler:
Jordan en 1998 ‘solo’ es
condenado a 36 meses por fraude de valores y lavado de dinero, pasándolos en
una prisión de mínima seguridad, ello gracias a haber traicionado/delatado a
sus ‘amigos’, cuando sale sigue haciendo lo que más le gusta, vender humo, en
este caso un boli, es vitoreado por su auditorio Mesiánica, mientras vemos en montaje paralelo
al incorruptible agente del FBI Patrick Denham viajar tristemente en metro,
brutal.
magnifica reseña
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